jueves, 5 de noviembre de 2009

Bignone y compañía, al banquillo por la memoria... De Alguna Manera

Bignone y compañía, al banquillo por la memoria...

El último dictador Reynaldo Bignone comenzó a ser juzgado el lunes ante el Tribunal Oral Federal Nº 1 de San Martín por los delitos de lesa humanidad.

Está acusado de ser responsable, junto con otros siete represores, de los secuestros, torturas, desapariciones y homicidios de 56 detenidos en Campo de Mayo.

Junto con Bignone también son juzgados son Santiago Riveros, máximo responsable de Campo de Mayo, Fernando Verplaetsen, jefe de inteligencia, los ex directores del Batallón de Inteligencia 601, coronel Carlos Tepedino; y de la Escuela de Infantería, Jorge Osvaldo García, Eugenio Guañabens Perelló y Germán Montenegro.

El Tribunal, compuesto por los jueces Marta Milloc, Héctor Sagretti y Daniel Cisneros, tuvo que mudar el desarrollo del juicio a una cancha de Fútbol 5, ya que la sala del TOF1 posee capacidad para sólo 15 personas.

Familiares y seres queridos asisten a la audiencias y portan pancartas con fotos de desaparecidos.

Entre 1976 y 1980 funcionaron en Campo de Mayo cuatro centros clandestinos de tortura y muerte: El Campito, Las Casitas, el Hospital Militar y la Prisión de Encausados, donde en la actualidad se encuentran detenidos varios represores.

Se calcula que en esos sitios estuvieron secuestradas más de 5.000 personas, de las que prácticamente no quedaron sobrevivientes. Según los pocos testimonios que se pudieron reunir, en el hospital se montó una maternidad clandestina donde numerosas prisioneras dieron a luz bebés que fueron apropiados por otras familias.

El general retirado Fernando Verplaesten, imputado por delitos de lesa humanidad, realizó gestos impropios hacia el abogado denunciante mientras su defensa pedía su inimputabilidad.

© Publicado en el Diario Crítica de la Argentina el jueves 5 de Noviembre de 2009.




lunes, 2 de noviembre de 2009

Dos personas que se decían Amigas... De Alguna Manera

Dos personas que se decían Amigas...

Esta es la historia de dos personas que se decían amigas.

Había una vez una persona que se decía amiga de otra.

Juntas fueron caminando y sorteando piedras que les ponía el camino...

Una trabajaba laboriosamente como una hormiguita... en silencio y sin mostrarse demasiado.

La otra brillaba permanentemente como una luciérnaga, recibiendo halagos, besos, y todos los galardones que quizás eran de la hormiguita.

Un día, la que parecía exitosa le dijo a la laboriosa... gracias pero no te necesito mas, encontré alguien mejor que vos... quito de vos la carga del trabajo... te agradezco todo lo que hiciste pero encontré alguien mejor y por eso ya no me servís.

La hormiguita se sintió muy triste y se dio cuenta que durante todo el tiempo ella solo fue amiga, la otra solo fue una ilusión... nunca fue su verdadera amiga.

Fin de la historia...

Existen en la vida todo tipo de personas, las amigas, las que no lo son, pero existen cosas que no se puede perdonar y se llaman INGRATITUD, DESAGRADECIMIENTO Y DESLEALTAD... jamás hagamos esto del cuento con alguien a quien decimos querer, ya que la otra persona tiene sentimientos y lo que hacemos mal hacia otro es probable que con el tiempo se nos vuelva en contra.

Autor Desconocido

©
Ilustración de Ricardo Fumanal.

El Último Dictador... De Alguna Manera...

Bignone, el último presidente de la dictadura

El ex dictador Reynaldo Bignone será juzgado por crímenes de lesa humanidad en Campo de Mayo. Riveros y Verplaetsen van por su segunda condena. Debuta el coronel Tepedino, ex jefe del Batallón de Inteligencia 601.

Un cuarto de siglo después de colocarle la banda presidencial a Raúl Alfonsín, el último dictador rendirá cuentas ante la Justicia. Reynaldo Benito Bignone, el general que ordenó incinerar los archivos de las Fuerzas Armadas sobre la guerra sucia y que confesó ante una periodista francesa que los desaparecidos “sólo fueron ocho mil”, comenzará a ser juzgado mañana por el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín por crímenes de lesa humanidad en Campo de Mayo, el mayor centro de torturas y exterminio del país durante la última dictadura. El ex presidente de facto tras la aventura de Malvinas, de 81 años, estará acompañado por cinco generales, incluidos tres condenados en agosto por el asesinato de Floreal Avellaneda, más el ex jefe del Batallón de Inteligencia 601, coronel Carlos Alberto Tepedino, y el ex comisario Germán Montenegro. Están imputados por 56 casos de secuestros, tormentos y homicidios.

Ultima escala de miles de desaparecidos, Campo de Mayo es tal vez la mayor deuda del Poder Judicial con la sociedad argentina. A diferencia de la causa ESMA, con setenta procesados y ninguna condena, la mayor guarnición del Ejército va por su segundo juicio con el noventa por ciento de sus represores libres e impunes. La escasez de sobrevivientes es uno de los motivos, tan real como las deficiencias en la instrucción y los obstáculos de la Cámara Federal de San Martín. El condenado más famoso es el general Santiago Riveros, ex jefe del Comando de Institutos Militares, de la ex Zona IV, y responsable de los centros clandestinos El Campito, Las Casitas, el Hospital Militar donde funcionó la maternidad clandestina, y la ex Cárcel de Encausados, que hoy aloja a represores con preventiva pero donde ningún juez realizó nunca una inspección ocular.

Riveros, de 86 años, quien purga su sentencia en el penal de Marcos Paz, volverá a ser juzgado junto con otros dos condenados: los generales Fernando Ezequiel Verplaetsen, 84 años, ex jefe de inteligencia, y Jorge Osvaldo García, 82 años, que esta vez no será juzgado como ex director de la Escuela de Infantería sino del Colegio Militar de la Nación, escala previa al “Campito” de varios secuestrados. García lamentó hace dos meses la pasividad de sus cómplices civiles, “entusiastas de las Fuerzas Armadas de entonces” a quienes “no se les pide adhesión pero sí memoria”. El nuevo juicio le permitirá seguir pensando el tema, ya que incluirá el caso de Héctor Ratto, obrero de Mercedes Benz. Su gerente de producción Juan Rolando Tasselkraut entregó en presencia de Ratto la dirección de uno de los catorce delegados de la firma que permanecen desaparecidos.

Los otros dos generales tienen 83 años. Eugenio Guañabens Perelló será juzgado como autor mediato de secuestros y homicidios cuando dirigía en 1977 la Escuela de Servicios para Apoyo de Combate General Lemos y comandaba el área militar 470, en el partido de General Sarmiento. Eduardo Alfredo Espósito fue ese mismo año director de la Escuela de Ingenieros y jefe del área 410, que abarcaba Escobar y Tigre, pagos del preso más famoso de la causa: el ex intendente y torturador confeso Luis Patti.

El séptimo militar es Tepedino, a quien Página/12 fotografió y denunció en 2003 por violar su arresto domiciliario. El coronel retirado de 82 años fue director de Inteligencia Interior de la SIDE entre 1975 y 1977 y comandó el Batallón de Callao y Viamonte en 1978 y 1979. El 601 procesaba y redistribuía la información que los destacamentos de inteligencia del Ejército de todo el país arrancaban en las mesas de torturas. Tanto Bignone como Riveros destacaron en sus indagatorias el rol de los subordinados de Tepedino. “El traslado de detenidos era decidido por personal de inteligencia del Batallón 601 destinado en Campo de Mayo, ya que eran los especialistas en interrogatorios. Gracias a ellos se ganó la guerra”, celebró Riveros.

Uno de los torturadores más recordados entre los sobrevivientes fue Néstor León López, miembro de Prefectura Naval a quien el 601 destinó en comisión a El Campito, donde se especializó en militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo. “El Alemán”, que usaba una fusta para realzar su autoridad, fue identificado cuando ya había muerto por Juan Carlos Scarpati, que no dudó al ver las fotos de su legajo. También murió a tiempo el teniente coronel Jorge Voso, alias “Ginebrón” o “Víctor”, ex responsable del centro clandestino.

Otro interrogador impune pero vivo es Carlos Eduardo Somoza, alias “Gordo” o “Fito”, ex miembro de Gendarmería y de la Central de Reunión del 601. Hace treinta años usaba el nombre de cobertura César Ernesto Segal y se especializaba en militantes de Montoneros. Tal como informó Página/12, Somoza se fugó hace tres meses con la colaboración de un agente de la División Operaciones del Departamento Seguridad del Estado de la Policía Federal, que tocó timbre en su casa y fue a un locutorio a avisar que no estaba. La captura frustrada la había requerido el juez Ariel Lijo por su rol en el Operativo Murciélago. Su detención en la causa Campo de Mayo fue solicitada hace dos años, pero ni el ex juez Martín Suares Araujo ni su subrogante Juan Manuel Yalj la ordenaron aún.

© Escrito por Diego Martínez en el Diario Página/12 del día lunes 2 de Noviembre de 2009.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-134545-2009-11-02.html

sábado, 31 de octubre de 2009

Lengua Castellana... Machista... De Alguna Manera

ZORRO = Héroe justiciero.

ZORRA = Puta.


PERRO = Mejor amigo del hombre.

PERRA = Puta.


AVENTURERO = Osado, valiente, arriesgado.

AVENTURERA = Puta.


CUALQUIER = Fulano, Mengano, Zutano.

CUALQUIERA = Puta.


CALLEJERO = De la calle, urbano.

CALLEJERA = Puta.


HOMBREZUELO = Hombrecillo, mínimo, pequeño.

MUJERZUELA = Puta.


HOMBRE PÚBLICO = Personaje prominente. Funcionario público.

MUJER PÚBLICA = Puta.


HOMBRE DE LA VIDA = Hombre de gran experiencia.

MUJER DE LA VIDA = Puta.


PUTO = Homosexual.

PUTA = Puta.


HEROE = Ídolo.

HEROÍNA = Droga.


ATREVIDO = Osado, valiente.

ATREVIDA = Insolente, mal educada.


SOLTERO = Codiciado, inteligente, hábil.

SOLTERA = Quedada, lenta, ya se le fue el tren.


SUEGRO = Padre político.

SUEGRA = Bruja, metiche, etc.


MACHISTA = Hombre macho.

FEMINISTA = Lesbiana.


DON JUAN = Hombre en todo su sentido.

DOÑA JUANA = La mujer de la limpieza.


Los Artistas... José Carabajal... "El Sabalero"... De Alguna Manera...

José Carbajal...
José Carbajal nació en 1944 en Juan Lacaze, pueblo cercano a la ciudad de Colonia, de familia obrera. Como toda su familia, José trabajó en la fábrica de textil de su pueblo, como tejedor. La industria textil es una de las más importantes del Uruguay, y como tal ha conocido muchos conflictos obreros y un fuerte movimiento sindical. A los 14 años Carbajal se afilió al sindicato de textil.

Como la mayoría de los cantantes populares, Carbajal aprendió solo a cantar y a tocar la guitarra. La primera vez que cantó en público fue en 1966, en el "Festival Departamental de Folklore", en Colonia. En 1967 actuó por primera vez en Montevideo en el "Festival Beat y de Protesta, donde él era el único que cantaba canciones folklóricas y populares. 

Se hizo conocido con "Sabalero", una canción sobre el oficio duro de pescar sábalos, que tienen que ejercer muchos hombres del litoral, su región natal. A partir de entonces a Carbajal se le llama "El Sabalero". "Sabalero" es también el título de su primer disco simple, que salió en Orfeo, en el 68. Además de la canción que le dió título, el disco contiene también "Pichonero", sobre un muchacho que a causa de su pobreza tiene que ir a cazar pichones. 

En esa época Carbajal comenzó a trabajar en la televisión y desde entonces ha podido vivir trabajando como cantante. Tenía en el canal oficial de la televisión un programa musical: "Algo nuestro". También cantaba en otros tres canales de la TV y en varias radios. 

Pero ha sido sobre todo la canción "Chiquillada", la que le ha hecho popular en ámbitos tanto de izquierda como de derecha, vendiéndose muy bien. Esta canción, referente a niños que están jugando con pocos recursos, fue grabada en el sello Orfeo en el longplay "Canto Popular". Además de canciones como "Chiquillada" y "La Sencillita", que son más nostálgicas que combativas, este LP tiene también motivos políticos: "A mi gente", que es un candombe carnavalesco de mucha combatividad; "Medio gato", una denuncia de "la milicada" y "El hombre del mameluco". Esta última milonga la hizo Carbajal después del asesinato del estudiante Liber Arce en 1968 pero tomando como tema a otras víctimas de la explotación: los obreros y su lucha contra la represión. 

Carbajal formó parte del centro de la Canción y al mismo tiempo del Comité de Apoyo a Cuba. Junto con cantantes como Yamandú Palacios, Pancho Viera y otros que eran, como él, militantes de ambas organizaciones, fue detenido a mediados de 1969. Ya en aquel entonces ocurría muchas veces que a los detenidos por motivos políticos no se les hacía ningún tipo de acusación, y éste fue también el caso de "El Sabalero" y sus compañeros. Estuvieron detenidos un par de meses en cuarteles en el interior del país, ya que los penales en Montevideo estaban completamente llenos de empleados bancarios que habían sido militarizados, a causa de la gran huelga bancaria llevada a cabo en ese año. 

Ahora, para la burguesía, "El Sabalero" seguía siendo "ese pobre muchachito del pueblo que canta canciones tan tiernas" y el sello Orfeo aún veía ganancias en el cantante. A fines de 1969 salió un segundo LP, "Bien de pueblo", que tiene principalmente canciones de amor y otras canciones afectivas. 

También continuó sus giras por el interior del país, que había iniciado ya antes de su detención. Ha cantado prácticamente en todos los departamentos, en actos políticos y sindicales (de la CNT, del Frente Amplio, para el Partido Comunista y para los anarquistas), pero también cantaba mucho en escuelas, en boliches (28), para el Congreso Internacional del Disco y hasta para una empresa de artículos de belleza. 

La censura, que se venía aplicando ya desde algún tiempo en la radio y la televisión, también afectó a Carbajal, y aproximadamente en 1970 se le prohibió la entrada en los estudios. Con esto perdió gran parte de sus medios de vida y se fue a la Argentina, donde hizo programas radiofónicos. En ese país le pasó algo que todavía no le había ocurrido en el Uruguay: se le prohibieron dos canciones: "El hombre del mameluco" y "Medio Gato". Por lo tanto su disco "Canto Popular" no contiene esas dos canciones en la edición argentina. 

Hasta el 73 Carbajal ha vivido en la Argentina, donde salieron otros dos LP´s suyos. Uno de ellos es "Pelusa", llamado así por contener una canción a un perro. Aunque vivía en la Argentina, pudo cantar en el Uruguay hasta el 73, y lo hacía regularmente. En la Argentina salieron otros dos discos suyos: "Octubre" y "No te vayas nunca, compañera". La canción-título de este último LP es considerada por Carbajal como una de las que más impacto ha tenido entre las suyas. 

También se ha estado preparando un longplay suyo en el sello chileno DICAP, en el año 1973. Se iba a llamar "Visita", pero nunca salió, a causa del golpe militar en Chile. 

Carbajal vive en París desde principios de 1975. Actúa regularmente en Holanda, donde el Colectivo de Cultura Latinoamericana (KKLA) editó el longplay "Volveremos", con e.o. "Basta ya", una canción de Atahualpa Yupanqui. Este LP contiene más canciones de otros autores, mientras que en sus discos anteriores Carbajal tendía a incluir sólo canciones propias. 

En 1979 el Uruguay Koordinatie Komité editó "Dónde están?", un disco simple dedicado a los niños uruguayos desaparecidos, con una canción de "Los Olimareños" y "Angelitos", interpretada por Carbajal y un coro de niños exiliados. 

Hace poco, en 1980, el KKLA sacó a la venta un longplay de Carbajal, "Colmeneras". 

Espacio dedicado a los Artistas que han pasado por nuestro Programa De Alguna Manera, 97.1 Mhz. F.M. Latinoamericana... "La Radio del barrio de Saavedra"... Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.



Hasta Siempre Yahoo Geocities... De Alguna Manera...


Muchas Gracias Yahoo Argentina por tantos años de "alojamiento" en tu casa...



© http://ar.geocities.yahoo.com/index.php


jueves, 29 de octubre de 2009

Por un instante... Pierde la Memoria... De Alguna Manera...


Por un Instante… Pierde la Memoria…

Por un instante…
Olvidé mis miedos,
fui libre de mis apegos.

No reconocí los fantasmas que me oprimen.
No cargue con la ansiedad de mis ilusiones.

No me ofendí por que no recordaba
que debía defender.

No me sentí inseguro por que desconocía
que había opiniones más importantes que mi vida.

No juzgue por que ignoraba
como ser mejor o peor que nadie

Por un instante…
Ni fui alguien…
Ni fui nadie…
Solo fui…

Viví sin saber que había buenos y malos días.

Por un instante
olvide las culpas de mis pecados
y los deberes que imponen mis glorias.

Y... Ahora que lo recuerdo

Fue solo un instante.

Cuídate de tus memorias
cuando son una barrera a que vivas.
Como te mereces y disfruta
cada instante que te regala la vida.

lunes, 26 de octubre de 2009

Virus H1N1... Desmontando la infame mentira... De Alguna Manera...

Es monja benedictina del Monasterio de Sant Benet en Montserrat, Barcelona, pero también doctora en medicina, especialista en medicina interna, graduada en Barcelona y con la especialidad realizada en el State University of New York.

El video de Teresa Forcade, Doctora y Monja del Monasterio de Monserrat, España enseña y aclara verdades sobre la esperada vacuna de la gripe A y la presión de la OMS sobre los PAISES para imponer la vacunación a los ciudadanos con "carácter de obligatoriedad" bajo multas de 1000 euros y en EEUU, Bélgica y Francia con cárcel y ley marcial.


P.D: HACER VUESTRAS PROPIAS INVESTIGACIONES, usad Internet para expandir la conciencia..... antes de que la censuren...


© http://vimeo.com/6790193 para ver el video.




Redes Sociales... De Alguna Manera...

¿ Cuál es el impacto de las redes sociales en nuestro mundo?

Este video es la versión en español de “Social Media Revolution” de Erik Qualman y nos da algunas pistas de como el mundo se está reestructurando en base a esta nueva forma de aprender y compartir información.


domingo, 25 de octubre de 2009

Los Artistas... Alfredo Zitarrosa... De Alguna Manera

Guitarra Negra. Parte I




Guitarra Negra. Parte II




© Publicado por Yuo Tube (cesare1972)

Espacio dedicado a los Artistas que han pasado por nuestro Programa De Alguna Manera, 97.1 Mhz. F.M. Latinoamericana... "La Radio del barrio de Saavedra"... Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.

LAC & Co.

Maradoooooo... Maradoooooo... De Alguna Manera...


El pibe no respeta el libreto, siempre tiene una salida inesperada, una gambeta que desconcierta, un zigzag que atraviesa el aire y tiemblan las conciencias, un serpenteo sorprendente y desfachatado.

Pero, ¿Qué fue lo que dijo después del partido con Uruguay para que todo el mundo hable de sus dichos...?

Ah, ya sé, dijo que hay que poner pena de muerte para los pibes... No, no, esa fue Susana Giménez.

Ya sé, ya sé, dijo que a mí Honduras me importa un carajo... No, no, esa fue Mirta Legrand.

Pará, pará, ya sé, dijo que me subo al auto con vidrios polarizados y lo que pasa afuera me importa una mierda... No, no, no, esa fue Moria Casán.

Sí, sí, claro, dijo: "la gente en la calle dice que se vayan, la gente en la calle dice los quiero matar, la gente en la calle dice a ver si los derrumban..." No, no, no, esa fue Elisa Carrió.

Claro, qué boludo, dijo Te voy a matar con mis propias manos, me voy a encargar yo de hacerte mierda... (a Eduardo Luis Duhalde, en un juicio a represores) No, no, me parece que fue Cecilia Pando.

Bueno, no sé, la verdad no sé qué dijo Maradona, ¿Qué cosa grave habrá dicho este boludo...?

© Escrito y publicado por Daniel Mancuso en http://danielmancuso.blogspot.com

Marx, Engels y América Latina... De Alguna Manera



El 25 de octubre de 1917 comenzó la Revolución Rusa. Basándose en las teorías de Karl Marx, Vladimir Lenin encabezó en esta fecha la primera revolución comunista del siglo XX, instauró la dictadura del proletariado, adoptó como régimen político la República Federal Socialista y Soviética Rusa y expropió a los terratenientes de sus tierras y las repartió entre los campesinos. Las empresas pasaron a ser propiedad del estado, bajo el control de los mismos trabajadores. La Revolución de Octubre -el acontecimiento político, económico y social más importante del siglo XX- tuvo lugar el 7 de noviembre de 1917 de nuestro calendario, pero al momento de la revuelta, Rusia aún se regía por el calendario juliano, mientras que la mayoría de los países occidentales, inclusive la Argentina, se regían por el calendario gregoriano. Reproducimos a continuación un artículo aparecido en 1972 en La Opinión Cultural, que alude al pensamiento de Marx y Engels sobre América Latina.

Contradicciones de un pensamiento acerca del problema nacional.

Insertos en las luchas políticas de su época, y elaborando al mismo tiempo herramientas teóricas que permitieran provocar el cambio social, KarL Marx y Friedrich Engels no desdeñaron ocuparse del Nuevo Continente. Dentro de sus escritos teóricos y sus actividades en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, estas reflexiones sobre Norte y Sudamérica son periféricas, pero –no pocas veces– audaces. Sin embargo, resulta irrelevante criticar a los fundadores del materialismo histórico con ojos dogmáticos. Seres humanos al fin, productos también de la Historia, su marxismo no es infalible; y si en su afanosa elaboración de la realidad muchas veces erraron los cálculos, no por eso sus aciertos son menores.

Cuadernos de Pasado y Presente publicará próximamente en el país Materiales para la historia de América Latina de Karl Marx y Friedrich Engels, una laboriosa edición con notas críticas de todos los textos que los pensadores alemanes dedicaron a esta parte del continente, muchos de los cuales se editan en español por primera vez. En estas páginas se incluye un fragmento de la introducción al libro, a cargo de Pedro Scaron, y una interesante correspondencia de Engels que revela su conocimiento del movimiento obrero en Buenos Aires.

Introducción

América Latina rara vez fue objeto de atención preferente, o siquiera sostenida, por parte de Marx y Engels. Para la conciencia europea del siglo XIX esta región del mundo era casi una terra incognita, y sólo grandes acontecimientos (la lucha por la independencia hispanoamericana, la guerra de México, la intervención anglo-franco-española contra ese mismo país) obligaron a no pocos estudiosos y políticos del Viejo Mundo a recordar que el término “América” no siempre era un sinónimo exactamente intercambiable por la denominación “Estados Unidos”. Pese a su talento y sus intereses poco menos que enciclopédicos, Marx y Engels no fueron en ese aspecto una excepción. Los textos suyos referidos directa o indirectamente a América Latina, aunque más abundantes de lo que generalmente se supone, representan una parte muy pequeña de su obra total.

Estos Materiales para la historia de América Latina constituyen también, y en muy primer lugar, materiales para la historia del pensamiento marxista. En contra de teorías muy difundidas, según las cuales con la redacción del Manifiesto comunista quedarían trazadas, poco menos que definitivamente, las grandes líneas de la concepción que Marx se había formado del mundo, líneas que en los decenios sucesivos sólo conocerían una prolongación armoniosa, el análisis de estos textos contribuye a hacer patente que la evolución del pensamiento de Marx y Engels sobre la cuestión nacional es extremadamente compleja. Diríamos que accidentada, inclusive. La filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés, vale decir lo que Lenin llamó con acierto las “tres fuentes” o “tres partes integrantes del marxismo”, se fusionaron aquí menos felizmente, más conflictiva y trabajosamente que en otras esferas del ideario de Marx.

Es posible reconocer varias etapas en el desarrollo del pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional, y en particular sobre la expansión de los grandes países del Occidente europeo a expensas del mundo extraeuropeo.

Una primera, con fecha de comienzo imprecisa pero no posterior a 1847, y que se cierra de Crimea (1856). Lo característico de este período es que Marx y Engels combinan el repudio moral a las atrocidades del colonialismo con la más o menos velada justificación teórica del mismo. Los famosos artículos sobre la dominación británica en la India enuncian notablemente esta posición, reseñada así por el propio Marx en una carta del 14 de junio de 1853 a Engels: “He proseguido esta guerra oculta (a favor de la centralización) en mi primer artículo sobre la India, en el que se presenta como revolucionaria la destrucción de la industria vernácula por Inglaterra. Esto les resultará muy shocking(a los editorialistas de The New York Daily Tribune, el periódico norteamericano en el que colaboraba Marx). Por lo demás, la administración británica en la India, en su conjunto, era cochina y sigue siéndolo hasta el presente”.

A juicio de Marx y Engels el capitalismo desarrollado de países como Inglaterra ejercía una influencia “civilizadora” (en ocasiones ellos mismos ponían esta palabra entre comillas) sobre los “países bárbaros”, aún no capitalistas; los sacaba de su quietud (una quietud muy hegeliana, dicho sea entre paréntesis) para arrojarlos violentamente a la senda del progreso histórico. Las consecuencias devastadoras de la libre competencia a escala mundial eran tan positivas, en último análisis, como las que resultaban de aquélla en el interior de un país capitalista cualquiera. La libertad comercial aceleraba la revolución social. Era natural, entonces, que Marx, aun cuando “solamente en ese sentido revolucionario”, se pronunciara en esa época “a favor del libre cambio”.

Todavía a fines del decenio de 1850 Marx se burla del proteccionista Carey porque éste, aunque consideraba “armónico” el aniquilamiento de la producción patriarcal por la industrial dentro de un país determinado, tenía por “inarmónico” el que la gran industria inglesa disolviera las formas “patriarcales o pequeñoburguesas” de la producción nacional de otros países. Carey relegaba al olvido “el contenido positivo de estos procesos de disolución (…) en su manifestación plena, correspondiente al mercado mundial”.

Dentro de la misma Europa, determinadas naciones eran para Marx y Engels las portadoras del progreso histórico, mientras que las demás no tenían otra misión que la de dejarse absorber por sus vecinos más poderosos. ¿Esta tesis, puede preguntarse el lector, no contradecía la exigencia internacionalista formulada en el Manifiesto, la consigna que demandaba la unidad de los proletarios de todos los países, excluyendo implícitamente las rivalidades nacionales entre ellos? Marx y Engels, muy posiblemente, habrían respondido que la pregunta estaba mal planteada: aquella consigna sólo podía tener validez para las relaciones entre países… donde hubiera proletarios. “En todos los países civilizados el movimiento democrático aspira en última instancia a la dominación política por el proletariado presupone, por ende, que exista un proletariado; que exista una burguesía dominante; que exista una industria que produzca al proletariado y que haya vuelto dominante a la burguesía. De todo esto no encontramos nada en Noruega ni en la Suiza de los primitivos cantones”. A fortiori, pretender aplicar a la guerra entre Estados Unidos y México, por ejemplo, los principios de lo que después se llamó internacionalismo proletario, habría sido visto por Marx y Engels como el colmo de la desubicación histórica.

Hacia 1856 se abre una nueva etapa en el pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional y colonial, la cual dura, también aproximadamente, hasta la fundación de la Internacional (1864). Se trata de una fase de transición. Marx y Engels no revisan claramente sus concepciones teóricas sobre la relación entre las grandes potencias europeas y el mundo colonial o semicolonial, pero en sus escritos acerca del tema el aspecto que prevalece, en la mayor parte de los casos, es la denuncia de los atropellos de aquellas potencias y la reivindicación del derecho que asistía a chinos, indios, etc., de resistir contra los agresores u ocupantes extranjeros. Un hecho interesante es que la mayor parte de los trabajos de Marx y Engels sobre el colonialismo se ubican en esta etapa, que en cierta medida coincidió con la de su actividad periodística más intensa.

Los límites del tercer período se pueden fijar entre 1864 y la muerte de Marx. Si desde cierto punto de vista es exacto que Marx es uno de los principales fundadores de la Internacional, no menos cierto es que ésta contribuye, aunque no a fundar, sí a desarrollar el internacionalismo de Marx, a liberarlo de elementos contradictorios con ese internacionalismo. Es notable, con respecto a la cuestión irlandesa. Mientras que en 1848 Marx hacía suya la ambigua consigna cartista de “establecer una firme alianza entre los pueblos de Irlanda y Gran Bretaña”, en cartas de noviembre de 1867 le escribe a Engels: “Antes consideraba imposible la separación entre Irlanda e Inglaterra. Ahora lo considero inevitable, si bien después de la separación puede establecerse una federación”. “Lo que necesitan los irlandeses es:
1. Gobierno propio e independencia de Inglaterra, 2. Una revolución agraria (…) 3. Tarifas protectoras contra Inglaterra. 

La Unión (de 1801 entre Inglaterra e Irlanda), al dejar sin efecto las tarifas protectoras establecidas por el parlamento irlandés, destruyó toda vida industrial en Irlanda”. El librecambista (“seulement dans le sens révolutionnaire”) de 1848, en 1867 es un lúcido expositor de la necesidad de que países como Irlanda defiendan de la competencia británica, erigiendo barreras protectoras, sus incipientes industrias.

No menos profunda es la evolución del pensamiento de Marx, durante el período, con respecto a la India. Aunque no generaliza sus hallazgos empíricos en este terreno, el auto de El Capital se aproxima a la noción del subdesarrollado. Estamos lejos de las tesis según la cual el capitalismo inglés, mefistofélicamente condenado a hacer el bien pese a su naturaleza maligna, engendraría la industria moderna en su inmensa colonia asiática. “Más que la historia de cualquier otro pueblo, la administración inglesa en la India ofrece una serie de experimentos económicos fallidos y realmente descabellados (en la práctica, infames). En Bengala crearon una caricatura de la gran propiedad rural inglesa; en la India Sudoriental, una caricatura de la propiedad parcelaria; en el Noroeste, en la medida en que les fue posible, transformaron la comunidad económica india, con su propiedad comunal de la tierra, en una caricatura de sí misma”.

El apoyo de Marx a la rebelión de los indios ya no es, en esos años, de índole pura o fundamentalmente moral. Diversos textos sugieren a las claras que Marx se ha persuadido de la incapacidad de Inglaterra para cumplir, en la India, con la segunda fase de la “doble misión” que él le asignara en los artículos de 1853, id est, la de “sentar los fundamentos materiales de la sociedad occidental en Asia”.

A fines de este periodo, meses antes de la muerte de Marx, Engels realiza una importantísima contribución teórica al definir, respondiendo a consultas de Kautsky, la política que a su juicio debía mantener, en sus relaciones con el mundo colonial, el proletariado victorioso. Partiendo – al igual que en los Principios del comunismo, redactados por él 35 años atrás – de la tesis de que la revolución socialista sería llevada a cabo por la clase obrera de los países europeos más adelantados (y por la de los Estados Unidos), Engels establece lo siguiente: 1) el proletariado se hará cargo “provisionalmente” de las colonias pobladas de indígenas, a las que “habrá de conducir lo más rápidamente posible, a la independencia”; 2) “el proletariado que se libera a sí mismo no puede librar guerras coloniales”; 3) “el proletariado victorioso no puede imponer a ningún pueblo felicidad alguna sin socavar con ellos su propia victoria”.

Antes de pasar a la etapa cuarta y final (esto es, al último período de la vida de Engels), señalemos un hecho significativo: a lo largo de los tres períodos descritos, la evolución del pensamiento de Marx y Engels es, en lo que respecta al problema nacional en el marco de Europa continental, muchísimo más lenta que en lo tocante a las relaciones entre Inglaterra e Irlanda o entre las grandes potencias europeas y el mundo extraeuropeo. En 1866, en una serie de artículos escrita a solicitud de Marx, Engels sigue negando a los “residuos de pueblos” (servios, checos, rumanos incluidos) el derecho a una existencia nacional independiente, a la que sí son acreedores los grandes pueblos dotados de “fuerza vital”, “viables”.

En los años siguientes, la militancia en la Internacional y en el movimiento socialista europeo hace que pronunciamientos de este género se vuelvan cada vez menos publicables, por lo que se los relega a lo que Marx denominaba el “lenguaje brutal de las cartas”. Todavía en 1882, en correspondencia con Kautsky y Bernstein, Engels reitera con variantes no esenciales, su actitud de c1849 respecto a los esclavos de los Balcanes, “doscientos nobles pueblos de bandoleros”, “pintorescas nacioncitas” aliadas del zar y a las cuales únicamente después de la caída de éste se les podría conceder la independencia, aunque nunca, por ejemplo, el derecho de que impidieran “la extensión de la red ferroviaria europea hasta Constantinopla”.

La cuarta etapa, como hemos señalado, la constituyen los años que van de la muerte de Marx a la de Engels. Aunque en aspectos particulares éste desarrolla con acierto, durante el periodo, conceptos suyos o de Marx sobre le problema nacional, en general ésta una fase de estancamiento, cuando no de involución. El mundo que queda más allá de Europa y de los Estados Unidos despierta cada vez menos el interés del viejo militante, y su actitud ante los problemas europeos presenta notorias afinidades con la posición “patriótica” que, ante la primera de las guerras mundiales, adoptara la primera de las guerras mundiales, adoptara la socialdemocracia alemana. En 1891, cuando parece inminente el estallido de una contienda bélica entre Alemania, por un lado, y Rusia y Francia por el otro, Engels asegura a Bebel y otros dirigentes socialistas que si Alemania es atacada “todo medio de defensa es bueno”: ellos deben “lanzarse contra los rusos y sus aliados, sean quienes sean”. Podría ocurrir, incluso, sostiene Engels, que en ese caso “nosotros seamos el único partido belicista verdadero y decidido”.

¿Se ajusta la periodización anterior a los textos de Marx y Engels sobre América latina? En líneas generales, sí, y particularmente en lo tocante a las dos primeras etapas. Los clásicos del marxismo pasan de un respaldo categórico y entusiasta a la expansión norteamericana, en la etapa que tentativa y aproximadamente hemos fechado entre 1847 y 1856, a la crítica de la misma en el período que va, poco más o menos, de 1856 a 1864. En 1861 y años siguientes Marx se opone resueltamente a la intervención anglo-franco-española en México, pero no deja de ser significativo – y típico del período que nos ocupa – que el fundamento exclusivo de sus críticas a los intervencionistas sea algo tan poco “marxista”, o si se quiere tan poco específicamente “marxista”, como el viejo derecho de gentes. Los interesantes artículos de Marx en defensa de México podrían haber sido firmados por más de un burgués honesto, hostil a la política pirata de Palmerston y Napoleón III, y no resulta extraño, por ello, que se les utilizara en el parlamento británico para demostrar la insensatez e ilicitud de esa política.

Insuficientemente representada, en cambio, está la etapa que ubicamos entre la fundación de la Internacional y la muerte de Marx. Se echan de menos, en particular, análisis de la claridad y contundencia alcanzadas por algunos de los que en esa misma época Marx dedicara a Irlanda y a la India. Los textos “latinoamericanos” escritos por el viejo Engels en sus doce últimos años de vida, aunque interesantes, tampoco caracterizan suficientemente la evolución experimentada, en ese período, por sus ideas sobre el problema nacional.

Párrafo aparte merece el artículo sobre Bolívar, escrito por Marx en 1858. El más grande de los teóricos europeos del siglo XIX compone una biografía de la más relevante figura latinoamericana de esta centuria; si el resultado no fue todo lo importante que pudo ser, ello se debe, en parte, a algunos de los motivos que harto esquemáticamente hemos esbozado en páginas precedentes. Aunque por esa fecha Marx evolucionaba hacia posiciones diferentes, compartía aún el juicio monocordemente pesimista de su maestro Hegel sobre América latina. Otros elementos gravitaron también en él, y siempre en el mismo sentido negativo. La afición de Bolívar por la pompa, los arcos triunfales, las proclamas, así como el naciente culto a la personalidad del Libertador, pueden haber inducido a Marx a ver en aquél una especie de Napoleón III avant la lettre, esto es, alarmantes similitudes con un personaje que despertaba en Marx el más abismal y justificado de los desprecios. (No nos consta que alguna vez haya comparado a Luis Bonaparte con el general y político sudamericano, pero sabemos en cambio que los asimiló por separado al mismo tertium comparationis, el emperador haitiano Soulouque). Lo curioso es que Marx – cuya información sobre Bolívar era insuficiente, pero no tan pobre como suele creerse – en su ensayo biográfico pasó como sobre ascuas o sencillamente dejó de lado temas que, de no encontrarse tan entregado a la tarea de demoler la figura del Libertador, tendrían que haberle interesado vivamente. 

En las Memorias del general Millar, sin duda la mejor de las fuentes por él consultadas, aparecen escasas pero sugerentes referencias a la actitud de las clases sociales latinoamericanas ante la guerra independentista, a la situación de los indios y el alcance de la abolición bolivariana del pongo y de la mita, al proyecto de Bolívar de vender las minas del Bajo y el Alto Perí a capitalistas ingleses (proyecto resistido por las clases altas, partidarias, dicho sea de paso, de que las minas se cedieran gratuitamente). Pero de esos y otros temas, cuyo tratamiento por la pluma de Marx hubiese podido ser tan enjundioso, no encontramos huellas en la biografía de Bolívar, centrada en la historia militar y política. Con ello no queremos significar que ese extenso artículo carezca de relevancia. Más importante que como biografía bolivariana, sin embargo, el opúsculo de Marx tiene un valor propio como documento para el estudio de Marx.

Pedro Scaron

La Internacional Comunista y Buenos Aires

Aunque brevísimos, los textos siguientes contienen datos de interés sobre las relaciones entre Marx, Engels y la Internacional por una parte, y por otra el movimiento obrero bonaerense a comienzos del decenio de 1870.

No eran, por lo que sabemos, los primeros contactos de la gran asociación proletaria con organizaciones obreras latinoamericanas. En su informe a la conferencia de Londres (1865), los delegados franceses aseguran que “se han tomado medidas para entablar correspondencia con Río de Janeiro y con las colonias de Guadalupe y Martinica”.

La Sociedad Tipográfica Bonaerense, fundada en 1857, comenzó a enviar en 1870 al Consejo Federal de las secciones internacionalistas españolas su periódico, que es el mencionado por Engels en el texto primero.

Francisco Mora comunicó al Consejo General londinense ese hecho y le recomendó ponerse en contacto directo con Buenos Aires; los internacionalistas españoles, a su vez, harían todo lo posible por organizar secciones de la Internacional en América latina.

La derrota de la Comuna de París provocó la diáspora de muchos miles de sus defensores, y no pocos ex comuneros se refugiaron en países latinoamericanos, contribuyendo poderosamente a la difusión de las ideas socialistas (marxistas y anarquistas) en los medios obreros locales. Auguste Monnot, Emile Faesch y otros fundaron, el 28 de enero de 1872, la primera sección (francesa) de la Internacional en Argentina. Según una carta suya al Consejo General, fechada el 14 de abril de 1872, contaban entonces con 89 miembros; tres meses después los afiliados eran 273. Le Moussu, encargado por el Consejo General de las relaciones con América, les habían comunicado ya el 1° de julio la admisión oficial de la sección a las filas de la A.I.T. Poco después de la sección francesa, se fundaron en Buenos Aires otras dos: una italiana y otra española, tal como le escribía a Engels, el 25 de mayo de 1873, Jean Larocque.

En el Congreso de La Haya (setiembre de 1872) la sección francesa de Buenos Aires estuvo representada también por Raymond Vilmart, llamado también “Vilmot”. No parece prudente conceder demasiada importancia al carácter específicamente “bonaerense” de su representación: Vilmart, amigo personal de Lafargue y delegado también de secciones de la A.I.T. en Burdeos, muy posiblemente haya debido su credencial sudamericana a los esfuerzos que Engels realizara por asegurar a los partidarios de Marx una mayoría unida y segura en el congreso. 

Pero el año siguiente, Vilmart llega a la capital argentina; según Segall enviado por Marx “con la ayuda de Engels y amigos”. El 13 de mayo de 1873 acusa recibo de una carta de Marx (lamentablemente no conservada, al parecer) y de un paquete de impresos, y deplora que entre éstos no se cuenten La guerra civil en Francia, el Manifiesto y otras obras. Vilmart desempeñó un importante papel en el movimiento socialista argentino, y más tarde simpatizó con el anarcosindicalismo. Propagó que los socialistas extranjeros “debían abandonar su aislamiento por nacionalidades e integrarse a la clase obrera criolla”.

El descubrimiento de las cartas, hoy perdidas, escritas por Marx y Engels socialistas europeos residentes en Buenos Aires (y todavía se están hallando en Europa, donde la investigación es mucho más intensa, cartas de Marx de las que los expertos no tenían la menor noticia), contribuiría sin duda a un conocimiento mucho más afinado acerca de las secciones de la Internacional en nuestro continente.

Engels y Buenos AiresDe Engels al Consejo Federal Español de la Internacional

Londres, 13 de febrero de 1871

(…) Aún no tenemos sección alguna en Portugal; tal vez fuera más fácil para ustedes que para nosotros establecer relaciones con los obreros de ese país. si ellos es así, por favor escríbannos otra vez sobre el particular. Del mismo modo creemos que, cuando menos en los primeros tiempos, sería mejor si ustedes pudieran trabar relaciones con los tipógrafos de Buenos Aires; de todas maneras, convendría que nos informaran posteriormente sobre los resultados obtenidos. Entretanto podrían prestarnos un servicio grato y útil a la causa, enviándonos un número de los Anales de la Sociedad Tipogr(áfica) de B(uenos) A(ires) a título informativo.

Del informe Oficial el Consejo General de Londres

(…)Nos limitamos a consignar que desde el Congreso de Basilea y particularmente desde la conferencia de Londres, celebrada en setiembre de 1871, la Internacional ha ganado terreno entre los irlandeses en Inglaterra y en Irlanda misma, en Holanda, Dinamarca y Portugal, que se ha organizado firmemente en los Estados Unidos y que existen ramificaciones en Buenos Aires, Australia y Nueva Zelandia. (…)

Karl Marx y Friedrich Engels
(Leído ante el Congreso Internacional de la Haya el 5 de setiembre de 1872)

Pasquale Martignetti (1844-1920), traductor al italiano del Origen de la Familia, Trabajo asalariado y capital y otros escritos de Engels y Marx, había sido acusado (todo hace creer que falsamente) de cometer un desfalco en la oficina donde trabajaba. Antes del fallo judicial (el tribunal de apelaciones finalmente lo absolvió), Martignetti decidió empezar una nueva vida en Buenos Aires y pidió a Engels una carta de recomendación. El interés de la respuesta de Engels consiste en que la misma demuestra que su autor estaba al tanto de la existencia y actividades del club socialista Vorwärts, formado por alemanes radicados en Buenos Aires.

Se había fundado esta institución el 1° de enero de 1882 con el propósito de “cooperar a la realización de los principios y fines del socialismo, de acuerdo con el programa del Partido de la Democracia Social Alemana”. El club publicó durante diez años, a partir de 1886, el periódico socialista Vorwärts y estuvo representa, por intermedio de Wilhelm Liebknecht, en el congreso fundador de la II Internacional (1889). La barrera del idioma y la circunstancia de que la emigración alemana a la Argentina no fuera muy numerosa disminuyeron, sin duda, la influencia de la institución sobre el medio en que actuaba, pero la misma tuvo por momentos un contacto estrecho con los obreros argentinos, como lo demuestran las frecuentes reuniones sindicales que éstos efectuaron en la sede del Vorwärts. El club mismo participó activamente en la organización del primer mitín conmemorativo del 1° de mayo realizado en Argentina.

Ni en la carta a Martignetti ni en la recomendación se menciona por su nombre a ninguno de los socialistas alemanes residentes en Buenos Aires (Engels simplemente pide ayuda para Martignetti a los “compañeros alemanes” que aquél pueda encontrar), lo que permite suponer que el autor del Anti-Dühring no tenía por esa época contacto directo con corresponsales radicados en la Argentina. Tal impresión se robustece por una carta anterior (26 de enero de 1887) de Engels a su traductor: “La República Argentina sería quizás un terreno más favorables; existe allí una numerosa colonia italiana, y usted aprendería el español sin grandes dificultades. Pero está lejos, el viaje es caro y difícil el regreso. El país hace progresos, pero esto es todo lo que puedo decir al respecto”.

En la carta que sigue, Engels habla de un texto del socialista italiano Antonio Labriola (1843-1904), publicado fragmentariamente en la revista II Messaggero (15 de marzo de 1890) bajo el título de La terra a chi la lavoraLabriola proponía que se distribuyera tierra baldía de las colonias italianas a campesinos de la metrópoli; Martignetti, invitado por aquél a escribir sobre el tema, antes de hacerlo le solicitó a Engels su opinión, que incluimos aquí por su referencia final a las aspiraciones de los emigrantes italianos que se dirigían a las colonias o a Buenos Aires.

De Engels a Pasquale Martignetti
Londres, 13 de enero de 1890
Querido amigo.

He meditado sobre el asunto de la recomendación a Buenos Aires. No puedo engañar a los camaradas sobre lo ocurrido. En la medida en que gozo de confianza entre los obreros, ello se funda en la condición previa de que a todo trance les diré la verdad, y sólo la verdad.

Yo me inclinaría, en su lugar, por ir sin ninguna recomendación de ese tipo. No bien allá se entere uno de que usted ha sido condenado, se enterarán ciento, y precisamente gente que no leerá mi testimonio o a la cual nada le importará el mismo. Y en ese caso usted ya no se sentirá más como en su casa, la condena lo perseguirá por todas partes. Más vale una vida nueva con un nombre nuevo. Usted es joven y, a juzgar por su fotografía, fuerte: ¡ánimo, entonces!

Pero para tener en cuenta todos los casos, adjunto un escrito en el que digo a su favor todo lo que sin cargo de conciencia puedo y debo decir. Le vuelvo a aconsejar, sin embargo, que no haga uso del mismo. Tal vez esto vuelva más difícil su lucha en los primeros días. Pero seguramente, a la larga, una ruptura total con el pasado le facilitará las cosas.

Usted sabrá lo que tiene que hacer. Pero ojalá todo esto sea superfluo y la corte de casación le haga justicia.

Muy sinceramente suyo,
F. Engels

Direcciones: Vorwärtsredacción: calle Reconquista 650 nuevo (las calles tienen números viejos y nuevos) Asociación Vorwärts: calle Comercio 880.

© La Opinión Cultural, domingo 12 de Noviembre de 1972, pág. Publicado por http://www.elhistoriador.com.ar