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martes, 1 de diciembre de 2009
1º de Diciembre... Día Mundial del SIDA... De Alguna Manera...
Beagle... El plebiscito que evitó la guerra con Chile... De Alguna Manera...
Se cumplieron 25 años de la consulta popular con la que Raúl Alfonsín buscó el aval de los ciudadanos al acuerdo de paz con Chile, por el diferendo sobre el Canal de Beagle y las islas Picton, Nueva y Lennox.
El diario PERFIL revela por primera vez los entretelones más dramáticos de las febriles negociaciones que evitaron a último momento una guerra de imprevisibles consecuencias.
La mediación papal, las amenazas de los militares “duros” , la idea de Galtieri de atacar Chile después de una hipotética victoria en Malvinas y el agónico voto en el Senado, contado por los protagonistas.
El Papa, el cardenal Samoré y negociadores de Argentina y Chile.
Pocas veces en la historia argentina la sociedad tuvo en su mano un poder decisión tan grande frente a una medida oficial como el 25 de noviembre de 1984, cuando el presidente Raúl Alfonsín convocó a una consulta popular para definir si aceptaba o no el acuerdo alcanzado con Chile para terminar con el conflicto del Canal de Beagle.
“Queremos que los argentinos, todos los argentinos, participen tomando posición acerca de si conviene o no dar solución rápida y pacífica a un problema que ha constituido desde hace un siglo un elemento de tensión con la República de Chile – sostuvo el primer mandatario al anunciar la iniciativa -. La solución al diferendo del Beagle no sólo constituiría el final de un antiguo litigio sino además, y sobre todo, un factor esencial para construir un futuro que se nos avecina con rapidez”.
Lo novedoso es que era la primera vez que se utilizaba esta herramienta en el país, por lo que el gobierno estaba expectante del nivel de participación que podía llegar a tener el plebiscito, ya que era de carácter voluntario. “Teníamos alguna preocupación acerca del nivel de movilización pública”, afirma el ex canciller Dante Caputo, encargado de llevar adelante la etapa final de la negociación bilateral.
No era para menos ya que la medida enfrentó la oposición de la derecha peronista, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el Partido Federalista de Centro y sectores ultranacionalistas como el Movimiento de Afirmación por la Soberanía, comandado por el almirante Isaac Rojas.
La decisión también fue objetada en los círculos militares que la veían como un ataque a la política de la última dictadura. “No les gustó el referéndum, porque era una forma de decir: ‘Se equivocaron las instituciones armadas’. Las instituciones difícilmente se equivoquen, lo hacen los que mandan”, afirma el brigadier general (R) Basilio Lami Dozo, miembro de la última Junta y encargado de negociar con Chile durante el Proceso para evitar la guerra.
La medida tampoco fue bien vista en Santiago y el Vaticano ya que dejaba en manos de la población la concreción de una negociación tan delicada, podía tirar por la borda todos los esfuerzos realizados y tensar de nuevo la situación. “Los argumentos que usamos fueron convincentes, pero reinstalamos de nuevo el temor en nuestras contrapartes y mediadores”, resalta Caputo.
La decisión ya estaba tomada y el propio presidente la respaldaba. “El gran argumento de Alfonsín era: ‘Este es un problema territorial, no una ley más. Hoy, la podríamos sostener pero es un tema que si no lo cerramos con la voluntad explícita de la opinión pública, se va a volver a abrir dentro de uno o dos años. Queremos sellarlo definitivamente’”, recuerda el ex canciller.
Esto llevó a que muchos de los grupos que se habían pronunciado en contra comenzaran a hacer campaña para que la población se abstuviera de participar. Entre sus principales adherentes estaban el almirante Rojas, el ex presidente Marcelo Levingston, el ex canciller Nicanor Costa Méndez, el nacionalista Marcelo Sánchez Sorondo, los peronistas Vicente Saadi y Herminio Iglesias, Oraldo Britos, Julio César Aráoz, y la socialista Alicia Moreau de Justo.
“Nuestro temor no era que hubiera gente votando mayoritariamente por el No, sino que la abstención, que se había convertido en la bandera de la oposición al acuerdo, tuviera un respaldo importante”, destaca.
El clima previo al plebiscito se fue caldeando cada vez más y provocó que el presidente del bloque peronista de senadores, Vicente Saadi, dijera que el canciller era un “traidor a la patria” por el acuerdo que había alcanzado con Chile. Esto llevó a Caputo a desafiarlo a confrontar sus ideas en televisión, algo que el legislador aceptó con agrado. Ninguno de los dos sabía que se convertirían en los protagonistas de un momento histórico ya que fue el primer debate político que se realizó ante las cámaras en el país.
En la mente de quienes lo presenciaron, aún permanece la imagen de un Saadi nervioso leyendo sus fundamentos y del canciller contestándole con tranquilidad. También, quedaron inmortalizadas algunas de sus frases como “basta de cháchara” o cuando le pidió que no se fuera por las “nubes de Úbeda” en lugar de por “los cerros” como versa el dicho.
“La única objeción de mis colaboradores era que yo fumaba y tenía un paquete de Dunhill que eran ingleses. Los veía que me hacían señales detrás de la cámara y no entendía qué me estaban diciendo. Era que lo sacara de arriba de la mesa ya que no era la marca más apropiada para mostrar en un debate de esa naturaleza”, recuerda Caputo.
Tal fue el impacto del debate que sirvió para torcer la balanza en favor de la propuesta de Alfonsín, lo que significó una segunda derrota para el peronismo en un año. “Hemos quemado por segunda vez consecutiva un ataúd ante las cámaras de televisión”, señaló a la prensa Juan Labaké, miembro del Comando Superior Peronista, tras la emisión del programa.
El 25 de noviembre de 1984, el Sí obtuvo el 81,13% de los votos frente al 17,24% del No y un 1,63% en blanco, con una participación del electorado del 70,17%. En el gobierno, el Vaticano y Chile, respiraron aliviados.
El acuerdo de paz. Cuatro días después de la victoria, los cancilleres Dante Caputo y Jaime del Valle firmaron el Tratado de Paz y Amistad en el Vaticano, ya que Alfonsín no quería juntarse con Augusto Pinochet debido a las diferencias políticas que los separaban. “Estaba fuera de cuestión que Alfonsín se cruzara con Pinochet”, señala el ex titular del Palacio San Martín.
Sin embargo, los problemas para el Gobierno no terminaron ahí, ya que el acuerdo debía ser refrendado por el Congreso para que entrara en vigencia, una tarea que no le sería nada fácil y que tendría al país nuevamente en vilo.
El tratado pasó sin problemas por la Cámara de Diputados, donde el radicalismo contaba con la mayoría, el 30 de diciembre de 1984. Pero en el Senado, controlado por el peronismo, encontró su principal escollo. El debate se prolongó entre el 14 y 15 de marzo de 1985, donde los principales referentes justicialistas se manifestaron en contra de la medida, a pesar de los intentos de los operadores del oficialismo para convencerlos de que cambiaran su decisión.
“Era un voto en contra del gobierno, pero si usted es político y se supone que mide las repercusiones de sus acciones, sabe que cerrar el camino a la paz conquistada, a la solución lograda, reabre la posibilidad de un conflicto bélico. La apuesta no era favorecer o destruir un gobierno - señala Caputo -. ¿Qué político puede ignorar que lo que estábamos jugando era la guerra o la paz? ¿Cómo no llegamos a tener diálogo para generar un consenso básico de gobierno sobre nada menos que un tema de esa inmensidad?”.
Finalmente, el acuerdo fue aprobado con 23 votos a favor, 22 en contra y 1 abstención (la del radical Luis León). Entre los principales legisladores que se opusieron se encontraban los peronistas Saadi, Deolindo Bittel, Oraldo Britos, Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Menem, y el representante del Partido Popular Neuquino, Elías Sapag.
“El voto en contra era en favor de otra cosa, prefiero no decir que a favor de la guerra. ¿Cómo el cincuenta por ciento de un Senado puede votar por el No en un país que estaba reconstruyendo su democracia luego de tanta dictadura, la unidad nacional después de tanta muerte y desaparición, y la paz luego de la guerra? – concluye el ex canciller -. Es notable que no haya juicio histórico sobre ese No, es una de las tantas cosas sobre las que no hay memoria en la Argentina”.
© Escrito por Hernán Dobry y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 22 de Noviembre de 2009.lunes, 30 de noviembre de 2009
Arriba la Luna... Abajo la Fiesta... Manu Chao... De Alguna Manera...
Allá por el 2005, Manu Chao brindó una conferencia en la misma radio por la que agregó una fecha más a su visita a Buenos Aires (FM La Tribu) y, consultado por la piratería, deslizó una frase simple. Tan simple como las líricas que acompañan el magnífico frenesí que se vive en sus shows:
"Los músicos tenemos que entender que ahora hay que salir a trabajar".
Palabas más, palabras menos, lo que el 'juglar del mundo' estaba describiendo es un paradigma que supo ver antes que muchos (que Metallica seguro): los discos ya no dejaban dinero y la 'papa' estaba en los shows.
Será por eso que cada show de Chao y Radio Bemba es como el del sábado. Será por eso que es imposible no bailar cada vez que Phillipe "Garbancito" Teboul desata la locura desde un bongó, luego de dos minutos de caricias a los cueros.
Hablar de fiesta es reiterativo, trillado e incompleto; pero no existe una palabra mejor para calificar. Por tal motivo, recurro a las claves:
"¿Qué hora son mi corazón?"
El show del francés duró poco más de tres horas que se vivieron al palo, sólo con dos momentos de relax: la participación del primer invitado -Tonino Carotone- que deslizó una versión cuartetera de su interminable hit "Me cago en el amor" y el llamado a las conciencias de los 30 mil presentes por parte de una representante de la comunidad mapuche que denunció: "Nuestro territorio está siendo amenazado por los mismos que hoy piden seguridad en estas ciudades".
"Me gusta la guitarra, me gustas tu"
Las cuerdas de Radio Bemba son potentes y lapidarias. Con pasajes de flamenco en varios pasajes del show y electrizantes solos, la viola de "Magic" Fahem se posiciona como el segundo foco de atención del sobrio escenario aunque Gambeat azoma desde atrás con una potencia no sólo aportada por su bajo sino también cuando le toca 'corear'.
"Aquí no pegamos los ojos"
Un dato trascendental para los más observadores: entre tema y tema los músicos no se toman más de dos segundos y nunca pararon a tomar agua. El público es, casi en su totalidad, acorde a los hechos dado que nadie paró de saltar y bailar durante todo el show. A pesar del humo, nadie se cuelga.
"Cuando me buscan nunca estoy"
Otro momento clave llegó con la única dedicatoria de la noche. "Desaparecido" fue dedicado a Luciano Arruga, el joven estudiante de Ciencias Sociales del cual no se sabe nada desde el 31 de enero, en un hecho alarmante dada la inactividad de los investigadores.
"Bailemos todos el vacaloca"
El otro invitado sería quien trajera el auténtico ska. Ese ritmo que cuanto más seco suene, más te obliga a zapatear. La participación de Fermín Muguruza con tres temas propios de su extensa carrera, sería el momento musical más alto de la noche de All Boys y una oportunidad para ver a un Manu Chao espectador de uno de los artistas que más admira.
La visita del 'juglar del mundo' a Buenos Aires concluirá mañana con un show en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas en conmemoración por los 20 años de La Tribu. Será bajo techo, por lo que no habrá que hacer la cruz de sal para que el tiempo acompañe como en el fin de semana aunque, más de uno volvió a su casa mojado, felíz y chapoteando sobre los "charquitos de arrabal".
© Escrito por Ramiro Barreiro. Publicado en http://www.cronica.com.ar
domingo, 29 de noviembre de 2009
Víctor Jara, 36 años despúes... De Alguna Manera...
Los restos de uno de los artistas chilenos más universales, creador de Te recuerdo Amanda y El cigarrito, que hoy interpretan cantantes de la talla de Joan Manuel Serrat y Víctor Manuel, entre otros, serán nuevamente entregados a sus familiares. Esto se produce después de que un examen de peritos, ordenado por el juez que investiga este crimen, encontró más de 30 heridas de bala y huellas de torturas en los huesos de Jara.
El velatorio del cantautor comenzará el jueves 3 de diciembre con actos de homenaje que se extenderán durante día y noche de forma ininterrumpida hasta el sábado en el céntrico teatro que lleva su nombre. De esta manera, los chilenos podrán despedir a Jara en su segundo tránsito al Cementerio General de Santiago, donde será sepultado.
Su despedida se desarrollará con canciones, música, danza y lecturas de poesía, con el estilo del cantautor, que siendo pequeño acompañó a su madre a los velorios campesinos. Una manta roja cubrirá el ataúd, y el cortejo marchará a pie el sábado desde la Fundación Jara hasta el cementerio.
"Víctor pertenece al pueblo, a todos aquellos que han seguido y admirado su obra", afirmó Gloria Köning, directora ejecutiva de la Fundación Víctor Jara. "Acondicionaremos el lugar para que todos los artistas y las personas que deseen participar de este funeral lo puedan hacer dejando una flor, acompañándolo o rindiéndole un tributo", agregó.
Tras la exhumación del cuerpo, ordenada por el juez Juan Fuentes, sus restos fueron analizados por especialistas del Servicio Médico Legal (SML). Las muestras de su ADN y de sus familiares fueron enviadas al Instituto Genético de Innsbruck en Austria, donde confirmaron su identidad.
El informe médico del SML sostiene que los restos de Jara presentan "múltiples fracturas por heridas de bala que provocaron un shock hemorrágico en un contexto de tipo homicida". Algunas de sus lesiones óseas fueron provocadas por "objetos contundentes", sostuvo el director del SML, Patricio Bustos.
Hace 36 años, en septiembre de 1973, durante los primeros días de la dictadura del general Augusto Pinochet, al semiclandestino funeral del cantautor sólo pudieron asistir su viuda, Joan Jara, y dos personas más. Los restos del cantautor estuvieron a punto de perderse, como los de muchas otras víctimas.
Jara, un versátil creador, hijo de campesinos humildes, que militaba en el Partido Comunista, fue tomado prisionero por los militares en la Universidad Técnica del Estado, donde trabajaba, y permaneció con 600 estudiantes y profesores para defender el Gobierno de Allende. Los militares lo trasladaron al Estadio Chile, hoy bautizado como Víctor Jara, donde después de torturarlo lo acribillaron en el subterráneo del lugar, arrojando su cuerpo y los de otras víctimas junto al muro de un cementerio en el sur de la capital.
Reconocido por vecinos del lugar, fue trasladado al SML, donde quedó entre cientos de otros cuerpos. Un trabajador del Servicio Médico Legal avisó a la viuda y ésta pudo rescatar el cuerpo y sepultarlo.
La investigación judicial no ha dado todavía con todos los responsables del crimen. El conscripto José Paredes, que confesó haber disparado contra el cantautor y después se retractó, y el coronel Mario Manríquez, que dirigió el campo de prisioneros instalado en el Estadio Chile, están procesados por este caso.
LAC & Co.