jueves, 25 de agosto de 2011

Implante de pene... De Alguna Manera...

Implantes penianos, una opción segura para la disfunción eréctil.

Estudio local de Alto grado de satisfacción en los pacientes. Implantes penianos, una opción segura para la disfunción eréctil. En el país se colocan alrededor de 70 por año, con bajas tasas de efectos adversos.

La aparición del Viagra señaló un antes y un después en el tratamiento de la disfunción eréctil, que hasta ese entonces era conocida con el incómodo y vergonzoso nombre de impotencia. El cambio de términos no fue un tema menor: ya no se trataba de una afrenta a la masculinidad, sino sencillamente de un problema de salud y, además de todo, ¡tenía tratamiento!

Pero si en un primer momento la pastillita azul parecía ser la panacea de todos aquellos que consultaban por problemas de erección, con el tiempo se vio que no todo se solucionaba con Viagra (ni con las otras pastillas que aparecieron después). Afortunadamente, había y hay otras opciones terapéuticas.

Cuando en 1998 el Viagra salió al mercado, ya se contaba con más de dos décadas de experiencia en el uso de implantes penianos que, gracias a los avances técnicos experimentados desde entonces, hoy son una opción eficaz y segura para aquellos pacientes que no responden a los tratamientos médicos.

"Los implantes penianos están indicados, principalmente, para los casos de disfunción eréctil de causa orgánica que no responden a los tratamientos médicos, como los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 [familia de drogas que incluye al Viagra], con terapia hormonal de reemplazo o sin ella, las inyecciones de drogas intracavernosas o los dispositivos de vacío", dijo a LA NACION el doctor Adolfo Casabé, del sector Disfunciones Sexuales de la División Urología del hospital Durand.

Aunque los hay con distintos mecanismos, los implantes penianos constan esencialmente de dos cilindros que se colocan -cirugía mediante- dentro de los cuerpos cavernosos del pene (ver ilustración) para dotar de rigidez al miembro y posibilitar la penetración durante el coito.

"El implante devuelve la capacidad funcional de la penetración, y nada más", afirma el doctor Amado Bechara, jefe del citado sector de disfunciones sexuales.

La aclaración de la verdadera utilidad de los implantes apunta a dar respuesta a las numerosas fantasías que en el inconsciente colectivo suscitan estos implantes. "A veces, los pacientes tienen la expectativa de que con el implante van a tener un pene más grande, pero no es así -aclara Bechara-. Tampoco resuelve otros problemas sexuales, como la eyaculación precoz, ni tampoco es algo estético, sino sólo funcional", agrega Casabé.

Satisfacción y autoestima.

Bechara y Casabé, y sus colegas los doctores W. De Bonis, P. Hurcade y H. Rey, acaban de recibir el Premio Pagano que cada dos años otorga la Sociedad Argentina de Urología al mejor trabajo en cirugía urológica, por el estudio que compila los resultados del seguimiento de 191 pacientes implantados desde 1990. Ese estudio brinda un panorama de qué pueden esperar los aproximadamente 70 argentinos que cada año reciben un implante peniano.

"Todas las variables analizadas mejoraron -resume el trabajo que incluye una encuesta de satisfacción-: la calidad de la rigidez (98,1%), la satisfacción de la actividad sexual (72,5%), la autoestima (84,3%), la calidad de vida (70%) y la relación de pareja (59,6%). De hecho, el 95,1% de los pacientes cubrió las expectativas que tenía en relación con la calidad de la rigidez y capacidad de penetración luego del implante."

El estudio también evaluó los riesgos a corto, mediano y largo plazo del implante: "La tasa de infección fue del 6,3% y la falla mecánica fue del 1,6%". La infección es, como en muchas cirugías, el principal riesgo que se asocia con el implante.

"No se trata de un riesgo mayor, ya que las infecciones cuando ocurren suelen limitarse al sitio del implante, pero hacen necesario sacar la prótesis y volver a colocar una nueva; a veces, inmediatamente, y otras, tres meses más tarde", explica Casabé que, junto con Bechara, dirige el Instituto Médico Especializado (IME).

En cuanto a las fallas mecánicas, éstas alcanzan a los mecanismos que dotan de rigidez a la prótesis y sólo se presentan en las de tipo hidráulico (que representan el 25% de los implantes), y no en las prótesis maleables (ver ilustración). Cuando la prótesis falla en su mecanismo, la solución sólo se alcanza cambiándola por una nueva.

Cuestión de costos.

"El mensaje que debe llegar a la gente es que hoy quien quiera tener una vida sexual completa puede tenerla, ya que es muy raro que un paciente con disfunción eréctil no encuentre respuesta ni con pastillas, ni con hormonas, ni con inyecciones ni con implantes", dice Casabé.

En todo caso, el obstáculo -como en otras áreas de la medicina- es el costo que representa el acceder a un implante. Sólo la prótesis puede valer entre 1200 y 9000 dólares, según el modelo, precio que debe ser absorbido en su totalidad por el paciente, ya que no es cubierto ni por prepagas ni por obras sociales.

Pero los costos quirúrgicos, si el implante se realiza en un hospital público, como por ejemplo el Durand, son absorbidos por el sistema de salud.

El impacto en la vida sexual.



Los especialistas definen la disfunción eréctil como la incapacidad repetida en un hombre, a cualquier edad, de lograr o mantener una erección satisfactoria para la relación sexual. Ese trastorno, aseguran, afecta a un gran porcentaje de la población masculina adulta. De hecho, se estima que el 27% de los hombres mayores de 40 años en nuestro país padecen algún grado de disfunción eréctil, un problema que crece con la edad. A partir de los 70 años, ese porcentaje aumenta hasta casi el 70 por ciento.

© Escrito por Sebatían A. Ríos y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el
Lunes 29 de marzo de 2010

lunes, 22 de agosto de 2011

Seguridad Vial... De Alguna Manera...

Seguridad Vial...

En la vía pública

Precauciones a tener en cuenta cuando camina por la calle y viaja en colectivo:

• Cruce las calles siempre en las esquinas, donde está marcada la senda peatonal y no en la mitad de la cuadra. Cerciórese, además, de que el semáforo esté en verde.

• No atraviese un paso a nivel con las barreras bajas.

• Si los niños juegan en la vereda, nunca deben hacerlo en el medio de la calle para no interrumpir el paso de los peatones.

• Cuando espera un transporte no baje de la vereda. Si el colectivo llegara a parar lejos del cordón, asegúrese que no circule ningún vehículo entre ambos.

• No corra para alcanzar un transporte en movimiento.

• No saque los brazos, ni asome la cabeza por la ventanilla.

• Si luego de descender de un medio de transporte usted cruza la calle, hágalo por detrás del vehículo del que se acaba de bajar.

• Si anda en bicicleta, sea precavido y circule por las sendas habilitadas para tal fin, siempre y cuando no haya un cartel que lo prohíba.

• No escriba sobre las señales de tránsito, ya que dificultará la lectura de quienes necesitan orientarse en la vía publica.

En rutas y autopistas

Algunas recomendaciones:

• Asegúrese que las puertas del vehículo estén bien cerradas, con más razón si viaja con niños.

• Use adecuadamente los cinturones de seguridad.

• Recuerde que tanto conductor como peatón deben cumplir las normas y señales de tránsito.

• Realice un mantenimiento periódico del automóvil (frenos, luces, limpiaparabrisas, neumáticos, mecanismos de la dirección, cinturones de seguridad).

• No se olvide de encender las luces bajas, incluso de día.

• Recuerde que el manejo en la ruta requiere posicionar la vista unos 300 metros o más hacia adelante. Esto posibilita ejecutar maniobras de anticipación frente a un percance.

• Evite viajar de noche. De día es más seguro. La oscuridad no sólo reduce la capacidad de visión, también impide precisar correctamente las distancias.

• Si debe viajar de noche, antes de salir verifique el correcto funcionamiento de todas las luces, en especial las de freno y los guiños. Es conveniente lavar las ópticas para incrementar la luminosidad.

• Deténgase unos minutos después de dos o tres horas de manejo para desentumecer los músculos de las piernas.

• Si se detiene por algún percance retírese lo máximo posible de la ruta (incluso de la banquina asfaltada). Use las balizas intermitentes del auto. Ponga el primer triángulo reflector, como mínimo, a 100 metros detrás del automóvil detenido y el segundo triángulo a unos 50 metros.

Precauciones

A fin de evitar accidentes:

• No ingiera licor o medicamentos que puedan ocasionarle sueño.

• En viajes largos, trate de descansar con cierta frecuencia.

• No se distraiga mientras conduce.

• Lleve siempre el equipo de ruta (triángulos, tacos, linterna, botiquín de primeros auxilios, cuerda de tracción) en condiciones.

Botiquín de Primeros Auxilios

Elementos básicos que debería contener un botiquín de primeros auxilios:

• Guantes de latex (o similar).

• Apósitos estériles: para limpiar y cubrir heridas abiertas.

• Vendas: de 7 y 10 cm. de ancho.

• Apósitos protectores autoadhesivos.

• Agua oxigenada 10 volúmenes:para lavar y desinfectar heridas y para detener pequeñas hemorragias.

• Antisépticos ("Yodo povidona").

• Bicarbonato de sodio.

• Tijera.

• Alfileres de gancho.

• Carbón activado en polvo o comprimidos (para intoxicaciones).

• Pinza de depilar.

• Férulas.

• Linterna chica.

• Lapicera y anotador.

• Jabón neutro.

• Colirio sin antibiótico.

• Pañuelo grande.

Agregar los medicamentos que el usuario utiliza habitualmente, recetados por el médico.

© Publicado por http://www.argentina.gov.ar


La caída de las máscaras... De Alguna Manera...

La caída de las máscaras...

Tienta señalar que éstas fueron las elecciones de los supuestos consolidados. No es así.

Fueron las elecciones de los mitos operados. Ante todo, claro está, el de que se vivía un clima antioficialista expandido, enérgico, imparable, poco menos que terminal. Macri había “hundido” al kirchnerismo, sin ir más lejos. Santa Fe y Córdoba extendieron esa semántica, con verbos de igual tenor y figuras como “ocaso” y “fin de ciclo”. Da vergüenza ajena repasar las notas de opinión y los comentarios sucedidos desde la primera vuelta capitalina. Por sentido común y desde la valoración profesional. No termina causando ninguna gracia, como periodista, el bastardeo al oficio hasta este extremo cuyo salvajismo no se relaciona con el mal gusto de la retórica desmedida, que es cuestión de cada quien, sino con la falsedad de los datos. Ni siquiera con la manipulación. En torno del periodismo, cuando se dice “falsedad”, la palabra tiene una carga connotativa insuperable, porque implica que se viola un precepto básico. Que se traiciona al lector, al oyente. No es que hay una parte de la información que se relativiza en aras de un razonamiento juzgado como trascendente. No: mintieron en forma directa. No había, mientras hablemos de profesionales del análisis, quien no supiera y asimilase que la ventaja kirchnerista en la provincia de Buenos Aires y su conurbano –proveedores de más de la mitad del padrón, junto con una Capital en la que Cristina tenía ya tenía un piso de tercio– era indescontable. Y proyectiva de una victoria aplastante. Lo revelaban las propias encuestas de sus consultores amigos, ¡que ellos mismos publicaban! Era tan brutamente obvio como el voto cordobés de alta proporción cristinista que De la Sota intentó licuar, en su patético discurso ganador, con el argumento-pistola del “cordobesismo”. Era tan escandalosa esa obviedad como el alto plafond kirchnerista que incluso la pobre elección de Rossi garantizaba en Santa Fe, uno de los núcleos duros del agro, para no hablar de los anticipados y notables guarismos de María Eugenia Bielsa. ¿Qué cálculo tenían los pregoneros del “hundimiento” oficial? ¿Era posible que pifiaran tan bestialmente, aun sin contar tampoco que todo antecedente electoral, desde marzo, venía dando la victoria a los oficialismos? Lo advertían ellos, no hay que cansarse de subrayarlo. ¿Perdieron de vista así nomás que Das Neves no había podido ganar ni por unos pocos miles de votos en Chubut? ¿Tanto no interpretaron Misiones, La Rioja, Neuquén, San Juan, acerca de un ánimo popular excedente de los localismos? ¿De veras se creyeron que la explosividad de Jujuy con un gobernador kirchnerista pintado; y el escándalo en derredor de Schoklender; y lo otrora agresivo de una “ruralidad” vividora de cambiar la 4x4 y comprar inmuebles, encarnarían una caída definitiva de los K? Vamos, que nos conocemos. No hubo errores ni hubo excesos. Hubo unas operaciones de prensa vomitivas para intentar torcer lo que conocían de sobra. Digamos que era aceptable dudar de cómo le saldría a Olivos haber corrido a la CGT del centro del escenario, por ejemplo, porque fue una movida muy fuerte. Pero hasta ahí. El resto fue falsear y eso, en esta actividad, no debería olvidarse. No es sentimiento de venganza. Es ganas de que, ya que tan cristalino quedó el carácter fanático de “la prensa independiente”, haya sanción popular más allá de las urnas.

Un segundo elemento es haber partido de facturarle deficiencias a la dirigencia opositora como si ésta realmente hubiera querido ganar. Nunca quisieron vencer. Jamás. El hijo de Alfonsín, El Padrino, El Alberto, De Narváez, todo lo que ellos representan y dejemos para después a un par de paradigmas patológicos, sólo procuraron el intento de dar testimonio gracias a lo que llamaríamos inercia de un proceso democrático. Ninguno, absolutamente ninguno hasta el punto de que la única ¿sobresaliencia? previa de esta elección fue el milagro para Altamira, tenía más objetivo que parlotear lugares comunes, impedidos de traslucir vocación de poder. ¿Poder para qué? ¿Para retroceder las iniciativas que el pueblo reconoce? ¿Poder para dar marcha atrás con la reestatización del sistema jubilatorio, con la ley de medios, con las retenciones agropecuarias, con la Asignación Universal por Hijo, con el incremento del empleo estable? ¿Qué utopía era ésa de “quiero un país para todos”? ¿No pudieron inventar ni apenas un spot publicitario creativo, en medio de los mayores espacios en radio y tevé de que hayan dispuesto nunca, y pretendían que “la gente” los estimara aptos para gobernar el país?

Hay igualmente que el viento de cola de la economía mundial, y el precio de las materias primas internacionales, y el tipo de cambio administrado, y el carisma inmenso y de viudez de Cristina, son la reproducción del noventismo menemista e inderrotable. Si así fuera, si pudiera dejarse de lado la solidez en que ancla un modelo y el otro, si se apartara el avance de un bloque regional avisado de las derivaciones de una derecha absolutista, si el mundo no estuviera tomando nota de que podría ser mejor mirar para acá, ¿se dieron cuenta ahora? ¿Después del domingo? ¿No era que había un “fin de ciclo” inminente? Así le fue a Carrió, en torno de la que, hace mucho tiempo, incluyendo a sus propagandistas mediáticos, se era consciente de su extravío mental. Todos sabían que su narcisismo autodestructivo encontraría de freno la pérdida de millones de votos. Todos sabían que mucho antes que política eso era show místico. Como todos sabían que Pino es un ególatra que seguía sus pasos. Todos sabían que estaban montándose en inventos. Aunque sea, podrían haberse dado cuenta de que el mejor para inventar algo era o es Binner. Ni eso.

Hay más obviedades para este boletín. Una, el riesgo de creerse que ya está, que se terminó, que no hay nada más que hablar. La Presidenta fue la más sabia y prudente en ese sentido, y estuvo bien en fugar hacia adelante. No me la creo, dijo, contrastando con una oposición a la que no le da ni para la grandeza de decirse que seguirá peleando. Vamos por el equilibrio en el Congreso, pasaron a decir sus referentes mediatizados. Ya abandonaron con la excepción oratoria del animal duhaldista, que pronostica un revival del 2001 provocado por él a la cabeza, o entre ellas. Pero debe reiterarse que no hay antecedentes de lo que quiere decir una elección primaria ganada por semejante paliza, aun cuando se juzgue que la mitad del electorado no votó al oficialismo. Esto último también admite alguna prevención, porque se saca la cuenta de que no votar “por” es inexorablemente igual a hacerlo “en contra de”. ¿El 10 por ciento de Binner es una masa profundamente adversa a los grandes trazos del kirchnerismo? ¿A los votos en blanco los computan como trasladables en paquete a opciones antioficialistas? Los del milagro de Altamira, quitándoles el componente mediático-romántico de esta instancia, ¿son voluntades de la revolución proletaria que conquistarían el hijo de Alfonsín o El Padrino? Curiosa forma de medir al 50 por ciento que no votó K.

Con la oposición autoasumida hacia octubre en una caída irreversible y ya dedicada al placé del Congreso y las concejalías, y salvo por algún “efecto Atocha” que no está en cálculos de nadie, casi la única pregunta a dos meses vista sería qué actitud asumirán los grandes medios militantes de la furia antikirchnerista. Por el momento, se los nota más bien absortos. Las dos respuestas probables, sin embargo, conducen a una lógica parecida. Si bajan el tono, a esta altura es difícil que se los crea auténticos. Y si no lo hacen, les irá peor todavía. Pero cuidado con descifrar eso como el símbolo de una decadencia insalvable.

Las elecciones, cualesquiera, son episodios. Lo que expresan las urnas es volátil. Nunca lo es, en cambio, la acción de quienes representan intereses de poder concentrados y brutales.

© Escrito por Eduardo Aliverti y publicado por el Diario Página/12 el lunes 22 de Agosto de 2011