miércoles, 2 de enero de 2013

A 8 años Cromañon... De Alguna Manera


A ocho años de la tragedia, familiares de Cromañón recordaron a las víctimas...


Realizaron una muestra fotográfica y plantaron zapatillas, a metros de los pinos que conmemoran el accidente ferroviario de Once.

Sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas ocasionadas por la tragedia de Cromañón realizaron hoy una muestra de fotos en Plaza de Mayo, entre otras actividades previstas, al conmemorarse ocho años del incendio del boliche del barrio porteño de Once, que provocó la muerte de 194 personas.

Las muestras artísticas "Imágenes de la lucha, Cromañón 'Nunca Más'" y "Vidas robadas, sueños en marcha" fueron dispuestas en la Plaza de Mayo, a pocos metros de la Casa de Gobierno, por algunos familiares y sobrevivientes del hecho, previo al acto central. Asimismo, en José C. Paz, sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas se reunieron en la plaza Manuel Belgrano.

El caso. La tragedia comenzó la noche del 30 de diciembre de 2004 cuando iniciaba una presentación en el boliche Cromañón el grupo Callejeros. Desde el público, arrojaron bengalas que impactaron en el tejido sintético de media sombra del techo, lo que generó llamas y una humareda tóxica.

El último jueves 20, la Cámara Casación Penal rechazó un recurso extraordinario de apelación y ordenó el cumplimiento efectivo de penas de las sentencias del Tribunal Oral Criminal (TOC) 24 contra 14 personas por "estrago culposo seguido de muerte", con distintos grados de responsabilidad.

"Se logró un triunfo judicial al quedar firme la sentencia, enviando a prisión a los culpables de la ausencia física de nuestros hijos", enfatizó hoy en un comunicado la agrupación "Que no se repita".

En esa misma línea, el abogado José Ignacio Iglesias, padre de una víctima de la tragedia de Cromañón, valoró la prisión inmediata dictada para los condenados. "La sentencia que se ha recibido es la máxima posible en el delito culposo y esto es bueno", opinó. "Es una sentencia buena, tratamos de plantarla en la Plaza de Mayo (utilizando las zapatillas como símbolo) para que no sea una sentencia aislada", puntualizó, al tiempo que vinculó el caso con otra tragedia, más reciente: la del accidente ferroviario de Once.

"Al lado de donde plantamos la zapatillas están los árboles de Navidad negros de la tragedia de Once, acá están representados un montón de situaciones de impunidad que se padecen en la Argentina", expresó.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 30 de Diciembre de 2012.

Las fotos












martes, 1 de enero de 2013

Felisa Micheli, la nota que la llevó al banquillo... De Alguna Manera...


La nota que la llevó al banquillo...

Felisa Micheli. Dibujo: Pablo Temes

El 24 de junio de 2007, PERFIL reveló el sorprendente descubrimiento de una bolsa con dinero en el baño del Ministerio de Economía. Fue el inicio de un proceso que, cinco años después, terminó con la condena a Felisa Miceli.

El misterioso hallazgo en el baño de la ministra.

La mujer de la bolsa.

“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios.
Cuando lo manda el destino no lo cambia ni el más bravo, si naciste pa’ martillo del cielo te caen los clavos. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios.”

De la canción Pedro Navaja, de Rubén Blades.

El pasado martes 5 de junio, poco después de las seis de la mañana, cuando la temperatura era bastante menor a los diez grados promedio de la jornada, losados hombres de la Brigada de Explosivos del Cuerpo de Bomberos de la Policía Federal subieron por el ascensor del hall de ingreso de Hipólito Irigoyen 250 hasta el quinto piso. Como en un aburrido paso de comedia, al abrirse la puerta los esperaba el mayordomo, dispuesto a hacer de cicerone en una recorrida que los tres conocían de memoria. Miguel Lezcano es morocho y macizo, y lleva 33 años viendo pasar ministros de Economía en esas cumbres del poder donde todos sueñan quedarse para siempre. Cuando la rutina guía los pasos, el valor de lo extraordinario se multiplica; las personas miran sin mirar, sobrevuelan la escena hasta que, de golpe, un animal les salta encima.

Las visitas matinales de la Brigada son de rutina y se realizan todos los días desde 1978, cuando el ex ministro José Alfredo Martínez de Hoz temía que le pusieran una bomba.

Ninguno de los tres va a olvidarse jamás de la mañana del 5 de junio: aún hoy el recuerdo les aparece durante el sueño, en medio de una conversación, durante un viaje en colectivo.

El mayordomo y los policías comenzaron su recorrido desde la recepción hacia la oficina privada de Felisa Miceli, a la que se accede luego de pasar por la de Mariela Pía Santarelli Goñi, su secretaria (ver croquis adjunto).

El sitio parece un juego de cajas chinas: un despacho deriva a otro, más privado aún, y decorado con gusto más atento; del despacho privado de unos cuarenta metros a una especie de living, más íntimo, con un baño al que sólo accede Felisa o, claro, personas de su íntima confianza. Cuando los policías revisaron el lavabo con automático desdén, dieron con una bolsa de plástico que a lo lejos adivinaron pesada: estaba llena de billetes. De haber sido máquinas, éste hubiera sido el momento en el que la pantalla comenzaba a titilar. Pero eran personas, e hicieron un largo y pesado silencio.

En el baño de Felisa Miceli, por accidente, la Policía acababa de descubrir una bolsa de plástico con 250 mil dólares. Para ser exactos: con 140.000 dólares, 50.000 euros y 100.000 pesos, o sea, un total exacto de 241.000 dólares.

Doscientos treinta y nueve mil seiscientos treinta y un dólares americanos. Los subordinados del comisario Arturo Martínez sugirieron labrar un acta, como en efecto sucedió. El acta luego “desapareció” de la Brigada. La secretaria de Felisa llamó de inmediato a otra de sus secretarias (que, como el living, es “más íntima”) y desde el teléfono Mariela ordenó casi a los gritos y con prepotencia que no debía quedar rastro alguno del hallazgo. El cono de silencio sobre el hecho pudo mantenerse con relativo éxito: el arquitecto Rubén Pierro, director técnico operativo del Ministerio, jefe del mayordomo Lezcano y responsable de una caja chica realmente bastante grande, estuvo al poco tiempo al tanto de todos los detalles, especialmente preocupado por la existencia de copias administrativas del acta policial. Los miembros de la custodia de la ministra, que ocupan una oficina dentro del edificio de Hipólito Yrigoyen, también llegaron a enterarse de los detalles del hecho, que fue confirmado a PERFIL por dos fuentes directas. La preocupación de Pierro por las copias no es menor: es la vía más rápida para la extorsión. ¿Se podrá realmente garantizar que no existieron? ¿Cuántas fotocopiadoras dispuestas a dejar constancia hay entre el trayecto del Ministerio de Economía y la Brigada de Explosivos?

¿YO, SEÑOR? PUES ENTONCES ¿QUIEN LO TIENE?

No hay nada peor que una grieta en un secreto garantizado. Cuando el agua empieza a filtrarse la desesperación es tal que el secreto se torna evidente. El miércoles 20 al mediodía, PERFIL ubicó al ordenanza Miguel Lezcano, quien ingresó en la administración pública en tiempos de José Ber Gelbard. Llevaba uniforme azul, un handy en la cintura y un pin que dice “Ministerio de Economía”. Pasa la mayor parte del día en la cocina del quinto piso. Pero le alcanza para enterarse de todo, y aquella mañana del 5 de junio fue testigo directo de la apertura de la bolsa.

PER FIL: Buenas tardes, quería hablar con usted en privado…

LEZCANO: No, no. Hablemos acá, dale. No hay problema.

P: Mire que es un tema delicado.

L: (sonriendo): Dale, dale.

P: Sabemos que el martes 5 a la mañana una brigada de Bomberos encontró en el despacho de la ministra una bolsa con 250.000 dólares.

La actitud de Lezcano cambió en un segundo, dio dos pasos atrás y se ubicó detrás de unos molinetes. Extendió los brazos y alcanzó a mirar de reojo a las seis recepcionistas que atienden en el hall.

L (gritando): ¡Nooo! Vos no entendés. Yo trabajo acá hace 33 años. ¡Soy discapacitado! (volvió a mirar a las recepcionistas). ¡Soy ciego, sordo y mudo!

P: Pero, Lezcano, sólo queremos saber…

L: No, no. No entendés. Gracias, gracias, me voy. Me voy.

Y se fue. Nunca más volvió a atender los llamados de PERFIL. Pocos minutos antes del incidente con Lezcano, PERFIL intentó comunicarse con el director operativo, arquitecto Pierro, que devolvió nuestra llamada combinando una cita en su oficina. Diez minutos después, Pierro llamó cancelando el encuentro

ARQUITECTO PIERRO: Disculpame, pero es imposible. Estoy ocupado.

PERFIL: Es sólo un momento, pocos minutos.

AP: No…además, ¿cómo llegaron hasta mí? ¿Cómo saben...?

P: Bueno, tenemos fuentes...

AP: No puedo, no puedo.

P: Tal vez mañana, en otro momento. Podemos hablar por teléfono, pero no creo que sea lo mejor…

AP: Por teléfono, no.

P: Quizá lo mejor sea que nos veamos afuera del Ministerio…

AP: Bueno, eso puede ser. Mañana lo llamo.

El llamado, obviamente, nunca se produjo y luego de varios cruces el arquitecto Pierro dijo, a través de su secretaria, que: “No conoce ninguna información al respecto”.

El sábado a las 8.30 de la mañana llamé al vocero de Miceli, Silvio Robles:

— ¿Qué? –me contestó.

—Que había un bolso con 239.631 dólares.

—No…, mirá, yo no sé nada. A mí no me cuentan todo, ¿Entendés? Hay cosas de las que ni me entero. Dejame llamarla… en un rato. Y te llamo.

A la hora del cierre de esta edición, el vocero Robles no se había comunicado con ninguno de mis teléfonos, con los que, por supuesto, cuenta.

Decidí irme a dormir.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 29 de Diciembre de 2012.



Abel González, Ombudsman…De Alguna Manera...


Abel González, Ombudsman…

EL PRIMER ombudsman periodístico de la Argentina, el maestro Abel González, en 1998 con PERFIL.

Murió el primer ombudsman de un medio argentino. A los 81 años, el maestro de periodistas Abel González se fue enojado y cansado con lo que sucede en nuestra profesión. Frustrado al ver que el camino que abrió con los ombudsmen periodísticos en 1998 en PERFIL no prendió.

¿Cuántas noches recientes habrá pensado cómo habrían sido distintas las coberturas de Clarín y en menor medida de La Nación sobre la guerra entre el Gobierno y Clarín si estos dos diarios hubieran contado con un ombudsman? ¿O con cuánta más autoridad se habrían defendido de las acusaciones de ser medios hegemónicos?

Hay que confesar que tampoco PERFIL logró que el ombudsman obtuviera el alcance que consiguió esa posición en las redacciones de otros países. Son múltiples las causas, y están bien explicadas en el trabajo de Flavia Pauwels titulado “El defensor del lector, ese gran ausente de los medios argentinos” (que se puede leer en www.saladeprensa.org/art593.htm). Y en el texto del propio Abel González titulado “La autopsia periodística para explicar por qué no funcionó” (que se puede leer en http://e.perfil.com/analisis-cierre). Personalmente agrego que también existen trabas culturales en el interior de las redacciones remisas a aceptar críticas internas, atribuibles a una mal entendida defensa corporativa y hasta sindical.

Abel González fue jefe de Redacción primero y director después de la revista Siete Días en su época dorada, en los años 70, y jefe de Información General del diario Clarín en los 80, además de subdirector de la revista La Semana y prosecretario general de Redacción del diario La Razón, cuando lo dirigió Jacobo Timerman, y recibió el premio Al Maestro con Cariño como profesor de periodismo en TEA.

La desaparición de Abel González nos recuerda las deudas de autocrítica que aún tenemos con los lectores, y es una buena oportunidad para anticipar que a partir de febrero próximo Andrew Graham-Yooll, otro maestro de redacciones (periodista de los diarios ingleses The Daily Telegraph y The Guardian, profesor visitante de la Universidad de Londres y de la Universidad de Cambridge y director del Buenos Aires Herald), tras cinco años como actual ombudsman de PERFIL, cumplirá su mandato.

El próximo ombudsman será Julio Petrarca, actual editor jefe de este diario desde su relanzamiento, en 2005, y quien anteriormente fue secretario de Redacción de la revista La Semana, prosecretario general de Redacción del diario La Razón durante las gestiones de Jacobo Timerman y Carlos Juvenal, director editorial de la revista La Maga y veinte años profesor de Periodismo en TEA. Andrew, a su vez, había sucedido a Nelson Castro, ombudsman de PERFIL de 2005 a 2007.

A partir de febrero, Petrarca escribirá una columna en la que se criticará al propio diario PERFIL, retomando el modelo de la época de Abel González de un único texto semanal, pero más extenso. Y siguiendo el modelo del primer diario inglés que tuvo ombudsman, The Guardian, irá frente a las cartas de los lectores pero no habrá respuestas a ellas de Petrarca como sí las hubo durante la gestión de Nelson Castro y las hay en la de Graham-Yooll. Justamente el ombudsman de The Guardian, Ian Mayes, cuando visitó la Argentina siendo presidente de la ONO (Organization of News Ombudsmen, invitado por Fopea –Foro de Periodismo Argentino–), dos años antes de la sanción de la Ley de Medios, se anticipó a lo que sería la batalla cultural entre el Gobierno y el periodismo. Se preguntó: “Si las organizaciones periodísticas están pidiendo que todos rindan cuentas, ¿por qué los periodistas no deberían hacerlo?”. Su receta era crear más ombudsmen, y remarcaba que de los veinte mil medios de comunicación de entonces, sólo ochenta tenían ombudsman. Desde 2006, la cantidad de ombudsmen en el mundo ha aumentado pero no significativamente.

En su visita, Mayes también expuso en Adepa, donde sostuvo que “hace falta educar sobre esta figura y el servicio público que significa el ombudsman”. Pasaron seis años y los medios perdieron la gran oportunidad de construir otro capital simbólico que tan útil habría sido frente a la campaña de desprestigio a la que fueron sometidos.

Y Mayes advertía: “El ombudsman no debe ser una función cosmética o de relaciones públicas; de lo que se trata es de mostrar respeto por el lector”. Respeto que requiere, más allá de responder las cartas, ser más severamente autocríticos.

El mejor homenaje que podremos hacerle a Abel González será continuar aquel camino por él abierto en 1998.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 28 de Diciembre de 2012.