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jueves, 4 de febrero de 2016

Aníbal y El Regreso de los Hackers (Parte I)… @dealgunamanera…

Tuiteros para zafar del triple crimen…


Primera aclaración, obvia: fui el único periodista que le ganó, no uno, sino dos juicios penales a Aníbal Fernández, uno que me hizo por vincularlo con el narcotráfico y el otro por responsabilizarlo del triple crimen de General Rodríguez en 2008.

Segunda aclaración, fui el único que logró entrevistar a Sebastián Forza antes de que lo asesinaran. Fue en mayo de 2008. De ese encuentro pueden dar fe, no solo la grabación de la entrevista, oportunamente entregada el fiscal Carlos Stornelli, sino también los testigos del encuentro: su supuesto testaferro Pablo Florentín y su “guardaespaldas” Julio César Pose.

© Escrito por Tomás Sanz el martes 02/02/2016 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Todo lo antedicho me ha enfrentado, de manera feroz, con el ex jefe de Gabinete, Aníbal, quien me hostigó de toda manera posible y me obligó a venir a vivir a Mendoza… por mi seguridad personal.

Los años fueron pasando y la justicia comprobó todas y cada una de las afirmaciones que hice, no solamente respecto del expediente de los remedios truchos, sino también sobre la ruta de la efedrina y el triple crimen.  En todos aparece complicado Aníbal, por infinidad de elementos.

Lo único que permitió que el ex jefe de Gabinete no terminara complicado fue que el kirchnerismo le dio un paraguas protector muy fuerte.

Sin embargo, ese escudo se terminó el preciso día que Cristina Kirchner dejó el poder. En el mismo acto, dos jueces Federales, María Romilda Servini de Cubría y Ariel Lijo, decidieron reimpulsar sendos expedientes judiciales que lo complican: la ruta de la efedrina y el triple crimen.

Ni lerdo ni perezoso, Aníbal inició una estrategia desesperada, que dio inicio con la triple fuga del 27 de diciembre pasado (incluyó un “acting” en televisión) y sigue ahora a través de las redes sociales. Lo primero le salió mal; lo segundo… también.

Para lograr su estrategia mediática, Aníbal “adornó” a un grupo de profesionales para que asegurasen que él no era la “Morsa” de la cual hablan todos los testigos en el expediente del triple crimen.

Parte de ese teatro, pudo verse a principios de enero en el canal de Cristóbal López C5N, donde un grupo de abogados de baja estofa aseguró que el agente de la ex SIDE Julio Pose era en realidad la persona que aparece con ese mote en la Justicia.

Una digresión: lamentablemente para Aníbal, el fiscal Germán Pollicita tiene nueve pistas que conducen hacia él y sus vínculos, no solo con la ruta de la efedrina, sino también con los asesinatos de Forza, Ferrón y Bina.

Dicho esto, prosigo: el ex jefe de Gabinete contrató a un grupo de tuiteros de dudosa reputación para que hicieran lo propio. Es decir, para que impulsaran la loca teoría de que él no es la “morsa”, sino alguien más. Al mismo tiempo, los instruyó para que desprestigiaran de alguna manera a quienes habíamos logrado poner a Aníbal bajo la incómoda luz de los cuestionamientos. 

De pronto, empezó la locura: cuatro tuiteros crearon varias veintenas de cuentas “truchas” y empezaron un diálogo de sordos entre ellos mismos. Al mismo tiempo, empezaron a atacar a colegas de la talla de Jorge Lanata, Nicolás Wiñazki, de Clarín, y otros.

Los inventos fueron de lo más insólitos: a mí, en lo personal, me acusaron de ser “maricón”, de “gordo” y de tener un hijo adicto. No es chiste, los tuits pueden verse aún en la web.

Luego, ante mi desinterés por esos ataques, me acusaron de secuestro de menores —tampoco es broma— y de haber sido pagado por Gabriel Brito —implicado en su momento en la mafia de los remedios y luego sobreseído—, para salpicar a Aníbal (Aún me pregunto en qué lo beneficiaría a Brito esta situación).

Para darle algún tipo de credibilidad a esa infamia, crearon una conversación privada en Photoshop que, de tan obvia, es ridícula

Lo que no previeron los imbéciles que iniciaron la movida —más adelante aporto sus nombres— es que mis notas contra Aníbal empezaron en 2004 —algo de fácil comprobación—  y a Brito lo conocí recién cinco años más tarde, en 2009, algo también fácil de verificar. De hecho, uno de los implicados en esta trama, Faracovi, tiene más conversaciones con Brito que yo. Allí le confiesa su cercanía con la “narco morsa” y hasta le dice: “Fui yo quien le proporcionó a Aníbal todos los vídeos del juicio del triple crimen”.

Volviendo al tema: aún si fuera real la conversación que publicaron en Twitter, se trataría de una cuestión privada, y la intrusión y divulgación de la misma es un delito tipificado en el Código Penal. Algo que bien conoce uno de los protagonistas de esta historia, justamente por haber estado preso a causa de hackear correos electrónicos y comercializar su contenido.

En tren de difamar, han dicho cualquier cosa: que no tengo título de periodista, que nunca le gané ninguna querella a Aníbal Fernández, que me abandonó mi abogado. Casi una discusión de jardín de infantes, que denota la ignorancia de los muchachos en cuestión. Aún así aclararé a mis seguidores, que no son pocos:

1- De acuerdo al estatuto del periodista, Ley 12.908, no hace falta título alguno para ejercer como tal. De hecho, no es una profesión sino un oficio (artículo segundo de la ley, por las dudas). No obstante, trabajo hace más de 20 años como periodista, he sido docente en tres materias de la carrera y escribí siete libros de investigación, tres de los cuales fueron “best seller”.

Por si fuera poco, tengo carnet profesional para ejercer como hombre de prensa, otorgado por el Ministerio de Trabajo de la Nación (¿Lo tendrá alguno de los que me atacan?):


2- Mi abogado es Alejandro Sánchez Kalbermatten, y sigue siéndolo en varios expedientes (hablé hace minutos con él). Hasta que no renuncie a ellos, seguirá siéndolo.

Por caso, uno de los implicados en esta nueva trama —IVG— lo contactó en privado para intentar que me abandonara, pero solo encontró rechazo. Un papelón.

Dicho sea de paso, ¿cuál sería el delito de que mi abogado me dejara?


3- Los documentos que prueban que le gané los dos juicios a Aníbal son los siguientes y pueden corroborarse tranquilamente en sede judicial: 


Inentendible…

Es curioso, porque ninguna de las acusaciones que me hacen son delitos, ni civiles ni penales, son puras injurias.

Pedí públicamente a los que me hostigan que muestren un solo expediente judicial que me complique. Nadie pudo hacerlo. No solo no tengo problemas con la Justicia —salvo las querellas que me hacen los funcionarios y que siempre termino ganando—, sino que tampoco tengo multas ni nada que se le parezca.

Vivo de mi trabajo como periodista, alquilo con dificultad un departamento y tengo un Fiat 600 modelo 77. A su vez, me jacto de mi independencia y de no haber trabajado jamás para el Estado. ¿Pueden decir lo mismo aquellos que me acusan? Para nada. A saber:

-El primero de los acusadores se llama Ezequiel Faracovi, especialista en estafas a través de agencias de viaje. La primera, a mediados de 2013 cuando complicó a un grupo de quinceañeras que querían viajar a Disney.

La segunda —y tercera, podría decirse—  fue elaño pasado cuando dejó un tendal de damnificados de Pehuajó y Bolivar a través de una nueva agencia (trucha). Aún los padres recuerdan a Faracovi en estado catatónico repitiendo incesantemente “las nenas van a viajar; las nenas van a viajar”.


Es curioso, porque Faracovi, que me acusa de negociar con Brito sobre la base de un chat falso, le ofreció a este último una serie de “favores” a efectos de aliviar la condición de la “narco morsa”.

En un largo chat, que Brito jamás desmentirá y que puede corroborarse fácilmente, Faracovi confiesa: “Yo lo quiero mucho a Aníbal y lo defiendo”. También admite: “Con 26 años no llegue a donde llegue por boludo (sic)”.

Todo un megalómano… y un mitómano. Llegó a decir que María Eugenia Vidal aumentó la recompensa por los fugados del triple crimen por un pedido de él. Así, como suena.

-El segundo, es Cristian Minzer, quien sí tiene denuncias penales por maltrato a su ex mujer. Un hombre complicado por los estupefacientes, lo cual le ha traído graves problemas laborales. En estas horas, a pesar de las denuncias que acumula, trabaja en la Dirección del Niño en la Ciudad de Buenos Aires.


Oportunamente, le hice cerrar su cuenta de Twitter, luego de que me atacara con epítetos que fácilmente le valdrían una sanción al en el INADI.

Tiempo después sacó una nueva cuenta, ya sin su nombre. Nada mejor que el anonimato, claro. Desde allí opera, atacando a los periodistas honestos y defendiendo a Aníbal Fernández, quien lo tiene a sueldo.

4- Luego, aparece todo un personaje: Iván Germán Velázquez, célebre por haber purgado prisión en Uruguay, luego de que lo pescaran vendiendo información robada del correo electrónico de famosos. A ese expediente se le suman otros, un par de ellos por amenazas. Un verdadero criminal. No hace falta que me crean, solo busquen sus antecedentes penales.

Velázquez (que en Twitter se hacía llamar Mao Perón y ahora Aníbal Gordon) es el encargado de la operación más insólita: decir que la “Morsa” es Alberto Fernández… o Alejandro Granados. Cualquiera le viene bien, mientras Aníbal pague, como hizo en su momento cuando hackeaba mails para este y quedó demostrado judicialmente.

Aunque hoy asegura que es inocente, en una de las entrevistas que le hice, Velázquez me confesóque sí había hecho lo que se le endilgaba; esto es, robar mails y venderlos al mejor postor.

En esos días, era una de mis tantas fuentes de información oficiales. Parecía valioso y todo, hasta que un día me hizo una trapisonda imperdonable y no le creí más: me quiso hacer publicar mails truchos de la periodista Nora Veiras, de diario Página/12.

Los había armado él mismo, y allí aparecían conversaciones inverosímiles entre la colega y el ex espía Antonio Stiuso. Era una operación para golpear a este último que nunca funcionó.

Lo interesante del caso es que Velázquez siempre utilizaba un mail al que consideraba seguro para hacer sus movidas: ivanvelazquez@hushmail.com. Tengo infinidad de correos que me envió para demostrarlo.

Pero el punto es otro: desde esa misma cuenta de correo surgieron las amenazas de muerte contra Nisman, poco antes de que apareciera sin vida, como puede verse en el siguiente documento:

Hay otros mails similares, que reposan en el juzgado del magistrado federal LuisRodríguez —algunos aportados por mí—, con un dato inquietante para Velázquez: se comprobó que los correos fueron enviados desde Uruguay, el mismo lugar desde donde se encuentra prófugo de la Justicia desde hace años.

5- El último personaje de la trama es uno de los más peligrosos, por su inestabilidad emocional y psíquica: se trata de Clarisa Ercolano, disfrazada de periodista pero con fuertes nexos con los servicios de Inteligencia vernáculos. Por ese motivo, fue echada de todos los medios en los que supo trabajar, el último MDZ On Line de Mendoza, donde se fue en medio de un escándalo que contaré más adelante, con la documentación pertinente.

Es la “novia” del ya mencionado Minzer y lo más cercano al periodismo que ha hecho es un libro —pagado y operado— para despegar a Mauricio Macri de la causa de las escuchas ilegales.

Hoy está al frente de un portal que se dedica a las operaciones de prensa más asombrosas que uno pueda imaginar, dos de ellas obvias: blanquear al bribón de Velázquez; la otra, despegar a Aníbal de la causa de la efedrina y el triple crimen, donde le espera segura prisión antes de junio, como aseguran en ámbitos judiciales.

Colofón…

¿Qué agregar? Estamos por un lado aquellos que luchamos contra el narcotráfico y desnudamos a tipos con Aníbal Fernández, con todo lo que implica, incluido el peligro.

Luego, están estos tipos, que se han alineado con el “narco morsa” sin dejar lugar a dudas. Quiero decir, no lo hacen solapadamente, sino abiertamente. Lo hacen por dinero, desde ya, de eso viven.

Prefieren estar a las órdenes narcotráfico, que mata jóvenes y no tan jóvenes cada día y destroza familias, que hacer las cosas bien.

Optan por atacar, no a quien ha robado del Estado durante años y metió el crimen organizado al país, sino a quien vive de un sueldo privado, sin chupar la teta estatal, y solo se dedica a hacer un trabajo honesto. Está clara la situación, ¿no? 


No me interesan sus embestidas, de hecho los he bloqueado a todos y no se qué dicen, solo me preocupa la acción de Aníbal, un tipo más peligroso de lo que parece.

Todos estos idiotas útiles, a quienes perseguiré uno a uno incluso en la justicia, no merecen atención de nadie. Sus tuits no tienen retuits de nadie, solo de sus propias cuentas fakes. Nadie les responde, y los pocos que lo hacen es para cuestionarlos.

Yo tengo toda una carrera profesional, con varios libros de investigación publicados en los últimos 20 años y el orgullo de ser uno de los periodistas más citados en libros sobre crimen y narcotráfico.


Como dije, no tengo una sola causa judicial que me complique, mientras que algunos de ellos han estado incluso en prisión (con detalles escabrosos que revelaré en el futuro). ¿Cómo pueden señalarme, pues?

Hay una cuestión que cae de madura: si mis acusaciones contra Aníbal fueran falsas, hubiera perdido los dos juicios penales que me hizo, como les ocurrió a todos los periodistas que este querelló. Ello no ocurrió, ergo… nadie puede desmentirme.

Respecto del mote de "Morsa", baste ver qué dicen en las redes sociales aquellos que votaron en la encuesta que hice ayer:


Antes de terminar esta nota, tengo un último cuestionamiento para con Macri, quien aún hoy no ha podido explicar por qué tiene a un tipo del riñón de Aníbal y con severas denuncias penales trabajando en el Consejo del Niño. Se trata de Cristian Minzer, con CUIT 20-21957166-7 y ficha 431.646.

No hay mucho más que decir: mientras termino de escribir estas líneas, Elisa Carrió termina de dar una conferencia de prensa explicando los detalles de una denuncia que hizo contra Aníbal por haber mandado a matar a Forza, Ferrón y Bina en 2008.

El escrito cayó en el juzgado de Ariel Lijo, quien ya venía investigando a la “narco morsa” por una cuestión similar. Es lo único que precisaba el juez para terminar de avanzar contra Aníbal.

Si algo de todo lo que digo en esta nota es falso, espero las querellas correspondientes. Veremos si alguien se atreve... (Continuará).


  

domingo, 8 de febrero de 2015

Ley, no personas... De Alguna Manera...

Ley, no personas...


Desorientado, el Gobierno sigue ensayando cortinas de humo que no logran sus objetivos.

“La muerte de Nisman fue la primera, pero podría no ser la última”. Esta frase, pronunciada el viernes por el fiscal federal Carlos Stornelli a las puertas de los tribunales federales de Comodoro Py, marca el estado de ánimo con el que se convive en ese ámbito en estos días de tragedia republicana. La geografía no es casual: es allí donde se ventilan todas las causas que involucran a los funcionarios públicos. Es decir, es el ámbito de la Justicia donde se investiga al poder. Y como si el trágico fin de Nisman fuese poco, a ello se ha agregado la amenaza de muerte que recibió Claudio Bonadio, el juez federal que investiga el caso Hotesur, que involucra a la Presidenta, a sus hijos y a Lázaro Báez.

La estrategia del Gobierno destinada a enfrentar los efectos negativos causados por la muerte del fiscal pasa por tres ejes principales. Primero, colocarse como víctima. Segundo, continuar con la tarea de desprestigiar la figura de Nisman. Y tercero, llenar la agenda política con los Aló Presidenta que desvíen la atención de la opinión pública hacia otras temáticas menos urticantes para el oficialismo.

Nada de ello ha dado los resultados que el kirchnerismo busca. Por el contrario, a medida que esta estrategia diseñada desde el “Ministerio del Humo” y estimulada por la jefa de Estado se ha desplegado, los errores groseros cometidos por ella y el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, no han hecho otra cosa que complicar al Gobierno y preocupar a muchos de sus funcionarios, que no entienden hacia dónde se va. La repudiable actitud de Capitanich –un hombre de creciente pequeñez que cada mañana hace del ridículo una rutina– en la conferencia de prensa en la que rompió las páginas de Clarín con los artículos de Daniel Santoro, Nicolás Wiñazki y Eduardo van der Kooy demostró no sólo su intolerancia, sino también su absoluta falta de información.

Esto último es la confirmación de la confusión que se vive en el centro del poder. Si nadie le advirtió al Gobierno del hallazgo del borrador escrito por Nisman encontrado en su departamento con la acusación a la Presidenta, ¿qué cabe esperar para otros objetos o datos de más compleja averiguación?

Ante semejante zafarrancho, el proyecto de creación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que impulsa el kirchnerismo no representa más que otra cortina de humo.

Nisman sabía que iban a desplazarlo de su cargo. El fiscal había comentado esta novedad que lo indignaba con varios de sus colegas. El convencimiento sobre la concreción de esta alternativa se había acrecentado cuando vio cómo escalaba el conflicto entre la procuradora general, Agencia Federal de Inteligencia  y el fiscal Guillermo Marijuan, titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones para los delitos de la Seguridad Social (Ufises), que culminó con su remoción a fines del año pasado y el nombramiento en su lugar de los fiscales Diego Iglesias, del fuero federal, y Gabriel de Vedia, de la Seguridad Social y miembro de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima.

Gils Carbó ha transformado la Procuraduría General de la Nación en un antro de militancia partidaria. Por ello buscó coparle la fiscalía a Viviana Fein, que enfrenta en el final de su carrera judicial el caso más importante de su vida. El tema del comunicado de prensa que negaba la existencia del borrador redactado por Nisman convenció a Fein de que, en adelante, debía estar ella misma a cargo de esa tarea y no delegarla más en el equipo de prensa asignado por la Procuración. De hecho, el último comunicado lleva su firma.

Otro costado de este magnicidio institucional es la guerra que el Gobierno lleva adelante contra los fiscales y los jueces que no le responden. Allí vienen cobrando protagonismo el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, y el presidente de la Asociación de Fiscales, Ricardo Sáenz, quien es el fiscal de Cámara que deberá opinar sobre el caso Nisman cuando éste llegue a la instancia de apelación. La estrategia de Fernández es provocar al fiscal para hacerle “pisar el palito”, a fin de generar una reacción que pueda dar pie a una recusación y/o sanción de Sáenz. Tan intenso es el accionar provocador del secretario general de la Presidencia que entre la 1 y las 5 de la madrugada del viernes le dedicó una andanada de tuits al fiscal, que éste respondió a partir de las 7 de la mañana.

Otra de las claves del caso pasa por las pericias. Ante la ausencia de testigos, la muerte de Nisman sólo puede esclarecerse –¿ocurrirá eso?– a través de ellas. La posición del arma, a dos centímetros del cráneo y detrás de la oreja, es extraña. El rumor creciente por estas horas del supuesto hallazgo de sustancias tóxicas también. A ello hay que agregar la declaración de la persona que limpiaba el departamento que habitaba el fiscal, quien afirmó que, cuando estaba solo, trababa la puerta de servicio por dentro, cosa que sugestivamente no ocurrió el día de su muerte.

Estamos frente a dos causas judiciales emparentadas: una es la muerte del fiscal, sobre la que es muy poco probable que se llegue a saber la verdad. Los agujeros que dejaba su sistema de custodia hacían de Nisman una persona vulnerable. Por otra parte, las desprolijidades de la investigación no hacen más que sembrar nuevas dudas. La otra causa es la del encubrimiento del atentado contra la AMIA que motivó la denuncia del fiscal. ¿Quién o quiénes se harán cargo de ella? ¿Con qué voluntad y con qué ánimo trabajarán? ¿Se animarán a sostener las acusaciones de Nisman contra la Presidenta, el canciller Timerman y Larroque?

La repercusión internacional que tiene la muerte de Nisman da idea de la dimensión del hecho. Cuando el fiscal especial del caso Watergate, Archibald Cox, le ordenó a Richard Nixon entregar las grabaciones de sus conversaciones en la Casa Blanca, Nixon lo echó. Ese episodio, conocido como la “Masacre del Sábado a la Noche”, dio pie a una frase pronunciada por Cox que devino célebre: “Dependerá del Congreso y del pueblo norteamericano que el nuestro siga siendo un gobierno de la ley y no de las personas”. Al igual que Cox, Nisman estaba investigando al poder. Nisman está muerto, y la frase de Cox resume los desafíos de la Argentina del presente y del futuro.

Producción periodística: Guido Baistrocchi con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 08/02/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.