A través de una columna escrita por el periodista Rob Hughes, el diario le reconoce a Diego que se equivocó cuando prejuzgó su contratación como DT de la Selección. Y lo llena de elogios porque, asegura, que Argentina "ha sido la alegría de este Mundial". Lea la columna completa.
"Me gustaría que algunos periodistas le pidan perdón a estos jugadores". No fue sólo una la ocasión en la que Maradona pidió el mea culpa del periodismo argentino para con esta Selección. Es que el nivel exhibido por el equipo en lo que lleva en el Mundial está bien lejos de lo que mostró a lo largo de las Eliminatorias, donde los cuestionamientos surgían desde todos los sectores. En ciertas oportunidades respecto al juego en sí y en otras no tanto. Lo cierto es que el puntapié hacia ese reconocimiento que pidió Diego llega desde el exterior y no es para ninguno de los 23 futbolistas que llevó a Sudáfrica, sino para él. Sí, el New York Times, a través de una extensa columna escrita por el periodista Rob Hughes, le pide "una disculpa" al DT de la Selección por "prejuzgar" su nombramiento en el equipo argentino.
A continuación, la traducción completa de la columna publicada en New York Time:
Maradona merece respeto y una disculpa
Por ROB HUGHES
JOHANNESBURGO - Querido Diego: Es tiempo que nosotros, los críticos, te pidamos perdón y te demos las gracias.
Nos equivocamos cuando prejuzgamos tu nombramiento como DT. Creímos que Julio Grondona, el presidente de 78 años de la AFA, había perdido todo rastro de razón al pedirte a vos, un ícono de capa caída sin título de entrenador, que te hicieras cargo de una Selección Nacional quebrada y la dirigieras en esta Copa del Mundo.
Bien, lo mismo respeto de tu presunta experiencia.
Pase lo que pase con Argentina-Alemania en Ciudad del Cabo, tu equipo ha sido la alegría de este Mundial.
Le has dado vida a una era demasiado cautelosa del deporte. Tus jugadores Lionel Messi, por supuesto, Carlos Tevez, Gonzalo Higuaín y otros, se sacaron de encima las inhibiciones
Los talentos son obvios, incluso para nosotros, los sabelotodos. Al grupo de jugadores que heredaste claramente le faltaba equilibrio. Tenés más delanteros de los que necesitás, y demasiado pocos defensores de real calidad.
Aun así, la mayoría de los entrenadores diplomados hubieran hecho lo que hizo Brasil durante el torneo: defender mucho y atacar sólo esporádicamente.
Pero no Maradona. Vos liberaste al equipo, los dejaste que desplegaran sus capacidades, atacar, atacar y atacar.
Y cuando los habilitaste, como hiciste con Messi, Tevez y compañía, también nos liberaste a nosotros. Cuando tu equipo rompe la cautela de los oponentes, nos sentimos como niños que quieren ser todos atacantes.
Tus payasadas en el lateral personifican esto.
No nos confunden, Diego, tu traje gris y zapatos lustrados. Vemos a través de esa vestimenta formal a un hombre que revive su juventud, un hombre de 49 años que fue el genio intrépido de 1986. Un hombre que fue a Alemania para la última Copa del Mundo, vestido con camiseta de jugador, encabezando a la hinchada desde la tribuna.
Aquel entusiasmo nos recuerda que el fútbol es un deporte simple. Si tu equipo tiene habilidades de ataque superiores, que juegue a su modo.
Suena y parece tan obvio. Alemania representa un desafío real, especialmente para tu defensa. Así y todo no estamos seguros de que te preocupe ningún oponente. Cuanto más avanza tu equipo, más cerca estás de desnudar el mito y la mística de que la dirección técnica es una ciencia en la que sólo se tiene éxito tras años de estudio y de manual.
No te imagino leyendo ningún libro sobre cómo tener éxito en tu deporte. Habiendo estado en las calles de Villa Fiorito, la villa miseria en la que creciste en la periferia de Buenos Aires, puedo entender que los libros no sean nada para vos.
Un manual de cualquier cosa escrito por extraños no te hubiera sacado de ese lugar pobre pero de alguna manera feliz. Fueron los habilidades las que lo hicieron. . Y hasta los ingleses que maldijeron tu gol de la mano de Dios de la Copa de 1986, tuvieron que reconocer al genio que esquivó a seis hombres para anotar un segundo gol en ese partido.
Genio, jugando con tus propias reglas.
Aun así, cuando Grondona, el presidente del fútbol argentino desde mucho antes de que alguien hubiera oído hablar de Maradona, recurrió a vos como director técnico, todos nos quedamos pasmados.
¿Cómo podía funcionar eso? ¿Cómo un jugador que se había quemado con las drogas, la bebida y una aparente incapacidad de lidiar con la vida más allá de la pitada final del partido, podía ser el guía y mentor de jugadores que parecían perdidos y desilusionados?
Gente mejor posicionada, hombres que habían conducido a Argentina a sus dos Copas Mundiales, temieron por su país y por vos.
Muchos coincidieron con Daniel Arcucci, periodista de La Nación, que el año pasado escribió: "Puede que Maradona esté arriesgando demasiado, como siempre en su vida, hasta su status de mito".
Arcucci no era el único en tener miedo. Ninguno de nosotros se imaginaba lo que ahora estamos viendo.
La historia está todo el tiempo en contra de tu equipo.
Sabés, pero probablemente no te importa, que sólo dos hombres ganaron la copa del Mundo como jugadores y entrenadores: Mário Zagallo jugó para Brasil cuando ganó en 1958, y fue el entrenador en 1970. Franz Beckenbauer capitaneó a Alemania hacia el título en 1974, y fue DT en 1990.
Lo que estás intentando está más cerca de Beckenbauer que de Zagallo. Beckenbauer no tenía antecedentes al borde de la cancha, ningún papel que lo avalara como entrenador probado y calificado; tenía y tiene el aura de ser el más grande jugador viviente de su país.
Zagallo era lo contrario. Laborioso wing en su momento, se metió en la dirección técnica y entró cuando la Confederación Brasileña de Fútbol echó a João Saldanha semanas antes del Mundial.
Saldanha era de tu tipo, Diego. Le gustaba la irreverencia, rompía los estereotipos del DT. Dejaba que los grandes jugadores jugaran. Compartía con ellos el amor por dar lo mejor de sí.
Nos contaste que tu mensaje a Messi simplemente fue decirle que nunca nadie le dijo a Maradona donde jugar, así que vos no le tenías que decir tampoco a Messi donde jugar.
Interesante, porque pensábamos que habría cortocircuito entre el hombre que fue el jugador más mágico de la Argentina y el único hombre que podría disputarle esa condición.
Si eso es otro error, es hora de decir mea culpa, de corazón.