La abanderada de
los humildes...
Licenciada. La funcionaria estudió Ciencias para la Familia en la
Universidad Austral. Fotografía: NA
Amante de
las carteras caras e insensible ante el hambre de los más necesitados, la
ministra de Capital Humano se ha vuelto imprescindible para Javier Milei, por
motivos que van más allá de la política.
© Escrito por Ricardo Ragendorfer el miércoles 12/06/2024 y
publicado por la Revista acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
República Argentina.
El 8 de
junio fue un sábado infrecuente en la Quinta de Olivos. Allí, durante la
mañana, ingresó la ministra de Capital Humano, Sandra Viviana Pettovello; lo
hizo casi a hurtadillas y fue recibida por Javier Milei con visible
ansiedad.
No era para menos, ya que culminaba
la semana más dramática de su gestión, debido a desgracias de dominio público,
y que la tuvieron justamente a ella en el ojo de la tormenta. Dicen que la
reunión entre ambos se prolongó por cuatro horas. Y que el presidente, lejos de
incurrir en recriminaciones que la hubiesen eyectado del Gabinete, le dio su
voto de confianza, urdiendo seguidamente una estrategia para preservarla a toda
costa en el cargo. Ocurre que él la necesita como un pez al agua, y por razones
que van mucho más allá de la política. Un misterio que merece ser
desentrañado.
En este punto, bien vale retroceder
a fines de 2023.
Los periodistas que merodeaban el
hall del Hotel Libertador cuando el entonces flamante presidente electo
habitaba una suite del vigésimo primer piso se preguntaban quién era esa
morocha de mediana edad, con los bordes de las cejas laboriosamente depilados y
de cuyo brazo solía colgar una cartera Hermes Birkin (valuada en 15 mil
dólares). Es que ella secundaba a Karina Milei en todas sus entradas y salidas.
Quizás alguno la reconociera como una antigua productora de La
Cornisa, el programa de Luis Majul. Pero no había ninguna otra
pista sobre su identidad.
Hasta que, el 3 de diciembre (a solo
una semana del arribo de Milei al Sillón de Rivadavia), el diario La
Nación develó dicha incógnita con un título que, en
perspectiva, resulta gracioso: «Sandra Pettovello: la amiga de Milei de
carácter fuerte que manejará una caja intocable».
Así se supo que ella sería la
titular de una megaestructura que sumaría los Ministerios de Educación,
Cultura, Mujeres, Desarrollo Social y Trabajo.
Corazón
partido.Lo cierto es que semejante noticia tuvo una derivación farandulera. Porque al
famoso actor Pablo Rago le sorprendió sobremanera. Tanto es así que, al ser
entrevistado por Catalina Dlugi en su ciclo radial, exclamó: «Lo único que me
faltaba es tener una exesposa ministra de Javier Milei».
En efecto, durante la primavera de
1993 ambos se unieron en el santo sacramento del matrimonio. Pero resultó ser
un amor mal avenido, puesto que a Rago le habían ofrecido un rol protagónico en
la telenovela Inconquistable corazón, junto
a Paola Krum. Y Sandra no tardó en olfatear algo extraño.
«Esta mujer nos va a traer
problemas», les aseguró a sus amigas el día que su esposo le presentó a la
actriz.
El flechazo entre ellos fue
inmediato, el escándalo también. Y la pobre Sandra, por ser la víctima
colateral de eso, fue impiadosamente asediada por la prensa chimentera. De
hecho, en una entrevista al semanario Ahora, dio una muestra de su
implacable intuición: «Antes de que comenzara la novela me imaginé que (Paola)
podría tener una historia con mi marido. Lo intuí, lo presentí y hasta lo
soñé».
Su matrimonio con Rago se disolvió a
principios de 1994 con un sonado divorcio. A partir de entonces, la impronta
mediática de la esposa despechada se extinguió como una vela al consumirse.
Ya se sabe que renacería tres
décadas después, pero por otra razón.
En tal sentido, ya como ministra
estrella del régimen libertario, su figura empezó a refucilar con desconcertantes
luminosidades.
Basta recordar, por caso, la visita
de Milei al Colegio Cardenal Copello –en su doble carácter de exalumno y primer
mandatario–, cuando la cámara que transmitía el evento tomó un primer plano de
Pettovello justo al lloriquear desde un asiento de la primera fila, emocionada
por el discurso presidencial.
A todas luces, una escena
sublime.
O, por esos mismos días, cuando fue
televisada al disolver de mala gana una protesta en la entrada a sus oficinas,
chillando: «Los que tengan hambre que se anoten con el DNI, y que vengan de a
uno».
A todas luces, una escena no tan
sublime.
Desde luego que, durante la última
quincena, la verdadera naturaleza de su ser saltó a la superficie por dos
–diríase– contratiempos: los alimentos sin distribuir entre sectores
vulnerables en una situación de hambre, y la «caja» paralela para «ñoquis
factureros», contratados por su ministerio con «retornos» del 12% en los
pagos.
De manera que los dos escándalos más
impactantes de la era libertaria están enlazados a su persona. Lo notable es
que, sin un atisbo de vacilación, Milei se pronunciara en su defensa. Y –según
se rumorea en la Casa Rosada– por una razón de peso: su temor atávico de no
tenerla más a su lado; un pánico que, al parecer, él no disimula.
La pregunta, entonces, es: ¿Qué
significa ella en su existencia?
Presidente y ministra. Se conocieron en un canal
de cable, pero lo que los unió fue el reiki. Foto: NA
Vocación
de servicio.
Hay quienes afirman que Milei la conoció en algún canal de cable, a fines del
lustro anterior, convocado por Sandra en su carácter de productora de TV. Sin
embargo, fue el reiki lo que los unió. Se trata de una pseudoterapia sanadora
que, mediante la imposición de manos, logra transferir la «energía vital» para
así curar disfunciones físicas o mentales. Y él vivía flagelado por el dolor de
espalda, con el cual somatizaba sus altibajos psicológicos. Pues bien, el
asunto es que quedó inmediatamente subyugado por la personalidad de esa mujer,
a la que, además, Karina miraba con buenos ojos.
De
hecho, el reiki era solo un complemento de su formación polimorfa. Porque ella
también exhibía una licenciatura en Periodismo por la Universidad de Belgrano
(obtenida a los 35 años) y otra en Ciencias para la Familia por la Universidad
Austral (obtenida a los 50 años), no sin un postgrado –online– en la
Universidad Internacional de Cataluña. Cabe destacar que tal disciplina
solamente se imparte en establecimientos del Opus Dei. Y que su CV incluye
cursillos de autoayuda a rolete. Y que hasta solía presentarse como psicóloga,
tal como consta en programas de TV a los que era invitada.
No
es una exageración decir que Pettovello se convirtió en el ángel de la guarda
del atribulado economista. Ella es su mejor amiga, su confidente y su
contenedora emocional, al punto de que Karina –el arcángel de esta historia–
confía plenamente en ella. Y el bueno de Javier no da un paso sin consultarla.
De allí su dependencia casi toxicológica hacia este personaje.
En lo político, su único antecedente se remonta a 1987, cuando se afilió
a la Unión de Centro Democrático (UCeDé), el ya olvidado partido de Álvaro
Alsogaray, del cual solamente subsiste un sello. En 2021, uno de sus vetustos
dirigentes le pidió que figure como vicepresidenta del espacio, sin otro fin
que presentar una lista de candidatos legislativos. Ella aceptó y, desde ese
instante, también «chapea» con eso.
Por otra parte, todo indica que el ofrecimiento de ocupar el estratégico
ministerio de Capital Humano le llegó de sorpresa. Y sus palabras al respecto
fueron: «Javier me lo propuso, y yo acepté sin pensar que llegaría tan lejos. Y
tampoco sabía que allí iban a haber cuatro ministerios en uno».
Los resultados están a la vista.