domingo, 25 de noviembre de 2018

Después del Museo Malvinas, el historiador y novelista Federico Lorenz quiere dirigir el Nacional de Buenos Aires… @dealgunamanera...

Después del Museo Malvinas, el historiador y novelista Federico Lorenz quiere dirigir el Nacional de Buenos Aires…

Aspirante a rector entre otros seis candidatos, Lorenz cree que la gran visibilidad y el capital simbólico del CNBA desdibujan su misión en la educación de vanguardia. Fuente: Diario La Nación. Crédito: Santiago Filipuzzi

En septiembre de este año, el historiador y escritor Federico Lorenz (Buenos Aires, 1970) renunció a su cargo como director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Aunque desde varios sectores se atribuyeron razones políticas a esa decisión (Lorenz había accedido por concurso a la dirección del museo en 2017), el autor de “Los muertos de nuestras guerras” declaró que lo habían motivado dos cuestiones. Una, vinculada a la muerte de su padre, era de índole personal y la otra estaba asociada a su primera y más fuerte vocación: la docencia.

© Escrito por Daniel Gigena el 22/11/2018 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Acompañado por una decena de profesores, presentó ahora su proyecto de gestión institucional en calidad de candidato para el cargo de rector del Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA). "Se trata de una institución compleja, de gran visibilidad pública y de enorme capital simbólico, lo que muchas veces desdibuja lo que debería ser: un establecimiento de educación secundaria, dependiente de una universidad nacional, y de vanguardia pedagógica", dice Lorenz en conversación telefónica con La Nación.

Desde el martes se encuentra en Chubut, donde participa del Foro de Estudios sobre Historia Reciente organizado por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco en la sede de Comodoro Rivadavia.

Este año, poco antes de su renuncia a la dirección del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur Lorenz dio a conocer: En quince días nos devuelven las islas  (UNR Editora), un ensayo-ficción donde conjetura qué ocurriría si el gobierno británico decidiera restituir las Malvinas a la Argentina. Mientras tanto, escribe un libro sobre el rol de los docentes de escuelas secundarias en el siglo XXI, que será publicado por Paidós a inicios de 2019. En el museo, como director interino, lo reemplaza Gustavo Álvarez Rodríguez.

El escritor e investigador egresó del CNBA en 1988 y, desde 2008, es profesor de Historia Antigua y de Historia Argentina y Mundial Contemporánea. Deberá competir con otros seis candidatos que aspiran a suceder al profesor Gustavo Zorzoli en su cargo. El hijo de Lorenz también se formó en esa prestigiosa institución y su hija cursa el tercer año.

No es muy auspicioso el contexto en que se anuncian las candidaturas para dirigir el "Colegio", como se lo conoce en círculos académicos y entre graduados. Con tomas que se extienden en el tiempo, denuncias de abuso hechas por estudiantes en actos de graduación y reiterados episodios de violencia, el CNBA fue noticia a lo largo de 2018. "Del Colegio siempre se dan informaciones como esas y las críticas de algunos comunicadores ya son parte del folclore. Sin embargo, son muchas las familias que quieren que sus hijos se formen en el Nacional y la institución se da el lujo de elegir a los estudiantes mediante un exigente curso de ingreso. Debemos usar esa fuerza para impulsar un pacto de convivencia", arriesga Lorenz.

Fuente: Archivo - Crédito: archive

Entre sus propuestas, que se pueden leer en la página web del CNBA, figuran una evaluación institucional para impulsar una reforma del plan de estudios, el cumplimiento de la ley sancionada en 2006 que establece la Educación Sexual e Integral, la creación de un Museo del CNBA y la crítica de la idea de meritocracia. "Hay muchas presunciones y mandatos que pesan sobre los estudiantes que asisten al CNBA; nosotros queremos reemplazar la meritocracia por una épica de la solidaridad que toda institución pública debería alentar", señala.

La prehistoria del CNBA se remonta a los tiempos de la colonia, cuando en el predio de la Manzana de las Luces funcionaba el Real Colegio de San Carlos. Luego de la emancipación de la corona española, la institución adoptó otros nombres hasta que, por decreto del presidente Bartolomé Mitre, se creó el CNBA en 1863. Desde entonces se lo conoce como "el colegio de la patria", destinado a la formación de dirigentes. En 1911, fue incorporado a la Universidad de Buenos Aires por decreto del presidente (y exalumno) Roque Sáenz Peña. El actual edificio del CNBA (Bolívar 263) fue proyectado por el arquitecto francés Norbert Maillart. Su construcción costó fortunas, duró más de veinte años y se lo pudo inaugurar recién el 25 de mayo de 1938. En julio de 2016, el presidente Mauricio Macri lo declaró monumento histórico nacional.

Varios libros reconstruyen la historia del CNBA. Entre ellos, se pueden mencionar Breve historia del Colegio Nacional de Buenos Aires (Juvenilia Editores), de Horacio J. Sanguinetti, que fue rector de esa casa de estudios por un extenso periodo a partir de 1983, y, más reciente, el de Alicia Méndez, El Colegio. La formación de una elite meritocracia en el Nacional Buenos Aires (Sudamericana). "El Colegio es una personalidad espiritual. En él se formaron los próceres de la independencia, la hueste civil de Echeverría que dictó la Constitución Nacional, los organizadores del 80, y muchedumbre de sabios, artistas, profesores, magistrados y hombres útiles a la República", escribió Sanguinetti.

Con una importante carrera docente, Lorenz fue también alumno del Colegio, adonde asisten sus hijos. Fuente: Diario La Nación. Crédito: Santiago Filipuzzi

"Al comenzar a transitar el armado de esta propuesta de gestión, recibimos recomendaciones de colegas, que se pueden sintetizar en que nuestro mayor desafío sería volver a hacernos sentir a todos parte de un proyecto colegial. Algo se rompió en el colegio que teníamos y no va a ser fácil recuperarlo", admite Lorenz. Consultado sobre la decisión de aspirar a conducir el CNBA por cuatro años, agregó: "Mantengo muy buena relación con estudiantes y colegas, y mi único capital es la legitimidad que siento que tengo para funcionar como puente entre ellos". Según él, los adultos muchas veces olvidan que el CNBA es un colegio secundario al que asisten menores de edad que necesitan reglas claras y consensuadas. Más de 2100 estudiantes y alrededor de 350 profesores al frente de cursos habitan el Colegio Nacional de Buenos Aires en los tres turnos diarios. En ciento cincuenta años de historia, tuvo poco más de cincuenta rectores. Hasta ahora, solo dos fueron mujeres.

El próximo miércoles 28, una junta integrada por profesores, estudiantes y graduados elevará una terna de candidatos al Consejo Superior de la UBA, organismo que decidirá quién regirá los destinos del CNBA entre 2019 y 2023. El nombre del rector o de la rectora se conocerá entre diciembre y los primeros meses de 2019. El inicio del ciclo lectivo en la institución en la que se formaron Bernardo Houssay, Alfredo Palacios, Alberto Vanasco, Martín Caparrós, Ana María Shua, Mario Bunge y Alberto Kornblihtt, entre tantos otros cuando eran adolescentes, está previsto para el 3 de marzo.


viernes, 23 de noviembre de 2018

La batalla legendaria del A.R.A. San Juan (S-42)... @dealgunamanera...

Este era el Submarino A.R.A. San Juan (S-42)


Esta es la mejor forma de recordarlo. Pagaron con sus vidas, vigilando nuestro mar, el estado de abandono de todas nuestras fuerzas armadas. QEPD.

© Escrito por Jorge Fernández Díaz el jueves 15/11/2018 y publicado por cienradios.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El submarino del capitán Trama ingresó en el puerto de Norfolk bajo una niebla ominosa. Su misión secreta consistía en participar de una guerra ficticia.

Fue recibido por altos oficiales de esa base naval y quedó al cuidado logístico del USS Canopus, un buque que abastecía a otros cinco submarinos clase Los Ángeles.

Gustavo Trama y sus hombres fueron alojados en tierra y agasajados bajo las usuales normas de la fraternidad del mar. El A.R.A. San Juan (S-42) había zarpado el 17 de febrero de 1994 desde Mar del Plata y estaba ahora en el Atlántico Norte por una única razón: la flota más poderosa de la Tierra utilizaba desde hacía décadas submarinos nucleares, y quería probar su sistema de detección y su capacidad de maniobra frente a una nave convencional.

Acaso la leyenda y el prestigio del A.R.A. San Luis (S-22) hacían más interesante todo el operativo: aquel otro submarino diésel-eléctrico con torpedos filoguiados, primo mayor del San Juan, había vuelto literalmente locos a los tripulantes de la Royal Navy durante la guerra de Malvinas, y su derrotero era estudiado con admiración.


Trama llegaba a esas fechas con vasta experiencia. Había encontrado su vocación en el cine clásico de Ford, Fuller y Powell. Y se había sometido a esa escuela extremadamente rigurosa: años después él mismo ejercería allí como instructor de submarinistas y buzos tácticos.

El oficio no es para cualquiera. En cuanto un aspirante ejecuta el “escape del submarino”, dentro de un tanque de agua y a través de una escotilla, se descubre si verdaderamente posee la fibra necesaria para emprender esa épica.

Es una prueba crucial, que prefigura una vida de navegaciones largas y espacios cortos, poco recomendable para los impacientes, los expansivos, los conflictivos y los claustrofóbicos.

Un viejo chiste asegura que la Marina se divide entre los submarinistas y los que no pudieron serlo. En el bautismo del A.R.A. San Juan (S-42) tocaron la marcha “Viejos camaradas”, que frasea: “Tanto en la necesidad como en el peligro, siempre manteniéndonos juntos”. Ese himno también alude a la filosofía pragmática del “hoy es hoy”, porque así es “la vida del guerrero”.

En una sala de situación, Trama y los demás guerreros de la base de Norfolk fueron anoticiados acerca de la batalla estratégica y psicológica que daría comienzo cuanto antes.

Partirían de una hipótesis territorial, el desembarco militar bajo presunto fuego hostil y el rescate de imaginarios rehenes que mantenían prisioneros en una embajada inexistente.

Habría dos equipos: uno azul, que concentraría a la Segunda Flota, encargada de la recuperación, y uno rojo, que haría las veces de enemigo y trataría de impedir esas acciones. Los azules corrían con obvia ventaja: más de treinta unidades de línea, incluidos dos portaaviones, destructores, submarinos, buques logísticos y la nave Comando, el USS Mount Whitney.


Los rojos, que tenían la orden de esconderse y atacar, eran solo tres fantasmas sumergibles; el San Juan estaba entre ellos. El ejercicio debería efectuarse en áreas de diversa profundidad, y Trama pensó íntimamente que se trataba de una cacería y que la mejor tecnología del mundo los buscaría para batirlos o neutralizarlos.

Una ejercitación de semejante complejidad es mucho más que un juego: está en cuestión el orgullo y se vive como una guerra real.

El San Juan se sumergió al este del cabo Hatteras y se lanzó a la aventura de no ser descubierto y de lastimar a la US Navy. A partir de entonces hubo abordo silencio mortal y alerta constante.

Los azules lanzaban desde el aire sonoboyas y los helicópteros rastrillaban con prismáticos y sonares la zona operacional. La embarcación argentina se cruzó con un submarino azul, que no llegó a detectarla, y más adelante, se metió entre varios pesqueros y navegó a plano de periscopio haciendo creer a todos que era uno de ellos.

Esas jugadas son riesgosas: en zona de submarinos nucleares una colisión bajo el agua puede tener una dimensión extraordinaria, y las redes de pesca pueden malograr el ardid y causar accidentes fatales.

Durante jornadas de insomnio y atención completa, en situación de combate, el San Juan fue completamente invisible.

Llegó a cursar tres días sin hacer snorkel, escuchando el acecho de los aviones, los helicópteros y los distintos barcos azules.

Hasta que ubicados en una nueva área de patrulla, de pronto el sonarista le comunicó a Trama rumores acústicos inequívocos. Esta vez no se trataba de simples incursiones; la mismísima Segunda Flota del Atlántico Norte parecía encontrarse a pocas millas náuticas.

Con los instrumentos, el capitán confirmó la presunción y concluyó que venían directamente hacia ellos; ordenó entre susurros avanzar también a su encuentro, pero con rumbo oblicuo.

Todo indicaba que los destructores estaban formando una cortina protectora en la vanguardia. Frecuentemente, eso significa que protegen en el núcleo al buque Comando.

Trama bajó la velocidad a tres nudos, especulando con la corriente, y dejó que los destructores lo pasaran por encima sin sospechar nada.

Atravesó así la cortina, ordenó emersión a plano de periscopio y divisó el centro mismo de la formación a unos cinco mil metros. Se trataba efectivamente del USS Maunt Whitney.

En un combate real, Trama habría disparado un solo torpedo: a esa distancia no hay forma de fallar, lo hubiera hundido de inmediato.

Lo que hizo esta vez fue tomar una foto desde esa posición, volvió a sumergirse con sigilo y transmitió la novedad encriptada.


Siguieron jugando al gato y al ratón con ese submarino endemoniado durante dos días más, hasta que fracasados todos los intentos de localización, les ordenaron reaparecer y volver a puerto. En el muelle, el comandante del bando rojo les gritaba: “¡Los vencimos!”.

Al regresar a casa, Trama descubrió que había bajado ocho kilos y sospechó que esa misión lo perseguiría a lo largo de toda su carrera.

De hecho, durante varios viajes profesionales sus colegas de otros países se encargaron de recordarle aquella proeza: el ejercicio fue un hito porque demostró la vigencia, la ubicuidad insólita, la mortífera eficacia de los submarinos convencionales.

El capitán llegó a contralmirante y nunca consideró que aquel simulacro tuviera el valor de una hazaña. Hubiera preferido combatir en Malvinas con ese mismo buque y esa misma dotación.

Pero existe un fuerte vínculo sentimental entre el comandante y la nave que lo arropó en aquella peripecia famosa. Es por eso que cuando la noticia de su desaparición le llegó por WhatsApp se le aceleró el pulso.

Entre los 44 figuraba el suboficial principal Javier Gallardo, que en 1994 era su cabo de operaciones (infinidad de veces se acodaron juntos en la carta náutica para estudiar las corrientes), y también el hijo de su gran amigo, el capitán Jorge Bergallo, con quien compartieron vacaciones y crianza.

A Trama y a Bergallo se unió otro profesor de la Escuela de Guerra Conjunta: Alejandro Kenny. El Ministerio de Defensa los sacó a los tres de su retiro y los nombró en una comisión cuyo objeto consiste en resolver, cueste lo que cueste, el doloroso enigma. Trama fue preparado para ser un guerrero; nunca imaginó que debería ser un detective.

Y el A.R.A. San Juan (S-42), su compañero más fiel, fue diseñado para volverse invisible al ojo humano. Hoy, librado a su suerte, sigue paradójicamente cumpliendo ese destino inescrutable.

La vida es caprichosa, tiene vueltas sorprendentes, y el océano, como decía Borges, es un antiguo lenguaje que ya nadie alcanza a descifrar. 



miércoles, 21 de noviembre de 2018

Selección Argentina. Amistoso. Argentina 2 vs. México 0... @dealgunamanera...

Icardi y Dybala anotaron su primer gol en la Selección en victoria por 2-0 sobre México.

El gol de Mauro Icardi fue el primero del argentino con la selección mayor.

Con un gol del delantero del Inter, al minuto de juego, y otro Dybala, a cuatro del final, el seleccionado argentino derrotó 2-0 a su par de México, en el segundo amistoso que ambos animaron en el estadio Malvinas Argentinas de la ciudad de Mendoza.

© Publicado el  miércoles 20/11/2018 por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República Argentina.

En el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, el equipo dirigido en forma interina por Lionel Scaloni se impuso con los goles convertidos por Mauro Icardi (Pt. 1m.) y Paulo Dybala (St. 41m.), dos de los puntales del lógico recambio post Rusia 2018 que conquistaron sus respectivos primeros tantos con la camiseta celeste y blanca.

El viernes pasado, en Córdoba, el equipo argentino se impuso ante el mismo rival por idéntico marcador, con los goles de Ramiro Funes Mori e Isaac Brizuela en contra de su valla.

El gol tempranero de Icardi otorgó tranquilidad al conjunto local. Cuando apenas transcurría un minuto y después de un pelotazo largo del arquero Rulli, el delantero del Inter se asoció con Lamela y buscó la descarga para aparecer en el área y despachar un violento remate que se tradujo en la apertura.

El equipo de Scaloni, con la diferencia a su favor, siguió controlando las acciones, pese a que le cedió el balón a su adversario.

Pero el combinado mexicano, con bajas porque distintos futbolistas que actúan en clubes de Europa no se quedaron para este ensayo, tuvo nula profundidad y casi siempre culminó sus maniobras de la misma manera: centros pasados que no fueron conectados por nadie.

Argentina, sin tanta verticalidad, mostró grageas de fútbol cada vez que la pelota pasó por los pies de Lamela, pero lucieron contenidos tanto Meza como Pereyra. Así, el desarrollo se volvió bastante previsible. Y nunca sacudió la modorra.

Mientras tanto el público, que ocupó el 80 % de la capacidad del estadio, pareció acoplarse a lo que sucedía en el campo de juego: vivió el duelo casi en silencio, sin alentar demasiado y sin siquiera pedir por un Messi, que vaya uno a saber cuándo resolverá regresar, más allá de las versiones que lo dan otra vez con la 10 en los encuentros de preparación de marzo venidero.

El segundo tiempo, con las modificaciones exhibidas por ambos entrenadores, el partido entregó mayor displicencia y un ritmo mucho más cansino.

Argentina ganó una mejor distribución del balón con la entrada de Paredes (el único futbolista que estuvo en los 6 partidos que lleva el interinato de Scaloni) y mostró el debut de Paulo Gazzaniga (26 años, Tottenham). Esas fueron las incidencias más destacadas de un partido que fue tornándose cada vez más monótono.

México, con el ingreso de Jesús Gallardo (lo más criterioso y peligroso desprendiéndose por la izquierda), estuvo cerca del empate. Precisamente, el lateral-volante de Monterrey se perdió el 1-1 con un cabezazo que resolvió bien el ingresado Gazzaniga.

Pero el broche de la noche llegó hacia el cierre con la entrada de Dybala que sacudió la modorra de la multitud. El hoy jugador de la Juventus fue ovacionado (el único en la calurosa noche cuyana) y apareció para 'sacarse la mufa' como había ocurrido en el primer tiempo con Icardi. El ex Instituto aprovechó una cesión rápida de Simeone y definió en libertad para sentenciar el pleito.

El resultado le otorgó tranquilidad a este proceso interino de un Scaloni que asoma cada vez más cercano a ser ratificado por AFA para seguir al frente del combinado hasta la Copa América Brasil 2019.
Síntesis

Argentina 2

Gerónimo Rulli; Gabriel Mercado, Ramiro Funes Mori, Walter Kannemann y Marcos Acuña; Maximiliano Meza, Santiago Ascacíbar y Roberto Pereyra; Erik Lamela y Rodrigo De Paul; Mauro Icardi. Dt: Lionel Scaloni.

México 0

Jesús Corona; Gerardo Arteaga, Edson Alvarez, Julio César Domínguez y Jesús Dueñas; Erick Aguirre y Erick Gutiérrez; Víctor Guzmán, Isaac Brizuela y Javier Aquino; Henry Martin. DT: Ricardo Ferretti.

Gol en el primer tiempo: 1m. Icardi (A).

Gol en el segundo tiempo: 41m. Dybala (A).


Cambios en el segundo tiempo; antes del inicio, Franco Cervi por De Paul (A); Jesús Gallardo por Arteaga, Ricardo Mier por Julio C. Domínguez, Robert Alvarado por E. Gutiérrez y Luis Rodríguez por Aquino (M); 10m. Leandro Paredes por Ascacíbar (A); 13m. Paulo Gazzaniga por Rulli y Giovani Lo Celso por Lamela (A); 17m. Angel Zaldívar por Brizuela (M); 27m. Giovanni Simeone por Meza (A); 35m. Paulo Dybala por Icardi (A), 37m. Alan Pulido por Martin (M).

Amonestados: Ascacíbar, Lamela, Kannemann (A) Gallardo, L. Rodríguez (M).

Arbitro: Nicolás Gallo (Colombia).

Estadio: Malvinas Argentinas (Mendoza).






martes, 20 de noviembre de 2018

173º años del Combate de la Vuelta de Obligado... @dealgunamanera...

173º años del Combate de la Vuelta de Obligado…


La Batalla de la Vuelta de Obligado fue una de las acciones defensivas más importantes de la historia nacional, por ella se conmemora el Día de la Soberanía Nacional.

© Publicado el martes 20/11/2018 por el Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires.

Corría 1845 en la reciente Confederación Argentina, cuya conducción estaba a cargo del Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Este mandatario estaba enfrentado con el presidente de Uruguay, Fructuoso Rivera, y sus sucesivos enfrentamientos debilitaron a las milicias argentinas. Años anteriores, el gobernador de Buenos Aires había reforzado una pequeña escuadra para lograr un bloqueo total a Montevideo, generando gran malestar a distintos países que utilizaban la Banda Oriental para comerciar sus productos, entre ellos, Francia y Gran Bretaña.

La intervención de dichas potencias era un hecho, y con la excusa de apoyar a Rivera, planeaban en silencio impedir la expansión hegemónica de Rosas, comerciar con el Paraguay y la provincia de Corrientes. El enfrentamiento diplomático de la Confederación y la falta de las negociaciones con Uruguay y sus aliados precipitaron los hechos en el tiempo. Así fue que el 22 de julio de 1845, las fuerzas navales europeas se apoderaron de la escuadra patriota, comandada por Guillermo Brown, quien cansado y con su salud quebrantada, debió regresar a Buenos Aires.

El 18 de septiembre del mismo año, una flota anglofrancesa decretó el bloqueo a todos los puertos de Buenos Aires, sin existir previamente declaración de guerra ni acciones bélicas que justificaran la medida. En simultáneo, milicias de igual nacionalidad tomaron Colonia y saquearon Gualeguaychú. Ante la inminente avanzada enemiga, Juan Manuel de Rosas ordenó evacuar la isla Martín García. De esta manera, el plan anglofrancés de dominar el río Uruguay y tener libre navegación del Paraná, ya no tendría más resistencia. Al menos así lo creían.

Juan Manuel de Rosas, sin una fuerza naval competente para hacer frente a la intromisión extranjera, dispuso la instalación de baterías próximas a San Pedro, provincia de Buenos Aires, en la conocida Vuelta de Obligado. Este lugar estratégico en la orilla occidental del Paraná es un recodo barrancoso con escasos 40 metros de profundidad y unos 700 metros de ancho.


El General Lucio Mansilla estuvo a cargo de la instalación: dividió su artillería en 4 baterías de sur a norte. La primera nombrada Restaurador Rosas, compuesta por seis cañones, al mando del Sargento Mayor de Marina Álvaro Alzogaray. La segunda fue bautizada General Brown, la componían cinco cañones y la comandaba el Teniente Eduardo Brown (hijo menor del Almirante). La tercera batería, llamada General Mansilla fue dispuesta sobre el nivel del río y contaba con tres cañones: la conducía el Teniente de Artillería Felipe Palacios. La última, denominada Manuelita, contaba con siete cañones navales y la conducía el Teniente Coronel de Marina Juan Bautista Thorne. Junto a esta batería de costa un ancla afirmaba tres gruesas cadenas que atravesaban el río sostenidas por 24 pontones fondeados y sujetos en la margen opuesta por el bergantín “Republicano”.

El combate se inició al amanecer del día 20 de noviembre de 1845, con un intenso cañoneo y fuertes descargas de cohetes sobre las baterías argentinas. El combate duró siete horas durante las cuales la intensidad del fuego y la convicción de los defensores no dieron espacio para la tregua.

A medida que se iban agotando las municiones, las fuerzas argentinas perdían iniciativa. Los anglofranceses desembarcaron para tomar las distintas baterías. Pasado el mediodía, el Comandante Tomas Craig incendió el bergantín argentino “Republicano”, para evitar su captura. Con pocas municiones en las baterías argentinas, el fuego mermó y la flota invasora llegó hasta las cadenas que impedía su paso, para romperlas a martillazos. Finalmente, los extranjeros consiguieron liberar el paso, adjudicándose la victoria pero a un alto precio.


Los aliados europeos tuvieron en la Vuelta de Obligado más de un centenar de bajas y sus buques fueron duramente averiados. Las pérdidas argentinas alcanzaron 250 muertos y 400 heridos, los emplazamientos con sus cañones quedaron destrozados, y tanto el “Republicano” como los pontones y demás embarcaciones fueron destruidos.

Esta Batalla es un hito en la formación de nuestra historia como Nación, porque unidos por la férrea convicción de la defensa y salvaguarda de nuestro territorio, los argentinos demostramos ser un país joven pero maduro en sus creencias. Aún en desigualdad de fuerzas y sin la tecnología de guerra que los extranjeros desplegaron en los frentes, la defensa nacional resistió, con el honor de quien por amor y patriotismo elige anteponer su vida antes que la libertad de un compatriota.

Día de la Soberanía Nacional

En 1974, los restos mortales de Juan Manuel de Rosas fueron repatriados, por lo que el historiador José María Rosa propuso al Congreso de la Nación Argentina sancionar el día nacional en su conmemoración. Así se instauró por medio de la sanción de la Ley Nº 20.770, confirmándose el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de la Vuelta de Obligado. El decreto Nº 1548 lo declaró feriado nacional.

En noviembre de 2010, año del Bicentenario de Argentina, la fecha fue promovida a feriado nacional mediante un Decreto promulgado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Por las condiciones en que se dio ese enfrentamiento, por la valentía de los argentinos que participaron en ella y por sus consecuencias, es reconocida como modelo y ejemplo de sacrificio en pos de nuestra soberanía.