martes, 5 de agosto de 2014

Estela de Carlotto recuperó a su nieto Guido... De Alguna Manera...


Estela de Carlotto, tras recuperar a su propio nieto: "Esto es un premio para todos"

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo brindó una conferencia de prensa tras la identificación de Guido, apropiado durante la Dictadura.

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo brindó una conferencia de prensa tras la identificación de Guido, apropiado durante la Dictadura. "Me llamó Cristina, llorando". 

Anunció la recuperación de un centenar de nietos, hasta que tocó confirmar el propio. "Esta alegría enorme que me brinda hoy la vida. Pude encontrar lo que busqué y buscamos", exclamó Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, durante una conferencia de prensa en la que confirmó que, horas antes, había encontrado a su nieto apropiado durante la Dictadura.

Guido Montoya

"Yo no persigo más que justicia, verdad y esto que vivimos hoy, que es el encuentro de los nietos", celebró Carlotto. "Esto es un premio para todos", añadió. 

Guido Carlotto es hijo de Laura Carlotto y Oscar Montoya, militante montonero de Caleta Olivia. Nació luego que su madre fuera secuestrada y asesinada por la última dictadura cívico-militar.

La titular de Abuelas se refirió a algunas de sus sensaciones en torno a la restitución del primogénito de su hija. "Que Laura, que pronto se van a cumplir años de su asesinato, sonría desde el cielo y me repita lo que ella sabía antes que yo: 'mamá, ganaste'", consideró. "Me diría 'mamá, ganaste una batalla larga'", siguió.

"Ya tengo a mis 14 nietos conmigo", celebró. "La silla vacía va a estar con él. Los portarretratos vacíos van a tener su imagen", expresó la mujer, visiblemente emocionada por el hallazgo.

"Ya lo he podido ver, es hermoso. Es un artista, un chico bueno", contó sobre Guido. Emocionada, se animó a expresar: "Dicen que se parece a mí".​

"Le mandó un mensaje a mi hija, Claudia. Le dijo que estaba muy bien y feliz, y que ya nos íbamos a ver", relató.

No obstante, aclaró: "No podemos dar muchos mas detalles". En este sentido, Carlotto pidió "que no lo molesten". "Está muy conmocionado", argumentó.

No fue el único. Según contó Carlotto, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la llamó para felicitarla. "Me llamó Cristina, llorando", contó.​

Mensajes. Hacia el final de la conferencia, la titular de Abuelas comentó: "Esto es para los que dicen 'basta', los que pretenden que olvidemos".

"Esto es una reparación para él, nuestra familia y para la sociedad en su conjunto", aseguró. 

"Hay que seguir buscando a los que faltan".

"Hay que decir gracias, gracias a Dios, a la vida. No quería morirme sin abrazarlo", dijo, y afirmó: "Esto es un gran triunfo de los argentinos".

Encontraron al nieto de Estela de Carlotto, apropiado por la Dictadura.

La presidenta de Abuelas lo buscó por 35 años y en el camino identificó a más de cien hijos de víctimas de la represión militar.

Histórico. Identificaron al nieto de Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, informó la agencia Télam.

Durante 35 años, Carlotto llevó adelante una incansable lucha por encontrar al hijo de su hija Laura, secuestrada en noviembre de 1977 y luego asesinada, en plena dictadura militar.

Según las primeras versiones, se trata de un músico oriundo de Olavarría, quien se acercó voluntariamente a hacerse un examen de ADN, y todavía no se encontró con su abuela biológica.

Guido es el 114º nieto recuperado y se suma a la restitución, anunciada en febrero, de la hija de Oscar Rómulo Gutiérrez y de Liliana Isabel Acuña, secuestrados el 26 de agosto de 1976.

Laura Carlotto fue secuestrada por la dictadura en 1977 y luego asesinada. El bebé nació en junio de 1978 y fue bautizado Guido, como su abuelo, y tenía nacionalidad argentina e italiana. 

© Publicado el Martes 05/08/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



lunes, 4 de agosto de 2014

Argentísimos… De Alguna Manera...


Argentísimos…

Brito y Grondona: con una bandera comunista y con sus anillos durante los reportajes de PERFIL. Foto: Cedoc Perfil

La muerte de Julio Grondona el mismo día en que emergía Jorge Brito como el superbanquero que iba a salvar a la Argentina del default, para dos días después ser execrado por cadena nacional, me hizo asociarlos por sus continuos avatares divididos entre el aplauso y el insulto a lo largo de 35 años.

Los dos, Grondona y Brito, acumularon más de tres décadas haciendo lo mismo: presidir la AFA y crear el mayor banco privado del país. Los dos comenzaron esa tarea durante la dictadura militar y se adaptaron a los varios presidentes democráticos posteriores. Los dos, con dificultades de dicción; difícil entender sus palabras. Y los dos tuvieron mucho éxito en un país que durante esos mismos 35 años no ha parado de decaer. La trascendencia pública de Grondona y de Brito no habla sólo de ellos. Habla de la Argentina.

El propio Brito, en el largo reportaje que le hice en 2007 para este diario, dijo que si hubiera nacido en Japón no habría tenido éxito. Y que no envió a estudiar a sus hijos a las grandes universidades del primer mundo porque lo que se enseña allí no sirve tanto para la Argentina.

“Yo creo en las relaciones personales”, dijo Brito en aquel reportaje, imprescindible para entender quién es el dueño del Macro (quizás hoy no se abriría de esa manera) y cómo nació el mayor banco argentino.

Por ejemplo, que el nombre del primer Macro surgió de la combinación de letras de la frase “Muy Agradecidos Con Rodrigo”, por el ministro del Rodrigazo que licuó pagos con una maxidevaluación.

También pinta integralmente a Grondona el reportaje largo de este diario que se hizo en el momento en que acordó con el kirchnerismo Fútbol para Todos.

Buscando seducir, Grondona comenzó la entrevista diciendo que venía acompañado de su abogado porque “como usted es el Maradona de los periodistas y éste es un tema tan delicado, quiero poder consultarlo si no recuerdo algún dato”. Además, trajo una camiseta de la selección argentina de regalo para que se la hiciera llegar al director de Editorial Perfil en Brasil, Edgardo Martolio –uno de los periodistas que más lo defendieron–, y que le transmitiera a Lanata, por entonces panoramista de Perfil los domingos, que como no quería dejar de leerlo, le pedía encarecidamente que dejara de fumar porque, si seguía así, le quedaría poca vida.

En cinco minutos, Grondona ya había marcado la cancha instalando su estilo patriarcal. Ser reelecto durante 35 años para conducir una actividad de altísima visibilidad y poder, prácticamente sin oposición, o crear de cero el mayor banco privado nacional (“empecé en 1976 con 5 mil dólares que me prestó mi madre”) no se puede hacer en cualquier país. Son necesarias condiciones de contexto especiales aun para que personas con determinadas capacidades puedan alcanzar destacarse de esa forma. Y probablemente ambos sean los exponentes de un modelo personalista eficaz para décadas de tantas turbulencias, y las antípodas de lo que se enseña en escuelas de gestión como Harvard Business School.

Grondona y Brito simbolizan la misma relación con la ilustración. En su reportaje, Grondona se refirió a algunos políticos que no podían ser líderes porque “al tener mucha intelectualidad, es muy difícil ser caudillo. Yo creo que el caudillo debe tener más intuición que inteligencia (...); si se la pasa tanto leyendo, no puede estar en la calle”. Y Brito, continuando el tema de la educación de sus hijos, dijo que teniendo diez buenos gerentes, prefería que ellos les enseñaran a que sus hijos realizaran un máster en el exterior. Los hechos parecen darle la razón: su hijo, siendo muy joven, ya logró ser vicepresidente primero de River.

Grondona se jactaba de no saber inglés pero de “hablar muy bien el idioma del fútbol”. La diferencia generacional entre ambos es grande, y ya en aquel reportaje a Grondona aparecía su idea recurrente de la muerte: dos veces definió el éxito como un velorio lleno de gente. Con ese termómetro de vida se consideraría muy exitoso si pudiera ver la cantidad de gente que fue al suyo, extendido a dos días en una época en que los velatorios cierran a la noche. Y evidenció su obsesión con el paso del tiempo mostrando a cámara no sólo su anillo, muy  conocido por la leyenda “Todo pasa”, sino también otro anillo que lleva inscripto “Todo llega” (ver foto).

Brito tampoco fue pudoroso para las fotografías: posó con una bandera del Partido Comunista de la ex URSS con el rostro de Lenin (ver foto). Es que, fieles arquetipos de la argentinidad, los dos representan transgresión con conservadurismo y supieron acomodarse al poder de turno y también enfrentar riesgos.

La dificultad como gran motivador es otro denominador común: Brito sufrió la pérdida del padre muy chico, y Grondona, cuando recién comenzaba a ser un adulto. Algún grado de dificultad puede templar el carácter: una estadística muestra que entre quienes llegaron a presidentes de Estados Unidos hay un promedio mayor que la media de personas que padecieron alguna carencia emocional. La propia Cristina Kirchner confirmaría esa tendencia en lo que hace a su relación con el padre.

Es que Grondona y Brito, cada uno en su dimensión, reflejan un país que lleva décadas de retroceso y donde, para destacarse, hacen falta personalidades muy especiales.

El pasaje de Brito del cielo al infierno en sólo un día, de ser visto como “el San Martín financiero” el jueves a ser vendedor de espejos de colores el viernes no indica sólo cómo es Brito. También explica cómo es Cristina Kirchner y cómo ella es emergente de una sociedad que lleva años viviendo en una montaña rusa y de la que no es casual que Maradona sea el más querido representante, además de ser la capital mundial del psicoanálisis.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado el Viernes 01/08/2014 en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.