sábado, 11 de julio de 2015

El Profesor @apomasi… @dealgunamanera...

El Profesor @apomasi…


Cuando en 1985 me propusieron ocupar la Gerencia de Capacitación de Ventas en la Compañía Gillette de Argentina, desplazado de la línea ejecutiva del Departamento de Ventas por divergencias con quién fuera el Gerente General de Ventas, avizoré una excelente oportunidad por aquellos conceptos el ideograma:

危机 Crisis = 机会 Oportunidad

Tuve la oportunidad de ser capacitado por un hombre sumamente especial, su nombre era Eugenio Harsanyi, Sociólogo y representante en la República Argentina de la American Management Association, un convencido de mis aptitudes como capacitador, al cual eternamente le estaré agradecido por su dedicación a mi persona y a su contribución a mi apertura  mental sobre el tema.

Ese fue el punto de inflexión para el despertar mi interés en la enseñanza profesional, no en ese caso como docente, sino como capacitador. Mi primer seminario lo realicé en la Ciudad de Mar del Plata en aquel año, siendo  mi auditorio el total del Departamento de Ventas de la Compañía Gillette de Argentina de aquellos tiempos. “Principios Fundamentales del Vendedor Profesional” se titulaba y estaba compuesto por una serie de temas que hacían a la actividad de ventas más profesional en sus procesos y que iniciaba una nueva era en esta profesión.

Pasaron varios años y había quedado pendiente en mí profundizar sobre las actividades de capacitación, ya a profesionales de empresas, sino como docente, para lo cual una vez finalizada mi carrera terciaria de cuatro años de Técnico Superior en Comercialización,  en la Fundación de Altos Estudios en Ciencias Comerciales, por llamado del su rector, Ricardo Beylis, acompañado por Roberto Rey Prayones y luego por Fernando García Novarini, quienes fueron responsables como Directores de la Carrera de Marketing respectivamente, comencé en 1998 como docente titular a cubrir cargo como Profesor Titular en diferentes asignaturas en las Carreras de Marketing y de Recursos Humanos como ser:

Marketing Básico
Administración de Empresas
Política y Desarrollo de Producto
Administración de Ventas
Marketing de Servicios
Dirección Comercial
Práctica Profesional I (Plan de Marketing)
Práctica Profesional II (Análisis de Casos)

Sin utilizar conceptos demagógicos, en todos estos años frente a las aulas, adquirí tantos conocimientos personales y profesionales como alumnos cursantes; el proceso de retroalimentación generado ha sido excepcional y el enriquecimiento a nivel humano no ha cesado jamás.

Asimismo, como no mencionar a mis compañeros de trabajo, los Profesores, Eduardo Desiata, Roberto Losada, Ricardo Armesto, Jorge Latorre, Mirian Pinto, Arturo Fernández, Héctor Juliarena, Guillermo Moro, Jorge Vailati, Marina AllerFernanda Paonesa, Adriana Voegeli, Marianela Arce, María Florencia Lanza, Mario Engel, Guillermo Soza, Cony Uriarte, Patricia L. Bárcena, Liliana Stagno, Mario P. Ochoteco, Carlos Avetta (+), Daniel Arce (+), a mis "pollos" Gastón Baviera y Yesica Martino.

Así mismo a todas las integrantes del Departamento de Alumnos y en especial al personal de Bedelía, quienes han colaborado siempre y en forma incondicional para superar cualquier contingencia. Un recuerdo a nuestro actual Rector, Leandro Goroyesky, quien a pesar de no compartir colores futbolísticos, me alentó a superar mis complejos momentos de salud.


Hemos pasado también por las aulas del Instituto de Capacitación Inmobiliaria, perteneciente a la Cámara Inmobiliaria Argentina, allí en coordinación con la Rectora Estela Reca, Marcela Cordaro y Jorge Alonso, tuve la oportunidad de llevar a cabo las siguientes asignaturas:


Marketing Inmobiliario
Gestión de la Empresa Inmobiliaria

Mis compañeros de cátedra a los que recuerdo con muchísimo aprecio y consideración han sido los Profesores, Mirian Pinto, Jorge Latorre, Eduiardo Desiata, Juan Vitale, Graciela Alonso, Daniel Boveri, Verónica Buono, Mónica Angeli, Carlos Andreata, entre otros.

Hoy, ya en el año 2015, luego 30 años de trabajo docente y como capacitador de profesionales en diferentes empresas y a punto de “colgar los botines”, quiero dejar un manifiesto vivo de esas experiencias a través de este Blog denominado “El Profesor @apomasi”, donde intentaré exponer el material utilizado y artículos referentes a la actividad comercial de empresas de todas las magnitudes a modo de contribuir en forma dinámica con las nuevas generaciones que se incorporen a la vida profesional y requieran información de referencia para desarrollarse en sus actividades, tanto profesional como de estudiantes.

Todos los materiales tendrán sus fuentes originarias, lo que les solicito sean mantenidas a los efectos de preservar las diferentes autorías. 

© Escrito por el Profesor Luis A. Capomasi el sábado 13 de Junio de 2015 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Imágenes relacionadas:









El mediocre argentino… @dealgunamanera...

El mediocre argentino…

Lionel Messi, el capitán de la Selección. Foto: AFP

Desde que la Selección tiene el placer visual, la ventaja comparativa y el milagro inmerecido de tener a Messi, las discusiones están menos ligadas a él que a una versión maníaco depresiva de la argentinidad.

El día después de la derrota de Argentina ante Alemania por la final de Brasil 2014, veo al borde del shock nervioso una escena de teatro nacional callejero ocurrida en un kiosco de revistas cercano a la Plaza de Mayo. El canillita recibe debidamente encuadrado en su box de hojalata a un taxista al que parece estar unido por cierta confianza y, no cabe duda, por una tolerancia a prueba de misiles nucleares anticanillitas.

El descendiente de Rolando Rivas sale de su máquina fumando y de frente al chaperío rectangular, como el goleador que nunca será, recrea la jugada inolvidable en la que Higuaín define con flaccidez su malogrado mano a mano contra Neuer. El canillita hace las veces de arquero, mientras el taxista genio hace crujir su artrosis acompañándose de las siguientes palabras autocomplacientes: “Cuchame, papá. ¡Dejate de joder! ¿Cómo te vas a comer ese gol? Te cae la pelota de arriba, la controlás con el ojo y hacés, ¡pim!, de primera, allá. Pega en el palo y entra. Cuchame: lo meto yo”.

Desde que la Selección argentina tiene el placer visual, la ventaja comparativa y el milagro inmerecido (como todos los milagros) de tener a Messi, las discusiones sobre Messi están menos ligadas a él que a una versión maníaco depresiva de la argentinidad. Se la puede reconocer por la exigencia perfeccionista y una conciencia nula sobre las dificultades de obtener la perfección. El punto de vista desde el cual esta escuela cuestiona a Messi es el de la mediocridad. Existe una larga tradición por la que la mediocridad cuestiona la excelencia, que es la misma por la que los hombres contemplativos han cuestionado toda la vida a los hombres activos. Se trata de espíritus para los cuales mejor que hacer es decir.

Por cuestiones de populismo de mercado y debilidad emocional, la mediocridad tiene su emergente en la masa crítica del periodismo deportivo que, ante la derrota, ni más ni menos que como el taxista de Plaza de Mayo, levanta presión hasta fisurar su pozo ciego del que comienza a escaparse un río de excrementos. La extrapolación es muy clara, y sustituye todos los elementos del juego comercial y a veces artístico llamado fútbol –del que por lo general se excluye increíblemente el hecho de que se enfrenta a rivales competente–, por el único que queda en pie: el éxito y su bestia negra (el fracaso).

Recordemos que hace un tiempo unos periodistas criticaron a Messi porque no cantaba el himno. Entonces se juzgaba el patriotismo y no el juego. Ahora lo que se condena –ya no es un juicio sino una sentencia– es que no haga todo, que no sea él sólo el equipo, que no produzca lo imposible, que no se transforme en el superhéroe de la Argentina Potencia, olvidando que el fútbol es un juego cooperativista, es decir una sociedad con pactos internos y combinaciones  elásticas a cargo de un director técnico y filtrada por el azar.

Esa Argentina contemplativa que ha hecho de la exigencia de perfección una enfermedad social, sólo es capaz de aceptar el triunfo individual resumido en dos frases por las que empieza y se acaba el mundo: “es un genio”, o “somos un desastre”. En el medio de ambas hipérboles, el vacío total.

© Escrito por el Escritor Juan José Becerra el sábado 11/07/2015 y publicado por el Suplemento Deportivo 442 del Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

viernes, 10 de julio de 2015

Omar Sharif... 1932-2015... Q.E.P.D. @dealgunamanera...

Murió el eterno Doctor Zhivago…


El actor egipcio, cuyo nombre de nacimiento era Michel Chalhoub, había nacido el 10 de abril de 1932 en Alexandría, en una familia de origen sirio-libanés de comerciantes de maderas preciosas y fue educado en el rito católico greco melquita. Se hizo célebre con su papel en el filme "Lawrence de Arabia" y se consagró con "Doctor Zhivago", la película que lo convirtió en icono internacional en la década de 1960.

Después de estudiar en el Victoria College de su ciudad natal, donde descubrió el teatro, estudió de matemática y física en la universidad de El Cairo.

El director Youssef Chahine le ofreció un papel en "Shaytan al-Sahra", donde debutó junto con su compatriota Faten Hamama. Casados un año después tras la conversión del actor al islam, tuvieron un hijo, Tarek. Tres años más tarde, en 1965, volvió a encontrarse con David Len, quien le ofreció el papel protagonista en "Doctor Zhivago", recompensado con otro globo de oro y probablemente el trabajo más emblemático de su carrera.

Sharif interpretó a Genghis Khan y al Che Guevara y actuó en películas tan distintas como "Mayerling" (1968) de Terence Young, "Funny girl", de William Wyler, con Barbra Streisand (1968) o "Los poseídos", de Andrzej Wajda (1988). A partir de los años 1980, se concentraría en la televisión.

En 2004, su papel en "El Señor Ibrahim y las flores del Coran", de François Dupeyron, en el que interpretaba a un viejo tendero árabe que traba amistad con un chico judío, le valió el premio César al Mejor Actor. Un año antes, había recibido el León de Oro en el Festival de Venecia por toda su carrera.

Campeón de bridge, en los 70 y 80 coescribió una columna en un diario sobre este juego de naipes; también escribió varios libros y cedió su nombre al juego "Omar Sharif Bridge". "Prefiero estar jugando al bridge que haciendo una mala película", bromeaba.

También era propietario de una casa de caballos de carreras pura sangre y amante de los casinos, hasta que en 2006 afirmó que había dejado de jugar para "no ser esclavo de una pasión", a excepción del cine.

Políglota consumado, Sharif hablaba con fluidez inglés, árabe, español, italiano, griego y francés, tras vivir entre Estados Unidos, Francia e Italia, antes de regresar a su país natal a pasar sus últimos años. Allí pasó el ocaso de su vida, y allí le fue diagnosticada la enfermedad de alzheimer.


© Publicado el viernes 10/07/2015 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.