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domingo, 8 de abril de 2018

Lula: ¿Son efectivas las pruebas en su contra?... @dealgunamanera...

Caetano aseguró que nunca aparecieron pruebas implacables contra Lula da Silva…


El analista político e historiador, Gerardo Caetano, aseguró que en el fallo del juez Sérgio Moro y de los integrantes del Tribunal Superior de Brasil, “no aparecieron pruebas efectivas” contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y advirtió que “el Poder Judicial, militar y para-militar están marcando el rumbo del país norteño”.


© Publicado el viernes 06/04/2018 por el portal La Red 21 de la ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay.

En diálogo con los periodistas Carlos Rodríguez y Ana María Mizrahi de televisión Nacional, Caetano calificó la situación que vive Brasil como “extraordinariamente grave”.

El historiador recordó que cuando Henry Kissinger ejerció como secretario de Estado de los Estados Unidos y llevaba adelante una política que distribuía al mundo “en barrios y elegía socios privilegiados, no vaciló con respecto a América Latina: Brasil. Porque allí donde vaya Brasil irá América Latina”. Por lo cual remarcó la importancia que tiene el país norteño para Latinoamérica.

Añadió que los últimos años de Brasil “han sido trágicos”. En tal sentido citó la caída de Dilma Rousseff “a manos de un golpe institucional, porque fue una decisión política que no cumplió los tiempos exigidos por la Constitución”.

Luego el cambio absoluto de política por parte de un gobierno que no había sido electo por el pueblo, porque si bien Michel Temer acompañó la fórmula en 2014, “llevó adelante políticas exactamente inversas a las que se había comprometido en la campaña junto con Rousseff”.

También se refirió a un “proceso penoso donde existió un impulso de corrupción, el que atraviesa a toda América Latina, y termina golpeando al sistema político brasileño en su conjunto y echa dudas sobre el futuro”.

“Hay que ver la gravedad de lo que está pasando. Porque el Tribunal Superior de Brasil definió sobre una asunto fundamental, que tiene connotaciones políticas, y lo hizo por 6 votos contra 5, eso es algo que los tribunales constitucionales deben evitar”, expresó Caetano.

A todo ello se suman los “pronunciamientos militares”, que sin dudas “presionaron”.

Caetano se refirió a las declaraciones que realizó el comandante en jefe del Ejército, Eduardo Villas Boas, un día antes de la decisión de la Corte de Justicia. Además, “recibió el respaldado de militares en actividad, de nostálgicos de la dictadura y de un candidato ultra fascista y militarista como lo es Jair Bolsonaro”.

El historiador remarcó: “Ello es presión, porque era una amenaza de intervención militar”.

Recordó, además, que el 31 de marzo de 1964, Brasil tuvo el primer golpe de Estado inspirado en la doctrina nacional y en la lógica del terrorismo de Estado.

El investigador reconoció que en su momento dijo que la hipótesis de un golpe militar “no estaba sobre la mesa”. Sin embargo, “con lo que acaba de ocurrir en Brasil y con sus impactos, nadie puede decir que ahora no está arriba de la mesa”.
                   
Dijo que “la militarización de los estados se da en América Latina desde hace tiempo y es algo muy peligroso, porque la militarización de la represión frente a los delitos internos puede llevar a la militarización de la política”.

Poderes extra-constitucionales 


Al ser consultado si se puede creer en la Justicia brasileña, el historiador respondió que hoy se habla de los “poderes fácticos extra-constitucionales”.

“El poder económico está actuando desde hace tiempo. El Parlamento brasileño tiene 23 partidos integrados por distintas bancadas de sectores poderosos, como la evangelista y la agropecuaria, y todos presionan y definen”, indicó.

Agregó que también es “extraordinario y sesgado el poder mediático”, como sucede con  O Globo y Band News.

Asimismo, aseguró que “hoy el Poder Judicial, el poder militar y el  para-militar definen el rumbo político del país”.

Añadió que “el asesinato vil de la activista Marielle Franco es un acto de terrorismo de Estado, porque está probado que fue la Policía Federal, y eso que causó un gran impacto ocurre en forma cotidiana en Brasil”.

Por lo cual, remarcó que la principal hipótesis que se manejaba en las recorridas de Lula da Silva por su país era que “en esas giras de campaña podía ser asesinado”.

También expresó que “lamentablemente todos los partidos brasileños, incluido el Partido de los Trabajadores con muy honrosas excepciones, ingresaron en la lógica de la corrupción”.

“La corrupción no es de derecha ni de izquierda, pero tiene impactos diferentes en ambas. Cuando de forma directa o indirecta, por poco o mucho monto, partidos de izquierda participan en la corrupción, sus efectos son devastadores para la izquierda”, indicó.

Por ello, planteó que en Brasil “se debe impulsar una reforma política, porque Lula logró el 60% de los votos en el balotaje y luego en el Parlamento, de acuerdo a  diversas lógicas de representación, tenía el 25% de los escaños”.

Mientras que el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que es “minoritario a nivel nacional tiene más escaños y en cualquier gobierno siempre está presente”.

Nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario. 


Por otro lado, Caetano dijo que “hay una presunción fuerte sobre Lula, pero nadie es culpable hasta que se demuestra su culpabilidad, y la culpabilidad tiene que demostrarse con pruebas”.

“Las pruebas efectivas, implacables e incontrovertibles no se han mostrado. En el fallo del juez Sérgio Moro, del Tribunal de Puerto Alegre o de los integrantes del Tribunal Superior de Brasil, no aparecieron pruebas efectivas contra Lula, sino convicción”, aclaró.

Agregó que “más allá del fondo del asunto, hay presunción de que el PT, como todo los partidos, ingresó en una lógica de compra de votos, pero lo más grave es que hubo enriquecimiento personal, como en el caso del ex presidente del PT, José Dirceu”.

“Pero en el caso del ex presidente Lula, las pruebas no han aparecido y el trámite jurídico, que es tan importante como el fondo, ha sido extraordinariamente acelerado”, cuestionó.

Dijo que en el mismo momento en que ocurre todo ello “hay presunciones y pruebas muy marcadas de que el actual presidente Temer ha estado involucrado directamente con temas de corrupción, donde funcionó la compra de votos, pero lo liberan de toda responsabilidad, por lo menos hasta ahora”.

Contrareforma


Caetano planteó también que en América Latina se está viviendo un momento que se puede denominar de “contrarreforma, con derivas autoritarias y una revancha de las posturas más conservadoras”.

Explicó que a la década de las reformas de carácter social ahora aparecen las “contrarreformas laborales, previsionales, de retracción de la presencia del Estado y de militarización de la seguridad”.

(*) Gerardo Caetano Hargain es historiador y politólogo uruguayo.



¿Cuáles son las pruebas contra Lula Da Silva?


En el centro del debate sobre la situación del ex mandatario está un departamento valuado en 1, 2 millones de dólares. Dudas, acusaciones y defensas.

© Publicado el jueves 25/01/2018 por el portal El Intransigente de la Ciudad de Salta, República Argentina.

"Hay pruebas por encima de lo razonable de que el expresidente fue uno de los principales articuladores, si no el principal, del esquema de sobornos en Petrobras", dijo ayer el juez João Pedro Gebran, relator en la instancia de la Cámara de Apelaciones de Porto Alegre, sobre la causa contra Luiz Inacio Lula Da Silva. Gebran, junto a sus colegas Leandro Paulsen y Víctor Laus, ratificaron el fallo del juez federal Sergio Moro, que lleva adelante los casos relacionados con el denominado Lava Jato, que expuso la trama de corrupción en la petrolera estatal.

La decisión unánime de los magistrados de confirmar la condena y aumentar la pena contra el ex primer mandatario complicó sus chances de presentarse en octubre próximo, para las que tiene un alto porcentaje de aceptación. 

Las pruebas del caso mantienen al rojo vivo un debate sobre si alcanzan o no para sostener en esta situación Lula, que el último 12 de julio se convirtió en en el primer presidente brasileño condenado penalmente desde el restablecimiento de la democracia en 1985. En ese momento, Moro apuntó a Lula por los delito de corrupción pasiva y lavado de dinero. 

El epicentro de la causa: 

- Sobre Lula pesa la acusación de haber recibido de la constructora OAS un departamento tríplex, en el balneario Guarujá, por un valor de 1,2 millones dólares, como  presunto soborno para garantizar a la empresa contratos con Petrobras durante su gestión entre 2003-2010.

- Moro fijó por eso una pena de nueve años y medio de cárcel (que solo se concretaría cuando esté firme, como sucede en el sistema argentino).

- Para eso se valió del testimonio del titular de OAS, que afirmó a la justicia que Lula había ordenado destruir todos los documentos sobre el departamento, mientras que el ex presidente aseguró que nunca estuvo en esa propiedad. El ejecutivo fue beneficiado con una reducción de su condena por su testimonio. Este es precisamente el punto que más debates abre sobre el caso.

- Ayer,  el juez Leandro Paulsen, presidente de la Cámara, redobló la apuesta y aseguró "Lula fue beneficiario personal y directo de los sobornos puestos a disposición del PT".

- "Infelizmente está siendo condenado un expresidente, pero que pactó y cometió crimen", sentenció Gebran Neto.

- Alejándose de las acusaciones por su decisión, los jueces del tribunal de Porto Alegre, destacaron que se juzgaba "hechos" y no "personajes". Lo hicieron como respuesta ante los reclamos del abogado de Lula, Cristiano Zanin Martins, sobre la "motivación política" del proceso.





sábado, 13 de agosto de 2016

Recordando a Enrique Angelelli... @dealgunamanera...

Recordando a Enrique Angelelli, su carrera santísima truncada y la bendición fatal de Kissinger


Los responsables de su muerte fueron de un régimen cuya "guerra" sucia había obtenido solo dos meses antes, en junio, bendición por el entonces Secretario de Estado Henry Kissinger. Dio como resultado un rosario infernal de secuestros secretos, tortura y asesinato de más de 20.000 personas, Incluyó en su red tanto guerrillas de izquierda, como disidentes no violentos, e incluso muchos ciudadanos no involucrados pero asimismo atrapados por el terror estatal.

© Escrito por  el jueves 04/08/2016 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La causa de canonización de Angelelli, titulado un Siervo de Dios, fue inaugurado en 2015, sólo un año después de que dos oficiales militares de alto rango recibieron sentencias de cadena perpetua por su muerte. Dedicado a servir a los más necesitados, y armado con el lema "Con un oído puesto que el Evangelio y otro en el pueblo", Angelelli había provocado el odio de los privilegiados, quienes lo acusaron de ser un "comunista." (Eso mientras el Partido Comunista Argentina y sus manipuladores en Moscú promovieron en silencio pactos económicos con los supuestamente anticomunistas "guerreros" sucios, mientras que los guardianes de la historia oficial afirmaron que su represión ilegal fue la "primera batalla de la Tercera Guerra Mundial”.)

Irónicamente, el 40 aniversario llega justo después de las convenciones de los partidos mayoritarios en los Estados Unidos, que canonizaron dos candidatos presidenciales notable tanto por sus elogios a Kissinger como sus esfuerzos para buscar su aprobación.

Vale también notar que la oportunidad de celebrar la vida y obra de Angelelli viene sólo cuatro meses después de que el presidente Barack Obama viajó a Buenos Aires con motivo de marcar del 40 aniversario del golpe militar.

Mientras estuvo en Argentina, Obama —tal vez reflejando el debate dentro de su propio Partido Democráta sobre el apoyo de Kissinger a los graves violadores de los derechos humanos en America Latina y en otras partes del planeta— optó por centrarse solamente en el trabajo valiente llevado a cabo por Patricia Derian, la cruzada abanderada de los derechos humanos de Jimmy Carter, y su pequeño equipo en el Departamento de Estado durante aquella revolución en Washington.

Quedó como pregunta sin contestar si la promesa solemne hecha por el presidente Número 44 en la historia EEUU —para desclasificar documentos claves de Estados Unidos de la época para comprender mejor lo que realmente pasó durante el régimen de generales asesinos y sus secuaces neonazis— en efecto sería honrado por cada uno de sus probables sucesores en la Casa Blanca.

La importancia universal de la historia de Angelelli, el rol de Kissinger, y lo que sucedió en lo que solía ser llamado el país de América Latina "más desarrollado", tal vez se puede entender mejor con el dictamen de autor y crítico social norteamericano James Baldwin.

Los niños, escribió, “nunca han sido buenos para escuchar a los ancianos, pero nunca han dejado de imitarlos."

Dicho sea de paso, centenares de niños, también, fueron y son víctimas de aquella represión ilegal.

Angelelli nació en Córdoba en 1923. Sus padres eran inmigrantes italianos, que juntos con muchos otros inmigrantes italianos y distintas comunidades étnicas trabajaban la tierra. Después de entrar en el seminario a los 15 años, fue enviado a estudiar a Roma para después de regresar a Córdoba como un cura. Asignado varios papeles como un joven sacerdote, era a la vez pastor para el Movimiento Católica de Juventudes y visitó y ministró a los residentes en las villas miserias, lo que sería una parte fundamental del trabajo de su vida.

En 1960 Angelelli fue nombrado obispo auxiliar de Córdoba por el Papa Juan XXIII, sólo para ser eliminado de esa posición por involucrarse en una disputa sindical en nombre de los trabajadores. Después del Concilio Vaticano II —sus creencias y sus acciones fueron consideradas como de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia— fue una vez más nombrado obispo auxiliar. Más tarde, después de convertirse en obispo de La Rioja en 1968, Angelelli continuó hablando en contra de los anillos juego y la prostitución dirigidos por los ricos y se mantuvo firme en el lado de los trabajadores y agricultores.

En 1973, con el retorno del exilio del hombre fuerte populista Juan Perón y su aplastante victoria en las elecciones presidenciales, Angelelli compartió momentáneamente la esperanza del pueblo en su conjunto. Sin embargo, cualquier idea de paraíso en la tierra para el “pueblo peronista” fue de corta duración.

Barridos en el faldones de Perón, como candidato Carlos Menem se había comprometido en las elecciones a entregar tierra sin usar a los trabajadores agrícolas locales.

Sin embargo, los del rico clan Menem pronto lanzaron un contraataque, un esfuerzo sostenido para hostigar a Angeletti y su preferencia —uno apoyado por el Vaticano— para los pobres; fue una hostilidad que duró hasta la propia muerte de Angelelli. Bien conectados, los lazos familiares de los Menem incluyen grupos peronistas de extrema derecha, los que estaban, como se confirmó años más tarde, vinculados a escuadrones de la muerte ultraderechistas.

Aun antes del golpe de 1976, los grupos paramilitares neo-fascistas muchas veces trabajando de la mano con las fuerzas armadas hicieron la Iglesia un blanco prioritario. Sacerdotes y laicos que trabajan en los barrios pobres para educar y evangelizar a los pobres empezaron a desaparecer, absorbidos por la red terrorista del Estado.

Ya en 1974 el recrudecimiento de la crisis social y política incluía un alud de asesinatos, atentados y ataques a los dirigentes y organizaciones populares. Fue en septiembre de ese año que Angelelli viaja a Roma en visita "ad limina", donde le sugirieron que no regresara porque su nombre figuraba en la lista de amenazados por la Alianza Anticomunista Argentina. Sin embargo, su Obispo volvió a La Rioja, planteando asimismo los ejes de trabajo para 1975: "Caminar con y desde el pueblo, seguir actuando el Concilio y continuar la promoción integral de los riojanos".

Enfurecidos, los terratenientes llamaron “Satanella” al Obispo y empezaron a organizar un ataque más directo. Luego del golpe de Estado, mientras los militares incrementaron el control y seguimiento a los miembros de la Iglesia, haciéndolos un “blanco prioritario” de la represión, Angelelli  una y otra vez levantó su voz para denunciar las violaciones a los derechos humanos, haciendo conocer al Episcopado la persecución de que era objeto la iglesia riojana. Sus gestiones ante las autoridades militares incluía al Comandante del III Cuerpo de Ejército, Luciano B. Menéndez (años más tarde uno de los convictos por su asesinado), quien amenazó. "El que se tiene que cuidar es usted".

Frente el terror Angelelli aconsejó a sacerdotes, religiosos y laicos abandonar la Diócesis para protegerlos, pero el mismo no aceptó la invitación de Obispos latinoamericanos para un encuentro en Quito, Ecuador, mientras que confesó a sus familiares atemorizados para el: "Tengo miedo, pero no se puede esconder el Evangelio debajo de la cama".

La represión se mostró implacable, el eje las oligarquías locales y los militares en Buenos Aires. En Capital Federal, a principios de julio, asesinaron a los sacerdotes palotinos. En La Rioja, los padres Eduardo Ruíz, de Olta y  Gervasio Mecca, de Aimogasta, fueron detenidos. El 18 de julio los padres Gabriel Longueville (un ciudadano frances) y Carlos Murias, de Chamical, fueron secuestrados, torturados y asesinados. Ocho dias mas tarde un grupo de encapuchados buscando a un sacerdote en Sañogasta, al que Angelelli había aconsejado antes abandonar la zona, ametrallaron en la puerta de su casa al laico campesino Wenceslao Pedernera.

Unos días antes de su muerte, en una reunión con sacerdotes y monjas, Angelelli preanunció su muerte, contándoles: “Ahora vienen por mí”.

El noche de 3 de agosto Angelelli no habia vuelto todavía a La Rioja. Prefirió quedarse en Chamical en busca de indicios del crimen, que prometió revelar “si es necesario desde el púlpito de la Catedra de La Rioja.”

Al día siguiente, menos que dos meses después de la luz verde de Kissinger, Angelelli, junto al padre Arturo Pinto, retornaba a la Capital riojana. A la altura de Punta de los Llanos su camioneta fue embestida por un auto Peugeot 504, que le provocó el vuelco. El cuerpo del Angelelli fue sacado y su nuca golpeada contra el asfalto, quedando su figura extendida con los brazos abiertos sobre la ruta. A pesar del denso clima de intimidación, 6.000 personas apesadumbradas se hicieron presente en el funeral de Angelelli para escuchar al arzobispo Vicente Zaspe recorder que “El Pelado” con frecuencia le había confiado: “Estoy dispuesto a morir, si mi muerte lleva la reconciliación a La Rioja”. En Buenos Aires, un portafolio con documentación que Angelelli se había llevado consigo apareció en el despacho del entonces ministro del Interior, General Albano Harguindeguy.

Por años, los militares intentaron ocultar la causa del crimen, explicándolo como un "accidente automovilístico”. Sin embargo, la investigación judicial iniciada y enseguida archivada, en 1983 se reabrió con el retorno de la democracia con la asunción de Alfonsín. En 1986, el juez Aldo F. Morales dictaminó que la muerte de Mons. Angelelli fue un "homicidio fríamente premeditado", debiéndose identificar los autores.  Sin embargo, fue solamente en 2014, que una Corte halló que tanto el ex-general Menéndez como otro militar fueron culpables.

El legado de Angelelli estaba en marcado contraste con la creada mundialmente por Kissinger; lo que Patt Derian me dijo que era "las huellas de Kissinger en una gran cantidad de países." No sólo había el derrocamiento de un gobierno de izquierda, pero democráticamente elegido, en Chile por el aliado preferido por Kissinger —Augusto Pinochet— hundiendo una de las democracias más antiguas del hemisferio en el terror; el único error a la chilena, dijeron en privado sus contrapartidos guerrilleros sucios argentinos, fue que el autoproclamado "Capitán General" había arriesgado matar también públicamente su oposición política y social.

El legado de Kissinger incluye la venta de nuestros aliados kurdos al Shah de Irán; dando a los generales de Indonesia "luz verde" para invadir Timor Oriental, donde asesinaron a decenas de miles de personas, y instando el presidente Richard Nixon que ayudar a los judíos soviéticos emigrar para escapar de la opresión de un gobierno totalitario "no era un objetivo de la política exterior de Estados Unidos". La lista sigue...

Tratando de contener la sangre, el Presidente Carter y Patt Derian habían puesto el régimen de Argentina en la parte superior de su lista de violadores mundiales de los derechos humanos. Mientras tanto, Kissinger volvió a la Argentina en 1978 como "invitado de honor" de los generales en los partidos de fútbol de la Copa Mundial, algunos de ellos no muy lejos de campos de la muerte donde sufrieron sin piedad los desaparecidos.

En aquel momento, un católico apóstata, la primera vez que realmente me di cuenta de la importancia de la vida y el martirio del Angelelli fue en conversaciones con Penny Lernoux, la legendaria reportera corresponsal del National Catholic Reporter, que no muy antes había escrito su libro seminal, El Clamor del Pueblo (Cry of the People, Doubleday, 1980).

A principios de 1986, cuando el muy amado Senador Edward M. Kennedy se preparó para visitar la Argentina del héroe de los derechos humanos Raúl Alfonsín, su staff buscó un lugar especial en honor a las víctimas del holocausto local, un país que tenía el honor de ser el primero que juzgaba sus propios militares, quienes tenían cientos de campos de concentración clandestinos y una propaganda hecha por admiradores de Goebbels. Por mi recomendación, Kennedy viajó a La Rioja para dar gracias a Angelelli y su obra (evento que fue el motivo de su visita allí, aunque fuera por desgracia pirateada por un Carlos Menem todavía presentado como una "reformista" peronista).

Más tarde, dediqué mi primer libro, Dossier Secreto; Desaparecidos de la Argentina y el mito de la "guerra" sucia (Westview 1993) a Angelelli y otros dos católicos, el decano de derechos humanos en Buenos Aires Emilio Mignone, y Patricia Derian (esta última, como yo en ese entonces, una apóstata). La parte de "La Iglesia de los Pobres", capítulo en que se centraba en la vida de Angelelli tenía el título "El martirio de un obispo".

Al asumir el cargo en 1983, después de tratar de dominar a los militares a través del estado de derecho, Alfonsín se encontró que no podía hacer lo mismo cuando se trata de endeudamiento bruto del país otrora próspera a bancos de Estados Unidos de que el régimen de estado policial había legado a las que una vez había gobernado con mano de hierro.

Cuando Alfonsín buscó la ayuda financiera y la comprensión en Occidente, el hecho de que uno de esos bancos —el Chase Manhattan— fuera dirigido por los Rockefeller, ellos los antiguos patrones de Kissinger —fue rara vez que eso se mencionaba en la prensa estadounidense—, no tuvo suerte. Mientras tanto, Kissinger Associates tenía la tarea, como uno de sus ejecutivos subrayó con satisfacción, de señalar "conflictos reales o potenciales que existen entre los países deudores, o para hacer inventarlos en caso de que no existan."

Volvió Kissinger a la Argentina como "invitado de honor" con la asunción del corrupto Carlos Menem en 1989, quien perdonó rápidamente a aquellos gobernantes de la guerra sucia, condenados y encarcelados luego de una suerte de mini-Nuremberg durante el gobierno de Alfonsín.

Cabe notar que Menem repitió —tanto en privado como en público— que el ex jefe de la Policía Federal Argentina Alberto Villar, uno de los organizadores de la Triple A, fue un ejemplo que su gobierno quería seguir.

El 24 de junio 1994, advertí en el Washington Times que en el gobierno de Carlos Menem —cliente de Henry Kissinger y el puente del Departamento de Estado a la dictadura siria atroz que protegía a los criminales de guerra de la era nazi— Argentina se había convertido en "una estación de paso para el terroristas del Oriente Medio y traficantes de armas y un punto de tránsito cada vez mayor para el envío de narcóticos a los Estados Unidos y Europa".

El 18 de julio la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA ) fue volada matando al menos a 85 personas inocentes e hiriendo a cientos más en el ataque grave de la historia terrorista contra judíos fuera de Israel desde el Holocausto.

Dos días más tarde, un editorial del Miami Herald tomó nota de mi advertencia, y agregó: "Una vez arraigadas en el suelo argentino, algunos de ellos han decidido que es más fácil de atacar a Israel en Buenos Aires que en Tel Aviv."

En una columna titulada El obispo Angelelli y el papa Francisco, publicada en La Razón, Xavier Albó notó:

El 4 de agosto de 2006, al recordarse los 30 años de su asesinato, se hicieron diversas celebraciones en la zona. El entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, estuvo allí. En este caso concreto, Bergoglio, ya papa Francisco, ha jugado un rol muy oportuno. Sacó a la luz documentos antes secretos, que envió enseguida a la Argentina y aceleraron la condena a cadena perpetua de los dos altos mandos militares más directamente implicados: el exgeneral Luciano Benjamín Menéndez y el excomodoro Luis Fernando Estrella.

“El Papa conoció a Monseñor Angelelli”, explicaba el actual obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, “como provincial jesuita durante esos años visitó la diócesis donde trabajaban algunos sacerdotes de su orden, algunos de los cuales incluso habían sufrido la persecución y la cárcel en esos días”.

Hace 10 años, con el cumplimiento de los 30 años del asesinato de Angelelli, rumbo a la beatificación, “Bergoglio manifestó en una homilía en la catedral de La Rioja que el fallecido obispo ‘recibía pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello’.”


martes, 21 de mayo de 2013

Murió Videla… De Alguna Manera...


Murió Videla…


Murió Videla, claro, todos morimos algún día, pero hoy, cuando supe la noticia, sinceramente no sentí nada. En las redes sociales hubo festejos, puteadas, recordatorios, pero a mí, no me pasaba nada. Todo ese asco, toda esa revulsión, toda esa bronca acumulada que me causaba cada vez que lo veía, pasaron a un segundo plano y me puse a reflexionar todo lo que me hubiese gustado que viva para que diga lo que sabe a la justicia y a los familiares, para que le explique a la sociedad quienes le ordenaron la barbarie que desató con placer y hasta se debe haber regodeado con los aullidos de sus víctimas, pero ya es tarde, él no va a hablar, tampoco sus cómplices, ni siquiera para acusar a los que le ordenaron un genocidio y hoy son socios los más turbios negociados. Los mismos empresarios que en 1976 fueron a pedirle que ponga el país en orden, son los mismos que hoy celebran la democracia que supimos conseguir.

Si hay algo de mi vida personal con lo que siento un profundo orgullo es que siempre los odie, y esa es la palabra justa, siempre los odie con el odio de clase que me nace de lo más hondo de mis sentimientos y mis entrañas. Cuando veo todos los que quedaron en el camino, los que hoy no están, los que no pudieron ver un nuevo amanecer, la sangre se subleva y el insulto quema la garganta.

Murió en la cárcel, como morirán muchos de sus cómplices en el genocidio y en este momento me gustaría que fuéramos capaces de ver un poco más allá, porque ese “señor” que fue el dueño de la vida y de la muerte, fue simplemente un lacayo y acá no hay odio, porque de verdad fue un lacayo, de esos que no dudan en asesinar a un compatriota para defender los oscuros intereses del amo imperial. ¿Sentirán los argentinos la misma alegría cuando muera Henry Kissinger? Porque el señor Premio Nobel de la Paz fue uno de los arquitectos del genocidio en Latinoamérica.

Murió en la cárcel, solo, o acompañado de sus seguidores que es lo mismo que estar solo. Solo sin su adorado uniforme de asesino, sin sus jinetas, sin sus cuarteles, sin sus misa de once y todo lo que fue su tenebrosa vida. Ahora pienso que cuando estuvo preso en la cárcel de Magdalena don Goyo Pérez Companc le regaló a la esposa del asesino una vivienda frente a la prisión para que no tenga que viajar tanto y estén más tiempo juntos.

Murió en la cárcel ¿Murió hoy? Eso dicen las noticias, pero creo que no es verdad. Don Jorge Rafael murió hace mucho, sucumbió cuando decidió alinearse con los enemigos de la aurora, cuando eligió libremente hundirse en el peor de los basurales. Los médicos hablaran del estado de salud, de las patologías, pero para mí, murió de cobardía, enfermo de cinismo, y acorralado por sus fantasmas.

Desde lo más profundo de mi corazón yo no festejo su muerte, no me gusta celebrar la oscuridad, prefiero pensar junto con Mario Benedetti que siempre llueve sobre el surco y soy un militante de la vida. Prefiero recordar a los que no están cuando estaban riendo y celebrando el porvenir y sembrando utopías.

Murió Videla el dictador, el desaparecedor, el torturador, el asesino. El que desmanteló el país y lo hizo retroceder al Medioevo, el aprendiz de Torquemada. Murió Videla, murió el NADIE más grande del país.

© Escrito por Guillermo Berasategui el lunes 20/05/2013 y publicado por el plazademayo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.