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domingo, 20 de febrero de 2022

Gobierno. Sin conexión con la realidad... @dealgunamaneraok...

 Sin conexión con la realidad

“Solo le pido a Dios...” Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

La falta de un plan económico serio para combatir la inflación es uno de los vacíos que arrastra este gobierno.  

© Escrito por Nelson Castro el sábado 19/02/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.



La vorágine por la que transcurre la realidad de la Argentina es tal, que lo estrepitoso que ocurre en un día cualquiera es superado por un hecho de un estrépito aun mayor que sucede al día siguiente. El 3,9% de inflación de enero parece haber ocurrido hace meses. Como todos los lectores saben, el dato se conoció a principios de la semana que pasó.

La inflación proyectada por el Gobierno para todo 2022 tiene un piso del 40% y nadie oculta que será varios puntos más alta. Las principales consultoras privadas la ubican en torno al 60%. La quita de subsidios a la energía, el aumento de los servicios públicos, el mencionado índice de precios al consumidor del mes de enero del 3,9% –pero con una ponderación de casi 5 puntos para el rubro alimentos– pulverizan los cálculos oficiales. Pero hay algo más triste: la falta de reacción y la contaminación ideológica de las pocas ideas que circulan por el Frente de Todos contra Todos. Al mismo tiempo que se conoció la inflación del primer mes del año, la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruticonfirmó que el Gobierno planea la creación de una Empresa Nacional de Alimentos. ¿El objetivo? Fijar precios de referencia.

¿Suena conocido? Control de precios; precios máximos; precios cuidados; congelamiento de precios, y una larga lista de iniciativas con destino de fracaso que demuestran que no se puede alcanzar resultados distintos haciendo siempre lo mismo. Al fracaso que, de prosperar la iniciativa de este engendro nacido de mentes que atrasan todos los días un poco más, habrá que agregarle la oleada de corrupción que traerá consigo. La Empresa Nacional de Alimentos será una caja más de la cual se servirá el kirchnerismo duro para sus “negocios”.

La falta de un plan económico serio con medidas de fondo para combatir la inflación es uno de los vacíos que arrastra este gobierno desde el comienzo de su gestión.

“El acuerdo con el FMI traerá un ajuste inevitable, pero me atrevo a decir que la propia impericia local empoderó al Fondo para que venga a imponer un plan más o menos lógico para frenar la emisión y los excesos de la macro cometidos por este gobierno”, aseguró un economista de consulta, quien con una buena cuota de sentido común –de la que a diario demuestra carecer Alberto Fernández– agregó: “Si el acuerdo incluye los desembolsos proyectados, los niños cantores del oficialismo ya no podrán repetir que el gobierno de Macri accedió a un préstamo descabellado porque la historia para los Fernández es bastante similar”.

La cercanía de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es un catalizador que agudiza las peleas dentro del oficialismo. Nadie sabe a ciencia cierta qué va a suceder cuando el entendimiento deba ser sometido al Congreso para su aprobación. La indicación –en verdad, debería decirse la orden– de Cristina Fernández de Kirchner de que el proyecto se trate primero en la Cámara de Diputados y no en el Senado es una muestra clara de su poca o nula voluntad de darle respaldo político a esta iniciativa del Presidente, clave para el devenir de la economía argentina. Surge en medio de tanta disputa un interrogante de significativo peso político: ¿Qué hará Axel Kicillof?   

Al respecto de este acuerdo, hay que tener en cuenta la decisión política del gobierno de Joe Biden de apoyarlo. La trastienda de este apoyo es abundante en complejos vericuetos por los que han debido moverse activamente los pocos funcionarios que tienen una cabal comprensión de cómo funciona el mundo. Entre ellos, uno de los que han tenido una tarea más dura, ha sido el embajador argentino en los Estados Unidos, Jorge Argüello. Enmendar los desaguisados de AF y su troupe no ha sido –ni será– una tarea fácil.

El 10% de la provincia de Corrientes está siendo devorado por el fuego. El ministro de Ambiente, Juan Cabandié, sobrevoló la provincia a más de veinte días de desatado el desastre. Las acusaciones cruzadas con la Nación demuestran que la incapacidad reinante es una de las causas del desastre. Cabandié es un militante político de La Cámpora sin ninguna experiencia en la materia. Es un error de la mayoría de los gobiernos ocupar con cargos políticos carentes de pericia técnica los ministerios, secretarías o subsecretarías vinculadas al cuidado del medioambiente. 

El rabino Sergio Bergman, que comandó esa cartera entre diciembre de 2015 y septiembre de 2018, tampoco la tenía. La improvisación y los favores políticos son hoy una condena que hipoteca el futuro y la riqueza natural de nuestro país. Ayer fueron los incendios en el sur –en donde todavía persisten algunos focos ígneos–, hoy es Corrientes y mañana podrá ser cualquier otro lugar. El accionar será siempre el mismo.

Mientras tanto el presidente Alberto Fernández, que evidentemente no tiene el pulso de la dimensión de la tragedia que ya llegó a los medios internacionales, se paseó por Mar de Ajó y se puso a atajar penales en la playa con un grupo de chicos en un balneario público. En lugar de mostrar empatía, preocupación y acciones concretas por el avance del fuego, optó por quedar desparramado en la arena demostrando –una vez más– su pasión por hacer el ridículo. “Fue un momento de distensión que compartió con chicos locales y turistas del lugar. No se le puede criticar cada cosa que hace. Eso también lo humaniza y lo conecta con la gente”, dijeron cerca de su entorno, aunque admitieron que “probablemente no fue el momento más oportuno”. Es que, junto al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y la diputada Victoria Tolosa Paz, el jefe de Estado celebró los resultados de la temporada 2022 en una recorrida por el Partido de la Costa.

Estas “bajadas a territorio” –como se las llama– se hacen respondiendo a un plan cuidadosamente diseñado donde nada resulta auténtico. A juzgar por los resultados, el Presidente y sus asesores deberían repensar detenidamente estas iniciativas. Alguien debería recordarle a AF que del ridículo nunca se vuelve.





domingo, 18 de junio de 2017

Aprontes de campaña… @deagunamanera...

Aprontes de campaña…

Nueva ‘V’ Peronista. Cristina Fernández. Foto: Pablo Temes

La incertidumbre que creó Cristina está latente. El Gobierno, escrachado, respira.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 18/06/2017 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Miedo, personalismo y la destrucción del camino andado. Es ésta una buena introducción para definir la increíble situación que ha generado dentro del peronismo la actitud de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Es ésta la misma persona que se la pasa hablando de la necesidad del Partido Justicialista como única forma de enfrentar a Mauricio Macri? ¿Es ésta la misma persona que en el reportaje concedido a C5N habló de lo imperioso de superar los personalismos? ¿Alguien diferente de sus acólitos fanáticos puede entrever en su actitud algo distinto al egoísmo?

Por eso todavía nadie puede explicarse de manera racional el tenor extremista de la maniobra que la ex presidenta ha urdido hasta aquí con el único objetivo de evitar una interna con su ex ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo.

Por un lado, se fue del justicialismo, y por el otro, le puso punto final al Frente para la Victoria, que, técnicamente, no existe más. Cómo habrán cambiado las cosas que, hace exactamente tres años, ella misma se había encargado de sostener y llevar adelante el operativo para quedarse con el PJ, sometiéndolo a un blindaje y colocando en cargos ejecutivos a los jóvenes de La Cámpora, tanto a nivel nacional como provincial.

Un poco de memoria. 

En el congreso partidario que se llevó a cabo en Parque Norte en mayo de 2014, Wado de Pedro fue nombrado vicepresidente del Partido Justicialista nacional. No sólo eso, sino que también fue elegido apoderado del PJ bonaerense. La Cámpora estaba exultante; y no era para menos: la secretaría general había quedado en manos del diputado provincial hoy denostado por sus propios compañeros José Ottavis.

En la anterior conducción, ese puesto había sido ocupado por 
Alberto Fernández. Ese cargo es de peso ya que la firma de quien lo desempeña es necesaria para avalar la formación de las listas. La Cámpora controlaba también la Secretaría de Derechos Humanos con Juan Cabandié, la de la Mujer con Mayra Mendoza, la de Juventud con María Luz Alonso y la de Educación mediante Martín Gil. Además, la agrupación kirchnerista ocupaba otras tres secretarías y más de veinte vocalías. Nada de eso importa hoy. Cristina Fernández de Kirchner juega por fuera del PJ y más temprano que tarde la renovación de sus autoridades echará por tierra lo por ella construido.

¿Unidos triunfaremos? 

Los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires aún buscan una explicación a todo este sinsentido. Y esto es común para los que la siguen y para los que no. Cuentan fuentes cercanas a ese núcleo duro del kirchnerismo que, si bien parecería ilógico que la ex presidenta tuviera la capacidad de volver sobre sus pasos, “es alto el temor a quedar varados a mitad de camino. Si no juega, se termina nuestra supervivencia política”, dicen con indisimulada preocupación. Quizás el más explícito en sus palabras haya sido el intendente de Ensenada, Mario Secco, quien aseguró públicamente que “Cristina no quiere ser candidata, nosotros somos los que trabajamos para que ella nos salve”. Y agregó: “No le vamos a perdonar al Flaco lo que está haciendo, es un capricho que nos está jodiendo a todos”. A pesar de estos temores de los intendentes K, es impensable que CFK no presente su candidatura.

Por eso, desde el randazzismo impulsan un cambio de discurso: “Basta de hablar de las PASO y de la ex jefa. Ahora vamos a hablar de las elecciones y de los problemas que tiene el gobierno de Mauricio Macri”. Lo último que se ocuparon de dejar en claro es que el intendente de José C. Paz, 
Mario Ishii –una cuña que les puso la ex presidenta para molestar y embarrar la cancha–, no les preocupa. “Es un corrupto útil. Nosotros apostamos a la construcción de un nuevo peronismo sin contaminaciones, y ese objetivo puede ir más allá del resultado electoral. Trabajaremos a largo plazo”, se entusiasman los partidarios de Florencio Randazzo.

En el oficialismo, todo este embrollo ha generado una cierta euforia, a pesar de que los números de la gestión todavía no son los que esperan ni el Gobierno ni mucho menos la gente. “Nosotros enfrentamos al peronismo, y llegar a la contienda con el PJ dividido en tres casi que nos asegura un triunfo y el logro de dos bancas en el Senado”, aseguró un diputado que conoce el pensamiento que hoy en día predomina en la Rosada.

Además alguien fuera del oficialismo advirtió: “Ojo con la billetera de Vidal. Que cada uno juegue como quiera pero es mejor no dejar de ser dialoguistas, sabemos desde dónde baja la plata para obras; mejor no hacer locuras, a ver si se corta el chorro”, resumió esta voz del peronismo.

En medio de estos aprontes de campaña, ocurrieron en las últimas horas episodios que son inquietantes. Los escraches por parte de grupos kirchneristas al Presidente y al ministro de Justicia, Germán Garavano, la golpiza de la que fue víctima el abogado de la ex presidenta, Gregorio Dalbón, y la amenaza que recibió el escritor Federico Andahazi en la puerta de su casa son muestras de un clima de intolerancia y violencia que alarma. ¿Estará condenada la Argentina a la resignación de aceptar esta circunstancia como un sino fatal?

El presente de la economía sigue siendo duro. 

Las cifras del desempleo del primer trimestre del año que dio a conocer el Indec –9,2%– fueron una mala noticia que dejó mal parado al Gobierno, que desde hace meses habla de un crecimiento del empleo. La verdad es que, así como se han creado muchos nuevos puestos de trabajo, también se han destruido otros tantos. La economía no termina de arrancar. La inflación, especialmente en el rubro de los alimentos, sigue bien por arriba del 1,3% del Índice de Precios al Consumidor.

Es lo que le señaló en su carta a Macri el trabajador que le dijo: “Te creí pero creo que me fallaste”. El Presidente le dio la razón en todos y cada uno de sus reclamos, lo cual no es poco. Sin embargo, no es suficiente. Quienes lo votaron –y quienes no– esperan soluciones. Ese es su desafío.

Producción periodística: Santiago Serra.



sábado, 13 de agosto de 2016

El "Retroceso en Derechos Humanos"... @dealgunamanera...

Donda, Cabandié y Cortiñas remarcaron un "retroceso en Derechos Humanos"…


Los diputados y la titular de Madres Línea Fundadora criticaron al Presidente. Las comparaciones con Lopérfido.

© Escrito por Ramón Indart y Julián D'Imperio el miércoles 10/08/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Tras las polémicas declaraciones del Presidente Mauricio Macri con respecto al número de desaparecidos en la última Dictadura, los diputados e hijos de desaparecidos Juan Cabandié y Victoria Donda y la titular de Madres de Plaza de Mayo (Línea fundadora) Nora Cortiñas repudiaron fuertemente el mensaje del mandatario. 

En una entrevista con el sitio estadounidense BuzzFeed, Macri fue consultado sobre si fueron 30 mil los desaparecidos y respondió: "Es un debate en el que no voy a entrar. No tengo idea si fueron 9 mil o 30 mil. Si son los que están anotados en un muro o son muchos más. Es una discusión que no tiene sentido"

"Me gustaría escuchar si el Sr. Presidente repudia o no los atroces hechos cometidos por la Dictadura", afirmó a Perfil.com la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Victoria Donda. Y agregó: “Son una falta de respeto estas declaraciones del presidente, así como lo fueron las de su funcionario Lopérfido, entre otros, en relación a lo ocurrido en la dictadura cívico-militar".

"Es evidente que relativizando esta cifra simbólicamente importante para la sociedad argentina - así como lo son los 6.000.000 de judíos masacrados por el nazismo, y el 1.000.000 de armenios asesinados por el genocidio turco, para esos pueblos-, lo que buscan es desprestigiar el trabajo incansable de cientos de organizaciones sociales que durante décadas pelearon por la defensa de los DDHH y particularmente en contra de la impunidad de aquellos personajes nefastos de nuestra historia, para disminuir así el rechazo social a los actos atroces que llevaron adelante", precisó Donda.

A este repudio se sumó el del diputado del Frente Para la Victoria, Juan Cabandié, quien también opinó a este portal como "ingrato y repudiable" a la referencia del Jefe de Estado. Sin embargo, aclaró que "no me sorprende de una persona que designa a Martinez de Hoz en su gobierno".

"Que necesite cuestionar el número de desaparecidos, asignarle números a la historia, es ir para atrás. Es burocratizar. Son los números que dice el Estado, no cualquier persona", argumentó Cabandié.

Por otro lado, la titular de Madres de Plaza de Mayo (Línea fundadora), Nora Cortiñas, dijo que Macri "se equivoca, tiene que hacer un poco de reflexión" y enfatizó que "no puede desconocer los juicios (por delitos de lesa humanidad) porque nos han dado en el exterior prestigio de defensores de la verdad y la justicia".

Cortiñas también evaluó que "en estos casi 8 meses de gobierno hemos retrocedido mucho en derechos humanos" y que las declaraciones del jefe de Estado evidencian que "la ideología de él es esta, la ideología reaccionaria".

En diálogo con la radio AM 750, Cortiñas sostuvo que el Presidente "no entró nunca en el debate de los desaparecidos. A él le nunca le importaron los derechos humanos. Él ganó sin fraude, tiene que gobernar para 40 millones de habitantes, porque sino quedará marcado como un presidente indiferente y con otros calificativos que no queremos pensar", concluyó. 


domingo, 24 de mayo de 2015

Derechos Humanos... @dealgunamanera...

Derechos humanos…

Fotografía: Profesor Pablo Frisch 

Nunca entré en la ESMA: y si de mí depende, nunca lo haré. Allí no están mis dos hermanos presos desaparecidos en la tenebrosa Escuela de la Armada. Arrojados al mar desde los vuelos de la muerte, según pude reconstruir tan sólo dos años atrás a partir del relato de un sobreviviente que a su vez reprodujo una conversación con uno de los represores, el día que hizo un comentario sobre el  “vuelo de las cordobesistas”: mi hermana Cristina y la Colorada, compañera de mi hermano Néstor, de cuyo final nada sabemos.

Pero si en la ESMA no están nuestros muertos, sí están los fantasmas de todos los padecimientos que sufrieron. La crueldad de los vuelos los días miércoles y los muertos en la tortura, cuyos cuerpos desaparecían cremados en “la parrilla”, los “asaditos” en la tenebrosa expresión de los represores según reconstruyeron los sobrevivientes de la ESMA.

El  inmenso edificio de la Avenida Del Libertador está poblado por los ayes de dolor, las culpas de la delación, el “sometimiento a la esclavitud” como todavía nombramos lo que más cuesta definir y menos juzgar, esos dirigentes montoneros que desde los sótanos de la ESMA colaboraban con las ambiciones políticas de Eduardo Massera, quien quería ser el nuevo Perón de Argentina. O el heroísmo de Víctor Basterra, quien como obrero gráfico fue obligado a falsificar documentos, pero a la par, fue el único que consiguió sacar de la ESMA las únicas fotografías que probaron lo que deliberadamente se hizo desaparecer.

Otros sobrevivientes fueron menos heroicos, reconvertidos hoy en funcionarios o espías del Estado.

Pero si en la ESMA no están nuestros muertos, sí está lo que consentimos como sociedad por miedo o indiferencia. Nuestra tragedia, también, nuestra vergüenza. Nuestras responsabilidades y nuestras culpas. Todo lo que debemos exorcizar con antídotos democráticos para que decidamos qué debe levantarse en ese lugar. Si una discoteca o un mausoleo.

Sin embargo, antes debemos  limpiar esa monstruosidad que significó hacer desaparecer los cuerpos, arrojados al mar o al Río de la Plata, cremados en “las parrillas”. Quien no sea capaz de reconocer lo que significa ese calvario corre el riesgo de ser tragado, deformado por esa misma monstruosidad. Esto es lo que  defiendo desde el día que conocimos que el ministro de Justicia y Derechos Humanos había organizado un asado de fin de año; o que el gobierno de la ciudad le sacó la custodia de los lugares de la memoria, entre ellos la ESMA al Instituto de la Memoria, conformado por sobrevivientes de la ESMA y figuras relevantes de los derechos humanos, como el Premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel, para que el Museo de la ESMA sirva antes de propaganda política que de auténtica reserva de la memoria. Un proyecto museográfico con injustificadas cláusulas de confidencialidad, encomendado a la Universidad de San Martín, que contraría lo que disponen los códigos de ética de la museología del nazismo en Alemania. A la hora de reconstruir los museos el Holocausto evitan la injerencia del partidismo, tanto el adoctrinamiento como los golpes bajos.

No dudo de la emoción de la Presidenta, quien como muchísimos argentinos llegó tarde a la tragedia de los desaparecidos. Nadie sale indemne después de conocer lo que allí sucedió, sobre todo, la milagrosa vida de esos bebés nacidos en cautiverio, convertidos hoy en adultos. Como Victoria Donda y Juan Cabandié, quienes, pienso más de una vez, pudieron nacer al lado de mis hermanos. ¿Por qué glorificar ese pasado que no termina de pasar y dejó tanta muerte y sufrimiento? ¿Por qué falsear la historia?

El mismo año que mis hermanos fueron secuestrados, Néstor y Cristina Kichner cambiaba pañales en la Patagonia por el nacimiento de Máximo. Un desfase de tiempo que me hizo sospechar sobre la culpabilidad escondida en nuestra sociedad que explica la sobreactuación de los que creen que la causa de los derechos humanos nació con ellos.

Los Kirchner llegaron a la presidencia dos décadas después del Juicio a las Juntas que el 9 de diciembre condenó a los jerarcas de la dictadura por el plan de exterminio organizado desde el Estado. Una bisagra histórica que abrió camino a lo que nunca tuvimos, continuidad electoral. En cambio, el proceso de revisión del pasado de terror no fue lineal ni contó con el consenso político de los peronistas. Paradójicamente, el sector político más perseguido.

Es comprensible que en la medida en que nos fuimos alejando del terror, otras generaciones y otras personas que antes tuvieron miedo se fueron incorporando a la revisión del pasado. Pero en lugar de la antorcha que se pasa como un símbolo de permanencia y continuidad de la memoria, el gobierno de la pareja Kirchner inauguró su propia gesta de los derechos humanos a expensas de negar a los otros. Y el miedo cambió de lugar: la glorificación del ideal revolucionario estalló como las bombas detonadas en su nombre y el pasado nos volvió a amenazar. Afuera se puso lo que recibimos a manos llena, la desconfianza, el miedo y la delación. Aparecieron los comisarios políticos, los escribas del poder público nos mataron la reputación, se burlaron de nuestras vidas, nos hicieron desaparecer simbólicamente. Esa vieja tradición de negar lo que molesta y creer que nuestra existencia se la debemos a los poderosos que levantan o destruyen monumentos.

En nombre de esa utopía de amor y pacificación que son la causa de los derechos humanos, salió lo peor. No quiero cometer lo que critico: me importa menos lo que las personas hicieron en el pasado que su compromiso actual con lo que está amenazado, el sistema democrático. No conocí a  Horacio Verbitsky hasta que compartí esa cofradía de los que día a día, a lo largo de medio año,  fuimos al Juicio de las Juntas. Aprendí a respetarlo por las denuncias de corrupción y su defensa de la prensa en un sistema democrático. Para mí, eso ya lo redimió. No me gusta que hoy  nos patrulle ideológicamente, ni sus columnas metan miedo, como he visto más de una vez en el Congreso. Al revés, en el pasado, cuando éramos pocos los que denunciábamos los robos de bebés, aprendí a respetar a Estela Carlotto, quien junto a otra de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, Chicha Mariani, recorrieron el mundo y consiguieron que la ciencia avanzada de los EE.UU. se pusiera al servicio de nuestra tragedia, con la invención del “índice de Abuelidad” que permitió identificar a una centena de niños secuestrados. Incluido el nieto de Estela. Sin embargo, ignora los temores de las que fueron sus compañeras de lucha, como Chicha.

No me gusta reconocer el miedo de los que temen las columnas de Verbitsky ni los que no se animan a contradecir a Carlotto. El temor a ser y decir lo que se piensa contraría los principios de igualdad y respeto, sustento filosófico de los derechos humanos. Porque siempre le tememos al poder. Y a sus represalias.

En cambio, respetamos la autoridad de los que, como Mandela o Gandhi, nos enseñan a luchar sin violencia para vivir en paz.

© Escrito por Norma Morandini, Senadora de la Nación el domingo 24/05/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 18 de mayo de 2014

¿CFK apretó a la Iiglesia?... De Alguna Manera...

Grito en el cielo…

¡Peccatoris! Papa Francisco. Dibujo: Diego Temes 

¿CFK apretó a la Iiglesia?  Tras un duro documento, por qué el Episcopado se dio vuelta. El rol del Papa. Tedéum en riesgo.

Tanto el peronismo como la Iglesia están marcados en su historia por la relación amor-odio. Hay puntos extremos, como la quema de iglesias en junio de 1955 o las tres audiencias que Francisco le concedió a Cristina y su obsesivo reclamo para que cuiden a la Presidenta. El humanismo cristiano, la doctrina social, la disciplina vertical, la lucha por el poder, la opción por los pobres y cierto anticomunismo de subsistencia, constituyen la medianera conceptual que comparten. No sería una herejía entonces subrayar que hoy muchos peronistas de todos los palos peregrinan al Vaticano para sacarse una foto con el Papa como antes lo hacían a Puerta de Hierro a la pesca de un encuentro con Perón. Todos lo han hecho.

Desde la presunta izquierda de Juan Cabandié y Estela Carlotto hasta la derecha pesada y comprometida con la dictadura de Gerardo Martínez. Una selfie con Francisco no se le niega a nadie.

El propio Papa se forjó en la fragua juvenil del peronismo ortodoxo de Guardia de Hierro y, en los últimos días, recordó aquellos años al darle un lugar de gran visibilidad a Juan Grabois, hijo de Pajarito, quien fuera dirigente de aquella organización de cuadros blindados.

En la década fracturada, los Kirchner evidenciaron su doble discurso. Reivindican en el relato a los curas villeros que contienen a los pobres, pero en la realidad, como no reconocen la existencia de pobres en su gobierno, les molesta que los sacerdotes iluminen los lugares de mayor marginalidad y exclusión social que ni Néstor ni Cristina pudieron solucionar. Entonces intentan ocultar lo que la Iglesia está obligada a denunciar.

Cada vez que el cardenal Jorge Bergoglio se refería a su principal preocupación que es la exclusión social, a Néstor le daba un ataque de furia. Combatió a Bergoglio con todas sus armas. Lo castigó sacando el Tedéum de la Catedral y con la excusa de hacerlo más federal lo llevó al interior.

Calificó al cardenal como opositor y en un derrape llegó a decir que el diablo también usaba sotana. Cristina, más cristiana, mantuvo esa lucha contra Bergoglio, incluso hasta un día después de que fuera designado Papa. Pero el pragmatismo y el consejo de Rafael Correa, presidente de Ecuador y fervoroso creyente, le hicieron cambiar de opinión. El Papa puso la otra mejilla y transformó la relación de odio en un amor casi celestial e insólito. Nadie trató tan bien y con tanta deferencia a la Presidenta como Francisco. A los opositores del Gobierno, el Sumo Pontífice les dice que quiere custodiar la paz social y que no haya turbulencias hasta la entrega del poder en el 2015. A los oficialistas les recuerda sus dedos en ve de otrora y retoma conceptos como “la patria grande” o la descalificación del neoliberalismo desalmado y consumista que multiplica la pobreza.

El pastor sabe que su rebaño es multitudinario y a escala planetaria. No quiere perder ninguna oveja y eso le hace brotar sus dotes de conductor político. El gran problema del Papa es que Cristina es millonaria, milita en unidades básicas contradictorias como las de Puerto Madero y Louis Vuitton y que, encima, está salpicada por graves causas de megacorrupción. Y como si esto fuera poco, Bergoglio sabe –lo sufrió en carne propia– que la intolerancia K no permite crítica si se quiere permanecer a su lado y en buenas relaciones.

De hecho, en los dos últimos documentos de los obispos argentinos, cargados de frases textuales del Papa, como que “la corrupción es un cáncer social”, debieron ser explicados y minimizados ante la Presidenta en reuniones posteriores.

Cristina puso el grito en el cielo con el diagnóstico de que “la sociedad está enferma de violencia”. ¿Está ella muy susceptible o el Episcopado demasiado flexible? Es más grave todavía: el Gobierno hace con la Iglesia lo mismo que hizo con todas las instituciones, fracturarlas entre amigos y enemigos. Buscan cuáles son los obispos gorilas para mandarlos al infierno y ponen en un altar a los “compañeros”, como el arzobispo Víctor Manuel Fernández, un intelectual de fuste que participó activamente en la redacción del documento de Aparecida, que es una suerte de hoja de ruta del Papa. Tucho, como le dicen al rector de la UCA, escribió una columna en Página/12 que no se puede dejar de leer para comprender los nuevos posicionamientos. Allí, repite apenas con un poco más de elegancia el discurso K anti Clarín: responsabiliza a los medios de mala praxis. El arzobispo es una figura rutilante, de perfil bajo pero de gran proyección, que reza para que Julián Domínguez sea el candidato bendecido por CFK.

Lo más grave, como siempre es la interpretación de la violencia política. Carlotto reaccionó diciendo que la Iglesia no había hablado cuando se secuestraba gente. Tiene razón la presidenta de Abuelas, la jerarquía calló durante el terrorismo de Estado, igual que los Kirchner. Cuando Cristina les ordenó a los muchachos de La Cámpora que salieran al cruce del documento eclesial, casi como un formulario repitieron que la sociedad estuvo enferma de violencia en el ‘55, ‘76, ‘89 y 2001. Curioso sesgo y olvido de 1974, precisamente el año en el que el peronismo asesinó a dos peronistas íntimos de Perón como Rucci y el cura Mugica. Montoneros y la Triple A dirimieron sus diferencias en plena democracia arrojándose cadáveres.

¿La Presidenta habrá quedado satisfecha con las disculpas que le ofrecieron monseñor Arancedo y compañía, o seguirá con ganas de suspender el Tedéum del 25 y castigar al cardenal Mario Poli por el pecado de criticarla? Voceros obispales quedaron descolocados frente al retroceso del Episcopado. ¿Se puede calificar de apriete lo que hizo el Gobierno con la Iglesia? ¿El “vamos por todo” los incluye? ¿Cuidar a Cristina es autocensurarse?

Dijeron que el principal responsable de la violencia es el Gobierno, pero luego rectificaron porque el texto “era un llamado a toda la dirigencia”. ¿Qué nivel de consultas tuvieron con el Papa? Hay muchas dudas menos una. Por ahora, Cristina sigue firme en su camino: a Dios rogando y con el mazo dando.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 17/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.