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sábado, 1 de noviembre de 2014

Pizzería Google, buenas noches... De Alguna Manera...


Las TIC y la Ley de Medios…

Google baja su tarifa de avisos y vende más por más clics. Foto: Sergio Ucedo 

—Pizzería Google, buenas noches.
—Pero, ¿este... no era el teléfono de la pizzería Don Corleone?
—Sí, era..., pero Google compró la pizzería y ahora el servicio es más completo y eficiente.
—Bueno, ¿puede tomar mi pedido, por favor?
—Cómo no, señor Gómez. ¿Desea lo de siempre?
—¿Lo de siempre? ¿Sabe mi nombre? ¿De dónde me conoce?
—Por el identificador de llamadas. De acuerdo con su número de teléfono, sabemos que las últimas 53 veces que llamó pidió pizza y solicitó los gustos cuatro quesos y calabresa con doble mozzarella.
—Ah, bueno. Sí, quiero eso mismo.
—¿Puedo hacerle una sugerencia?
—Sí, claro: ¿tiene una pizza nueva en el menú?
—No, pero me gustaría sugerirle la de ricota y la de rúcula.
—¿Ricota? ¿Rúcula? Odio esas cosas.
—Pero es bueno para su salud, y su colesterol no anda bien.
—¿Cómo?
—Es que tenemos acceso a la base de datos del laboratorio donde hace sus análisis. Cruzamos el número de teléfono con su nombre y DNI y nos surge que usted tiene alto el colesterol.
—No quiero pizza de ricota, ni de ensalada. Para eso tomo mis medicamentos para el colesterol y entonces como lo que quiero.
—¿Está seguro? Aquí me surge que usted no ha tomado su medicina últimamente.
—¿Usted es de la pizzería o de la SIDE?
—Tenemos una base de datos de las farmacias de la ciudad. La última vez que compró su medicamento para el colesterol fue hace tres meses. Y la caja tiene treinta comprimidos.
—¿Cómo usted sabe esto?
—Por su tarjeta de crédito. Usted siempre compra sus medicamentos en la farmacia Sorrento, que le ofrece descuentos si paga con tarjeta de crédito del Banco HSBC. Según nuestra base de datos de sus gastos con la tarjeta, desde hace tres meses no ha comprado nada allí.
—Cancele mi pizza.
—Muy bien, pero una cosa más...
—¿Y ahora qué?
—Quiero recordarle que su pasaporte está vencido.

(Ironía futurista que circula por la web)

* * *
A las tecnologías de la información y comunicación se las abrevia como TIC pero hasta no hace mucho se llamaban NTIC porque se agregaba la palabra “nuevas”. La convergencia ha hecho que ya no sean más nuevas porque las anteriores tecnologías de comunicación también se digitalizaron.

Quienes hace cinco años decían que la Ley de Medios nacía vieja porque no tenía en cuenta las TIC tenían razón. Si ya era posible recibir servicio telefónico, de televisión interactiva y acceso a internet, todo a través de una misma conexión, no tenía lógica duplicar las redes en determinados casos, o impedirle al consumidor y a los productores de contenidos beneficiarse por la competencia entre más prestadores de esos servicios. La ley debía poner foco en que esos proveedores no se cartelizaran para impedir a los consumidores finales recibir más por menos o para discriminar y censurar a los productores de contenidos que abusaran de una posición dominante.

Hay dos variables a controlar: que la captura de renta (ganancias) sea la suficiente para hacer crecer empresas eficientes pero no tanta como para que dejen de innovar, competir y trasladar a los consumidores mejoras de precio y calidad. Y que su control de la conectividad no se traslade a ventajas en la producción de contenidos que las haga dueñas no ya de la canalización de los mensajes sino de los mensajes mismos.

El gráfico que acompaña esta columna muestra la variación de la tarifa de publicidad de Google que pudo aumentar sus siderales ventas (en muchos países concentran más de la mitad de toda la publicidad en internet y sin gastar en la producción de contenidos en Argentina venden más publicidad que Canal 13 o Telefé) y simultáneamente bajar año a año su tarifa de publicidad, en su caso medida en clicks.

Esto fue posible porque aumentan los clicks, pero como el total de dinero que las empresas invierten en publicidad no es infinito, como tampoco lo es el tiempo de la audiencia, los medios tradicionales que financian la producción de contenidos con publicidad, ya sea totalmente (radio y televisión abierta) o parcialmente (diarios, revistas y señales de televisión por cable), enfrentan nuevos desafíos.

También Netflix es un desafío para empresas como Cablevisión en Argentina o a nivel mundial HBO. Es decir: todo está en continuo cambio o en “proceso de destrucción creadora”, como decía el economista austríaco Joseph Schumpeter en su clásico libro Capitalismo, socialismo y democracia.

El triple play era inevitable (vale reconocer que faltó en la Ley de Medios no por omisión del oficialismo sino por pedido de partidos hoy de oposición). Pero no puede Clarín, por la Ley de Medios, estar impedido de tener simultáneamente Cablevisión y Canal 13, mientras que por la nueva Ley de Telecomunicaciones, que se envió ahora al Congreso, Telefónica puede mantener su empresa de conectividad junto con Telefe.

Lo ideal sería que todos los proveedores de conectividad pudieran conectar todo tipo de servicios pero no pudieran producir contenidos (y viceversa los productores de contenidos), para no terminar como en el irónico ejemplo de la pizzería Google y que los canales de televisión argentinos no fueran el Canal Telefónica, el Canal Telecom, el Canal Claro y el canal cuarto operador telefónico.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el Viernes 31/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.







domingo, 15 de septiembre de 2013

Clarín 2... De Alguna Manera...

Clarín 2...

Esta contratapa continúa la de ayer, ambas dedicadas al tema central de la audiencia pública de la Corte Suprema de Justicia por la Ley de Medios, que fue el de la escala: cuanto más grande es mejor, y cuanto más grande es peor. Por cuestiones de espacio focalicé ayer sobre si (y si sólo) se puede hacer periodismo de investigación político crítico de los gobiernos desde una empresa de medios muy grande. Y en la de hoy, sobre si el tamaño de Clarín afecta la pluralidad, dificultando el desarrollo democrático y/o la libre competencia, trabando el desarrollo económico.

Habría que comenzar diciendo que si una empresa es la primera en diarios, la primera en televisión, la primera en radio, la primera en cable y la primera en internet, o todos los demás son tontos o existe alguna ventaja que ese conglomerado tiene y dificulta a cualquiera competirle.

En un reportaje publicado en Perfil el sábado de la semana pasada, el CEO de Cablevisión, Carlos Moltini, dijo que sin la fusión de Multicanal con Cablevisión “la empresa no era sustentable en el largo plazo”. O el problema está mal planteado, o nos encontramos frente a un raro caso donde una empresa o muere o es líder en todo.

Yo no creo que Moltini mienta ni tampoco que Sabbatella esté totalmente equivocado, cada uno tiene su parte de razón. El problema es que, aunque la Corte Suprema pudiera descifrar lo verdadero de cada lado, no podría resolver el problema de fondo porque no tiene el poder absoluto del rey Salomón, quien ejercía simultáneamente el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. La tarea quedará para un nuevo gobierno y un nuevo congreso a partir de 2015. Lo que la Corte ahora podrá hacer es impedir que se rompa lo irreparable.

De cualquier forma, el debate es enriquecedor y preparativo para 2015, además de orientar a la Corte sobre qué cuidar.

Moltini dijo que Clarín no es sustentable en el largo plazo porque “la pérdida de lectores del diario es permanente. En TV abierta no hay un programa que supere los veinte puntos de rating. Los consumidores evolucionaron en la manera de acceder a los contenidos. Todo medio independiente hoy en la Argentina tiene algo atrás que le da sustentabilidad”.

Primero habría que aclarar qué es ese “algo” que tendrían atrás y que da sustentabilidad a los medios independientes, porque el diario La Nación o Editorial Perfil no tienen ninguna otra actividad que no sea medios gráficos y son a la vez independientes y hoy sustentables. Habría que precisar entonces a qué se refiere Moltini con “largo plazo”: ¿cinco años o cincuenta años? Ya Bill Gates pronosticó el fin del papel para el año 2000 y se equivocó por mucho. 

Hoy en día no se habla de una desaparición total del papel pero sí de una reducción sólo a la elite –como, por ejemplo, el teatro– para 2030 en Estados Unidos y progresiva a 2050 en el resto de los países. Paralelamente los diarios Clarín, La Nación o Perfil no serían sustentables en un largo plazo dentro de algunas décadas sólo si no hacen nada, mientras que, por el contrario, podrían encontrar en lo digital una oportunidad más grande que en el papel para entonces.

En televisión, cine o música continuamente aparecen ideas similares de catástrofe y de que la industria se acaba. Generalmente es hecha por gente que siente tener una edad profesional en la que ya superó su cenit y se deprime.

Siempre habrá información, entretenimiento y producción de contenidos. Quizás la nostalgia anticipatoria de Moltini podría relacionarse con lo que plantea el libro lanzado en abril pasado y que ya se transformó en un best seller de los medios, titulado The End of Big: How the Internet Makes David the New Goliath (para reforzar su idea, Moltini lo puede comprar por 18 dólares en papel en Amazon o sólo por 14 para leerlo en Kindle). Volviendo al teatro como ejemplo anticipado de los medios offline, después de varias décadas de reducción de la cantidad de espectadores, el teatro llegó a fines de los 90 en Argentina a un piso de 3 millones de espectadores anuales, para alcanzar más de 5 millones de espectadores anuales en la actualidad. Eso sí, las salas son más chicas que antes.

Pero seguramente Moltini no mira los medios como productor de contenidos sino como un técnico en telecomunicaciones y, desde la perspectiva de la conectividad, que es bien distinta a la de la producción de contenidos, Moltini tiene razón. La finlandesa Nokia era la mayor fabricante de celulares del mundo hace cuatro años y perdió todo su mercado porque no pudo competir contra Apple y Samsung. Fue vendida ahora a la norteamericana Microsoft, que tendría tamaño suficiente para competir con otra norteamericana y una asiática (el producto bruto de Finlandia es la mitad del de Argentina).

Previamente al 7D, Moltini dio una entrevista a Mariano Grondona y dijo: “Telefónica es 16 veces más grande que Cablevisión, la fusión de Cablevisión y Multicanal fue la convergencia de infraestructura para el desarrollo de los servicios triple-play y cuádruple-play. Cablevisión y Multicanal se fusionaron porque era la única posibilidad que tenían de subsistir en un mercado competitivo de las comunicaciones en el cual la masa crítica es absolutamente necesaria para seguir prestando los servicios. La fusión trajo la digitalización, el HD y el Fibertel 30 megas.

Y el poder ser una empresa competitiva e independiente que pueda dar una pelea en el espacio de las telecomunicaciones. Cablevisión sólo tiene el 10% del mercado de las telecomunicaciones en Argentina. Si fuéramos más pequeños no existiríamos, porque no tendríamos la masa crítica para invertir ni dar un servicio competitivo ni apetecible para nuestros clientes. Lo que pasaría es que los grandes operadores como Telefónica, a la que le aprobaron la fusión con Telecom, pasarían a ser prácticamente los dueños de todo el negocio de las telecomunicaciones, como sucede en Perú”.

Exacto; en el mercado peruano, más chico, no existieron un Clarín ni, como en México, un Slim, que le hicieran frente a Telefónica. Dependiendo de la perspectiva, hasta podría ser un motivo de orgullo que Argentina cuente con una empresa de telecomunicaciones con mayoría nacional (40% es de un inversor mexiconorteamericano). En México, Slim lo logró recibiendo el monopolio de la telefonía, que era del Estado cuando, en 1990, se privatizó Telmex.

Pero Brasil, seis veces mayor que la Argentina, no pudo generar una empresa de telecomunicaciones mayoritariamente nacional porque los tres grandes operadores son Telefónica, Telecom y el propio Slim. La Globo tuvo que venderle a Slim la empresa equivalente a Cablevisión que tenía en Brasil cuando no pudo pagar su deuda y no tuvo la influencia suficiente (quizá tampoco el deseo, porque esa deuda no arrastraba a todo el grupo) para hacer modificar la Ley de Quiebras y sancionar otra de Bienes Culturales, como pudo hacer Clarín en Argentina. Lo mismo sucedió con la operadora de televisión por cable de Editorial Abril, que por los mismos motivos fue vendida a Telefónica de Brasil.

Clarín logró lo que ninguna empresa de medios de Brasil pudo lograr –a pesar de ser todas ellas más grandes– gracias a que, al ser productor de contenidos periodísticos, utilizó su influencia como constructor de subjetividad política para presionar por regulaciones que le permitieran crear un “pequeño monopolio” en comparación con el de Slim, en su caso desde el cable.

Con la perspectiva de Moltini, un negocio decadente como el de la producción de contenidos se debía usar para intervenir en la creación de un negocio con futuro, como el de las telecomunicaciones. El problema aparece cuando, al tener que reinvertir parte de las ganancias de las telecomunicaciones para aumentar la influencia como generadores de contenidos y así mantener y potenciar su poder de constructores de subjetividad para seguir influyendo, terminan afectando a todo el sistema de medios y a la pluralidad.

Para la Harvard Business School, lo que hizo Magnetto es genial. Para los profesores de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia, sería criticable.

El negocio de las telecomunicaciones es en la Argentina decenas de veces mayor que el de la producción de contenidos: ninguna empresa de producción de contenidos puede competir de igual a igual con otra que además tenga una empresa de telecomunicaciones. Y Clarín es la única empresa que actúa en todos los campos de la producción de contenidos y a la vez es dueña de una empresa de telecomunicaciones, explicándose así por qué es la número uno en diarios, radio, televisión, etc.

Dos frases del mundo de los negocios que resumen esa lógica: 1) “Los productos nunca fallan por sus propios errores, siempre fallan porque falta dinero; si existe la suficiente inversión para corregir y volver a probar, corregir y volver a probar, siempre se tendrá éxito”. 2) “La creatividad se compra; lo único que no se puede comprar (porque nadie que lo tenga lo vende) es la distribución (el acceso)”.

Falta agregar que Telefónica, que internacionalmente dejó de estar interesada en la producción de contenidos, mantiene Telefe para tener una puerta de entrada al Gobierno, lo que es otra forma muy criticable de utilización de un medio.

Después de todo lo expuesto, ¿qué habría que decirles a los legisladores de 2015? Lo primero es que Cablevisión/Multicanal/Fibertel es una empresa eficiente, además con mayoría de capital nacional, que no habría que estropear. Lo segundo es que hay que evitar que las empresas de telecomunicaciones utilicen su poder económico o logístico (el acceso) para controlar la producción de contenidos. Esto vale tanto para el Grupo Clarín como para Telefónica.

En las condiciones de la tecnología actual (en diez años puede ser todo diferente), y dado que todavía hoy quien tiene la posibilidad de impedir el acceso a señales de TV por cable para favorecer a las señales propias tiene un poder abusivo, lo ideal sería que las empresas de telecomunicación tuvieran prohibido producir contenidos y que, al mismo tiempo, no se redujera ni dividiera Cablevisión/Fibertel.

Si el 80% de las ganancias del Grupo Clarín proviene de Cablevisión/Fibertel, en términos económicos sería mejor para el dueño de Cablevisión/Fibertel no contar con el diario Clarín, Canal 13, radio Mitre, TN, etc., a cambio de asegurarse de que no lo obliguen a reducir Cablevisión/Fibertel el 20%.

Cuando internet cambie todo y la conectividad pierda su poder, allí el contenido será el rey, como desde hace años se viene pronosticando sin acierto. Pero falta por lo menos una década, y en Argentina, más. En síntesis: los medios pueden ser (y serán) más chicos. Las que no pueden ser más chicas son las empresas de telecomunicación.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 15/09/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Hambre de Agua: Lanata Horror Show… De Alguna Manera...


¿Quién nos enseña a ver lo que no queremos ver?...


Cómo mostrar la realidad cuándo ésta es inenarrable? ¿Quién tiene la fórmula éticamente correcta? Mientras en Canal 13, mediante el programa de Jorge Lanata, se denuncian los presuntos ilícitos - algunos de ellos - del Gobierno Nacional, en tiempo real se desmienten estos supuestos delitos vía Twitter, C5N, los cyber K, Página 12, América 2, CN23 y el aparato incansable de pseudo – periodistas devenidos en “sicarios” intelectuales dispuestos a justificar y negar todo. Periodismo para Todos, blanco furtivo de críticas, es señalado como un mero show televisivo por ciertos estilos y maneras de presentar la noticia, acaso, de exagerarla para sus propios fines. ¿O conviene decir que es sólo un show? ¿Cuál es el modo correcto de realizar investigaciones “serias” sin caer bajo una lluvia letal de ataques y acusaciones? ¿Cuál es la mejor manera de comunicar ciertas experiencias angustiantes que atentan contra la dignidad humana?

En la última emisión de PPT del Domingo último, el informe que llevó a la producción del programa a Formosa, entro otros lugares de Argentina, evidenció que algunas comunidades, en el Gobierno auto – adjudicado como el de los Derechos Humanos, viven sin agua, toman agua podrida o acceden a este bien básico dependiendo del negocio del clientelismo político de turno. Narrar lo indecible. Y acá los críticos más acérrimos podrían decir que con una musicalización eficaz y conmovedora, con un plano del quiebre en llantos del afectado por la problemática se estará utilizando el dolor y mucho más para un producto televisivo. En sintonía con lo que diría Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo de la UNLP, que en una nota de Página 12 cuestionó el modo en que se exponen a los familiares de las víctimas de la tragedia de Once utilizando la frase “pornografía del dolor”, concepto complejo, hasta interesante, pero seguramente de alguien que tiene las necesidades básicas satisfechas como para sentarse y escribir para su círculo de ególatras pensadores crónicos de la teoría. Esa teoría que, claro, dista muchas veces de lo que nos pasa cotidianamente. Como diría “Susanita”, célebre personaje de Mafalda, que no hay que solucionarle la vida a los pobres, sólo basta con “esconderlos”. ¿Cómo hay que mostrar la realidad entonces, quién tiene el parámetro justo para hacerlo sin caer en su enormidad absurda?

No existe ningún dispositivo, sería obvio aclararlo, que pueda mostrar “toda” la realidad, la televisión, un noticiero, sólo construye un recorte de ella, en un contexto, en un momento, una foto apenas, editada, retocada y/o mejorada, los contenidos adaptados a diferentes formatos. Se sabe. El formato de PPT cae, indefectiblemente, en el info – entretenimiento, género híbrido, respondiendo a ciertos cánones de la dinámica capitalista. Y es tal vez el mayor “pecado” de Jorge Lanata, más allá de denostar al Grupo Clarín y luego trabajar en él, de ornamentar un producto televisivo con humor político delirante, situaciones bizarras y personajes insólitos. Pero, ¿qué sucede con lo demás? ¿Cómo abordar la desnutrición en el norte argentino, el “hambre de agua” en Formosa y el crecimiento de las villas en Buenos Aires? A su modo, esto es narrado en el programa. ¿Cuál será el debate entonces? ¿Fortalecer la democracia o hablar de géneros televisivos y modos de presentar la información?

Los desmentidores crónicos se preocupan sólo de eso. Raúl Kollman, periodista de Página 12, se ocupa de sostener que los bolsos denunciados por la ex – secretaria de Néstor Kirchner, Miriam Quiroga, estaban “vacíos” o que jamás los vio. Pero Kollman quedaría en la historia del periodismo si se ocupara de develar  en serio el misterio de la fortuna de los Kirchner. Así nuevamente intenta decir que la “ampulosa” denuncia de Quiroga en el programa de Lanata fue sólo humo. Volvemos al show. 

¿Quién nos enseña a ver lo que no queremos ver? Un periodista debe ayudar, al menos, a pensar. ¿En serio podemos considerar que ningún funcionario y/o empresario kirchnerista se enriqueció en los últimos 10 años y todo forma parte de una ficción?

Mientras algunos hábiles comunicadores utilizan sus regodeos retóricos para negar lo evidente o desmentir tan sólo una pequeña parte de las historias, otros ciudadanos, en silencio y sin tiempo para poemas o artículos periodísticos, luchan en una batalla sin cuartel para conseguir agua y dignidad, cuándo las luces del “show” se apagaron y sólo queda el espíritu humano.

© Escrito por Sebastián Turtora el miércoles 4 de Septiembre de 2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 25 de agosto de 2013

Ni una sola palabra de amor… De Alguna Manera...


Ni una sola palabra de amor…


Director del corto furor en internet no pensaba hallar a María Teresa y Enrique.  En una entrevista a principios de mes, Javier Rodríguez no imaginaba que aparecerían los protagonistas del video que en tres semanas inundó las redes sociales. Qué dicen sus protagonistas.

Son 16 mensajes encontrados en un viejo contestador comprado en el Mercado de Pulgas. Con eso, una hermosa actriz y una escenografía, el director de “Ni una sola palabra de amor” Javier "el niño" Rodriguez, logró impactar no sólo en el mundo del cine, sino a través de las redes sociales.

“Nosotros encontramos este audio en internet de alguien anónimo que decía que lo había encontrado en un contestador del Mercado de Pulgas. Nos impactó tanto que pensamos que algo teníamos que hacer”, dijo el director del fragmento en una entrevista que le hicieron a principios de este mes en la TV Pública. Y agregó: “Lo interesante de todo esto es ver que nosotros encontramos este audio en internet, lo editamos un poco, y lo volvimos a meter a la web”.

El corto fue finalizado en marzo del 2011 y a partir de ahí hasta hace apenas tres semanas, sólo era conocido en el mundo del cine, ya que desfiló por varios festivales donde ganó importantes premios como Mejor Ficción en el Concurso Nacional de Cine y Video independiente de Cipoletti-2012 y mejor ficción en el Festival Latinoamericano del Cine de Rosario.

“Pensamos en que sería bueno que la gente lo conozca y lo publicamos, jamás imaginamos semejante impacto”, agrega su director, que al momento de la entrevista no imaginaba que puedieran aparecer los verdaderos Enrique y María Teresa: "Cuando lo encontramos, con mis amigos nos pusimos a jugar con las frases de María Teresa (...) Es imposible conocer a estas personas. Por ahí ahora aparecen pero es una cosa anónima. Y si aparecen, ¿cómo se que son los mismos?", señaló en la entrevista.

Es que en apenas tres semanas se convirtió en uno de los videos más vistos de todas las redes sociales. “Hasta en España comenzó a verse, es una locura todo esto”, señaló la actriz Andrea Carballo que tan bien interpreta a María Teresa.




La verdadera historia de amor. Poco tiempo después de que el video comenzó a viralizarse por las redes sociales, todos comenzaron a preguntarse qué será de la vida de María Teresa y Enrique, si se habrán separado o no, o incluso de que año era la grabación.

Pero la incertidumbre duró poco, ya que esta semana los verdaderos protagonistas salieron del anonimato y mostraron que con más de 30 años de matrimonio, todavía siguen escribiendo su historia de amor.

“Fue muy raro, no reconocí mi voz al principio, cuando vi que era un video que estaba premiado tuve que verlo tres veces para darme cuenta que éramos nosotros”, expresó María Teresa en una entrevista con Telenoche, el noticiero de Canal 13.

El audio es de 1998 y aunque ya pasaron 15 años de aquel día en donde llamó a Enrique más de 16 veces, asegura que no tiene vergüenza, sino que son cosas que pasan en la vida cotidiana. “No me siento expuesta. No tengo ningún complejo, son cosas que pasaron y que pasaron muchas veces”, aseguró.

Para Enrique “ Era un momento muy complicado, se superó con buena voluntad con cariño y amor.Ella tiene su carácter, es avasallante y yo soy mas bien especulador en el buen sentido”. "Ahora tampoco hay ni una palabra de amor", remató Maria Teresa. "Hay gestos de amor", agregó.

© Publicado el sábado 24/08/2013 por Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Por qué perduran las parejas como la de María Teresa y Enrique…


El corto -Ni una sola palabra de amor-, que muestra una dura controversia, ya llegó al millón de visitas. Los especialistas explican las razones de que sigan juntos.

“Ahora tampoco hay ni una palabra de amor”, sorprende María Teresa y se conforma diciendo que “hay gestos de amor”. Así ella y Enrique, ambos protagonistas del cortometraje Ni una sola palabra de amor, cuentan que están juntos hace treinta años y con el paso del tiempo entendieron que “no es necesario cortar una relación pese a las diferencias, ya que es una construcción día a día”. Como ellos, otras parejas que convivieron varias décadas juntas, compartiendo momentos buenos o malos, pueden replantearse el motivo por el que mantienen su vínculo, pese a que el amor inicial ya no existe.

“Ya no amo a mi marido, pero soy su mejor amiga. Nos conocemos hace sesenta años. Fue a mi cumpleaños de 15 y ya nada queda de esos jóvenes”, cuenta Norma Sito, que a sus 76 años convive con su esposo Carlos de 78. “Hace años que sólo usamos la cama para dormir y si bien sabemos que cambiaron nuestros sentimientos, nos apreciamos y somos compañeros porque así no estamos solos”, explica y coincide con lo que el psicólogo Alejandro Schujman señala como el fantasma de la posmodernidad: “La historia de María Teresa y Enrique impactó de manera directa en el espectador por la identificación con su relato. Habla del fantasma de la posmodernidad: quedar hablando solo con el aparato, que no haya nadie del otro lado”.

A su vez, Schujman recuerda el caso de una pareja de 74 y 79 años. En la primera sesión contaron que los nietos crecieron y que les costaba encontrar nuevos proyectos juntos. Según describe el especialista, la escena de la sesión era de pura ternura: él le acomodaba los almohadones en el diván para que ella esté a gusto. “Durante 48 años tuvieron momentos hermosos, otros espantosos, pero eran el uno con el otro, compañeros, amigos, amantes, se habían elegido y tuvieron la habilidad de poder darle a la relación ingredientes para que la felicidad perdure. Ellos buscaban reerotizar la relación y lo lograron. Lo cierto es que el deslumbramiento, las mariposas en la panza con el tiempo son ideales que se van cayendo, y era lo que tanto temía María Teresa”, explica.

“Las razones que mantiene una pareja unida en algunos casos es el amor o la pasión, pero en otras existen pactos inconscientes que se establecen para seguir necesitando al otro y satisfacer necesidades de seguridad, amparo, costumbre, estabilidad que son pre-sexuales”, explica el psicoanalista Ricardo Rubinstein a Perfil.

Por su parte, para el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin existe una “necesidad de innovación”. “Creen que la costumbre de estar juntos impide cualquier innovación. Los argumentos como “ya somos grandes” o “tenemos una vida hecha” son una defensa para que nada nuevo suceda y que perjudica a la pareja”, afirma. “Las parejas de años suponen que el conocimiento que se tiene del otro suele ser suficiente para entenderse. Y no es así. Es fundamental no perder la comunicación profunda”, reflexionó.

Desde una mirada macro, la psicóloga social, Ana Blesa, asegura que “el matrimonio es una sociedad que hace poco tiempo se realiza por amor”.

“Nos inculcaron que cuando nos casemos seremos felices y comeremos perdices... ¿será por eso que los cuentos terminaban ahí? Antes, los matrimonios eran por acuerdo de los padres y no cabía el sentimiento. Estos mandatos han creado mucho miedo en las mujeres. Por suerte, los jóvenes de ahora son más libres sobre esos mandatos y pueden practicar la convivencia antes del matrimonio y lejos del miedo a estar solos, que en tiempos pasados era más común y generaba que se sostengan relaciones que luego eran observadas por los hijos y creían que eso representaba al amor”, finalizó.


© Escrito por Gisela Nicosia el domingo 25/08/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.