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sábado, 8 de enero de 2022

Buques y aeronaves de la Armada continúan realizando tareas de Vigilancia y Control del Mar Argentino… @dealgunamaneraok...

Buques y aeronaves de la Armada continúan realizando tareas de Vigilancia y Control del Mar Argentino…


Se trata de los patrulleros Oceánicos A.R.A. Bouchard (P-51) y A.R.A. Piedrabuena (P-52), que junto a un avión B200F realizan tareas de vigilancia y el control de los espacios marítimos de jurisdicción nacional.

Publicado el jueves 23/12/2021 por Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires, República de los Argentinos.

En virtud de la reducción de la afluencia de buques pesqueros de distintas nacionalidades que navegan desde la boca oriental del estrecho de Magallanes en demanda de altamar, a través del Mar Argentino, los patrulleros oceánicos A.R.A. Bouchard (P-51) (POBD) y A.R.A. Piedrabuena (P-52) (POPB), dependientes de la División Patrullado Marítimo (DVPM), luego de efectuar un encuentro en el mar, realizan patrullas en la zona de mayor concentración actual lindante con el limite exterior de nuestra Zona Económica Exclusiva, garantizando la vigilancia y control de los recursos naturales de nuestros espacios marítimos de jurisdicción nacional.


Asimismo, una aeronave B-200 perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima, dependientes de la Fuerza Aeronaval N°º1 con asiento en Punta Indio, desplegada desde la Base Aeronaval Almirante Zar en Trelew, realiza sobrevuelos a la flota pesquera, en coordinación con los patrulleros oceánicos, manteniendo un monitoreo en cada uno de sus vuelos de la actividad que realizan los buques de distintas nacionalidades.



La tarea que realizan las unidades de la Armada permite la identificación de buques, entre los que se encuentran poteros, de arrastre y palangreros; los cuales ingresan al Mar Argentino en tránsito hacia alta mar.

Las patrullas se efectúan durante todo el año (a través de un convenio interministerial entre el Ministerio de Defensa y la cartera de Seguridad, en forma coordinada con la Prefectura Naval), dado que la presencia de estos buques es casi permanente en la zona. 


Relevo en el mar


El patrullero oceánico A.R.A. Bouchard (P-51) de la Armada Argentina, luego de una escala logística zarpó el jueves de la ciudad de Ushuaia, dando de esta manera finalizada su permanencia en la boca oriental del Estrecho de Magallanes; la cual tenía como el fin de identificar y acompañar a los buques que ingresan al Mar Argentino en su tránsito hacia la milla 200, los cuales utilizan ese espacio como paso marítimo desde el Océano Pacifico al Atlántico. 


Durante su navegación, el POBD efectuó un encuentro en el mar con el aviso A.R.A. Estrecho de San Carlos (A-22) (AVES), el cual fue destacado para reemplazarlo como buque de estación en Ushuaia a fin de efectuar los relevos en los puestos de vigilancia y control del tráfico marítimo.



 

El POBD tomará puerto próximamente en la Base Naval Mar del Plata, siendo relevado en sus tareas de vigilancia y control del mar argentino por el POPB que continuará en tareas de patrulla.

 

En total, se llevan navegadas 245.000 millas en 146 días en el mar, cubriendo 685.000 millas cuadradas de espacio marítimo de jurisdicción nacional. En tanto, por aire se cubrieron 268.000 millas cuadradas, con unas 33 horas de vuelo.





martes, 21 de diciembre de 2021

Vergonzoso caso OPV "Offshore Patrol Vessel"... @dealgunamaneraok...

 Vergonzoso caso OPV -Offshore Patrol Vessel-


Buque patrullero A.R.A. Bouchard (P-51) (Ex L´Adroit P -725)

El ingeniero naval Raúl E. Podetti brinda precisiones sobre la compra, por parte de la Armada Argentina, de los patrulleros franceses (Offshore Patrol Vessel), un modelo muy básico, de baja velocidad, mínimo armamento y sin historial de éxito. Adquiridos en 2019, hasta el momento llegaron tres al país, uno usado y dos nuevos.  

© Escrito por el Ingeniero Raúl E. Podetti el martes 21/12/2021 y publicado por el Sitio Revista Puerto de la Ciudad de Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


Con estas palabras y a los gritos, un desencajado y agresivo oficial de marina interrumpió el final de la presentación de mi informe sobre la importación de los patrulleros OPV (Offshore Patrol Vessel) franceses, que la Armada impulsaba como única solución posible y altamente conveniente, en la reunión que se estaba llevando a cabo en la Casa Rosada a fines del 2016.

 

Más tarde, mientras cruzábamos el Patio de las Palmeras, un almirante se me acercó a disculparse en nombre de su colega de armas. Pensando en lo que acababa de ocurrir, le contesté:

 

— “El problema es que ustedes sólo piensan en Ustedes y nadie se preocupa por el resto de la gente”.

 

Dicho lo cual, extrañamente sentí que el ofuscado oficial tenía razón en algo. Yo era Nadie.

 

—Ingeniero Podetti, ¿Cuánto vale un OPV?

 

Con esta pregunta se había iniciado, en octubre de 2016, en Casa Rosada, la reunión del equipo asesor de Presidencia en relación al proyecto de patrulleros OPV. Un mes antes, me habían pedido sumarme a ese equipo para ayudarlos en esos temas navales.

 

Como respuesta, presenté un documento completo con las referencias internacionales del caso, que recopilaba información de unos 400 OPV contratados en los últimos años en todo el mundo. Basado en este estudio, se me pedía estimar el rango del valor de mercado del OPV francés elegido por la Armada.

 

Mi respuesta los sorprendió.

 

— ¿Por qué el OPV francés seleccionado por la Armada cuesta un 60% más que el valor internacional?

 

La información adicional que me suministraron no aportó ninguna explicación para semejante desfasaje; al contrario, el del astillero estatal francés era un modelo de OPV muy básico, de baja velocidad, mínimo armamento y sin historial de éxito; ninguna Armada del mundo lo había querido comprar (ni siquiera la de Francia).

 

¿Cómo se explica? —Preguntaron— Ésta fue la decidida recomendación de la Armada, aclarándonos que no había otras alternativas posibles a considerar.

 

No lo sé. —Les respondí— Pregúntenle a la Armada. Sería interesante que además averigüen por qué no se le pidió cotización a la industria nacional.

 

No lo entiendo. ¿Acaso estos barcos se pueden construir en el país? —indagó con preocupación el jefe del equipo asesor.

 

Claro que sí.

 

A la semana estábamos reunidos nuevamente para que les diera mi opinión sobre cómo podría ser el proyecto de construcción nacional de estos barcos.

 

Comencé a contarles brevemente sobre la industria naval argentina, su historia, realizaciones y capacidades actuales. Para poner el tema en contexto regional, presenté las varias experiencias muy exitosas de construcción de sus propios OPV en los astilleros de Chile, Perú, Ecuador, México, Brasil, Colombia y Venezuela.



Uno de los cinco OPV construidos en Chile, por chilenos, en Astillero Asmar. 

También expliqué que en los países de la región con menor capacidad, la mayoría de los barcos se hacen en astilleros estatales, pero que en Brasil y en la Argentina, con industrias navales más desarrolladas, los astilleros privados son mucho más productivos y competitivos que los estatales, sobre todo en las últimas décadas.

 

Aclaré que nuestra industria naval es, en particular, adecuada para el rango de buques medios (en tamaño y complejidad), como son justamente los OPV, embarcaciones “militares”, que no son buques “de guerra”, lo cual es una gran diferencia simplificadora.

 

Convencidos de que podría haber otra alternativa para presentar al Presidente, me preguntaron:

 

Todo bien ingeniero, pero ¿Cuánto costarían los OPV nacionales?

 

Respondí que, con la intervención de astilleros privados, el costo y plazo de entrega nacional sería muy similar al europeo. Sin embargo, propuse que atendiéramos otras cuestiones, tanto o más importantes que el costo, como son el factor multiplicador de esta industria y su capacidad de ahorrar divisas y de generar desarrollo tecnológico, empleo de calidad e impuestos.

 

Al cuantificar juntos estos impactos sobre la construcción local de los OPV, el equipo asesor reaccionó con gran entusiasmo. Definitivamente, había una buena noticia para elevarle al Presidente. Tratando ahora de avanzar con formas de implementación, la siguiente pregunta fue más concreta.

 

Raúl, ¿Qué astilleros podrían participar? ¿Dónde se harían? ¿Cómo sería el financiamiento?

 

Mi primera respuesta fue aclarar que, si bien este camino era el mejor, iba a estar lleno de dificultades, algunas reales y muchas inventadas (o exageradas) ya que los fuertes intereses detrás de la importación directa y sobrevaluada tienen amplios recursos para obstaculizar el proceso virtuoso del desarrollo nacional.

 

Les propuse entonces que se llamara a una licitación internacional para construir los OPV en el país, y que cada oferente internacional eligiera libremente los astilleros locales donde hacerlos (hay 14 astilleros privados y 2 estatales). Idealmente el Estado podría ofrecer en alquiler temporal para este proyecto, parte de sus espléndidas y subutilizadas instalaciones en el Astillero Storni (ex Dome García). Así, cumpliendo con las características técnicas estipuladas, los principales grupos navales internacionales competirían por precio, diseño, experiencia, plazo, contenido local, garantías y financiamiento. La mejor de estas ofertas se podría comparar con la propuesta francesa que impulsa la Armada, y así contratar la más conveniente.

 

Con entusiasmo propusieron elevar el planteo al Presidente y organizar una próxima reunión con la Dirección de Material Naval de la Armada, a cargo del proyecto OPV.

 

Luego de un par de semanas, finalmente, se produjo la reunión conjunta en la que me pidieron presentar los casos de construcciones de OPV regionales, las ventajas de la construcción nacional y la propuesta de la licitación internacional.

 

A medida que se iba detallando esta nueva alternativa nacional superadora, algunos oficiales de la Armada comenzaron a incomodarse y a desarrollar una actitud obstruccionista. Los argumentos principales fueron; 

* La construcción nacional es un “sueño”, pero no es viable.

* Nunca hemos estado tan cerca de llegar a los OPV. El camino de la industria nacional sería más difícil, laborioso y largo, por lo que decidimos evitarlo. 

Luego de varios meses de trabajo, hemos elegido al astillero estatal francés que ofrece el mejor diseño y menor precio internacional. 

No vamos a poner en peligro la negociación con Francia para considerar esta nueva alternativa. Ya estamos avanzados con los borradores de contrato con los franceses. 

Sorprendidos ante esta actitud, el equipo asesor de Presidencia me pidió continuar con el informe. Fue entonces que el exaltado oficial naval protagonizó la escena descripta al inicio de estas líneas, que impidió que la reunión prosiguiera.

 

Días después se me informó que el Presidente había ordenado congelar esta negociación con Francia, y avanzar con el proyecto de construcción nacional con apoyo internacional, tanto para estos OPV como para otros barcos necesarios para el país, como ser las dragas que se requerirían para la futura concesión de dragado.

 

Me solicitaron entonces, demostrarle al Presidente que ese camino de construcción nacional con apoyo tecnológico y financiero internacional era realmente posible.

 

Cuatro meses después, el 28 de marzo 2017, en el marco de la visita presidencial a los Países Bajos, en representación de la Federación de la Industria Naval Argentina, firmé un convenio con la industria naval holandesa, encabezada por su mayor astillero, que ofrecía construir los barcos en la Argentina con tecnología holandesa y 100% de financiamiento blando a largo plazo.

 

Al día siguiente, en Rotterdam,  los líderes de la industria naval holandesa le confirmaron personalmente al Presidente su interés en este proyecto junto con el reconocimiento de la calidad, capacidad y competitividad industrial naval privada argentina para ese tipo de barcos.

 

Terminada la reunión, el Presidente me agradeció la gestión. Entonces le dije:

 

Señor, si salimos al mundo a comprar barcos, competirán por vendernos barcos, como si fuésemos industrialmente subdesarrollados. Pero si confiamos en nuestras capacidades y les dejamos claro que los construiremos nosotros mismos, competirán por vendernos el 50% del valor de los barcos que son los equipos más sofisticados que aún no fabricamos.

 

Unos meses después, me citó el ministro de Defensa por indicación presidencial para pedirme colaboración con la selección de invitados y diseño del pliego de la licitación internacional para la construcción nacional de los OPV.

 

En noviembre de 2017, cuando pido la reunión para presentar la propuesta de pliego al ministro, se desata la crisis por la desaparición del A.R.A. San Juan (S-42), que suspende el interés por todo otro tema en el ámbito de la Armada y Defensa.

 

En el 2018, dado que hacían ya varios meses que no tenía respuesta al pedido de reunión con el ministro, empiezo a desconfiar. Me contacto entonces con un conocido del equipo de asesores presidenciales, quien con vergüenza me cuenta que por los pasillos de Casa de Gobierno, nuevamente desfilaban entusiasmados oficiales navales pero ahora con borradores del contrato para los OPV franceses.

 

Me cuenta que, aprovechando la extrema crisis financiera nacional, esta inconveniente compra naval a Francia habría aparecido como una de las condiciones informales para la aprobación de una línea extra del FMI y además sería condición para liberar el veto de Francia al ingreso de biodiesel argentino a Europa.

 

Finalmente, en 2019 se firmó el escandaloso contrato de los OPV con Francia, de forma ilegal ya que nunca tuvo la aprobación de la Comisión de Industria (que lo hubiese rechazado seguramente), exigida para este tipo de contrataciones por la reciente Ley de Industria Naval.

 

En los meses previos a la firma, en la prensa internacional surgieron una serie de denuncias de sobornos contra el astillero francés elegido por la Armada. Las coimas indicadas superaban los mil millones de dólares y varios casos ya habían sido comprobados por la justicia de los países involucrados. Esto se detalló en el libro Armes de Corrupción Masiva y se mostró en el ranking del Compendian of Armas Trade Corrupción (Tufos Universito), donde el astillero francés ocupaba el máximo lugar en el podio internacional.

 

A esto se agregó el reconocimiento por parte de Odebrecht-Brasil del pago de sobornos a oficiales de marina por parte de su socio, el astillero estatal francés, para asegurarse el negocio de construcción de los submarinos nucleares.

 

Ni la ilegalidad, ni el sobreprecio, ni la marcada inconveniencia, ni los antecedentes de probada corrupción en casos similares fueron suficientes para detener este vergonzoso proceder impulsado por un grupo de oficiales de nuestra Armada.

 

En estos tres años ya ha llegado parte de la flota de estos OPV importados (uno viejo y dos nuevos).

 

Recientemente, un oficial de marina comentó que en estos años, aun no se logró poner los OPV en operación, y agregó que tampoco operaron nunca los aviones Super Étendard comprados en 2018 para la Armada. Este marino reconoció con vergüenza que ambas compras a Francia las realizó el mismo equipo de oficiales de la Dirección de Material Naval de la Armada, y que planean otro escándalo aún mayor. 


Usando el mismo modus operandi, intentan ahora la megacompra de un rompehielos en el exterior, simulando que se construirá en el país, desoyendo alternativas superadoras e ignorando la opinión de expertos navales y antárticos nacionales que intentan, en vano, expresar sus fundadas dudas sobre semejante despropósito polar.

 

El “Caso OPV” debe enseñarnos que los intereses de un pequeño grupo de oficiales de la Armada no pueden estar por encima del de los argentinos. Es la misma Marina quien debe encargarse de la depuración necesaria, evitando que estos pequeños grupos mantengan posiciones de poder e influencia aun ya retirados de la Armada, refugiados en otras áreas de Defensa o astilleros estatales.

 

Necesitamos una Armada alineada con los intereses de los argentinos como la que dio el impulso inicial a una vigorosa industria naval argentina en el siglo pasado, entre tantas otras demostraciones de su glorioso desempeño patriótico.

 

Notas del autor: 

Mayores detalles del Caso OPV y otros casos similares se desarrollan en el libro “Industria Naval Argentina, 100 Años (1937-2036)”, disponible en industrianaval.com.ar 

Estas líneas son un adelanto del próximo libro “L’Affaire Argentine” que, basado en una rigurosa investigación naval, tiene formato de novela ficción, por lo cual, en estas líneas, toda semejanza con la realidad es mera coincidencia.




lunes, 6 de diciembre de 2021

Arribó al país el patrullero oceánico A.R.A. Storni (P-53)... @dealgunamaneraok...

 Arribó al país el patrullero oceánico A.R.A. Storni (P-53)

A.R.A. Storni (P-53)

Fue recibido en el Apostadero Naval Buenos Aires. Tendrá asiento en la Base Naval Mar del Plata bajo dependencia orgánica de la División Patrullado Marítimo. 

Publicado el lunes 06/12/2021 por el Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires, República de los Argentinos.

El viernes por la tarde se realizó en el Apostadero Naval Buenos Aires la ceremonia por el arribo del patrullero oceánico A.R.A. Storni (P-53) a nuestro país.


Fue presidida por el Ministro de Defensa, Jorge Taiana, acompañado por el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Teniente General Juan Martín Paleo; el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Almirante Julio Horacio Guardia; y el Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, Brigadier General Xavier Julián Isaac.


Acompañaron la ceremonia la Coordinadora General de la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA), doctora Frida María Armas Pfirter; autoridades militares y del Ministerio de Defensa; autoridades y representantes de Naval Group; familiares de los tripulantes e invitados especiales.


Para dar comienzo a la ceremonia se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino ejecutado por la Banda de Música del Estado Mayor General de la Armada y se procedió a la lectura de la Resolución de Incorporación del patrullero oceánico A.R.A. Storni (P-53).


Luego, la madrina de la flamante unidad, doctora Frida María Armas Pfirter, pronunció palabras alusivas: “Mis largos años de trabajo codo a codo con los hombres y mujeres de la Armada Argentina me han llevado a reconocer, respetar y, más aún, amar el trabajo esforzado y heroico que realizan; y a reconocer el valor de sus tradiciones navales”.

 

Destacó el valor del madrinazgo de la unidad, “es una distinción que revela la generosidad de la Armada Argentina en su constante afán de apoyar a todos aquellos que hacemos de los Intereses Marítimos argentinos una cuestión de Estado”.


La doctora Armas Pfirter resaltó la importancia de la defensa de los espacios marítimos y la protección ambiental; y destacó la figura del Almirante Segundo Rosa Storni, en honor de quien fue bautizado el buque.


A continuación, el Jefe del Estado Mayor General de la Armada enfatizó la importancia de la incorporación de esta nueva unidad y que el primero de esta clase, el A.R.A. Bouchard (P-51), se encuentra controlando el paso de la flota pesquera extranjera desde el Pacífico hacia el Atlántico.


“Confiamos en que los instrumentos que se han puesto en marcha, entre los que se destaca el FONDEF, permitan que éste sea un hito más en el proceso de actualización y modernización de los medios de la Armada Argentina”, continuó.


“Esta condición de país marítimo concebida por el Almirante Storni nos otorga derechos como Estado ribereño pero también conlleva obligaciones. La comunidad internacional, con el objetivo de hacer los mares más seguros, ha dividido los océanos en áreas de responsabilidad en lo que respecta a la búsqueda y salvamento, correspondiéndole a la Argentina una de las más grandes del mundo. Cerca de 16 millones de kilómetros cuadrados que requieren asegurar capacidades para honrar ese compromiso asignado a la Armada Argentina”, prosiguió el Almirante Guardia.

 

Asimismo, destacó la importancia de los recursos presentes en el Atlántico Sur y de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de jurisdicción nacional en particular, que requieren del patrullado naval y aéreo y monitoreo permanente en conjunto con la Prefectura Naval, con el objeto de alcanzar un control más eficiente de nuestros espacios marítimos. 


A su turno, el Ministro de Defensa hizo uso de la palabra: “Quiero sumarme a un día de alegría porque cumplimos un objetivo, avanzar en el reequipamiento de nuestras Fuerzas Armadas, en la modernización de sus instrumentos y, específicamente, en las posibilidades de vigilancia y control de ese enorme espacio que le corresponde a nuestra Patria que son las 200 millas de la ZEE, por supuesto nuestro mar territorial, pero también con la aceptación por las Naciones Unidas en la Convención sobre el Derecho del Mar de la ampliación hasta el límite exterior de la Plataforma de nuestros derechos soberanos sobre el subsuelo marino”.


“Argentina tiene un destino oceánico, tiene un destino en el Atlántico Sur, en las islas del Atlántico Sur, tiene un destino antártico, tiene una perspectiva bicontinental”, resaltó el Ministro Taiana.


Finalizada la ceremonia, las autoridades recorrieron la unidad naval, apreciando sus características distintivas y modernos equipos e instalaciones. El A.R.A. Storni (P-53) tendrá su apostadero en la Base Naval Mar del Plata bajo dependencia orgánica de la División Patrullado Marítimo.

 

Características del moderno patrullero oceánico

 

El patrullero oceánico A.R.A. Storni (P-53) fue construido por la empresa Naval Group en el Arsenal Piriou en Concarneau (Francia); el 10 de mayo de 2021 se llevó a cabo la botadura y fue entregado a la Armada Argentina el 13 de octubre de 2021, materializándose así la incorporación de esta unidad al Estado Nacional.


El 10 de noviembre 2021 zarpó desde el Astillero Kership, al sur de Francia, al mando del Capitán de Fragata Oscar Luis Latorre. Su dotación, compuesta por 42 marinos, había llegado a Concarneau casi cuatro meses antes para iniciar el Programa de Adiestramiento y Operación de los equipos de la unidad a cargo de la Universidad Naval Group, que le permite a la dotación operar y efectuar el mantenimiento básico del buque.


La capacitación en la ciudad francesa incluyó la presencia de instructores de todos los componentes de la unidad y, una vez finalizados los cursos teóricos, se hicieron prácticas a bordo tanto en puerto como en navegación.


El patrullero oceánico A.R.A. Storni (P-53) fue bautizado en honor al marino argentino que inició el debate sobre la necesidad de considerar las cuestiones del mar y la actividad naval en su conjunto como políticas de Estado, analizó su importancia como fuente de riquezas y vías de comunicación. De este modo, propició la necesidad de consolidar en la mentalidad de los argentinos la conciencia marítima con base científica y es por eso que, en coincidencia con la fecha de su nacimiento, se instituyó el 16 de julio como el Día de los Intereses Argentinos en el Mar.


De esta manera, el buque conforma la tercera incorporación de un total de cuatro patrulleros oceánicos adquiridos por el Estado Argentino a la empresa francesa Naval Group en el marco del “Proyecto de Recuperación de la Capacidad de Patrullado Naval Marítimo” llevado adelante por la Armada Argentina y aprobado mediante Decreto 1.078/2018.


El objetivo del proyecto de incorporación de los patrulleros es mejorar la vigilancia y control marítimo con medios navales de superficie en el área oceánica de interés, cuya extensión es de 1.159.063 km² en la Zona Económica Exclusiva de la República Argentina, a los efectos de preservar los recursos vivos y no vivos del mar.


El buque está diseñado para cumplir, además, con las siguientes misiones en el Mar Argentino y en la Zona Económica Exclusiva: protección y control del comercio marítimo y ribereño; operaciones marítimas de búsqueda y rescate; operaciones de apoyo humanitario; apoyo médico en áreas marítimas y ribereñas; operaciones con helicópteros de exploración; operaciones de apoyo a buzos; protección y apoyo a unidades menores; y presencia naval.


El A.R.A. Storni (P-53) está clasificado por Código Polar y certificado por la compañía Bureau Veritas para navegar en zonas de hielo de hasta 40 centímetros de espesor; y está diseñado para una tripulación de 40 personas (tripulación básica) con una capacidad adicional para 19 personas (personal de transporte). 


Fotografías: