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sábado, 26 de abril de 2014

Fracasó. Fracasaron. Fracasamos... De Alguna Manera...


Fracasó. Fracasaron. Fracasamos...

Javier Cantero. Foto: Télam

Una lectura sobre la caótica situación institucional que vive el Rojo. “Salvo por el helicóptero, Independiente parece la Argentina de diciembre de 2001″, escribe el autor.


Fracaso es una palabra que los futboleros utilizamos mucho. Los periodistas la usan en las conferencias de prensa con entrenadores y jugadores, aunque entrenadores y jugadores se las apañan para dar a entender que ellos no, ellos nunca, ellos jamás, han fracasado. La utilizan los hinchas en la tribuna, convertida en adjetivo, para gritarle a un jugador al que se odia. La utilizan los hinchas entre sí, para impugnar lo que otro tenga para decir. La idea más o menos es “qué vas a hablar vos, si sos un fracasado”. Y bien, por más que esta palabra esté gastadísima, no encuentro otra mejor como punto de partida para pensar en Independiente hoy.

Fracaso. Fracasados. Fracasamos. La palabra cierra. La palabra sirve por donde se la mire. Salvo por el helicóptero, parecemos la Argentina de diciembre de 2001. Caos, frustración, violencia, quiebra económica, desorientación, rumores, renuncias. Fracaso.

En diciembre de 2011 fuimos muchos –me incluyo– los que nos entusiasmamos con la llegada de Javier Cantero a la presidencia de Independiente. Como pasa casi siempre, los socios votamos una imagen, un impulso, una intuición. Si a duras penas uno conoce los antecedentes de los políticos nacionales, ¿qué sabemos, en el fondo, de los candidatos de los clubes? No tenía aspecto de “empresario exitoso” como su antecesor Julio Comparada. 

Parecía un hombre moderado que se decía dispuesto a sanear las escuálidas finanzas del club, manejar los recursos con honradez, recortar los poderes de los criminales de la barra brava que venían gozando de privilegios casi principescos.

Cantero ganó las elecciones por un amplio margen. Decidió enfrentar a los violentos. Muchos socios e hinchas nos sumamos a esa iniciativa. La reacción virulenta del líder de la barra y de sus secuaces nos dio a entender que las decisiones dirigenciales los estaban –felizmente para el club– molestando.

Sin embargo, fracasó. Fracasaron. Fracasamos. Las deudas del club no sólo no menguaron, sino que siguieron agigantándose. La situación futbolística pasó de regular a mala, de mala a desesperante. En ese clima la ofensiva contra los violentos se detuvo. Según algunos, a mitad de camino. Según otros, reemplazando la amistad con unos barras por la amistad con otros.

En junio de 2013 Independiente descendió por primera vez en su historia. Para agregar un poco más de nafta al fuego, la política nacional empezó a cruzarse con la del club. Como Hugo Moyano es la cara más conocida de la oposición, se empezó a decir –y eso, en un club, lo convierte en verdad más o menos asumida– que Cantero contaba con apoyo del kirchnerismo. ¿Es así? ¿Es verdad? Los socios no tenemos ni idea. Lo único que hacemos es pagar nuestra cuota. Ir a la cancha. Tolerar los fracasos. Bancarnos con más o menos dignidad, con más o menos entereza, los desaguisados que se cometen a costa de nuestros clubes. Algunos pidieron la cabeza de Cantero desde la consumación del descenso. Otros –entre los que me cuento– preferimos suponer que en el Nacional B las cosas podían empezar lenta, penosamente, a enderezarse. Pues no. Fracasó. Fracasaron. Fracasamos. El club no puede pagar normalmente a los empleados, ni a los jugadores. Las instalaciones son una ruina. Y mientras tanto, ¿cómo anda el fútbol? Horrible, gracias.

Cantero se va. Fracasó. Los que creímos que él podía ser una esperanza, también fracasamos. Ahora se supone que habrá un acuerdo entre oficialistas y opositores. ¿Será cierto? ¿Será bueno? La mayoría no lo sabemos. Independiente, herido, sigue dando batalla. 

En medio de la borrasca, como hormiguitas crédulas, los hinchas se siguen haciendo socios. 

Pasamos la barrera de los cien mil. Como si lo único que quedase, en medio del polvo de los derrumbes, fuese la devoción por tu camiseta. El sólido, el inocente, el inútil amor por tu club.

© Escrito por Eduardo Sacheri el Sábado 26/04/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


 

sábado, 27 de julio de 2013

El soborno en el arbitraje, al desnudo... De Alguna Manera...


El soborno en el arbitraje, al desnudo...

Humberto Rosales en un partido en el que dirigió a Vélez Sarsfield. El ex árbitro escribió un libro que levantará polémicas.

El ex árbitro Humberto Rosales sacó un libro en el que denuncia cómo se arreglan partidos en el fútbol argentino. A quiénes involucra el turbio negocio.

Humberto Rosales fue árbitro durante 22 años y acaba de sacar un libro que despertará polémica en el fútbol argentino. En “Los árbitros del soborno”, asume que fue parte de los negocios turbios del deporte y se animó a confesar cómo, junto a un grupo de réferis, recibieron sobornos y arreglaron partidos.

En diálogo con 442, Rosales detalló que “el soborno es una institución dentro del fútbol argentino porque detrás de eso están los directivos y los directivos forman parte del Gobierno”, dijo.

Humberto Rosales (primero de la derecha) escribió un polémico libro sobre los sobornos en el arbitraje.

Para Rosales el fútbol actual está lleno de sobornos que determinaron la suerte de algunos equipos: “Yo veo el fútbol de hoy y veo que a San Martín de San Juan lo descendieron con fallos que fueron muy polémicos” aseguró. “Yo fui uno de los primeros tres árbitros nacionales que tuvo la provincia de Córdoba y me tocó estar cerca de la AFA. Un ex árbitro, Javier Ruiz, también habló sobre este tema y fue muy contundente. Me sorprendió mucho como callaron esa denuncia”, agregó.

“Conocí todo el país y me tocó vivir toda la corrupción en el fútbol. La idea de este libro es ilustrar a la gente de que en la actualidad el soborno sigue existiendo. La Justicia tiene que intervenir. Los pésimos arbitrajes que se ven, no son fallas humanas, son arbitrajes dolosos y creo que los dirigentes deben tomar medidas para que estas cosas no pasen. De mi parte le pido disculpas a los jugadores que perjudiqué, pero no a los dirigentes, ya que son tan parte de estas maniobras como todos nosotros”, detalló un filoso Rosales.

La portada del libro “Los árbitros del soborno”, donde se denuncian casos de corrupción en el arbitraje.

El ex árbitro también expresó que a pesar de confesar que participó en maniobras ilícitas, no teme ir preso. “Los que tienen que ir preso son los que participan de la corrupción y no hacen nada para que esto cambie. En mi libro hago una humilde contribución, y a riesgo de quedar como un corrupto digo que fui un árbitro sobornado y participe de este negocio. El que quiera creer que los partidos sólo se ganan en la cancha está pecando de ingenuo” completó.

© Escrito por Ariel Bogdanov el viernes 26/07/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.





jueves, 9 de agosto de 2012

El otro fútbol... De Alguna Manera...

Delicias del otro fútbol, el olvidado…

“Encontré un fútbol que creí que no existía”, dice Federico Peretti, director de la película que se estrena hoy. Pequeñas personas con historias grandes.

Existe. Hay que buscarlo. En categorías como la C o la D o en las ligas del interior del país. En las tribunas de madera. En las canchas ubicadas entre montañas. O en aquellas que el frío y la nieve hace que parezca más una pista de hockey sobre hielo que un campo de juego. En cada uno de esos jugadores, técnicos o árbitros que lo hacen por pasión, por amor al deporte. Porque la plata se la ganan arriba de un colectivo, curando pacientes en un hospital, manejando un taxi o levantado paredes en una construcción. También se lo puede encontrar en la honestidad de esos dirigentes que ponen plata en vez de llevársela. Es real. En Argentina, hay otro fútbol.

“Es la mirada de este fútbol un poco olvidado que uno no le da tanta bola porque en los grandes medios no hay espacio”, explica Federico Peretti, el director de El otro fútbol, el documental que se estrena hoy. Y agrega: “Me encontré con un fútbol que yo pensaba que no existía. Que ese espíritu amateur de jugadores que juegan por amor a la camiseta se había abandonado”. Para verlo, hay que buscarlo.

Cuarenta y ocho mil kilómetros en avión, en colectivo o, en su mayoría, arriba de un auto que coleccionó multas varias. De la Quiaca a Ushuaia y de Corrientes a San Juan. Tres años de trabajo. De fines de semana o semanas enteras fuera de casa. Y el objetivo -logrado- de encontrar, a través de historias, imágenes, sonidos y silencios, que existe otro fútbol.

“Hemos ido a clubes donde el presidente vende pollos u organiza peñas para tratar de que el club siga en pie y donde realmente juegan por el hecho de seguir perteneciendo a la sociedad y que la gente que vive ahí siga teniendo un lugar para ir el fin de semana a hacer un deporte”, cuenta a 442 Peretti.


En las ligas del interior, la rivalidad es adentro de la cancha. Afuera son todos vecinos. “Ves al árbitro que se come unas empanadas con los equipos cuando termina el partido. Todos viven en una ciudad. En el partido se matan, todos quieren ganar. Pero cuando termina el encuentro siguen con su vida”, describe el director de la película.

“Me sorprendió mucho el tema de las canchas. En Tinogasta, Catamarca, cuando no hay partido la cancha está cerrada y dejan dos caballos pastando en el medio del campo de juego. O en La Quiaca, donde es una cancha de tierra, piedras y la pelota va para cualquier lado. Y los jugadores juegan como si fuera en La Bombonera, no les importa. En Chilecito, si le pegan fuerte le pelota rebota contra una montaña que tiene 300 metros”.

Peretti, quien junto a Fernando Prieto, investigador y productor, llevaron adelante la realización de la película, asegura que la idea era “centrarnos en pequeñas personas, con grandes historias que cuenten un poquito de qué va este mundo del ascenso, rodeados de estas ligas, de estas canchas y de estos clubes”. Para poder mostrar, en la pantalla grande, que existe otro fútbol.

© Escrito por Juan Ignacio Zaccagnino y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 9 de Agosto de 2012.

domingo, 13 de mayo de 2012

Panqueques a la Grondona... De Alguna Manera...

Los motivos de un “panquecazo”...

 Julio Grondona. Foto: CEDOC

Grondona había aprobado el formato de campeonato que querían los representantes de los clubes. Pero tuvo un llamado de arriba y todo cambió.

Señor 2: Ya hablé con todos y consensuamos que sigan los torneos cortos.

Señor 1: Bueno, andá para adelante. El martes lo aprobamos en Comité Ejecutivo.

El “Señor de los anillos” (todo pasa), el uno, descansaba en Loma Verde, en el campo familiar. El Señor dos lo llamó por teléfono el jueves 3 para avisarle lo que habían decidido, por amplísima mayoría, los dirigentes del fútbol argentino: dos campeonatos, dos campeones. Sin esgrimir argumentos contrarios, el Señor uno dio el sí. Lo raro empezó después.

El sainete cuenta con actores elegidos de un casting de fútbol y, también, de la política nacional. Una fuente de un club importante de Primera División le confirmó al diario PERFIL que hubo un llamado del presidente de Lanús, Nicolás Russo, a Julio Grondona. Russo está a cargo de la Comisión de Torneos, un organismo creado como parte de la nueva estrategia del titular de AFA; para que los dirigentes crean que se sientan a la mesa en la que se decidirán asuntos estructurales.

La burbuja democrática duró lo que tardó Grondona en desactivar la decisión colectiva: un día. El viernes 4, se cambiaron los roles. Fue Don Julio el que llamó a Russo y lo conminó a cambiar de idea; había que jugar una final. Un allegado al Jefe, lo justifica: “Nos conviene tener un gran campeón y no dos campeoncitos”. Hojarasca.

El guión tiene actores de reparto y un protagonista: el Gobierno. “Me llamaron: tiene que haber un sólo campeón”, retransmitió Grondona a sus adláteres. Así se lo confió a PERFIL alguien que participó del boceto que escribieron los dirigentes; ése del campeonato que querían todos.

El poder. Los interlocutores de la Casa Rosada son el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y el ministro de Justicia y Derechos Humanos,  Julio Alak. Son los hombres que tienen la pelota desde que Aníbal Fernández pasó a ser senador. Ya sin peso en AFA, el ex jefe de Gabinete había salido al cruce en la semana en el programa Rock and Closs, ante los rumores que emparentaban al Gobierno con el nuevo formato: “No hay injerencia en el torneo, sólo compramos los derechos”.

La pretensión es bajar el nivel de histeria y conflictividad. Ergo, reducir la violencia en el fútbol. Esa es la cuenta que se hace: un campeón equivale a la mitad de tensión que dos. Sin embargo, los dirigentes de Primera desconfían del éxito de la teoría. Lo raro empezó después, otra vez: por unanimidad, los hombres de los clubes votaron el campeonato que nadie quiere jugar.

El único que se opuso abiertamente fue Boca. Juan Carlos Crespi, vicepresidente segundo, le reprochó a Grondona: “Hace quince días votamos un formato (en verdad, lo que hicieron fue consensuarlo) y ahora es un papelón que lo cambiemos. ¿Qué digo yo en mi club?”. Grondona gritó y ensayó una puesta en escena, a partir del desalineamiento. Al Señor del anillo no le había gustado que lo evidenciaran.

La dupla que llama al teléfono rojo de la calle Viamonte la componen Zannini y Alak. Son quienes, desde el Gobierno, monitorean a Grondona. De ellos parten ideas y eventuales modificaciones sobre asuntos del fútbol. En tanto, Cristina, también, suele escuchar los consejos de su hijo Máximo. No es casual la participación de Alak. El ministro cuenta con experiencia en materia futbolera. Por lo bajo, Gastón Cogorno y Rodolfo Molina reconocen que Alak interviene en el día a día de Racing. De hecho, fue el ex intendente de La Plata quien gestionó el predio que ahora el club de Avellaneda tiene en el partido de Esteban Echeverría.

Silenzio stampa. El operativo seducción distó de retórica. Apenas consistió en un aspecto económico, que ni siquiera puede resultar atractivo para las economías de los clubes: un millón de pesos (hoy, 227 mil dólares) para el ganador de cada torneo y la misma cifra, además, para el campeón. Los dirigentes agacharon la cabeza y refrendaron el “sijulismo”. En términos financieros, hay una razón: casi todos los clubes tienen en default la cuenta corriente con la AFA. Un dirigente de un club sin deudas, se excusó en off: “No íbamos a ir a la guerra con Grondona por el tema del campeonato”.

En efecto, el estímulo del premio como argumento es tan endeble como los mismos antecedentes: sólo en el primer año de contrato con el Fútbol Para Todos, Grondona les pagó a los clubes los 25 millones de pesos para operativos de seguridad. Nadie alza la voz. No es raro; todo pasa.

“Estamos pintados”, se queja ante este medio un dirigente que, al igual que todos, pide no ser nombrado. El ninguneo consistió en desoír a la Comisión de Torneos, que tenía como única función definir con qué formato se jugaría la próxima temporada del fútbol argentino; los encargados eran Miguel Angel Silva (Arsenal), Enrique Lombardi (Estudiantes de La Plata), Nicolás Russo (Lanús), Guillermo Lorente (Newell’s), Horacio Martignoni, Francisco Marín y Fernando Araujo (categorías del Ascenso) y Alfredo Derito (torneos del Interior).

Cuentan que por el enojo, el presidente de Lanús se desenfocó. Tras recibir el llamado de Grondona le comentó a algunos allegados que estaba dispuesto a renunciar al cargo en AFA. Después, lo raro: en la reunión de Comité Ejecutivo del martes pasado, sonrió y acomodó su discurso a la pretendida bajada de línea.

El campeonato “por orden de arriba”, como explica Grondona en su círculo íntimo, se jugará sin el gusto de los directivos. Mientras, los futbolistas callan. El torneo que retoma la inédita modalidad de 1991 se disputará como la Casa Rosada le mandó a decir a la Casa Madre del fútbol. Ese lugar que perdió hace un tiempo la posesión de la pelota.

La historia de las mil vueltas. Entre el miércoles 2 y el viernes 4 de mayo circularon tres proyectos distintos sobre el formato del campeonato. El primero ya había sido consensuado por los dirigentes en la anterior reunión de Comité Ejecutivo de AFA. El mismo mantenía el esquema actual, pero eliminaba las promociones y contemplaba tres descensos directos en lugar de dos. Uno de ellos correspondería a quien saliera último en la tabla anual. También introducía leves modificaciones en lo que tenía que ver con las clasificaciones a la Copa Libertadores y Sudamericana.

El jueves 3 comenzó a evaluarse la alternativa de que los campeones disputaran una final en territorio neutral. El ganador jugaría una final contra el campeón brasileño en Miami o Japón. Julio Grondona se había comprometido a gestionar el nuevo torneo internacional, y a vender sus derechos televisivos. La idea fue tomando forma, pero fue el propio presidente de la AFA quien la abortó por indicación de funcionarios del Gobierno nacional.

Una propuesta que aún sigue siendo estudiada en la calle Viamonte es la organización de la Supercopa argentina. ¿Quienes la protagonizarían? El triunfador de la súper final y el de la Copa Argentina.

© Escrito por  Marcelo Rodríguez y Gabriel Zandoná  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 12 de Mayo de 2012.