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domingo, 23 de diciembre de 2012

Como entender la crisis actual... De Alguna Manera...

Impunidad y pobreza…

ICONOGRAFÍA DEL EXPOLIO. Dibujo: Pablo Temes.

La mezcla da un cóctel explosivo, con el Gobierno como gran responsable. Los desatinos. Longobardi, otro caso de censura.

Fue como una pesadilla. Las imágenes de los saqueos que se extendieron a varios puntos del país nos trajeron los peores recuerdos de aquellos dramáticos momentos que la Argentina padeció a fines de 2001. Nadie sabe a ciencia cierta quiénes estuvieron detrás de estas acciones que, en muchos casos, demostraron responder a algo organizado. Lo cierto es que en Bariloche, por ejemplo, el intendente advirtió al gobernador de Río Negro que algo de esto podía pasar si no apuraban el envío de bolsones con comida para atender a los sectores más postergados de ese lugar. El reclamo no fue atendido y allí estuvo la excusa para generar hechos que siempre deben ser condenados, pero a los que hay que analizar en superficie y en profundidad. No todos robaban comida. Muchos se llevaron electrodomésticos. Lo hicieron con total desparpajo y hasta con cierta tranquilidad, a la vista de todos. En Villa Gobernador Gálvez los que saqueaban y los empleados y propietarios de los comercios que eran saqueados se conocían. Robar para comer puede responder a una circunstancia de necesidad extrema. Robar electrodomésticos es, lisa y llanamente, un delito. Surgen dos realidades que dieron marco a estos hechos: una es la pobreza; la otra, la falta de respeto a la ley.

La pobreza y la exclusión siguen siendo parte de un paisaje social que está muy lejos del ámbito bucólico que el Gobierno pretende dibujar de la Argentina. Por eso las palabras del jefe de Gabinete, Juan Abal Medina –cuando el viernes dijo que “quieren frenar el gran momento que vive la Argentina”– exhiben la desconexión que existe entre el “relato” del Gobierno y la realidad.

El crecimiento de las villas de emergencia es un dato incontrovertible que es visible a la mirada del ciudadano de a pie. En Bariloche, por tomar el suceso originario de estas revueltas, es el caso del asentamiento de el Alto. Viven allí 30 mil almas sobre un total de 130 mil que habitan la ciudad. Es decir que casi el 25% de la población se nuclea en ese caserío que se ha transformado en tierra de nadie. La ausencia del Estado allí es estrepitosa y ha convertido el lugar en guarida de delincuentes que complican la vida de la mayoría de gente honesta que reside allí. Lo peor es que, lejos de disminuir, el Alto crece en forma imparable. Es lo que pasa en otros asentamientos en el resto del país. En Capital, el ejemplo más relevante es el de la Villa 31. No es el único; los otros, menos visibles, como la Villa 1-11-14, la Rodrigo Bueno y Ciudad Oculta, son lugares en los que la ecuación se repite. En Rosario están los asentamientos del Gran Rosario, en continua expansión.

En esos ámbitos, el reinado de los planes asistenciales del Gobierno es absoluto. Y éste será uno de los “grandes legados” que dejará el kirchnerismo para el futuro. Es una de las contradicciones más flagrantes que exhibe el oficialismo que, tras una década de permanencia en el poder con un fenomenal crecimiento económico, no ha logrado erradicar estos nichos crecientes de pobreza.

Esto constituye un ejemplo claro de populismo y no de progresismo. Y sobre esto debería anoticiarse también la oposición, si algún día quiere llegar a gobernar el país con logros mejores. En el populismo, los pobres tienen más cosas y reciben asistencia permanente por parte del Estado, pero ninguna de ellas les permite superar su condición de pobres. En el progresismo, en cambio, es la movilidad social ascendente la que impera, esencial para hacer realidad el objetivo de que las personas sean dueñas de su destino.

Los hechos de estas horas le muestran al Gobierno que su insistencia en dibujar los índices de inflación y de pobreza que padece el país constituye una porfía sin destino, ya que un día todo ese castillo de arena es demolido por la realidad. En la Babel de Olivos no hay idea del deterioro que la inflación está causando en el bolsillo de los que menos tienen.

Lo que también hubo fue una desatención de informes de inteligencia y de autoridades municipales que alertaron sobre la factibilidad de estos hechos. ¿En el Ejecutivo esto se ignoró o directamente no interesó?

Los que se llevaron electrodomésticos a la vista de todos actuaron como si estuvieran haciendo la apología de la impunidad. Alguien los empujó a actuar así. Mucha de la gente que vive condenada a la pobreza eterna ve cómo, en esos lugares de miseria, se comercia políticamente con sus necesidades. Ve cómo el puntero político y su entorno lucran con la carencia del otro. Esa corruptela devastadora se palpa por doquier. Y, por supuesto, está la corrupción impune del Gobierno que también ahí se ve. Dado que las fuerzas policiales no saben bien qué hacer ni cómo actuar, todo se hace más fácil para los agitadores del caos y el desorden.

Cristina Fernández de Kirchner, que se quejaba en su último Aló Presidenta de la desprotección que padecen los efectivos policiales, debería reflexionar sobre cuánta es su responsabilidad para haber llegado a esto. En la Argentina pendular vamos de las policías brutales a las policías ineficaces.

En este marco, Cristóbal López, una de las luminarias del empresariado K, echó a Marcelo Longobardi de Radio 10 y de C5N. Marcelo, líder de la primera mañana radial, tenía un contrato vigente hasta el año 2016. En un verdadero “sincericidio”, el señor López hizo saber que la decisión de echarlo tenía que ver con “visiones diferentes” (sic) de la realidad. La brutal medida tiene dos objetivos: sacarse de encima la voz de un periodista que molesta al Gobierno y dejarlo sin aire para 2013, un año electoral. 

Es la réplica exacta de lo que me sucedió a mí en 2009 cuando Electroingeniería le compró Radio del Plata a Marcelo Tinelli. Lo ocurrido con Longobardi deja al descubierto dos situaciones: una, la intolerancia del Gobierno hacia los periodistas que ejercen su profesión con una visión crítica de la realidad; la otra, el propósito final de la Ley de Medios que no es otro que la destrucción del Grupo Clarín y la conformación de un multimedios K en el cual sólo haya lugar para las voces afines al oficialismo. Así pues, el caso de Longobardi, a quien hago llegar mi absoluta solidaridad, es un paso más en pos del “vamos por todos y por todo”, operativo que Fernández de Kirchner puso en marcha en el mismo momento que reasumió el poder, el 10 de diciembre de 2011.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 23 de Diciembre de 2012.


 

domingo, 18 de marzo de 2012

Alberto Fernández... De Alguna Manera...

Censuras, mentiras e hipocresías mediáticas…

Todos "buenos muchachos"...

La censura a Alberto Fernández, primero criticada por este y luego desmentida por él mismo… Eso sí, apenas pasaron cuarenta minutos de una afirmación a otra…

Primero, los hechos.

Pasadas las 11 de la noche del martes, intempestivamente fue levantado del aire el programa que conduce Marcelo Longobardi por el canal C5N, mientras era entrevistado el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández. Otro invitado al programa que esperaba en ese mismo estudio su turno (que nunca llegó), el ex conductor de CNN Alberto Padilla, twitteó de inmediato que había sido “testigo presencial de la represión a la prensa en Argentina. Sacaron del aire a Longobardi por orden de la Presidenta Kirchner”. El tape del programa, que habitualmente es repetido en dos ocasiones durante la madrugada de los miércoles, nunca más fue visto en pantalla.

Pese a los evidentes esfuerzos (y deseos) de Alberto Fernández en mostrarse como víctima, lo que habría desatado la ira oficial, con los consecuentes llamados a Hadad, fue el amplio espacio que Longobardi le había dedicado minutos antes al periodista, escritor y ex funcionario menemista Jorge Asís, que desde su blog adelantó el año pasado las desprolijas maniobras (por llamarlas de algún modo contemplativo) de Amado Boudou en el caso Ciccone. Asís habló esa noche largo y tendido sobre ese escándalo en un canal con mucho acceso, en ambas direcciones, al Gobierno.

Un sinfín de curiosidades.

Luego de pasar al ostracismo, tras ser la tercera pata del matrimonio Kirchner, Alberto Fernández viene intentando casi con desesperación volver al ruedo. Cómo iba a dejar pasar la oportunidad que le ofreció el papelón de C5N. Así fue que su voz apareció grave y preocupada el miércoles a la mañana en el programa de Nelson Castro por Radio Mitre, del Grupo Clarín. Allí sostuvo –entre otras cosas– que se trató de “un hecho lamentable, de una mediocridad absoluta”, “no quiero lucrar con un hecho tan patético”, “Longobardi me dijo: ‘Nos levantaron el programa’. Lo que yo escuché es que era producto de las presiones que estaban recibiendo del Gobierno”. Y cerró con un magistral “nunca pensé que podía pasar algo así en Argentina”.

Como por arte de magia y apenas 40 minutos después, el “censurado” Fernández bromeaba en el aire de Radio 10 –la emisora de Hadad– con Longobardi, Oscar González Oro y el propio Hadad. Jocosamente, el ex jefe de Gabinete pedía que no lo cortaran en ese momento y aceptó gustosamente y sin chistar la explicación del mandamás mediático, que pidió disculpas por el corte abrupto de la emisión televisiva con el argumento de que se había excedido en el horario. Hadad también sobreactuó: “El día que Alberto Fernández esté censurado (en alguno de sus medios, se entendía), ese día preferiría no trabajar más en esta profesión”.

Más allá del análisis descontextualizado que se podría hacer de esa última frase (algo así como que a Fernández jamás lo censuraría, pero a todos los demás…), no dejamos ceder a la tentación y vamos por la inversa: la contextualizamos. Gracias, entre otros, a Alberto Fernández, Hadad consiguió hacer pie en la TV durante el kirchnerismo. Tras un poco afortunado desembarco en Canal 9, obtuvo de los K la renovación automática de la licencia (al igual que todos los grupos empresarios que se quedaron con los canales abiertos durante las privatizaciones menemistas, incluido el devenido enemigo Grupo Clarín), lo que le permitió luego venderla. En 2007, Hadad también logró el apoyo oficial para parir C5N (rebautizado por entonces en los pasillos periodísticos como “Cristina5Néstor”).

Cómo va a censurar a Fernández.

La clase magistral que debería encarar Hadad es que explique su método para lograr que C5N sea el canal de cable que más pauta publicitaria recibe del Gobierno nacional, del Gobierno de la Ciudad y del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Bueno, con sólo verlo detenidamente cualquiera se da cuenta.

Causa gracia o risa (en tren de reprimir impulsos bastante más vehementes) que Alberto Fernández busque aparecer no sólo como víctima política o de censura, sino además como un adalid de la libertad de expresión. Con claroscuros incluidos, Fernández fue junto al matrimonio presidencial el arquitecto del modelo K. El contribuyó como pocos a este sistema político que desde el año 2003 baila al ritmo de la caja, sea para acariciar y seducir o sea para golpear y castigar. Su rol resultó clave y fundamental para que Editorial Perfil en general y el diario PERFIL en particular no sólo fueran discriminados brutalmente con la publicidad oficial, sino que además fue uno de los artífices para que sus periodistas no recibieran información gubernamental o fueran directamente excluidos de las rondas informativas con los medios (esto fue mucho antes que Clarín o La Nación tomaran nota de las agresiones contra la prensa).

Fernández, el emblema de la libertad de expresión, se negó sistemáticamente a dar cualquier entrevista a PERFIL (mientras tuvo y tiene un trato preferencial con el Grupo Clarín) y recién el año pasado, cuando vio que sus intentos de volver a la arena del poder eran infructuosos, envió señales para hablar con este diario. Lo entrevistó Magdalena Ruiz Guiñazú, a propósito de la aparición de un libro de su autoría que pasó sin pena ni gloria, lo que sucede habitualmente con aquellos personajes que no pueden ocultar ni reprimir el triste dolor de ya no ser.

Increíble pero real.

El affaire Hadad, por llamarlo de alguna forma, presentó otras rarezas que al final no resultan tan raras. Aunque usted no lo crea, Víctor Hugo Morales salió el miércoles a avalar la postura “hadaísta” y kirchnerista –que casualmente coinciden– de que no había habido censura, que los horarios hay que respetarlos, que de dónde sacan esa barbaridad de que los funcionarios llaman para presionar y “por qué no nos animamos a pensar sin sesgos”.

El equilibrado Víctor Hugo, que con tal de respaldar todo lo que hace el oficialismo es capaz de hacer lo que nadie hace en el periodismo argentino (defender a Hadad), no se quedó en eso y ofreció el jueves en Continental un diálogo (dudo en calificarlo de entrevista) sin desperdicio con el propio Hadad. Las flores que se tiraron son dignas del primer puesto en el ranking de la transversalidad mediática kirchnerista, lo que motivó que ayer PERFIL reprodujera semejante pieza. Y es la gota que rebasa el vaso de mi mea culpa por haber sido uno de los impulsores de que Editorial Perfil diera a Víctor Hugo un Premio Perfil a la Libertad de Expresión hace tres años (cuando VHM todavía no era esto). Suplico perdón públicamente.

Claro que no toda la prensa oficialista reaccionó como Víctor Hugo, el entregado. El medido 6,7,8 de Diego Gvirtz decidió una vez más editar la realidad a su gusto para intentar mostrar a cualquier desprevenido que C5N es un “canal opositor”. Sí, leyeron bien. Suerte que hay archivo de imágenes. Para sostener semejante chiste sin ponerse colorados, como ocurre habitualmente, mostraron toooooodas las veces que apareció Alberto Fernández en el canal de Hadad y varios dirigentes opositores. Claro, a Gvirtz se le debieron pasar, o no encontró los tapes, de las innumerables y más que amigables salidas al aire de Amado Boudou, Julio De Vido, Nilda Garré, entre muchas otras estrellas de la constelación oficial, erigidas en figuritas difíciles (por no decir imposibles) para cualquier medio no K. Hay que avisarle del olvido a Gvirtz, que no puede estar en todo.

En gráfica, para Página/12 fue apenas una noticia breve perdida (su pluma más influyente, Horacio Verbitsky, nunca ocultó sus diferencias ideológicas y de prácticas profesionales con Hadad), mientras que el tema no dio ni para una breve en el ultrarecontramilitante Tiempo Argentino. Algún malpensado creerá que semejante invisibilidad (extendida a todo el Grupo Veintitrés, el mayor receptor de pauta oficial nacional) podría tener relación con que Sergio Szpolski, el accionista de más peso, fue socio de Hadad y suele decirse que entre bueyes no hay cornadas. Insisto, algo así sólo se le puede ocurrir a los malpensados.

Regreso del hombre invisible.

En el mismo terreno de las desconfianzas podría interpretarse la vasta cobertura dada al tema por los diarios Clarín y La Nación, que lo llevaron a sus respectivas tapas, y el centenario diario hasta le dedicó su editorial del jueves.

En las coberturas informativas, con un tono más equilibrado La Nación y con uno más de barricada Clarín, lo que no es sorpresa, ambos cargaron las tintas en las presiones del Gobierno (un deporte al que el oficialismo es tan afecto, lo que lo transforma ya en algo lamentable pero obvio), dejando un poco de lado el detalle de que el éxito de dicho mecanismo depende del presionado. Apenas un detalle.

Lo que es mucho más que eso es la reaparición con vida de Jorge Asís. No, no estaba muerto, válgame Dios. Pero desde hace muuuuchos años, los lectores de Clarín, los oyentes de Radio Mitre y los televidentes de TN no sabían nada del polémico periodista, escritor y ex funcionario.

El motivo de semejante muerte mediática en vida: en los años 80 cometió la imprudencia de publicar Diario de la Argentina, un libro con la trastienda de la redacción de Clarín de la cual formó parte. Eran tiempos donde nadie se metía con Clarín. Asís lo pagó con su invisibilidad en los medios del Grupo. Su suerte se convirtió en una lección de lo que podía pasar con aquéllos que se cruzaran en su camino, lo que se multiplicó cuando decidió dejar de ser sólo un diario para iniciar su exitosa carrera multimedia. Otro que había sido condenado al ostracismo fue el senador radical Ricardo Laferrierre, un entrerriano vehemente que propició durante el alfonsinismo un proyecto de Ley de Derecho a Réplica. Clarín se opuso, lo combatió y se acabó la carrera política de Laferrierre.

Lo mismo, pero a la inversa, ocurrió durante el menemismo con aquellos funcionarios que le permitieron a Clarín quedarse con Mitre y, sobre todo, con el Canal 13. ¿Se acuerdan de Eduardo Bauzá, Roberto Dromi o Eduardo Menem? Intocables en las páginas de Clarín. Todo Positivo. La lista de ejemplos en uno y otro sentido sería extensa. No me lo contaron: nací y crecí ahí.

Pero volvamos al castigado Asís, que recibió condena perpetua clarinesca hasta este incidente. Gracias a su condición de presunto censurado por el Gobierno, el miércoles en Mitre y el jueves en Clarín, Asís volvió a existir para el principal conglomerado de medios del país. Nada menos que como enemigo y censurado por el kirchnerismo. Qué mejor pasaporte para volver del exilio mediático.

Hipercrítico de la Presidenta, Asís debería reconocer al menos que esta especie de revancha se la debe a Ella. Pero no creo que se lo vaya a agradecer.

© Escrito por Javier Calvo y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 17 de Marzo de 2012.

El video:


© http://www.youtube.com/watch?gl=AR&v=kqb2WAaSuag (Subido por el 14/03/2012)