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sábado, 17 de enero de 2015

Interpol no cree en Nisman... De Alguna Manera...

“La posición fue consistente y firme”...


Ronald Noble, secretario general de Interpol cuando se tramitaron los alertas rojos para la captura de los acusados iraníes por el atentado a la AMIA, desmintió el eje central de la denuncia del fiscal Nisman. Confirmó que el gobierno argentino nunca pidió ni buscó ni insinuó que esos alertas se bajaran.

La denuncia del fiscal Alberto Nisman asegura que el objetivo del supuesto plan de impunidad era que se levantaran las notificaciones rojas. Interpol aseguró que el gobierno argentino “se mantenía ciento por ciento comprometido a que permanezcan en efecto”.

El canciller Héctor Timerman leyó ayer una carta firmada por el ex secretario general de Interpol, el norteamericano Ronald Noble, en la que el funcionario de la policía internacional desmiente las afirmaciones del fiscal Alberto Nisman. “En cada ocasión que usted y yo hablamos o nos vimos, usted indicó que Interpol debía mantener las notificaciones rojas en vigor. Su posición y la del gobierno argentino fueron consistentes y firmes.” Las notificaciones o alertas rojos son un refuerzo o un status superior de las órdenes de captura internacionales, una especie de prioridad en esas capturas.

En el caso AMIA, los alertas rojos fueron emitidos contra cinco funcionarios o ex funcionarios de Irán. Noble, que estuvo a la cabeza de Interpol desde 2000 hasta noviembre de 2014, enumeró una serie de encuentros, llamadas telefónicas y reuniones en los que Timerman sacó el tema de las notificaciones o alertas rojos y le insistió a Interpol en que no debía haber ningún cambio en el status de los requerimientos. En su denuncia, Nisman afirma que “el plan criminal” consistió en firmar el Memorándum de Entendimiento y a cambio de ello se prometió a Irán el levantamiento de los alertas rojos. Noble sostuvo ayer todo lo contrario.

La denuncia de Nisman ya había sido desmentida con una prueba incontrastable: la carta que Timerman le dirigió a Interpol para informarle que se había firmado el Memorándum con Irán. El facsímil fue adelantado en forma exclusiva por Página/12 el jueves. Esa carta tiene fecha del 15 de febrero de 2013, dos semanas después de la firma del Memorándum, cuyo contenido se le adjuntaba a la organización internacional de policía. En las 20 líneas de la carta de Timerman a Interpol, el canciller menciona que cualquier cambio en las capturas internacionales solo podía ser decidido por el juez de la causa, Rodolfo Canicoba Corral, y que la forma del memorándum no producía cambios en el “status de los requerimientos”.

Nisman buscó ayer confirmar su posición diciendo que no es lo mismo órdenes de captura que alertas rojos, pero Timerman no sólo habló de órdenes de captura, sino específicamente del “status” de esas órdenes de captura. La carta dice, en forma textual: “La firma del Memorándum no produce cambio alguno en el status de requerimiento de captura internacional arriba mencionado”. El status, como es obvio, es el que regía hasta ese momento y sigue rigiendo: captura con notificación o alerta rojo.

Que ayer Noble haya salido a avalar lo dicho por Timerman y a dejar en claro la postura del gobierno argentino es un golpe fuerte para el propio Nisman. Durante los años que lleva el fiscal al frente de la causa AMIA no se cansó de elogiar a Interpol y a su cabeza norteamericana. Antes de ser el secretario general de la organización internacional de policía, Noble fue uno de los máximos jefes de los servicios secretos de Estados Unidos, de la agencia antidrogas y titular de investigaciones de lavado de dinero. Es decir que no puede ser sospechoso de favorecer a Irán. Que Noble diga que la posición de Timerman y el gobierno argentino “fue consistente y firme” en relación con los alertas rojos, es una derrota para la denuncia del fiscal.

Desde el inicio, el departamento legal de Interpol vio con buenos ojos el Memorándum. Lo expresó en marzo de 2013, poco después de la firma del acuerdo. “El referido acuerdo es un desarrollo positivo en el esclarecimiento de la causa.” El texto llevó la firma del juez francés Joel Stollier, Consejero General de Interpol y número uno del departamento legal. Como es obvio, la carta tenía el visto bueno de Noble. En ese mismo mensaje, la Oficina de Asuntos Jurídicos de Interpol ratifica que “dicho acuerdo no implica ningún cambio en el status de las notificaciones rojas”.

Interpol trata de que sus miembros busquen soluciones a conflictos por capturas y en ese marco sostuvo, por escrito, que el Memorándum constituía un desarrollo positivo. Nisman, en cambio, operó bajo cuerda contra el acuerdo, como lo señaló en este diario en forma reiterada el periodista Horacio Verbitsky.

La concreción de una indagatoria a los acusados llevaba a poner sobre la mesa las pruebas acumuladas por el fiscal que tenían un marcado acento de informes de Servicios de Inteligencia –volcados en especial por su mentor en la Secretaría de Inteligencia, Jaime Stiuso– y que tenían dificultades para ser probados judicialmente. Lo reiteró en estos días el juez Canicoba Corral: “Cuando firmé las órdenes de captura contra los iraníes, dejé por escrito que el fiscal debía profundizar la investigación de la misma pista porque sus evidencias estaban demasiado basadas en informes de Inteligencia. Y además, le puse por escrito que debía investigar la pista siria y la conexión local. Nada de eso hizo”.

“Recuerdo específicamente –dijo ayer Noble en su mail– cuando hablamos por teléfono (con Timerman) después de los informes de los medios de comunicación en Argentina e Irán que falsamente indicaban que el Memorando de Entendimiento afectaba la validez de las notificaciones rojas de Interpol. He dejado claro a usted oralmente y posteriormente por escrito que Interpol dio la bienvenida a todos los esfuerzos de Argentina e Irán para cooperar en el caso AMIA. Usted pidió que Interpol exprese por escrito si las notificaciones rojas se mantenían sin cambios, válidas y vigentes. El 13 de marzo de 2013, el Consejero General de Interpol declaró inequívocamente por escrito que la validez y la situación de las notificaciones rojas no se vieron afectados.”

“En mayo de 2013 –continúa el relato del ex secretario general de la organización de policías–, usted visitó la sede de Interpol. Usted declaró en esa ocasión, expresamente, que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, usted como ministro de Relaciones Exteriores y todo el gobierno argentino se mantenían ciento por ciento comprometidos a que las notificaciones rojas de Interpol permanezcan en efecto.”

En el mismo mail, Noble relata otras dos veces en que personalmente Timerman se interesó en que de ninguna manera se modificaran los alertas rojos: fue en noviembre de 2013 y noviembre de 2014, en la propia Asamblea General de Interpol, en Mónaco. “Recuerdo la pasión con la que usted habló”, señaló Noble.

Nisman dice en su denuncia que “el objetivo de todo el plan criminal de la Presidenta fue bajar los alertas rojos” para que se pusiera en marcha un intercambio de petróleo iraní por granos argentinos. Ese intercambio comercial no existió nunca. Y el principal testigo, el hombre fuerte de Interpol, el funcionario de origen norteamericano cabeza de la organización a la que Nisman rindió pleitesía en forma permanente, lo desmintió. En cambio, enumeró todas las veces en que el Gobierno insistió en que no podían ni debían tocarse las notificaciones rojas.

Basta ver lo que ocurrió: los alertas rojos siguen vigentes. Interpol ayer, a través de su referente máximo, dijo que fue clave la firmeza de la postura argentina.

© Escrito por Raúl Kollmann el sábado 17/01/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.




domingo, 17 de febrero de 2013

Comisión de la Verdad... De Alguna Manera...


“Una Comisión seria puede impulsar la investigación”...

Luis Moreno Ocampo.

Ex fiscal del tribunal de La Haya explica que todo depende de quién viaje a Teherán junto al juez y el fiscal. La desconfianza hacia Irán, la solución “a la Khadafi”.

El ex fiscal de la Corte Penal Internacional es ahora asesor legal de la DAIA y la AMIA en su cuestionamiento al Memorando de Entendimiento con Irán. Luis Moreno Ocampo no hizo una crítica irreductible del convenio con Irán que se está debatiendo en el Congreso, pero marcó que “la clave” es quiénes serán los miembros de la Comisión de la Verdad, los cinco juristas que junto al fiscal y el juez argentinos harán el viaje a Teherán.

–¿Qué postura tiene usted ante el Memorando?

–La DAIA me llamó para ayudarlos y les propuse tratar de encontrar una posición común con la AMIA. Por mi rol, yo nunca dije si había que tomar o rechazar el acuerdo, dije que había que analizar los riesgos y ver si se podían minimizar. Antes de que yo llegara a Buenos Aires, la DAIA y la AMIA consideraron que había que rechazar el acuerdo. Algunos piensan que no hay ninguna oportunidad, otros creen que el riesgo es muy grande, que no se puede confiar en Irán. Durante el debate, el canciller reconoció que él no confía en Irán, pero que no hay otra alternativa para impulsar la investigación.

–¿Hay antecedentes de una resolución como ésta?

–La AMIA y el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York muestran las nuevas formas del terrorismo internacional. Para investigar y castigar a los culpables no había más alternativa que ir a una guerra, como hizo Estados Unidos en Afganistán, o negociar con el Estado para el que trabajan los sospechosos, como plantea el Memorándum. Eso hicieron con Khadafi. Su caso muestra las posibilidades: él aceptó que su jefe de Inteligencia fuera juzgado en Holanda e indemnizó a las víctimas. Su caso también muestra los riesgos de negociar con líderes que usan el crimen para mantenerse en el poder. Khadafi continuó cometiendo crímenes en ciertas partes del mundo y consolidó su poder. En 2009 fue presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, miembro del Consejo de Seguridad y presidente de la Unión Africana. En 2011, cuando ordenó a sus soldados disparar contra los manifestantes desarmados y amenazaba con exterminarlos, el Consejo de Seguridad envió su caso a la Corte Penal Internacional que luego de investigar los hechos libró mandatos de arresto contra él, su hijo y su jefe de inteligencia. La Corte Penal Internacional es una nueva forma de enfrentar estos crímenes en la medida en que el ataque constituya un crimen de lesa humanidad, pero no tiene jurisdicción para delitos cometidos con anterioridad al 1º de julio del 2002.

–¿Cuáles son los riesgos?

–Que se use la Comisión para encubrir a los culpables y para cuestionar en Interpol la emisión de alertas rojas. Las órdenes del juez argentino seguirían vigentes, pero su legitimidad internacional cuestionada.

–¿Cuál es la oportunidad?

–Que una Comisión seria impulse la investigación y muestre que los intentos de encubrimiento confirman la culpabilidad de los sospechosos y la complicidad de miembros de su gobierno.

–Pero usted ¿tiene objeciones legales?

–Se podría haber diferenciado más el rol de la Comisión y el de los jueces para evitar confusión, pero pareciera que uno de los objetivos del gobierno argentino fue facilitar la toma de declaraciones indagatorias. La doctora Diana Malamud, que expresa a uno de los grupos más escépticos, sin embargo dio la bienvenida a esa posibilidad durante el debate en el Congreso. La DAIA, por el contrario, piensa que la actuación judicial en cooperación con la Comisión puede llevar a anular toda la causa. El Senado debatió el tema y va a resolver. Si se aprueba la creación de la Comisión, la selección de sus integrantes será el tema clave. De ellos y de la claridad del juez y del fiscal va a depender el futuro de la investigación sobre el atentado a la AMIA.

© Escrito por Raúl Kollmann el domingo 17/02/2013 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 11 de noviembre de 2012

El 8N y las Consultoras... De Alguna Manera...


De clase, organizada, sin impacto electoral…


Los principales consultores de todas las tendencias analizan el 8N. Todos coinciden en que fue importante, que tuvo identidad de clase media o alta, que pasó de cacerolazo espontáneo. Pero las diferencias aparecen al hablar de su legado, que va de poco a una mayor distancia con el Gobierno que no se traduce en votos.

Los principales consultores políticos de todas las tendencias coinciden en algunos diagnósticos –tal vez los más sustanciales– respecto del 8N, aunque mantiene miradas discrepantes en relación con sus efectos sobre el futuro político nacional. La mayoría afirma que la movilización fue esencialmente de clase media, que fue bastante organizada –dejó de ser un cacerolazo, si se toma el término como sinónimo de espontaneidad–, que no tiene una representación política clara y que por esa razón no muestra por ahora un impacto electoral decisivo. En el marco de las discrepancias, algunos consultores destacan que la marcha exhibe un retroceso del oficialismo, mientras otros sostienen que simplemente se muestra en la calle lo que ya existía como antikirchnerismo, lo que, también por ahora, no significaría cambios importantes en la relación de fuerzas electorales. En ese terreno vuelven las coincidencias: casi todos piensan que el oficialismo podría ganar las elecciones de 2013, aunque discrepan sobre los porcentajes que alcanzaría.

Clase media

Manuel Mora y Araujo, uno de los consultores más tradicionales, hoy titular de la Universidad Di Tella, evalúa que el jueves “la clase media, escasamente articulada a través de organizaciones como los partidos, los sindicatos o grupos militantes, ratificó su capacidad de llenar la calle. La práctica de la protesta, definitivamente, no es patrimonio de ningún sector de la sociedad”. Analía Del Franco, de Analogías, considera que “la gran mayoría de los participantes son del mismo espectro social que los del 13 de septiembre. Si bien esta fue una movilización más numerosa, se puede asegurar que no atrajo a otros sectores sociales más que los niveles medios medios y altos. Para sintetizar, se puede decir que su tendencia ideológica es de centroderecha. Eso no implica que el Gobierno no reciba críticas por izquierda, pero no percibo que se hayan sumado al 8N. Tampoco, votantes de CFK 2011 y hoy críticos o defraudados. Nuestros estudios cualitativos muestran que la critica de éstos no los impulsa (aún) a salir a marchar contra el Gobierno”.

La ¿originalidad?

Enrique Zuleta Puceiro, titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), mide la convocatoria no sólo en términos de los que fueron, sino también en términos mediáticos. “La movilización del 8N no tiene precedentes en la historia de las multitudes en la calle y la razón es simple: se desarrolló en todas las ciudades medias y grandes todo el país y ocupó todos los segundos de todo el encendido radial y televisivo en el prime time entre 19.30 y 22 en todas las señales públicas y privadas”.

Artemio López, de Equis, no le ve tanta originalidad histórica. “Los 200.000 opositores de clase media alta y alta, que ya adversaron al gobierno nacional en octubre de 2011, se movilizaron el 13 de setiembre y el 8 de noviembre pasado, rechazando explícitamente toda representación partidaria y señalando claramente la fragilidad de la oposición política realmente existente.”

“Más allá de las discusiones acerca de magnitud –razona Eduardo Fidanza, de Poliarquía– de las polémicas sobre la composición, procedencia y eficacia política que provoca el 8N, lo que creo más significativo es que refleja la desaprobación mayoritaria a la gestión presidencial. En sí misma la concentración no es capaz de cambiar el curso de los acontecimientos, pero es un indicio del momento político y de las perspectivas que podrían estar abriéndose. Hace un año, en el cenit de la popularidad y el poder electoral del kirchnerismo, era impensable semejante movilización de masas.”

En la mirada de Ignacio Ramírez, de Ibarómetro, “las protestas o acciones colectivas pueden ser analizadas considerando su magnitud, sus consignas, sus métodos de organización y de protesta. La modalidad elegida es elocuente respecto de algunas continuidades actitudinales con el 2001. En este sentido, el cacerolazo evoca inmediatamente imágenes del 2001, cuando se combinó una profunda crisis social y económica con un estallido de nihilismo y descreimiento. La consigna académica más leída y escuchada por entonces era ‘crisis de representación’. Once años después algunos sectores de la sociedad, enérgicamente opositores al kirchnerismo, exhiben una crisis de representación al cuadrado, puesto que se da en el marco de condiciones sociales y económicas completamente distintas, con una sociedad crecientemente politizada y un amplio sector social que acompaña a un proyecto político”.

¿Espontánea u organizada?

Prácticamente todos los consultores evalúan que el 8N tuvo un fuerte nivel de organización. Del Franco lo sintetiza así: “En primera instancia creo que ya no cabe llamarlo cacerolazo, denominación que creo aplicable a manifestaciones con alto nivel de improvisación y espontaneidad. Es sólo una cuestión de denominación y no de evaluación y menos en sentido negativo. Que sea menos espontánea no significa que sea menos legítima”.

Con ella coincide Zuleta: “De espontáneo, estas movilizaciones tienen poco, pero eso no la minimiza ni disminuye en significación y efectos sociales y políticos. Hay que tomar nota: este tipo de movilizaciones rompe con la lógica del balcón, del líder que sale al balcón”.

¿Quién los representa?

Buena parte de los consultores creen que nadie, aunque hay algunas discrepancias. Roberto Bacman es el titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP). “Todo parece indicar que no dejó nada nuevo el 8N. En realidad, y en lo que hace al meollo de la protesta es más de lo mismo: críticas al Gobierno, a su accionar, a su orientación y al estilo presidencial. Sin embargo, y al igual que dos meses atrás, se enfrenta a un callejón sin salida: no aporta nada en concreto, se aúna sólo en la crítica, no propone y, para colmo de males, no existe por estos tiempos en la Argentina ninguna fuerza ni dirigente político que pueda capitalizarla. Por el contrario, también se pudieron escuchar críticas a algunos dirigentes que de alguna u otra manera la impulsaron desde las sombras. Hacia el interior de la protesta subyace un arco demasiado heterogéneo, que incluye un variopinto conjunto de segmentos de la sociedad que impulsan reivindicaciones de distinto tipo y tenor.”

Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados, percibe lo mismo, pero opina que debe mirarse un poco más que la representación política: “Es indudable que así como se expresa la protesta ante un oficialismo fuerte, de voz alzada, definido, decisionista, también deja al desnudo la falencia de una oposición que no da señales de vida. Es posible que este acontecimiento otorgue energía a los adversarios del Gobierno; pero eso se verá en el futuro. Con la marcha, la oposición política mejoró sus ilusiones para el 2013, a pesar de que no pueda convertir en fortaleza inmediata la manifestación callejera. No tiene cómo transferirla a sus consensos”.

En una línea que pone el acento en las debilidades de la oposición, Ignacio Ramírez, de Ibarómetro, sostiene: “Mi hipótesis es simple: el 8N no expresa la debilidad del kirchnerismo sino la debilidad de la oposición. Un sector de la sociedad no encuentra liderazgos capaces de interpretar y representar sus aspiraciones, deseos y valores, y asimismo no percibe alternativas políticas sólidas y competitivas que puedan desafiar seriamente al kirchnerismo. Cuando algunos dirigentes opositores sostienen que la presencia de políticos enturbiaría la protesta, hacen dos cosas: revelan su propia debilidad y fortalecen las mismas matrices que dificultan el fortalecimiento de liderazgos políticos opositores. Para que el 8N produzca un impacto político deberá articularse políticamente, tarea que les corresponde asumir a los partidos y/o dirigentes de la oposición”.

Distinta es la mirada de Del Franco para quien “un referente concordante para estos grupos, es alguien con postura de centroderecha. Macri es quien viene a la mente en forma inmediata. No considero oportunista que trate de capitalizarlo. Por el contrario, si de la Ciudad de Buenos Aires se trata, los presentes el jueves fueron sus votantes en las elecciones a jefe de Gobierno. Ahora tiene el problema de que no representa a quienes marcharon en otros lados”.

En ese terreno, Mora y Araujo apunta que “las clases bajas, los sectores de la Argentina de la pobreza –que obviamente no engrosaron las multitudes del 8 de noviembre– encuentran algunos canales de representación, ejercida principalmente por los dirigentes políticos locales y a través de ellos por los gobiernos locales, provinciales y nacional. Las clases medias, y de ahí para arriba, no tienen más representación: o se sale a la calle o no se tiene voz. Ese es el fracaso de la política argentina, o sea de los políticos argentinos y sus organizaciones”.

Las consignas

“En la última encuesta llevada a cabo por CEOP –relata Bacman– se pueden observar las cinco motivaciones de los manifestantes del 8N: inseguridad, falta de diálogo, corrupción, posible reforma constitucional que habilite la reelección y los controles sobre el dólar. Pero en el mismo trabajo de campo la imagen positiva de CFK se ubica en el eje del 52 por ciento y la aprobación de su gestión alrededor del 50. Entre ellos sobresalen los más jóvenes (18 a 34 años), los de clase baja y los residentes en el Gran Buenos Aires profundo y el interior del país. Y ellos fueron los que no salieron a protestar.”

Rouvier agrega que “la protesta se fundamentó en algunas cuestiones de gestión que pueden ser discutidas y revisadas, sobre todo las que hacen a la inflación y a la inseguridad, pero hay otras de claro perfil conservador; inclusive en sectores medios bajos que se enojan ante la Asignación Universal por Hijo que cobra un vecino. La disponibilidad mayor o menor de acceso a la divisa supone una adaptación ciudadana que todavía no se ha transitado; pero es indudable que los sectores medios sienten que el Gobierno los amenaza, y pone en peligro sus libertades individuales tal cual las proclamó el liberalismo. El valor de lo colectivo, lo comunitario, es el valor por conquistar del kirchnerismo, ante la hegemonía del individualismo, el éxito personal y la competencia salvaje”.

El efecto electoral

Un dato llamativo es que casi todos los consultores, incluso los más alejados del oficialismo, piensan que el Frente para la Victoria tiene todas las chances de ganar las elecciones del año próximo, porque más allá del 8N conserva el caudal electoral necesario para obtener más votos que las demás fuerzas. Lo que sucede es que esos mismos consultores –los más alejados del Gobierno– ponen listones altos: que el FpV no va a hacer una elección parecida a la de 2011 o que no va a tener los legisladores propios suficientes para votar una reforma constitucional. Ambas alternativas son virtualmente imposibles: como resaltó la propia CFK cuando se refirió al tema en Harvard, difícilmente pueda haber reforma si no hay acuerdo con otra fuerza política de envergadura; y la comparación entre los votos en una elección presidencial y una legislativa tiende a ser poco realista. También en esto caen algunos de los encuestadores más cercanos al oficialismo.

En ese marco, no deja de haber polémicas. Para Mora y Araujo “la clase media desafía al gobierno nacional en la calle, y eso significa que el Gobierno pierde sus votos. Los de abajo no están muy motivados para salir a manifestarse, pero posiblemente siguen leales electoralmente. La aritmética más simple preanuncia entonces un serio problema electoral. Ni siquiera conservando el 100 por ciento de los votos de todas las personas que están por debajo de una línea de pobreza, el Gobierno podría repetir los resultados del 2011. En términos del mercado político, el problema parece claro: hoy no hay mucha oferta opositora, pero la demanda la pide a gritos. Y, por lo que se ve, el gobierno nacional conserva a su electorado de abajo pero no quiere ofrecerle nada –o no encuentra qué ofrecerle– a esa clase media que lo ayudó a constituirse y que se declara insatisfecha”.

Fidanza anuncia un declive más pronunciado: “El escenario que veo es el de una lenta declinación del Gobierno que desemboca en el síndrome del pato rengo para la Presidenta. Esto ocurriría aunque el Gobierno ganara las elecciones de 2013. Podría alcanzar una primera minoría en caso de que la oposición permanezca fragmentada. La razón es que no se prevé una recuperación significativa de la economía, como en el período 2010-11. En cuanto a la reforma constitucional con cláusula de re-reelección, parece improbable debido al amplio rechazo popular que suscita”.

López, en cambio, cree que “en perspectiva, el caceroleo opositor nada cambia en el sistema de preferencias electorales manifiesto en octubre de 2011, donde el oficialismo, merced a su gestión y en especial al sostenimiento de los atributos de empleo y consumo obtuviera el 54,11 por ciento de los votos. Se plantea sí una situación crítica para la oposición política hoy incapaz de representar estas demandas ciudadanas y que para colmo, con cada nuevo liderazgo emergente, sigue fraccionándose. Tal el caso de Macri y De la Sota, las dos nuevas figuras visibles del elenco de la opo que cazan votos en el mismo zoológico anti K que ya lo hicieron Binner, Alfonsín, Duhalde, Carrió el 30 de octubre de 2011”.

“Para quienes ven la realidad de la política desde el ojo de cerradura de la competencia electoral –analiza Zuleta– es posible que los cambios sean mínimos. Las multitudes del 8N no expresan tendencias demasiado diferentes de las que en los últimos meses vienen revelando las encuestas nacionales: un empeoramiento gradual de casi todos los indicadores de apoyo y evaluación de desempeño del Gobierno, pero en el plano del voto, el oficialismo conserva lo sustancial de su caudal electoral, ante la ausencia de propuestas y liderazgos alternativos.”

© Escrito por Raúl Kollmann y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 11 e Noviembre de 2012.





sábado, 10 de marzo de 2012

Los números acompañan a la Presidenta... De Alguna Manera...

Los números acompañan a la Presidenta...

La gestión del Gobierno es positiva para un 58,6 por ciento, según Equis.

Una encuesta de Equis da a Cristina Kirchner con el 58,2% de intención de voto. A tres meses del nuevo mandato de CFK, un trabajo de Artemio López señala que la Presidenta tiene un 65,3 por ciento de imagen positiva y 58,2 de intención de voto. Macri tiene 37,8 y 13,6.

“A diferencia de algún otro colega, yo digo que la imagen positiva de Cristina Kirchner no sólo se mantiene, sino que la intención de voto crece un poquito por la forma en la que se sigue cayendo y desperdigando la oposición. CFK está en el 58 por ciento de los votos, que de todas maneras es su techo.” Artemio López presentó en esos términos su encuesta periódica, que se realiza a un día de que la Presidenta cumpla tres meses de su nuevo mandato. El titular de Equis hizo el sondeo en el área metropolitana y afirma que la estructura de voto y las motivaciones de voto no cambiaron para nada: alto consumo, baja en el desempleo, fuerte impacto de los planes sociales, actualización de jubilaciones, planes sociales y sueldos por encima de la inflación. “Esa es la base de la imagen y el voto de la Presidenta. Y eso no se movió.”

Las conclusiones surgen de la encuesta realizada por Equis en Capital Federal y Gran Buenos Aires. En total fueron consultadas, mediante entrevistas telefónicas, 800 personas, respetándose las proporciones en cuatro segmentos socioeconómicos: pobre por ingresos, nivel medio en riesgo, nivel medio no vulnerable, nivel medio-alto y alto.

–Da la impresión de que hay una caída de la imagen del Gobierno y de los votos del oficialismo a partir del accidente de Once, ¿es así? –le preguntó Página/12 a Artemio López
–Los mecanismos que llevaron al 54 por ciento obtenido por Cristina no han cambiado. Más allá de los climas que se crean a través de esos hechos, más en los medios que en la gente, las jubilaciones subieron más de un 35 por ciento, la Asignación Universal por Hijo, 22,7, y los primeros convenios están en un porcentaje parecido a este último. Yo no convalido los datos de inflación del Indec y tampoco los que da la oposición, que es del 22 por ciento. Y fíjese que esos aumentos a jubilaciones, asignación y salarios están incluso por encima de lo que dice la oposición. A esto agregue que por ahora sigue manteniéndose el consumo y que baja la desocupación. Para el ciudadano de a pie eso es lo que vale.

–¿Pero no impacta en imagen y voto la tragedia de Once?
–Nosotros preguntamos todo el tiempo sobre el servicio de ferrocarriles. Las opiniones son muy negativas. Lo eran antes de las elecciones de octubre y también ahora. Es como con los temas de inseguridad: siempre la gente es crítica. Pero eso no cambia ni la imagen del Gobierno ni el voto. Además, le aclaro algo fundamental: nadie rentabiliza políticamente una tragedia. Y el ciudadano común cree que no hay una figura de la oposición que pueda manejar mejor ni el subte ni el tren ni nada.

–Pero parece poco creíble que se mantenga la intención de voto de la Presidenta, incluso por arriba del 54 por ciento que consiguió en octubre.
–Hay un reacomodamiento de votantes, aparece Mauricio Macri en la escena nacional, toma votos de Hermes Binner, se desdibujó el Peronismo Federal, se desdibujó el radicalismo. De manera que no aparece nadie en la oposición en forma destacada. Le insisto en que nadie cree que lo que no puede resolver el gobierno nacional lo pueda resolver otro.

–¿No impacta la polémica sobre los subtes?
–No. Hay varios temas aquí. Primero, que buena parte de la composición de la muestra son ciudadanos del Gran Buenos Aires. Son pocos los que viajan en el subte. Segundo, incluso los de GBA que viajan en subte no son muy críticos. Son menos críticos que con el ferrocarril. Estoy convencido de que los temas centrales de las razones de voto no cambiaron y mientras no cambien, no creo que haya variaciones en la delantera que lleva Cristina. Pienso que la Presidenta está en su techo, no va a llegar al 60 por ciento de la intención de voto. Pero tampoco va a bajar significativamente, a menos que cambie la situación de fondo en los hogares.

© Escrito por Raúl Kollmann y publicado por el diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 10 de Marzo de 2012.








domingo, 15 de enero de 2012

Argentina 2002... SIDE... Prostitución... De Alguna Manera...

Argentina 2002...

 El juez Oyarbide y el ex agente Martins (de camisa azul) en una fiesta. Foto: Cronista Comercial

La historia de Carla, que como otras 40 chicas argentinas terminó en el prostíbulo The One, en México, es la historia de la Argentina 2002.

Por entonces, no aparecía ni un solo aviso de trabajo en los diarios. O, mejor dicho, los únicos que aparecían eran los que pedían “recepcionistas”, “mozas”, “modelos” o “chicas de buena presencia”.

En su diálogo con Página/12, publicado el miércoles pasado, Carla (no es su verdadero nombre), contó que es de una localidad del oeste del Gran Buenos Aires. Digamos Gregorio de Laferrere. En verdad, es una localidad muy parecida a Laferrere.

Cuando salió a buscar trabajo estaba cerca de cumplir los 18 años. Aunque no lo contó, su vida no era nada sencilla: en aquel momento ya tenía un bebé. Y apenas estaba saliendo de la adolescencia.

¿Qué salida le daba la Argentina de 2002 a una chica linda y desesperada por tener unos pesos para alimentar un bebé en Laferrere? Sólo podía ser moza, recepcionista, modelo o chica de buena presencia; todas alternativas de contacto probable con el mundo de la noche.

Carla reveló en este diario que como moza le pagaban 25 pesos por día. La inexistente oferta de trabajos llevaba a que se aceptara cualquier cifra para tener algo para llevar a casa. Pero, arriba del escenario, las que hacían el baile del caño se llevaban los 25 pesos y ¡las propinas! Eso hacía una enorme diferencia.

“El problema –contó– es que había que ser voluptuosa y yo no tenía lolas suficientes. Me empezaron a hacer la cabeza. ‘Hacete las lolas, nosotros te damos la plata’, me insinuaban.”

El testimonio de Lorena Martins, la hija de Raúl Martins, permite conocer por primera vez la trama interna de la organización. “Tienen todo estudiado. Seleccionan pibas a las que piensan que van a quebrar. Tienen que ser lindas, pero apuntan a las que vienen con una situación familiar complicada. Saben que tarde o temprano las quiebran y se enorgullecen de quebrarlas”, reveló Lorena.

A Carla le prestaron el equivalente a 3000 dólares, una fortuna en la Argentina 2002. Y empezó a ganar propinas, pero nunca las suficientes para pagar aquel crédito de las lolas y al mismo tiempo mantenerse ella y el bebé. Luego empezó a aceptar bailes privados y algún sexo oral y finalmente a algún cliente. Aunque no eran muchos, a esa altura ya habían logrado quebrarla en forma casi total.

En forma estudiada, las cosas se llevan en ese punto a cierta familiaridad. Martins las invita a sus fiestas, las hace participar de su cumpleaños o el de sus socios, como llenando el vacío que tienen en sus propias casas. Hay un video de un cumpleaños de Raúl Martins. El ex SIDE, dueño de los prostíbulos, toma el micrófono y dice: “Esta casa (por el prostíbulo) ha sido para muchas chicas la primera casa”. Y era así: la casa de la Argentina 2002 para buena parte de esas adolescentes era el prostíbulo.

La familiaridad deriva en “la invitación” a Cancún. Es que todo empieza realmente con una invitación: “Vení a vernos, no te preocupes por el alojamiento, nosotros allá tenemos donde te podés quedar, el pasaje me lo devolvés en cuotas, y por ahí conseguís un trabajito de modelo o de recepcionista. Les gustan mucho las chicas argentinas y allá se gana en dólares. No es Argentina”.

Como muchos, Carla pensó que acá no había mucha esperanza. Ezeiza resultó una salida hacia un quiebre brutal. Se encontró con 40 argentinas –eran mayoría en The One– sometidas a sexo brutal, drogas, golpes, tequila. “Más de una vez me llevaron desmayada por la borrachera, pero además me levantaba y tomaba, porque no se podía soportar de otra manera. Yo era chica, tenía sólo 20 años, en un país en el que no conocía a nadie y a ellos los veías rodeados de policías, funcionarios, narcotraficantes, matones. A mi familia en Laferrere no le podía decir nada. Que todo iba bien, que el trabajo de recepcionista no tenía problemas, que cómo estaba mi hijo, que los extrañaba. Ellos, acá, sólo esperaban el giro de los dólares que les hacía cada mes. Pocos dólares, pero salvadores.”

Carla pudo volver. Aprovechó una interna en la organización de Martins. El abogado del ex SIDE, Claudio Lifschitz, la ayudó a salir de Cancún y estuvo un año para desintoxicarse del alcohol. Hoy tiene un pequeño kiosco, una pareja y la pelea bastante bien en Laferrere. Todavía habla con algunas chicas que están en México: “Irse de allá no es fácil. Hay chicas que quedaron embarazadas, tienen un bebé y todo se les hace más cuesta arriba. Otras cayeron en las adicciones y no quieren que las vean sus familias acá. Algunas se enganchan con los matones, porque te agarrás a lo que sea”.

Cuando Página/12 reveló la denuncia de Lorena Martins contra su padre y la historia de Carla, no faltó quien intentara descalificar sus testimonios basado en la “calidad moral” de las víctimas. Y la realidad es que no se trata de una historia de prostitutas, se trata de una historia de agentes de la SIDE, policías, inspectores y funcionarios de acá y de allá aprovechándose de centenares de pibas de 18 años de Laferrere, en la Argentina 2002.

©  Escrito por Raúl Kollmann y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 15 de Enero de 2012.