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jueves, 17 de julio de 2014

Jorge Carrascosa, el hombre que renunció a ser el Gran Capitán... De Alguna Manera...


Carrascosa, el hombre que renunció a ser el Gran Capitán...


Jorge Carrascosa era el líder elegido por César Menotti para el Mundial de 1978. Pero el defensor, figura de Rosario Central y de Huracán, desistió de integrar el equipo nacional. Estaba harto del ambiente del fútbol.

La Selección, en la antesala del Mundial 78, con Carrascosa como capitán.

Ese día fue un dolor a la distancia. Un golpe de Estado que se hizo golpe en el alma. En la oscuridad que nacía, había un espacio para un retazo de magia: René Houseman ya había mostrado, en el Huracán de 1973, que tenía todo para convertirse en un paradigma del wing derecho. Explosión, habilidad pura, fantasía y, sobre todo, esa audacia que le había valido el apodo de Loco. En aquel 24 de marzo de 1976, mientras la última dictadura daba su primer paso y deshacía sin vueltas las instituciones nacionales, en el estadio Slaski, de Chorzow, la Selección que dirigía César Menotti enfrentaba a Polonia, en el marco de una gira preparatoria para el Mundial de 1978. Houseman, entonces, le dio el triunfo a la Argentina del fútbol con un gol y detalles de su osadía. Todo para el aplauso de esos polacos asombrados ante el talento. Argentina venció 2-1 (el primer gol fue de Scotta) al equipo polaco que, en el Mundial anterior, había realizado su mejor campaña de la historia al terminar tercero (tras vencer al defensor del título, Brasil). La victoria argentina, además, había dejado un dato para enmarcar: en ese estadio inaugurado en 1953, Polonia nunca había perdido.

Aquella gira también fue una suerte de hito. Como siempre en ese tiempo, el capitán había sido Jorge Carrascosa, el lateral izquierdo que se divertía en las prácticas del Huracán de 1973 viendo y celebrando la magia de su admirado Loco René. Pero, a esa altura, al Lobo -ese apodo que no lo definía- ya no lo divertía casi nada dentro del ambiente del fútbol. Estaba harto. No quería saber nada de arreglos, de árbitros que cobraban penales a cambio de dinero, de la creciente industria del doping, de una violencia que ya parecía cotidiana... Para colmo, debía escuchar una barbaridad nacida de la ignorancia: que jugaba en la Selección porque era amigo de Menotti.


De aquellos desencantos había nacido una decisión. En esos días ya daba vueltas por su cabeza la idea de decir basta al fútbol. Incluso, no era una novedad para el entrenador. Los dos solían hablar en la intimidad del plantel. Allí, Carrascosa le sugería su deseo de abandonar la Selección; Menotti le pedía que revisara una idea que mucho se parecía a una cuestión juzgada.

La llegada de los militares al poder también generó inquietud en Carrascosa, siempre respetado por sus compañeros, siempre visto como un referente por su generosidad y por su coherencia. "Uno siempre estaba pendiente de que a la familia no le pasara nada. El único contacto que yo tenía era telefónico, pero el deseo de todos era regresar lo más rápido posible para estar con los suyos... Al peronismo le quedaba poco tiempo para terminar su gobierno, pero igualmente uno percibía que se venía gestando algo así...", contó Carrascosa en una entrevista concedida al diario Página/12.


De todos modos, no fue una sino varias razones las que impulsaron la negativa de Jorge Carrascosa a participar del Mundial de 1978. Aquel fue el "no" más comentado de la historia del fútbol argentino. El hombre que dejó recuerdos de los imborrables en Banfield, Rosario Central y Huracán fue, entonces, el eje y la víctima de mil conjeturas incomprobables, de suposiciones verosímiles y de las otras, de mentiras intencionadas... Se dijo de todo con relación a su "no": que tenía miedo, que estaba en contra de la Dictadura, que era comunista y por eso boicoteaba el Mundial, que era un vendepatria... Nada de eso. "El Mundo del fútbol, en el que yo estaba, no era el mejor de los mundos. Me empecé a sentir mal cuando vi el tema de los incentivos, la droga. ¿Te parece lindo saber que vas a salir campeón porque el árbitro te va a dar un penal?", expresó alguna vez.

La raíz profunda del "no" tenía un antecedente más lejano. El 23 de junio de 1974, en el Mundial de Alemania Federal, Argentina necesitaba dos cosas para clasificarse a la segunda ronda: vencer a la débil formación de Haití y que la Polonia de Grzegorz Lato y Kazimierz Deyna venciera a Italia, entonces subcampeón mundial. Lo primero se parecía mucho a un trámite simple. Lo otro -con Polonia ya clasificada a la siguiente ronda-, casi todo lo contrario. Entonces, en esa Selección en la que jugaba Carrascosa (con un curioso número 7 en la espalda) se adoptó una decisión: incentivar al plantel polaco para que "fuera para adelante" contra Italia. 

Argentina, previsiblemente, goleó 4-1 a los caribeños y Polonia venció 2-1 a los vestidos de azul. Así, por el patio de atrás y a oscuras, la Selección albiceleste accedió a la siguiente ronda. A Carrascosa le costó digerir aquella decisión colectiva de incentivar. Le dolió. Pensaba: "Mirá si alguien va a jugar mejor porque le den más plata... Uno juega por la gloria..." 
Luego crecieron las dudas y la incertidumbre. Carrascosa se cuestionaba esa maquinaria creciente que impulsaba al fútbol como negocio y se devoraba su condición deportiva y lúdica. Hablaba frecuentemente con Menotti. Pero el entrenador le insistía con que continuara, con que era importante para el grupo, con que era un espejo para todos, con que lo necesitaba... Aguantó. Toleró. Mientras, masticaba la bronca por tantas preguntas razonables sin respuesta.

Un día antes de dar la lista, Menotti ya sabía de la negativa. Pero lo llamó. Y el lateral izquierdo, el capitán, dijo lo que le salió de adentro: "No va más, César..." Un día después, se dieron a conocer los 22 nombres para el Mundial de Argentina. Y no estaba Carrascosa. A esa altura, ya se había recluido en Mar del Plata. Hizo silencio, escuchó su voz interior. Se sintió conforme con su decisión.

Después, ya en el Mundial, fue sólo una vez a la cancha: en la derrota 1-0 frente a Italia, en la primera ronda. Y, cuando después del 3-1 ante Holanda, Daniel Passarella levantó la Copa en su condición de capitán, a Carrascosa no lo habitó ninguna contradicción. Esa escena no lo hizo arrepentir. Nada lo hizo arrepentir. Lo explicó, ya más tarde, ante la consulta de los periodistas Fabián Casas y Gonzalo Aziz, en la revista Mística: "No es necesaria una dictadura militar para dejar el fútbol. Hay muchas cosas que pasan en este sistema de vida que te hacen dejar, perder las ilusiones. 

Si yo hubiera tenido que jugar el Mundial de España mientras estábamos en guerra con Inglaterra, también habría renunciado. ¿Va a estar un vecino, un amigo en guerra y yo voy a estar jugando un Mundial? Cuando un pibe te pide algo para comer se acabaron los planes. ¿Vos podés comer un sandwich de jamón crudo cuando hay un nene pidiéndote comida? Y el mundo del fútbol, donde yo estaba, no era el mejor de los mundos. Yo me empecé a sentir mal en el medio. Cuando vi el tema del incentivo, de la droga. ¿Te parece lindo saber que vas a salir campeón porque el árbitro te va a dar un penal? ¿Podés festejar algo que ganaste con arreglo? Si un tipo, en cambio, te gana con talento, hay que aceptarlo. Pero, ¿por qué hay que ganar siempre? Sucede que uno está en una sociedad donde uno vale por lo que gana y no por lo que realmente es. Y fuera del fútbol, la cosa es igual, superficial..." El hombre que no quiso ser el Gran Capitán volvía a ofrecer su mirada irreprochable.

© Escrito por Waldemar Iglesias el Martes 16/07/2014 y publicado por Planeta Redondo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 22 de junio de 2014

Ángel Cappa: Mezclar y dar de nuevo... De Alguna Manera...

Cappa: "Es el momento de recomponernos y pensar a futuro"...


Gerardo me pide una opinión sobre la actual situación de Huracán después del partido frente a Independiente, y me animo a hacerla desde mi carácter de hincha y socio del Globo. De ninguna manera en mi condición de entrenador. Entre otras cosas porque yo creo que mi tiempo de entrenador ya se agotó, al menos en Argentina. Además, también, por respeto al actual entrenador de Huracán y su cuerpo técnico, que me merecen la mayor consideración.

Aclarados esos aspectos, empiezo por decir que después de la bronca no tanto por la derrota sino por la forma, ya que nos volvieron a robar- es inadmisible desde la posición del  juez de línea, anular el gol que le anularon a Huracán, ya que el autor estaba claramente habilitado- y después también de la tristeza porque nos volvieron a destruir impunemente una nueva ilusión, me parece que es el momento de recomponernos y pensar en el futuro.


-Yo creo que es necesario un proyecto deportivo que tenga como eje la identidad futbolística de Huracán para saber por qué camino hay que ir y dónde queremos llegar. Y que abarque desde el primer equipo hasta el último para los pibes que ingresen a la entidad. No se puede seguir apostando a la casualidad pasando de un estilo a otro con la esperanza de ganar el partido que viene. Es preciso tener una visión más amplia para sentirnos seguros siendo lo que somos, un club que disfruta del buen juego, de una herencia que nos dejaron grandes jugadores y grandes equipos a lo largo de la historia.

Ese proyecto debe encabezarlo el cuerpo técnico de la primera división, en un trabajo coordinado y coherente con los demás entrenadores de la entidad, debidamente preparados y seleccionados según nuestros criterios futbolísticos.

-Hay que conseguir el correspondiente respaldo económico para hacer un equipo que no solo pelee con fundamentos el próximo ascenso, sino que sea la base para una continuidad en primera división. No volvamos a caer en el error de incorporar a 40 jugadores en lugar de 5 o 6 de jerarquía que sean útiles para construir el futuro a su alrededor.

-No destruir la estructura que exista ni dejar ir a jugadores importantes, como ha ocurrido sistemáticamente hasta ahora.

-Elegir un cuerpo técnico adecuado -que bien puede ser el actual- y darle el respaldo de la continuidad para un trabajo que aspire a solucionar el presente, pero también con aspiraciones a más largo plazo.

-Pensar en dirigentes capaces de entender la grandeza de Huracán, con la inteligencia y la sensibilidad imprescindibles para conducir un proyecto ambicioso que supere las urgencias del momento, y que tenga, insisto en este aspecto fundamental, la posibilidad de reunir o conseguir el respaldo económico que garantice la ejecución de esta idea.

-No podemos seguir pensando en otra cosa que no sea un trabajo planificado, inteligente, que respete a mediano y largo plazo la grandeza de Huracán como única manera de consolidar al club entre los más grandes del futbol argentino.

-Me he referido solamente al aspecto futbolístico, y no a otras cuestiones institucionales que deben tenerse en cuenta, naturalmente, porque solo una institución solida, puede sostener un proyecto como este. Y no al revés, que el equipo sostenga al club, como viene ocurriendo últimamente.

-Llegar a esos objetivos no es nunca cuestión de suerte, sino de un trabajo elaborado y de tiempo.

-De ese único modo, podemos superar arbitrajes nefastos y otras cuestiones no muy claras, y ganarnos el respeto, como institución, de todos los demás.
 
En fin, me gustaría que se tome como una opinión más de los hinchas del Globo de las que actualmente se pueden leer y escuchar en los distintos medios partidarios. No pretendo dar lecciones a nadie, no soy nadie para eso, sino aportar un pensamiento más. 
 
Muchas gracias, y un gran abrazo quemero. Que no nos venza ni la tristeza, ni la derrota, ni las maniobras turbias que pretenden frustrarnos. Dicen que a los hombres no se los mide no por las veces que se caen, sino por las veces que son capaces de levantarse.
 
© Escrito por Ángel Cappa el Viernes 13/06/2014 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



domingo, 15 de junio de 2014

Huracán, sigue dependiendo de Huracán… De Alguna Manera...


Sigue dependiendo de nosotros…


Huracán fue mucho más, pero cayó derrotado por dos goles contra cero ante Independiente en La Plata y perdió la posibilidad de ascender tras un semestre impensado para todos. Hubo un solo equipo en la cancha, pero el Rojo aprovechó un error propio en la primera mitad y de rebote se puso en ventaja. En el complemento Gustavo Esquivel anuló un gol válido de Ramón Ábila, e Independiente terminó anotando el segundo con el juego ya desvirtuado. Tenemos la posibilidad de subir en seis meses, pero depende de cómo nos preparemos para eso.

¿Da bronca? ¿Cómo no va a dar bronca? Si con todo lo que le cuesta avanzar a Huracán las últimas dos veces que llegó a instancias decisivas el partido se vio manchado por polémicas que de polémicas no tuvieron nada. Es cierto que al equipo le faltó contundencia, pero aún sumergido en ella logró embocar una de las que tuvo y terminó siendo anulada por Gustavo Esquivel (Gustavo Esquivel, anoten, que lo recordemos nosotros será el único castigo que tendrá). También podemos agregar la no expulsión de Nicolás Figal, quien ya amonestado cortó una contra de Martínez en mitad de cancha y Diego Ceballos eligió no mostrarle la segunda luego de cobrar la falta.

Pero supongamos lo siguiente, digamos que es cierto eso de que nos viven choreando. Supongamos que es verdad que tres días después que uno de los dirigentes gremiales más poderosos que tiene el país, y candidato a presidente de Independiente, dijera sin filtro “Si no pusiéramos plata…” el juez de línea Gustavo Esquivel haya omitido adrede una habilitación de casi 150 centímetros. Mi pregunta es ¿Qué hacemos con eso? Si en el fútbol del “Todo pasa” los medios hegemónicos le dedican veinte páginas al ex orgullo nacional y diez líneas al error del juez. ¿Qué pasa si es real el “A Huracán siempre lo cagan” que la opinión pública dice hasta con gracia? Mi respuesta es que debemos aprender de los errores para no volver a cometerlos. Sí nada podemos hacer contra el Statu quo, entonces pensemos que podemos hacer para llegar con margen a las instancias decisivas.

Para ello debemos remontarnos al 2009, cuando luego de la traumática definición la dirigencia dejó ir a varios jugadores, para reemplazarlos por otros. No sé si Frank Kudelka es el mejor entrenador que Huracán podría tener, tampoco siento que este plantel sea imbatible. Sin embargo hay una realidad que no podemos para por lo alto: Un equipo no hace 42 puntos sobre 63 posibles de casualidad. Por eso será importantísimo mantenerlo ¿Tan difícil puede ser? ¿Tantas presiones pueden poner una plantilla que llegó a escuchar en la Bonavena el fulminante “Que se vayan todos”?

La memoria es un ejercicio obligatorio para esta temporada que se nos fue. Y la debemos practicar todos, jugadores, dirigentes, cuerpo técnico e hinchas. Como podemos olvidar que el “Ídolo máximo” perdió siete de los pobres diez partidos que dirigió, antes de irse por la ventana en un marco de dudas e incertidumbre. Otra vez Antonio Ricardo “Turco” Mohamed se fue de Huracán sin explicarle nada a la gente que tanto amor y cariño le da. Allí debemos buscar ese punto que nos faltó para ascender directo, ya que los otros 58 fueron todos conseguidos por Frank Darío Kudelka.

Un entrenador de perfil bajo que llegó al Globo y tuvo su tiempo de adaptación. Kudelka logró trasmitir su idea y fue insistente (Por momentos, cerrado) con ella. Los resultados lo apoyan y la necesidad de darle continuidad a esto es imperiosa. Si tenemos seis meses para subir ¿Sirve cambiar el técnico? Ojo que Kudelka no es mago, por eso insisto en recordar que tuvo su tiempo de adaptación. Esto de los seis meses es un arma de doble filo ¿Hay tiempo para darle adaptación a otro DT? ¿Hay tiempo para darles adaptación a otros jugadores? Kudelka debe seguir, no hay opción.

En 2009 y tras el subcampeonato se fue el as de espada, Javier Pastore, pero también se fueron jugadores menos agraciados pero claves en la estructura como Carlos Araujo, Arano, González, Díaz, entre otros. ¿Por qué soltar, por ejemplo, a Mandarino? Sí debemos traer a otro para que se amolde como lo hizo Germán. Lo mismo para Mancinelli. En jugadores más vistosos nos encontramos con Capurro, Caruso y el mismo Marcos Díaz ¿Tan difícil puede ser para Huracán convencer a tres tipos que el Globo volvió a poner en boca de todos?

Lo de los pibes es otro tema, pero depende de nosotros torcer la historia. “Vender para sobrevivir” me suena a verso, Huracán es el club más pobre del mundo pero en estas tres temporadas contrató técnicos y jugadores para nada baratos. Martínez jugó frente a Independiente un partido que nadie imaginaba, si el resultado hubiese sido favorable estaríamos hablando de una “Actuación consagratoria”. Espinoza fue creciendo hasta ser titular indiscutido, mientras que Villarruel sigue en línea con sus capacidades, aunque el DT no lo haya tenido en cuenta para el tramo final. Este tridente de promesas debe quedarse, como mínimo, hasta diciembre. No es lo mismo que tengan o no un ascenso, no es lo mismo tampoco para su cotización.

¿Qué negocio es vender por chirolas a tres juveniles para terminar contratando tres paquetes? Quizás se puedan traer jugadores buenos, pero es imposible que estos rindan y se acoplen a un equipo en apenas seis meses. Ahora si el eslogan es “Vender para devolver la plata que se puso”, sería hermoso y honesto que esto se aclare.

Del partido con Independiente tengo poco para decir, aunque supuestamente de eso vaya este informe. Huracán jugó como un equipo de Primera, pero ascendió el equipo que actuó como uno del Nacional B. El partido fue muy parecido al Villa San Carlos, aunque la Villa creó más situaciones que el Rojo durante el complemento. Huracán tuvo un primer tiempo pobre, en el que aun así fue más que el rival. Sobre el cierre un contragolpe fulminante encontró las fallas de dos jugadores que no solo deben seguir, sino que también estuvieron en el podio de la temporada. Capurro no cortó a Pisano, ni lo marcó como debía, y Marcos Díaz (Que sacó todo, y más también) tuvo nada de fortuna en ese rebote que Zapata mandó a guardar casi con vergüenza.

En el complemento hubo un monologo Quemero, pero todas las luces que aportó Gonzalo Martínez no alcanzaron a quebrar la resistencia de un Independiente que se apoyó en el oficio de la defensa y su excelente arquero. El Rey de copas se bajó los pantalones ante este humilde Globo y jugó como el equipo más conservador de la categoría, Huracán hizo todo lo que pudo pero no logró torcer la historia, y ahí está la poca tranquilidad que podemos tener.

Aún en su anemia ofensiva Huracán marcó un gol lícito, cuando Ramón Ábila ingresó solo por el segundo palo para romper de cabeza la resistencia de Rodríguez. Pero Diego Ceballos, a instancias de Gustavo Esquivel, anuló la conquista. Otro error en contra.

En el final y solamente con Mancinelli como defensor Independiente marcó el segundo, en una de las dos o tres jugadas del complemento donde pisó el área. Otro desafortunado rebote en Díaz y Pizzini le puso punto final al cuento de hadas. El partido fue un resumen del semestre de ambos, Independiente subió a los tumbos y con fallos arbitrales a su favor, mientras que Huracán jugó la final con muchísimo fútbol pero con poquísima contundencia.

El futuro sigue en nuestras manos, hay que mantener a todos los jugadores que podamos y darle continuidad a este gran año que está teniendo Huracán. Será clave retener al técnico, también a los jugadores, pero para asegurarnos el ascenso en este torneo que entregará tantos debemos comenzar a trabajar ya.

Se vienen las elecciones, y todas las agrupaciones políticas tienen la obligación de meter la menor mano posible en este plantel. Gane quien gane, tenemos la posibilidad histórica que por una puta vez en la vida el que salga beneficiado sea Huracán.

© Escrito por Raúl Ziccardi el Sábado 14/06/2014 y publicado por Soy Quemero


viernes, 7 de febrero de 2014

San Lorenzo-Huracán, ese patrimonio…De Alguna Manera...


San Lorenzo-Huracán, ese patrimonio…

Ellos. Huracán y San Lorenzo, pasión de barrio.

Autoridades de ambos clubes presentaron ante la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires un proyecto para que el clásico sea reconocido como Patrimonio Cultural. Aunque no se dispute en el inminente Torneo Final, el duelo sigue latiendo en las calles.


Huracán - San Lorenzo

San Lorenzo y Huracán, protagonistas del llamado Clásico de Barrio más grande del mundo, realizaron una presentación conjunta ante la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en nombre de que el emblemático duelo entre ambos sea reconocido como Patrimonio Histórico y Cultural. Los impulsores del proyecto son el dirigente del club de Boedo, César Francis, y el ex presidente del club de Parque de los Patricios, Néstor Vicente.

En la presentación ante las autoridades explican entre los motivos: "No hay duda sobre la identificación con la ciudad que tienen ambas instituciones. Representan realidades barriales que han sabido confundir sus fronteras y también extenderlas pero que nunca dejaron de estar entrañablemente afincados en Boedo y Parque de los Patricios. Ambas instituciones tienen lazos profundos con la cultura y la música de la ciudad y su rivalidad nació de esa actitud picante y sana con que el porteño vive los avatares de las patrias futbolísticas que los definen. San Lorenzo y Huracán, Huracán y San Lorenzo, son sinónimo de clásico, representan con sus centenarias historias, ribetes de porteñidad indiscutibles, más allá que sus simpatizantes alberguen en la totalidad del territorio nacional".

Y agregan: "El clásico de San Lorenzo y Huracán tiene una riquísima historia que se desarrolla en el campo de juego pero cobra vida en la mesa familiar o en el bar de la esquina. En última instancia somos "primos" y por paradoja porteña Homero Manzi, hincha de Huracán, le pone nombre a la esquina de San Juan y Boedo, corazón ciudadano pintado de azulgrana".

Aunque en el inminente torneo Final de Primera no habrá encuentro entre ambos, hay una historia construida desde aquella primera década del Siglo XX. Este duelo fue un paradigma del fútbol como espacio de pertenencia: el clásico entre San Lorenzo y Huracán resultó siempre una fiesta de personajes irrepetibles, de cracks repartidos, con el tango como inevitable música de fondo. Lo saben quienes caminaron sus calles: allí, en esa geografía, sucedió la Navidad del Tango; también en sus espacios secretos nacieron las mejores letras.

Desde el primer encuentro, en 1915, se trató de una cita armónica en tiempos en los que la cuestión de pertenencia geográfica delimitaba también pasiones. El Santo y El Globo. Los de Boedo y los de Parque de los Patricios. Los Cuervos y los Quemeros. Apodos entre primero, en definitiva. Nacieron vecinos, allá en 1908. Barrios bravos, de laburantes, de empedrados nacientes, de construcciones módicas, de almacenes que todavía fiaban, de bares que cobijaban desencantos. Se criaron y crecieron como tales, bien cerca, con historias entrecruzadas, con el encanto de la rivalidad sin enemigos. Los penosos enfrentamientos entre barras nacieron luego, mucho más tarde, ya en los noventa. Pero ni asì pudieron contra la mágica esencia.

La Avenida La Plata fue territorio de estadios emblemáticos de ambos. La distancia no excedía el puñado de cuadras, las fronteras se recorrían caminando sin miedos y sin desprecios. Se miraron siempre de reojo, pero sin rencores ni amenazas. Como primos, casi como hermanos en disputa sana. San Lorenzo le lleva ventaja amplia en el historial y la AFA dice que en su territorio oficial le lleva cómoda ventaja: 16 títulos contra 11, incluyendo Copas Nacionales. Los de Huracán -sin comprobación- sostienen que son más leales y que nunca se fueron del barrio. Es un caso de asombro: en el fondo se quieren, aunque elijan siempre la derrota ajena. Detalles mágicos de la Ciudad de Buenos Aires, esa de la que ya son Patrimonio Histórico.

© Publicado el Viernes 7/02/2014 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.