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sábado, 17 de noviembre de 2012

Klic Klic, o la revolución del sexo 3.0... De Alguna Manera...


Klic Klic, o la revolución del sexo 3.0...


Un vibrador permite compartir sensaciones a través de la pantalla de la computadora e iniciar un viaje erótico e interactivo a la distancia. Qué es y cómo funciona el “Skype del sexo".

Escribirnos, escucharnos, vernos. Era sólo cuestión de tiempo para que, a través de la Web, pudiéramos sentirnos. Y ese momento llegó, ahora es posible. Klic Klic es el primer juguete erótico 3.0 que, a kilómetros de distancia (no importa cuántos) y gracias a un software, traspasa todos los límites y llega a tocar las fibras más íntimas provocando sensaciones incomparables.

¿El fin de las fronteras?

Lejos quedaron aquellos días en los que la llegada del cartero con noticias representaba la felicidad. Y, si bien se ubican más cerca en el calendario, también están desactualizados los chats, el msn, la inefable camarita y las teleconferencias. Entonces, ¿todo conspira contra el amor? No, justamente lo contrario.

Lejos de mapas y geografías, aquellas parejas a las que la vida –y sus inevitables circunstancias- separó ahora tienen una gran aliada erótica: la tecnología.

Una empresa española diseñó estos dispositivos de comunicación sensitiva que, con un soft y conexión a Internet y Bluetooth, conecta a dos personas más allá de cualquier distancia y a un nivel erótico nunca imaginado. Cada movimiento, cada caricia, cada roce es percibido y disfrutado al máximo. Sus diseñadores afirman que Klic Klic “es capaz de hacer estremecer de placer a nuestra pareja desde dos puntos lejanos del planeta, vivir las mil y una noches de dos mil maneras distintas, hacer realidad los sueños más privados sin despertar un único rubor. Las fantasías privadas nunca habían sido tan sensibles a la realidad”.

Pasión por lejos

Los juguetes –que vienen en blanco o negro, con formas sobrias y elegantes y realizados con silicona médica- captan el movimiento que realiza cada miembro y lo devuelve según el grado de intensidad de los estímulos. Además, aclaran sus creadores, “incorporan más geometrías que la vagina normal, de la misma forma que también presenta una curvatura mayor que un pene, a la vez que es más marcado". Y agregan: “Normalmente ciertas cosas sólo van dirigidas para mujeres y otras -muchas-, para los hombres. Pero nuestra idea es democratizar todo eso y desmitificar estos objetos. Nos gustaría que la gente viese esto como una oportunidad para ayudar a quienes vivan distanciados, nos dirigimos a todos los públicos".

Por ahora, solo se comercializa en España. Afortunadamente, para el bien de muchas parejas, la idea es que pronto se pueda conseguir en todo el mundo.

Si querés ver cómo funciona este dispositivo, mirá el video.


© Publicado por Entre Mujeres el viernes 9 de Noviembre de 2012.


Fotos y videos:

 
 
 
 
 
 











viernes, 10 de agosto de 2012

Sexo anal... La idea fija de los hombres... De Alguna Manera...

Sexo anal, la idea fija de los hombres...

 Pareja. Foto: Getty

¿Por qué siempre piden lo mismo? ¿A las mujeres no nos gusta? ¿O no nos animamos a intentarlo? Mitos o ideas preconcebidas que privan a la pareja de beneficios eróticos.

Si el sexo genital tuvo que liberarse de la carga de la procreación para encontrar lugar en el placer por el placer mismo, el sexo anal está luchando por el suyo, sin prejuicios ni censuras. Y bien que vale la pena.

“Mi novio quiere y yo no quiero, tiene la idea fija”, escucho decir a una joven. Este comentario aparenta ser una diferencia de gustos sexuales, pero encubre preconceptos ligados a pautas de género. El hombre gozará más del acto cuando se ofrece con alguna resistencia, y esto es lo que ocurre. Vencer la intransigencia de su compañera primero y del esfínter después es una doble ganancia para su virilidad. La elección de esta práctica se convierte entonces en un refuerzo para el macho. Un logro para la fuerza, la jactancia y el vigor, todos atributos de dominación.

En la mujer ocurre lo contrario, despierta sentimientos de humillación, de ser sometida por el hombre. Teme ser el objeto sumiso, pasible de ser dominada. Muchas se reprochan haberlo entregado sin convencimiento. Se sienten avergonzadas, “sucias”, que no tienen pudor ni amor propio.

El placer del sexo se convierte entonces en un referente de dominación y sumisión, como si aún las antiguas pautas de género, aquellas que sumían a las parejas a roles fijos, siguieran en plena vigencia.

Estamos hablando de una zona erógena, que tiene la inervación suficiente para provocar infinidad de sensaciones placenteras. En el hombre, la región prostática que linda con el recto es una fuente de un placer intenso. Las parejas deberían dejar de lado los preconceptos y entregarse al goce que este tipo de sexo ofrece.

Algunos consejos:

* Los juegos previos son fundamentales, se debe conseguir un buen nivel de excitación.

* La higiene previa ayuda a despejar ideas de “suciedad” o de “inconvenientes “en el encuentro.

* Conseguir una buena relajación y usar lubricantes al agua.

* Llegar a la zona gradualmente. Jamás se debe abordar con fuerza o a “lo bruto”. Hay que ser cuidadosos.

* La estimulación en la parte inferior favorece la relajación.

* Alternar las poses. Las de espaldas al hombre pueden disgustar a algunas mujeres. Una recomendable es “de costado”, como haciendo “cucharita”. Ayuda a relajarse, despierta ternura y favorece la estimulación.

© Escrito por el Doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, el viernes publicado por Entre Mujeres el 20 de Abril de 2012.


lunes, 5 de marzo de 2012

Petting... De Alguna Manera...

Redescubrí el placer: ¿Te animás al petting?...

 La intimidad a escena. Foto: Getty Images.

Moda en los años ´70, vuelve a imponerse en nuestros días. Es una práctica erótica que con besos, caricias y algo más, nos permite alcanzar orgasmos intensos e inolvidables con una sola condición: ¡prohibida la penetración! ¿Te animás a gozar sólo con el clásico franeleo? Te contamos cómo hacerlo.

¿Cómo? ¿Sexo sin penetración? ¿Llegar al orgasmo sin coito? Parece imposible, pero no. Derivado del inglés “to pet” (acariciar, mimar, besuquear), el petting propone sesiones largas y súper hot de sexo encendido donde la excitación se logra con besos, caricias, roces en todo el cuerpo y la masturbación mutua. Y ese es el límite, hasta ahí. Esto, lo que normalmente conocemos como “la previa”, tan fundamental en una buena noche de sexo, es lo que nos permitirá llegar al orgasmo.

La intimidad de las caricias

Ya conocés a tu pareja, sabés de memoria lo que le gusta, lo que lo excita, cuáles son sus debilidades y cuáles sus límites. Y él también sabe todo de vos. A veces sentís que la rutina sexual te aburre, que se repite lo mismo en cada uno de tus encuentros... Entonces, animate y probá.

El petting no se aprende, el petting se hace, se practica y se elige de a dos. No hay una técnica ni un manual que lo explique sino que es un verdadero juego, es la propuesta ideal para que le pongas el toque diferente a tu vida íntima, puedan conocerse más a fondo, se redescubran y reaviven el placer.
Pero… ¿Cómo se hace?

Primero, es fundamental que los dos estén convencidos y tengan ganas. Entonces, sí, (nunca mejor dicho) ¡manos a la obra! Una buena manera es empezar hablando sobre lo que te gustaría hacer y que te hagan, cuéntense que los excita y qué zonas son las más sensibles. A partir de ahí, lo que la imaginación permita, todo vale. Puede haber besos, mimos, masajes, sexo oral, masturbaciones.

Pueden armar una escena romántica, usar disfraces, asumir roles y personajes e, incluso, incluir elementos, cremas, geles, plumas, algo frío o algo tibio, lo que quieran y les guste. Lo importante es que se exploren juntos, que gocen de a dos y que lleguen al punto máximo, a ese que los hace explotar de placer sin haber pasado el único límite que impone el petting: la penetración. 

Concentrarse en todo el abanico de posibilidades sensuales puede resultar ultra erótico, tómense el tiempo suficiente, dedíquense a probarse y a hacerlo en serio. Vas a ver cómo, en pareja, esto te va a ayudar a mejorar la comunicación, a expresar tus sentimientos, a promover la ternura y el cariño y a redescubrir toda la pasión que existe y, a veces, los esquiva.

Animate al franeleo, volvé al “amor adolescente”, descubrí un nuevo mundo de sensaciones y vas a ver cómo, entre los dos, alcanzan un orgasmo como hace mucho no tenían. 

© Publicado por el sitio http://www.entremujeres.com


 

Sexo Express... Alimentá la pasión... De Alguna Manera...

Sexo express: consejos para disfrutarlo...  

 Erotismo en el trabajo. Foto: Getty Images.

Alimentá la pasión… Rosas, champagne y sábanas de seda son los ingredientes ideales de una perfecta noche de amor. Pero… ¿Qué pasaría si nos animáramos a abandonar un rato la cama y a probar otras variantes? Rápido y en lugares originales, un cóctel que puede convertirse en una excelente opción para renovar tu vínculo de pareja. 

En algo seguramente estamos de acuerdo: las caricias, los besos y los masajes son fundamentales a la hora de tener buen sexo. Sin embargo, un poco de cambio, acción y renovación nunca vienen mal: el sexo express puede agregarle ese toque de pimienta y audacia que tu relación está necesitando.

Por un momento dejemos el romanticismo de lado y apostemos todo a nuestras fantasías. Tal vez sea el momento de ponerlas en práctica y animarnos a más. Nuestros maridos, novios o amantes… ¡Agradecidos!

A continuación, te dejamos algunos tips para que puedas aprovechar al máximo esta experiencia plena de adrenalina y pasión, tomes la iniciativa y te olvides, por un rato, de la retórica romántica propia de las novelas.

El lugar. Cuanto más prohibido, mejor… Todo depende del gusto y las ganas de ambos. Para las parejas más clásicas, las distintas habitaciones de la casa, el auto o el baño de un bar serían las opciones ideales. Si son más arriesgados, las posibilidades aumentan: el ascensor, las escaleras o los pasillos del edificio, la última fila del cine y, el mejor de todos, el probador de un local de ropa.

El momento. Como corresponde, cuanto menos planeado más efectivo. Rompé la rutina, es lo mejor que les puede pasar.

Las reglas.  Discreción por sobre todas las cosas: acá no valen los jadeos, los gemidos o los gritos. Disfrutá en silencio, es parte del encanto.

Probá. Rompé mitos y prejuicios, intentá posturas novedosas y usá toda tu sensualidad para gozar sin límites.

No te olvides. Es sexo express; esto es, rápido, sin preparativos ni demasiadas palabras. Cuando terminen, y antes de salir, arréglense el pelo y la ropa: evitar que los descubran también es parte del juego. 

Fundamental. Para que todo salga bien, los dos deben tener ganas de probar la aventura y sus riesgos. La imaginación y la creatividad son muy importantes para el éxito de la experiencia y el goce de ambos.

Hasta acá todo perfecto, pero hay cuidados que te conviene tener o, al menos, saber qué cosas te pueden pasar. No te asustes, no hablamos de nada grave: la rapidez puede hacer que se rompan las prendas o que sufras ciertos "accidentes". Vale la pena arriesgarse, ¿no?

Si nunca lo intentaste, puede ser el momento de estimular tu relación de pareja con una sesión de sexo express. Si ya lo intentaste, ¡Contá tu experiencia!

© Publicado por el sitio http://www.entremujeres.com



martes, 31 de enero de 2012

Sexo y arte románico... De Alguna Manera...

Sexo y arte románico...


Edad Media. Fornicadores, exhibicionistas, venerables ancianos que se masturban, fogosos amantes, falos solitarios… parecen extrañas imágenes para decorar una iglesia románica, en plena, oscura y represiva Edad Media.

Se hallan sobre todos en los muros de los templos, pero también en pilas bautismales, en ciertas miniaturas e incluso en algún tapiz; acompañan a escenas bíblicas, a imágenes de guerreros de la propia época, a horóscopos, animales diversos –reales o fantásticos−, cacerías, labriegos en distintas ocupaciones, músicos o danzarines, todos tratados con esa humilde ingenuidad de la que nace el encanto. Pero si hay algo que verdaderamente llama la atención al visitante actual entre todas estas representaciones son ese grupo de motivos en los que el exhibicionismo y las prácticas sexuales pueden alcanzar incluso –según quien lo mire, claro− cotas escandalosas.

Desde personajes que simplemente están besándose, hasta parejas copulando, aparecen hombres desnudos a modo de antiguos atlantes, parejas que se miran entre sí o miran al espectador mientras muestran ostensiblemente sus respectivos sexos, hombres en evidente actitud de obscena solicitación hacia la mujer, onanistas en actitud reflexiva e incluso alguna escena de grupo -como la que se halla en la iglesia zamorana de Santiago de los Caballeros− que nos parece un tanto tórrida, claro que también puede ser nuestra inclinada imaginación.
En las islas británicas es peculiar una figura grotesca, denominada en gaélico sheela-na-gig, que sonríe al espectador mientras con ambas manos, casi garras, se abre la vagina, siendo la más conocida la inglesa de Kilpeck; ocasionalmente aparece también algún perro lamiéndose el sexo, como ocurre en Mauriac (Francia), o dos conejos en actitud de perpetuar la especie, como se ve en Cervatos (Cantabria). Y es precisamente la iglesia de San Pedro de Cervatos el hito más conocido de este tipo de representaciones y lo es tanto por su abundancia como por su evidencia, con ejemplos que además encuentran réplica por otros del entorno, tanto en Cantabria como en Palencia, lo cual ha conducido tradicionalmente a pensar que era un fenómeno casi exclusivo de la comarca de Campoo.

GoddessSheelaNaGigReliefD-88Nada más lejos de la realidad, aunque hay que reconocer cierta preferencia por este tipo de representaciones entre los antiguos escultores campurrianos. Hoy las conocemos repartidas con mayor o menor intensidad por todo el norte peninsular –al menos desde Zaragoza hasta Portugal, pasando por Segovia−, por Francia, Irlanda, Reino Unido, Italia o Alemania y muy posiblemente el listado se vaya enriqueciendo con nuevos descubrimientos. Si curioso e interesante podría resultar hacer un recorrido por todo este repertorio de poses, posturas y países, creemos que más interesante aún es tratar de explorar sus motivos y significados.

Que son imagen del pecado es la primera y más fácil explicación que se nos puede ocurrir. Los doctrinarios y penitenciales eclesiásticos de la Edad Media están llenos de admoniciones contra los diferentes pecados, pero con especial inquina se amonesta la avaricia y la lujuria, de modo que avarientos y lujuriosos se hallan con especial presencia en las representaciones de los castigos infernales. La Biblia es prolija en disposiciones acerca de las relaciones sexuales, a las que considera al menos impuras, condenando abiertamente la homosexualidad y el bestialismo, práctica esta que castiga incluso con la muerte, aunque a mediados del siglo XII el clérigo francés Aymeric Picaud cuenta que es una de las prácticas más comunes entre los lujuriosos navarros, y lo describe con cierto detalle.

Frente a la liberalidad del mundo grecorromano, en el que los falos se llevan como colgante o aparecen como indicativo viario, donde escenas sexuales decoran estancias o aparecen frecuentemente en los candiles de cerámica y donde se celebran fiestas de alto contenido erótico, consagradas a dioses lúbricos, la tradición judía es mucho más casta y en ella bebe san Pablo, el máximo exponente de la primitiva doctrina cristiana. Para san Pablo el sexo es pecado. “Ningún lujurioso, impío o avaro –que es lo mismo que un idólatra− ha de heredar el reino de Cristo”, dice en una de sus cartas, y cuatro siglos más tarde Boecio concluye: “¿Quieres llevar una vida de placer? Pero, ¿quién no mirará con desprecio la cosa más vil y deleznable, su propio cuerpo?”, abriendo así de par en par la senda del ascetismo, la castidad y la renuncia que serán esenciales en el cristianismo.

Ya en pleno período románico la exaltación de la continencia sexual, siguiendo el ejemplo de Cristo tal como se relata en los cuatro evangelios canónicos, es una constante en los escritos que emanan desde las élites eclesiásticas, para quienes la mujer aparece como amenaza constante, según lo expresa Bernardo de Morlaas: “Abismo de sensualidad, instrumento del abismo, boca de los vicios, no retrocede ante nada y concibe de su padre y de su hijo. Mujer víbora, no ser humano, sino bestia feroz. Mujer pérfida, mujer fétida, mujer infecta”. Incluso en las Partidas de Alfonso X se dice claramente que “castidad es una virtud que ama Dios y que deben amar los hombres”.

Santillana del Mar (Cantabria)1Acompañando a este ideario, en la práctica, por ejemplo, se intentan regular también los días en que dentro del matrimonio –el único estado en que es permitido– puede haber contacto sexual entre los cónyuges, y se hace con tal severidad que Oronzo Giordano ha llegado a calcular que, bajo ciertas circunstancias, podía haber más días de prohibición que los que tiene un año; y es que ya había dicho Gregorio de Tours, allá por el siglo VI, que “los monstruos, los tullidos, todos los niños enclenques son, como bien es sabido, concebidos el domingo por la noche”.

Los penitenciales eclesiásticos condenan ciertas prácticas sexuales, especialmente la sodomía, pero también casi todas las posturas amorosas, puesto que se entiende que no van orientadas a la estricta procreación, sino al lascivo goce. Incluso la legislación civil entra en estos campos de las relaciones entre hombres y mujeres, donde, curiosamente, el estamento eclesiástico suele estar muy presente como sujeto activo. Y siempre es sabido que cuando algo requiere legislación es porque el supuesto delito se comete con cierta frecuencia; por qué si no iba a tener el Fuero de Sepúlveda un artículo titulado Del que se asiere a teta de mujer? Penitenciales y códigos civiles en realidad constatan hechos, e incluso a veces llegan a aceptar con benevolencia ciertas prácticas consideradas pecaminosas: “Barraganas defiende Santa Eglesia que non tenga ninguno cristiano porque viven con ellas en pecado mortal. Pero los sabios antiguos que hizieron las leyes consintiéronles que algunos las pudiesen aver sin pena temporal porque tovieron que era menos mal de aver una que muchas, e porque los hijos que nascieren dellas fuesen más ciertos”, se reconoce en las Partidas.

La presencia de una iconografía de marcado carácter sexual en el arte románico, y que en cierto modo pervive en época gótica, puede parecernos en principio un jocoso juego de canteros humildes, que dejan libremente su impronta popular en los rincones más recónditos de algunos templos, opinión manifestada entre otros por García Guinea. Es una de las explicaciones más aceptadas para esta –a nuestros ojos– irreverente presencia. Claro que entonces resulta complicado explicar por qué algunas de las escenas más llamativas se encuentran en importantes iglesias monásticas –donde cabe suponer un mayor control– o, por qué figuran por ejemplo en el famosísimo Tapiz de Bayeux, que decoraba los muros interiores de la catedral de esa ciudad y que fue elaborado directamente por las mujeres de la familia del duque de Normandía, Guillermo, para conmemorar su conquista de Inglaterra. Y difícil de entender sería igualmente el contenido de ciertas canciones escritas, y reconocidas públicamente, por otro Guillermo, esta vez duque de Aquitania –uno de los estados más importantes del momento–, en las que sin tapujos habla de sus correrías sexuales o expresa reflexiones tan llamativas como “Señor mi Dios, que eres caudillo y rey del mundo, / ¿cómo no cayó fulminado quien primero vigiló el coño?”.

Otras teorías, como la de Ángel del Olmo, sostienen que estas imágenes son una incitación a procrear, por la necesidad permanente de población, pero en realidad el problema no era la falta de nacimientos, sino la supervivencia de los niños ya que, aunque los datos son muy escasos y las conclusiones controvertidas, se estima que al menos un 35% no alcanzaba los diez años, aunque hay quien como Pounds sostiene que cuatro de cada diez menores no superaban el primer año.

Sin embargo la teoría más divulgada y aceptada es que tales imágenes son una abierta condena de prácticas pecaminosas y que por tal motivo se hallan en el exterior de los templos, trasunto de la vida terrena, estando ausentes en el interior, donde habita lo divino. Pero tampoco es así: por ejemplo, en la iglesia cántabra de Villanueva de la Nía, una mujer exhibicionista mira a los feligreses desde el arco triunfal y otra al sacerdote, mientras que en Santillana del Mar, también dentro del templo de esta importantísima colegiata, hay una clara escena en que la mujer acaricia el pene de descomunales proporciones de su amante. Si fuese una condena del pecado, como mantienen Serrano Fatigati o Lampérez, coincidimos más con lo que dijo Caro Baroja, que “más producen curiosidad por el vicio que respeto por la virtud”, e incluso habría que entender como autoinculpación de pecador la del cantero que trabajó en San Quirce de Los Ausines (Burgos) y que representa a una mujer desnuda citada por un excitado varón bajo cuyo erecto miembro se lee IO, o sea, yo.

En uno de los trabajos críticos más interesantes escritos sobre el tema, Inés Ruiz Montejo ya planteaba sus dudas sobre estas ideas y se preguntaba si tales imágenes no serían más bien "la expresión de unos condicionantes de vida típicos de la cultura popular en la que el artista se desenvuelve", aunque parece no atreverse a ir más allá. Sin embargo es en esta idea donde creemos nosotros que habría que explorar.

San Martín de Elines (Cantabria)Desde nuestro punto de vista el hombre medieval está más imbuido de la antigua tradición popular grecorromana de lo que podemos pensar. Para juzgarlo en realidad sólo disponemos de los escasos escritos emanados desde las élites eclesiásticas, que parecen expresar lo contrario, al menos en cuanto a cultura sexual se refiere, sin embargo los propios penitenciales recogen también otra serie de prácticas abiertamente heredadas del paganismo, que el hombre del común –o no tanto– vive diariamente y que incluso llega a revestir de religiosidad. Baste leer el Cantar de Mío Cid para ver la importancia de los agüeros, condenados también por la Iglesia.

En la plástica románica –pero también en la gótica– se mantienen iconos heredados del mundo antiguo, como espinarios, atlantes o sirenas. El falo, símbolo profiláctico en muchas culturas, sigue presente en templos cristianos medievales, a veces como única decoración en todo el edificio e incluso hallándose en el interior. Otras imágenes, como el personaje que se masturba mientras se acaricia la barba o la desnuda barbilla, aparecen ya en la escultura ibérica de Porcuna y se replican en canecillos, como el magníficamente conservado de San Martín de Elines (Cantabria), donde el onanismo parece coincidir con la gravedad del reflexivo pensador.

Por otro lado, para el hombre medieval el sexo no podía ser algo críptico, escondido, privado, como lo puede ser para nosotros, entre otras cosas porque la inmensa mayoría de las familias vivían en humildes chozas divididas por la mitad, con un ámbito para el ganado y una sola estancia para toda la familia, donde toda la parentela dormía junta y donde la privacidad sencillamente era imposible, por eso tampoco resulta extraño cómo algunas representaciones del mes de febrero muestran a un hombre y una mujer calentándose al fuego mientras se enseñan mutuamente sus partes.

Fuentidueña (Segovia)El sexo formaba parte de la vida cotidiana y así se representa en el románico, donde las mujeres, salvo alguna excepción –como la segoviana de Fuentidueña–, son casadas (cubiertas con la toca), y la postura la única ortodoxa, como Dios manda. Fue sobre todo a partir del siglo XV cuando las casas empiezan a tener más habitaciones y la privacidad es posible, a lo que podemos sumar el calado que va tomando la paciente labor de la Iglesia imponiendo sus doctrinas, mejor divulgadas ahora con esa gran herramienta que es la imprenta. A mediados del siglo XVI, tanto la Reforma como la Contrarreforma inciden en la importancia de la castidad y la vigilancia del pecado; será  a partir de entonces, paradójicamente coincidiendo con el nuevo redescubrimiento  –otro más– de las artes antiguas, cuando los últimos rescoldos de la cultura pagana tradicional desaparezcan. Herederos de esta Contrarreforma somos nosotros y con nuestros ojos intentamos entender el motivo de aquellas viejas representaciones.


 © Escrito por Jaime Nuño (*) y publicado por el Diario El País de Madrid el lunes 30 de Enero de 2012.  (*) Jaime Nuño es historiador y director del Centro de Estudios del Románico de la Fundación Santa María La Real.

domingo, 20 de febrero de 2011

Mentiras arriesgadas... De Alguna Manera...

Mentiras arriesgadas...


En las parejas de exclusividad sexual se siente la traición cuando una de las dos personas confiesa haber tenido sexo con alguien más –o cuando se descubre que así lo ha hecho–.

Lo que más duele es la mentira, suelen asegurarnos bastantes personas. Nosotros creemos que la mentira puede doler mucho, pero más que nada por lo que representa. Suele experimentarse un sentimiento de exclusión y por lo tanto de impotencia. Esto puede ir acompañado de celos, rabia, tristeza... Se produce un sentimiento de pérdida. La persona experimenta que algo importante ha dejado de existir.

Tratando el tema de la infidelidad en el Master de sexología del que somos profesores, hicimos un ejercicio que consistía en preguntar si la infidelidad debería contarse a la pareja. La gran mayoría decía que sí. Cuando se les preguntó si habían sido infieles, aproximadamente el 25% dijo que sí. Y al preguntarles si se lo habían contado a su pareja, el 90% dijeron que no. Así que −por lo visto− una cosa es lo que se supone que se debe hacer y otra es lo que realmente se hace.

En consulta aunque no se adopta una postura moralista, se advierte al paciente que tiene que considerar las consecuencias —o posibles consecuencias— de sus acciones. En el caso de que no sea descubierto/a, puede experimentar un nivel de incomodidad psicológica, a menos que sepa elaborarlo muy bien. Desde el punto de vista psicológico es ésta la cuestión.

Desde la perspectiva de la pareja, la confianza es un elemento básico, aunque el concepto de confianza no tiene por qué entenderse siempre parejo a la exclusividad sexual. Pero, en muchas ocasiones, las infidelidades suelen minar esa confianza y mucho se tendrá que hacer para restablecerla.

¿Alguna vez has sido infiel a tu pareja? ¿Te ha sido infiel tu pareja? ¿Cómo has actuado en esas ocasiones?

© Escrito por M. Pérez, J.J. Borrás y X. Zubieta y publicado por el Diario El Mundo de Madrid el 21 de Abril de 2006.