domingo, 28 de agosto de 2011

Ricardo Darín... Premios Konex 2011... De Alguna Manera...

Visto & Oído...



Ricardo Darín fue el gran ganador de los Premios Konex 2011.

Aunque la entrega de distinciones será recién el martes 4 de octubre, el jurado –integrado por 21 miembros– lo consideró “la personalidad más destacada de la década del Espectáculo Argentino” y lo premió con el Konex de Brillante, máximo galardón que otorga la Fundación Konex. Como si eso fuera poco, lo eligió como el ganador del Premio de Platino (el mismo que se llevó en 2001) como Mejor Actor de Cine.

En anteriores entregas, el de Brillante fue para Luisa Vehil y Alfredo Alcón en 1981; para María Rosa Gallo en 1991, y para Norma Aleandro en 2001.


© Publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el Domingo 28 de Agosto de 2011

Joseph Stiglitz, reportaje... De Alguna Manera...

Joseph Stiglitz, el ajuste lleva al estancamiento...

Enemigo de la ortodoxia, presentó sus ideas en un encuentro mundial de galardonados en Alemania. Defendió las políticas de estímulo fiscal, dijo que el desempleo es el principal problema y elogió lo que hizo Argentina después del default.

El economista Joseph Stiglitz fue la estrella y la oveja negra de la Conferencia de premios Nobel en la isla de Lindau, al sur de Alemania, que terminó ayer. El profesor de la Universidad de Columbia forma parte de un reducido grupo entre los 17 galardonados que participaron del encuentro, los que no reclaman públicamente medidas de austeridad sino mayores estímulos fiscales para enfrentar la crisis y reducir el desempleo.

Mientras que los jóvenes economistas y periodistas lo rodean en cada oportunidad, sus pares lo miran con recelo. Las declaraciones que hace sobre el fracaso y la incapacidad de las ideas económicas dominantes para comprender y ofrecer una respuesta a la crisis chocan con la visión que poseen otros Nobel. Estos especialistas consideran que el marco teórico no tuvo ninguna responsabilidad, posición que comparten muchos de los 373 economistas de todo el mundo que forman parte del evento y desestiman las críticas de Stiglitz.

Luego de varios intentos interrumpidos a pocos instantes de comenzar, el ganador del premio en 2001 concedió una entrevista a Página/12 durante una caminata desde el centro de conferencias hasta la ópera de la isla, donde debía participar de una reunión a puertas cerradas. A lo largo del recorrido, el economista destacó el desempeño de los “países emergentes” y señaló que Argentina debe profundizar la industrialización, ya que “los commodities no alcanzan para el desarrollo”, así como fortalecer el mercado interno. Antes de terminar el reportaje preguntó: “Parece que va a ser elegida de nuevo, ¿no?”, en referencia a Cristina Fernández de Kirchner. Y luego adelantó que “todavía no está confirmado, pero me parece que voy a volver a la Argentina en diciembre”.

–¿Por qué considera errados los planes de ajuste fiscal?

–Esas políticas llevan al estancamiento, se necesitan más planes de estímulo fiscal para recuperar el crecimiento y alcanzar menores niveles de desempleo en Estados Unidos y Europa. La política monetaria hoy no es efectiva. Los primeros paquetes de estímulo fiscal en 2008 funcionaron bien, si no la desocupación hubiera sido mucho mayor. Al mismo tiempo, esa expansión generó importantes déficit presupuestarios. La mejor forma para enfrentar esos déficit es con mayor gasto, la austeridad va en la dirección contraria. Es una visión equivocada, es la misma receta que aplicó el FMI en la Argentina. Sabemos lo que pasa: la economía se desacelera, luego entra en recesión y finalmente termina con una depresión. Sin crecimiento no es posible salir de la crisis. Cuanto más se demore el resultado político mayores serán la inestabilidad y los costos.

–Los argumentos contra los estímulos fiscales sostienen que esas medidas profundizarán todavía más los déficit.

–El problema no son los déficit presupuestarios, ni siquiera la recesión, el problema es el déficit de empleo que hay. Hoy en Estados Unidos tenemos 14 millones de desocupados, pero en realidad son 25 millones las personas que no pueden conseguir un empleo de tiempo completo. Esta situación sólo va a empeorar con los planes de austeridad. La mejor forma para enfrentar la crisis es crear puestos de trabajo. La teoría económica tradicional fracasó. Hay un principio muy simple llamado “multiplicador presupuestario”: si uno recauda impuestos y gasta dinero en forma balanceada de forma tal que no crezca el déficit, la economía crecerá. En el mediano plazo, esa política tiende a reducir el déficit y asegura la sustentabilidad de la economía porque el PIB crecerá y la deuda y el déficit serán más pequeños en términos relativos. Si uno diseña bien el multiplicador, el estímulo fiscal puede ser muy grande. En ese sentido, en Estados Unidos se pueden cobrar impuestos al uno por ciento más rico que concentra el 25 por ciento del ingreso, y gastar el dinero en inversiones que aseguren mayor crecimiento. Esa dinámica es un forma de resolver este dilema.

–¿La crisis estructural en Europa desencadenará la desintegración de la unión monetaria?

–Va a ser necesario más dinero para que funcione el euro, así como también va a ser necesario más dinero para que deje de hacerlo. De una forma u otra, Alemania va a perder mucho dinero. Hay vida después del default y de abandonar un sistema de tipo de cambio fijo. En la Argentina, el fin de la paridad cambiaria y el default tuvieron un alto costo. Luego de un período de caída, Argentina comenzó a crecer muy rápido, incluso en ausencia de lo que mucha gente considera las “mejores” prácticas económicas, con buenas políticas pero no perfectas. Yo creo que es muy difícil volver a unir un huevo revuelto, me parece que el euro es una muy buena iniciativa. Por eso, no creo que sea necesario que ningún país abandone el euro. Como le dije antes, es necesario impulsar planes de estímulo. Para eso se puede inyectar más recursos al Fondo de Estabilidad Financiera Europeo para hacer frente a los problemas de la región. También, es posible emitir eurobonos.

–¿La profundización de la crisis en Estados Unidos y Europa golpeará sobre los países en desarrollo?

–En 2010, el crecimiento global fue bueno. Hasta ahora, a los países emergentes les ha ido muy bien, ésa es una gran noticia. Muchos se recuperaron con fuerza, como China y Brasil. Pero si se profundiza la recesión en Estados Unidos y Europa, las economías emergentes van a tener dificultades. Creo que van a poder enfrentar una caída en las exportaciones, pero es necesario que fortalezcan la demanda interna. Si bien una disminución del crecimiento chino presionaría a la baja los precios de las commodities y eso golpearía a la Argentina, considero que China va a poder sortear la crisis y mantener así los niveles de demanda de esos productos.

–¿El buen desempeño de las economías como Argentina responde solamente a las exportaciones de bienes primarios y los elevados precios internacionales?

–No, esa situación va a beneficiar a América latina y otros países dependientes de las exportaciones de commodities. Pero esas exportaciones no son suficientes para garantizar el crecimiento sostenido y la reducción del desempleo, los países de la región como Argentina tienen que diversificar sus estructuras productivas, invertir en sectores de alta tecnología. Es un proceso que demora tiempo. Los países como Argentina, Brasil y China desplegaron muy buenas políticas macroeconómicas. Comprendieron la importancia de un estímulo keynesiano bien diseñado para apuntalar la economía y garantizar que el desempleo no se dispare. Hay un conjunto de aspectos que permiten que los países emergentes no se vean directamente afectados por la crisis. Por ejemplo, las regulaciones bancarias en muchos países son mucho mejores, de mejor calidad, que las de Estados Unidos y Europa. En algunos casos eso se debió a que los países ya habían atravesado grandes crisis. Argentina hizo muy bien las cosas en los últimos años para garantizar un fuerte crecimiento a tasas muy altas y controlar la inflación.

–¿La inflación es un problema para las economías emergentes?

–Argentina enfrenta, como muchos países emergentes, el desafío de controlar la inflación en un mundo en recesión. Es un tiempo muy difícil para llevar adelante esa tarea porque se experimentan shocks negativos de demanda y shocks inflacionarios externos. No hay una forma sencilla para atravesar ambos desafíos. El foco excesivo de los bancos centrales en controlar la inflación es un error, pero también es un error ignorar el fenómeno. La estabilidad financiera, el crecimiento y el empleo también tienen que formar parte de sus objetivos. La baja inflación no asegura el crecimiento sostenido. En Europa, la preocupación del Banco Central por los aumentos de precios es uno de los factores que debilita la economía. Por su parte Brasil logró crecer, pero su enfoque excesivo en la inflación ha dado como resultado tasas de interés muy elevadas, entre las más altas del mundo.

–¿Qué quiere decir cuando afirma que la teoría económica tradicional fracasó?

–Los modelos utilizados por los bancos centrales, economistas, los banqueros, crearon un marco de política que estuvo en el epicentro de la crisis. Decían que no era necesaria la regulación, que los mercados eran eficientes por su cuenta o que la baja inflación era suficiente para garantizar un sendero de crecimiento. La macroeconomía no se autorregula y no conduce al pleno empleo. El problema no es la simplificación a la que recurren los modelos, el asunto es que estos modelos dicen que la crisis no podía suceder. Si los modelos no contemplan a los bancos entonces no existe el crédito. ¿Cómo es posible pensar en estrategias para impulsarlo? En materia laboral, la teoría señalaba que uno de los problemas eran las rigideces en el mercado de trabajo. Pero los países donde hoy se profundiza el problema del desempleo son aquellos que más desregularon ese mercado. En cambio, donde no se aplicaron esas políticas el desempleo es menor. Uno de los principales problemas en nuestra sociedad es la creciente desigualdad, esa situación disminuye la demanda agregada y la brecha que se generó fue cubierta por una burbuja bancaria de consumo artificial que impulsó la inestabilidad. La agenda de la economía ignoró esto y pensaba que alcanzaba con aumentos de productividad. Los modelos dominantes tradicionales no se hacían las preguntas adecuadas.

© Escrito por y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 28 de Agosto de 2011


El guiso se pone espeso... De Alguna Manera...

El guiso se pone espeso...

Gonzalo Bonadeo. Fuente: http://evan-caricaturas.blogspot.com

Hay semanas que terminan y uno se esconde en casa entre apenado, rabioso y muerto de miedo. Son semanas a las que les inventamos un principio y un final: en sociedades en las que la sabiduría para aprender de los errores es una especie que jamás existió, los malos momentos pueden parecer eternos. De algún modo, los argentinos vivimos convencidos de que los 31 de diciembre termina algo a cuenta de un 1º de enero que será mejor; finalmente, notamos que lo único que seguramente cambia es el almanaque que nos regalan en la fábrica de pastas.

Es probable que ustedes crean que los opinadores profesionales no sufrimos la coyuntura. No por nada tengo algún amigo al cual desconozco que me acusa de ser como “Lilita pero hablando de fútbol”. A veces, además de gracia, le reconozco razón a la figura. Muchas otras, simplemente pienso si no será que siempre en un territorio invadido por genuflexos, aquellos que nos cascamos un poco la garganta criticando porquerías parecemos extremistas apocalípticos. Dudo de que, sólo por nuestras críticas, las cosas vayan a mejorar. Menos creo que, ignorando esas críticas, la gente vaya a vivir más feliz. Probablemente, pasemos por imbéciles incorregibles; jamás por felices.

Cosas como las que estamos viviendo en el mundo de nuestro “no fútbol” hacen que termine cada programa de tele con dolor de cabeza. Muchas veces uno sufre las palabras que escupe. Cuando uno es futbolero de alma, cuando es capaz de postergar una cita con tal de no perderse un partido del Barcelona, cuando se pasó cientos de domingos de su infancia acompañando a su viejo al canal a ver las terceras en monitores blanco y negro plagados de fantasmas, el “no fútbol” argentino lastima.

Desde hace bastante tiempo, River parece ser el bastión de ese “no fútbol”. Un club maravilloso, plagado de socios que lo aman más allá de una pelota, que atraviesa un momento que debería ser el del rebote hacia la gloria y que, entre operaciones de prensa, caprichos, indecencias, golpes y porrazos, no consigue ni asomar el hocico desde el fango.

River es, hoy, el caso testigo detrás del cual se esconde la miseria de todos los demás. Porque River no es grande, sino enorme. Y que a un enorme le hayan tocado la clausura del club, la suspensión del estadio, ser último en un torneo, el descenso y hasta que le impidan juntar plata porque el pogo de los fans de Iron Maiden de golpe hace temblar los cimientos de Núñez, sobra para que todos los demás mamarrachos que esconden otras camisetas pasen inadvertidos.

La AFA misma es la principal beneficiaria de que a River le pasen tantas cosas. Hace décadas que de Viamonte 1366 no sale una idea refrescante, consistente, perdurable y, sobre todo, coherente. En los últimos tiempos, desde la payasada del torneo de 38 equipos hasta la sentencia del flamante titular del Comité de Selecciones –el santafesino Lerche– de que “aquí importan los resultados, no los proyectos”, no hay día en los que las decisiones que allí se toman no tengan algo de disparatado.

Lo fue eliminar a los visitantes en el ascenso. Cuatro años después, lo es volver a habilitarlos pero sólo en la B Nacional. La última pregunta que me surgió es por qué mientras los hinchas de River podrán ser visitantes de Quilmes dentro de una semana, los de Desamparados no pudieron serlo anoche. Sólo la última de las miles de preguntas que podemos hacerles a los dirigentes argentinos y de las cuales únicamente les encontraremos respuestas desfachatadas, insolentes, maleducadas, estúpidas.

¿Por qué volverían los visitantes si en cuatro años nadie resolvió ni un poquito el fenómeno barra brava? ¿Quién se encargará de la barra visitante cuando Central juegue en Madryn? ¿La Federal, la santafesina, la Bonaerense, la de Río Negro, la de Chubut o la Sûreté? ¿Cómo harían Atlanta, Ferro o Chacarita para jugar en Primera, si sus estadios hoy no están habilitados para recibir público visitante en las mismas canchas en las que, hasta hace poco, recibían a River, a Boca, o al Santos de Pelé?

Hace rato que dejé la edad de los “porqués”, pero supongo que la falta de respuestas, desde chiquito, me lleva a ser un eterno reincidente.

Está claro que las soluciones no vendrán de la mano de los dirigentes. No de estos, al menos. Y me animo a generalizar por la sencilla razón de que no veo demasiadas manos sensatas que se levanten para poner un límite democrático al papelón sistemático de algo que flota incomprensiblemente entre el despotismo y el desgobierno. Sé de gente de buena voluntad en nuestro fútbol. No entiendo por qué no se anima a dignificar su existencia honrando sus convicciones.

En este sentido, la quinta esencia del absurdo se afirma en el asunto de los barras. No conozco ni un dirigente que me los haya justificado como algo necesario. Tampoco a un solo aspirante a dirigente que haya exhibido como parte de su proyecto eliminar a los barras de sus clubes. Con más mentiras que verdades, los candidatos a ejercer cargos en distintos niveles de nuestra sociedad siempre prometen terminar con el hambre, con la corrupción o con la inseguridad. Sus colegas del fútbol, ni siquiera nos mienten diciendo que tienen previsto expulsar a los mercenarios de los clubes. Miren si serán poderosos los muchachos.

Si encima aquellos que no son catalogados como barras se portan parecido o aun peor –como sucedió en River–, el guiso se pone realmente espeso.

Está visto que sólo el socio genuino y el hincha de verdad pueden torcer algún rumbo o iluminar alguna cabeza. Pasó en Mendoza: en su deseo por tomar la AFA, Daniel Vila ignoró una medida que nadie escribió y que, como tal, hizo muy bien en considerar abstracta. Luego, el hincha se encargó de demostrar que, eliminar al visitante no era sino un recurso para que los que mal se encargan de la seguridad se encarguen aún menos.

Pero para que la vuelta del público visitante signifique algo más que un clip de apertura de un noticiero deportivo hace falta más. Por ejemplo, que la mayoría de los fanáticos de buena fe querramos distinguirnos en serio y no compartir nuestra pasión con la peor de las lacras. Y estamos aún lejísimos de eso.

Porque, para qué negarlo, uno putea hasta el dolor de panza contra los barras pero cuando pasea por el barrio se codea con muchos vecinos que, al mismo tiempo que prenden velas en marchas contra la inseguridad, se sacan fotos con el Gordo Cadena de Claypole.

© Escrito por Gonzalo Bonadeo y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el Domingo 28 de Agosto de 2011.


El Perro Horacio Verbitsky... De Alguna Manera...

El Perro Horacio Verbitsky...

Nunca trabajé con Horacio Verbitsky (espero que el tiempo me permita reparar esa falta). Los recuerdos de redacciones sobre él me llegan a través de otros editores: Cascioli, de la época de su fallida revista El Periodista y Lanata, de cuando fundó Página/12. Lanata –siempre es el más divertido–, para justificar que sus notas en PERFIL fueran muy caras, argumentaba que a comienzos de los 90 le pagaba al Perro Verbitsky por sus columnas más que lo que él mismo cobraba como director de Página/12. O que cuando le pedía que no escribiera textos tan largos porque muy pocos podían leerlos, el Perro contestaba que no se hiciera problema porque él escribía para las dos mil personas a las que quería influir, que de las restantes decenas de miles de lectores del diario se ocupara Lanata.

Me llega la definición de Verbitsky sobre sí mismo: “He sido peronista desde los 13 años. He sido periodista desde los 18. He sido militante peronista desde los 19. He sido militante montonero. He dejado de ser peronista en 1973 y he dejado de ser montonero en 1977. Sigo siendo periodista”. Y comparto su opinión sobre que el periodismo “es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar”.

Para mí, los montoneros fueron nefastos y no comparto la misma valoración de Verbitsky sobre el kirch-nerismo pero algo, a lo largo de los años, se empecina en cruzar nuestros caminos desde cuando el Perro escribió Robo para la Corona, en 1991 y el adelanto de su libro salió publicado en la revista Noticias, que por entonces dirigía.

Fue Verbitsky quien hace más de una década propuso que Editorial Perfil apelara la condena que nos había impuesto la Corte Suprema “de la servilleta” de Menem ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la que Argentina adhería como firmante del Tratado de San José de Costa Rica, y ofreció a los abogados del CELS(Centro de Estudios Legales y Sociales), que el Perro preside, como nuestros defensores.

Gracias a su empuje la causa siguió su curso y el miércoles y jueves pasados, en el transcurso de la 92ª Reunión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que se realizó en Bogota, las presuntas víctimas (nosotros), los defensores de las presuntas víctimas (los abogados del CELS), defensores del Estado argentino, el perito de la Corte y la relatora para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expusieron durante dos días el caso (ver suplemento especial en esta edición con todos los testimonios), cuyo fallo estará para comienzos del año próximo y promete mejorar los estándares del periodismo para toda Latinoamérica.

Los abogados del CELS ya han logrado otros dos fallos históricos para el periodismo: la abolición del desacato, por el cual un periodista podía ir preso aunque publicase la verdad si un funcionario público se sentía injuriado; allí, la víctima del caso que sentó jurisprudencia fue el propio Verbitsky. Y la eliminación de la posibilidad de que los jueces puedan imponer penas de cárcel para juicios por calumnias o injurias; en ese caso, la víctima había sido el fallecido periodista Eduardo Kimel.

Pasados a la historia el desacato y las penas de prisión, los abogados del CELS entienden que queda otra forma para que la Justicia sea utilizada para limitar la libertad de expresión: la imposición de indemnizaciones económicas muy elevadas que lleven a la insolvencia a los medios y a los periodistas, como una forma de atemorizar al resto y dificultar el desarrollo del periodismo de investigación.

Editorial Perfil soportó en la década de los noventa 19 juicios de Menem, su familia y sus funcionarios. Sólo en la demanda por la que se llegó a la Corte Interamericana, el reclamo inicial de Menem fue por un millón y medio de dólares. El uso del dinero como herramienta de presión y doblegamiento es tan viejo como la humanidad. El actual gobierno al que ya no le resulta políticamente correcto la gastada táctica de los juicios millonarios, presiona económicamente sobre Perfil, dándoles enorme cantidad de dinero en publicidad oficial a sus competidores y castigando a sus publicaciones con cero publicidad. Es el único caso de todos los medios de Argentina, porque a pesar de que esta vez no perdimos el juicio ante la Corte Suprema como en la época de Menem, el Gobierno no acata lo dispuesto por la Justicia argentina.

Otro gran mérito de Verbitsky es que públicamente ha criticado al kirchnerismo por su discriminación con el uso de la publicidad oficial, defendiendo a un medio cuya perspectiva no comparte.

Con el CELS todo el periodismo tiene una deuda eterna: ha logrado remover de la Justicia argentina los dos mayores obstáculos legales que enfrentaba nuestra profesión y ahora va por el tercero.

La historia del CELS es en sí misma altamente meritoria. Fue fundado en 1980 por los que alguna vez fueron llamados “Padres de Plaza de Mayo”, que eran tres abogados: Emilio Mignone, Augusto Conte y Boris Pasik; y un físico: José Westerkamp, cuyos hijos habían desaparecido durante la dictadura. Por entonces, ellos decidieron complementar las acciones que otras organizaciones de defensa de los derechos humanos venían realizando y por su propia formación académica pusieron foco en la Justicia y los organismos internacionales no gubernamentales.

Recuperada la democracia, lo que caracterizó al CELS fue su evolución hacia otras áreas de los derechos humanos, cuyas violaciones subsisten “en cualquier sistema, por ética, desarrollada y participativa que sea” su sociedad, como señaló su fundador al comienzo de la transición democrática. Y utilizar como estrategias de intervención el litigio estratégico haciendo de justicia en una herramienta de incidencia en políticas públicas. Actualmente, el CELS litiga en más de cien casos en los tribunales argentinos y en más de treinta ante organismos internacionales de derechos humanos.

El Consejo Consultivo Internacional del CELS lo integran personas como el comisionado especial de las Naciones Unidas contra la tortura, Theo Van Boven; el director de Human Rights Watch’s Americas, José Miguel Vivanco; el presidente de Diálogo Inter-Americano, Michael Shifter; el relator especial sobre la situación de los derechos humanos de las Naciones Unidas, Paulo Sérgio Pinheiro; y el juez de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Antônio Augusto Cançado Trindade.

El CELS corona la obra a la cual Verbitsky dedicó su vida. Se puede sentir muy orgulloso.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 28 de Agosto de 2011.

CKF en estado de gracias... De Alguna Manera...

Le salen todas y más...

Gana todo lo que toca. Cristina Fernández.

La Presidenta parece blindada y arrolladora. La tensión con Moyano. Alfonsín y Duhalde continúan a la deriva. CKF en estado de gracia.

El Gobierno vive su luna de miel política. La oposición, con sus propuestas hacia ninguna parte, lo ayuda. El oficialismo exhibe una estrategia de campaña definida y concreta. Habrá de ser así hasta las elecciones del 23 de octubre, sin importar los límites que impone la ley electoral (ya se encontrará cómo justificar la forma de burlarla). La Presidenta habrá de aparecer todas las semanas haciendo anuncios e inauguraciones. Algunas de ellas serán repeticiones de otras ya hechas. “No importa; nadie, salvo ustedes los periodistas, se acuerda de ese detalle”, sentenciaba una voz del oficialismo en el medio de la euforia de esta hora.

La oposición debería prestar atención a toda la escenografía desplegada en muchos de esos actos, en los que se observa el uso de recursos tecnológicos y una postura distinta por parte de Cristina Fernández de Kirchner, a la que se la ve dejando de lado su actitud profesoral y allanándose a un lenguaje más coloquial y un trato directo con la gente que tiene la aureola de lo mágico. A quien quiera tener una percepción exacta de ello le recomiendo mirar el acto del jueves en la Casa Rosada, en el que los modos y las expresiones de la Presidenta me hicieron acordar a los de Susana Giménez.

En este derrotero de “la Argentina feliz” no todo es color de rosa. Las tensiones políticas dentro del oficialismo están a la orden. Las más fuertes se viven con la conducción de la CGT. La situación de Hugo Moyano y quienes lo acompañan es cada vez más difícil. El aislamiento al que lo viene sometiendo el Gobierno es creciente. Es una circunstancia novedosa que molesta y alarma al líder camionero. No por nada el titular de los choferes de taxis y mano derecha de Moyano, Jorge Viviani, salió a blanquearla.

Hay que agregar las expresiones del secretario general de los textiles, Jorge Lobais, quien afirmó que desde La Cámpora pretenden desplazar a Moyano y compañía, a los que toman por “viejos pelotudos”. Se agregó lo vivido en la negociación del Consejo del Salario Mínimo, que terminó el viernes por la noche. En esa negociación, Moyano fue blanco de críticas de quienes no lo quieren dentro de la CGT –que no son pocos y cuyo número va en aumento– por haber hecho pública una postura de máxima que era sabido sería inalcanzable. “Fue un error grande como una casa haberse plantado en esa posición inflexible del 41% cuando se sabía que se iba a una negociación en la que nunca las partes obtienen el 100% de sus demandas”, grafica un líder gremial que en el pasado reciente supo tener responsabilidades de conducción con Moyano.

Como era lógico suponer, en medio de la campaña, la Presidenta siguió todo el proceso minuto a minuto: su decisión era que Moyano no podía emerger de esto con un triunfo político que complicara tanto al Gobierno como a ella. “Si no lo arreglan, laudo yo”, fue la orden fulminante que bajó Fernández de Kirchner. Y ahí se terminó la discusión. El anuncio del viernes tuvo dos mensajes evidentes: el “acuerdo” fue obra directa de Cristina, que impuso así un gesto de autoridad, y la soledad de Moyano, acompañado por pocos dirigentes de la primera línea de los grandes sindicatos. A Moyano no lo van a echar; su poder, en cambio, lo van a esmerilar. La Presidenta se aseguró así un triunfo político que le dará réditos en los sectores empresariales. Algo de ello se verá en el acto del Día de la Industria, en el que hablará el próximo viernes. Hasta antes del 14 de agosto, los dirigentes de la Unión Industrial Argentina imploraban por la asistencia de sus asociados a dicha celebración. Después del 14, las reservas se agotaron en un santiamén. Así es como son las cosas en la Argentina.

A todo esto, la oposición sigue con su campaña en dirección a ninguna parte. (“Si no se sabe a qué puerto se quiere navegar, ningún viento es favorable”, Lucius Séneca). Puertas adentro, todos dan la elección por perdida. Lo que todos están tratando de hacer es salvarse de un naufragio estrepitoso. Algunos, como la senadora Hilda González de Duhalde, lo hacen con la denuncia de un supuesto fraude del 10% en las elecciones primarias, lo que casi nadie cree. Otros se han dado cuenta recién en estos días de que el boom de consumo favorece las posibilidades del Gobierno.

En el peronismo, algunos que amagaron irse con Duhalde no saben cómo hacer para reingresar al redil del kirchnerismo. En la UCR varios candidatos a gobernadores con chances de ganar buscan desesperadamente separarse de la pesada mochila que les significa la postulación de Ricardo Alfonsín.

El Frente Amplio Progresista de Hermes Binner es el único espacio donde se reconoce un liderazgo y direccionalidad de la campaña, aunque sin ninguna posibilidad de triunfo. En eso, se iguala al resto de la oposición. Y quien busca despegarse de todos es Mauricio Macri, a quien la declinación de sus aspiraciones presidenciales lo salvó de la catástrofe.

En este tiempo tan especial, Fernández de Kirchner y su compañero de fórmula, Amado Boudou, presentaron sus declaraciones juradas de bienes. En el caso de la Presidenta, se trata definitivamente de una persona rica con un impactante crecimiento patrimonial desde el momento en que su difunto esposo asumió la primera magistratura, en 2003. Desde entonces hasta ahora, ese aumento patrimonial es del 929%, lo cual es producto de una mezcla en la que coexisten terrenos comprados en El Calafate a precio vil y revendidos a cincuenta veces su valor, depósitos en dólares que devengaron intereses que ningún banco paga normalmente a sus clientes y el curioso alquiler del hotel Los Sauces a un empresario que, a pesar de perder plata con esa operación, todos los años la renueva a un precio superior. En menor medida, según los datos, tanto Boudou como el titular de la Anses, Diego Bossio, han demostrado transitar la misma afortunada senda desandada por ella.

La respuesta del Gobierno a todo este escándalo –que hoy no tiene el más mínimo peso electoral– ha sido descalificar a los periodistas y a los medios que han posado su mirada crítica sobre este asunto. Curiosamente, son las mismas respuestas que en la década del 90 se daban desde el menemismo, ante las denuncias de los impactantes niveles de enriquecimiento exhibido por muchos funcionarios de aquella gestión emblemática de la corrupción.

© Escrtito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 28 de Agosto de 2011

sábado, 27 de agosto de 2011

Coalición por una Radiodifusión Democrática... De Alguna Manera...

Coalición por una Radiodifusión Democrática...

La ley de Comunicación Audiovisual es para todos. La Coalición por una Radiodifusión Democrática integrada por organizaciones sindicales de los trabajadores, sus centrales obreras, Movimientos sociales, de Derechos Humanos, Partidos y organizaciones políticas, las Universidades nacionales, el Movimiento cooperativista, radios y canales comunitarios y pymes, los Pueblos Originarios, las expresiones de la cultura, junto a ciudadanas y ciudadanos en general, ha transitado un largo camino con un claro objetivo: La democratización de la Comunicación.

Desde todo el país venimos a exigir la efectiva vigencia de la libertad de expresión. Exigimos que "Liberen la Palabra" y permitan la pluralidad de voces. Venimos a exigir que posibiliten el pleno ejercicio del Derecho Humano a la Comunicación.

El día 15 de junio pasado la Corte Suprema de Justicia revocó unánimemente la medida cautelar dictada por la justicia federal en Mendoza, que suspendía la ley. Hoy reclamamos que la Corte nuevamente haga cumplir la ley revocando medidas cautelares; impidiendo que los grupos oligopólicos con maniobras leguleyas logren postergar el cumplimiento de la Ley.

Los grupos concentrados postergaron el debate sobre la democratización de la comunicación por 26 años, después lo silenciaron y ahora pretenden postergar la aplicación de la ley. Intentan utilizar al Poder judicial para no cumplir la ley. La Ley de Servicios de Comunicación audiovisual que fue debatida por la sociedad argentina; ley que fue aprobada por una amplia y plural mayoría en ambas cámaras legislativas y que fue acompañada por masivas movilizaciones populares.

El Poder Judicial tiene que hacer justicia. El Poder Judicial tiene que hacer cumplir la Ley.

Ante la perspectiva de que en pocos días la Corte Suprema de Justicia de la Nación, resuelva sobre el recurso de amparo interpuesto por el Grupo Clarín al Art.161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Coalición por una Radiodifusión Democrática y los abajo firmantes reafirman que todos los sectores involucrados en la comunicación deben ajustarse a derecho y adecuarse a la nueva ley en los plazos previstos por ésta. Advertimos que lo que pretenden es ganar tiempo burlándose de las instituciones de la democracia.

La Ley es para todos, para los monopolios también.

No es posible que los grupos económicos que aún conservan posiciones dominantes y más licencias que las permitidas por la ley, resistan su cumplimiento mediante artilugios judiciales para preservar sus ilegítimos privilegios. Esos monopolios no sólo violan la Ley de la democracia, sino también los límites de concentración que les daba generosamente la ley anterior generada en la dictadura. No aceptamos la vigencia del modelo neoliberal que favoreció la concentración oligopólica de los medios.

La cantidad de licencias previstas por la Ley 26.522 y la consecuente recuperación de las usufructuadas ilegítimamente durante décadas, son requisitos indispensables para distribuir la palabra y garantizar la pluralidad comunicacional.

No vamos a permitir que impidan el surgimiento de nuevas voces.

Esta Ley de comunicación audiovisual fue posible porque miles de compañeros y compañeras resistieron la ley de la dictadura desde el momento en que fue impuesta; impulsaron medios alternativos desde el advenimiento de la democracia, los mantuvieron con coraje y convicción durante todos estos años. Esta Ley fue posible porque en el 2004 se elaboraron los 21 puntos básicos por el derecho a la comunicación y por la voluntad y valentía política de este gobierno para sancionar la ley de medios de la democracia.

La única garantía de que las voces excluidas y silenciadas durante décadas comiencen a ser oídas es la participación popular. Por eso estamos en la calle defendiendo la aplicación plena de la Ley.

Por eso queremos que el Poder Judicial tenga la fuerza para hacer cumplir la Ley a los poderosos.

Democratizar la palabra es un paso indispensable para construir una sociedad más justa e igualitaria.

© http://www.coalicion.org.ar