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domingo, 6 de noviembre de 2016

La generación Z se aleja de las marcas… @dealgunamanera...

La generación Z se aleja de las marcas…


Los nativos digitales ya no se aferran a las marcas y construyen su propia imagen.

© Publicado el domingo 06/11/2016 por el Diario IEco de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La agencia J. Walter Thompson (JWT) quiere poner el foco en el futuro. Para esto armó un equipo de investigación que le permita descifrar cómo se van a mover de ahora en más dos grupos centrales de consumidores: las mujeres y los miembros de la generación Z, las personas nacidas entre 1995 y 2010. Para trabajar en estos temas la semana pasada estuvo en Buenos Aires Shepherd Laughlin, director de la unidad de Investigación, Tendencias e Innovación de JWT.


Según un estudio del Boston Consulting Group, las mujeres son responsables de dos tercios de todas las decisiones de compra. Y si bien buena parte de las campañas de marketing están dirigidas a ellas, la mayoría de las veces las marcas se basan en estereotipos para comunicarse. “Cuando les preguntamos a las mujeres qué es lo que quieren, sus respuestas son muy diferentes a lo que hoy vemos en la publicidad. Por ejemplo, vimos que las mujeres de más de 50 años no pretenden que los cosméticos les ayuden a verse jóvenes; lo que buscan es verse saludables y naturales. No están interesadas en palabras como antiage”, dice Laughlin.


“Esta es una industria que históricamente fue machista y aún cargamos con mucho de ese peso, pero nosotros estamos en una agencia donde la CEO es una mujer y una de nuestras directoras creativas es mujer. Quizá la publicidad a veces peca de ser muy lenta, de no hacer un catch-up más rápido con la sociedad”, apunta Regina Campanini, directora de Planning.


“Las mujeres de esta generación quieren ver las cosas como realmente son. No quieren que las marcas utilicen eufemismos, como el líquido azul que se usa en los avisos de tampones. Hoy las mujeres lo ven como ridículo. Pero las marcas no están listas aún para hacer este cambio”, señala Laughlin.
El foco de JWT también está puesto sobre la generación Z, la que va a mover el consumo dentro de diez años. “Para nosotros es un desafío constante. Los consumidores de la generación Z están más avivados, ven los hilos del marketing tradicional. Entonces es otra la relación que necesitamos”, señala Campanini. “Antes la relación de los consumidores con las marcas era vertical y ahora es horizontal, es casi de igual a igual. Incluso a veces está invertida en favor de los consumidores”, agrega.


–¿Cómo es la relación entre la generación X y el marketing? ¿Se mantienen leales a las marcas?
Laughlin: No. Esta generación no se va a mantener leal a las marcas. Ellos pueden averiguar todo tipo de información acerca del producto, los precios, la forma en que se produce, van más allá de lo que la marca comunica. Es posible que todavía persista una conexión emocional, pero hay que trabajar mucho para mantener eso y no se puede confiar en la afinidad a largo plazo.
Campanini: La fidelidad se evapora en un segundo. Esto plantea un desafío para nosotros. Los consumidores demandan marcas más humanas, más transparentes, más ecofriendly, más honestas.


–¿No se corre el riesgo de que entonces las publicidades se vuelvan aburridas?
C: Ser aburrido es un riesgo. El riesgo es que sea más divertido el mensaje de una amiga que el de una marca. Las personas quieren ver mensajes relevantes, ya no alcanza con hacerlos reír, hay que conectarlos con algo más.


–¿Qué deberían hacer las marcas para conectar con estos consumidores?

L: Las marcas tienen que ser honestas y auténticas. Hoy la generación Z crea su propia imagen, su propia marca. La manera en que se relacionan y buscan mantener el status social ha cambiado muchísimo gracias a Internet. Antes se buscaba impresionar a algunos en el colegio, ahora buscan un impacto mayor.



martes, 1 de abril de 2014

1957 - 1º de Abril -2014, F.A.E.C.C., 57 Años Formando Profesionales... De Alguna Manera...

Fundación de Altos Estudios en Ciencias Comerciales


Fundación de Altos Estudios en Ciencias Comerciales
57 Años Formando Profesionales

El 1º de abril de 1957, en cuatro aulas alquiladas al Instituto Osvaldo Magnasco de la calle Moreno 2135, se dictaron los primeros cursos de la Fundación de Altos Estudios en Ciencias Comerciales.

Con el correr del tiempo y la experiencia acumulada, los que empezaron siendo simples cursos para vendedores de empresas, impulsados por dirigentes de venta preocupados por el profesionalismo de sus equipos, constituyeron una obra educadora de alto nivel.

Hoy La Fundación cumple 57 años. Por aquí pasaron decenas de miles de alumnos y docentes que enriquecieron la trayectoria de esta prestigiosa casa de estudios.



Uruguay 57. Ciudad Autónoma de Buenos Aires
República Argentina



sábado, 8 de febrero de 2014

Carrera de Marketing en la Fundación... De Alguna Manera...

Carrera de Marketing en “La Fundación”…
  

Principales Caraterísticas de la Carrera 






Links:





Los costos:


Las promociones:


© Publicado por el Profesor Luis A. Capomasi de la Carrera de Marketing en la Fundación de Altos Estudios en Ciencias Comerciales.

 

sábado, 16 de febrero de 2013

El auge de la política sin partidos… De Alguna Manera...


El auge de la política sin partidos…

La política es oferta: de liderazgos, de representación, de símbolos, de políticas públicas. Y también es demanda: de esas mismas cosas, y de gobernabilidad, a veces de cambios, otras veces de orden y previsibilidad. Tradicionalmente la oferta se generaba en los partidos políticos y la demanda se expresaba a través del voto, y más recientemente se expresa también a través de las encuestas. Lo nuevo en la vida política en casi todas partes es la declinación de los partidos en la generación  de la oferta.

Los partidos aparecieron en los albores de la democracia en Estados Unidos e Inglaterra a fines del siglo XVIII. Inicialmente tenían mala imagen, se los veía como males necesarios –más que “partes” genuinas de un todo heterogéneo eran vistos como “particiones” peligrosas de ese todo–. Pero lo cierto es que en muchas partes del mundo, hasta no hace muchos años, la ciudadanía se ejerció articulada por el sistema de partidos. Su declinación es un fenómeno relativamente reciente. En la Argentina, en 1984, tres de cada cuatro ciudadanos argentinos se sentía identificado con algún partido: dos de cada cuatro “simpatizando” con alguno, uno de cada cuatro declarándose “afiliado”; hoy los afiliados son uno de cada diez y los “simpatizantes” casi no existen. En otros países las cosas fueron parecidas.

Los partidos cumplían distintas funciones: generaban la oferta de candidatos y les transferían legitimidad; para los simpatizantes, eran fuente de identidades políticas bastante estables; para los afiliados, eran un canal de participación. Todo eso estructuraba la vida política y generaba las bases de los consensos para la gobernabilidad. El modelo alternativo no era la política sin partidos, sino la política de partidos hegemónicos, que hoy todavía en muchas partes goza de buena salud.

Los partidos declinaron porque la gente perdió la confianza en ellos. Con la declinación de los partidos sobrevino la “desalineación” de la ciudadanía. Con partidos vigorosos, gran parte de los votantes votaba al candidato ofrecido por su partido. Los que no se sentían cerca de algún partido votaban o por los temas planteados en las campañas o simplemente sobre la base de atributos de los candidatos: propuestas, confianza en la persona, simpatía. En la política de nuestros días –por lo menos en la Argentina– ya ni siquiera los temas pesan mucho, porque es difícil saber cuáles son los temas sobre los cuales los candidatos basan sus propuestas.

Así se pasó a la política mediática. Los candidatos elegidos por los partidos también ejercían la comunicación mediática, pero ésta era menos dominante que ahora; además se compensaba con otros canales de comunicación, los internos al partido y los territoriales. Estos últimos pasaron a tener mala imagen; se les atribuye prácticas “clientelísticas” y corruptelas, que desde luego siempre existieron, pero que están lejos de agotar el fenómeno de la comunicación territorial persona a persona. Hoy es común atribuir al clientelismo todo voto que a uno no le gusta.

El mundo viene asistiendo, en muchos países, al fenómeno de los candidatos mediáticos, que no provienen de la política y que despiertan en muchísimos votantes mayores expectativas y más confianza que los políticos “de carrera”. Un caso interesante, de hace pocos días, es el fenómeno del surgimiento en Israel de Yair Lapid, que pasó a ser una pieza clave en los nuevos equilibrios políticos en su país –lo que bien puede traducirse por “equilibrios en el mundo”–. Lapid es líder de un partido nuevo, Yesh Atid, pero el fenómeno es esencialmente personal y refleja el crecimiento en la política de un personaje ultramediático. Su campaña se centró en dos temas –la paz, más foco en el interior del país que en los conflictos externos–, lo que sugiere que la política mediática puede sustentarse no solamente en “marketing” de imágenes sino también en propuestas definidas. En muchas partes asistimos a hechos parecidos, inclusive desde luego en nuestro país –donde lo que falta en todo caso son más bien las propuestas–.

Es posible –pero no es seguro– que los partidos todavía tengan una chance, si se actualizan y se abren ampliamente a una participación ciudadana transparente. También es posible que la política esté llamada a ser predominantemente mediática, con algunos ingredientes menores de comunicación territorial. Lo que parece claro es que la política no volverá a ser igual a como fue hasta hace dos o tres décadas.

© Escrito por Manuel Mora Y Araujo, Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, el sábado 09/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.