domingo, 30 de septiembre de 2012

Más ricos... Más pobres... De Alguna Manera...


Más ricos... más pobres...

 Más ricos... más pobres...

La noticia estalló justo cuando estaba yo por dejar Alemania para regresar a la Argentina. Los titulares de los diarios lo decían todo: “Certificado de pobreza para un país rico”, “Los ricos de Alemania cada vez más ricos”, “Los pobres siguen pobres; los ricos, más ricos”. Y los que titularon así no son diarios de izquierda, no. Dos de ellos son de tendencia liberal y el otro, conservador. Sí, el informe oficial del gobierno conservador-liberal de Alemania fue como un campanazo de alarma. 

Ese informe oficial fue presentado por la ministra del gobierno Von der Leyen, del conservador Partido Demócrata-Cristiano. Es decir, no son cifras elaboradas por la izquierda o por algún centro de estudiantes. No. Es nada menos que el informe oficial. Pero en ese informe hay más para asustarse: se ha comprobado que el 10 por ciento de la población posee el 53 por ciento de la riqueza nacional; el 40 por ciento (que conforma la clase media) posee el 46 por ciento de esa riqueza; y el resto, el 50 por ciento de la población, es decir, la mitad de los habitantes totales posee apenas el uno por ciento de la riqueza. Sí, tal cual. Parece increíble. Pero, repetimos, fue presentado oficialmente por el propio gobierno.

Por supuesto, el debate comenzó en todas las esferas. “Alemania no es pobre, pero cada vez más se abre la tijera de la diferencia entre ricos y pobres”, dice con algo de tristeza el diario conservador de Bonn General Anzeiger. Los socialistas salieron a la palestra exigiendo el aumento de los impuestos a los magnates acaudalados. Y en seguida la respuesta conocida: no, no se pueden aumentar los impuestos a los ricos porque si no se llevan esa riqueza a otro país. Y dejan sin trabajo a la gente. Un conocido argumento basado en el miedo a quedarse sin ricos y convertirse todos en pobres. El periódico Frankfurter Rundschau es fuerte en su editorial bajo el título “Así no puede seguir”. Y comienza: “Los alemanes son cada vez más ricos. No es así, la verdad es que los alemanes ricos son cada vez más ricos”. Y llega a la conclusión de que se ha llegado a eso por “la repartición totalmente desigual de la fortuna pública”.

Eso ocurre en la denominada “joya económica de Europa”. El análisis del reparto de la riqueza en los Estados Unidos de Norteamérica daría cifras para asustarse y quedarse mudo. Y entonces nace la obligada pregunta fundamental: ¿ésas son las auténticas democracias? ¿La palabra democracia no tendría que estar uniendo las palabras libertad con igualdad? Todo lo contrario: cada año, en esos países “modelo” aumenta la desigualdad. Por ejemplo, en Alemania, en 2008, el 10 por ciento que conforma la franja de los pobladores más ricos contaban con el 45 por ciento de la fortuna privada total; cuatro años después esa parte ha subido el 53 por ciento. ¿Qué pasará dentro de diez años? 

Mientras tanto, Alemania tiene cerca de tres millones de desocupados que cobran una ayuda por cierto muy modesta. El diario bávaro Münchner Merkur titula “Dinamita bajo el fundamento de la democracia” y protesta porque cada vez más “la democracia es desgastada por una masa de población que se va empobreciendo mientras aumenta cada vez más la riqueza de la clase alta”. “Alemania se ha convertido en una sociedad de clases”. La única democracia que poseen los pobres es poner el papelito en las urnas cada dos años, igual que los ricos. Y aquí cabe de nuevo la pregunta: ¿es ésa una auténtica democracia?

Un golpe severo para el gobierno de su propio partido, la Democracia Cristiana acaba de ser asestado por uno de los hombres fundamentales en la historia de ese partido político, Heiner Geissler, que fue secretario general de esa organización durante doce años (desde 1977 a 1989). En el congreso partidario de Rhein-Sieg declaró que “El mundo ha caído en el desorden porque la política y la economía han perdido sus fundamentos éticos”. Y agregó mencionando al gobierno de su propio partido: “ya no poseemos nosotros una economía social de mercado sino llanamente el capitalismo”. Y dio esta meta: “necesitamos un sistema de mercado social-ecológico internacional. Ahora se ahorra a costo del ser humano. Esto lo tiene que tener en claro la Democracia Cristiana porque actualmente hay en el mundo dinero como trigo y dinero como mierda. Y nos representa la gente falsa”. De paso criticó a la Iglesia Católica diciendo: “La Iglesia no tiene que renunciar a sus obligaciones sociales, y no sólo dedicarse a la liturgia y a un falso alejarse de lo llamado mundanal”.

Algo para reflexionar. Y es que no salieron estas palabras de algún “agitador” de izquierda, sino de un hombre de la escuela de Adenauer y Kohl.

Ante las realidades lo bueno es que comience por fin un debate constructivo que ayude a salir de la crisis en que se encuentra el continente europeo.

Regreso a Buenos Aires. Me encuentro con mi amigo de muchos años, el pastor evangélico Arturo Blatezky, representante de la comunidad luterana alemana en la Argentina. Lo veo al borde de la de-sesperación. El tiene en Quilmes un comedor infantil y además instituciones pedagógicas en las que asiste a niños de villas de extrema pobreza en esa localidad bonaerense. Yo he visitado esos lugares y admiro a este hombre y a sus ayudantes. Dar de comer a los niños más humildes de nuestra sociedad que tienen hambre. ¿Qué mejor papel hay en la vida que eso? Los niños. Ver sus ojos. Llenarlos de esperanza y mostrarles la mano abierta que le niega la realidad.

Me explica: desde hace meses, el gobierno bonaerense no da la ayuda estipulada a los comedores infantiles ni paga las becas para los asistentes que mantienen con su trabajo esos lugares tan necesarios para mantener la paz y alejar la violencia de nuestras ciudades: los niños con hambre, los niños que necesitan sonrisa a través de las manos docentes que los ayudan a soportar su destino no buscado.

En este hombre y en su mujer, Claudia Lohff, existe una pasión por la ayuda a los más desamparados de nuestra sociedad, los niños de nuestras villas miseria y sus madres. Primero crearon el jardín maternal Los Angelitos y luego el jardín de infantes El arca de los niños. Los he visitado varias veces, son lugares en los que los niños se sienten felices, se los oye reír, conversar, gritar, pegar saltos de alegría. Es crear vida sostener esos lugares. Crear futuro sin violencia. Son totalmente gratuitos, para niños de 3 meses a 5 años, funcionan de lunes a viernes de 7 a 17 horas. Se les dan a los niños tres comidas diarias, se los cuida en la salud y la higiene, y se les da actividades pedagógicas, descanso y recreación. Concurren 130 niños y niñas de las familias más pobres y desprotegidas de las zonas marginales de Quilmes. Acompañan a las madres y a los padres (si los hubiere) en sus gravísimas dificultades de supervivencia diaria. 

Son todas familias consideradas “de riesgo”, sin trabajo, en viviendas absolutamente precarias, en hacinamiento, con problemas de alcohol y drogas, o con sida, violencia familiar, abuso de menores y la discriminación que sufren diariamente por parte de la “sociedad”. Es decir, estas manos abiertas ayudan a que se respeten los Derechos Humanos del Niño. El pastor Arturo Blatezky pertenece al Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos (MEDH) y protegió en este lugar quilmeño a familias de desaparecidos, presos y perseguidos por la dictadura militar.

Para el funcionamiento de estas increíbles iniciativas contó con el apoyo de organizaciones de derechos humanos de Alemania. Son ya tres décadas de existencia y por supuesto dependen en gran parte de las ayudas estatales de la provincia de Buenos Aires, que ahora no reciben más y la situación es muy difícil por el aumento de los costos de alimentos y servicios. De pronto, la obligación profundamente moral que tienen las autoridades provinciales fue olvidada o postergada. Por eso, el jueves pasado, más de cuatro mil personas hicieron una marcha hacia la casa de gobierno de La Plata a pedir al gobernador Scioli su inmediata intervención. Pero pese a todos los trámites realizados, no fueron recibidos.

No podemos dejar de dedicar estas líneas a este profundo problema de nuestra sociedad. Creemos que finalmente las autoridades reflexionarán. Se trata de nuestros niños. Sí, nuestros, porque nos pertenecen a todos como sociedad y somos responsables de ello. Nunca más permitir niños con hambre en nuestras calles. Nunca más. Es un deber de todo país democrático.

© Escrito por Osvaldo Bayer y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 29 de Septiembre de 2012.

Derecho al delirio... De Alguna Manera...

Derecho al delirio… Eduardo Galeano.
Eduardo Galeano.

Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. 

En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar.

¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? 

Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible: 


El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones...

En las calles, los automóviles serán aplastados por los perros…

La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor…

El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas…

La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar…

Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega…

En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo…

Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas…

Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas…

Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos…

Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas…

La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo…

La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero…

Nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que 
más le conviene…

El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra…

La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos…

Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión…

Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle…

Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos…

La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla…

La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla…

La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda…

Una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América…

Una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú…

En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria…

La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo…

La Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»…

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma…

Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar…

Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo…

La perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses…

Pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero…

Banfield 1 vs. Huracán 2... De Alguna Manera...


Cuida la Quintana... 

 

Huracán pasó del 1-1 y penal en contra por el fallo de Trucco, a un triunfo por 2-1 gracias a los dos goles del delantero. El Globo toma aire y Banfield es pura calentura con el juez.

Todo pasó en unos minutos. Del penal en contra, y la chance concreta de quedar 2-1 abajo, a esa voltereta de Trucco para corregir su primer error y a esa contra fulminante que terminó con el gol del triunfo de Huracán. Al final fue 2-1 y un alivio gigante para un Globo que se las vio negra y se llevó un triunfo gigante.

El Globo había golpeado primero, tempranito, con ese gol madrugador de Quintana. Pero Banfield estuvo a punto de golpearlo dos veces, porque empató con un tiro libre formidable de Pérez y tuvo el knock out en los pies de un Cuqui Silvera que se relamía con ese penal cuando le quitaron la pelota de la mano. Al final, Trucco dio tiro libre en la jugada más polémica del partido y a Banfield le duró la estupefacción, no pudo salir de la bronca, y Huracán se lo ganó con una contra.


Le dieron una mano…

Mirá la polémica y el cambio de fallo de Trucco en Banfield - Huracán.

El juez Silvio Trucco cobró penal para Banfield por una mano de Villán que fue un metro afuera y recibió un piedrazo en la cara. Cuando se recuperó, corrigió el fallo y dio tiro libre, a instancias de sus colaboradores. Polémica para la semana.

Se conversará durante mucho tiempo. El juez Silvio Trucco, con el partido 1-1, dio penal para Banfield por una mano de Leonardo Villán que había sido un metro afuera, tal confirmó la TV al segundo, y ligó un piedrazo desde la tribuna de Huracán mientras el Cuqui Silvera se preparaba para patearlo. A partir de allí el juego estuvo detenido lo suficiente como para que el árbitro se recuperara de la agresión, y como para que le soplaran al oído lo que la TV le mostraba al mundo entero, que la infracción era fuera del área y no era penal.

Por eso, en medio de la confusión, del aturdimiento del golpe, del mareo lógico, de la incertidumbre por saber si el partido continuaba, cuando iba a continuar el juego con la ejecución del tiro de los doce pasos, el juez cambió de opinión y corrigió su fallo, tal como le permite hacer el reglamento si el juego no fue reanudado. De penal a tiro libre. El técnico Daniel Garnero protestó desde afuera de la línea y allí el asistente Gustavo Lechner le explicó que el juez cambió la decisión porque “yo lo vi”. Polémica para la semana.

© Publicado por el Diario Deportivo Olé de la ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 29 de Septiembre de 2012.


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