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lunes, 2 de noviembre de 2015

La profecía… @dealgunamanera...

La profecía…


Rebelde y conservadora, clerical y libertaria, vivimos con orgullo la gravitación de Córdoba en la política nacional, aunque a veces vaya a contramano del resto del país.

“Somos el rostro anticipado del país”, decimos los cordobeses toda vez que en Córdoba sucede un hecho extraordinario. La entonación de orgullo o vergüenza delata el tiempo histórico al que aplicamos la frase.

El mío confirmó con creces esa profecía. Dos años antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el derrocamiento del gobierno de Obregón Cano y su vice, el sindicalista Atilio López, por el Jefe de Policía, Antonio Domingo Navarro anticipó el rostro más temido, el de los desaparecidos, las muertes y las torturas.Conocido como “El Navarrazo”, no fue un golpe militar sino una sedición policial, amparada por el gobierno nacional y el temido Ministro de Bienestar Social, López Rega. Un anticipo, también, de la guerra entre los peronistas de derecha y la izquierda de los Montoneros que apoyaban al gobernador cordobés.

Obregón Cano había sido elegido por el voto popular el 15 de abril de 1973 en una segunda vuelta electoral, en la que le ganó al radical Víctor Martínez. La ingeniería electoral diseñada por la dictadura militar estableció el ballotage en caso de que ninguna fórmula alcanzara el 50 por ciento. Todo un acontecimiento en la democratización cordobesa, que incluyó otra novedad. 

El primer debate entre dos candidatos a gobernador, transmitido por el Canal 10 de la Universidad. En la época no se medía el rating, pero Víctor Martínez, que fue vicepresidente de Raúl Alfonsín, reconoció más tarde que el debate había sido decisivo en los resultados electorales. La organización del debate televisivo fue, también para mí, el primer trabajo como joven estudiante de periodismo.

Obregón Cano no era un “subversivo”, un hombre honesto, reformista entrampado entre “la espada de Perón y la pared de los Montoneros”, como escribió el historiador Roberto Ferrero.

Enojado con el peronismo de izquierda, Perón no restituyó el cargo a Obregón Cano ni a su vice. Mandó la intervención a la provincia con una frase lapidaria: “Que los cordobeses se cocinen en su propia salsa”. La Triple A asesinó a Atilio López y Obregón Cano debió asilarse en México. De modo que los cordobeses nos cocinamos en la peor de las salsas del terror, condimentada con el conservadurismo clerical, y militar que atraviesa nuestra historia. Y anticipó el terrorismo que se extendió a todo el país.

Pero si Córdoba anticipa lo que luego se generaliza, también atrasa. Recién veintiocho años después del Juicio a las Juntas, los jueces que llevan la mega causa “La Perla”, el más tenebroso de los campos de detención clandestinos de Córdoba, dictarán este año la sentencia contra los responsables por los delitos de lesa humanidad en los años de la dictadura militar. Entre ellos, el general Menéndez que ya acumula en Córdoba tres condenas a prisión perpetua.

Tierra de dirigentes sindicales honestos y legendarios como Agustín Tosco, la rebelión del “Cordobazo”, que anticipó la caída de la dictadura de Onganía, tiene un antecedente histórico que es nuestro mayor orgullo. “El grito de Córdoba”, cuando en 1918 la huelga de los estudiantes universitarios se convirtió en un  movimiento de rebeldía para terminar con “la tiranía” de los claustros y consiguió reformas profundas que se extendieron a todo el continente. La Reforma Universitaria del 18 consagró la libertad de cátedra, el cogobierno, la gratuidad y la autonomía que inspiró a todas las universidades latinoamericanas, cuyas consignas se escucharon en el Mayo francés del 68.

No deja de ser paradójico que muchos de  los hijos de los reformistas del 18 fueran más tarde parte de los “comandos civiles” que combatieron a Perón. A su vez, padres de los Montoneros que se presentaron en sociedad en Córdoba con la toma de La Calera y anticiparon las acciones guerrilleras en el resto del país. Así pasamos del heroísmo al arrepentimiento. Rebelde y conservadora, clerical y libertaria, industrial y universitaria, laboriosa y cuartetera, vivimos con orgullo la gravitación que Córdoba tiene en la política nacional, aunque muchas veces vaya a contramano del resto del país y los gobernantes se jacten del “cordobesismo” que la aísla.

La industria automotriz, el campo y la Universidad son la matriz cultural de nuestra provincia de raigambre radical, gobernada desde hace doce años por peronistas. La  Universidad es una de las tres, en el país, que mayores recursos recibe,  donde anida “el kirchnerismo”, expresado en la radio y la televisión de la Universidad. Sin embargo, prevalece el humor, el fernet y el que es nuestro rezo cívico, herencia de la Reforma del 18: “Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”.

De modo que fiel a su tradición, una vez más, Córdoba grita desde el interior y nos redime electoralmente. Resta saber si efectivamente seremos el rostro anticipado del país.

© Escrito por Norma Morandini el Lunes 02/11/2015 y publicado por el http://www.normamorandini.com.ar

viernes, 1 de mayo de 2015

Reportaje a María O´Donnell... @dealgunamanera...

“Desde el cautiverio, Born negoció su propio rescate con los Montoneros”…

Born. Jorge dio detalles del secuestro de 1975 a María O’Donnell. “Nunca había hablado públicamente del caso y por algún motivo (acababa de cumplir 80 años) me parece que tenía ganas de hacerlo”, dijo la periodista. Foto: Darío Giustozzi

En Born, la periodista investigó el secuestro por el que se pagaron 60 millones de dólares. Esta semana, con el comienzo de la Feria del Libro, una verdadera multitud se agolpa en el predio de La Rural, y entre las novedades que se presentan hay un libro que me interesó particularmente.

Born, de María O’Donnell (Sudamericana), relata e investiga el secuestro por cuyo rescate se ha pagado el mayor precio de la Historia. Nos referimos, claro, al secuestro y rescate de Jorge y Juan Born, por los cuales se terminó pagando sesenta millones de dólares.

Con infinita paciencia, O’Donnell no solamente ha investigado archivos y relatos sino que logra conversar largamente con una de las víctimas, Jorge Born, quien a su vez se muestra por primera vez hablando en público de aquellos meses atroces.

—Yo estaba haciendo un libro sobre el financiamiento de la política –explica María–, quería contar casos que mostraran cómo el que aporta plata obtiene algo a cambio. Necesitaba ejemplos y recordé el indulto a Firmenich. Como Firmenich había hecho aportes a la campaña de Menem, me metí con esa historia y, en realidad, descubrí que esa plata que venía de Cuba tenía que ver con el secuestro de los hermanos Born y, cuando comencé a investigar, me pareció increíble que esa historia no se hubiera contado en detalle. Se trataba, nada menos, que de los dos hijos de uno de los titulares del emporio económico más importante de la Argentina. Estuvieron nueve meses secuestrados (desde septiembre de 1974 hasta junio de 1975). A Juan lo liberaron unos meses antes pero Jorge cumplió todo aquel tiempo inexorable.

—¿Quiénes intervienen directamente en el secuestro?
—La cúpula montonera ordena el secuestro conducida por Firmenich y el sistema de inteligencia hace todo el relevamiento en el que 
Rodolfo Walsh desempeña un rol de búsqueda de datos aun cuando, en ese momento, no era el jefe de inteligencia. Los que realizan el secuestro propiamente dicho son los integrantes de la Columna Norte de Montoneros, cuyo secretario militar era Galimberti. Estaba a cargo de Fernando Vaca Narvaja pero quien lleva adelante el secuestro es Roberto Quieto.

—Las crónicas de la época recuerdan que, en la Avenida del Libertador, se encontraba presuntamente trabajando una cuadrilla de falsos operarios que interrumpe el paso de los Born y procede a secuestrarlos mientras mueren el chofer y Alberto Bosch, que ocupaban los asientos delanteros del auto.
—En aquel momento, el presidente de Bunge y Born era el padre de los hermanos Born. Jorge y Juan tenían entonces 40 y 39 años, respectivamente, y comenzaban a desempeñarse en cargos de responsabilidad de la empresa. Como los Montoneros preveían un secuestro muy largo, consideraron la edad avanzada del padre y optaron por los hermanos que, por otra parte, viajaban siempre juntos (por motivos de seguridad) desde la magnífica casa de Beccar hasta sus oficinas del Microcentro. En cuanto se produce el secuestro, Juan cae en una crisis psíquica muy grande y los carceleros advierten que iba a costar mucho que se adaptara a vivir en una de las celdas que les habían destinado. Durante meses, los hermanos Born estuvieron separados sin saber que ocupaban celdas contiguas. Aquellas “cárceles del pueblo”, como las llamaban los Montoneros, habían sido construidas especialmente para ellos y estaban separadas por aislaciones de telgopor que aislaban las paredes y no permitían ninguna filtración de ruidos. Esto, te repito, los hermanos no lo supieron mientras estuvieron en cautiverio. Tampoco conocían el destino que había sufrido el otro hermano.

—Es notable tu investigación acerca de los infinitos y complicados trámites que precedieron a la aceptación del rescate y, luego, a la forma en que se hizo…
—Los Montoneros comienzan pidiendo 100 millones de dólares –resume María– y allí se encuentran con algo inesperado como es la resistencia a pagar del padre de los Born… Cuando lo llamaban, les cortaba el teléfono y los Montoneros, sorprendidos, le decían a Jorge Born (hijo): “Pero ¿de qué está hecho su padre? Cuando lo llamamos nos corta la comunicación…”. Pero la respuesta de Jorge era invariable: “Ustedes no conocen a mi padre…”. En efecto, parece que el padre era un hombre muy estricto, puritano, a quien le costó mucho tomar la decisión de pagar el rescate. El mismo Jorge hijo sabía que su padre no pagaría 100 millones de dólares aunque los tuviera. Y allí empieza la dificilísima negociación en la cual, de alguna manera, el quiebre psíquico de Juan hace que los Montoneros le demuestren a Jorge que su hermano estaba muy debilitado. Jorge, entonces, escribe a su padre pidiéndole que, por favor, negocie con los captores. Allí empieza entonces una muy larga negociación…

—Claro. No era solamente dinero de la familia sino también de la empresa, ¿no?
—Sí. Los socios eran también los Hirsch. Bunge y Born eran comerciantes de granos y vienen a la Argentina desde Bélgica. Al cabo de un tiempo, Bunge vuelve a Bélgica y sólo Born queda aquí. En aquel momento, también de Bélgica, llegan los Hirsch, y allí se constituye una sociedad que, si bien seguía llamándose Bunge y Born, tenía también como socio a Mario Hirsch junto a Jorge Born padre como presidente. Los Hirsch estaban muy agradecidos a la familia Born, a pesar de no haber sido socios fundadores, y esto explica el formidable empuje que brindó Mario Hirsch a la compañía, haciéndola crecer en forma tal que, de ser una empresa exportadora de granos pasó a ser también propietaria de fábricas textiles, de alimentos y de productos químicos. Eran los principales industriales de la Argentina. En este libro, Jorge Born (hijo) me contó que Mario Hirsch le dijo: “Vos disponé de la plata. Hacé lo que quieras…”. Y ésos son fondos que termina poniendo la compañía Bunge y Born.

—Según tu relato, entonces, ése es el dinero que, cuando se paga el rescate, Montoneros deposita en Cuba…
—Los Montoneros fueron cobrando en distintas y sucesivas etapas. Primero cobraron la plata en pesos: tenían muchas deudas y, después, cuando ya estaban clandestinos (en el gobierno de Isabel Perón), no tenían obviamente cuentas bancarias ni podían administrar aquel dinero. Se preparaban para una larga clandestinidad y fue entonces cuando Firmenich viaja a Cuba y establece una negociación con el gobierno de 
Fidel Castro para depositar parte del rescate en Cuba, vía valija diplomática con escala en Perú porque, en aquel momento, Perú tenía vuelos directos, sin escalas, a Cuba. Una parte del dinero fue llevado así…

—Pero, ¿esa plata vuelve de Cuba?
—Bueno, éste es uno de los misterios de la plata de los Montoneros: una parte va a Cuba y otra es confiada al banquero 
David Graiver. Graiver estaba muy necesitado de dinero para comprar algunos bancos en los Estados Unidos. Tenía vínculos con Quieto y otros montoneros y ofreció pagarles muy buenos intereses. En aquella época de clandestinidad, los Montoneros les pagaban un sueldo a sus soldados, etc., y a David Graiver le era más fácil pagarles altos intereses (alrededor del 9%) en dólares. Con Cuba el tema era más complicado porque allí estaban prohibidos los dólares y, por lo tanto, no recibían remesas mensuales como las que les garantizaba Graiver. Por eso decidieron dividir aquel dinero entre Cuba y Graiver. Durante la dictadura, la cúpula Montonera se exilió primero en México y luego en Cuba. Se financió la contraofensiva, etc.

—Tampoco se aclaró nunca la misteriosa muerte de David Graiver en un accidente aéreo en el que también mueren los pilotos…
María rememora tramos de su libro:
—Ellos le habían dado a David Graiver 16 millones de dólares en Suiza porque, en un momento determinado, Born ya no podía seguir trayendo más dólares a la Argentina. A Born (padre) la Aduana le incauta valijas con millones de dólares y cuando se lo explicaron a Jorge (hijo), que estaba secuestrado, éste comentó: “Así no se pueden hacer las cosas…Cobren afuera…”. Pero, ¿cómo iban a hacer los Montoneros para cobrar en Suiza? Es allí cuando salen a buscar a David Graiver, quien tenía una estructura montada con bancos afuera, en el mundo, además de los que ya administraba aquí. Entonces, los Montoneros le dan a Graiver 16 millones de dólares, que eran una parte de los secuestros de los Born, y otra del secuestro de Metz, un directivo de Mercedes-Benz. Los 16 millones de Graiver están documentados, están los papeles, crean una sociedad panameña. Con Cuba, en cambio, nunca quedó claro cuánto depositaron allí.

—¿Dónde vivía Graiver?
—Parte en México y parte en los Estados Unidos porque todavía no tenía todos los papeles para Estados Unidos y, en un vuelo privado, como recordamos recién, se estrella y muere… Los Montoneros, entonces, presionan a la viuda, 
Lidia Papaleo, señalándole que existía una deuda de 16 millones de dólares y que ellos pretendían que la familia devolviera el dinero que ellos habían puesto. La muerte de Graiver es anterior al golpe del 24 de marzo de 1976 y allí aparece el doctor Paz, que reclama el dinero a Lidia Papaleo. En definitiva, los Montoneros pierden ese dinero. Nunca logran recuperarlo. Mucho después, con el correr de los años, a partir de una indemnización que Alfonsín le otorga a Lidia Papaleo, Born logra recuperar algo del dinero del rescate. En cuanto a los Montoneros, nunca consiguen recuperar la plata que le habían confiado a Graiver.

—¿Y el dinero de Cuba?
—Después del misterioso accidente de Graiver, los Montoneros dicen que a Graiver lo mató la CIA o alguna otra agencia, y en mi libro, Raúl Magario (jefe de finanzas de los Montoneros) relata que él recibió la plata de los Born en Suiza y que, poco antes de la muerte de Graiver, la conducción lo envió a Uruguay para un encuentro con Graiver. Tenía que hacerle una advertencia: “¡Usted se tiene que mudar de los Estados Unidos porque lo van a matar!”. La conducción le pide que vaya a Alemania y David Graiver no lo entiende así porque su padre ya era grande y no sabía hablar alemán, y no podría cuidarse, etc. En realidad, nunca se comprobó que la muerte de Graiver haya sido un crimen. Quedó como un accidente.

—Más allá del trabajo de investigación de tu libro, hay un hecho muy interesante como es el haber podido conversar directamente (y por primera vez) con el sobreviviente Jorge Born…
—Sí, él nunca había hablado públicamente del secuestro y por algún motivo, cuando fui a verlo por primera vez (acababa de cumplir 80 años), me parece que tenía ganas de hablar… Al principio yo no estaba segura de que quisiera colaborar pero se fue dando realmente una situación en la cual él decidió que iba a contar la historia de su secuestro tal cual había sucedido…

—Sí, llama la atención la tranquilidad con la que hablaba con sus captores… ¿Incluso, discutía con ellos?
—Sí –explica María–, yo entrevisté a Roberto Perdía (uno de los integrantes de la cúpula montonera), y en esto coinciden los testimonios de los Montoneros con el testimonio de Born. No es que Born cuente solamente que él tuvo una enorme fuerza de voluntad y se puso a negociar sino que los propios Montoneros dicen que Jorge (hijo) resultó clave para que ellos pudieran negociar con el padre. Y también señalan que el que llevó adelante la negociación no sólo por su vida sino también por la de su hermano, negociando simultáneamente con los Montoneros y su padre, fue Jorge (hijo) ¡desde su celda de cautiverio!

—Deben ser circunstancias que requieren de una enorme sangre fría…
—Desde ya. Hay que recordar que éstos eran ricos herederos pero que también habían sido criados con cierta severidad de parte de su padre, quien los hizo empezar como pinches en la
compañía; que habían hecho la colimba (en aquel tiempo no era habitual entre gente rica) y, en el caso de Jorge, ¡durante un año y medio! El me dijo que esa experiencia de una larga conscripción le había servido para estar preparado para lo que, luego, fue la cárcel de los Montoneros…

—Se dijo, también, que cuando Born (padre) dudaba de pagar el rescate por no ser dinero de su propiedad, su esposa lo amenazó con el divorcio si no lograba la liberación de sus hijos…
—Jorge (padre) envió a su esposa y a toda la familia al Uruguay porque no entendían que había que esperar y negociar… Entonces, después del secuestro (también el ERP había secuestrado a mucha gente), Jorge (padre) se queda solo a cargo de la negociación. En un momento dado, parece que sus carceleros le decían a Jorge (hijo): “¡Escríbale a su madre para que lo conmueva!”, a lo cual Jorge (hijo) recordó para este libro que su respuesta fue: “¡Ustedes no lo conocen!  No le voy a escribir a mi madre porque no lo va a conmover”. En verdad, fue él quien le escribió a su padre, a quien admiraba por una parte pero cuya dureza no podía dejar de reconocer…

—Sentimientos mezclados…
—Cuando Jorge le escribía a su padre sabiendo que no iba a pagar 100 millones, ¡le decía que estaba hablando con sus captores para conseguir un descuento! Te reitero que terminan pagando 60 millones de dólares pero, cuando Jorge sale del cautiverio, encuentra a su padre muy desmejorado. Sintió que haber tenido que pagar el rescate significaba, para su padre, una derrota…

—Debe haber sido muy interesante humana y periodísticamente conocer al protagonista de esta terrible historia…
—Bueno, se fue generando un vínculo a raíz de esas largas conversaciones. Me recibió siempre en su oficina del centro de la Capital. Una oficina muy sencilla: pequeña, bien iluminada pero, te repito, ¡muy sencilla para lo que uno podría esperar de alguien tan rico y poderoso! Nada ostentoso: diplomas con el título del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Universidad. Y un gran retrato de su padre, por quien, hasta hoy, siente una gran veneración…

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© Escrito por Magdalena Ruiz Guiñazú el lunes 27/04/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

martes, 5 de agosto de 2014

Estela de Carlotto recuperó a su nieto Guido... De Alguna Manera...


Estela de Carlotto, tras recuperar a su propio nieto: "Esto es un premio para todos"

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo brindó una conferencia de prensa tras la identificación de Guido, apropiado durante la Dictadura.

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo brindó una conferencia de prensa tras la identificación de Guido, apropiado durante la Dictadura. "Me llamó Cristina, llorando". 

Anunció la recuperación de un centenar de nietos, hasta que tocó confirmar el propio. "Esta alegría enorme que me brinda hoy la vida. Pude encontrar lo que busqué y buscamos", exclamó Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, durante una conferencia de prensa en la que confirmó que, horas antes, había encontrado a su nieto apropiado durante la Dictadura.

Guido Montoya

"Yo no persigo más que justicia, verdad y esto que vivimos hoy, que es el encuentro de los nietos", celebró Carlotto. "Esto es un premio para todos", añadió. 

Guido Carlotto es hijo de Laura Carlotto y Oscar Montoya, militante montonero de Caleta Olivia. Nació luego que su madre fuera secuestrada y asesinada por la última dictadura cívico-militar.

La titular de Abuelas se refirió a algunas de sus sensaciones en torno a la restitución del primogénito de su hija. "Que Laura, que pronto se van a cumplir años de su asesinato, sonría desde el cielo y me repita lo que ella sabía antes que yo: 'mamá, ganaste'", consideró. "Me diría 'mamá, ganaste una batalla larga'", siguió.

"Ya tengo a mis 14 nietos conmigo", celebró. "La silla vacía va a estar con él. Los portarretratos vacíos van a tener su imagen", expresó la mujer, visiblemente emocionada por el hallazgo.

"Ya lo he podido ver, es hermoso. Es un artista, un chico bueno", contó sobre Guido. Emocionada, se animó a expresar: "Dicen que se parece a mí".​

"Le mandó un mensaje a mi hija, Claudia. Le dijo que estaba muy bien y feliz, y que ya nos íbamos a ver", relató.

No obstante, aclaró: "No podemos dar muchos mas detalles". En este sentido, Carlotto pidió "que no lo molesten". "Está muy conmocionado", argumentó.

No fue el único. Según contó Carlotto, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la llamó para felicitarla. "Me llamó Cristina, llorando", contó.​

Mensajes. Hacia el final de la conferencia, la titular de Abuelas comentó: "Esto es para los que dicen 'basta', los que pretenden que olvidemos".

"Esto es una reparación para él, nuestra familia y para la sociedad en su conjunto", aseguró. 

"Hay que seguir buscando a los que faltan".

"Hay que decir gracias, gracias a Dios, a la vida. No quería morirme sin abrazarlo", dijo, y afirmó: "Esto es un gran triunfo de los argentinos".

Encontraron al nieto de Estela de Carlotto, apropiado por la Dictadura.

La presidenta de Abuelas lo buscó por 35 años y en el camino identificó a más de cien hijos de víctimas de la represión militar.

Histórico. Identificaron al nieto de Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, informó la agencia Télam.

Durante 35 años, Carlotto llevó adelante una incansable lucha por encontrar al hijo de su hija Laura, secuestrada en noviembre de 1977 y luego asesinada, en plena dictadura militar.

Según las primeras versiones, se trata de un músico oriundo de Olavarría, quien se acercó voluntariamente a hacerse un examen de ADN, y todavía no se encontró con su abuela biológica.

Guido es el 114º nieto recuperado y se suma a la restitución, anunciada en febrero, de la hija de Oscar Rómulo Gutiérrez y de Liliana Isabel Acuña, secuestrados el 26 de agosto de 1976.

Laura Carlotto fue secuestrada por la dictadura en 1977 y luego asesinada. El bebé nació en junio de 1978 y fue bautizado Guido, como su abuelo, y tenía nacionalidad argentina e italiana. 

© Publicado el Martes 05/08/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.