Mostrando las entradas con la etiqueta José Martínez de Hoz. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta José Martínez de Hoz. Mostrar todas las entradas

martes, 24 de marzo de 2015

1976 - 24 de Marzo - 2015... A 39 Años, Nunca Más...

1976 - 24 de Marzo - 2015... A 39 Años, Nunca Más...


"La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento", dice León Gieco en su canción "La memoria", esa memoria que se volverá a reivindicar mañana cuando se conmemoren 39 años del Golpe militar que durante siete años sumió en la noche más oscura a la Argentina.

El 24 de marzo de conmemora el "Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia", una jornada para recordar y analizar qué nos pasó a los argentinos en esos 2.818 días, llenos de violencia, dolor y ausencias.

El 24 de marzo de 1976 el general José Rogelio Villarreal le dijo a Isabel Martínez de Perón: "Señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada".


"Control del país...", tres palabras que contenían un futuro fatídico: disolución de los partidos políticos, cierre del Congreso, reemplazo de la Corte Suprema de Justicia, supresión de la actividad sindical y debacle económica y social.

Este "control del país" fue teñido de sangre con más de 30.000 desaparecidos; detenidos por razones políticas que fueron víctimas de una violencia extrema y vejámenes y 500 bebés robados a sus padres biológicos, a quienes se les cambió la identidad.

"Control del país", también significó una brutal y aniquiladora política económica.
El régimen militar impulsó las bases de un nuevo modelo económico: el neoliberalismo, con la idea de que el Estado debía intervenir lo menos posible en el mercado.

De esta forma, se configuró un país regresivo en lo económico y socialmente injusto.


La apertura de la economía significó la destrucción de la industria nacional, así como también la creciente concentración de la riqueza en pocas manos.

A comienzos de 1977, el entonces ministro de Economía, José Martínez de Hoz, inició un experimento monetario denominado "la tablita", un sistema de devaluaciones que dio comienzo a la especulación o "bicicleta financiera".

En 1979, el sistema financiero se volvió incontrolable para el gobierno, los precios minoristas subieron un 139 por ciento y el consumo cayó abruptamente.

Otro número que refleja la fuerte caída de la economía del país es que en los siete años de la dictadura se quintuplicó la deuda externa argentina.

De 9.738 millones de pesos en 1976, ascendió a 45.069 millones de pesos en 1983.
39 años después, "control del país" es reemplazado por otras tres palabras Memoria, Verdad y Justicia, que son los pilares en los que una sociedad debe apoyarse para poder mirar hacia delante, pero sin olvidar y aprendiendo de los errores.

Despierta la memoria recordar que el 15 de marzo de 2006 se sancionó la ley que declaró el 24 de marzo "Día de la memoria, por la verdad y la justicia", a instancias del entonces presidente Néstor Kirchner.


Despiertan la memoria 13 juicios por delitos de lesa humanidad que se llevan adelante actualmente; despiertan la memoria más de 134 procesos finalizados desde que se declaró la inconstitucionalidad de las "leyes del perdón"; despiertan la memoria 563 condenados; despiertan la memoria 1064 detenidos por violaciones a los derechos humanos.

La memoria se despierta con 116 nietos recuperados, con más de 200 detenidos-desaparecidos identificados a través de sus restos encontrados enterrados clandestinamente; con más de 100 ex centros clandestinos de detención señalizados para recordar que por allí pasó el horror y con 11.941 víctimas que vieron y verán sentados en el banquillo de los acusados a sus verdugos.

La memoria se despiertan cuando son llevados ante la justicia los jueces cómplices y los empresarios que no dudaron en "entregar" a sus trabajadores a cambio de beneficios económicos bañados en sangre.


Pablo Neruda dice en su poema "Los enemigos": "Por esos muertos, nuestros muertos, pido castigo. Para los que de sangre salpicaron la Patria, pido castigo. Para el verdugo que mandó esta muerte, pido castigo. Para el traidor que ascendió sobre el crimen, pido castigo. Para el que dio la orden de agonía, pido castigo. Para los que defendieron este crimen, pido castigo".

En el Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, jornada declarada feriado nacional inamovible durante la Presidencia de Néstor Kirchner, habrá como todos los años dos movilizaciones con sus respectivos actos frente a la Casa Rosada. 

© Publicado el lunes 23/03/2015 por el Diario El Ancastí de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, Provincia de Catamarca, República Argentina.Argentina.




martes, 30 de octubre de 2012

Albano Eduardo Harguindeguy... De Alguna Manera...


Con Harguindeguy, se fue uno de los arquitectos del golpe y de la represión…

Juntos. Harguindeguy y Videla, en 1976, el “núcleo permanente”. 

Fue ministro del Interior entre 1976 y 1981. Y justificó la tortura. Lo juzgaban por delitos de lesa humanidad.

Faltaban pocos meses para el golpe de marzo del 76, cuando el jefe de la Policía Federal se encontró con uno de los líderes de Montoneros, Roberto Perdía. La cita secreta fue en Puerto Madero, todavía una zona abandonada de la ciudad. El motivo: negociar la entrega del guerrillero Roberto Quieto, atrapado hacía semanas por la Policía. Entonces se escuchó su voz terminante: “Olvídense de Quieto. Y nosotros no vamos a andar tirando cadáveres en los zanjones; de ahora en adelante los cadáveres no van a aparecer más.” El hombre de esa advertencia, que se comprobaría letal, era Albano Eduardo Harguindeguy, quien murió ayer, a los 85 años, muy lejos del formidable poder que supo tener en vísperas y durante la dictadura militar. Encerrado en una casa de Villa de Mayo a la espera de una condena casi segura por mandar a torturar y a matar, Harguindeguy estaba apostado en una silla de ruedas y apenas dejaba traslucir algo del rictus de aquella cara cuadrada que presagiaba muerte.

Pero si la Justicia y la política fueron piadosas con él, dificilmente lo sea la historia. Harguindeguy fue jefe de la Policía Federal durante el último tramo del gobierno de Isabel Perón, y como tal fue uno de los conspiradores contra la viuda del General Perón. Ya asentado la nueva etapa, ocupó el estratégico ministerio del Interior y desde allí forjó el “núcleo permanente” de la dictadura, en un triángulo que completaban el presidente Jorge Rafael Videla y el ministro de Economía José Martínez de Hoz.

Harguindeguy se jactó y reivindicó las métodos de tortura de los centros clandestinos, ya que, decía, “el enemigo estaba en todas partes”. Pero lamentó haber dejado “desaparecidos”, ya que su anticipo resultó, según él, “un error que lamentar”. Lo describía casi como una falencia táctica o, como también dijo, “un exceso”.

En 2003, durante una entrevista con la televisión francesa, reconoció la influencia de los torturadores de Argelia en la matanza argentina, y los conocimientos adquiridos en la Escuela de las Américas de Panamá, cuna del Plan Cóndor, el aparato represivo continental. “Fueron enseñanzas sobre la forma de interrogar, no sobre la tortura”, explicó. Y recordó que la picana era un invento nacional que empleaba la Policía desde hacía años.

El retorno democrático lo encontró en segundo plano, protegido de algún modo por la publicidad de las Juntas. Y aunque luego fue condenado, Carlos Menem lo benefició con el indulto, lo que le permitió seguir viviendo en su departamento de Recoleta y haciendo gala de sus talentos, como el que desplegaba montado en un caballo de polo.

Ya más cerca en el tiempo, la Justicia desechó el argumento del indulto y volvieron a rondarlo los fantasmas de ayer. Harguindeguy volvió a caer preso en 2006, por orden del juez federal Norberto Oyarbide, y las causas en su contra ya no pararon: secuestros y torturas en Concordia, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú; secuestros extorsivos de empresarios; el secuestro de Quieto; asesinatos en cadena en Tucumán y La Rioja. El juicio que lo conducía a recibir su condena se llevaba adelante en Paraná. Ya habían declarado víctimas y testigos de la verdad de su viejo presagio. Faltaban el veredicto y él. Lo que no pudo la Justicia, lo hará la historia.

© Escrito por Gerardo Young y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 29 de Octubre de 2012.