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viernes, 1 de febrero de 2013

El negocio de los Derechos Humanos… De Alguna Manera...


El negocio de los Derechos Humanos…


El autor de “El Negocio de los Derechos Humanos”, Luis Gasulla, revela los detalles de la investigación antes de su indagatoria ante el juez Oyarbide.

Luis Gasulla nació en Buenos Aires y estudió Comunicación Social en la UBA. Docente y periodista, escribe para la página Plazademayo.com, para Tribuna de Periodistas y para Perfil. Conduce por FM Identidad 92.1 el ciclo "Ahora es nuestra la ciudad", lleva adelante la Biblioteca de la TV Pública en Canal 7 y es autor del libro Relaciones Incestuosas. Los grandes medios y las privatizaciones (Biblos, 2010).




Flujo desbocado de fondos públicos, tráfico de influencias y tergiversaciones simbólicas e ideológicas: de eso está hecha la alianza entre el poder y los Derechos Humanos en la Argentina K. No queda del todo claro cómo fue que el líder de una administración que jamás recibió a estos organismos durante años y años de intendencias y gobernaciones patagónicas, terminó embanderado como caudillo en la defensa de los DDHH. 

Luis Gasulla señala que la matriz de eso que se conoce como "El Relato" está allí mismo: en una bandera que pasó a ser fundamento de la hegemonía política de los Kirchner. Sólo que junto al dinero derivado hacia Madres de Plaza de Mayo, empezaron a reproducirse también los escándalos. Sergio Schoklender, uno de los protagonistas de este libro, no hubiese podido transformarse en lo que llegó a ser sin la complicidad de un sistema conformado por los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que decidieron mirar hacia otro lado. Se archivaron denuncias, se silenciaron protestas y se continuaron subsidiando obras sin importar cómo se usaba el dinero. 

El discurso del "juicio y castigo" y la reescritura del pasado parecían servir para tapar cualquier desaguisado, pero la ruptura escandalosa entre Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender indica que no es así. Y que las manchas en el pañuelo más significativo de la historia nacional sólo pueden multiplicarse.

© Reportaje de Gabriel Levinas, publicado el lunes 31 de Enero de 2013 por plazademayo.com


 

jueves, 26 de abril de 2012

Revista Veintitres Censura... De Alguna Manera...

Las razones de la censura...


El semanario hiperkirchnerista Veintitrés quitó la firma de un redactor y modificó el contenido crítico de una nota. El papel de Sergio Szpolski.

Al cliquear sobre el siguiente vínculo http://veintitres.infonews.com/nota-4280-sociedad-Las-razones-del-horror.html aparece una página vacía. Sin contenido. Sin relato ni nada.

No fue siempre así. Horas atrás, había sido publicada en la página Web de Veintitrés una nota escrita por Tomás Eliaschev al filo del cierre de la publicación. El texto daba cuenta de algunas responsabilidades de la masacre de Once, ocurrida el mismo día. Incluía, por ejemplo, esta declaración de Edgardo Reinoso, dirigente sindical de la línea Sarmiento, donde se produjo la masacre:


“Hicimos denuncias con relación al sistema de señalamiento, al estado de las vías entre Castelar y Once, al estado deplorable en el túnel que va a Puerto Madero –detalla el gremialista. El 13 de mayo de 2011 le planteamos a la empresa el estado deplorable de las formaciones. Pero cuando nos negamos a sacar las formaciones si no hay condiciones de seguridad, somos sancionados”. Reynoso extiende su queja por la falta de acción a todos los organismos vinculados al sistema: “Hicimos una cantidad importantísima de denuncias a todos las dependencias por el mal estado de los trenes: en la CNRT, la Subsecretaría de Transporte Ferroviario, la Secretaría de Transporte y la comisión bicameral de seguimiento de privatizadas, que tienen que vigilar cómo se desempeñan las empresas, y tampoco nos han escuchado. Tampoco hemos tenido respuesta de la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados. La última denuncia que hicimos fue en enero del 2012, en relación al estado del sistema eléctrico de las vías”.

El párrafo duraría poco en la Web, que por la tarde de hoy reorganizó su imagen y quitó esas palabras y estas otras:

“Lo que sucedió es la pintura más desgraciada del colapso de los ferrocarriles. Desde el 2005 denunciamos las anomalías Y LA FALTA DE CONTROL EN LAS CONCESIONES. En este momento reciben millones de pesos todos los meses para el boleto, pero se han enriquecido brutalmente”, denunció Juan Carlos Cena, fundador del Movimiento Nacional de Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos (Mo.Na.Re.FA) y del Instituto Argentino de Estudios Ferroviarios y del Transporte. Cena, ex secretario general de la Asociación del Personal de la Dirección de Ferrocarriles Argentinos y autor del libro Ferrocidio, HACE AÑOS QUE VIENE DENUNCIANDO EL “DESGUACE” DEL SISTEMA FERROVIARIO NACIONAL Y ALERTANDO SOBRE LAS GRAVES CONSECUENCIAS. “ES UNA TRAGEDIA ANUNCIADA”, DIJO A VEINTITRÉS.”

El resaltado en mayúsculas desapareció del texto.

Luego, aparecían estos datos, completamente eliminados:

“Cena es uno de los dirigentes que, a horas de la tragedia, sugirieron que quizás haya llegado la hora de plantear la reestatización del servicio. Hay datos, ejemplos y antecedentes que indican que la idea no es descabellada: el transporte público es un servicio esencial que, por ese motivo, los Estados más desarrollados jamás delegaron en el gerenciamiento privado.

Uno de los puntos que alientan esta alternativa es que el Estado, desde la devaluación del 2001, viene financiando a las compañías a través del otorgamiento de subsidios. Por caso TBA, la firma que explota el Sarmiento, recibió en enero de 2012 casi 77 millones de pesos, alrededor de la mitad de lo que había percibido en todo 2011.

-En 1998, la empresa realizó compras con sobreprecios del orden del 4.000 por ciento con el programa de renovación y puesta a punto del material rodante y del parque tractor de la empresa, adquiriendo material de origen japonés marca Toshiba, fabricado en los ’60.

-En junio de 2003 el coordinador de Transporte Ferroviario, Pedro Cóndori, elevó un informe a la Secretaría de Transporte de la Nación. Puso en evidencia las graves irregularidades en la calidad de los servicios brindados por las empresas ferroviarias concesionadas, como las líneas Sarmiento, Mitre (ambas operadas por TBA), Roca y San Martín. Desaconsejó la continuidad del pago de los subsidios en tanto las condiciones de prestación de los servicios no mejoraran y se ajustaran a la normativa vigente. Cóndori tuvo que dejar su cargo.”

La nota, que en la página Web aparecía firmada por Tomás Eliaschev, fue eliminada y su versión en papel transformada de modo ostensible. Los párrafos citados fueron censurados. La firma modificada por el genérico: “Equipo de Sociedad”.


La revista, que por lo general está los jueves por la noche en los kioscos, recién llegó a esas bocas de expendio el viernes bien entrada la tarde. Según relataron fuentes que prefirieron conservar el anonimato, el mismísimo Sergio Szpolski se habría apersonado el jueves por la mañana en la gráfica donde se imprime la revista y dado la orden que caracterizó en cierto momento a cierto periodismo, pero de distinto talante: “¡Paren las rotativas!”. El motivo no era una primicia, sino la censura.

Al parecer, tenía motivos. Esa misma tarde, Juan Pablo Schiavi reprocharía públicamente la columna de Roberto Caballero en Tiempo Argentino (diario insignia hiperultra K del grupo 23) que, falsamente, anunciaba el fin del menemismo en el ferrocarril. Para Schiavi, suponer que su gestión era parte de esa forma de la política resultaba ofensivo y lo reprochaba en público. Las fuentes suponen que el tirón de orejas había llegado antes y, para prevenir mayores enojos estatales, Szpolski habría decidido rearmar la revista.

El apellido Eliaschev fue cambiado por “Equipo de Sociedad”. Las líneas molestas para el oficialismo fueron eliminadas. Una fina tarea. Que no podría pasar inadvertida para el colectivo de trabajadores que compone la publicación.

Por la tarde del viernes, cuando la revista todavía no había llegado a los kioscos debido al retraso de la reimpresión, el jefe de redacción Adrián Murano tuvo reuniones con los editores y con los redactores en las que reconoció “un hecho muy grave”, “la censura flagrante” y dijo que el hecho era un “ultimátum” que obtendría su renuncia de suceder otra vez.

Los trabajadores oscilaban entre la melancolía y la furia ante la constatación de los mecanismos patronales de censura en su publicación. Sin embargo, muchos descontaban que el hecho supone simplemente una muestra más de kirchnerismo explícito.


© Escrito por y publicado por plazademayo.com el sábado 25 de Febrero de 2012.

 

viernes, 30 de marzo de 2012

Del peronismo sólo queda el recuerdo... De Alguna Manera...

Del Peronismo solo queda el recuerdo…

General Juan Domingo Perón, montando su caballo pinto.

El peronismo vive de las glorias pasadas porque en el imaginario popular no existe otro partido que se ocupe de los pobres.

De aquel peronismo que en los años cincuenta amplió la ciudadanía a quienes hasta ese momento carecían de los más elementales derechos, solo queda el recuerdo, la épica, el discurso, la nostalgia de algo perdido. Y nada más.

Hace ya muchos años que el peronismo dejó de expresar los intereses y necesidades de los pobres. A pesar de sus promesas de inclusión y lucha contra la miseria, la realidad nos muestra, a través de datos precisos, que el movimiento que representaba a los humildes, ha decidido abandonarlos librados a su propia suerte. De aquel peronismo que en los años cincuenta amplió la ciudadanía a quienes hasta ese momento carecían de los más elementales derechos, solo queda el recuerdo, la épica, el discurso, la nostalgia de algo perdido. Y nada más.

El movimiento peronista ha olvidado las viejas consignas y las políticas concretas de inclusión por el trabajo y el acceso a la vivienda, la salud y la educación. Y las ha cambiado por planes sociales que mitigan, pero no resuelven la situación de extrema pobreza en que viven millones de compatriotas.

El partido de los humildes se ha convertido en un partido de millonarios.

Hace ya un cuarto de siglo que el peronismo gobierna en la provincia de Buenos Aires. Es dueño y señor de ese territorio. Pero no ha logrado, siquiera intentado, resolver la situación de dos millones de personas que viven en la extrema pobreza, habitando casi mil villas miseria donde no hay agua, ni gas, ni cloacas, ni pavimento. ¿Escuelas? Escasas y de un pésimo nivel educativo. ¿Centros de salud? Pocos y con falta de recursos elementales.

La propaganda oficial, no obstante, abrumó durante los últimos 25 años con inauguraciones fantasmas. ¿Cuántas obras anunciaron Cafiero, Ruckauf, Duhalde, Solá? ¿Cuántas cintas cortaron para presentar hospitales que funcionan a medias, viviendas que al cabo de un año son una ruina, escuelas que carecen de maestros porque pocos se atreven a ingresar en zonas peligrosas?

El peronismo ya no es lo que alguna vez fue.

En el orden nacional son 19 los años de administración peronista y el fenómeno se repite en todas las provincias, especialmente en las del NOA y NEA, gobernadas por peronistas. Millones de personas viven en condiciones donde se acumulan carencias, necesidades y derechos vulnerados. La mayoría depende de subsidios de diferente tipo, administrados y distribuidos discrecionalmente por los distintos ministerios nacionales, los gobiernos provinciales y los municipios, en ese orden.

Solamente en La Matanza hay 42 villas y 27 asentamientos en donde viven –si es posible utilizar este vocablo- 139.871 personas. Entre ellos hay muchos niños que llegaron, y seguirán llegando a la adolescencia sin haber terminado la escuela primaria. En el distrito de Quilmes hay 16 villas y 32 asentamientos que congregan a 120.097 argentinos que no fueron incorporados al extraordinario crecimiento económico registrado en los últimos nueve años.

Casi el treinta por ciento (28.8%) no cuenta con retrete con descarga de agua, componente básico para el saneamiento y la higiene en cualquier hogar. En algunos sitios los habitantes deben caminar con un balde durante un buen trecho para llegar a la esquina donde una solitaria canilla surte de agua que en muchos casos proviene de napas contaminadas. El último censo nacional demostró que en el partido de Almirante Brown sólo el 16 por ciento de los hogares tiene conexión cloacal. El 32.4 por ciento de las viviendas ubicadas en el Conurbano Bonaerense no cuenta con acceso a la red de agua potable.

Sus habitantes están condenados a sufrir infecciones intestinales, problemas crónicos en la piel y los ojos, entre otras afecciones que, en el caso de los niños, tienen consecuencias para su crecimiento y desarrollo.

¿Qué fue de aquel peronismo que incorporó masivamente a los humildes y los dotó de un fuerte sentido igualitarista que difícilmente tenga parangón en América latina? ¿Qué fue de esa inclusión social que ni las dictaduras militares lograron revertir con sus políticas neoliberales y represivas?

En el escenario político argentino no hay –al presente- ninguna alternativa que formule en su plataforma una radical modificación en la distribución del ingreso. Todos los argentinos nos hemos acostumbrado a convivir con la miseria: vemos circular por las calles a familias que abren las bolsas de basura para comer lo que otros han tirado. Vemos a chicos que acompañan a sus padres en ese ejercicio indigno como si esa escena fuera “normal”, parte de la vida cotidiana. Como si esos condenados no merecieran otra cosa que la existencia que llevan. La miseria ha sido incorporada a nuestros ojos, como un natural escenario urbano: hay autos que recorren las calles, hay árboles que dan sombra en las veredas, hay harapientos que arrastran sus miserias. Están ahí y allí seguirán estando para siempre. La aceptación del término para siempre es de una injusticia imperdonable en un país que, repetimos, ha crecido como pocas veces en su historia gracias a una situación internacional favorable que casualmente se produjo cuando el peronismo kirchnerista llegó al poder.

Y lo más patético de esta situación es que términos como marginación, desempleo crónico, pobreza estructural, de socialización, vulnerabilidad extrema, han perdido su dramático contenido, su verdadera significado, para convertirse en frías descripciones sociológicas que ilustran documentos, artículos académicos y debates públicos entre especialistas.

Quedan así congelados los seres humanos que están ocultos detrás del lenguaje técnico: los que recorren las calles en busca de comida, que viven junto a arroyos nauseabundos, que carecen de viviendas y solo reciben algunas prebendas cuando se acerca la fecha de las elecciones.

Y todo esto ocurre mientras se levantan banderas nacionalistas que reivindican solemnemente derechos territoriales teñidos de palabras como patria, soberanía y argentinidad azul y blanca. ¿Qué significa ese torrente discursivo para quien vive en territorios degradados por la pobreza? La patria es, para ellos, un concepto vacío de contenido, una abstracción que carece de sustento práctico en sus vidas cotidianas y se expresa en su imposibilidad de proyectar un futuro para ellos y sus hijos. ¿Cuál es entonces la expresión social de la palabra patria?.

No se come con la palabra patria. No se cubre de la lluvia ni de los calores, ni del frío, con la palabra patria.

En el año 2010 el 34,6 por ciento de los hogares urbanos de la Argentina seguían careciendo del servicio de red cloacal. Esa cifra se incrementa en el caso del Conurbano Bonaerense, donde el 55,3 por ciento de los hogares se encuentra en una situación de déficit. ¿Esto al cabo de un cuarto de siglo de gobierno popular? La pregunta viene a cuento porque el peronismo kirchnerista no se ha caracterizado por falta de decisiones políticas y económicas. Cancelar la deuda de diez mil millones de dólares con el FMI fue presentado como un acto de soberanía que presuntamente ponía fin a la dependencia. ¿Fue realmente así? ¿No había otras prioridades internas para resolver antes que quedar bien con el organismo internacional? ¿Cuántas viviendas decentes se podrían haber construido con esa suma?

“En la actualidad el Estado paga por una vivienda de 55 metros cuadrados, con infraestructura mínima, muy mínima, aproximadamente 220 mil pesos”, responde el ingeniero e historiador Israel Lotersztain, quien trabajó en la construcción de barrios populares.

Si multiplicamos esa cifra por mil, concluiremos que con 200.000.000 de pesos se pueden construir mil viviendas que albergarán a igual cantidad de familias. Si continuamos la progresión veremos que con dos mil millones de pesos se levantarían cien mil viviendas. ¿Hace falta seguir los cálculos?

Si con ese dinero se resolvía el derecho de los argentinos a una vivienda digna, ¿no era más justo priorizar a los pobres que satisfacer a los bancos del Fondo Monetario Internacional?

Sigamos con los ejemplos: para Fútbol para todos se destinaron 900 millones de pesos por año. Y para la construcción de viviendas a cargo de la organización Madres de Plaza de Mayo se entregaron 675 millones. Esto significa 225 millones menos, más allá de la falta de controles que culminó con una estafa que el juez Oyarbide no se atreve a destapar porque salpicaría a más de uno. Fútbol para todos es dinero volcado en propaganda oficial mientras pobladores de asentamientos siguen viviendo a la intemperie. Esto da cuenta de las prioridades del oficialismo: distraer al soberano con deporte antes de brindarle servicios elementales.

Cuatrocientos millones costará el Automovilismo para todos. ¿Cuántas viviendas, servicios sanitarios o de energía se podrían construir con ese dinero? ¿O con los dos millones diarios que cuesta mantener Aerolíneas Argentinas, una empresa que usan quienes pueden pagar esos pasajes, más allá de que es una línea quebrada, insegura y mal administrada?

El peronismo perdió su antigua vocación de justicia social, más allá de la buena voluntad y honestidad de muchos que vuelcan sus energías en la lucha contra la pobreza.

Las transformaciones no se logran con propaganda. Se consiguen con recursos, con políticas públicas efectivamente inclusivas y con voluntad de cambio. Los recursos desbordaron en estos ocho años las arcas del Estado, pero faltó el impulso de terminar con la miseria en la que viven varios millones.

De otro modo, no se explica que el crecimiento de la población residente en las villas miseria del área metropolitana haya crecido en cinco años el 57,6 por ciento. Sin duda, ese crecimiento refleja también las migraciones internas. Pero ellas se producen, entre otros motivos, por la falta de perspectivas de vida digna en las provincias.

Si agregamos los subsidios que han enriquecido a empresas que brindan pésimos servicios el cuadro es desalentador: solo para Aerolíneas Argentinas el Estado desembolsó 2.439 millones de dólares entre 2008 y 2011. Ferrocarriles ineficientes, colectivos y subterráneos obsoletos son un ejemplo del despilfarro de recursos.

“En los últimos ocho años se ha construido un promedio real de viviendas de 32.500 por año -dice Lotersztain- lo que significa entre 15 y 20 por ciento menos que durante el menemismo. Si se suma a esto el natural crecimiento vegetativo y las migraciones en ese lapso tendremos un cuadro real”.

“Lo notable –agrega- es que con fondos genuinos, me refiero al Fonavi, se destinaron para viviendas, en total, tres mil millones de pesos. En el período de Alfonsín se gastó, en ese rubro, siete veces más”.

A estos datos debemos sumarle los aportes del Plan Federal, aproximadamente cinco mil millones de pesos anuales. Sin embargo, debe considerarse el alto grado de discrecionalidad en la utilización de esos fondos, ya que son manejados por los intendentes de acuerdo con la lealtad al poder y los favores que realizan.

El peronismo ha dilapidado la riqueza que Argentina recibió gracias a una situación internacional favorable. Cuando esta crítica se explicita, la respuesta oficial surge de inmediato: los programas sociales son numerosos y para ellos se destina una buena porción del presupuesto. Y es cierto.

La asignación por hijo es elogiable, el programa Argentina Trabaja es muy importante, todos los programas de ayuda son fundamentales y bienvenidos. Pero los funcionarios deben comprender que esos son paliativos, medidas que resuelven momentáneamente la situación de pobreza e indigencia. Mientras no existan políticas de redistribución efectiva de la riqueza social estos programas seguramente serán necesarios. Sirven para responder a una situación de emergencia que –y este no es un dato menor- se ha prolongado tanto en el tiempo que afecta a varias generaciones de argentinos. Pero no permiten superar y salir de la emergencia permanente. Y este, repetimos, ha sido el panorama de estos últimos ocho años, donde los ingresos nacionales fueron cuantiosos.

“Para el ideario republicano –explica Rubén Lo Vuolo- los gobiernos deberían aplicar políticas que promuevan la independencia económica de la ciudadanía, por ejemplo, promoviendo el acceso universal a las condiciones materiales necesarias para existir sin tener que estar pidiendo permiso y autorización a ningún poder arbitrario (…) Lo que tiene que hacer el gobierno es establecer mecanismos para que las personas accedan a esos derechos de forma igualitaria, universal y lo más incondicional posible”.

Sin embargo, “el poder político y económico ha profundizado su potestad para decidir quién recibe y quién no recibe servicios sociales, asignaciones familiares o asignación por hijo, subsidios por servicios públicos, beneficios de los programas de empleo”.

No es republicana esta forma de organización de la sociedad. Tampoco progresista. Al respecto, Roberto Gargarella señala que “filosoficamente, dejaría de lado el tema progresismo, porque mas allá del auto discurso eso no existe. Me parece que encaja muy bien con lo que se puede llamar conservadurismo popular, o populismo conservador”.

A esto se suma un problema que está estrechamente vinculado con la injusticia: la corrupción. No son temas disociados entre sí; el modelo instrumentado desde el gobierno no cierra sin un alto nivel de corrupción que lo sustenta.

¿Cómo explicar el desmesurado enriquecimiento de los empresarios del transporte sin relacionarlo con funcionarios como Jaime, secretario del área durante la presidencia de Néstor Kirchner, hoy procesado pero en libertad gracias a una justicia que no es ajena a maniobras de esa naturaleza?

¿Cómo explicar las millonarias ganancias que producen los casinos y el Hipódromo entregados a Cristóbal López, un amigo personal del poder que apenas pocos años atrás era desconocido para la opinión pública y que ahora, además, acaba de comprar un banco en una carrera ascendente que no tiene límites?

¿Cómo entender el formidable patrimonio que exhiben quienes dirigen los destinos de la nación, dueños de propiedades en las zonas más caras del país? Carecen del mínimo pudor y adquieren, a la vista de todos, departamentos en Puerto Madero y usan vehículos ostentosos mientras ejercen funciones públicas. Dirigentes políticos, dirigentes sindicales, empresarios que viven del Estado, dueños de casas de juego, de empresas aéreas que nunca tuvieron ni un solo avión, se mueven en un mundo de riquezas mientras propagandizan un modelo popular y nacional.

El peronismo se ha vuelto millonario. Hace rato que se ha vuelto millonario: los Menem, Duhalde, Scioli, Kirchner, De la Sota, también los Cafiero, los Ruckauf, por nombrar apenas un puñado, nada tienen que ver con Frondizi, Illia, Cámpora o Alfonsín, que murieron dejando casi vacías sus cuentas bancarias.

La justicia, en tanto, mira para otro lado mientras algunos jueces imitan la ostentación de riqueza de aquel peronismo menemista. ¿Cómo un juez puede comprar un anillo de 250.000 dólares sin que sus pares le quiten sus fueros y lo juzguen? ¿Cómo otros jueces pueden servir de fuerza de choque para beneficiar a monopolios oficialistas que compiten contra otros monopolios no oficialistas, violando jurisdicciones? ¿Cómo funcionarios pueden recibir salarios que superan los salarios del llamado primer mundo?

El proceso de degradación de la política ha llegado a límites alarmantes y es tolerado por una opinión pública que cree que eso es inherente al Estado. Que nunca se va a cambiar, porque así es la vida.

El aeropuerto de Miami desborda de argentinos que compran artículos electrónicos, igual que en épocas de Martínez de Hoz, igual que en épocas de Cavallo.

Quizá sea ese el secreto de una sociedad complaciente.

Pero a esa sociedad, a la clase dirigente, a los militantes honestos y de buena voluntad, hay que recordarles una pregunta sencilla que parece haber sido olvidada: ¿Cuál es el principal objetivo de la acción política en el marco de un sistema democrático?

Hay solo una respuesta posible: que los pobres vivan dignamente, que sean efectivamente sujetos de derecho y accedan a educación y salud de calidad, vivienda digna, a un medio ambiente sano, a un transporte eficiente, que se les garantice seguridad ya que son las primeras víctimas de la violencia y el gatillo fácil. La política debe servir para que todos los miembros de una sociedad tengan asegurada una vida digna de ser vivida y para esto no se necesita retórica, patrioterismo y propaganda, se necesitan buenas políticas, buenas decisiones, buena voluntad y adecuada asignación de los recursos.

No existe ningún otro objetivo que supere esta premisa. Y aquel viejo peronismo igualitario parece haberlo olvidado.

© Escrito por Sergio Bufano y publicado por plazademayo.com el jueves 29 de Marzo de 2012.

sábado, 24 de marzo de 2012

Los Antisemitas según CFK... De Alguna Manera.


Los “cara pálida” reflexionan por encargo...

 Comunicado de la DAIA.

Pequeño relato de una nueva claudicación de la dirigencia comunitaria judía.

El lunes, Cristina Fernández encontró “cierto tufillo antisemita” en el editorial que Carlos Pagni escribió en La Nación sobre el vice Ministro de Economía, Axel Kicilloff. Durante su discurso, la presidenta se refirió a una nota en la que el periodista emparentaba el dogmatismo del funcionario con sus orígenes marxistas y su ascendencia rabínica.

El miércoles un “comunicado oficial de la DAIA”, que repudiaba el artículo de Pagni fue difundido por la agencia estatal TELAM .

Como ese comunicado no había sido distribuído por la DAIA en ningún otro medio, me puse en contacto con un dirigente de la DAIA, quien aseguró que no había existido dicho documento y que, suponía que podía tratarse de una declaración que algunos referentes de la organización habrían hecho a un periodista. Agregó que un comunicado de la DAIA requiere el concenso de la mesa directiva y lleva la firma de varios de sus máximos dirigentes. Todo lo demás son opiniones personales.

Mario Comisarenco, tesorero de la DAIA, fue quien junto a Aldo Donzis, presidente de la entidad, habrían formado parte de esa conversación.  El tesorero me confirmó que en un conversación donde se habló sobre el antisemitismo en Argentina, les habían preguntado sobre el escrito de Pagni, pero afirmó que en ningún momento la entidad emitió un comunicado, ni pensaba hacerlo. Comisarenco se mostró terminante en sus declaraciones, incluso cuando le pregunté si la DAIA no daría marcha atrás públicamente, él me aseguró que no. No hubo ni iba a haber ningún comunicado.

La entrevista periodística no estaba únicamente enfocada en este episodio: se hablaron entre otras cosas de la dictadura militar, de la falta de puestos jerárquicos para judíos en el Ministerio de Relaciones Exteriores en épocas anteriores,y de cómo esa situación parecía revertirse en el presente. Sin embargo, el punto más sobresaliente de la conversación fue las opiniones, entre ambiguas y hasta contradictorias, que las autoridades de la Delegación de Asociaciones Israelitas dieron acerca de los malos recuerdos que evocaban términos  como “marxista”, “rabino” y “dogmático”, como reminiscencias de un pasado en el que se condenaban esas filiaciones. No todos coincidieron en el pretendido antisemitismo del editorial, y en todo caso, se trataba de declaraciones a título personal; de ninguna manera de un comunicado oficial.

En un derrotero de incomunicación , el autor de la nota le había hecho llegar a Santiago Álvarez, presidente de Télam y militante de La Cámpora esta información y la agencia obedeció sin más en publicarla como “comunicado”, según Beto Emaldi, gerente de noticias. Sin embargo, Emaldi no pareció acusar recibo cuando le expliqué la situación y lo insté a un rectificación:  “¿Qué es lo que tengo que arreglar?, ¿Cuál es la diferencia?”, fue su respuesta. Un comunicado oficial involucra a todos los miembros de la organización, lo cual no puede equipararse a una opinión, aunque se trate de un miembro de la Comisión Directiva. Esa fue la última conversación que tuve con Télam.

Al día siguiente, después de una charla telefónica entre Aldo Donzis y Fernán Saguier, en la que el presidente de la DAIA aseguró la inexistencia de comunicado oficial alguno condenando la nota, La Nación publicó esa declaración. A pesar de  esto el jueves temprano el presidente de la DAIA en un impredecible giro que dejó en offside a varios periodistas, decidió rectificar sus dichos en el programa radial de Víctor Hugo Morales, manifestando que si bien no existió un comunicado, sí hubo una “reflexión” escrita que se había publicado y distribuido con membrete de la DAIA. Ante la insistencia del periodista que quería saber por qué no se había emitido directamente un comunicado,  Donzis salió del paso argumentando que solo se trataba de una diferencia de “formato”.

Llama la atención que el único medio que tuvo acceso a dicho texto haya sido Télam. Su publicación en la página oficial de la DAIA, si bien tenía como fecha el 13 de marzo, fue en realidad publicada posteriormente, cuando la cuestión ya había tomado vuelo propio. Esto fue comprobado incluso por algunos seguidores de Twitter, como Leandro Fernández que, tras conocer mi versión de la historia e intentar desmentirme, pudo tener acceso al caché de la página de la Delegación en la que constaba que la publicación de la ¨Reflexión política”, había ocurrido con, por lo menos, un día de retraso a la fecha de publicación que se intenta sustentar.

Por otra parte, esas reflexiones no son el mecanismo usado por la DAIA para expresar sus habituales repudios a los hechos de antisemitismo. Difícilmente las reflexiones reemplazan los comunicados  institucionales.

El “Comunicado/reflexión política” decía, entre otras cosas, que “la comunidad judía argentina observa con preocupación la utilización, por parte del periodista Carlos Pagni, del …usual de la tradición hebrea” y concluía que “el artículo de Pagni referido al parentesco rabínico de Kicillof, aparece como mínimo equivoco o participe de un posible desliz discriminatorio”. Por otra parte, el texto hablaba en nombre de “toda la comunidad judía argentina”, pero ni siquiera un comunicado oficial puede arrogarse ese derecho. En última instancia, se puede hablar en nombre de toda la comunidad judía organizada.

Cabe preguntarse qué fue lo que movilizó a la DAIA a este manotazo de ahogado que, no hizo sino dejar en una situación confusa y ambigua a sus referentes. Mi última comunicación con Mario Comisarenco aclaró mis sospechas. Al preguntarle si esa declaración existía con anterioridad a que comenzara el conflicto, me respondió que no veía la diferencia. Entre excusas y justificaciones, me explicó que su posición como dirigente es muy distinta a la mía que “yo tengo que defender una situación que va más allá. Vos sabés que los teléfonos están pinchados, que esta conversación puede estar siendo escuchada”.

-        ¿Me estás diciendo que te obligaron a decir esto?

-        Te estoy diciendo que lo hablemos personalmente.

-        Pero esa comunicación por vía de una reflexión, ¿existió o no?

-        Ahora existe.


Parece que la reunión mantenida el miércoles en el Ministerio de Defensa rindió los frutos buscados y la presidenta , que habló el miércoles por la tarde del comunicado de repudio de la DAIA a La Nación, cuando aún no existía , tuvo merced a este acto de genuflexión su comunicado.

Cristina Fernández de Kirchner y Aldo Donzi.

Cuando terminé la conversación con Comisarenco, hablé con varios dirigentes y amigos relacionados a la comunidad y finalmente me acordé de Félix Díaz, otro líder de su comunidad, los qom.

Félix representa sólo a 850 familias libradas a la buena de dios, sin el más mínimo poder, padeciendo privaciones básicas como la falta de agua y el acceso a la salud. Son presionados permanentemente por autoridades nacionales, provinciales y locales. En una oportunidad acompañé a Félix en su lucha en Buenos Aires durante el acampe y presencié los aprietes de la Cámpora que fueron insistentemente desmentidos. El propio Félix prefirió sabiamente callar para lograr su cometido, que era llegar a la mesa de negociaciones.

En esa oportunidad le pregunté si yo debía hacer otro tanto para no interferir sus planes y Félix me dijo: “vos hacé tu trabajo que yo voy a hacer el mío, yo voy a esperar a después de la reunión para hablar, vos seguí haciendo lo que hacés.”

Félix jamás me desmintió y jamas  se doblegó. Los qom no tienen premios Nóbel, no tienen empresas, poder, no hay nada equivalente para ellos al inmenso poder de fuego de la comunidad judía internacional, sin embargo, su dignidad y fortaleza hace ver a los dirigentes de la DAIA como verdaderos Caras Pálidas. Un Apriete el día miercoles en el Ministerio de Defensa terminó con la poca dignidad que les quedaba, y el falso comunicado al que aludió Cristina el miércoles a la tarde , se convirtió post facto en verdadero.

© Publicado por plazademayo.com el viernes 16 de Marzo de 2012.

Espionaje en el Batallón 601... De Alguna Manera...

Un espía en los organismos de Derechos Humanos...

 
Otro servicio del Batallón 601 fue detectado en una organización popular. A horas de un nuevo aniversario del 24/3/1976, un nuevo caso de espionaje.


Un fantasma recorre los ámbitos de la militancia, especialmente la militancia de la izquierda: es el fantasma del “infiltrado”. Del servicio. Del espía. Los más despreocupados señalan que tal figura correspondería a una especie de mito urbano. Otros que sería un anacronismo. Los más cuidadosos dicen que son como las brujas: no existen, pero que los hay, los hay. Por eso esos ámbitos suelen conmoverse si se comprueba que un topo logró confundirse en sus filas. Algo así ocurre ahora mismo en el mundo de las organizaciones de derechos humanos. Un militante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, una de las instituciones más tradicionales del país en estos temas, había fungido como agente civil del Batallón 601 durante la última dictadura militar.

Así aparece en la “Nómina del personal civil de inteligencia que revistó en el periodo 1976/1983”, según consta en los archivos públicos de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación: “Amarilla Bonifacio Alberto 8.228.739”. El orden del listado lo ubica en el renglón 213.

“Lo conocí a través de su participación en el Encuentro por la Verdad, la Memoria y la Justicia, que él integraba en representación de la Liga -recuerda Carlos Lordkipanidse, conocido como “El Sueco”, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos-. Amarilla participaba en reuniones de elaboración de documentos y llegó a ser el responsable de finanzas del Encuentro: era el que recaudaba el dinero de todas las organizaciones, quien hacía imprimir los afiches, las banderas. Su rol le permitía acceso y contaco con militantes de todos lados, les pedía el celular para comunicarse con ellos, presenciaba nuestras reuniones y estaba al tanto de las posiciones que se sustentaba en ellas”.

Así lo documentan los mails que solía enviar, detallando la actividad del Encuentro, la fallecida militante Adriana Calvo: “Se designaron los responsables de conformar las Comisiones de Organización (Carlos Lordkipanidse, AEDD), Finanzas (Alberto Amarilla, Liga), Documento (Diana Kordon, Liberpueblo) y Prensa (Margarita Cruz, AEDD). Como siempre, se invita a participar en las Comisiones a los representantes de todas las organizaciones que lo deseen”, dice uno de ellos. Otro aporta más sobre su rol como recaudador: “Informaron las Comisiones de Finanzas, de Organización y de Documento. Finanzas: Recordó la decisión de que todas las organizaciones contribuyan con $100 salvo aquellas muy pequeñas que pidan una excepción a la Comisión para aportar $50. Aportes: en la próxima reunión o en la Liga, Corrientes 1785, 2º C, Alberto Amarilla, de 16 a 18 hs”. Ambos mails corresponden a la organización de la marcha del 24 de marzo, aniversario del inicio de la última dictadura, en 2004.

“Accedió a mucha información y participaba de las marchas ocupando alguna función en seguridad y organización -sigue recordando Lordkipanidse–. También tenía un programa en FM Parque Patricios, una vez me invitó a hablar ahí”.

–¿Qué lo llevó a verificar si Amarilla figuraba en el listado de los servicios del Batallón 601?
–(Reflexiona) Quizás una fibra paranoica. (Ríe) A mí particularmente me parecía que tenía un aspecto extraño. Por un lado, eso muestra mi paranoia. Pero por otro, era un ñato con una cara de sargento que se caía. Ahora, hay gente con cara de sargento que no tiene nada que ver con los militares, ¿no? En este caso, verifiqué que su nombre se encuentra en los listados de agentes del Batallón 601.

Los registros oficiales señalan que Amarilla vive en el barrio de Lugano, en su calle principal, Soldado de la Frontera. Este cronista se dirigió a ese domicilio. Al comenzar el otoño, la noche de los monobloques de Lugano se vuelve más vacía, solitaria. Luego de tocar varias veces el timbre del departamento que figura a nombre de Amarilla y de que no hubiera respuesta, este cronista decidió retirarse, no sin antes preguntar por el supuesto servicio de inteligencia a una vecina que ingresaba al edificio, sin resultados positivos.

–¿Pudo transmitir este descubrimiento a los organismos de derechos humanos?
–La gente de la Liga está enterada a partir de una conversación que tuve con ellos –explica Lordkipanidse–. Hace alrededor de un año les comuniqué el hallazgo. Correspondía que hicieran una denuncia pública sobre esa situación: fue un militante suyo que tuvo contacto con miembros de muchas otras organizaciones. Me decían que hacía mucho que no lo veían y que no figuraba por ningún lado.

Lo cierto es que Amarilla nunca dijo que había trabajado para el Batallón 601 y que luego se había dado vuelta, nunca hizo una autocrítica y ocultó su pasado como agente civil. Entonces amerita que se haga pública su situación. Son un organismo de derechos humanos y son las víctimas de un probable caso de infiltración. Pero hay responsabilidades políticas. La de aquellos que fueron conminados a decir que pasaban estas cosas y no lo hicieron. Hay un ocultamiento de esta cuestión y no sé por qué razón.
Graciela Rozenblum es una de las profesionales que milita en la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, ligada al Partido Comunista.

–Esa persona estuvo vinculada a la Liga hace muchos años, se desvinculó allá por 2006 –dijo la abogada a plazademayo.com–. No tenemos más información de esta persona posterior a ese momento.

–¿Cuál era su rol en la Liga?
–Él era obrero de la construcción, hacía arreglos en casas, pintura fundamentalmente, y colaboró en el área de prensa de la Liga, tuvo un programa de radio. Participó de la organización de los actos del 24 de marzo representando a nuestra institución hasta fines de 2006. Después perdimos todo contacto con él.

–Sabiendo que esta persona fue agente del Batallón 601, en retrospectiva, ¿cómo evalúa su comportamiento en aquella época?
–A ver. ¿Para qué querés esta información? Yo no estoy dispuesta a que se publique lo que estoy diciendo.

–No entiendo. Como dije al presentarme, soy periodista y esta información será publicada en una nota en plazademayo.com.
–Nosotros estamos evaluando qué vamos a hacer con ese tema. Pero no hacemos declaraciones públicas sobre esta persona.

–Bien, hasta este momento las estuvo haciendo, le dije que era para plazademayo.com.
–No me dijiste que era para publicar, eso es mala fe. Me preguntaste hasta cuándo estuvo vinculado y te contesté. Hasta ahí, está todo bien. Lo demás es resolución de la organización. Evaluaciones y todo lo demás. No te voy a dar mi opinión personal.

–Este es un tema que excede a lo personal.
–La Liga se enteró en un momento y lo que hagamos con este tema es un asunto institucional.

–Es un problema social ya que esta persona no sólo ha tenido un trabajo, probablemente, de infiltración en la Liga, sino que ha tenido contacto con militantes de otros espacios.
–Mirá, las personas que están en esa lista, algunas de las que han sido denunciadas por mí, como Gerardo Martínez, hay que chequear un montón de información. Mi palabra es que esa persona se desempeñó en nuestra organización hasta 2006, más que eso no te voy a decir. Yo sé que estás trabajando, pero yo tengo que preservar a mi organización.

–Por eso, ustedes hace muchos meses conocen esta situación.
–El que te informó, no sé por qué te lo informó. Esa persona en vez de hablar contigo, debería haber hablado con nosotros.

–Por eso mismo, ustedes fueron informados varios meses atrás sobre esta situación.
–Mirá, nosotros somos muy cordiales con el gremio de los periodistas. Terminemos esta conversación acá, no quiero enojarme ni quiero que te enojes. La información oficial es que esta persona colaboró con la Liga hasta 2006. ¿Qué vamos a hacer con esta denuncia? Lo estamos discutiendo.

–Muy bien, muchas gracias.
–Hasta luego.

La reacción de la miembro de la Liga suena extraña. “Nosotros, quienes integramos el Encuentro por la Memoria, Verdad y Justicia, siempre hemos compartido la idea de que cuando se descubren situaciones de esta naturaleza hay que hacerlas públicas –explica Diana Kordon, de la agrupación de DDHH Liberpueblo–. Es lo que sucedió cuando se descubrió que Raúl Tarifeño, miembro del MST de Neuquén, había sido agente civil del Batallón 601. Todos compartimos que hay que denunciar”.

La Liga por los Derechos del Hombre no integra más el Encuentro por la Memoria, Verdad y Justicia desde que el Partido Comunista, al que está ligada, adscribió al oficialismo kirchnerista. ¿Quizás denunciar el pasado de Alberto Amarilla como servicio también implicaría denunciar la inacción del gobierno sobre la investigación de cada uno de los hombres y mujeres mencionados en esa lista?

“El gobierno sólo entregó ese listado, no los legajos de cada miembro del Batallón 601 que están en su poder –señala Claudia Ferrero, abogada de la Asociación de Profesionales en Lucha–. El juez Ariel Lijo cajoneó la investigación sobre esos listados. Muchos de los nombrados en esos listados siguen su actividad de espionaje sobre las organizaciones y militantes”.

El sábado se cumplen treinta y seis años desde que la dictadura militar más sangrienta de la historia argentina tomara el control del Estado. Desde allí erigió un aparato de inteligencia para vigilar los movimientos populares.

El Batallón 601 y su red de agentes civiles fue uno de sus centros. Que perduran. Basta pensar en la acción de espionaje de la Gendarmería y el Proyecto X que fue revelado por su accionar de infiltración entre obreros combativos de Zona Norte hace un par de meses. Los servicios de inteligencia, incluso, exceden los controles que los gobiernos puedan tratar de imponer, ya que gozan de cierta autonomía en aquellos lugares del Estado donde operen. Por eso es necesaria una acción decidida para acabar con esos aparatos de vigilancia y control.

Alberto Amarilla, de 65 años, había formado parte de los grupos de apoyo de inteligencia civil a la dictadura. En años cercanos, había organizado junto a organismos de derechos humanos las movilizaciones en repudio a la dictadura de la que él había formado parte. En su departamento en Lugano nadie responde. Muchos se preguntan dónde está Amarilla hoy.

© Escrito por Diego Rojas y publicado por plazademayo.com el jueves 22 de Marzo de 2012.