Mostrando las entradas con la etiqueta Luis Brandoni. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Luis Brandoni. Mostrar todas las entradas

viernes, 7 de noviembre de 2014

Osvaldo Bayer, a 40 años de "La Patagonia Rebelde"... De Alguna Manera...


Osvaldo Bayer, a 40 años de "La Patagonia Rebelde": 
censura, exilio y anécdotas inolvidables...

 Foto: Diario La Nación. Ezequiel Muñoz.

En una entrevista con La Nación, el historiador recordó los días en que se estrenó la película, ganadora del Oso de Plata en el festival de Berlín; un repaso por su trayectoria.

"No es necesario agregar nada a la verdad histórica porque ésta tiene más fantasías que la propia fantasía", dijo alguna vez. Historiador, periodista, investigador, guionista de cine y también dramaturgo, amigo de Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Paco Urondo y Osvaldo Soriano, entrevistador del Che Guevara, acusado de doble homicidio por su propio empleador de un diario patagónico, confinado a diez días en un calabozo durante el servicio militar por una confusión tragicómica-homosexual, preso en una cárcel de mujeres, amenazado por la Triple A y obligado al exilio en Alemania, nombrado persona no grata en el Senado por el menemismo. la vida de Bayer parece honrar sus propias palabras.

Anarquista, pacifista a ultranza y "defensor de los de abajo", como le dirá a La Nación, Bayer recorre el largo pasillo de su casa con pasos cortos, pesados, hasta que llega a un sillón en el pequeño patio del Tugurio, su casa-guarida en el barrio de Belgrano desde los siete años. Hace exactamente cuatro décadas, "La Patagonia Rebelde", la historia que marcó su propia historia, era censurada en su formato película. Hoy Bayer tiene 87 años, y sorprende con el nivel de detalle que recuerda de los hechos.

El 12 de octubre de 1974, pese a la autorización que había recibido meses antes del propio Juan Perón, el gobierno de Isabel, su esposa, a través de López Rega, censuró el film y el nombre de Bayer apareció en la lista negra de la Triple A, junto con el del director y el de sus principales actores.

Foto: Diario La Nación. Ezequiel Muñoz. 

-La película fue autorizada para su realización durante el gobierno de Cámpora y luego fue censurada por Isabelita a través de López Rega.
-Primero prohibieron mi libro sobre Giovanni [Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia; 1970], ya era una señal. Después de [Raúl] Lastiri sube Perón y él no me permite el final original del libro, que era el de las putas de San Julián. Entonces tuvimos que hacer otro, que es cuando los ingleses le cantan "porque es un buen compañero" al teniente coronel Varela. Se presenta a la censura en el Ente de Calificación y el miembro del ministerio de Defensa dice que no la aprueba. Como la censura tenía que ser aprobada por los cinco miembros, no estaba ni aprobada ni rechazada, sino en un limbo, pero no podía pasarse.

-¿Y cuándo finalmente se pudo exhibir?
-El secretario de prensa de Presidencia, Emilio Abras, nos cuenta que Perón todos los sábados a la noche pedía ver una película en Olivos, junto con Isabelita. Todos los lunes esperábamos el llamado. Pasaron los sábados, hasta que un día nos llamaron porque Perón había pedido que la den en todos los cines del país. No le creímos, pero era verdad. Perón había visto declaraciones del comandante en jefe del Ejército [Leandro Enrique Anaya], quien había dicho que obedecía a sus mandos superiores. "¿A quién si no? ¿Qué me está queriendo decir?", se enojó Perón, y entonces lo llamó a Abras para que pasen la película, donde el capitan Elbio Anaya, tío del general, actuaba [fue uno de los represores] en una de las huelgas. La película anduvo muy bien hasta que murió Perón; con Isabel, es prohibida un 12 de octubre. Y ese mismo día salgo en la lista de la Triple A. [Luis] Brandoni y [Héctor] Alterio también tuvieron que exiliarse.

Bayer es un férreo opositor a la conscripción obligatoria. Asegura que para él fue una pérdida de tiempo y recuerda con humor un extraño mal entendido. Un cabo primero, que estudiaba teatro, le consulta si lo ayuda a ensayar una escena donde él tiene que rechazar a su novia porque le fue infiel. Bayer actuó de su novia, y le abrazaba las piernas mientras que el cabo primero lo rechazaba. Justo en ese instante, entró un teniente coronel, y así relata el desenlace: "El teniente coronel me pegó una patada en el culo que todavía me duele. Al grito de 'Putos, putos, este cuartel está lleno de putos'. Yo estuve 10 días de calabozo y el cabo primero fue trasladado a Tandil".

"La Patagonia Rebelde" cuenta la historia de 1500 obreros rurales de Santa Cruz que fueron asesinados entre 1920 y 1921. Sus huelgas y rebeliones fueron reprimidas por el teniente Héctor Benigno Varela, enviado al Sur por el entonces presidente radical Hipólito Yrigoyen. Por entonces, los padres de Bayer vivían en Río Gallegos, a dos cuadras de la cárcel, y le contaron a él que escuchaban a la medianoche gritos aterradores: eran los huelguistas, reprimidos a sablazos por los guardias. Fue la primera vez que oyó hablar de los sucesos de la Patagonia. "Mi padre no podía superar la tristeza que le causaba la muerte de toda esa gente", cuenta Bayer.

Desde hace años que Bayer vive seis meses en la Argentina y seis en Alemania, donde se reencuentra con sus diez nietos y sus tres bisnietos. "No puedo estar sin la Argentina", reflexiona con la mirada fija en un punto.

Mientras la película era censurada en el país, ganaba el Oso de Plata en la Berlinale de 1974.

-¿Cree que su vida está cruzada por esa obra?
-Totalmente. Y por el libro de Severino Di Giovanni también.

-¿Por qué cree que pasó eso?
-Por la brutalidad de nuestra sociedad. ¿Cómo va a prohibir mis obras? Ahora, hagan escribir a historiadores que demuestren que lo mío es mentira. No pudieron encontrarme nada de inventado. Las críticas que me hicieron tienen que ver por cuestiones ideológicas. Mis héroes son los héroes de abajo, viste. Los huelguistas de la Patagonia, los anarquistas de Severino, los anarquistas expropiadores. Son héroes del pueblo. Y eso les da bronca a los milicos y a la policía.

-Usted se define como pacifista a ultranza, habrá tenido fuertes discusiones con su amigo Rodolfo Walsh sobre si tomar las armas o no.
-Sí, absolutamente.

-¿Cree que se justifica tomar las armas en algún momento?
-Mirá, yo no estoy en contra tampoco de eso. Pero yo no lo voy a hacer nunca. Soy amigo de la paz. Pero claro, con una dictadura y la desaparición de personas, qué otro método podés utilizar. Es decir, yo los justifico completamente a Rodolfo Walsh, al Paco Urondo y a Haroldo Conti, que fueron mis mejores amigos. Con Rodolfo Walsh, la última vez que me encontré, le dije: "¿Cómo es posible que hayas cambiado el marxismo por el peronismo?".Y él me dijo: "No te equivoques. Yo no soy peronista, soy siempre marxista, ¿pero dónde está el pueblo?". Y yo le dije: "Mirá, el pueblo peronista no los va acompañar". Y él me dijo: "Ya vamos a ver". Confiaba en el levantamiento del pueblo. Me dio pena, porque era el mejor de todos. El mejor intelectual de esa época. Era completo. Escritor y qué investigador.

Trailer de "La Patagonia Rebelde"


Director: Héctor Olivera; Guión: Osvaldo Bayer, Fernando Ayala, Héctor Olivera.
En esta película se retrata la confrontacion de dos clases sociales: La dominante (los terratenientes (tanto locales como fóraneos) y autoridades locales) y el proletariado: el sector obrero sindicalizado de tendencia anarcosocialista, liderados por Antonio Soto (Luis Brandoni), o explotadores-explotados, si esta mejor asi. 
Como contexto la Patagonia, propiamente dicho la provincia de Santa Cruz, alli por 1920, durante la presidencia del Dr. H. Yrigoyen. En este panorama nada alentador, en el que son paralizadas las exportaciones y las huelgas derivan en escaramuzas y saqueos, o excesos entre ambos bandos. El presidente resuelve enviar al Teniente Coronel Héctor Varela (Zabala en el film, encarnado por Héctor Alterio) para cambiar las tornas a la situacion.
Es un film historico y testimonial, basado en el libro de Osvaldo Bayer titulado: Los vengadores de la patagonia trágica. Notable pelicula cuya problematica planteada o visionado resulta ser, digamos, atemporal.


Roca y los Kirchner

El Tugurio es un caos de papeles por doquier. Con olor a polvo y humedad, a intelectualidad, a lectura y escritura. La puerta de calle, decorada hace poco con un mural en honor a los pueblos originarios, invita a recorrer un pasillo tan estrecho como una persona. En la pared de la izquierda, una repisa sostiene libros, papeles, diarios y hojas hasta el techo. Apenas avanzados unos pasos, a la derecha se abre una biblioteca oscura -las ventanas cerradas impiden el paso del sol de la tarde- donde la escena se repite: otra gran repisa sostiene libros, papeles, diarios y hojas del piso al techo. Hay de todo. En una mesa hay una caricatura de Bayer.

Cuando termina el pasillo, hay un pequeño patio, cuya pared está densamente cubierta de plantas que riega todos los días y que él mismo plantó. El patio comunica la casa con una pieza donde se repite el caos del intelectual (libros, papeles, diarios, distinciones y diplomas), y con una pequeña cocina (donde hay más libros). Entre todo ese caos, un cartel de una calle muestra otra de las batallas intelectuales de Bayer. "Av. Roca" dice la chapa ahora colgada en la pared y que, en alguna oportunidad, marcó una dirección en alguna ciudad. "Hemos sacado la calle Roca de 26 ciudades argentinas. Eso es un triunfo. Y acá el que se niega es Macri. Mientras esté él, va a estar la estatua del genocida ese", lanza Bayer. La figura de Julio Argentino Roca también es un leit motiv en la vida intelectual de Bayer, que lo considera un "genocida" por llevar adelante la Campaña del Desierto.

“Un crimen es un crimen. Por eso califico como los crímenes más grandes de la historia a la eliminación del indio en la Campaña del Desierto y la desaparición de personas”

Foto: Diario La Nación. Ezequiel Muñoz. 

-¿A qué otras calles les cambiaría el nombre?
-A la calle Rauch. Fue contratado por Rivadavia para exterminar a los ranqueles. Al hermano de Roca, Ataliva, que también tiene una ciudad en La Pampa, quien era el que cobraba la coima.
Bayer siempre defendió a los pueblos originarios, y su actitud le valió alguna vez la prisión en una cárcel de mujeres, luego de dar una conferencia en la localidad de Coronel Rauch, donde exigió a los mismos pueblerinos que le cambien el nombre a su pueblo.

-Algunos historiadores lo critican porque dicen que usted no analiza a Roca con las ideas de la época.
-Yo les respondería con documentos de Belgrano, Castelli y Moreno.

-¿Se puede ser libre y pertenecer a un partido político en busca de la verdad histórica?
-Mientras no se mienta. si ese partido cometió un error, hay que decirlo y publicarlo, y no esconderlo. No sé cómo reaccionarían los afiliados, si se responsabilizarían y harían autocrítica. El partido radical tendría que hacer la autocrítica por la represión de las huelgas patagónicas, a los obreros de La Forestal y los hechos de enero de 1919 contra los metalúrgicos. Fue una verdadera carnicería de la Policía Federal enviada por Yrigoyen. Siempre han callado la boca los radicales. Y el peronismo debería hacer la autocrítica por la actuación de López Rega, un criminal absoluto.

-¿Qué balance hace del gobierno de Néstor Kirchner?
-Néstor Kirchner hizo cosas más positivas que negativas. Por supuesto, que también se puede hacer alguna crítica. Pero es el primer presidente en tener el coraje civil de mandar a juicio a todos los asesinos de la dictadura. Es un gran mérito de él. Y más todavía, mandarlos a cárcel común y que el peor de todos, Videla, haya muerto en una cárcel común.

-Y al gobierno de Cristina Kirchner, ¿cómo lo ve?
-La veo también con cosas muy positivas y otras muy negativas. Desgraciadamente, hay mucha corrupción. Empezando por el vicepresidente, que ya tendría que haberlo hecho renunciar. Pero de los gobiernos después de la dictadura, ha sido el mejor.

-¿Qué opina del ascenso de César Milani?
-Una cosa así se hace para quedar bien con Dios y con el diablo. Pero mal hecho.

Son las cinco de la tarde y ya va casi una hora de entrevista. Osvaldo Bayer debe atender aún a cuatro periodistas más que están por llegar. El historiador traslada su disciplina historiográfica a su vida.Por eso, está levantado desde la cinco de la mañana. Asegura que a esa hora es cuando más productivo es. Se acerca la tardecita, y sus energías se van terminando, hasta que repentinamente, se reactiva y dice: "Me olvidé invitarlos con algo ¿Un pequeño whisky?"

© Escrito por Mauricio Caminos y Germán Leza el viernes 07/11/2014 7 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.



domingo, 7 de julio de 2013

Reportaje a Juan José Campanella... De Alguna Manera...


“Hacer ‘Metegol’ fue como filmar diez películas”...

DIFERENCIAS. “En cuanto al proceso creativo, Metegol se desarrolló exactamente al revés de lo que es una película. Empezás por el montaje y terminás por la filmación”.

Sumergido en la próxima presentación de Metegol, la película de animación a la que dedicó cinco años de su vida, trabaja ya en su nuevo proyecto: dirigir teatro, con Luis Brandoni y Eduardo Blanco como actores, y se prepara para iniciar los estudios de Ciencia Política, “porque dirijo cine hasta las 5 de la tarde, pero soy ciudadano las 24 horas”.

Faltan pocos días para el lanzamiento de Metegol. La nueva creación de Juan José Campanella, como se sabe, es una película de animación en la que este hombre particularmente exitoso ha comenzado a incursionar hace ya varios años. No podemos olvidar, en la etapa inicial, una visita que efectuamos dos o tres años atrás a su estudio, ubicado cerca del estadio de River Plate y donde observamos con fascinación una multitud de pantallas en las que iban registrándose distintos movimientos de los personajes para culminar en una gran imagen en la que se plasmaba el paso final.

—Más que una película, yo diría que es una etapa de mi vida –bromea Campanella–; es como armar un rompecabezas sin ningún tipo de orden. Una película, por ejemplo, es algo mucho más ordenado. Aquí, en la animación, tenés una pieza por un lado, otra por otro y recién empezás a ver la figura cuando ya tenés 200 piezas metidas. El proceso es muy caótico, y hay que encontrar un orden en ese caos.
 
—Quizás por eso encontramos allí un salto muy grande entre “El secreto de sus ojos” y “Metegol”.
—Bueno, es un triple salto mortal. Es otro mundo, otro estilo que puede ser para el mismo público pero que abarca otra parte de su sensibilidad y, por añadidura, incluye ahora a los chicos. Además, es un proceso creativo totalmente distinto. Yo diría que son otros músculos. Imposible comparar estas dos etapas... En cuanto al proceso creativo, Metegol se desarrollo exactamente al revés de lo que es una película. Empezás por el montaje y terminás por la filmación. Te explico: en una película uno arma a partir del material ya filmado y con lo que brindaron los actores. Aquí se arma antes. Se arma en la imaginación y luego vamos llenando. Todo el tiempo me acordaba mucho de Beethoven componiendo ya sordo... sin poder escuchar lo que estaba componiendo. Y la verdad es que no me explico cómo una película de animación puede ser la primera película de alguien. Hay que haber pasado por muchas cosas e imaginarse cómo será el resultado final. Esa es una gran diferencia, y en cuanto a la película, en lo emocional te diría que va para arriba y no hacia abajo como El secreto de sus ojos.
 
—Por ejemplo, en “El secreto de sus ojos” das una pista a través de esa mano que abre una cortinita que descubre el galpón donde está un hombre preso a perpetuidad... No sé si en la animación hay puertas semejantes.
—Sí, hay. El armado de la película, de la historia, es el mismo. La cuestión es cómo se hace. En cuanto a cómo la escribís, te digo que es un cuento en el que los personajes, más allá de que sean dibujados, son también seres humanos con sus ambiciones, sus deseos, sus emociones, sus motores emocionales, sus debilidades y fortalezas. Así es que la historia que se cuenta se arma en la tapa del guión. Y la tapa del guión es igual en las dos.
 
—Qué trayectoria la tuya, Campanella... –reflexionamos. Mientras, este ganador del Oscar recuerda su primera película:
—La filmé en Estados Unidos y en España se llamó El niño que gritó “puta”, se ríe a carcajadas. Sí, sí –enfatiza–, tal cual: The boy who cried “bitch”. Era un juego de palabras sobre El niño que gritó “lobo”. Aquí no se estrenó. Es una película muy dura, muy trágica, en la que el protagonista es un chico de 12 años, psicópata. Luego filmé otra película en los Estados Unidos, basada en un libro de José Pablo Feinmann, El tiro del final, y finalmente volví a la Argentina para hacer El mismo amor, la misma lluvia; El hijo de la novia; Luna de Avellaneda; Vientos de agua (que no considero una miniserie sino parte de mi filmografía).
 
—Además, con el aporte de la maravillosa Aída Bortnik...
—Exactamente. Hicimos Vientos de agua con Aída y luego vinieron El secreto de sus ojos y El hombre de tu vida, y ahora Metegol.
 
—Es un recorrido notable. Si uno mira tus películas no puede dejar de emocionarse por la profundidad que alcanzan. Pero, en este caso, ¿cómo se inventa y se llega a un muñeco?
—Sí, es increíble. A tal punto que, cuando estábamos terminando la película, la mirábamos y nos olvidábamos de que eran dibujos, muñecos... creo que éste es uno de los logros de la película. Te hace creer que sus protagonistas son seres humanos. En la animación tienen un estilo de actuación muy realista y que transmite muchas cosas. Mirá, se empieza con el dibujo en 2D.
 
—¿Qué quiere decir “en 2D”?
—Papel y lápiz. No con relieve. Altura y ancho. No profundidad. Son dos dimensiones. En este caso, Mariano Epelbaum fue el diseñador de todos los personajes y Nelson Luty el de todos los fondos y decorados. Nelson empieza dibujando a lápiz sobre papel. Mariano ya en las tabletas electrónicas, pero como si fuera un lápiz, y de esto se hace un dibujo plano, se decide el personaje después de mil pruebas en las que vas cambiándole la cara, los ojos, el color... Son decisiones que nunca había tomado en mi vida. No sé... Ricardo Darín, por ejemplo, ya viene con color de ojos. Aquí hemos tenido reuniones de seis horas para decidir si los ojos eran azules verdosos o verdes azulados. Fue tremendo, y esto después lo toma otra persona y comienza, con distintos dibujos de poses y perfiles, casi a esculpir. A darle volumen pero en una computadora.
 
—Sin embargo, por lo que estás explicando, los dibujos de la animación también deben abrir claves y puertitas para el espectador.
—Sí, hay muchas cosas que están plantadas en la película y que luego se convierten en pistas para el espectador. Esas son todas técnicas de narración.
 
—El cine es un deleite visual... Quizás el dibujo animado te exija más que el cine.
— Desde la realización, sí. La realización es un esfuerzo tecnológico muchísimo más grande. Insume también más tiempo porque una película, de punta a punta, se hace en seis meses, y Metegol se hizo en cinco años. Así que la exigencia es mucho mayor. Yo diría que equivale a diez películas... Mirá, una película, por ejemplo, se hace con sesenta personas, y para Metegol necesitamos a 487.
 
—¿En serio?
—Sí, sí. Contando músicos, etc., pero 400 trabajando en la película, lo que puede darte una idea de que es mucho más difícil. Ahora, el cuentito que se relata y el corazón de la película... bueno, esto es igual en todas.
 
—Pero, por ejemplo, ¿la banda de sonido... ? Cuando vos mencionabas recién a los músicos me preguntaba si al compositor que hace la banda le vas marcando las secuencias. ¿Cómo es el trabajo?
—Sí. El compositor fue Emilio Kauderer. La música es impresionante y se grabó con la Orquesta Sinfónica de Londres. Emilio también compuso la música de Un lugar en el mundo y El secreto de sus ojos. En fin, varias películas. Es un capo y ha hecho una muy buena música. Aquí, claro, es algo sinfónico mucho más grande de lo que hemos tenido posibilidad de hacer en nuestra historia... En realidad, al comienzo se trabaja siempre en todas las películas con una banda temporaria que es básicamente música de otros lados. Música clásica o de otras películas que te va dando un clima y un ejemplo. Una referencia. Y uno va armando la película con esto, y luego, el compositor lo tomará como leve inspiración, aunque a veces también puede irse para otro lado.
 
—Y con la música ¿vas a editar un CD aparte?
—La música de la película creo que, aquí en Argentina, sale con Warner. No lo sé exactamente porque ésos son derechos de Kauderer.
 
—A propósito de derechos y auspicios, aquí, en Argentina, se ha comentado que la Disney no te habría brindado la promoción que te correspondía. Que te había dado poca promoción.
—¿Poca? No, Ninguna. No encontró lugar en su pauta para Metegol en ninguno de los tres canales que tiene para niños. No sé, no sé... yo creo que tendrías que preguntárselo a ellos. Dan promoción a otras películas de otras productoras. Esto no es por un tema como sería entre Telefe y Canal 13. No, no. En los canales de Disney dan rutinariamente promociones de películas que no son de Disney pero no encontraron lugar para Metegol.
 
—Es increíble que, con una trayectoria como la tuya, ocurran estas cosas.
—Qué sé yo. Por ahí son cosas de un ejecutivo local. La verdad es que no quiero hacer un escándalo sobre esto, ¿viste? Ya he mandado un par de chicanitas hace 15 días –se ríe–, y la verdad es que creció mucho más de lo esperado. Lo que se habló benefició a la película más que si hubiera pagado toda la pauta y ellos hubieran puesto todos los comerciales en pantalla. La película no necesita un escándalo para sobrevivir. En una palabra: esto ya fue.
 
—“Metegol” es un viejo sueño tuyo. Desde hace dos años venimos hablando de esto.
—Nosotros venimos hablando de esto desde hace dos años, pero yo desde hace cinco estoy trabajando.
 
—Vos no parás nunca. A un paso del estreno de “Metegol”, estás preparando algo en teatro, ¿es así?
—Absolutamente. Es la primera vez que dirijo teatro y estoy ensayando con Beto Brandoni y Eduardo Blanco. Es una obra que me encanta: Parque Lezama, y pensamos estrenarla en agosto. Es una adaptación que he hecho de una obra americana, I’m Not Rappaport, de Herb Gardner. Yo creo que es la mejor obra que he presenciado en mi vida, y desde que la vi, hace 25 años, advertí que es un texto más argentino que norteamericano. Está escrita, obviamente, por un judío neoyorquino (que es lo más parecido a un porteño). Mirá: un romano, un judío neoyorquino y un porteño son las tres cosas más parecidas que conozco. Ahora puedo cumplir el sueño de hacerla realidad, y la verdad es que la obra está quedando muy, muy bien.
 
—No parás nunca, Campanella. Recuerdo la repercusión que tuvo “El mismo amor, la misma lluvia”, lo que se habló de aquel nuevo director. ¿Han pasado acaso tantos años?
—Catorce.
 
—¿Cómo fue tu evolución?
—En realidad, no te das cuenta porque el nivel de trabajo ha sido el mismo que cuando no pasaba nada. Uno trabaja igual siempre. A veces conecta, y a veces no. La verdad es que es la magia de esto: cuando las cosas se dan, decimos que es la belleza del momento, y cuando no es así, decimos... –entre carcajadas utiliza un término que no me deja reproducir–. La cosa es inmanejable y depende mucho no sólo de lo que uno hace sino también de aquello en lo que está la sociedad. En qué está la gente. Uno empieza los proyectos dos o tres años antes de que se realicen y es imposible anticipar en qué estará la sociedad, cuáles serán sus temas, sus intereses. Así es como ha habido grandes películas en la historia que han fracasado. Por ejemplo, la mejor película que he visto en mi vida, ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra, fue un fracaso cuando se estrenó. Casi se arruina el estudio que la producía. La película se estrenó en 1946 y los Estados Unidos de posguerra no querían oír hablar de angelitos. El gran éxito fue, en cambio, Lo mejor de nuestras vidas, la historia de tres veteranos que volvían de la guerra y que se llevó todos los Oscar. El éxito depende mucho de lo que se está hablando.
 
—Conociendo tu trayectoria, cabe suponer que, después de “Metegol”, tenés dos o tres proyectos en marcha.
—Como te decía, estoy muy dedicado a dirigir teatro. Desde hace un año estamos con este proyecto y en Estados Unidos hice un poco de televisión. Fue en marzo y abril: un piloto para una serie que sería la reemplazante de Breaking bad, que ha tenido mucho éxito, una serie de culto. Mi piloto sería para la serie que la reemplazará. En el segundo semestre voy a intentar escribir un nuevo guión para una película normal, y el año que viene quiero empezar a cursar una maestría en Ciencia Política.
 
—Pero, si me permitís, ¿cuál sería la relación entre el cine y la Ciencia Política? Salvo que estés preparando la biografía de Cristina Kirchner...
—No, no... Es más por una inquietud de conocer un poco más un tema que me interesa y no por participar. Tengo un hijo de seis años y jamás le haría eso.
 
—Entonces, después de varios capítulos de “Dr. House”, “La ley y el orden” y algunos especiales...
—... en realidad, de eso vivo. Son un promedio de dos capítulos por año.
 
—Sigo pensando en tu proyecto de estudiar Ciencia Política. Es una idea inteligente porque, indudablemente, 2015 no está tan lejos y aquí, si estrenás una película dentro de dos años, vas a tener público para comentarla a favor o en contra.
—No. La película no es sobre política. Tiene más que ver con la muerte. Y esto responde a una inquietud personal.
 
—Te creo, pero éste es un momento del país muy particular.
—Hace cinco años escribí el guión de Metegol; sin embargo, tiene que ver con darnos cuenta de que estamos jugando todos en la misma cancha. Yo trato de no vivir en una burbuja, estoy conectado con la gente. Tengo pocos amigos dentro de la industria. La mayoría de mis amigos no están relacionados con el cine, y yo dirijo cine hasta las 5 de la tarde o sin horarios (él mismo se ríe cuando advierte que no se detiene frente al reloj)... pero soy un ciudadano durante las 24 horas del día.
 
—Aparte de los guiones que te mandan, ¿tenés tiempo para leer?
—No leo los guiones pero leo muchos ensayos (no ficción), y ahora, como te dije, estoy con el tema de Ciencia Política. Me interesa mucho, y hace poco leí algo muy recomendable: Inteligencia emocional, de Goleman. Te aseguro que se lo recomendaría a mucha gente conocida. Me parece que, últimamente, esta lectura está haciendo falta... –se ríe con ganas–. Y, en cuanto a novelas, acabo de terminar El puente de San Luis Rey. Toca el tema de la muerte que, como te decía, estoy tratando. También estoy leyendo Algo pasó, de Joseph Heller, uno de mis autores favoritos.
 
—Disculpame la indiscreción, pero un tipo tan vital y exitoso como vos, ¿por qué se asocia al tema de la muerte?
—Bueno... es un tema que un día llega. En los últimos años fallecieron mis padres, nació mi hijo... O sea que, en un año, pasé de ser hijo durante toda una vida a ser padre. Y esto te hace pensar un poco en que todo se acaba... pero no quiero que se haga un bajón con eso. Todo lo contrario. Creo que hay que reconciliarse con esa idea. Hacerse amigo de ella.
 
—Lo terrible no es siempre un bajón. Es simplemente terrible, ¿no?
—Bueno, sí. A veces puede ser hasta liberador. Estoy trabado con esto. En este momento, más que hablando y escribiendo, te diría que estoy leyendo.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guiñazú el domingo 07/07/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.