domingo, 25 de octubre de 2009

Marx, Engels y América Latina... De Alguna Manera



El 25 de octubre de 1917 comenzó la Revolución Rusa. Basándose en las teorías de Karl Marx, Vladimir Lenin encabezó en esta fecha la primera revolución comunista del siglo XX, instauró la dictadura del proletariado, adoptó como régimen político la República Federal Socialista y Soviética Rusa y expropió a los terratenientes de sus tierras y las repartió entre los campesinos. Las empresas pasaron a ser propiedad del estado, bajo el control de los mismos trabajadores. La Revolución de Octubre -el acontecimiento político, económico y social más importante del siglo XX- tuvo lugar el 7 de noviembre de 1917 de nuestro calendario, pero al momento de la revuelta, Rusia aún se regía por el calendario juliano, mientras que la mayoría de los países occidentales, inclusive la Argentina, se regían por el calendario gregoriano. Reproducimos a continuación un artículo aparecido en 1972 en La Opinión Cultural, que alude al pensamiento de Marx y Engels sobre América Latina.

Contradicciones de un pensamiento acerca del problema nacional.

Insertos en las luchas políticas de su época, y elaborando al mismo tiempo herramientas teóricas que permitieran provocar el cambio social, KarL Marx y Friedrich Engels no desdeñaron ocuparse del Nuevo Continente. Dentro de sus escritos teóricos y sus actividades en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX, estas reflexiones sobre Norte y Sudamérica son periféricas, pero –no pocas veces– audaces. Sin embargo, resulta irrelevante criticar a los fundadores del materialismo histórico con ojos dogmáticos. Seres humanos al fin, productos también de la Historia, su marxismo no es infalible; y si en su afanosa elaboración de la realidad muchas veces erraron los cálculos, no por eso sus aciertos son menores.

Cuadernos de Pasado y Presente publicará próximamente en el país Materiales para la historia de América Latina de Karl Marx y Friedrich Engels, una laboriosa edición con notas críticas de todos los textos que los pensadores alemanes dedicaron a esta parte del continente, muchos de los cuales se editan en español por primera vez. En estas páginas se incluye un fragmento de la introducción al libro, a cargo de Pedro Scaron, y una interesante correspondencia de Engels que revela su conocimiento del movimiento obrero en Buenos Aires.

Introducción

América Latina rara vez fue objeto de atención preferente, o siquiera sostenida, por parte de Marx y Engels. Para la conciencia europea del siglo XIX esta región del mundo era casi una terra incognita, y sólo grandes acontecimientos (la lucha por la independencia hispanoamericana, la guerra de México, la intervención anglo-franco-española contra ese mismo país) obligaron a no pocos estudiosos y políticos del Viejo Mundo a recordar que el término “América” no siempre era un sinónimo exactamente intercambiable por la denominación “Estados Unidos”. Pese a su talento y sus intereses poco menos que enciclopédicos, Marx y Engels no fueron en ese aspecto una excepción. Los textos suyos referidos directa o indirectamente a América Latina, aunque más abundantes de lo que generalmente se supone, representan una parte muy pequeña de su obra total.

Estos Materiales para la historia de América Latina constituyen también, y en muy primer lugar, materiales para la historia del pensamiento marxista. En contra de teorías muy difundidas, según las cuales con la redacción del Manifiesto comunista quedarían trazadas, poco menos que definitivamente, las grandes líneas de la concepción que Marx se había formado del mundo, líneas que en los decenios sucesivos sólo conocerían una prolongación armoniosa, el análisis de estos textos contribuye a hacer patente que la evolución del pensamiento de Marx y Engels sobre la cuestión nacional es extremadamente compleja. Diríamos que accidentada, inclusive. La filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés, vale decir lo que Lenin llamó con acierto las “tres fuentes” o “tres partes integrantes del marxismo”, se fusionaron aquí menos felizmente, más conflictiva y trabajosamente que en otras esferas del ideario de Marx.

Es posible reconocer varias etapas en el desarrollo del pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional, y en particular sobre la expansión de los grandes países del Occidente europeo a expensas del mundo extraeuropeo.

Una primera, con fecha de comienzo imprecisa pero no posterior a 1847, y que se cierra de Crimea (1856). Lo característico de este período es que Marx y Engels combinan el repudio moral a las atrocidades del colonialismo con la más o menos velada justificación teórica del mismo. Los famosos artículos sobre la dominación británica en la India enuncian notablemente esta posición, reseñada así por el propio Marx en una carta del 14 de junio de 1853 a Engels: “He proseguido esta guerra oculta (a favor de la centralización) en mi primer artículo sobre la India, en el que se presenta como revolucionaria la destrucción de la industria vernácula por Inglaterra. Esto les resultará muy shocking(a los editorialistas de The New York Daily Tribune, el periódico norteamericano en el que colaboraba Marx). Por lo demás, la administración británica en la India, en su conjunto, era cochina y sigue siéndolo hasta el presente”.

A juicio de Marx y Engels el capitalismo desarrollado de países como Inglaterra ejercía una influencia “civilizadora” (en ocasiones ellos mismos ponían esta palabra entre comillas) sobre los “países bárbaros”, aún no capitalistas; los sacaba de su quietud (una quietud muy hegeliana, dicho sea entre paréntesis) para arrojarlos violentamente a la senda del progreso histórico. Las consecuencias devastadoras de la libre competencia a escala mundial eran tan positivas, en último análisis, como las que resultaban de aquélla en el interior de un país capitalista cualquiera. La libertad comercial aceleraba la revolución social. Era natural, entonces, que Marx, aun cuando “solamente en ese sentido revolucionario”, se pronunciara en esa época “a favor del libre cambio”.

Todavía a fines del decenio de 1850 Marx se burla del proteccionista Carey porque éste, aunque consideraba “armónico” el aniquilamiento de la producción patriarcal por la industrial dentro de un país determinado, tenía por “inarmónico” el que la gran industria inglesa disolviera las formas “patriarcales o pequeñoburguesas” de la producción nacional de otros países. Carey relegaba al olvido “el contenido positivo de estos procesos de disolución (…) en su manifestación plena, correspondiente al mercado mundial”.

Dentro de la misma Europa, determinadas naciones eran para Marx y Engels las portadoras del progreso histórico, mientras que las demás no tenían otra misión que la de dejarse absorber por sus vecinos más poderosos. ¿Esta tesis, puede preguntarse el lector, no contradecía la exigencia internacionalista formulada en el Manifiesto, la consigna que demandaba la unidad de los proletarios de todos los países, excluyendo implícitamente las rivalidades nacionales entre ellos? Marx y Engels, muy posiblemente, habrían respondido que la pregunta estaba mal planteada: aquella consigna sólo podía tener validez para las relaciones entre países… donde hubiera proletarios. “En todos los países civilizados el movimiento democrático aspira en última instancia a la dominación política por el proletariado presupone, por ende, que exista un proletariado; que exista una burguesía dominante; que exista una industria que produzca al proletariado y que haya vuelto dominante a la burguesía. De todo esto no encontramos nada en Noruega ni en la Suiza de los primitivos cantones”. A fortiori, pretender aplicar a la guerra entre Estados Unidos y México, por ejemplo, los principios de lo que después se llamó internacionalismo proletario, habría sido visto por Marx y Engels como el colmo de la desubicación histórica.

Hacia 1856 se abre una nueva etapa en el pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional y colonial, la cual dura, también aproximadamente, hasta la fundación de la Internacional (1864). Se trata de una fase de transición. Marx y Engels no revisan claramente sus concepciones teóricas sobre la relación entre las grandes potencias europeas y el mundo colonial o semicolonial, pero en sus escritos acerca del tema el aspecto que prevalece, en la mayor parte de los casos, es la denuncia de los atropellos de aquellas potencias y la reivindicación del derecho que asistía a chinos, indios, etc., de resistir contra los agresores u ocupantes extranjeros. Un hecho interesante es que la mayor parte de los trabajos de Marx y Engels sobre el colonialismo se ubican en esta etapa, que en cierta medida coincidió con la de su actividad periodística más intensa.

Los límites del tercer período se pueden fijar entre 1864 y la muerte de Marx. Si desde cierto punto de vista es exacto que Marx es uno de los principales fundadores de la Internacional, no menos cierto es que ésta contribuye, aunque no a fundar, sí a desarrollar el internacionalismo de Marx, a liberarlo de elementos contradictorios con ese internacionalismo. Es notable, con respecto a la cuestión irlandesa. Mientras que en 1848 Marx hacía suya la ambigua consigna cartista de “establecer una firme alianza entre los pueblos de Irlanda y Gran Bretaña”, en cartas de noviembre de 1867 le escribe a Engels: “Antes consideraba imposible la separación entre Irlanda e Inglaterra. Ahora lo considero inevitable, si bien después de la separación puede establecerse una federación”. “Lo que necesitan los irlandeses es:
1. Gobierno propio e independencia de Inglaterra, 2. Una revolución agraria (…) 3. Tarifas protectoras contra Inglaterra. 

La Unión (de 1801 entre Inglaterra e Irlanda), al dejar sin efecto las tarifas protectoras establecidas por el parlamento irlandés, destruyó toda vida industrial en Irlanda”. El librecambista (“seulement dans le sens révolutionnaire”) de 1848, en 1867 es un lúcido expositor de la necesidad de que países como Irlanda defiendan de la competencia británica, erigiendo barreras protectoras, sus incipientes industrias.

No menos profunda es la evolución del pensamiento de Marx, durante el período, con respecto a la India. Aunque no generaliza sus hallazgos empíricos en este terreno, el auto de El Capital se aproxima a la noción del subdesarrollado. Estamos lejos de las tesis según la cual el capitalismo inglés, mefistofélicamente condenado a hacer el bien pese a su naturaleza maligna, engendraría la industria moderna en su inmensa colonia asiática. “Más que la historia de cualquier otro pueblo, la administración inglesa en la India ofrece una serie de experimentos económicos fallidos y realmente descabellados (en la práctica, infames). En Bengala crearon una caricatura de la gran propiedad rural inglesa; en la India Sudoriental, una caricatura de la propiedad parcelaria; en el Noroeste, en la medida en que les fue posible, transformaron la comunidad económica india, con su propiedad comunal de la tierra, en una caricatura de sí misma”.

El apoyo de Marx a la rebelión de los indios ya no es, en esos años, de índole pura o fundamentalmente moral. Diversos textos sugieren a las claras que Marx se ha persuadido de la incapacidad de Inglaterra para cumplir, en la India, con la segunda fase de la “doble misión” que él le asignara en los artículos de 1853, id est, la de “sentar los fundamentos materiales de la sociedad occidental en Asia”.

A fines de este periodo, meses antes de la muerte de Marx, Engels realiza una importantísima contribución teórica al definir, respondiendo a consultas de Kautsky, la política que a su juicio debía mantener, en sus relaciones con el mundo colonial, el proletariado victorioso. Partiendo – al igual que en los Principios del comunismo, redactados por él 35 años atrás – de la tesis de que la revolución socialista sería llevada a cabo por la clase obrera de los países europeos más adelantados (y por la de los Estados Unidos), Engels establece lo siguiente: 1) el proletariado se hará cargo “provisionalmente” de las colonias pobladas de indígenas, a las que “habrá de conducir lo más rápidamente posible, a la independencia”; 2) “el proletariado que se libera a sí mismo no puede librar guerras coloniales”; 3) “el proletariado victorioso no puede imponer a ningún pueblo felicidad alguna sin socavar con ellos su propia victoria”.

Antes de pasar a la etapa cuarta y final (esto es, al último período de la vida de Engels), señalemos un hecho significativo: a lo largo de los tres períodos descritos, la evolución del pensamiento de Marx y Engels es, en lo que respecta al problema nacional en el marco de Europa continental, muchísimo más lenta que en lo tocante a las relaciones entre Inglaterra e Irlanda o entre las grandes potencias europeas y el mundo extraeuropeo. En 1866, en una serie de artículos escrita a solicitud de Marx, Engels sigue negando a los “residuos de pueblos” (servios, checos, rumanos incluidos) el derecho a una existencia nacional independiente, a la que sí son acreedores los grandes pueblos dotados de “fuerza vital”, “viables”.

En los años siguientes, la militancia en la Internacional y en el movimiento socialista europeo hace que pronunciamientos de este género se vuelvan cada vez menos publicables, por lo que se los relega a lo que Marx denominaba el “lenguaje brutal de las cartas”. Todavía en 1882, en correspondencia con Kautsky y Bernstein, Engels reitera con variantes no esenciales, su actitud de c1849 respecto a los esclavos de los Balcanes, “doscientos nobles pueblos de bandoleros”, “pintorescas nacioncitas” aliadas del zar y a las cuales únicamente después de la caída de éste se les podría conceder la independencia, aunque nunca, por ejemplo, el derecho de que impidieran “la extensión de la red ferroviaria europea hasta Constantinopla”.

La cuarta etapa, como hemos señalado, la constituyen los años que van de la muerte de Marx a la de Engels. Aunque en aspectos particulares éste desarrolla con acierto, durante el periodo, conceptos suyos o de Marx sobre le problema nacional, en general ésta una fase de estancamiento, cuando no de involución. El mundo que queda más allá de Europa y de los Estados Unidos despierta cada vez menos el interés del viejo militante, y su actitud ante los problemas europeos presenta notorias afinidades con la posición “patriótica” que, ante la primera de las guerras mundiales, adoptara la primera de las guerras mundiales, adoptara la socialdemocracia alemana. En 1891, cuando parece inminente el estallido de una contienda bélica entre Alemania, por un lado, y Rusia y Francia por el otro, Engels asegura a Bebel y otros dirigentes socialistas que si Alemania es atacada “todo medio de defensa es bueno”: ellos deben “lanzarse contra los rusos y sus aliados, sean quienes sean”. Podría ocurrir, incluso, sostiene Engels, que en ese caso “nosotros seamos el único partido belicista verdadero y decidido”.

¿Se ajusta la periodización anterior a los textos de Marx y Engels sobre América latina? En líneas generales, sí, y particularmente en lo tocante a las dos primeras etapas. Los clásicos del marxismo pasan de un respaldo categórico y entusiasta a la expansión norteamericana, en la etapa que tentativa y aproximadamente hemos fechado entre 1847 y 1856, a la crítica de la misma en el período que va, poco más o menos, de 1856 a 1864. En 1861 y años siguientes Marx se opone resueltamente a la intervención anglo-franco-española en México, pero no deja de ser significativo – y típico del período que nos ocupa – que el fundamento exclusivo de sus críticas a los intervencionistas sea algo tan poco “marxista”, o si se quiere tan poco específicamente “marxista”, como el viejo derecho de gentes. Los interesantes artículos de Marx en defensa de México podrían haber sido firmados por más de un burgués honesto, hostil a la política pirata de Palmerston y Napoleón III, y no resulta extraño, por ello, que se les utilizara en el parlamento británico para demostrar la insensatez e ilicitud de esa política.

Insuficientemente representada, en cambio, está la etapa que ubicamos entre la fundación de la Internacional y la muerte de Marx. Se echan de menos, en particular, análisis de la claridad y contundencia alcanzadas por algunos de los que en esa misma época Marx dedicara a Irlanda y a la India. Los textos “latinoamericanos” escritos por el viejo Engels en sus doce últimos años de vida, aunque interesantes, tampoco caracterizan suficientemente la evolución experimentada, en ese período, por sus ideas sobre el problema nacional.

Párrafo aparte merece el artículo sobre Bolívar, escrito por Marx en 1858. El más grande de los teóricos europeos del siglo XIX compone una biografía de la más relevante figura latinoamericana de esta centuria; si el resultado no fue todo lo importante que pudo ser, ello se debe, en parte, a algunos de los motivos que harto esquemáticamente hemos esbozado en páginas precedentes. Aunque por esa fecha Marx evolucionaba hacia posiciones diferentes, compartía aún el juicio monocordemente pesimista de su maestro Hegel sobre América latina. Otros elementos gravitaron también en él, y siempre en el mismo sentido negativo. La afición de Bolívar por la pompa, los arcos triunfales, las proclamas, así como el naciente culto a la personalidad del Libertador, pueden haber inducido a Marx a ver en aquél una especie de Napoleón III avant la lettre, esto es, alarmantes similitudes con un personaje que despertaba en Marx el más abismal y justificado de los desprecios. (No nos consta que alguna vez haya comparado a Luis Bonaparte con el general y político sudamericano, pero sabemos en cambio que los asimiló por separado al mismo tertium comparationis, el emperador haitiano Soulouque). Lo curioso es que Marx – cuya información sobre Bolívar era insuficiente, pero no tan pobre como suele creerse – en su ensayo biográfico pasó como sobre ascuas o sencillamente dejó de lado temas que, de no encontrarse tan entregado a la tarea de demoler la figura del Libertador, tendrían que haberle interesado vivamente. 

En las Memorias del general Millar, sin duda la mejor de las fuentes por él consultadas, aparecen escasas pero sugerentes referencias a la actitud de las clases sociales latinoamericanas ante la guerra independentista, a la situación de los indios y el alcance de la abolición bolivariana del pongo y de la mita, al proyecto de Bolívar de vender las minas del Bajo y el Alto Perí a capitalistas ingleses (proyecto resistido por las clases altas, partidarias, dicho sea de paso, de que las minas se cedieran gratuitamente). Pero de esos y otros temas, cuyo tratamiento por la pluma de Marx hubiese podido ser tan enjundioso, no encontramos huellas en la biografía de Bolívar, centrada en la historia militar y política. Con ello no queremos significar que ese extenso artículo carezca de relevancia. Más importante que como biografía bolivariana, sin embargo, el opúsculo de Marx tiene un valor propio como documento para el estudio de Marx.

Pedro Scaron

La Internacional Comunista y Buenos Aires

Aunque brevísimos, los textos siguientes contienen datos de interés sobre las relaciones entre Marx, Engels y la Internacional por una parte, y por otra el movimiento obrero bonaerense a comienzos del decenio de 1870.

No eran, por lo que sabemos, los primeros contactos de la gran asociación proletaria con organizaciones obreras latinoamericanas. En su informe a la conferencia de Londres (1865), los delegados franceses aseguran que “se han tomado medidas para entablar correspondencia con Río de Janeiro y con las colonias de Guadalupe y Martinica”.

La Sociedad Tipográfica Bonaerense, fundada en 1857, comenzó a enviar en 1870 al Consejo Federal de las secciones internacionalistas españolas su periódico, que es el mencionado por Engels en el texto primero.

Francisco Mora comunicó al Consejo General londinense ese hecho y le recomendó ponerse en contacto directo con Buenos Aires; los internacionalistas españoles, a su vez, harían todo lo posible por organizar secciones de la Internacional en América latina.

La derrota de la Comuna de París provocó la diáspora de muchos miles de sus defensores, y no pocos ex comuneros se refugiaron en países latinoamericanos, contribuyendo poderosamente a la difusión de las ideas socialistas (marxistas y anarquistas) en los medios obreros locales. Auguste Monnot, Emile Faesch y otros fundaron, el 28 de enero de 1872, la primera sección (francesa) de la Internacional en Argentina. Según una carta suya al Consejo General, fechada el 14 de abril de 1872, contaban entonces con 89 miembros; tres meses después los afiliados eran 273. Le Moussu, encargado por el Consejo General de las relaciones con América, les habían comunicado ya el 1° de julio la admisión oficial de la sección a las filas de la A.I.T. Poco después de la sección francesa, se fundaron en Buenos Aires otras dos: una italiana y otra española, tal como le escribía a Engels, el 25 de mayo de 1873, Jean Larocque.

En el Congreso de La Haya (setiembre de 1872) la sección francesa de Buenos Aires estuvo representada también por Raymond Vilmart, llamado también “Vilmot”. No parece prudente conceder demasiada importancia al carácter específicamente “bonaerense” de su representación: Vilmart, amigo personal de Lafargue y delegado también de secciones de la A.I.T. en Burdeos, muy posiblemente haya debido su credencial sudamericana a los esfuerzos que Engels realizara por asegurar a los partidarios de Marx una mayoría unida y segura en el congreso. 

Pero el año siguiente, Vilmart llega a la capital argentina; según Segall enviado por Marx “con la ayuda de Engels y amigos”. El 13 de mayo de 1873 acusa recibo de una carta de Marx (lamentablemente no conservada, al parecer) y de un paquete de impresos, y deplora que entre éstos no se cuenten La guerra civil en Francia, el Manifiesto y otras obras. Vilmart desempeñó un importante papel en el movimiento socialista argentino, y más tarde simpatizó con el anarcosindicalismo. Propagó que los socialistas extranjeros “debían abandonar su aislamiento por nacionalidades e integrarse a la clase obrera criolla”.

El descubrimiento de las cartas, hoy perdidas, escritas por Marx y Engels socialistas europeos residentes en Buenos Aires (y todavía se están hallando en Europa, donde la investigación es mucho más intensa, cartas de Marx de las que los expertos no tenían la menor noticia), contribuiría sin duda a un conocimiento mucho más afinado acerca de las secciones de la Internacional en nuestro continente.

Engels y Buenos AiresDe Engels al Consejo Federal Español de la Internacional

Londres, 13 de febrero de 1871

(…) Aún no tenemos sección alguna en Portugal; tal vez fuera más fácil para ustedes que para nosotros establecer relaciones con los obreros de ese país. si ellos es así, por favor escríbannos otra vez sobre el particular. Del mismo modo creemos que, cuando menos en los primeros tiempos, sería mejor si ustedes pudieran trabar relaciones con los tipógrafos de Buenos Aires; de todas maneras, convendría que nos informaran posteriormente sobre los resultados obtenidos. Entretanto podrían prestarnos un servicio grato y útil a la causa, enviándonos un número de los Anales de la Sociedad Tipogr(áfica) de B(uenos) A(ires) a título informativo.

Del informe Oficial el Consejo General de Londres

(…)Nos limitamos a consignar que desde el Congreso de Basilea y particularmente desde la conferencia de Londres, celebrada en setiembre de 1871, la Internacional ha ganado terreno entre los irlandeses en Inglaterra y en Irlanda misma, en Holanda, Dinamarca y Portugal, que se ha organizado firmemente en los Estados Unidos y que existen ramificaciones en Buenos Aires, Australia y Nueva Zelandia. (…)

Karl Marx y Friedrich Engels
(Leído ante el Congreso Internacional de la Haya el 5 de setiembre de 1872)

Pasquale Martignetti (1844-1920), traductor al italiano del Origen de la Familia, Trabajo asalariado y capital y otros escritos de Engels y Marx, había sido acusado (todo hace creer que falsamente) de cometer un desfalco en la oficina donde trabajaba. Antes del fallo judicial (el tribunal de apelaciones finalmente lo absolvió), Martignetti decidió empezar una nueva vida en Buenos Aires y pidió a Engels una carta de recomendación. El interés de la respuesta de Engels consiste en que la misma demuestra que su autor estaba al tanto de la existencia y actividades del club socialista Vorwärts, formado por alemanes radicados en Buenos Aires.

Se había fundado esta institución el 1° de enero de 1882 con el propósito de “cooperar a la realización de los principios y fines del socialismo, de acuerdo con el programa del Partido de la Democracia Social Alemana”. El club publicó durante diez años, a partir de 1886, el periódico socialista Vorwärts y estuvo representa, por intermedio de Wilhelm Liebknecht, en el congreso fundador de la II Internacional (1889). La barrera del idioma y la circunstancia de que la emigración alemana a la Argentina no fuera muy numerosa disminuyeron, sin duda, la influencia de la institución sobre el medio en que actuaba, pero la misma tuvo por momentos un contacto estrecho con los obreros argentinos, como lo demuestran las frecuentes reuniones sindicales que éstos efectuaron en la sede del Vorwärts. El club mismo participó activamente en la organización del primer mitín conmemorativo del 1° de mayo realizado en Argentina.

Ni en la carta a Martignetti ni en la recomendación se menciona por su nombre a ninguno de los socialistas alemanes residentes en Buenos Aires (Engels simplemente pide ayuda para Martignetti a los “compañeros alemanes” que aquél pueda encontrar), lo que permite suponer que el autor del Anti-Dühring no tenía por esa época contacto directo con corresponsales radicados en la Argentina. Tal impresión se robustece por una carta anterior (26 de enero de 1887) de Engels a su traductor: “La República Argentina sería quizás un terreno más favorables; existe allí una numerosa colonia italiana, y usted aprendería el español sin grandes dificultades. Pero está lejos, el viaje es caro y difícil el regreso. El país hace progresos, pero esto es todo lo que puedo decir al respecto”.

En la carta que sigue, Engels habla de un texto del socialista italiano Antonio Labriola (1843-1904), publicado fragmentariamente en la revista II Messaggero (15 de marzo de 1890) bajo el título de La terra a chi la lavoraLabriola proponía que se distribuyera tierra baldía de las colonias italianas a campesinos de la metrópoli; Martignetti, invitado por aquél a escribir sobre el tema, antes de hacerlo le solicitó a Engels su opinión, que incluimos aquí por su referencia final a las aspiraciones de los emigrantes italianos que se dirigían a las colonias o a Buenos Aires.

De Engels a Pasquale Martignetti
Londres, 13 de enero de 1890
Querido amigo.

He meditado sobre el asunto de la recomendación a Buenos Aires. No puedo engañar a los camaradas sobre lo ocurrido. En la medida en que gozo de confianza entre los obreros, ello se funda en la condición previa de que a todo trance les diré la verdad, y sólo la verdad.

Yo me inclinaría, en su lugar, por ir sin ninguna recomendación de ese tipo. No bien allá se entere uno de que usted ha sido condenado, se enterarán ciento, y precisamente gente que no leerá mi testimonio o a la cual nada le importará el mismo. Y en ese caso usted ya no se sentirá más como en su casa, la condena lo perseguirá por todas partes. Más vale una vida nueva con un nombre nuevo. Usted es joven y, a juzgar por su fotografía, fuerte: ¡ánimo, entonces!

Pero para tener en cuenta todos los casos, adjunto un escrito en el que digo a su favor todo lo que sin cargo de conciencia puedo y debo decir. Le vuelvo a aconsejar, sin embargo, que no haga uso del mismo. Tal vez esto vuelva más difícil su lucha en los primeros días. Pero seguramente, a la larga, una ruptura total con el pasado le facilitará las cosas.

Usted sabrá lo que tiene que hacer. Pero ojalá todo esto sea superfluo y la corte de casación le haga justicia.

Muy sinceramente suyo,
F. Engels

Direcciones: Vorwärtsredacción: calle Reconquista 650 nuevo (las calles tienen números viejos y nuevos) Asociación Vorwärts: calle Comercio 880.

© La Opinión Cultural, domingo 12 de Noviembre de 1972, pág. Publicado por http://www.elhistoriador.com.ar 


Eslovenia... Avgustín Vivod... De Alguna Manera...

Entrevista al Embajador de Eslovenia, Avgustín Vivod



Bandera de Eslovenia


© Entrevistas de Silvina Orfali. Publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 3 de Marzo de 2009.

Uruguay... Palabras para la vísperas... De Alguna Manera...

Palabras para la vísperas...

Hoy el pueblo uruguayo elige nuevo gobierno. Al mismo tiempo, en las mismas urnas, se somete a plebiscito la posibilidad de liberarnos de dos palos metidos en la rueda de la democracia.

José "Pepe" Mujica

Uno de esos palos es el que impide el voto por correo de los uruguayos que viven en el extranjero. La ley electoral, ciega de ceguera burocrática, confunde la identidad con el domicilio. Dime dónde vives y te diré quién eres. Los uruguayos de la patria peregrina, en su mayoría jóvenes, no tienen derecho de voto si no pueden pagarse el pasaje. Nuestro país, país de viejos, no sólo ha castigado a los jóvenes durante años, negándoles trabajo y obligándolos al exilio, sino que además les sigue negando el ejercicio del más elemental de los derechos democráticos. Nadie se va porque quiere. Los que se han ido, ¿son traidores? ¿Es traidor uno de cada cinco uruguayos? ¿Traidor o traicionado?

Ojalá los uruguayos acabemos de una vez con esta discriminación que nos mutila.

Y ojalá acabemos también con otra discriminación todavía peor, la ley de impunidad, Ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado, bautizada con ese nombre rocambolesco por los especialistas en el arte de no llamar a las cosas por su nombre.

Luis Alberto Lacalle

La Corte Suprema de Justicia acaba de dictaminar que esa ley viola la Constitución. Desde mucho tiempo antes se sabía que también viola nuestra dignidad nacional y nuestra vocación democrática. Es una triste herencia de la dictadura militar. que nos ha condenado al pago de sus deudas y al olvido de sus crímenes.

Sin embargo, hace veinte años, esta ley infame fue confirmada por un plebiscito popular. Algunos de los impulsores de aquel plebiscito estamos reincidiendo ahora, y a mucha honra: perdimos, por muy poco pero perdimos, y no nos arrepentimos. Creemos que aquella derrota nuestra fue en gran medida dictada por el miedo, un bombardeo publicitario que identificaba a la Justicia con la venganza y anunciaba el apocalipsis, larga sombra de la dictadura que no quería irse; y creemos que nuestro país ha demostrado, en estos primeros años de gobierno del Frente Amplio, que ya no es aquel país que el miedo paralizaba.

Pedro Bordaberry

Eso creemos, digo, y ojalá no me equivoque.

Ojalá triunfe el sentido común. El sentido común nos dice que la impunidad estimula al delincuente. El golpe de Estado en Honduras no ha hecho más que confirmarlo. ¿Quién puede sorprenderse de que los militares hondureños hayan hecho lo que han venido haciendo desde hace muchos años, con el entrenamiento del Pentágono y el visto bueno de la Casa Blanca?

La lucha contra la impunidad, impunidad de los poderes y los poderitos, se está desarrollando en los cuatro puntos cardinales del mundo. Ojalá nosotros podamos contribuir a desenmascarar a los defensores de la impunidad, que hipócritamente ponen el grito en el cielo ante la inseguridad pública, aunque bien saben que los ladrones de gallinas y los navajeros de barrio son buenos alumnos de los banqueros y los generales recompensados por sus hazañas criminales.

Ojalá hoy la mayoría de los votos confirme nuestra fe en una democracia sin coronitas, ni las coronitas del uniforme militar, ni las coronitas del dinero.

Ojalá podamos envolver esta ley en papel celofán, en un paquete bien atado, con moño y todo, para enviársela de regalo a Silvio Berlusconi. Este gran mago de la impunidad universal, que ha atravesado más de sesenta procesos y no conoce la cárcel ni siquiera de visita, nos agradecerá el obsequio y seguramente sabrá encontrarle alguna utilidad.

Ojalá.

Lo único seguro es que, pase lo que pase, la historia continuará, y continuará el incesante combate entre la libertad y el miedo.

Yo suelo invocar una palabra, una palabra mágica, una palabra abrepuertas, que es, quizá, la más universal de todas. Es la palabra abracadabra, que en hebreo antiguo significa: Envía tu fuego hasta el final.

Y pase lo que pase, seguirán ardiendo los caminantes de la justicia. De puro porfiados.


© Escrito por Eduardo Galeano y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 25 de Octubre de 2009.

sábado, 24 de octubre de 2009

Uruguay sueña con un nuevo Lula... De Alguna Manera...

El Frente Amplio, el partido al que todas las encuestas dan por ganador en las elecciones de hoy domingo en Uruguay, representa muy bien el cambio que ha dado una parte muy importante de la izquierda en América Latina, contrapuesto al que significan Hugo Chávez en Venezuela o Evo Morales en Bolivia. El Frente uruguayo, que aglutina todo el espectro de izquierda y centro izquierda, ha optado por una línea socialdemócrata, de continuidad y negociación, similar a la de Lula en Brasil o Bachelet en Chile y su candidato presidencial, José, Pepe, Mujica, un antiguo dirigente guerrillero, insistió ayer, en una reunión con corresponsales extranjeros, en esa convicción: Uruguay, dijo, necesita y alienta la inversión extranjera. "Lo digo en todas partes y quiero que esté absolutamente claro", precisó.

Mujica simboliza mejor que nadie esa evolución de la antigua izquierda: ex combatiente con las armas en la mano, encerrado por los militares en un pozo durante meses, vive aun hoy, a los 74 años, en una granja a las afueras de Montevideo y mantiene una manera de hablar que muchos uruguayos humildes identifican como propia, aunque haya traído de cabeza a los expertos de su partido durante toda la campaña.

El candidato es muy diferente al presidente saliente, Tabaré Vázquez, un médico oncólogo, que ha seguido yendo una día a la semana al hospital durante todo su periodo presidencial y que acaba de anunciar la publicación de un libro sobre nuevos tratamientos del cáncer. Pero Vázquez y Mujica, que no se tienen especial simpatía personal, comparten algo muy importante, una organización muy poderosa y técnicamente capaz, que representa la línea politica y que controla que no se produzcan grandes desvíos. "Quien gobierna en Uruguay, más que una persona u otra, es el Frente Amplio", analiza el rector de la Universidad, Rodrigo Arocena.

Por eso, Mujica lleva como segundo, y candidato a vicepresidente, a Danilo Astori, ministro de Economía con Tabaré Vázquez, que intentó sustituirle en la cabecera del cartel, pero fracasó en las elecciones primarias. "Si hay algo que admiro del Presidente de Brasil, Lula", dijo ayer Mujica, "es su manera de gobernar, la metodología que puso en pie de negociación y diálogo". Astori coincidió plenamente: "Lula encaró el principal desafío de América Latina, que era compatibilizar desarrollo social con orden y crecimiento económico, y todos los gobiernos de signo progresista de América intentamos ese mismo camino".

Casi nadie en Uruguay pone en duda la victoria de Mujica, bien sea mañana, en primera vuelta, con más del 50% de los votos, o si no alcanza ese listón, a finales de noviembre, en segunda vuelta. La atención se centra más en el resultado de las legislativas (se vota también para elegir 99 diputados y 30 senadores) y en el referéndum que anulará la ley que arrebató a los tribunales la posibilidad de procesar a los torturadores y asesinos de la dictadura. "Al tratarse de una anulación y no de una derogación", explicó Astori, "puede tener efectos retroactivos".

Uruguay es, probablemente, uno de los países con mayor participación política ciudadana y eso se aprecia con un simple paseo por la tranquila Montevideo: muchos ciudadanos han colocado en sus ventanas el distintivo del partido al que votan. "Aquí, como en la mayor parte de América Latina, el voto es obligatorio, pero aunque no lo fuera, la participación electoral alcanzaría el 90%", asegura Esteban Valenti, conocido periodista uruguayo, que fue responsable de la campaña electoral de Tabaré Vazquez.

Según Valenti, fueron los militantes del Frente Amplio los que lograron revertir la situación de parálisis en la que quedó el partido como consecuencia de unas desafortunadas y sorprendentes declaraciones de Mujica sobre la justicia de Uruguay la política argentina. "Las encuestas reflejaban esa paralización, y de repente, los militantes reaccionaron, salieron a la calle y lograron revitalizar la campaña". Claro que los asesores técnicos del Frente Amplio, claramente irritados por lo ocurrido, anularon todas las entrevistas de Mújica con la prensa extranjera y pusieron todo su empeño en controlar más estrechamente al candidato.

© Escrito por Soledad Gallego Díaz en el Diario El País de la Ciudad de Madrid el domingo 25 de Octubre de 2009

Diego Armando... De Alguna Manera...

Hace unos días, luego del partido jugado en la Ciudad de Montevideo, donde la selección de fútbol de Argentina superó en un gol a la selección de Uruguay y logró clasificarse para el Campeonato del Mundo del próximo año, nuestro seleccionador, Diego Armando, realizó una conferencia de prensa "heavy".


Ha habido voces de todos los sectores, desde nuestro espacio "De Alguna Manera" entendemos su reacción, no justificándola. Lo que si pedimos siempre es hacer empatía, y al ponerse en el lugar del otro, y desde la otra perspectiva tratar siempre de entender que le pasa al otro.


En el programa 6, 7, 8, que se emite por el Canal 7 de la Ciudad de Buenos Aires, fue invitado Diego Armando y en los cinco bloques que a continuación podrán ver, sacarán ustedes las conclusiones del caso.


"De Alguna Manera" entiende a Diego Armando Maradona. Estamos dolidos porque sabiímos que sus declaraciones provocarían una "hecatombe de declaraciones periodísticas", con comentarios que seguramente dan "asquito", igualmente, de puro tolerante, hay que escucharlas, comparar y sacar conclusiones...


Eso sí... De fútbol, la pelota, los jugadores... Hablaron poco... Casi nada...


De Alguna Manera



Bloque 1



Bloque 2



Bloque 3



Bloque 4



Bloque 5



© You Tube (Locuras Animadas)

domingo, 18 de octubre de 2009

Holocausto... De Alguna Manera...

Hay que "Sembrar Memoria..." Para que no "Crezca el Olvido..."

TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL

-Señor, tengo que decirle que el tatuaje que tiene en el brazo es bien aburrido, son solamente números...

-Te diré, cuando me lo pusieron yo tendría tu edad y no lo quite para que quede como recuerdo.

-Ahhh... para recordar tiempos lindos de cuando era niño.

-No... Para recordar un tiempo en que el mundo se volvió loco. Imagínate estar en un país donde tus propios con-ciudadanos siguen la voz de los extremistas políticos a quienes no les gusta tu religión. Imagínate que te quiten todo lo que es tuyo, que manden a tu familia a un campo de concentración donde tengan que trabajar como esclavos y luego, sistemáticamente, los asesinan. En ese lugar te quitaban hasta el nombre y te ponían un número tatuado en tu brazo. Eso se llama el Holocausto, cuando millones de personas murieron porque eran de otra religión.

-¿Así que usted se dejo el número para recordar los peligros del extremismo político?

-No, querida, lo dejé para recordártelo a TI.

Son ya más de 63 años desde que terminó la Segunda Guerra Mundial en Europa... Esta nota está siendo enviada en recuerdo de SEIS MILLONES DE JUDÍOS, 20 millones de rusos, 10 millones de cristianos y 1,900 curas católicos que fueron asesinados, masacrados, violados, quemados, hambreados y humillados mientras que los pueblos de Alemania y de la mayoría del Mundo miraba para el otro lado.

Ahora, más que nunca, con Irán y otros países diciendo que "el Holocausto es un mito ", es imperativo asegurarse que el mundo nunca olvide, porque hay otros que lo quisieran hacer de nuevo. La intención de este e-mail es que llegue a ¡40 millones de personas en todo el mundo!


Marisol... Pepa Flores... De Alguna Manera...

La vida no era una tómbola...

"Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde", decía Jaime Gil cuando se dio cuenta de que ya no volvería a ser joven. El año de sus Poemas póstumos Marisol estaba dejando de ser la niña rubia que puso color en los franquistas años sesenta para ser una joven a la que había que disimular sus relieves. El negocio de aquellas falsas moralidades consistía en que siguiera siendo la perpetua adolescente. Las curvas eran para privado disfrute de sus inventores.

No pudo ser. Se empeñó en crecer, se despojó de los colorines de reina del pop aflamencado, se borró de estrella de luz y de color, o o or. Sabía que debajo del tecnicolor seguía la vida en blanco y negro. Después de la película se desmontaba la tómbola. La casta guapeada que la rodeaba iba de moderna entre Marbella y Torremolinos, una Sodoma y Gomorra españoleadas. Se paraba en estas santas fechas, se disimulaba. Disfraz de negro y mantilla, dejarse ver en procesiones y pasar del rayo de luz a las sombras de las caperuzas. Del corre corre caballito a los pasos de las cofradías. De las cabriolas a las cadenas. De la voz del angelito rubio a la gravedad en saeta.

Venía de Londres, de soportar en vallas, periódicos, televisiones o pubs la presencia de la última estrella de la telebasura, Jade Goody. No estaba preparado para enfrentarme con dos capítulos televisivos sobre nuestra estrella de los sesenta. Nada tienen que ver la vida, miserias, sonrisas y lágrimas de la tragicómica historia de Jade con la de una joven que se llamó de Marisol y que consiguió ser Pepa Flores, pero su explotación televisiva, el uso del morbo, esa intención de vendernos sus vidas privadas me parecieron negocios paralelos. Jade vendía sus nadas a pedazos. Marisol fue vendida a golpes de películas y reportajes. En Inglaterra se vende la muerte de una princesa real o la de los suburbios. Aquí nos ofrecen los interiores de una niña que se hizo mujer y que nunca se quiso vender.

No mejoramos. De aquellas simpáticas banalidades folclórico-infantiles de Marisol a estos polvos/lodos de una serie que abarata situaciones, sentimientos, músicas y letras. Para hacer una crónica sentimental de lo que fuimos hace falta un poco más de Vázquez Montalbán y un poco menos de estética de culebrón. No se lo merece Pepa Flores. Se desnudó cuando quiso, ante el envidiado César Lucas, con Mario Camus en compañía de maquis o con Antonio Gades como Pepa de día o de noche. Lleva banderas que no son las mías, dice cosas que no comparto, pero mantiene el silencio más clamoroso y digno de nuestros mitos. Su voz se hizo grave, profunda, emocionante. Pasó de la vida como tómbola al desgarro de las presas. Dejó las galas de antaño y se acercó a las que sueñan en las galerías de perpetuas. Dijo adiós a todo esto. ¿Por qué seguimos sacándola en procesión? -

© Escrito por Javier Rioyo y publicado por el Diario el País de Madrid, el domingo 29 de Marzo de 2009.

Nota del redactor:

"Marisol, para quienes nacimos en la década del 1950 (Siglo pasado), fue parte de nuestra infanica, aquí en la República Argentina. Esta publicación pretender recordarla con el afecto que ella merece..."

Bolivia en Buenos Aires... De Alguna Manera...

Fiesta, culto y tradición de Bolivia en el centro porteño...

Más de 200 fraternidades bolivianas desfilaron rumbo a Plaza de Mayo para venerar a la Virgen de Copacabana.

Máscaras, amplias polleras de colores, trenzas y orquestas en lo que fue una fiesta.

Tinkus, sayas, orquestas y bandas de sikuris y trompetas, bailes, fiesta, trajes, colores y más colores. El centro porteño fue hoy el escenario de más de 200 fraternidades bolivianas, residentes en el país, en una procesión para venerar a la virgen de Copacabana que se pareció más a un desfile de comparsas de carnaval.

Se trata de una celebración que realizan miles de fieles bolivianos cada octubre, que comienza en el barrio de Charrúa, frente a la cancha de San Lorenzo, para rendirle homenaje a su patrona boliviana. El domingo pasado (un día antes del 12 de octubre, Día de la Raza) la postal de coloridas comparsas comenzó al sacar a la virgen de la Capilla Nuestra Señora de Copacabana. Sucede que además de una celebración religiosa, se trata de una alegre forma de protestar contra el mestizaje.

Mañana volverán a guardar a la virgen en su altar. Mientras tanto, los festejos recorren la ciudad y desde este mediodía desfilaron por Diagonal Sur, en dirección a la Plaza de Mayo, donde las amplias polleras de colores, las máscaras, las trenzas y los caporales llamaron la atención de varios curiosos que deambulaban por las calles vacías de una zona que los sábados, cuando se apagan las oficinas, parece dormir.

El festejo comenzó en 1972 en el país, con una sola comparsa. Ahora, más de 200 forman un desfile que parece no terminar más. Del mismo modo, pasó de ser una fiesta barrial del Bajo Flores para convertirse en un gran festejo que copan diversas calles de Buenos Aires.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aies, el sábdo 17 de Octubre de 2009.



Brillos, matracas, platos y trompetas para bailar con los movedizos ritmos andinos.

El festejo comenzó en 1972 en el país, con una sola comparsa. Ahora, más de 200 forman un desfile que parece no terminar más.

Cholas y collas desfilaron, bailaron y desplegaron la wipala, la colorida bandera de los pueblos originarios.

Más de 200 fraternidades bolivianas, residentes en el país, desfilaron para venerar a la virgen de Copacabana.

Mañana volverán a guardar a la virgen en su altar. Mientras tanto,
los festejos recorren la ciudad y desde este mediodía desfilaron por
Diagonal Sur, en dirección a la Plaza de Mayo.


La celebración llenó de colores el centro de la ciudad.

Los octubre de cada año, el pueblo boliviano residente en Argentina se junta para venerar a la virgen de Copacabana.

Más 200 fraternidades bolivianas marcharon por el centro porteño.

Cholas y collas desfilaron, bailaron y desplegaron la wipala, la colorida bandera de los pueblos originarios.

Brillos, matracas, platos y trompetas para bailar con los movedizos ritmos andinos.


Cada octubre, el barrio Charrúa de Pompeya olvida su dura rutina de trabajo y silencio para convertirse en escenario de una fiesta que reúne baile, devoción y orgullo por las raíces. Es el multicolor milagro de la virgen de Copacabana, una de las celebraciones más importantes de la comunidad boliviana en la Argentina. Y también, uno de los mejores secretos que atesora el sur porteño.

© Escrito por Miguel Middinno y publicado en el Diario Clarín de Buenos Aires el viernes 16 de Octubre de 2009



Nota del redactor:

"No perder las tradiciones populares, es el principio para no perder la Memoria..."


Hambre Argentina... De Alguna Manera...

Las cifras abruman y en las últimas semanas hemos recibido datos y más datos sobre el hambre en la Argentina. Datos que necesitan ser contextualizados, pensados, discutidos. No podemos, como dice Reynaldo Sietecase, uno de los hemisferios de hoy, ver las cifras y dar vuelta la página.

Empachados de hambre

1.

¿Alguna vez revolviste una bolsa de basura buscando comida?

¿Comiste una fruta o un pedazo de pollo frío recién rescatado de un tacho de residuos?

¿Te desmayaste de hambre alguna vez?

¿Se puede hablar del hambre sin haberla sufrido?

Se puede, pero no es lo mismo.

¿Tiene sentido volver a escribir sobre el hambre?

Sí, pero no alcanza.

Para comer de la basura sin que el asco te espante hay que tener hambre de verdad. Sentir en el cuerpo ese malestar profundo que rompe todas las inhibiciones y las barreras.

Para comer de la basura hay que estar empachado de hambre.

2.

4 millones de argentinos tienen problemas para alimentarse.

10 por ciento de la población se levanta cada mañana sin saber si podrá conseguir comida para su familia. (Estos datos surgen de estimaciones privadas ya que los últimos datos oficiales son de 2004).

1.861.831 menores no tienen los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas.

2.300.000 indigentes no tienen garantizada la comida diaria.

8 niños mueren por día por causas vinculadas con la desnutrición (información brindada por la Red Solidaria).

1.000 millones de personas pasan hambre en todo el mundo de acuerdo con una medición de Naciones Unidas.

Los números no dicen nada. Todas estas cifras sobre el hambre se publicaron en las últimas dos semanas en distintos medios gráficos de la Argentina.

Los lectores los pasaron rápido entre tostada y tostada. Dieron vuelta la hoja del diario y listo, allí se toparon con la guerra por la ley de medios o las desventuras del equipo de Diego Maradona.

Las cifras del hambre sólo duran unos segundos de indignación. Los números por sí solos no dicen nada.

3.

El hambre tiene nombre y apellido. El hambre tiene cara.

Barbarita Flores tenía 9 años en 2002. Los argentinos no conocían su existencia hasta que se desmayó de hambre en su escuela del barrio ATE de San Miguel de Tucumán. Recuerdo que en una reunión de producción del programa Día D, que conducía Jorge Lanata por América, recibimos un cable de una agencia de noticias que decía: “Chicos tucumanos se desmayan de hambre en la escuela”. La primera reacción fue de desconcierto e incredulidad. Aunque el país era un incendio, igual dudamos: ¿Será verdad? La única manera de saberlo era viajar. María Julia Oliván fue la cronista que mostró por primera vez la carita desconsolada de Bárbara y la cruel realidad en la que vivía junto a sus siete hermanos. Hacinados y sin cloacas. Cuando se desvaneció la nena llevaba 24 horas sin comer. Apenas había tomado un mate cocido.

Aquella nota conmovió al país. Hizo que llegara ayuda para su familia y motivó la preocupación de las autoridades. También le permitió a su papá obtener un trabajo. La nota desnudó una historia de la Argentina profunda, una historia de tantas. Reveló también la inacción oficial ante esa tragedia cotidiana.

Una semana después, invitamos a Barbarita al programa de tele cuando no hacía falta. La nota ya estaba cerrada con el viaje y el informe. Fue una estupidez. Todavía me arrepiento de haber producido aquella fallida entrevista de Lanata. Barbarita no pudo articular palabra. Estaba tremendamente avergonzada ante las cámaras. Ella se había desmayado de hambre, nosotros nunca podríamos entender la dimensión real de su drama.

4.

En la última campaña electoral todos los candidatos propusieron algún tipo de plan para mitigar el hambre entre los chicos argentinos. Con distinto grado de indignación, desde la izquierda a la derecha, desde los más liberales hasta los más conservadores, rechazaron la idea de que en un país que produce comida para millones existan niños con problemas de alimentación.

Hay cinco proyectos en el Parlamento nacional para crear “un ingreso universal para la niñez”. La idea no es nueva. La Coalición Cívica la impulsa desde 1996 y la Central de Trabajadores de la Argentina la tiene como una de sus principales reivindicaciones sociales. En el Gobierno dicen que la plata no alcanza y que el esfuerzo económico ronda los 20 mil millones.

Sin embargo, pasan los días y no sucede nada. Alberto Morlachetti, coordinador del Movimiento de los Chicos del Pueblo (impulsor de la campaña “El hambre es un crimen”), está indignado por la demora: “Cada niño que muere es irreemplazable y los que sobreviven mal alimentados sufren daños irreparables”. Dice bien. El hambre tiene consecuencias devastadoras en la infancia: las conexiones interneuronales no terminan de conformarse y eso provoca retrasos graves e irreversibles. No sólo se trata de chicos más bajitos y panzones. Bernardo Klikberg las llama “las marcas invisibles del hambre”.

5.

Hay hambres voluntarias. Ayunos místicos y hambres heroicas. Desde Mahatma Gandhi hasta los presos del IRA, la decisión de no ingerir alimentos se convirtió en un gesto de desobediencia civil. Una manera de rechazar la opresión y la injusticia.

Siempre me impresionó un poema de Nazim Hikmet escrito al quinto día de una huelga de hambre. El escritor turco estuvo una década preso por su militancia comunista: “Si no consigo expresar bien, hermanos,/ Lo que quiero decirles,/ Tendrán que disculparme:/ Siento algunos mareos,/ me da vueltas un poco la cabeza./ No es alcohol./ Apenas, es un poquito de hambre./ Hermanos,/ Los de Europa, los de Asia, los de América./ Yo no estoy en prisión ni en huelga de hambre./ Me he tendido en el césped, esta noche de mayo,/ Y los ojos de ustedes me miran de muy cerca,/ lucientes como estrellas./ En tanto que sus manos/ son una sola mano estrechando la mía,/ como la de mi madre,/ como la de mi amada,/ como la de la vida.”

6.

¿El hambre vino con Colón?

En la Argentina hay treinta pueblos indígenas y más de 600 mil personas se reconocen como tales. Un cuarto de esos hogares tiene sus necesidades básicas insatisfechas. Muchos niños mbyá-guaraní, wichís y de otras etnias pasan hambre. La situación sanitaria en los hogares indígenas hace que las diarreas, las infecciones respiratorias y la parasitosis, todas enfermedades curables, se conviertan en fatales para los recién nacidos.

Unicef acaba de lanzar la Campaña por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia Indígena para crear conciencia sobre estos niños que viven lejos de los centros urbanos, sin documentos, sin asistencia sanitaria, sin escuelas bilingües, discriminados y sin respeto a sus costumbres y tradiciones.

El hambre de los antiguos dueños de la tierra tiene relación directa con la llegada del hombre blanco al continente americano. “Ya no hay montes, no hay animales para cazar, ni frutos del río, ni tierras para sembrar”, se quejan.

“Los indígenas están un escalón más abajo que los más pobres de los pobres. Y parece que a nadie le importa eso”. La frase me la dijo Samuel Ruiz, obispo de Chiapas, en pleno furor mediático por el levantamiento zapatista en México. Nunca lo olvidé.

7.

La mayoría de las personas reconoce que haría cualquier cosa por sus hijos. Pero les cuesta aceptar que el hambre pueda ser un motor del delito.

“En la Argentina no come el que no quiere”, dicen.

8.

El Gato Dumas, maestro cocinero, perdió su primer nombre en una cacerola. Se inició en el oficio de encantar con las comidas mirando cocinar a su abuelo, el escultor Alberto Lagos. El Gato tenía entonces tres años y un destino prefijado: mejorar con su impronta la gastronomía nacional. Una vez me animé a preguntarle sobre el hambre: “No sé si puedo describirla –me advirtió–, pero creo que es lo peor del mundo, la peor de las desgracias”.

© Escrito por Reynaldo Sietecase y publicado en el Diario Crítica de la Argentina el viernes 16 de Octubre de 2009.