sábado, 6 de agosto de 2011

Julio Cortázar... Final del Juego... De Alguna Manera...

Final del Juego...
Con Leticia y Holanda íbamos a jugar a las vías del Central Argentino los días de calor, esperando que mamá y tía Ruth empezaran su siesta para escaparnos por la puerta blanca. Mamá y tía Ruth estaban siempre cansadas después de lavar la loza, sobre todo cuando Holanda y yo secábamos los platos porque entonces había discusiones, cucharitas por el suelo, frases que sólo nosotras entendíamos, y en general un ambiente en donde el olor a grasa, los maullidos de José y la oscuridad de la cocina acababan en una violentísima pelea y el consiguiente desparramo. Holanda se especializaba en armar esta clase de líos, por ejemplo dejando caer un vaso ya lavado en el tacho del agua sucia, o recordando como al pasar que en la casa de las de Loza había dos sirvientas para todo servicio. Yo usaba otros sistemas, prefería insinuarle a tía Ruth que se le iban a paspar las manos si seguía fregando cacerolas en vez de dedicarse a las copas o los platos, que era precisamente lo que le gustaba lavar a mamá , con lo cual las enfrentaba sordamente en una lucha de ventajeo por la cosa fácil. El recurso heroico, si los consejos y las largas recordaciones familiares empezaban a saturarnos, era volcar agua hirviendo en el lomo del gato. Es una gran mentira eso del gato escaldado, salvo que haya que tomar al pie de la letra la referencia al agua fría; porque de la caliente José no se alejaba nunca, y hasta parecía ofrecerse, pobre animalito, a que le volcá ramos media taza de agua a cien grados o poco menos, bastante menos probablemente porque nunca se le caía el pelo. La cosa es que ardía Troya, y en la confusión coronada por el espléndido si bemol de tía Ruth y la carrera de mamá en busca del bastón de los castigos, Holanda y yo nos perdíamos en la galería cubierta, hacia las piezas vacías del fondo donde Leticia nos esperaba leyendo a Ponson du Terrail, lectura inexplicable.

Por lo regular mamá nos perseguía un buen trecho, pero las ganas de rompernos la cabeza se le pasaban con gran rapidez y al final (habíamos trancado la puerta y le pedíamos perdón con emocionantes partes teatrales) se cansaba y se iba, repitiendo la misma frase: "Van a acabar n en la calle, estas mal nacidas".

Donde acabábamos era en las vías del Central Argentino, cuando la casa quedaba en silencio y veíamos al gato tenderse bajo el limonero para hacer él también su siesta perfumada y zumbante de avispas. Abríamos despacio la puerta blanca, y al cerrarla otra vez era como un viento, una libertad que nos tomaba de las manos, de todo el cuerpo y nos lanzaba hacia adelante. Entonces corríamos buscando impulso para trepar de un envión al breve talud del ferrocarril, encaramadas sobre el mundo contemplábamos silenciosas nuestro reino.

Nuestro reino era así: una gran curva de las vías acababa su comba justo frente a los fondos de nuestra casa. No había más que el balasto, los durmientes y la doble vía; pasto ralo y estúpido entre los pedazos de adoquín donde la mica, el cuarzo y el feldespato Ä que son los componentes del granito Ä brillaban como diamantes legítimos contra el sol de las dos de la tarde. Cuando nos agachá bamos a tocar las vías (sin perder tiempo porque hubiera sido peligroso quedarse mucho ahí, no tanto por los trenes como por los de casa si nos llegaban a ver) nos subía a la cara el fuego de las piedras, y al pararnos contra el viento del río era un calor mojado pegá endose a las mejillas y las orejas. Nos gustaba flexionar las piernas y bajar, subir, bajar otra vez, entrando en una y otra zona de calor, estudiá nonos las caras para apreciar la transpiración, con lo cual al rato éramos una sopa. Y siempre calladas, mirando al fondo de las vías, o el río al otro lado, el pedacito de río color café con leche.

Después de esta primera inspección del reino bajá bamos el talud y nos metíamos en la mala sombra de los sauces pegados a la tapia de nuestra casa, donde se abría la puerta blanca. Ahí estaba la capital del reino, la ciudad silvestre y la central de nuestro juego. La primera en iniciar el juego era Leticia, la más feliz de las tres y la más privilegiada. Leticia no tenía que secar los platos ni hacer las camas, podía pasarse el día leyendo o o pegando figuritas, y de noche la dejaban quedarse hasta más tarde si lo pedía, aparte de la pieza solamente para ella, el caldo de hueso y toda clase de ventajas. Poco a poco se había ido aprovechando de los privilegios, y desde el verano anterior dirigía el juego, yo creo que en realidad dirigía el reino; por lo menos se adelantaba a decir las cosas y Holanda y yo aceptá bamos sin protestar, casi contentas. Es probable que las largas conferencias de mamá sobre cómo debíamos portarnos con Leticia hubieran hecho su efecto, o simplemente que la queríamos bastante y no nos molestaba que fuese la jefa. L ástima que no tenía aspecto para jefa, era la más baja de las tres, y tan flaca. Holanda era flaca, y yo nunca pesé más de cincuenta kilos, pero Leticia era la más flaca de las tres, y para peor una de esas flacuras que se ven de fuera, en el pescuezo y las orejas. Tal vez el endurecimiento de la espalda la hacía parecer más flaca, como casi no podía mover la cabeza a los lados daba la impresión de una tabla de planchar parada, de esas forradas de género blanco como había en la casa de las de Loza. Una tabla de planchar con la parte más ancha para arriba, parada contra la pared. Y nos dirigía.

La satisfacción más profunda era imaginarme que mamá o tía Ruth se enteraran un día del juego. Si llegaban a enterarse del juego se iba a armar una meresunda increíble. El si bemol y los desmayos, las inmensas protestas de devoción y sacrificio malamente recompensados, el amontonamiento de invocaciones a los castigos más célebres, para rematar con el anuncio de nuestros destinos, que consistían en que las tres terminaríamos en la calle. Esto último siempre nos había dejado perplejas, porque terminar en la calle nos parecía bastante normal.

Primero Leticia nos sorteaba. Usábamos piedritas escondidas en la mano, contar hasta veintiuno, cualquier sistema. Si usábamos el de contar hasta veintiuno, imaginábamos dos o tres chicas más y las incluíamos en la cuenta para evitar trampas. Si una de ellas salía veintiuna, la sacá bamos del grupo y sorteá bamos de nuevo, hasta que nos tocaba a una de nosotras. Entonces Holanda y yo levantá bamos la piedra y abríamos la caja de los ornamentos. Suponiendo que Holanda hubiese ganado, Leticia y yo escogíamos los ornamentos. El juego marcaba dos formas: estatuas y actitudes. Las actitudes no requerían ornamentos pero sí mucha expresividad, para la envidia mostrar los dientes, crispar las manos y arreglá rselas de modo de tener un aire amarillo. Para la caridad el ideal era un rostro angélico, con los ojos vueltos al cielo, mientras las manos ofrecían algo -un trapo, una pelota, una rama de sauce- a un pobre huerfanito invisible. La vergüenza y el miedo eran fáciles de hacer; el rencor y los celos exigían estudios más detenidos. Los ornamentos se destinaban casi todos a las estatuas, donde reinaba una libertad absoluta. Para que una estatua resultara, había que pensar bien cada detalle de la indumentaria.

El juego marcaba que la elegida no podía tomar parte en la selección; las dos restantes debatían el asunto y aplicaban luego los ornamentos. La elegida debía inventar su estatua aprovechando lo que le habían puesto, y el juego era así mucho m s complicado y excitante porque a veces había alianzas contra, y la víctima se veía ataviada con ornamentos que no le iban para nada; de su viveza dependía entonces que inventara una buena estatua. Por lo general cuando el juego marcaba actitudes la elegida salía bien parada pero hubo veces en que las estatuas fueron fracasos horribles. Lo que cuento empezó vaya a saber cuá ndo, pero las cosas cambiaron el día en que el primer papelito cayó del tren. Por supuesto que las actitudes y las estatuas no eran para nosotras mismas, porque nos hubiéramos cansado en seguida. El juego marcaba que la elegida debía colocarse al pie del talud, saliendo de la sombra de los sauces, y esperar el tren de las dos y ocho que venía del Tigre. A esa altura de Palermo los trenes pasan bastante r pido, y no nos daba vergüenza hacer la estatua o la actitud. Casi no veíamos a la gente de las ventanillas, pero con el tiempo llegamos a tener pr ctica y sabíamos que algunos pasajeros esperaban vernos.

Un señor de pelo blanco y anteojos de carey sacaba la cabeza por la ventanilla y saludaba a la estatua o la actitud con el pañuelo. Los chicos que volvían del colegio sentados en los estribos gritaban cosas al pasar, pero algunos se quedaban serios mirá ndonos. En realidad la estatua o la actitud no veía nada, por el esfuerzo de mantenerse inmóvil, pero las otras dos bajo los sauces analizaban con gran detalle el buen éxito o la indiferencia producidos. Fue un martes cuando cayó el papelito, al pasar el segundo coche. Cayó muy cerca de Holanda, que ese día era la maledicencia, y reboto hasta mí. Era un papelito muy doblado y sujeto a una tuerca. Con letra de varón y bastante mala, decía: "Muy lindas estatuas. Viajo en la tercera ventanilla del segundo coche, Ariel B." Nos pareció un poco seco, con todo ese trabajo de atarle la tuerca y tirarlo, pero nos encantó. Sorteamos para saber quién se lo quedaría, y me lo gané.. Al otro día ninguna quería jugar para poder ver cómo era Ariel B., pero temimos que interpretara mal nuestra interrupción, de manera que sorteamos y ganó Leticia. Nos alegramos mucho con Holanda porque Leticia era muy buena como estatua, pobre criatura. La parálisis no se notaba estando quieta, y ella era capaz de gestos de una enorme nobleza. Como actitudes elegía siempre la generosidad, el sacrificio y el renunciamiento. Como estatuas buscaba el estilo de Venus de la sala que tía Ruth llamaba la Venus del Nilo. Por eso le elegimos ornamentos especiales para que Ariel se llevara una buena impresión. Le pusimos un pedazo de terciopelo verde a manera de túnica, y una corona de sauce en el pelo. Como andá bamos de manga corta, el efecto griego era grande. Leticia se ensayó un rato a la sombra, y decidimos que nosotras nos asomaríamos también y saludaríamos a Ariel con discreción pero muy amables.

Leticia estuvo magnífica, no se le movía ni un dedo cuando llegó el tren Como no podía girar la cabeza la echaba para atrás, juntado los brazos al cuerpo casi como si le faltaran; aparte el verde de la túnica, era como mirar la Venus del Nilo. En la tercera ventanilla vimos a un muchacho de rulos rubios y ojos claros que nos hizo una gran sonrisa al descubrir que Holanda y yo lo salud bamos. El tren se lo llevó en un segundo, pero eran las cuatro y media y todavía discutíamos si vestía de oscuro, si llevaba corbata roja y si era odioso o simpático. El jueves yo hice la actitud del desaliento, y recibimos otro papelito que decía: "Las tres me gustan mucho. Ariel." Ahora él sacaba la cabeza y un brazo por la ventanilla y nos saludaba riendo. Le calculamos dieciocho años (seguras que no tenía más de dieciséis) y convinimos en que volvía diariamente de algún colegio inglés. Lo más seguro de todo era el colegio inglés, no aceptá bamos un incorporado cualquiera. Se vería que Ariel era muy bien. Pasó que Holanda tuvo la suerte increíble de ganar tres días seguidos. Superá ndose, hizo las actitudes del desengaño y el latrocinio, y una estatua dificilísima de bailarina, sosteni‚ndose en un pie desde que el tren entró en la curva. Al otro día gané yo, y después de nuevo; cuando estaba haciendo la actitud del horror, recibí casi en la nariz un papelito de Ariel que al principio no entendimos: "La más linda es la más haragana." Leticia fue la última en darse cuenta, la vimos que se ponía colorada y se iba a un lado, y Holanda y yo nos miramos con un poco de rabia. Lo primero que se nos ocurrió sentenciar fue que Ariel era un idiota, pero no podíamos decirle eso a Leticia, pobre ángel, con su sensibilidad y la cruz que llevaba encima. Ella no dijo nada, pero pareció entender que el papelito era suyo y se lo guardó. Ese día volvimos bastante calladas a casa, y por la noche no jugamos juntas.

En la mesa Leticia estuvo muy alegre, le brillaban los ojos, y mamá miró una o dos veces a tía Ruth como poniéndola de testigo de su propia alegría. En aquellos días estaban ensayando un nuevo tratamiento fortificante para Leticia, y por lo visto era una maravilla lo bien que le sentaba. Antes de dormirnos, Holanda y yo hablamos del asunto. No nos molestaba el papelito de Ariel, desde un tren andando las cosas se ven como se ven, pero nos parecía que Leticia se estaba aprovechando demasiado de su ventaja sobre nosotras. Sabía que no le íbamos a decir nada, y que en una casa donde hay alguien con algún defecto físico y mucho orgullo, todos juegan a ignorarlo empezando por el enfermo, o más bien se hacen los que no saben que el otro sabe. Pero tampoco había que exagerar y la forma en que Leticia se había portado en la mesa, o su manera de guardarse el papelito, era demasiado. Esa noche yo volví a soñar mis pesadillas con trenes, anduve de madrugada por enormes playas ferroviarias cubiertas de vías llenas de empalmes, viendo a distancia las luces rojas de locomotoras que venían, calculando con angustia si el tren pasaría a mi izquierda, y a la vez amenazada por la posible llegada de un rápido a mi espalda o Ä lo que era peor Ä que a último momento Uno de los trenes tomara uno de los desvíos y se me viniera encima. Pero de mañana me olvidé porque Leticia amaneció muy dolorida y tuvimos que ayudarla a vestirse. Nos pareció que estaba un poco arrepentida de lo de ayer y fuimos muy buenas con ella, diciéndole que esto le pasaba por andar demasiado, y que tal vez lo mejor sería que se quedara leyendo en su cuarto.

Ella no dijo nada pero vino a almorzar a la mesa, y a las preguntas de mamá contestó que ya estaba muy bien y que casi no le dolía la espalda. Se lo decía y nos miraba. Esa tarde gané yo, pero en ese momento me vino un no sé qué y le dije a Leticia que le dejaba mi lugar, claro que sin darle a entender por qué. Ya que el otro la prefería, que la mirara hasta cansarse. Como el juego marcaba estatua, le elegimos cosas sencillas para no complicarle la vida, y ella inventó una especie de princesa china, con aire vergonzoso, mirando al suelo y juntando las manos como hacen las princesas chinas. Cuando pasó el tren, Holanda se puso de espaldas bajo los sauces pero yo miré y vi que Ariel no tenía ojos más que para Leticia. La siguió mirando hasta que el tren se perdió en la curva, y Leticia estaba inmóvil y o sabía que él acababa de mirarla así. Pero cuando vino a descansar bajo los sauces vimos que sí sabía, y que le hubiera gustado seguir con los ornamentos toda la tarde, toda la noche.

El miércoles sorteamos entre Holanda y yo porque Leticia nos dijo que era justo que ella se saliera. Ganó Holanda con su suerte maldita, pero la carta de Ariel cayó de mi lado. Cuando la levanté tuve el impulso de dársela a Leticia que no decía nada, pero pensé que tampoco era cosa de complacerle todos los gustos, y la abrí despacio. Ariel anunciaba que al otro día iba a bajarse en la estación vecina y que vendría por el terraplén para charlar un rato. Todo estaba terriblemente escrito, pero la frase final era hermosa: "Saludo a las tres estatuas muy atentamente. " La firma parecía un garabato aunque se notaba la personalidad.

Mientras le quitábamos los ornamentos a Holanda, Leticia me miró una o dos veces. Yo les había leído el mensaje y nadie hizo comentarios, lo que resultaba molesto porque al fin y al cabo Ariel iba a venir y había que pensar en esa novedad y decidir algo. Si en casa se enteraban, o por desgracia a alguna de las de Loza le daba por espiarnos, con lo envidiosas que eran esas enanas, seguro que se iba a armar la meresunda. Además que era muy raro quedarnos calladas con una cosa así, sin mirarnos casi mientras guard bamos los ornamentos y volvíamos por la puerta blanca. Tía Ruth nos pidió a Holanda y a mí que bañáramos a José, se llevó a Leticia para hacerle el tratamiento, y por fin pudimos desahogarnos tranquilas. Nos parecía maravilloso que viniera Ariel, nunca habíamos tenido un amigo así, a nuestro primo Tito no lo contábamos, un tilingo que juntaba figuritas y creía en la primera comunión. Estábamos nerviosísimas con la expectativa y José pagó el pato, pobre ángel. Holanda fue más valiente y sacó el tema de Leticia. Yo no sabía que pensar, de un lado me parecía horrible que Ariel se enterara, pero también era justo que las cosas se aclararan porque nadie tiene por qué‚ perjudicarse a causa de otro. Lo que yo hubiera querido es que Leticia no sufriera, bastante cruz tenía encima y ahora con el nuevo tratamiento y tantas cosas.

A la noche mamá se extrañó de vernos tan calladas y dijo qué milagro, si nos habían comido la lengua los ratones, después miró a tía Ruth y las dos pensaron seguro que habíamos hecho alguna gorda y que nos remordía la conciencia. Leticia comió muy poco y dijo que estaba dolorida, que la dejaran ir a su cuarto a leer Rocambole. Holanda le dio el brazo aunque ella no quería mucho, y yo me puse a tejer, que es una cosa que me viene cuando estoy nerviosa. Dos veces pensé‚ ir al cuarto de Leticia, no me explicaba qué hacían esas dos ahí solas, pero Holanda volvió con aire de gran importancia y se quedó a mi lado sin hablar hasta que mamá y tía Ruth levantaron la mesa. "Ella no va a ir mañana. Escribió una carta y dijo que si él pregunta mucho, se la demos." Entornando el bolsillo de la blusa me hizo ver un sobre violeta. Después nos llamaron para secar los platos, y esa noche nos dormimos casi en seguida por todas las emociones y el cansancio de bañar a José.

Al otro día me tocó a mi salir de compras al mercado y en toda la mañana no vi a Leticia que seguía en su cuarto. Antes que llamaran a la mesa entré un momento y la encontré al lado de la ventana, con muchas almohadas y el tomo noveno de Rocambole. Se veía que estaba mal, pero se puso a reír y me contó de una abeja que no encontraba la salida y de un sueño cómico que había tenido. Yo le dije que era una lástima que no fuera a venir a los sauces, pero me parecía tan difícil decírselo bien. "Si querés podemos explicarle a Ariel que estabas descompuesta", le propuse, pero ella decía que no y se quedaba callada. Yo insistí un poco en que viniera, y al final me animé y le dije que no tuviese miedo, poniéndole como ejemplo que el verdadero cariño no conoce barreras y otras ideas preciosas que habíamos aprendido en El Tesoro de la Juventud, pero era cada vez más difícil decirle nada porque ella miraba la ventana y parecía como si fuera a ponerse a llorar. Al final me fui diciendo que mamá me precisaba.

El almuerzo duró días, y Holanda se ganó un sopapo de tía Ruth por salpicar el mantel con tuco. Ni me acuerdo de cómo secamos los platos, de repente Estábamos en los sauces y las dos nos abraz bamos llenas de felicidad y nada celosas una de otra. Holanda me explicó todo lo que teníamos que decir sobre nuestros estudios para que Ariel se llevara una buena impresión, porque los del secundario desprecian a las chicas que no han hecho másque la primaria y solamente estudian corte y repujado al aceite. Cuando pasó el tren de las dos y ocho Ariel sacó los brazos con entusiasmo, y con nuestros pañuelos estampados le hicimos señas de bienvenida. Unos veinte minutos después lo llegar por el terraplén, y era más alto de lo que pens bamos y todo de gris. Bien no me acuerdo de lo que hablamos al principio, él era bastante tímido a pesar de haber venido y los papelitos, y decía cosas muy pensadas.

Casi en seguida nos elogió mucho las estatuas y las actitudes y preguntó cómo nos llamábamos y por qu‚ faltaba la tercera. Holanda explicó que Leticia no había podido venir, y él dijo que era una l stima y que Leticia le parecía un nombre precioso. Después nos contó cosas del Industrial, que por desgracia no era un colegio ingl‚s, y quiso saber si le mostraríamos los ornamentos. Holanda levantó la piedra y le hicimos ver las cosas. A él para la estatua oriental", con lo que quería decir la princesa china. Nos sentamos a la sombra de un sauce y él estaba contento pero distraído, se veía que sólo se quedaba de bien educado. Holanda me miró dos o tres veces cuando la conversación decaía, y eso nos hizo mucho mal a las dos, nos dio deseos de irnos o que Ariel no hubiese venido nunca. El preguntó otra vez si Leticia estaba enferma, y Holanda me miró y yo creí que iba a decirle, pero en cambio contestó que Leticia no había podido venir. Con una ramita Ariel dibujaba cuerpos geom‚tricos en la tierra, y de cuando en cuando miraba la puerta blanca y nosotras sabíamos lo que estaba pasando, por eso Holanda hizo bien en sacar el sobre violeta y alcanz rselo, y él se quedó sorprendido con el sobre en la mano, después se puso muy colorado mientras le explic bamos que eso se lo mandaba Leticia, y se guardó la carta en el bolsillo de adentro del saco sin querer leerla delante de nosotras. Casi en seguida dijo que había tenido un gran placer y que estaba encantado de haber venido, pero su mano era blanda y antip tica de modo que fue mejor que la visita se acabara, aunque mástarde no hicimos másque pensar en sus ojos grises y en esa manera triste que tenía de sonreír.

También nos acordamos de cómo se había despedido diciendo: "Hasta siempre", una forma que nunca habíamos oído en casa y que nos pareció tan divina y po‚tica. Todo se lo contamos a Leticia que nos estaba esperando debajo del limonero del patio, y yo hubiese querido preguntarle qu‚ decía su carta pero me dio no s‚ qu‚ porque ella había cerrado el sobre antes de confi rselo a Holanda, así que no le dije nada y solamente le contamos cómo era Ariel y cuantas veces había preguntado por ella. Esto no era nada f fác de decírselo porque era una cosa linda y mala a la vez, nos d bamos cuenta que Leticia se sentía muy feliz y al mismo tiempo estaba casi llorando, hasta que nos fuimos diciendo que tía Ruth nos precisaba y la dejamos mirando las avispas del limonero.

Cuando íbamos a dormirnos esa noche, Holanda me dijo: "Vas a ver que mañana se acaba el juego." Pero se equivocaba aunque no por mucho, y al otro día Leticia nos hizo la seña convenida en el momento del postre. Nos fuimos a lavar la loza bastante asombradas y con un poco de rabia, porque eso era una desvergüenza de Leticia y no estaba bien. Ella nos esperaba en la puerta y casi nos morimos de miedo cuando al llegar a los sauces vimos que sacaba del bolsillo el collar de perlas de mamá y todos los anillos, hasta el grande con rubí de tía ruth. Si las de Loza espiaban y nos veían con las alhajas, seguro que mamá iba a saberlo en seguida y que nos mataría, enanas asquerosas. Pero Leticia no estaba asustada y dijo que si algo sucedía ella era la única responsable. "Quisiera que me dejaran hoy a mí", agregó sin mirarnos. Nosotras sacamos en seguida los ornamentos, de golpe queríamos ser tan buenas con Leticia, darle todos los gustos y eso que en el fondo nos quedaba un poco de encono. Como el juego marcaba estatua, le elegimos cosas preciosas que iban bien con las alhajas, muchas plumas de pavorreal para sujetar el pelo, una piel que de lejos parecía un zorro plateado, y un velo rosa que ella se puso como un turbante. La vimos que pensaba, ensayando la estatua pero sin moverse, y cuando el tren apareció en la curva fue a ponerse al pie del talud con todas las alhajas que brillaban al sol. Levantó los brazos como si en vez de una estatua fuera a hacer una actitud, y con las manos señaló el cielo mientras echaba la cabeza hacia atrás (que era lo único que podía hacer, pobre) y doblaba el cuerpo hasta darnos miedo.

Nos pareció maravillosa, la estatua másregia que había hecho nunca, y entonces vimos a Ariel que la miraba, salido de la ventanilla la miraba solamente a ella, girando la cabeza y mir ndola sin vernos a nosotras hasta que el tren se lo llevó de golpe. No s‚ por qu‚ las dos corrimos al mismo tiempo a sostener a Leticia que estaba con lo ojos cerrados y grandes l grimas por toda la cara. Nos rechazó sin enojo, pero la ayudamos a esconder las alhajas en el bolsillo, y se fue sola a casa mientras guard bamos por última vez los ornamentos en su caja. Casi sabíamos lo que iba a suceder, pero lo mismo al otro día fuimos las dos a los sauces, después que tía Ruth nos exigió silencio absoluto para no molestar a Leticia que estaba dolorida y quería dormir. Cuando llegó el tren vimos sin ninguna sorpresa la tercera ventanilla vacía, y mientras nos sonreíamos entre aliviadas y furiosas, imaginamos a Ariel viajando del otro lado del coche, quieto en su asiento, mirando hacia el río con sus ojos grises.

(Julio Cortázar, "Final del Juego" 1956)
Transcripto por Cybeles (Norberto Gil) - Julio de 1996.

© http://www.juliocortazar.com.ar

jueves, 4 de agosto de 2011

King C. Gillette... De Alguna Manera...

King C. Gillette...

Quiero que sepais que la maquinilla de afeitar la inventó un hombre con cara, nombre y apellidos: King C. Gillette. De ascendencia rusa su familia se trasladó a Chicago dónde lo perdió todo tras el gran incendio de 1871. Mientras trabajaba como viajante de comercio para la empresa Crown Cork, que comercializaba de uno de los grandes inventos de la humanidad, el tapón corona, o sea las chapas con las que se cierran todavía hoy en día la mayoria de las bebidas envasadas, su cabeza daba vueltas al hecho de que lo que él vendía para otros era la esencia misma del negocio: un producto que una vez usado había que tirar. Ya había probado suerte con otros inventos pero un día que su navaja de afeitar se había desafilado, según él mismo cuenta tuvo una visión y tal como la tuvo, la dibujó y la registró. No fue un proceso de investigación, ni de evolución de una idea a otra. Sencillamente la vió y como la vió pretendió desarrollarla

El proceso para llegar a producirla fue largo y penoso ya que con su sueldo de viajante poco podía avanzar y más si sumamos a esto que los propios fabricantes del prototipo le desanimaban diciendole que una lámina de acero tan fina no iba a funcionar, sin embargo tras unos meses de incertidumbre con la ayuda de unos cientos de dólares que aportó un socio que creyó en su idea creó la Gillette Safety Razor Company. El primer año vendió noventa maquinillas mientras aún seguía trabajando como viajante para la Crown Cork. Y de pronto vino el éxito. Más socios, más dinero. Construyó una factoría y comenzó a producir masivamente el producto que se encuentra en el epicentro de la esencia del capitalismo: vender algo que después de usarlo cuatro o cinco veces lo tienes que tirar para comprar otro. Sus maquinillas y sus hojas de afeitar de recambio ya se encontraban en todos los lugares del planeta y lo más sorprendente es que la gente lo reconocía allí donde iba y se sorprendían de que el rostro que aparecía en los envases fuera el de una persona real.

Unos años más tarde, acicateado por un crack económico, vendió su participación en la empresa por la ridícula suma de 900.000 dólares y se retiró a un monumental rancho que se había construído en Santa Mónica a cultivar sus árboles frutales aunque su rostro siguió apareciendo, como un emblema, en las etiquetas de la compañía hasta muchos años después.

Pero la parte más interesante de su vida aún estaba por llegar. King C. Gillette, después de haber sido el baluarte del capitalismo más duro, su ideología evolucionó, a medida que maduraba, hacia un socialismo utópico y escribió dos libros, uno de ellos mano a mano con Upton Sinclair, en los que planteaba un nuevo tipo de sociedad en el que la gente sólo tendría que trabajar cinco años de su vida y el resto del tiempo podría dedicarlo a hace rlo que quisiera.

La base de dicho proyecto era una megaciudad, que funcionaría sin gasto de energía porque la tomaría toda de las Cataratas del Niágara, a la que llamaría Metrópolis. En el centro de dicha ciudad habría una empresa, la United, que lo fabricaría todo y para la que los habitantes tendrían que trabajar gratis cinco años de su vida y que, a cambio, recibirían alojamiento, ropa y comida gratis a lo largo de toda su vida, eliminando así la codicia y la ambición, ya que todo estaría al alcance de la mano de todos, solo necesitarían pedirlo.

La estructura de Metrópolis sería una retícula ajardinada con 24.000 torres de apartamentos, cada torre con un espacio común central, donde se encontrarían una serie de servicios entre los que estarían uno de los grandes avances sociales ideado por Gillette: las cocinas comunales, en las que trabajarían voluntarios, igual que en la factoría, aliviando así para siempre a la mujer del trabajo doméstico.

Este es el aspecto que tendría una de esas torres

Absolutamente todo está previsto en sus escritos. Por ejemplo que las conducciones de energía estarían en un nivel inferior y serían de fácil acceso para no tener que excavar ni hacer boquetes en las calles y así se podría tirar un nuevo cableado o arreglar el alcantarillado sin tener que hacer un trabajo innecesario. Las cúpulas que coronan cada torre estarían revestidas de un cristal que cambiaría de colores, creando efectos de luz. Las calles y los jardines estarían poblados de estatuas y obras de arte, como una galería de belleza sin fin, para deleite de los habitantes que tendrían todo el tiempo del mundo para disfrutarlas...

Es evidente que nada de esto se llegó a construir nunca y que todo quedó en el sueño utópico de un hombre que persiguió un ideal, el de que la humanidad fuera más feliz, menos competitiva, menos injusta, sin diferencias de clase, sin pobreza, sin delitos...

King murió el 9 de julio de 1932 y está enterrado en el Forest Lawn Memorial Park Cemetery, en California, donde espera, sin prisa, que la humanidad deje de vivir el caos.

© Publicado por http://www.luispita.com


domingo, 31 de julio de 2011

Eugenio Raúl Zaffaroni... El juez incorrecto... De Alguna Manera...

El juez incorrecto

Aprueba la reducción de la Corte. Se queja de la prohibición de fumar. Los juicios por jurados. Espionaje de sus mails. El parecido con Putín. Aclara: “No soy afrancesado”. Dice que Kirchner es populista.

En su casa de Flores, Eugenio Raúl Zaffaroni tiene un estudio con puertas-ventanales que dejan ver un frondoso patio interno. Ese es su lugar en el mundo. Allí están su computadora, sus inmensas bibliotecas y una exótica colección de recuerdos de la innumerable cantidad de ciudades del mundo que visitó. Recibió tantos adornos de regalo que hasta pudo armar una estantería, que ocupa una pared, con aquellos que tienen un significado religioso. Así es el lugar favorito del primer juez que eligió Néstor Kirchner en el 2003 para integrar la Corte Suprema en reemplazo de la mayoría automática menemista.

Noticias: Su elección fue la más cuestionada a la Corte.

Raúl Zaffaroni: Fue un debate político. La pulseada no era conmigo, era con el Presidente. Quedé en el medio.

“Soltero” o “garantista” fueron algunas de las insólitas imputaciones que recibió Zaffaroni antes de asumir, epítetos que describían mejor a los acusadores que al supuesto acusado. Lejos de amilanarse, en la entrevista con NOTICIAS, el juez se hará cargo de su perfil y también del resguardo de su privacidad mítica que a tantos desvela. Sin prejuicios ni concesiones, revelará sus pensamientos más íntimos. Con sus palabras y sus silencios.

Noticias: ¿Qué le parece el proyecto de reducción de la Corte?

Zaffaroni: Muy bueno, porque nos ahorramos meses de discusión política sobre candidatos para la Corte en un año electoral, lo que nunca es muy sano en lo institucional. Y además, podremos resolver causas en las que no conseguíamos mayoría.

Noticias: ¿No le pareció excesiva la demora para definir el tema?

Zaffaroni: No sé cuáles habrán sido los motivos. Hubiera preferido que se resolviese antes.

Noticias: ¿Considera que como juez marcó una escuela?

Zaffaroni: Hay mucha gente que hace cosas parecidas a las que hago yo. Quizás sea más inimputable.

Noticias: ¿Por qué?

Zaffaroni: Hay episodios que te hacen perder el temor a ciertas cosas. Fui juez federal en los últimos meses del gobierno constitucional antes de la dictadura. Era muy duro. Después pasé a la Justicia ordinaria y las discusiones me parecían cosas de vecindario. Frente a que no sabías si una noche te acostabas y te velaban o te ponían una bomba en la casa, lo otro era secundario. Sin esa experiencia, hubiese sido un poco más temeroso o prudente. Pero ante eso, no le das importancia a las boludeces. Además, a medida que pasan los años a uno le queda menos.

Noticias: ¿Quiere decir que la edad le quita la autocensura?

Zaffaroni: Sí. Tenía temor de lo que podría hacer al envejecer. Pero me di cuenta de que nunca se hacen estupideces que uno de joven no habría hecho; sino que las hacés, pero con menos frenos inhibitorios.

Noticias: Como una nueva adolescencia. Disfruta más de la libertad.

Zaffaroni: Sí. ¿Qué puede pasar, que me tenga que exiliar? Bueno, no es tan grave. Me siento más libre que a los 30.

Noticias: ¿Hoy hay más jueces que piensan como usted?

Zaffaroni: Siempre hubo, pero no se sintieron apoyados. Hoy, sí. Va saliendo una nueva generación de jueces que viene por concurso. Estamos en un momento positivo de transformación. Los concursos vacunan contra la posibilidad de algunos hechos patológicos que pasaron.

Noticias: ¿Cuáles?

Zaffaroni: No voy a hacer nombres. Pero determinados hechos o nombramientos catastróficos que contribuyeron a desprestigiar el Poder Judicial.

Noticias: ¿En la Corte?

Zaffaroni: Me refiero a otras instancias. Jueces que fueron procesados y condenados, y que no habrían pasado un concurso. Con esto no quiero decir que los jueces nombrados con el viejo sistema sean todos una manga de reaccionarios.

Noticias: ¿Nota cambios en el trato por la calle desde que es juez de la Corte?

Zaffaroni: Con el escándalo que se dio cuando me eligieron, me hice más famoso, pese a haber tenido actividad política. La gente me saluda más.

Noticias: Usted dijo que no se ve en el cargo por mucho tiempo.

Zaffaroni: Me resisto a institucionalizarme. Cuando veo que el personaje me puede tragar, salgo huyendo. No soy juez, yo trabajo de juez. Yo soy yo.

Noticias: ¿A qué se refiere? ¿Usted no es juez?

Zaffaroni: ¿Cómo se fabrica un juez en la Argentina? Es un pibe que un día se recibe, ingresa al Poder Judicial y absorbe valores y jerarquías raras. Hay escritorio de juez, hay escritorio de secretario. Está la bandera en el despacho del juez, no en el del secretario. Hay un cana que le hace la venia al juez y no al secretario. Es una formación de cadetes. Un día llega a ser subteniente: lo nombran secretario. Y tiene que vivir en determinado barrio, tener tal auto e ir a tal club de tenis.

Noticias: Suena como la competencia feroz.

Zaffaroni: En la sociedad hay roles maestros y roles secundarios. El albañil labura 8 horas y se va a su casa, al boliche, al quilombo, o donde quiera. El juez no puede. Corrés el riego de definir tu identidad conforme a tu rol y te hace vulnerable. Cualquier amenaza a tu estabilidad laboral afecta tu identidad. Te esterilizás y te cerrás otros caminos. Ahí huyo. El servicio a la patria tiene un límite.

Noticias: Con esa lógica, usted debería vivir en Barrio Parque.

Zaffaroni: ¿Podría tener los perros o los árboles que tengo? Y no me vengas con un country privado en Pilar, que después tengo una hora de viaje por día. Yo por comodidad viviría arriba del Obelisco.

Noticias: ¿Cómo ve el funcionamiento del nuevo Consejo de la Magistratura?

Zaffaroni: La Constitución de 1994 debería haber definido cómo se integra el Consejo. Pero hay una zona gris de superposición de funciones.

Noticias: ¿Dónde?

Zaffaroni: En el poder reglamentario, por ejemplo. ¿La Corte lo ha perdido o lo conserva? ¿Cuánto le corresponde al Congreso, cuánto al Consejo? Eso genera conflictos.

Noticias: Un reclamo a la Justicia es el de la falta de celeridad. Cristina Kirchner impulsa los juicios por jurados. ¿Qué le parecen?

Zaffaroni: Hay que hacer agilizar procedimientos. Pero el juicio por jurados no acelera la Justicia. Al contrario, la hace más lenta y burocrática. Yo no soy partidario del jurado tradicional.

Noticias: Eso pide Juan Carlos Blumberg.

Zaffaroni: El jurado lego, sin especialistas, me parece que contraviene la Convención Americana de Derechos Humanos porque impide la revisión y la doble instancia. Además, no se puede explicar Derecho en cinco minutos. Hay que tener cuidado con copiar falsos modelos, como el norteamericano. En los Estados Unidos, sólo el tres por ciento de los casos va a jurado. Lo otro es de películas.

Noticias: ¿A qué atribuye las numerosas renuncias de jueces?

Zaffaroni: Eso se va a solucionar a medida que se hagan los concursos, que son un trámite largo y algo pesado. El Ejecutivo tendría que preocuparse por darle más celeridad a la elevación de ternas. Pero no es que hubo algo raro, la gente se cansa y se va porque ganas más afuera o se jubila.

Noticias: Nunca tantos.

Zaffaroni: Tampoco tuvimos tantos jueces antes.

Noticias: ¿Ha recibido amenazas?

Zaffaroni: Sí. Cantidades. Nunca les hice caso. Si alguien quiere hacerme algo, no me lo diría.

Noticias: También le violaron la casilla de mails.

Zaffaroni: Eso me pasó varias veces. Pero nunca hice nada. A tal punto que salió a publicidad la tercera o la cuarta vez que me pasaba.

Noticias: ¿Quién piensa que lo hizo?

Zaffaroni: Tengo la impresión de que esto sale de algún grupo vinculado a la dictadura.

Noticias: ¿No le parece grave?

Zaffaroni: No me afecta. Internet es un medio vulnerable.

Noticias: Pero no es algo para relativizar.

Zaffaroni: Nos hemos acostumbrado. A que nos violen la correspondencia y a que nos vigilen.

Noticias: Suena a que fueran las leyes del juego.

Zaffaroni: Lo son. Si nadie me conociera, nadie se preocuparía por hacerlo. Se ve que soy alguien importante. Si te alarmás, te volvés paranoico.

Noticias: ¿Practica alguna religión?

Zaffaroni: No hago manifestaciones públicas sobre eso.

Noticias: Pero, ¿cree en Dios?

Zaffaroni: En líneas generales sí, soy teísta. Pero no me gusta hablar de religión. Es quizás el acto más personalísimo de todos. Una relación personal con lo absoluto. Es más individual que el sexo, que frecuentemente es entre dos. Esto es todavía más privado.

Noticias: En varias entrevistas noté que el tema de su sexualidad es recurrente. ¿Usted es gay?

Zaffaroni: No formulo manifestaciones sobre opciones personales.

Noticias: ¿Por qué?

Zaffaroni: Eso es de cada uno.

Noticias: Cuando lo eligieron en la Corte intentaban cuestionarlo por ser soltero...

Zaffaroni: En la Argentina eso no le interesa a nadie.

Noticias: ¿Le parece?

Zaffaroni: Salvo a los chismosos, claro.

Noticias: Van a seguir preguntando.

Zaffaroni: Y seguiré sin contestar.

Noticias: Jorge Telerman, dijo ser afrancesado...

Zaffaroni: Yo no soy afrancesado. Puedo ser mexicanizado o peruanizado. Pero afrancesado, no.

Noticias: ¿Cómo nos ven a los argentinos en el extranjero?

Zaffaroni: Para Latinoamérica somos los soberbios. Europa tiene un efecto espejo. Al margen de que Adolfo Pérez Esquivel se merecía el Premio Nobel, yo me pregunto si se lo hubieran dado si nosotros fuéramos negros. Creo que no. Fue decir “¿Cómo estos blanquitos pueden estar haciendo estas barbaridades?”.

Noticias: ¿Se puede llegar al matrimonio gay en la Argentina?

Zaffaroni: No sé si matrimonio. Pero el Estado tiene el deber de fomentar la estabilidad afectiva de sus ciudadanos, al margen de su elección sexual.

Noticias: Este año estuvo en Canadá, en la Conferencia sobre Derechos Gays. ¿Cómo llegó a integrar el Comité Científico?

Zaffaroni: Buscaron especialistas en derechos humanos con trayectoria judicial. Estoy en muchos comités.

Noticias: ¿Cree que generará un cambio?

Zaffaroni: En el futuro, va a tener impacto en la actitud de los organismos internacionales.

Noticias: ¿Qué le dejó haber participado?

Zaffaroni: Me siento bien cuando participo en algo útil sobre derechos humanos.
Noticias: ¿Cómo le cae la prohibición de fumar en lugares públicos, de la ciudad de Buenos Aires?

Zaffaroni: No fumar dos horas no es tan grave. Pero sí hay que tener cuidado con la tutela.

Noticias: ¿Cómo?

Zaffaroni: En la historia, tutelaron a indios, mujeres y negros con resultados terribles. Ahora veo que están los menús dietéticos... Mañana voy a tener que ir con un certificado médico al restaurante para ver si puedo comer ravioles con tuco, si soy hipertenso. Hay un límite. No vivimos para cuidarnos, nos cuidamos para vivir.

Noticias: ¿Se pueden despenalizar las drogas?

Zaffaroni: La penalización está impuesta por los tratados internacionales, nosotros no podemos hacerlo.

Noticias: ¿Probó marihuana?

Zaffaroni: Alguna vez, cuando tenía 30 años. Pero no puedo. Tengo presión normal pero con tendencia a la hipertensión. Corro el riesgo de tener una lipotimia. Me bajó la presión. Fue una experiencia terrible. Y algo que me baja la presión no puedo decir que me encanta, salvo que sea masoquista. Que no lo soy. (Ríe).

Noticias: Usted organiza asados con los otros miembros de la Corte.

Zaffaroni: De vez en cuando nos reunimos. Las nuestras son relaciones más o menos normales, somos gente que se habla y se saluda.

Noticias: ¿Con quién es más cercano en la Corte?

Zaffaroni: Con Carmen Argibay y con Ricardo Lorenzetti. Con Juan Carlos Maqueda estamos juntos en el mismo corredor. Pero con todos hay un respeto mutuo y hasta un vínculo de simpatía.

Noticias: Durante el período de transición se hacía difícil.

Zaffaroni: Sí, había un clima un poco tenso. Pero los que llegamos, tratamos de bajar los decibeles. El acercamiento con Maqueda fue en ese momento.

Noticias: ¿Qué piensa de que alguien como Julio Nazareno haya llegado a juez de la Corte?

Zaffaroni: No lo conozco, lo vi una vez en mi vida. Constitucionalmente, ministro de la Corte puede ser cualquiera. Mientras tenga 8 años de antigüedad de título y 30 de edad. Y sin antecedentes penales. Eso dice la Constitución. Y bueno... Más requisitos no hay.

Noticias: Da la sensación que la Corte impone temas de agenda.

Zaffaroni: No es nuestro propósito. Nuestro rol es el control de constitucionalidad. Y hay veces que la efectividad de los derechos depende de políticas, que debe elegir el Ejecutivo o el Legislativo. Pero tienen que hacer alguna. No pueden no hacer ninguna.

Noticias: ¿Cómo es el trato con el Gobierno?

Zaffaroni: A Néstor Kirchner no lo veo desde hace un año. No me gusta ir a actos. Y al margen del ministro de Justicia, no existe un interlocutor con la Corte. Es raro que no haya un operador. No digo que sea malo, pero en la historia siempre hubo.

Noticias: Usted promueve un sistema parlamentario. ¿Por qué?

Zaffaroni: Hay un fenómeno de atomización de fuerzas, como se ve en la ciudad de Buenos Aires. Desaparecen los partidos. A nivel federal hay un liderazgo fuerte. Pero si se desgastase, podría darse la misma situación caótica que puede terminar en crisis.

Noticias: ¿Ve posible una configuración de izquierda y derecha con el peronismo?

Zaffaroni: El peronismo y el radicalismo se han ido transformando. Tienen alas ideológicas dispares. El populismo tiene estas contradicciones.

Noticias: ¿Kirchner es populista?

Zaffaroni: Creo que sí. Pero no es un insulto. Hay quienes confunden populismo con populacherismo. El populismo privilegia los intereses de la mayoría. Ahora, si es de derecha, de izquierda, privatista o estatista, no sé.

Noticias: Muchos, para atacarlo, señalan que usted es garantista.

Zaffaroni: Si un juez no es garantista, no es juez. Es cierto que hay gente a la que no le gusta la Constitución, aunque no lo dice, porque sabe que no es correcto decirlo. Pero que me digan eso es un elogio. Me preocuparía si me dijesen represor.

© Escrito por Daniel Seifert y publicado por la Revista Noticias Nº 1562 del sábado 2 de Diciembre de 2006.

sábado, 30 de julio de 2011

Trata y tráfico de Personas en Argentina... De Alguna Manera...

Lapidario informe de la ONU sobre trata y tráfico de Personas en Argentina...

Un informe elaborado por la relatora especial de las Naciones Unidas sobre Tráfico y Trata de Personas, Joy Ezeilo, da cuenta que la trata con fines de explotación laboral y sexual creció en la Argentina. Eldocumento se dio a conocer el 24 de mayo pasado en 17ma sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONUdespués de que Ezeilo visitara la Argentinaen septiembre de 2010, invitada por el gobierno nacional, cuando mantuvo reuniones funcionarios de los tres poderes del Estado y ONGs que luchan contra estos delitos. Cabe señalar que durante la semana que Ezeilo estuvo en Buenos Aires, dos días visitó la sede de la Alameda para tener entrevistas con ex victimas de trata laboral y sexual y para familiarizarse con el centenar de causas judiciales que impulsa nuestra organización.

El objetivo de la visita de Ezeilo ala Argentinafue el de conocer la estructura legislativa e institucional, las políticas dela Argentinareferidas a la lucha contra la trata de personas y la incorporación de las leyes internacionales sobre derechos humanos.

El informe asegura que Argentina se ha convertido en un país de origen, tránsito y destino de víctimas de estos delitos dada la “porosidad” de las fronteras con Paraguay y Brasil, zona conocida como la Triple Frontera, “que es una región de tránsito común utilizada por los tratantes”.

Señala que como un país de destino, la mayoría de las mujeres y niños trasladados a la Argentina para explotación sexual “provienen de Brasil, República Dominicana, Paraguay y Perú”. En tanto, las víctimas de explotación laboral “son de Bolivia, Colombia, Dominicana, Perú y Paraguay”. Por otra parte, indica que como país de origen y tránsito, “mujeres y niñas destinas a la explotación sexual en otros países latinoamericanos y europeos, mayoritariamente Italia y España”.
Resalta que la mayoría de las víctimas de trata en la Argentina, incluidas aquellas que provienen desde Brasil y Paraguay, “provienen de situaciones de inestabilidad económica donde ni sus necesidades básicas, ni las de sus familias están satisfechas y sin medios reales de mejorar socialmente debido a sus bajos niveles de educación”.

En cuanto a las redes de trata que operan en la Argentina, la relatora de la ONU explicó que “varían desde organizaciones complejas que operan en todas las etapas del proceso de la trata (reclutamiento, secuestro, transporte y explotación de víctimas) hasta propietarios de burdeles, que reclutan o secuestran a sus víctimas directamente para explotarlas en sus establecimientos o para venderlas a otras personas”. Y agrega que la participación de funcionarios públicos corruptos y la policía “facilita el funcionamiento de estas redes”.

Trata laboral

También el documento hace referencia a la trata con fines de explotación laboral. Ezeilo recopiló información sobre la existencia de talleres textiles que funcionan en provincia y ciudad de Buenos Aires “donde los trabajadores migrantes son explotados”. “Los talleres ofrecen sus servicios a las grandes marcas comerciales, tanto nacionales como internacionales. Los trabajadores son obligados a trabajar y vivir en las instalaciones, donde les retienen sus documentos y su libertad de movimiento es totalmente controlado”, describe. Y cita el trabajo de la Alameda que “ha identificado unos 600 talleres clandestinos en el país que trabajan para más de 103 marcas” y que también “denunciaron casos ocurridos en la industria avícola y en las distintas labores agrícolas en las diferentes economías regionales”.

Frente a esto, asegura que “las respuestas del sistema judicial no han sido apropiadas” y cita el caso judicial sobre el taller de la calle Luis Viale al 1200 donde murieron seis victimas y los responsables quedaron impunes.

Por la empresa avícola Nuestra Huella, donde pese a la cantidad de pruebas sobre el trabajo esclavo e infantil, es poco y nada lo que se ha avanzado dado que “se dice que la empresa opera con impunidad ya que su propietario está relacionado con las autoridades locales”.

“Los casos examinados por las ONG revelan que muchas víctimas son atraídas desde el extranjero, principalmente Bolivia, mediante falsas ofertas de empleo que a veces se encuentran escritas en la lengua materna de los reclutados. Los tratantes operan con la ayuda de las empresas de transporte que, a veces, tienen acuerdos con los guardias de fronteras para permitir que los migrantes ingresen al país sin los documentos apropiados. Una vez que los trabajadores arriban, sus documentos son retenidos, son endeudados, sometidos a duras condiciones de trabajo y encerrados en los talleres”, describe el informe.

Asistencia a las víctimas

La relatora de la ONU señaló el fracaso de las autoridades en satisfacer las necesidades especiales de las víctimas de trata a lo largo de los procedimientos judiciales.

Criticó las débiles penas previstas por la ley correspondiente en el Código Penal para los tratantes que pueden ser condenados de 3 a 6 años en los casos de trata de adultos, y de 4 a 10 años en los casos de que las víctimas sean niños. Indica que “una de las limitaciones encontradas fue la falta de datos fiables sobre las victimas identificadas y asistidas”. También sostiene que “faltan albergues suficientes y adecuados” para las victimas y que los que provee el Ministerio de Desarrollo Social “no tienen las características necesarias para lidiar con victimas de trata”

Otra de las fallas identificadas por la relatora es la falta de investigaciones sobre los recursos financieros que deberían ser recuperados cuando se está tratando un caso de trata. “Esto es una carencia en las investigaciones relativas al crimen organizado en general, no sólo respecto a la trata. Investigando los recursos financieros del crimen y al mismo tiempo el crimen en sí mismo, la indemnización de las víctimas podría ser más sencilla y realizando dentro del mismo proceso penal”.

Trata sexual

La relatora advierte que a pesar de la legislación local y de los convenios a los que Argentina adhirió “se ha vuelto claro que las normas nacionales referidas a la prohibición de prostíbulos no está siendo acatada”.

La relatora de la ONUsostiene que “las organizaciones que proporcionan asistencia directa a las victimas y sus familias, enfrentan importantes dificultades financieras y la amenaza de represalias de los tratantes. Reportes de teléfonos que han sido pinchados o intervenidos, ordenadores hacheados y amenazas por escrito son comunes. A eso se le suma la persecución y las críticas provenientes de determinadas autoridades del gobierno, quienes desacreditan su trabajo y algunas veces los presentan como problemáticos y “traidores”.

Concluye señalando que “la protección y la seguridad de las personas involucradas en la lucha contra la trata de personas y que prestan asistencia y apoyo a las victimas no está garantizada”

La relatora recomienda reformar la ley de trata “eliminando la cuestión del consentimiento” y aplicando “sanciones más estrictas”.Que se destinen recursos suficientes para combatir estos flagelos y que se proporcione “la reinserción integral, rehabilitación y asistencia a las victimas”. Sugiere la creación “de un organismo central federal para mejorar la coordinación.

En relación al trabajo esclavo plantea que se debe “Demostrar un serio compromiso y voluntad política en el marco del esfuerzo de prevención para regular a las empresas, como en la industria textil, la agricultura (incluyendo la pesca) y la construcción, así como el entretenimiento y la industria del sexo: inspecciones adecuadas deben llevarse a cabo para garantizar que estas empresas no están involucradas en la trata o en el empleo de personas objeto de trata”

El informe concluye reclamando “una política de tolerancia cero con respecto a la corrupción para asegurar que cualquier agente del Estado involucrado en el delito de trata de personas sea debidamente procesado y severamente castigado”.

Contactos:

Gustavo Vera: (011) 15 6158-4835

Mario Ganora: (011) 15 5883-0233

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Los Secretos... Ojos de gata... De Alguna Manera...

Los Secretos... Ojos de gata...



Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto.

Cántame una canción al oído
te sirvo y no pagas
sólo canto si tú me demuestras
que es verde la luz de tus ojos de gata.

Loco porque me diera
la llave de su dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.

Con el "Quiero beber"
el alcohol me acunó entre sus mantas
y soñé con sus ojos de gata
pero no recordé que de mí algo esperaba.

Desperté con resaca y busqué
pero allí ya no estaba
me dijeron que se mosqueó
porque me emborraché y la usé como almohada.

Comentó por ahí
que yo era un chaval ordinario
pero cómo explicar
que me vuelvo vulgar
al bajarme de cada escenario.

Pero cómo explicar
que me vuelvo vulgar
al bajarme de cada escenario.


Letra y Música: Enrique Urquijo y Joaquín Sabina

La insoportable levedad del Sel... De Alguna Manera

La insoportable levedad del Sel...

Antonio Bonfatti gobernará Santa Fe por cuatro años. Sin embargo, la votación fue la más particular desde el regreso de la democracia y consolidó como segunda fuerza al sorprendente Miguel del Sel, apadrinado por Mauricio Macri. Agustín Rossi, el hombre que más defendió los intereses del modelo cuando más difícil era defenderlos, cargó en los hombros con la peor elección del peronismo desde el ‘83.

En el hotel más careta de la capital de Santa Fe, Miguel del Sel ensaya unos pases de baile PRO y, a la izquierda de su pantalla, porque todo lo PRO es televisado, Mauricio Macri ensaya una mueca de felicidad que esta vez parece no ser impostada, porque casi todo lo PRO es impostado. Debajo del escenario, un grupo de yuppies resucitados y señoras concurrentes asiduas al cirujano plástico cantan un jingle salseado, felices también, pero sin perder la compostura, porque eso no es PRO.

Está cerca la medianoche del domingo y todos los flashes, aun cuando Antonio Bonfatti ya fue electo gobernador, son acaparados por la troupe macrista, que acaba de darle el susto más grande en cuatro años al gobierno socialista y de contribuir a infligirle nada menos que al peronismo la derrota más importante desde el regreso de la democracia. La Tota está cerrando su show, ahora disfrazada de Miguel del Sel. Dice que seguirá en la política, pero ganándose la vida con el trabajo y nada de vivir de la política, como hacen esos políticos que no son como él, que no es político.

157 kilómetros al sur, en el predio “El Patio de la Madera” de Rosario, Hermes Binner ya habla como candidato a presidente. Aunque jamás le saldrá, trata de aparecer como encendido. Le dice a Cristina que él es un hombre grandecito y que los santafesinos también lo somos. Además, algunas otras cosas que no le dijo el martes anterior, cuando la presidenta llegó a Puerto San Martín con datos contundentes de lo que la provincia de Santa Fe pudo crecer y no creció.

Ya habló Antonio Bonfatti como gobernador electo. Ya lo hizo también Jorge Henn, el dirigente radical que se eyectó de una banca como concejal de la capital provincial a la vicegobernación. Los jóvenes socialistas saltan y gritan. Dicen que acompañarán a Hermes Binner a la liberación definitiva de la patria y, por supuesto, a Bonfatti a continuar con el cambio que empezó en la provincia hace cuatro años. Algunos maliciosos sospechan que los jóvenes han bebido. Pero no, realmente piensan así y lo expresan a viva voz porque tienen la energía de la juventud. Algunos hasta se arremangan el saco de tan impetuosos y otros dejan ver su sudor en las camisas blancas.

No tan lejos de allí, casi no quedan militantes en el lugar donde hace tres horas Agustín Rossi reconoció su contundente derrota, sin responsabilizar más que a sí mismo y asumiendo que ahora, como militante, estará en el lugar al que el proyecto nacional lo convoque. La pibada del Evita y otras agrupaciones tienen los rostros por el suelo y en el sitio que ahora luce vacío, se nota menos la ausencia de funcionarios nacionales, que no estuvieron presentes en ningún momento junto al hombre que más defendió los intereses del modelo cuando más difícil era defenderlos.

Los números ya dieron su veredicto y la boleta única dio su segundo paso en el tercer distrito electoral más importante del país. El 74,89% de los santafesinos fue a votar y determinó que, con 674.239 votos (el 38,74%) Antonio Bonfatti , cuadro histórico del Partido Socialista Popular, oriundo de Las Parejas y segundo habitante más famoso de ese pago después de Jorge Valdano, será el sucesor de Hermes Binner. En tanto Miguel Torres, o sea Miguel del Sel, del PRO, con 612.208 votos (35,17) y Agustín Rossi, del Frente Santa Fe para Todos con 387.162 (22,24%) fueron sus escoltas.

En las cámaras de Senadores y de Diputados, sin embargo, la suerte no fue la misma para el partido de la rosa. Por primera vez en la historia –como consecuencia del nuevo sistema electoral- el oficialismo no tendrá mayoría en la cámara baja. La estupenda elección de María Eugenia Bielsa en diputados y la consolidación de caudillismos territoriales en los departamentos, obligarán al socialismo a lo que Bonfatti ya se anticipó: “la búsqueda permanente del consenso”. O a gobernar a decretazo puro, dicen los más desconfiados de los prolijos métodos del partido gobernante.

Con resultados en mano, está bien claro que Agustín Rossi fue el gran perdedor de la elección. Defensores del kirchnerismo han pretendido –algunos desde la Rosada, incluso- minimizar la derrota con algunos datos acaso objetables. Que Rossi sumó 13 puntos más que hace dos años, cuando lo atendían a huevazos en el interior. Que el socialismo fue castigado en las urnas porque obtuvo 150 mil votos menos que hace cuatro años. Que el piso de kirchneristas puros se ha consolidado.

La cuestión es que en el fondo, la tan mentada foto de unidad que se sacaron los principales referentes del Partido Justicialista un día después que el Chivo ganara la interna fue foto y no película. En la acción concreta, cada uno jugó su propio partido. Y encima lo perdió. Spinozzi, un reutemanista que presidió el Senado y se manejó a antojo en su departamento, ahora mordió el polvo de la derrota. Lo mismo le pasó a Betique, un senador que estuvo desde el inicio de la democracia.

Ni a Perotti, primer candidato a diputado nacional, le fue bien en su pago. También perdió Caballero en Rosario, en su ilusión de ser intendente, y lo propio le pasó a Wagner, el hombre de la UPCN que pretendió despojar al radicalismo de la intendencia de la capital provincial. O sea, detrás de la derrota que Agustín Rossi asumió como propia, hay una derrota colectiva importante que hará sonar las paredes del PJ, cuando los de la foto vuelvan a juntarse para sacar conclusiones.

Los motivos pueden ser diversos, bienpensados y no tanto. Hay un dato real y es que Rossi no pudo torcer la imagen negativa de un 50% que lo persiguió durante su campaña. Y es probable que su estrategia de campaña no haya sido la mejor. Pero hay evidencias claras de que células vivas del aparato reutemanista jugaron sus cartas en favor de Miguel del Sel, tal como pudieron haberlo hecho sectores vinculados a Jorge Obeid. Algunos que no ahorran términos duros dirán que a Rossi lo traicionaron. Otros, que los conocen desde hace mucho, dirán que obraron como siempre.

En la coyuntura, Miguel del Sel se montó de esa estructura, sumó el viento de cola de la victoria reciente de Macri, a un puñado de radicales enojados con Binner porque no se subió al tren de Alfonsín-De Narváez y un voto de sectores postergados que no han encontrado respuesta en el gobierno actual, ni en los anteriores. De esos que Pino calificaría de segunda. Así pudo consolidarse como una segunda fuerza impensada y que, a los que creen en la política les da escozor, o les hace sentir lo mismo que a Fito Páez.

Además, está claro que el voto a Del Sel no expresó solo un descontento con Rossi, como pretendió el gobernador electo, sino que también marca un toque de atención hacia adentro del Frente gobernante, que sumó 10 puntos menos en las urnas con respecto a la elección anterior. En síntesis, el timbre que Del Sel se dedicó a tocar casa por casa en los últimos días de campaña, también sonó en la sede del partido gobernante.

En el horizonte, hay algunos interrogantes. Saber cómo se desenvolverá el oficialismo con las dos cámaras en contra. Comprobar cuál será el destino de Rossi en el porvenir, sabedores de que el peronismo suele esperar a los derrotados con la peor de las suertes. Verificar quién puede capitalizar el voto de Del Sel cuando vengan las elecciones nacionales. Y, sobre todo, entender cómo sobrevivirá el Frente Progresista en una provincia donde lleva tres candidatos a presidente: Carrió, Alfonsín y Binner, escritos en estricto orden de amor por la institucionalidad.

Ya es de madrugada y Santa Fe eligió gobernador por octava vez desde que volvió la democracia. En el hotel careta Del Sel ha bajado la persiana de su show pero promete seguir de gira, no solo con Midachi, sino como entenado de “apolíticos” como Macri o Duhalde. En el Patio de la Madera, los jóvenes socialistas también deciden que es tiempo de dormir porque este lunes los espera con cuatro años por delante para consolidar un cambio que sería bueno que empiece de una vez. En el búnker de Rossi ya se habían ido temprano. El tiempo probará dónde.

© Escrito por Claudio Cherep y publicado por http://revista-zoom.com.ar el jueves 28 de Julio de 2011.

Macri y Filmus, ¿Las dos caras de la misma moneda?... Uno miente, el otro engaña… De Alguna Manera

Macri y Filmus, ¿Las dos caras de la misma moneda?... Uno miente, el otro engaña…

Mañana domingo se dará el segundo round de la pelea que mantendrá en vilo a la ciudadanía de la Capital Federal y que arrojará como resultado quién será el próximo jefe de Gobierno de ese distrito. Los principales contendientes son Mauricio Macri y Daniel Filmus, quienes tienen más en común que lo que muchos creen.

Ambos, por caso, tienen vínculos —de una u otra manera— con el menemismo y los dos han planteado las mismas reformas a la política educativa.

Inclusive ambos tienen polémicos pasados que les gustaría sepultar y no pueden. A continuación, una radiografía de uno y otro.

Daniel Filmus, un hombre frente a sus contradicciones

Daniel Fernando Filmus nació el 3 de junio de 1955 y ostenta una reconocida trayectoria como sociólogo y educador. También podría decirse que a nivel político no le ha ido nada mal, con una carrera que arranca desde antes de los denostados años 90.

Pocos saben que, en los años en los que Carlos Menem era presidente de la Nación, Filmus fue secretario de Educación de Carlos Grosso, entre 1990 y 1992. No hace falta recordar que se trata del mismo que terminó procesado por corrupción a raíz del tristemente célebre escándalo de la “escuela-shopping”, una trama que permitió transformar un edificio escolar histórico en un reducto compartido con locales comerciales en el barrio capitalino de Once.

Hay que mencionar que, a pesar del bochorno que se generó en torno a ese negociado, Filmus se mantuvo en su cargo. Lo interesante del caso es que, quien denunció esa trama en el año 1991 fue el joven —en esos días lo era— concejal Aníbal Ibarra, su hoy socio político.

Filmus fue también asesor del Ministerio de Educación a cargo de Susana Decibe durante los mismos aciagos días menemistas, y fue partícipe inequívoco de la lesiva Ley Federal de Educación que incorporó el Polimodal y el EGB, como sistemas educativos alternativos al hasta entonces tradicional secundario, con su oportuna secuela de asfixia presupuestaria y la precarización docente.

A ese respecto, Decibe aseguró oportunamente: “El ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, afirma en un reportaje reciente que la reforma de los 90 acentuó la cantidad y no la calidad, a pesar de que él mismo fue parte de nuestro equipo de gestión y compartía la visión y la política”. (Clarín, 12/01/06)

Y hablando de archivos, no debe olvidarse de los días en los que arreciaban las protestas y denuncias de niños mal alimentados. En esas horas, Filmus acuñó una de sus frases más conocidas: “A la escuela se viene a aprender, no a comer” (La Nación, 2/07/02).

Filmus fue reciclado luego por Néstor Kirchner, quien lo ungió como ministro de Educación, desde donde empezó a atacar la “política educativa de los ‘90”. Es decir, la misma que él mismo ayudó a instalar.

Una vez kirchnerista, Filmus volvió a su propuesta de “canje de deuda por educación”, o sea, privatizar. A renglón seguido, promovió una Ley de Educación Técnica para la “participación de las organizaciones empresariales en el proceso formativo”.

Como broche de oro, Filmus redactó, junto al cuestionado Hugo Yasky, la nueva Ley Nacional de Educación que consagra la descentralización educativa menemista, la precarización laboral docente, la injerencia del clero y los subsidios a la educación privada.

La posición de Filmus respecto de la educación. “En la Argentina —dice—, tenemos un sistema de educación privada con subvenciones proporcionales a la cuota, y es una modalidad muy equitativa de transferencia de recursos públicos a la capacidad de los padres para elegir la escuela de sus hijos” (Página/12, 3/1/01).

Toda una paradoja si se tiene en cuenta que Mauricio Macri fue denostado por el kirchnerismo por proponer la misma matriz.

Mauricio Macri, los fantasmas de un personaje público

Mauricio Macri nació en Tandil el 8 de febrero de 1959. Aunque es ingeniero civil y supo desempeñarse como relevante empresario, en realidad se hizo célebre vistiendo la camiseta de dirigente deportivo y caminando la arena política.

En 1993, cuando se denunció que la firma Sevel evadía impuestos, Macri era su presidente. Si bien puede decirse que él no tuvo responsabilidad directa, no puede dejar de señalarse su indirecto vínculo con ese escándalo.

Junto a su padre Franco, Mauricio aprovechó cada vaivén político y económico de los últimos 20 años para expandir sus negocios. Juntos han conseguido condonaciones de deuda privada, contratos leoninos y la posibilidad de ingresar a negocios multimillonarios.

La historia del grupo Macri ha sido desmenuzada de manera brillante por dos especialistas: por un lado, Claudio Lozano, economista, titular del Centro de Estudios de la CTA; por el otro Jorge Argüello, un técnico que no tiene ninguna relación con el homónimo ex titular del Concejo Deliberante. Veamos:

La Patria Financiera. La nacionalización de la deuda de los privados a través de los sistemas de seguros de cambio implementados durante la dictadura militar fue uno los primeros beneficios de las empresas vinculadas con Macri.

Según el informe de Argüello, "la deuda de Fiat, de 170 millones de pesos, terminó transformándose en bonos del Estado, lo que le permitió a Macri pagar su deuda a un valor que en términos reales equivalió a menos de un 10 por ciento del original".

Lozano sostiene que "importantes empresas controladas y/o vinculadas al Grupo (Sideco Americana, Pluspetrol, Socma, Dragados y Obras Portuarias, R.S.Z. y A. Producciones, Iecsa y Manliba) acumulaban un endeudamiento con el exterior cercano a los 180 millones de dólares, que fue transferido a la sociedad a través de los seguros de cambio".

La Patria Protegida. El crecimiento de Sevel, la automotriz de los Macri, está directamente asociado a los mecanismos de protección. "Si bien favoreció a las terminales, destruyó la integración del sector afectando a los autopartistas y promovió un fuerte déficit en intercambio comercial con el exterior que indujo mayores niveles de endeudamiento", sostiene el informe de Lozano.

A esto hay que agregar el procesamiento por contrabando dispuesto en 1993 contra Mauricio Macri, en ese entonces presidente de Sevel. Según la DGI, la empresa evadió unos 55 millones de pesos: la denuncia acusa a Sevel de enviar autopartes a Uruguay bajo el régimen de exportaciones definitivas, con las cuales habrían armado coches que después habrían sido importados a la Argentina, cobrando los reintegros correspondientes.

Sin embargo, en aquel entonces la Corte Suprema ordenó el sobreseimiento de Mauricio Macri y del resto de los directivos de la empresa.

La Patria Privatista. Con la llegada del menemismo al poder, el Grupo Macri amplió sus negocios a través de algunas de las privatizaciones más escandalosas. En 1990, Servicios Viales S.A. se adjudicó la concesión de los peajes de 1.080,51 kilómetros de rutas nacionales.

Argüello cita un informe de la Auditoría General de la Nación del 28 de diciembre de 2001 sobre la empresa. "La evolución de las tarifas de peaje durante los 10 años de convertibilidad demuestra que la administración otorgó un aumento del 31,01 por ciento promedio", sostiene el informe.

"El Grupo contó con personas allegadas a sus intereses en la Secretaría de Obras Públicas en los momentos estratégicos del desarrollo de estos contratos, tanto al redactarse los pliegos como al acercarse el fin de la concesión", sostiene el informe de Lozano.

La Patria Licuadora. La pesificación de las deudas de las grandes empresas privadas, la mayoría de las cuales ya habían trasladado sus activos financieros al exterior, fue una de las primeras medidas de Eduardo Duhalde. El estudio de Lozano señala que algunas empresas del Grupo Macri (Correo Argentino, Sideco y Socma) resultaron favorecidas por el proceso.

"La transferencia de ingresos desde el conjunto de la sociedad argentina hacia estas tres compañías que integran el grupo fue del orden de los 200 millones de dólares", señala el informe.

Mauricio, ¿El ingenuo?

Los informes publicados son reveladores y muestran cómo el conglomerado de empresas de los Macri se fue amoldando con astucia a cada etapa política y económica de la Argentina.

Hay que destacar que, aunque el jefe económico del grupo siempre fue Franco, Mauricio ocupó cargos de relevancia en todas las diferentes firmas y fue ganando un lugar cada vez más protagónico en ellas.

¿Tiene responsabilidad y participación en todo lo aquí descripto? El lector sabrá sacar sus propias conclusiones.

Concluyendo

Alguien dijo alguna vez que “nadie resiste el archivo”, una frase brillante y que hoy cobra inusitada relevancia. En el caso de Macri y Filmus esas palabras parecen hacerse carne.

Uno se la da de progresista y ostenta un historial de desaguisados junto al menemismo y al impresentable Carlos Grosso; el otro, habla de transparencia y comandó un grupo que se enriqueció de la teta del Estado durante años y años.

Como sostiene el título de esta nota, son dos caras de la misma moneda.

© Escrito por Christian Sanz y ublicado por http://www.periodicotribuna.com.ar el sábado 30 de Julio de 2011.

Perro Santillán... De Aguna Manera...

"Sólo se puede tener vivienda si se está con Tupac Amarú"...

El ex líder de la CCC responsabiliza al gobierno provincial por los desmanes y pide que “sean juzgados, que vayan presos”.

Carlos “el Perro” Santillán, líder de la organización social Tupaj Katari, con sede en Jujuy, exigió ayer que “los responsables políticos no se tienen que ir a la casa, tienen que ser juzgados y si se los encuentra responsables, tienen que ir presos”. El legendario ex líder de la CCC dialogó con PERFIL vía telefónica, desde San Salvador de Jujuy, donde ayer permanecía reunido con varias organizaciones de la provincia para revisar los pasos a seguir luego del violento desalojo del jueves en el pueblo Libertador General San Martín.

—¿Por qué se produjo la ocupación de tierras?

—Los asentamientos se producen porque hay necesidad de tierras y de viviendas. No tienen dónde vivir y si no estás en una organización enrolada con el Gobierno no hay posibilidad de recibir una vivienda. La Corriente Clasista y Combativa (CCC) se animó a tomar las tierras de Blaquier, que es el señor de los señores feudales, de la provincia y del país, el mismo que aparece al lado de la Presidenta en viajes oficiales.

—Luego de los heridos y muertos, ¿cuál es su reclamo?

—Queremos que continúen las medidas de fuerza –en la provincia se están realizando manifestaciones y cortes de rutas– hasta que aparezcan los responsables políticos del desalojo y las muertes. El ministro de Gobierno no se puede ir a la casa. El gobernador, del que ni siquiera recuerdo el nombre porque su gestión ha sido intranscendente, sale ahora a deslindar responsabilidades. Si siendo gobernador no sabía que iban a desalojar a la fuerza las tierras, se tiene que ir. La responsabilidad política recae sobre todo en el gobernador, pero también sobre el Gobierno nacional, que no tuvo en cuenta la necesidad de la gente de tierras y viviendas; y en los Blaquier, porque en Jujuy nada ni nadie se mueve sin la autorización de los Blaquier.

—¿Cuánto hace que existe este conflicto?

—Estamos con el problema de las tierras y las viviendas desde hace unos seis años. Sólo se puede tener una vivienda si estás en la Tupac Amaru –la organización de Milagro Sala, aliada del kirchnerismo–, siempre hay promesas de los gobiernos provincial y nacional, peor nunca respuestas.

—Horas antes del desalojo se había llegado a un pre-acuerdo con los ocupantes, pero estos fueron sorprendidos por la policía. ¿Cree que hubo desinteligencia política?

—No, no es desinteligencia. Acá hubo un llamado telefónico de los Blaquier, que no iban a permitir que se llagara a un acuerdo con las tierras y eso diera un “mal ejemplo”. Este gobierno, y el antecesor, el del ex gobernador Eduardo Fellner –presidente de la Cámara de Diputados de la Nación– siempre tuvieron la política de reprimir. El miércoles habían acordado con el intendente que a las 9 de la mañana del jueves se reunían para seguir negociando a orillas del asentamiento, donde está el alambrado. Pero la policía los sorprendió tres horas antes.

—¿Cree que se podrían haber evitado las muertes y la violencia?

—Claro que sí, se podría haber evitado. Esto se solucionaba negociando.

© Escrito por Emilia Delfino y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 30 de Julio de 2011.