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jueves, 27 de noviembre de 2014

Copa Argentina... Huracán 0 (5) vs. Rosario Central 0 (4)... De Alguna Manera...

 Huracán Campeón de la Copa Argentina...


Fue en el estadio "Bicentenario" de San Juan, el conjunto de Parque Patricios derrotó por penales a Rosario Central y ganó el certamen 2013-14. Marcos Díaz se convirtió en héroe otra vez y después de 41 años, la entidad quemera logró sumar un nuevo título oficial de AFA (el número 12 en su historia) y además se adjudicó una plaza para disputar la Copa Libertadores.

Tras el error que cometió el fin de semana pasado, Marcos Díaz volvió a quedar, esta vez, en la buena historia del Globo. Hizo olvidar todo el sufrimiento contra Unión, y pintó el mejor paisaje de la noche en San Juan.

Luego de los 90 minutos donde Huracán y Central jugaron poco, se cuidaron mucho e hicieron esperar (demasiado) las emociones. Más garra, que juego. Sin prácticamente llegadas de peligro en los arcos.

Se cuidaron tanto hasta que la definición por penales fue inevitable.

En el momento de la verdad, Huracán abrió la serie con el pie izquierdo. Caranta le tapó el primer penal a Martínez. Luego convirtió Domínguez y erró Ávila. Los últimos cuatro disparos fueron todos adentro. Erramuspe, Torassa, Arano y Mancinelli.

Por el lado de Central convirtieron Barrientos y Delgado en el comienzo de la serie. Luego Ferrari lo tiró afuera y Marcos Díaz le detuvo el cuarto remate a Caranta. Abreu y Correa convirtieron, mientras que Encina falló el último penal y consumó la derrota "canalla".

Huracán está de fiesta y sus hinchas lo comenzaron a festejar en San Juan, y terminarán en Parque Patricios. Huracán volvió a conseguir un título después de 41 años de sin levantar un trofeo. Huracán es el campeón de la Copa Argentina y en el 2015 jugará la Copa Libertadores de América.

Pero la fiesta durará poco, porque ya el lunes deberá enfrentar a All Boys para volver a sumar y seguir peleando por el ascenso a Primera y terminar el estigma de la B.

Síntesis

Rosario Central 0 (4)

Mauricio Caranta; Paulo Ferrari, Yeimar Gómez Andrade, Alejandro Donatti y Rafael Delgado; Hernán Encina, Damián Musto, Fernando Barrientos y Pablo Becker; Franco Niell y José Valencia. DT: Miguel Angel Russo.

Huracán 0 (5)

Marcos Dí­az; Rodrigo Erramuspe, Federico Mancinelli, Eduardo Domí­nguez y Carlos Arano; Lucas Villarruel y Federico Vismara; Patricio Toranzo; Cristian Espinoza, Ramón Abila y Gonzalo Martínez. DT: Néstor Apuzzo.

Definición por penales: Rosario Central (4): Convertidos: Barrientos, Delgado, Abreu y Correa, Atajados: Caranta y Encina. Desviado: Ferrari.

Definición por penales: Huracán (5): Convertidos: Domínguez, Erramupse, Torassa, Arano y Mancinelli. Atajado: Martínez, Desviado: Abila.

Cambios: En el segundo tiempo, al inicio, Antonio Medina por Becker (RC), 22m. Sebastián Abreu por Valencia (RC), 28m. Ezequiel Gallegos por Villarruel (H), 32m. Agustín Torassa por Espinoza (H), 37m. Javier Correa por Niell (RC) y 40m. Alejandro Romero Gamarra por Toranzo (H).

Amonestado: Mancinelli (H).

Arbitro: Mauro Vigliano.

Estadio: Bicentenario (San Juan).

 


© Escrito por Marcelo Savio el 27/11/2014 y publicado por Mundo Ascenso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Las fotos:

 





sábado, 26 de octubre de 2013

Central-Newell’s y una fiesta que no puede ser compartida... De Alguna Manera...


Un pueblo con derecho de admisión…


Central-Newell’s y una fiesta que no puede ser compartida. De las innumerables deformaciones que han ido soportando los medios de comunicación en las últimas décadas –disculpen el viejazo de colocar a las redes sociales como recurso periodístico al tope de ellas–, la autorreferencialidad es una de las que me considero incapaz de evitar.

A veces se me escapa y la reprimo a tiempo. En ciertas ocasiones me engaño creyendo que es interesante para el prójimo que quien le habla o escribe pueda dar fe de haber estado aquí o allá. Como si la condición de testigo, por sí sola, fuese a convertirte en alguien idóneo en el tema que se esté tratando.

En la mayoría de las circunstancias, cuando de fútbol trata el asunto, disfrazo esa autorreferencialidad para defenderme de ciertos desprecios. Periodistas, protagonistas y, especialmente, hinchas del fútbol suelen apelar a la descalificación cuando ciertas opiniones les molestan. Entonces empiezan a acusarte de “generalista” –entiéndase como tal a la persona capaz de hablar de algo más que del menú del almuerzo de los jueves de un equipo del Argentino B– y terminan mandándote lejos: “¿Ahora también sabés de fútbol? Andá, seguí hablando de lanzamiento de la garrocha, vos”, me han dicho alguna vez. Y ni siquiera me dejaron explicar que con la garrocha se salta y que lanzarla sería un auténtico fracaso.

Deformes ellos, que creen que minimizan tu opinión alegando que, como te interesan el básquet y el curling, no podés hablar de fútbol; en realidad, sólo están asumiendo su ignorancia, claro. Y deforme yo, que me la paso hablando en primera persona y contando haber estado aquí o allá con la sola intención de gritar al mundo que, al fin y al cabo, soy futbolero como el que más. Y que, además, ejerzo esa condición mejor que muchos, que son incapaces de disfrutar de un segundo del juego más amado si no es su equipo favorito el que está jugando. Por cierto, con 31 años de profesión y otros 15 como acompañante activo de padre periodista, lo menos que podría haberme pasado es haber estado en algún que otro lugar interesante.

Sirva esta perorata para justificar este nuevo ataque al buen gusto periodístico que es contarles que yo estuve en la cancha de River el 19 de diciembre de 1971. También estuve en el Monumental la noche del 18, cuando San Lorenzo le ganó a Independiente 9 a 8 por penales una semifinal de Torneo Nacional que terminó 2 a 2 en los noventa minutos gracias a un gol de cabeza del Lobo Fischer sobre la hora. Pero el mediodía siguiente fue otra historia. Fue, muy a mi pesar, el único clásico rosarino que vi en la tribuna. En realidad, lo vi sentadito en una butaca de cemento justito delante de la vieja cabina del antiguo Canal 7, desde donde Gañete Blasco relataba y Macaya comentaba el partido de cuya transmisión mi viejo participaba desde el campo de juego junto con César Abraham. Tenía apenas 8 años y recuerdo mucho más del partido del sábado por la noche que del domingo, registro yo, poco después del mediodía o muy temprano por la tarde. Es que la semifinal que ganó el Ciclón dejó la huella de un partido mucho más entretenido que el de Central y Newell’s. Pero puedo asegurar, y tengo testigos, que estuve en uno de los dos clásicos más trascendentes de la rivalidad que, para mi gusto, mejor representa la pasión argentina por este juego (¿cómo ignorar, en nombre de los de Newell’s, el 2 a 2 del Metro ‘74 que les dio el primer título?).

Creo que una gran asignatura pendiente en mi vida de periodista y de hincha de fútbol es no haber visto uno de estos clásicos o en Arroyito o en el Parque Independencia. Me la debo. Y sospecho que me la seguiré debiendo hasta tanto no podamos torcer el rumbo de la impudicia y la imbecilidad.

Esta tarde nos maravillaremos seguramente con el colorido de un estadio repleto de hinchas, de camisetas y de banderas… de un solo equipo. Tan deforme como el resto del fútbol argentino, Rosario recupera su clásico –insisto, para mí, el clásico más clásico del país– pero decidimos que la fiesta no puede ser compartida. Como cada partido de estos tiempos, la circunstancial condición de hincha visitante convierte a su pueblo en una gigantesca lista con derecho de admisión, sólo porque nadie se anima a armar esa lista que excluya de verdad a los que nos roban la fiesta.

Me cuesta salirme de esa indignación cotidiana que me acelera el pulso cuando amanezco con la certeza de que ya asumimos como normal que se pueda ir a la cancha a matar un tipo pero te multen con todo el peso de la ley si te disfrazás de fantasma o de Oso Arturo. Entonces caigo en la ingratitud futbolera: no puedo pensar en Russo o en Berti, en Bernardi o en el Chino Luna cuando esa misma provincia donde balean impunemente la casa del gobernador destina 1.200 policías a cuidar un estadio al que sólo accederá público local y otros 800 efectivos a controlar lugares estratégicos de Rosario, como si se tratara de evitar una guerra civil entre partidarios de Juan Carlos Baglietto y Eduardo van der Kooy.

Intento explicar que Central y Newell’s no atraviesan momentos similares. Más allá de que uno ganó el torneo de ascenso al mismo tiempo que el otro se consagraba como el, por lejos, mejor equipo de nuestro fútbol, la institucionalidad tampoco los encuentra de la mano. Mientras por Arroyito hay quienes ya empiezan a discutir si los que están son sustancialmente mejores que los que se fueron, en el Parque nadie en su sano juicio podría discutir a Lorente respecto de Eduardo López. Sin embargo, ambas instituciones van de la mano en su gesta de sostén irrestricto de los barrabravas. Como todos los demás clubes de nuestro fútbol, dirá usted con mucha razón. Pero con una influencia de los violentos tan grande que coloca a los rosarinos entre los equipos líderes en una imaginaria lista negra del robo, la agresión, la extorsión y la muerte, diré yo también con mucha razón.

Habrá noventa minutos que tendrán su verdad rabiosa. Y los de Russo intentarán trascender neutralizando al que, aun sin Martino –y sin Scocco ni Vangioni–, sigue siendo el mejor conjunto argentino. Los de Berti llegarán al Gigante con la entrañable ilusión de sublimar la armonía de señores que se pasan la pelota entre sí justamente en la casa de ese enemigo enorme.

Un enemigo enorme al cual ojalá algún día le adjudiquemos el lugar que le corresponde: el del adversario que mejor nos califica. Newell’s no sería Newell’s sin un Central en el camino (y viceversa, claro). Y aunque nos desesperemos por ganarle y verlo rendirse ante nuestra superioridad, nada sería mejor que asumir que un adversario en un clásico es un adversario imprescindible para certificar nuestra grandeza.

Pero, qué va. En un fútbol que ni siquiera es capaz de defender a sus hinchas nobles, hablar del juego puede ser un ejercicio vacío, torpe, ajeno a una realidad que nos aleja cada vez más de los estadios.

© Escrito por Diego Bonadeo el domingo 20/10/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



lunes, 25 de febrero de 2013

Huracán 0 vs. Rosario Central 1... De Alguna Manera...


La cima sigue siendo Canalla... 


Esta tarde en Parque Patricios Rosario Central derrotó por 1 a 0 a Huracán y de esta manera se consolida líder del torneo con 43 puntos. El tanto de la visita fue convertido por Fabián Carrizo a siete minutos del final del encuentro. El equipo de Miguel Ángel Russo obtuvo el décimo triunfo consecutivo en el campeonato. El globo fue alcanzado por Dep. Merlo y se complica con su promedio de descenso.

En un partido abierto y con pocas interrupciones por el árbitro Vigliano, Central pudo llegar al gol sobre el final del encuentro. Si bien ambos tuvieron varias chances claras de marcar en la primera etapa, al comenzar el complemento el conjunto rosarino fue quien con el correr de los minutos quería quedarse con los tres puntos. Cuando parecía que el cotejo finalizaba empatado, apareció el ingresado Fabián Carrizo y con un remate desde afuera del área, que Daniel Islas no llegó a detener, pudo marcar el gol del triunfo sobre el final del partido.

El pueblo canalla se ilusiona y tiene con que, su equipo gana de local y visitante sin importar el rival que tenga enfrente. La próxima semana Central tendrá una parada difícil ante Banfield pero con esta racha “de ganador” parece que nadie lo frenará hasta volver a primera.

Síntesis:

Huracán 0

Daniel Islas; Federico Mancinelli, Rodrigo Erramuspe, Alexis Ferrero, Guillermo Sotelo; Daniel Vega, Walter Busse, Matías Giménez, Jonathan Bustos; Matías Defederico y Jerónimo Barrales.

DT: Juan M. Llop

Suplentes: Gastón Monzón, Leonardo Zaragoza, Sergio Casais, Santiago Chacón, Gonzalo Martínez, Cristian Sánchez Prette y Mauro Milano.


Rosario Central 1

Mauricio Caranta; Paulo Ferrari, Franco Peppino, Nahuel Valentini, Rafael Delgado; Hernán Encina, Nery Domínguez, Jesus Méndez, Diego Lagos; Antonio Medina y Javier Toledo

DT: Miguel A. Russo

Suplentes: Gastón Pezutti, Carlos Casteglione, Alejandro Gagliardi, Pablo Becker, Nicolás Freitas, Federico Carrizo y Néstor Bareiro
 
Cambios: Casais por Bustos; Milano por Defederico y Chacón por Vega en Huracán; Carrizo por Lagos y Barreiro por Medina en Central

Gol: (83) Federico Carrizo (RC)

Amonestado: Nery Domínguez (RC)

Arbitro: Mauro Vigliano

Líneas: Marcelo Aumento y Ariel Scime

4to. árbitro: Ramiro López

Estadio: Tomás Ducó

© Escrito por Marcelo Savio el lunes 25 de Febrero de 2013 y publicado por Mundo Ascenso.

Las fotos:



Los goles:




Las estadísticas: