sábado, 5 de noviembre de 2011

Scooter Honda Vision 110 c.c. De Alguna Manera...

Presentación Honda Vision 110...

No hace falta presentación. La Vision o las siglas NSC 110 -New Standard Commuter, como la denomina Honda- significan un nuevo concepto de movilidad urbana que viene a recuperar a ese scooter económico y apto para el día a día como una seria alternativa al transporte diario urbano.


Los números hablan por sí solos: el Vision 110 declara 1,92 litros los 100 kilómetros de consumo; o lo que es lo mismo, con un litro de gasolina el scooter es capaz de recorrer 55 kilómetros. Eso quiere decir que con dos litros de gasolina nos plantamos de Madrid a Ávila, o de Barcelona a Tarragona o Girona. Otro número destacado es el precio del scooter: 1.999 euros. Y si ya sumamos la oferta de un año gratis de seguro AXA, acabaremos convencidos de que este scooter Honda puede ser la solución a nuestros problemas de movilidad.

Presentación Honda Vision 110: Prueba

La Honda Vision se fabrica en la planta china de Wuyang Honda, la misma factoría de donde sale el modelo Lead 110, un scooter que se ha labrado la confianza de los usuarios gracias a su fiabilidad y su precio económico. A primera vista el Vision se presenta como un scooter de tamaño muy contenido, de líneas estrechas donde la funcionalidad y manejabilidad adquieren protagonismo.

Nada más verlo, el Vision me recordó mucho al Scoopy 100 2T, ese rueda alta que al menos en Barcelona marcó toda una época cuando aún mandaban los scooters de 2T en las calles de las grandes ciudades europeas. Lo miras con detenimiento y te das cuenta de que adopta muchas características de ese estrecho y ágil hermano Honda de los años noventa: neumáticos delgados -aunque estos de 14"-, la plataforma reposapiés pequeña y estrecha o un cuadro de mandos muy minimalista que sólo marca el nivel de gasolina, la velocidad y el cuentakilómetros total. El diseño del asiento, estrecho y también muy parecido al de ese Scoopy, así como unos retrovisores muy funcionales corroboran estas primeras impresiones que tuve.

Evidentemente, en el Vision hay detalles en cuanto a diseño y equipamiento que mejoran substancialmente ese modelo: asas generosas para el acompañante, estribos plegables, así como el generoso espacio debajo del asiento capaz de albergar un casco integral.

Equipamiento made in Honda

Honda ha creado este scooter para facilitar al máximo nuestros desplazamientos por ciudad. Destaca por encima de todo un generoso equipamiento, como el sistema de frenada combinada de Honda y otros detalles que la marca del ala dorada siempre ha cuidado.

Es el caso de la suspensión trasera, bien situada en el basculante, los contrapesos del manillar, el tacto del gas y de las manetas de freno o la gran visibilidad nocturna gracias al generoso faro delantero. También hay que reconocer que otros elementos del scooter, como el cuadro de mandos o la apertura del cofre podrían haber sido mejorados.

El cuadro de instrumentos no tiene un diseño muy innovador y podría contener más información. Por otra parte, la apertura del asiento se realiza mediante llave -no desde el cláusor- en una zona donde debemos agacharnos para encontrar el cierre.

Motor

El Honda Vision 110 incorpora un motor de inyección electrónica PGM-FI de 110 cc. OHC y refrigerado por aire forzado. Este tipo de refrigeración ayuda a reducir el peso total de la moto, excluyendo radiadores y bomba de agua. Debemos tener en cuenta que para el uso urbano al que está destinado este scooter, el rendimiento de este 110 es notable, mientras que la adopción de este propulsor ayuda al contenido peso de la Vision (102 Kg. en orden de marcha).

Otra de las características de este motor -que aunque comparte elementos con el del Lead 110, no es el mismo- es la reducción de elementos de fricción, característica esencial para reducir el consumo de combustible. El nuevo scooter de Honda arranca desde cero con decisión pero cuando alcanza los 60 Km/h. dicha decisión ya no es tan pronunciada. A los 80 Km/h. volvemos a notar otro cambio en la aceleración de la moto; en este punto ya estamos dando gas para encontrar la velocidad punta del Vision.

Aunque en la presentación dinámica no hemos podido probar la velocidad máxima del Vision por las características de la vía, en Honda nos aseguran que el Vision alcanza los 100 Km/h. También quedará por ver qué comportamiento tiene el motor con pasajero en ciudad y en una eventual ronda o vía interurbana –aunque no sea su hábitat natural-. Otro de los puntos fuertes de este scooter es la reducción del ruido del motor, claramente inferior a la mayoría de scooters del mercado.

Urbano 100%

Como ya hemos comentado más arriba, no debemos olvidar para qué está pensado el Vision 110. Este scooter de bajo consumo tiene una corta distancia entre ejes y unas ruedas de 14 pulgadas, ideales para desenvolverse con comodidad entre el denso tráfico de la ciudad. Estas características ayudan a que el Vision sea muy manejable, con un ángulo de giro excelente.

Además, la escasa altura del asiento y una distancia mínima al suelo facilitan un apoyo rápido y seguro sobre el firme. Antes también hemos mencionado que el Vision equipa el sistema de frenada combinada; pensado para aquellos que se inician en el mundo de las dos ruedas y tienen cierto respeto a usar el freno delantero y usan más el trasero, el sistema reparte la frenada de manera inteligente para que sean los dos frenos los que ayuden a desacelerar la moto de manera óptima.

Por último, señalar que el hecho que sea una moto tan urbanita provoca que fuera de la ciudad este scooter no se encuentre cómodo. Aunque la parte ciclo responda bien a lo que pedimos en una circulación interurbana, debemos decir que el motor de 110 cc. se queda corto en vías rápidas.

Valoración Final

Con el Vision 110, Honda ha querido comercializar un scooter apto para un público con poca experiencia en el mundo de las motos, que adquiere la moto por estricta necesidad y que espera de ella fiabilidad, ahorro económico y seguridad en marcha. El Vision 110 cumple holgadamente todas estas expectativas y destaca como un vehículo con carácter urbano, fiable, económico y con un diseño y prestaciones dirigidas a un público mayoritariamente femenino.

En mi opinión, creo que Honda ha tardado en sacar un producto anti-crisis como éste. El Honda Lead es el scooter con más parecidos, aunque el Vision ofrece unas increíbles cifras en cuanto a consumo; mientras que en equipamiento encontramos el sistema de frenada combinada, manteniendo una agilidad y manejabilidad excelentes.

El precio de salida del Vision es muy competitivo y pondrá en jaque a sus rivales del segmento. Y para colofón, destacar el acuerdo de la marca del ala dorada con la compañía de seguros AXA, que nos ofrecen un año de seguro gratuíto. No hace falta coger la calculadora para concluír que el Vision 110 es de sobras más económico en ciudad que usar el transporte público.

Fotografías


A destacar

  • Sistema de frenada activa
  • Relación calidad-precio
  • Tamaño compacto, ideal para ciudad

A mejorar

  • Acceso al hueco del asiento
  • Cuadro de mandos

Honda Vision 110 Ficha técnica

Motor

Tipo: monocilíndrico, 4 tiempos, 2 válvulas OHC

Cilindrada cc: 108

Diámetro x Carrera mm: 50 x 55

Potencia máxima Kw: 6,2 a 8.000 rpm.

Par máximo Nm: 8,7 a 6.500 rpm.

Alimentación: inyección electrónica PGM-FI

Refrigeración: por aire forzado

Arranque: eléctrico

Transmisión

Embrague: automático, centrífugo en seco

Transmisión: V-Matic

Transmisión final: V-belt

Parte Ciclo

Chasis: doble cuna de acero

Suspensión delantera: horquilla telescópica

Suspensión trasera: monobrazo

Neumático delantero: 80/90 14"

Neumático trasero: 90/90 14"

Freno delantero: disco hidráulico de Ø 220 mm. con sistema CBS

Freno trasero: tambor de Ø 130 mm. con sistema CBS

Dimensiones, Peso y Capacidades

Longitud mm: 1.845

Anchura mm: 670

Altura mm: 1.090

Distancia entre ejes mm: 1.255

Altura del asiento mm: 755

Peso en orden de marcha kg: 102

Depósito de combustible l: 5,5

© http://motos.coches.net/noticias/honda/vision/110

El Infierno y el Edén... De Alguna Manera...

Mejor que el infierno y el Edén...

En clave de política interna, cuando Barack Obama visitó Brasil, Chile y El Salvador y no vino a la Argentina fue una mala noticia para la Presidenta. Pero no el Infierno. En la misma clave, la entrevista de ayer con Obama fue una buena noticia para Cristina Fernández de Kirchner. Pero no el Edén.

Sí hay un matiz que potencia a la segunda noticia: que antes existió la primera y que la primera fue muy exagerada por los que observan la política exterior como si fuera una telenovela sentimentaloide. Y sí hay, también, un efecto acumulativo: con el 54 por ciento de los votos como un auto flamante, con olor a nuevo, Cristina está en un momento en el que cada suma es mayor que la simple aritmética.

Como en otras áreas de la política (la relación con los productores agrarios, por ejemplo), el Gobierno cambió táctica y tono. En su momento, Cristina ni mencionó la gira de Obama por otros países. La dejó pasar y de ese modo le restó capacidad de daño. Luego registró que en el incidente más grave de los últimos años, el de la valija requisada en un avión militar norteamericano estacionado en Ezeiza, fue el propio Obama el que se mostró ofendido.

A partir de la reacción de Obama, ni la Presidenta ni el canciller Héctor Timerman escalaron la tensión. Actuaron al revés de lo que había hecho el Gobierno ante el episodio de la valija de Guido Antonini Wilson, el empresario venezolano que hoy reside en Miami, Florida.

Timerman negoció en reserva el costado diplomático del lanzamiento, en junio último, del satélite SAC-D/Aquarius por parte de la NASA. Los análisis de telenovela suelen pasar por alto tres datos. Uno, que la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio, como se llama en español la NASA, es una creación de plena Guerra Fría con la Unión Soviética, en 1958, y jamás perdió su combinación militar y tecnológica. Otro, que a la NASA le conviene mantener una relación satelital con la Argentina para disputar una parte de la relación argentina con Brasil. El tercer dato, fruto de los dos anteriores, que la NASA no habría lanzado un cohete argentino si el Departamento de Defensa y la Casa Blanca hubieran considerado que el conflicto del avión era una crisis terminal.

Quienes pensaban que el conflicto entre los dos gobiernos era irreversible sintieron, un mes atrás, que su tesis era correcta porque delegados norteamericanos en organismos financieros votaron contra la Argentina. Error: es un simplismo considerar que los Estados Unidos son un ente único, sin caras, aristas o contradicciones. El sector financiero, público y privado, tiene sus lógicas, en buena medida derivadas del default de 2001 y, sobre todo, de la quita de la deuda resuelta por Néstor Kirchner en 2003 y concretada en 2005. También tiene sus odios. No es un secreto que Timerman confronta con los fondos buitres que quedaron fuera de aquel canje de deuda y operan sobre el Congreso de los Estados Unidos a través de una fuerza de tareas. Tampoco es secreto que contrarrestar esa influencia es una de las tareas permanentes del embajador argentino en los Estados Unidos, el ex vicecanciller Alfredo Chiaradía, un diplomático de carrera y economista que siempre fue valorado por Kirchner y Cristina.

Los fondos buitres aprovechan el peso parlamentario de la extrema derecha nucleada en el Tea Party y su papel extorsivo dentro del Partido Republicano. Juegan fuerte. Tal como informó este diario el 22 de mayo, llegaron a conseguir que la Cámara de Representantes (diputados) votase contra la desclasificación de archivos de inteligencia de los Estados Unidos para ayudar a la restitución de hijos de secuestrados de la dictadura argentina. La composición es ahora de 242 republicanos y 193 demócratas. El proyecto había sido impulsado por el actual canciller cuando era embajador en los Estados Unidos y apoyado con fervor por el legislador Maurice Hinchey, quien había conseguido una desclasificación vital para Chile. Es la misma persona que acaba de escribir una carta a Obama argumentando que, como los documentos tienen más de 25 años, la Casa Blanca puede ordenar su desclasificación sin pasar por el Congreso. Hinchey dijo que una medida así “probaría nuestro compromiso con los derechos humanos y mejoraría las relaciones diplomáticas con la Argentina”.

Como en política también cuentan las personas, es probable que en el mejoramiento paulatino de las relaciones entre Washington y Buenos Aires haya jugado a favor la renuncia de Arturo Valenzuela de su cargo de encargado de América Latina en el Departamento de Estado y su reemplazo por Roberta Jacobson. Valenzuela, de origen chileno, es un agradable académico de 67 años con quien se puede discutir abiertamente de política delante de un sandwich en el comedor de la Universidad de Georgetown, Washington. Pero en el interregno entre sus funciones como consejero del ex presidente Bill Clinton, cuando tejió buenas relaciones con miembros del gobierno de Carlos Menem, y su paso por la administración de Obama, desarrolló actividades de consultoría con socios conservadores argentinos. Su salida del gobierno de Obama significó la desaparición de una figura sólida con pocas simpatías por el gobierno de Cristina Kirchner y aumentó el peso relativo del Consejo de Seguridad Nacional, que reporta directamente al presidente. No sería aventurado suponer que el reacercamiento con la Argentina se origina allí, y que obviamente fue coordinada con la secretaria de Estado Hillary Clinton, una vieja conocida de la Presidenta.

No era el Infierno. No es el Edén. ¿Es malo para la Argentina que las relaciones con los Estados Unidos sean normales pero el país no figure entre las prioridades de Washington? No, no es malo. Sólo se trata de un sinceramiento de la realidad. Los Estados Unidos siguen siendo la primera potencia del mundo, y la primera en América, pero los principales destinos de las exportaciones argentinas, por tomar un ámbito concreto, son China y Brasil, no el mercado norteamericano. Hoy se cumplen seis años de la cumbre de Mar del Plata, cuando la Argentina y Brasil encabezaron el rechazo a la integración del ALCA, el área de libre comercio de las Américas promovida entonces por George W. Bush. El proyecto superaba los objetivos comerciales. Preveía una integración económica con efectos tecnológicos, jurídicos, militares, de propiedad intelectual y de paradigma de desarrollo. Exactamente lo contrario del modelo sudamericano de reforma con inclusión social que, sin estridencias antinorteamericanas ni abstractas pretensiones revolucionarias, despliegan hoy la Argentina y Brasil.

© Escrito por Martín Granovsky y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 5 de Noviembre de 2011.