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sábado, 3 de marzo de 2012

Carta de Jorge a Amado... De Alguna Manera...

La carta abierta de Lanata a Boudou... 
 
   El vicepresidente, Amado Boudou, cuestionado por Jorge Lanata. Foto: Télam

El periodista salió a responderle al Vicepresidente quien hizo declaraciones en el programa 678 sobre las acusaciones que lo involucran en contratos millonarios.

Una investigación realizada por el periodista en su programa de Radio Mitre sobre supuestas irregularidades del Vicepresidente Amado Boudou, generó una serie de declaraciones cruzadas. Ayer en el progama 678, el titular del Senado esbozo una serie de explicaciones, a las cuales el periodista le responde a travès de esta carta.

Sr. Vicepresidente de la Nación, Amado Boudou:

Anoche en el programa oficialista 678 del canal del Estado usted dijo que la denuncia sobre Ciccone era mentira y que usted dijo que no iba a responderla porque no quiere La Nación, Clarín y Perfil manejen la agenda.

Sr. Vicepresidente, viendo el programa era fácil entender por qué usted había elegido responder ahí. Después de más de una semana de silencio oficial usted estaba reunido de periodistas comprados.

Sólo le hicieron dos preguntas la introductoria al tema y al final una chica gordita vestida de oscuro le pregunto porque usted pensaba que el tema se había judicializado. Algo así como preguntarle: por qué tanta injusticia con un héroe de la patria como usted. Gran pregunta hizo la gordita.

Sr. Vicepresidente el que miente es usted. Mintió antes y miente ahora. Lo único que explica su silencio anterior es su complicidad con el hecho y su turbación frente a la denuncia.

Ya que usted habló de periodismo y solo estaba rodeado por analfabetos, me permito hablarle yo de periodismo que hace 37 años que lo ejerzo. La columna de oportunistas que lo rodeaba evito preguntarle, por ejemplo:

¿Cuál es su relación con Vanderbroele?

¿Por qué la AFIP pidió la quiebra de Ciccone y luego la misma AFIP pidió levantarla?

¿Fue casualidad que Moreno observara conductas monopólicas en Boldt y esas denuncias terminaran otra vez en Ciccone?

¿Por qué instruyó a la casa de la moneda para que actuara sin licitación en el contrato de impresión de billetes del año próximo?

¿Sabía usted que Vanderbroele está relacionado con Núñez Carmona, uno de sus socios reconocidos en su declaración jurada?

¿Conoce usted con el fiscal cuenta con diálogos entre Vanderbroele y su entonces esposa en los que se habla de negociados y coimas con Boudou?

¿Es usted ese Boudou el que se menciona en la conversación?

El silencio de los chicos que lo rodeaban ratifica su oportunismo y quizás los convierta tan cómplices de un delito como usted. Dijo usted que confía en la justicia. Hace bien. Jaime también confía y confía De Vido y confían los Kirchner y todos confían que el sorteo llegue a Oyarbide o algún otro juez venal con miedo que perjudique su ascenso lo enfrenten a juicio político en el Consejo de la Magistratura o nunca lo saquen de su condición de subrogante.

Sr. Vicepresidente se equivoca en dos cosas: en mentir a sabiendas y en creer que el poder dura para siempre.

Con la consideración de su embestidura y sin ningún respeto personal.

Lo saluda, Jorge Lanata.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 2 de Marzo de 2012.


domingo, 20 de noviembre de 2011

Ni tanto ni tan poco... De Alguna Manera...

Ni tanto ni tan poco (*)

(*) Conferencia pronunciada en la Casa América Catalunya, institución de relaciones culturales creada hace un siglo, con el auspicio de la Coordinadora de Entidades Argentinas en el Estado Español.

Un colaborador suyo me preguntó si estaría dispuesto a atender a quien yo había llamado vocero de Repsol por su oposición a las retenciones a la comercialización de hidrocarburos. ¿Cómo podría negarme a hablar con el presidente electo? Media hora después me llamó desde Santa Cruz, donde armaba su gabinete. Conocía el trabajo del CELS sobre Fuerzas Armadas y democracia y quería nuestra opinión sobre la cúpula militar que lo acompañaría. Le dije que había una cuestión previa. El senador Eduardo Duhalde, a cargo en forma interina del Poder Ejecutivo, negociaba con el jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, a quien el CELS había denunciado por su participación en la masacre de Margarita Belén, con el presidente de la Corte Suprema Julio Nazareno y con el obispo castrense, Antonio Baseotto. La liberación del casi centenar de altos mandos que estaban detenidos al comenzar aquel año 2003 era uno de los puntos del pliego de condiciones que el diario La Nación le había presentando a Kirchner el 5 de mayo, durante un desayuno que su embajador en Buenos Aires, Alberto Fernández, concertó con el hombre fuerte del diario, Claudio Escribano. El plan canje de impunidades recíprocas contó con el aliento de Rafael Bielsa, a quien La Nación llamó “eventual ministro de Justicia de Kirchner”. Bielsa le dijo al diario de Escribano que si los juicios continuaban serían citados 1800 militares de alto rango, entre ellos 300 en actividad. (“Señales de tranquilidad entre Kirchner y la Corte Suprema”, La Nación, 10 de mayo de 2003). Ese cálculo falso, pensado para intimidar al nuevo gobierno, se lo había transmitido Brinzoni, según reconoció Bielsa. Kirchner respondió en forma categórica:

–La única política de mi gobierno será Memoria, Verdad y Justicia. Si algún ministro no está de acuerdo, se va.

Le pregunté si confiaba en el jefe de la Brigada de Río Gallegos. Ése era su candidato, pero dudaba sobre las reacciones que provocaría, contestó. Le dije que nadie podría reprocharle nada al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas si elegía para el cargo de mayor confianza en el Ejército al general que mejor conocía. Kirchner le pidió a Duhalde que dejara la cuestión de los juicios pendientes en sus manos e hizo del jefe de la Brigada de Gallegos el instrumento escogido para descabezar al renacido Partido Militar, que se proponía condicionar al gobierno que llegaba con menos porcentaje de votos que de desocupados.

La segunda hoja

Cuando Kirchner le comunicó a su ministro de Defensa que el general Roberto Bendini reemplazaría a Brinzoni, José Pampuro buscó el nombre del elegido en el escalafón del Ejército. “No hay ningún Bendini”, musitó cuando su índice llegó hasta el final del listado. “Te falta una hoja”, le dijo Kirchner, riéndose como un chico travieso. En esos primeros días de su gobierno también reveló los detalles de aquel desayuno con Escribano y el contenido completo del pliego de condiciones que debía cumplir si quería que su gobierno durara más de un año: “No queremos que haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión. Está a punto de salir un fallo de la Corte Suprema de Justicia en ese sentido. Nos parece importante que el fallo salga y que el tema no vuelva a tratarse políticamente. Creemos necesaria una reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas en el contexto histórico en el que les tocó actuar”, le dijo. También le reclamó reunirse con los empresarios, alineamiento incondicional con los Estados Unidos y alejamiento de Cuba. Para finalizar, habló del “muy grave problema de la inseguridad. Debe generarse un mejor sistema de control del delito y llevarse tranquilidad a las fuerzas del orden con medidas excepcionales de seguridad”.

Kirchner le respondió que no haría nada de ello. Desairado, Escribano publicó la amenaza en su columna del jueves 15. Escribió que “la Argentina ha resuelto darse gobierno por un año”, y atribuyó la frase a un amenazador ente genérico que denominó “Washington”, donde había participado en la última reunión del Council of Americas.

La Corte y los cuadros

En su primera semana de gobierno Kirchner cortó el nudo gordiano militar, con el pase a retiro de dos docenas de generales. En la segunda, promovió el juicio político a los extorsionadores encaramados en la Corte Suprema de Justicia. Además anunció su apoyo a los juicios por violaciones a los derechos humanos, que la justicia había reabierto en 2001 a pedido del CELS en la causa “Simón”, y pidió al Congreso que ratificara la convención internacional que veda perdonarlos o detener su juzgamiento por el paso del tiempo. Recién en 2005 la Corte Suprema confirmaría aquel fallo de primera instancia.

También envió al CELS a sus ministros Alberto Fernández y Gustavo Beliz para que conocieran el documento “Una Corte para la Democracia”, que habíamos elaborado en los peores días de 2002 junto con otras seis organizaciones. Y decidió tomar sus conceptos como fundamento del decreto 222/03, que por primera vez estableció un mecanismo transparente y responsable para la designación de los ministros de la Corte. El siguiente ministro que visitó el CELS fue Pampuro, acompañado por su secretario de Defensa, Julián Domínguez. Les propusimos una actividad de fuerte impacto simbólico: el descuelgue de los cuadros de los ex dictadores Jorge Videla y Benito Bignone de la galería de directores del Colegio Militar, como mensaje para las nuevas generaciones que se forman allí. Kirchner quiso escuchar en forma directa el planteo, que ya les habíamos llevado sin éxito a los gobiernos de Duhalde y De la Rúa, cuyos ministros Jaunarena y López Murphy se nos rieron en la cara. Fue una decisión instantánea. Terminó de escuchar y dijo:

–Lo hacemos este 24 de marzo, con los organismos de derechos humanos.

Le sugerí dos alternativas: una seca ceremonia institucional encabezada por el Comandante en Jefe, o un acto con presencia de distintos sectores de la sociedad, incluyendo a los organismos pero también a las centrales sindicales de trabajadores, las cámaras patronales y los partidos políticos. Dijo “ah, bueno” y cambió de tema. Pasaron semanas sin novedad hasta que el 23 de marzo llamó el teléfono:

–¿Venís mañana a descolgar los cuadros?

Le recordé el escenario ampliado que le había sugerido.

–Jhi vojh no te animajh no importa, voy jio solo –dijo.

–Me parece que....

Ya no escuchaba.

Varios generales amenazaron con pedir el pase a retiro como elemento de presión. Su único comentario fue: “Si siguen pensando igual que antes mejor que se vayan. Tendremos más vacantes para reemplazarlos con gente que entienda todo lo que cambió en el país”. También le llegó el rumor de que los originales fueron sustraídos: “Aunque sea una foto de cumpleaños, la vamos a sacar”, comentó. Kirchner dio la orden y aquel ex jefe de la Brigada patagónica en quien confiaba, subió a una tarima y la cumplió. Como otras veces que discutimos, Kirchner tenía razón. Quería hacerlo ya, y no le importaba nada más. Entendía lo esencial mejor que nadie.

Como si fuera poco para un solo día, por la tarde presidió la ceremonia de recuperación de la ex ESMA. El CELS había propuesto que se reservara para el Museo de la Memoria una pequeña porción del predio, desde el edificio principal hasta aquel donde funcionaron Capucha y Capuchita pero que en el resto del predio, de 17 hectáreas y 40 edificios, continuaran las actividades navales porque sería formativo para las nuevas generaciones de marinos que la Armada del presente rindiera homenaje a las víctimas de la Armada de ayer. Además esto hubiera permitido la ocupación inmediata, sin la irritante espera de varios años hasta que el último marino emigrara de allí. Pero en la discusión entre los organismos de derechos humanos perdimos 9 a 1 y Kirchner optó por no contradecir a esa mayoría. Seguimos pensando que nuestra propuesta era superior y que delegar decisiones que competen al Estado en organizaciones no gubernamentales es el mayor déficit de la extraordinaria política de derechos humanos que siguió su gobierno, como se vería después. Pero entendemos tanto el rechazo de quienes no soportaban ver uniformes navales donde fueron masacrados sus hijos, como la opción de Kirchner de no contradecirlos, pese a que la otra posibilidad le entusiasmaba. El acto de esa tarde fue pura emotividad. Antes que Kirchner hablaron dos hijos de detenidos desaparecidos que nacieron en la ESMA y el presidente se ocupó en forma contundente de los gobernadores justicialistas Felipe Solá, José de la Sota, Jorge Obeid, Jorge Busti y Carlos Verna, quienes decidieron no asistir por razones de cartel, lloriquearon en un comunicado que eran humanistas y cristianos, que se sentían discriminados, que sufrieron mucho y que conservaban toda la memoria y no una parte. “Este paso que estamos dando hoy, no es un paso que deba ser llevado adelante por las corporaciones tradicionales que por allí vienen especulando mucho más en el resultado electoral o en el qué dirán que en defender la conciencia y lo que pensaban o deberían haber pensado”, les contestó Kirchner. Viendo la evolución de cada uno, no estaba muy descaminado.

Esa tarde también pidió “perdón de parte del Estado por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia las atrocidades cometidas por los represores ilegales de la última dictadura militar”. Raúl Alfonsín se declaró dolido porque entendió que se estaba ignorando el histórico juicio a las Juntas. No había sido ése el sentido del mensaje de Kirchner, cuyo pensamiento era más preciso que sus palabras. Se lo explicó al ex presidente en una llamada para disculparse y encomiar aquel proceso. La forma no fue feliz pero en el fondo no estaba equivocado: aquel juicio se hizo para poner a la defensiva a la cúpula militar e impedir que avanzara otra vez sobre las instituciones, en el marco conceptual de la doctrina de los dos demonios, no en el de la guerra sucia militar contra la sociedad argentina. Se trataba de mantener la fiera a raya pero sin reconocer la dignidad de las víctimas y sus luchas. Por eso, Alfonsín nunca recibió a las Madres de Plaza de Mayo, llegó a decir que las financiaban oscuros intereses internacionales, ascendió a militares acusados de graves crímenes e intentó clausurar el tiempo de la Justicia, con dos leyes indefendibles, cuando temió que los juicios dejaran de ser un disuasivo para el golpismo militar.

Un debate maniqueo

La actitud de Kirchner dio lugar a un debate maniqueo. Para sus partidarios más exaltados los derechos humanos son sólo aquello que él hizo. Sus detractores le recriminan que como intendente de Río Gallegos y gobernador de Santa Cruz no aplicara una política nacional de derechos humanos, que sólo usara el tema para fortalecer su gobierno o para robar, como llegaron a decir dos juventones de más de 50, indignados de que un parvenu les invadiera el jardín privado en el que florecían sin competencia sus bellas almas. Ni tanto ni tan poco. El repudio de Kirchner a los crímenes de la dictadura y su exigencia de castigo están documentados desde 1983, igual que la reiteración del tema por parte de Cristina como diputada y senadora nacional en los años ’90. Si esta bandera hubiera dado seguros réditos políticos, ¿por qué nadie la levantó antes y tan pocos lo acompañaron después? Es preciso reiterar que las leyes de impunidad habían sido anuladas en 2001, como culminación de muchos años de tenaz acción de los organismos y que cuando Kirchner llegó al gobierno ya había un centenar de altos jefes detenidos y procesados. Pero también que sin su acción decidida, esos logros podrían haberse revertido. Que por primera vez el Estado se haya puesto con todo su empeño del lado de la Justicia no puede ser minimizado.

La mano en el hombro

La foto que acompaña este testimonio es del 4 de agosto de 2010. La vicegobernadora de La Rioja, Teresita Luna, me había invitado para un homenaje al obispo Enrique Angelelli y Néstor acompañó a Cristina a un acto de entrega de netbooks. Al verme me pidió que lo esperara, porque quería comentarme algo después del acto. Pero desde el escenario comenzó a hacerme señas. Por fin me pidió que me acercara. No podía esperar una hora, tenía algo que decirme ya mismo y se adelantó hasta el borde del escenario. Yo dejé mi asiento entre el público y fui a su encuentro. Por eso estamos en esa extraña posición, él inclinado, cuan largo era, apoyando su manaza en mi hombro para sostenerse. Eso parecía. En realidad, él nos sostenía a quienes durante tantos años habíamos batallado en soledad por el país que su presidencia comenzó a hacer real.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 20 de Noviembre de 2011

miércoles, 27 de octubre de 2010

Néstor Kirchner... Q.E.P.D. De Alguna Manera...

Muere de un ataque al corazón el ex presidente argentino Néstor Carlos Kirchner...

Presidente Néstor Carlos Kirchner

El ex presidente argentino Néstor Carlos Kirchner ha fallecido hoy en El Calafate (sur de Argentina) a los 60 años de edad. El marido de la actual presidenta argentina, Cristina Fernández, ha sufrido un paro cardiorrespiratorio.

Q.E.P.D. Señor Presidente Néstor Kirchner.

© Publicado por el Diario El País de Madrid el miércoles 27 de Octubre de 2010.




El ex presidente Néstor Carlos Kirchner murió en el hospital José Formenti de El Calafate donde fue internado cerca de las 8. Según trascendió, habría sufrido un paro cardíaco.

Kirchner fue trasladado en ambulancia desde su casa particular junto a la Presidenta e ingresó a la guardia del hospital en una camilla.

Todavía no se dio a conocer ni diagnóstico médico ni parte oficial sobre la situación del ex presidente.

El pasado 11 de septiembre, Kirchner había sido internado en el Sanatorio de los Arcos donde le habían practicado una angioplastía.

© Publicado por TN de la CIudad Autónoma e Buenos Aires el miércoles 27 de Octubre de 2010.





Video emitido por la CNN

©
http://edition.cnn.com




Néstor Kirchner y Cristina frente a una Plaza de Mayo llena. (AP)

Sufrió un "paro cardiorrespiratorio no traumático", según confirmó su médico personal. El deceso se produjo a las 9.15. Había ingresado al hospital de El Calafate acompañado por su esposa, la presidenta Cristina Fernández, pero no pudieron reanimarlo. La muerte provocó conmoción en ambientes políticos, económicos y sociales. Kirchner era pre candidato presidencial para 2011 y participaba en todas las decisiones del actual Gobierno.

El ex presidente Néstor Kirchner dejó de existir esta mañana a las 9.15, en la ciudad de El Calafate, como consecuencia de un "paro cardiorrespiratorio no traumático, que no respondió a las maniobras de resucitación básica y avanzada", según precisó la unidad médica presidencial
integrada por los médicos Luis Buonomo y Benito Alen González.

El ex presidente entre 2003 y 2007, que tenía 60 años, había llegado a la clínica acompañado por su esposa, la presidenta Cristina Fernández. Había sufrido una descompensación durante la madrugada, mientras participaba de una reunión en su casa de la villa santacruceña. Esta mañana fue trasladado en ambulancia al nosocomio, donde no pudo ser reanimado.

La muerte provocó conmoción en ambientes políticos, económicos y sociales: pese a que ya no ocupaba el sillón presidencial, Néstor Kirchner era el líder del oficialismo y participaba en todas las decisiones de Gobierno a su esposa, la presidente Cristina Kirchner, y un reducido grupo de funcionarios cercanos.

También era diputado nacional (elegido en 2009), presidente del PJ y secretario general de la UNASUR.

Antes de ser elegido presidente en 2003 –cuando con el 22% perdió las elecciones frente a Carlos Menem, y éste desistió de la segunda vuelta-, Kirchner había sido intendente de Río Gallegos, capital de Santa Cruz (1987-1991) y gobernador de esa provincia (1991-2003). Fue el hacedor de su propia sucesión presidencial, en la figura de su esposa Cristina, que llegó al cargo con más del 50% de los votos.

El ex presidente había sufrido al menos dos episodios en el último año que lo habían obligado a internaciones de urgencia. La primera fue en febrero, cuando fue operado de la carótida. Y el 11 de septiembre último tuvo que ser sometido a una angioplastia y le colocaron un stent.

Los médicos le habían recomendado cambiar su estilo de vida debido al estrés, pero pocas horas después de la última operación apareció en un acto partidario en el Luna Park en un acto de las juventudes kirchneristas. Su última aparición pública fue la semana pasada en un mitin en Chivilcoy, dos días después del asesinato del militante del PO Mariano Ferreyra en Barracas.

Kirchner era virtual pre candidato presidencial por el oficialismo para los comicios del año próximo, que, según lo previsto, se realizarán el 23 de octubre de 2011.

Su muerte supone la reconfiguración del panorama político de cara a esos comicios, aunque, por "respeto" a la Presidenta y al momento que atraviesa, ninguno de los eventuales candidatos hablaron al respecto y se limitaron a recordar la "fuerza de las convicciones" de Kirchner.

La ausencia del líder supone un desafío para el proyecto político del kirchnerismo: el ex presidente era el principal constructor de poder y trababa relación permanente con legisladores oficialistas, gobernadores, funcionarios e intendentes.

Las expresiones de dolor y pesar fueron constantes tanto de parte del oficialismo como de la oposición, que transmitió sus condolencias a la Presidenta y a los hijos del matrimonio, Máximo y Florencia.

"Dejó todo por sus sueños, fue un compañero que dejó todo por sus convicciones, las que le devolvieron la dignidad a la política", dijo el ministro del Interior, Florencio Randazzo.

En tanto, el vicepresidente Julio Cobos, fuertemente enfrentado al matrimonio presidencial, consideró: "Murió quien fuera un gran presidente de la Nación".

Lo propio hizo el ex presidente Eduardo Duhalde, quien señaló que ante el hecho debe dejarse de lado "todo cuanto pudo en algún momento ponernos en situación de divergencia".

Expresiones de pesar también llegaron de parte de la Corte Suprema, gobernadores provinciales, la Unión Industrial, la CGT y desde el ámbito de la cultura y el deporte.

Tras conocerse la noticia, que causó consternación en todos los ámbitos, los ministros del gabinete nacional viajaron desde el Aeroparque Metropolitano a El Calafate. El primer vuelo lo abordaron el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, la hermana del ex presidente y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y la madre de la presidenta, Ofelia Wilheim, además de funcionarios de primera y segunda línea de la Casa Rosada.

A nivel internacional, y con la noticia del deceso en los principales portales informativos mundiales, se confirmó que el jefe de Estado de Uruguay, José Mujica, y su par de Chile, Sebastián Piñera, vendrán al país para las exequias de Kirchner. Lo propio harían los mandatarios de Venezuela, Hugo Chávez, y de Ecuador, Rafael Correa.

Las condolencias también llegaron por parte del estadounidense Barack Obama, el paraguayo Fernando Lugo, el brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva, y el uruguayo José Mujica.

Mientras autoridades de todo el país dispusieron que las banderas nacionales flameen a media asta, y con personas que llevaron ofrendas florales a la Casa Rosada, organizaciones kirchneristas convocaron a una movilización cuando finalice el Censo Nacional, a partir de las 20, a la Plaza de Mayo, en homenaje a Kirchner y en apoyo a la actual jefa del Estado.

El velatorio será a partir de mañana en la Galería de los Patriotas de la Casa Rosada.

© Publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles 27 de Octubre de 2010.