sábado, 17 de marzo de 2018

El beneficio de ser pobres... @dealgunamanera...

El beneficio de ser pobres...


Mi vieja es una mina marginal. Toda la vida vivió fuera del sistema y ahí quedará. Por un problema que tuvo al nacer, es muy pequeña: no llegó nunca al metro cincuenta, y por los muchos embarazos que tuvo ya se le cayeron varios dientes. Tiene 41, pero la falta de dientes sumada a su escasa estatura y marcada delgadez, hacen que aparente mil años más.


© Escrito por Mayra Arena el sábado 10/03/2018 y publicado en su muro de Facebook en la Ciudad de Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires.

Mi vieja dejó la escuela porque era al pedo. Vos le explicás algo y no lo entiende. Incluso las cosas más simples, se las tenés que explicar despacio, varias veces. Si querés enseñarle a ir al chino de la vuelta lo mejor es acompañarla y que vaya, porque si le explicás el camino, no entiende. Mi vieja nunca prendió una computadora, ni la va a prender. Apenas sabe leer y escribir, y cuando digo “apenas” quiero decir, escribe como el orto y cuando lee no le queda nada. Tiene que leer algo simple varias veces para que le quede. A veces nos pide ayuda a las hijas grandes, y hay que explicarle despacio y con palabras claras, sino no entiende.

Mi vieja no laburó nunca, no se desenvuelve. Siempre que intentó tuvo laburos muy malos, porque a los buenos, no pudo ni podrá acceder nunca. Siempre limpiando, cada vez que le conseguíamos un trabajo la echaban al poco tiempo: la gente no le tiene paciencia porque vos le explicás y no entiende. Mi vieja nunca aspiró a tener nada, siempre sintió que hay cosas que simplemente no eran para ella. Siempre sintió que ciertas cosas “son cosas de ricos” incluso cosas mucho más sencillas de las que piensan. Mi vieja tuvo varios hijos, todos de distintos hombres. En el hospital le explicaban que no tuviera más, que tenía que cuidarse, pero ella no entiende. Nosotros llevamos el apellido de ella y salvo el más chico, ninguno conoció a su respectivo padre.

Mi hermana Gisella Marisol y yo, tuvimos el beneficio de ser pobres. De pibas, mi vieja marginal nos mandaba a pedir todos los días. Íbamos a las panaderías porque son los que mejores cosas dan, y con lo que volvíamos se cenaba. Mate cocido con lo que hubiera. Cuando no nos daban las del barrio, nos íbamos abriendo cada vez más hasta llegar a las del centro. Por eso nunca compartí la filosofía de no darle monedita al nene que pide: lo único que lográs es que tenga que caminar más, porque ese pibe no va a volver a la casa con las manos vacías. Teníamos hermanos más chicos, pero no quedaban en casa, salíamos todos juntos porque a los más chicos siempre les dan más. Entonces salía mi vieja con nosotros y mi vieja se quedaba afuera y nosotros íbamos al negocio y pedíamos. Cuando íbamos con mi hermanito, la cosa era bastante rápida porque era muy chiquito y la gente siempre te da lo que puede. Mi vieja no entraba porque a los grandes no les dan casi nunca nada. Hay lugares que igual nunca dan nada y lugares que siempre te dan aunque sea un pancito. La cosa es que siempre volvíamos con algo para acompañar el mate cocido.

Mi abuela estaba apenitas mejor que nosotros porque laburaba limpiando. No teníamos a nadie que trabaje excepto ella, entonces lo poco que sabíamos de trabajo era que era horrible: las patronas eran malas y siempre le hacían cosas horribles, le pagaban menos de lo que le prometían y se hacían las desentendidas. A veces se iban un mes a Europa y ese mes la dejaban totalmente en banda. Cuando trabajaba, no le pagaban casi nada, incluso nosotras pidiendo en la panadería, a veces conseguíamos cosas que ella no podía comprar ni ahorrando.

Nuestra casa era un cuadrado con un baño en la época que mi abuela podía pagar alquiler, pero cuando mi vieja se peleó con mi abuela nos mudamos a una piecita sin baño en Pampa Central. Las necesidades se hacían en un balde y la comida del mediodía nos la daba un comedor que daba comidas riquísimas, polenta, guiso, tallarines. A veces hasta había postre, una naranja o un flancito. A la tarde tomábamos la leche en una iglesia en frente de casa y en esa época mi vieja empezó a cobrar una cosa que se llamaba jefes y jefas y eran 150 pesos por mes. Siempre que cobraba, los veintipico de cada mes, comíamos un yogur cada uno y para nosotros era la gloria.

De piba, cuando sos pobre, lo que te salva de la marginalidad es creer. Creer que algún día vas a tener todo eso que querés tener. Cuando conocés grandes que no son pobres y que te preguntan qué vas a ser cuando seas grande, empezás a soñar un poco. Todos los grandes te dicen todo el tiempo que no dejes la escuela, que estudies mucho. Nosotras, mi hermana y yo, conocimos un grande en particular que fue significativamente importante para nosotras: Marcelo General. Seguramente no lo conozcan, no era más que un vecino nuestro. Él y su adorada esposa siempre nos invitaban a su casa a jugar con su hijita, a pesar de que nosotras no teníamos juguetes ni nada para llevar. Ellos tenían cosas que nosotras no habíamos tenido ni visto jamás. La casa de ellos era una mansión, aunque ahora que lo pienso no era más que una casa con comedor y un par de dormitorios. Pero nosotras ahí adentro estábamos en nuestra salsa. Mi hermanita jugaba con todos los juguetes de la nena, yo siempre pedía pasar al baño porque era espectacular: tenía un espejo gigante y papel higiénico de esos con dibujitos y los puntitos para cortarlo derechito. Cuando sos pobre, la riqueza se mide en esas cositas. Ellos eran ricos. Todos los días la acompañábamos a la cooperativa y ella nos dejaba elegir el yogur que quisiéramos. Todos los días le preguntábamos de hasta qué precio podíamos agarrar, y ella nos decía que de cualquier precio, que agarráramos el que más nos guste. Definitivamente eran ricos.

La mamá de la nena nos contaba que el marido a veces se levantaba a las 4, o sea, trabajaba desde muy temprano. El hombre era muy bueno, siempre hacía chistes y miraba la tele. A veces nos daban hielo para tomar agua fresca en casa, porque nosotras no teníamos heladera, pero solo a veces porque otra vecina de la esquina, Silvia, también nos daba hielo siempre. Hay vecinos que te ayudan muchísimo.

Marcelo y Claudia, su esposa, siempre nos decían que fuéramos a la escuela. Una Navidad nos dijeron que había venido Papá Noel pero nosotras ya sabíamos que habían sido ellos. Los regalos, mi hermana todavía los tiene guardados. Así de valioso es todo cuando sos pobre.

En la escuela, también éramos pobres, no marginales. No teníamos las cosas que tenían todos, a mi hermana incluso una maestra no le corregía las tareas porque no llevaba cuaderno tapa dura. Siempre la retaban por no llevar las cosas que pedían y ella siempre lloraba. Pero éramos muy estudiosas, teníamos esa ventaja. Era una escuela pública, los pobres éramos nosotros y los ricos eran los que se compraban alfajores en el recreo, tenían mochila con carrito y cartucheras de dos pisos. Todos los grandes que conocíamos nos decían que si estudiábamos nos iba a ir bien, y nosotras lo creíamos de verdad. Mi hermana no tenía la cartulina que pedían, pero jamás se olvidaba de hacer los deberes. Hubo una asistente social que nos ayudó muchísimo y que siempre nos daba mercadería, lo hacía delante de todos y eso nos daba vergüenza, por eso mi hermana era medio tímida. No lo hacía de mala porque era buenísima, yo creo que no se daba cuenta que es feo que te den mercadería cuando a nadie le dan, en el aula todos te quedan mirando además. Hubo un invierno en que teníamos una sola campera buena, la violeta, asique iba unos días mi hermana y unos días yo. Yo decía que nunca tenía frío e iba igual pero después me recagaba enfermando entonces era mejor así. Mi hermana odiaba faltar porque después no entendía las cosas. Asique yo faltaba mucho. Mucho. Pero en casa había varios libros y los leía, una y otra vez. Yo sabía que estudiando me iba a ir mejor, eso me decían todos.

Éramos pobres, no marginales. No queríamos dejar la escuela. Conocíamos gente que no era pobre y era gente que trabajaba y había estudiado, entonces por ahí venía la mano. 

Pasaban los años, mi vieja seguía sin laburar. A veces se afanaba queso de un supermercado, lo sacaba entre la ropa o debajo de la axila. Una vez me afané un alfajor de un kiosko y me dijo que si lo volvía a hacer me iba a hacer pasar la vergüenza de mi vida: nunca más toqué nada. La vergüenza es a lo que más miedo le tenés cuando sos chico, ni que te caguen a palos es tan fulero. No sé cómo explicarles lo que deseás un alfajor o una milanesa. Los que pueden comerlo cuando quieren, para uno son ricos. Yo ya tenía como 12 años y no quería salir más a pedir: me daba vergüenza. Y ahí ocurrió algo que casi nos empuja a la marginalidad, pero con el tiempo zafamos.

Mi vieja había tenido un marido golpeador, un alcohólico hasta los huesos que había vivido con ella cuando éramos mocosas. De nuestros padrastros y otros horrores, no voy a hablar. Este tipo estaba preso hacía varios años, era el papá de mi hermanito, el único que tuvo padre. Estaba por salir de la cárcel y nosotras sabíamos que mi vieja iba a volver con él. Mi hermana, ante el terror de volver a sufrirlo, se fue a vivir con mi abuela y no volvió. Ella tenía 9 años cuando lo decidió, todo para no volver a ver a mi padrastro. Yo me quedé, porque quién iba a cuidar a mi vieja y a mi hermanito, si no yo. Salió mi padrastro de la cárcel y me di cuenta de la triste realidad: yo no podía contra él. Entonces me metí de novia con un tipo 30 años mayor que yo y me pasaba todo el día en la casa de él. Lo importante era no volver a mi casa. Hasta que me tuve que ir definitivamente, a los 13. Confié que a mi hermanito no le iba a pasar nada porque era hijo, no hijastro.

Dejé la escuela porque si se descubría mi relación, mi pareja iba a terminar en la cárcel y yo iba a ir a un colegio o con mi padrastro. No me hubiera arriesgado a eso por nada del mundo asique dejé de estudiar y me alejé de todo el que me conociera. Por supuesto, quedé embarazada. Y como nadie te da laburo siendo una cría de 14 años embarazada, yo me volví, por un tiempo, marginal, no pobre. Ya no podía estudiar porque eso era un peligro para el papá de mi hijo, y nadie me daba trabajo porque… era menor y tenía un hijo. De nuevo y siempre, los vecinos me ayudaron mucho. Ya no eran los mismos vecinos porque yo vivía más abajo, pero acá también me ayudaron, y no saben cuánto. Mi hermana seguía siendo pobre, siempre estudiando, siempre esperanzada de salir adelante.

Pasaba el tiempo, vivíamos como podíamos y yo accedía a los laburos que te dan cuando sos menor. Vendía perfumes en la calle, puerta a puerta o hacía campaña de socios para algún hogar, esos que te pagan el 10 por ciento de lo que recaudás. No existía la asignación y para todos los planes existentes, yo era menor. Todo me empujaba a ser marginal, porque ni siquiera podía acceder a los laburos o planes de pobres. A los 15 hice un curso de peluquería, pero en esa época no existía internet y era muy difícil ir haciéndote conocido en un oficio. Además yo tenía 15 y se me notaba en la cara, nadie se iba a dejar cortar el pelo por mí. A los 16 mentí diciendo que tenía 19 y accedí a mi primer laburo con sueldo mensual: tenía que cuidar a un abuelo hemipléjico. ¡De nuevo pobre! Ya no marginal. Es abismal la diferencia. Cobraba un sueldo por mes que no era más que un sueldito, pero podía comprar comida y cositas para mi hijito. Mi abuela me había regalado un lavarropas automático que le regaló una patrona, ese lavarropas lo vendimos y lo cambiamos por unas garrafas, y esas garrafas las vendimos y juntamos dos mil pesos. Con eso compramos el ranchito que se ve en la foto. Dos mil pesos nos costó, un rancho de chapa con piso de tierra, y estábamos en la gloria. Tiempo después las cosas no anduvieron con el papá de mi hijo, la verdad es que yo hacía rato no lo quería más. Entonces me fui con mi nene y de ahí en más cuidamos viejitos siendo cama adentro, o cuidábamos alguna abuela de noche y yo de día trabajaba de otras cosas. Entonces teníamos casa, comida y un pequeño sueldo. A los 21 años aprendí un oficio y gracias a internet y la facilidad de promocionar tu laburo gratis, pude laburar menos horas durante el día y empezar a estudiar. Pobres, no marginales.

Los años de laburo siendo joven, estudiante y pobre, son durísimos. No es nada fácil este ambiente, se vive siempre al día, y muchas veces te gastás los últimos veinte pesos que tenés en fotocopias del currículum, vas al centro caminando para no gastar en boleto y uno tras otro te dicen que lo dejés, que después te llaman. Los días se hacen eternos cuando nadie llama. Pero la diferencia crucial entre nosotras y mi vieja es que, nosotras teníamos la esperanza de que alguien iba a llamar. Todos los días salís a patear esperanzada, deseando que alguien te diga “venite el lunes a primera hora”. Y tarde o temprano ese día llega.

Mi hermana empezó laburando a los 16 para un tipo que le pagaba “según como trabajara ese día” o sea, le pagaba lo que se le cantaban las pelotas. Como es mucho más desenvuelta que mí vieja no sólo no pierde los laburos, sino que tiene cada vez más. Alquila un departamentito y labura todo el día para poder pagar su alquiler y comer. Yo la he visto llorar de cansancio y frustración, pero como todo pobre, al otro día se levanta y sale a ganarse el mango igual. Además estudia, cuando sos pobre siempre te dicen que estudiar es la salida y vos lo creés. Ya le falta poco para ser maestra, cagate de risa. Capaz hasta se cruza con la que no le corregía las cosas por llevar esos cuadernos que te daba el gobierno que si borrabas dos veces se transparentaba la hoja. Andá a saber.

Mi vieja sigue siendo marginal. Tiene un solo laburo de limpieza hace algo de un año y nunca sabemos cuánto le va a durar. Ya pasó los 40 y es muy joven como para jubilarse, pero grande como para encontrar un laburo fijo. Gracias a la asignación que cobra de los dos más chicos, sumada al laburito, la miseria no es tan espantosa como la de mi infancia en los 90. Las hermanas más grandes nos independizamos hace ya mucho, entonces ayudamos a los más chicos. Ellos no tienen la vida que nosotros, no salen a pedir y pueden ir al colegio con útiles comprados, no esos lápices de porquería que a nosotros nos daba el gobierno y que los pasabas por la hoja y no pintaban. Siempre hay que darle una mano a mi vieja con los trámites de la asignación, porque a ella le explican, pero no entiende.

Cuando sos marginal, como mi vieja, aceptás que tu único futuro es la pobreza. No te interesa tener nada porque estás segurísimo de que nunca vas a poder tener nada. A los ricos los mirás con bronca, son unos miserables que no te dan nada, ni trabajo. A mi vieja nunca le dieron ni trabajo. En cambio, cuando sos pobre, lo que te salva de caer en la marginalidad, es la esperanza de salir de esa pobreza. Es muy dificultoso, porque labures de lo que labures, empezás ganando muy poco, y tenés muchas, pero muchas necesidades para cubrir. Además, siempre tenés en la familia alguien que está peor, y ayudás. En lo poco que podés ayudás. Entonces todo crecimiento se hace más lento, porque le comprás zapatillas a tu nene, pero no podés dejar de comprarle a tu hermanita. Y mi hermana vuelve a cenar el mate cocido con un mignoncito, para comprarle una campera buena a la más chica. Entonces sos sostén tuyo y de tu familia, porque sos pobre, pero tu vieja es marginal y sabés que no va a conseguir laburo. Ni siquiera uno de limpieza como el de mi hermana, o en geriatría, como yo.

No es lo mismo ser marginal que ser pobre: el mundo es de un color distinto. Cuando sos pobre sentís, sabés, la gente te dice constantemente que si te esforzás mucho vas a salir adelante. Mi vieja es marginal, no espera nada del mundo. Sabe, siente, percibe que el mundo es de los otros. Tiene una capacidad cognitiva bajísima y tiene mal aspecto: la gente no le dice nada y si le dijeran, no entiende.

Cuando sos pobre y venís de familia pobre, no marginal, aunque no lo creas ya tenés un montón de ventajas. Tenés otra forma de ver la vida de entrada: son tus propios padres los que te dicen que con esfuerzo vas a lograrlo. Y salís, por supuesto con muchísimo esfuerzo, pero tarde o temprano salís adelante. Con ganar un buen sueldo ya vivís mejor, cubrís tus necesidades y vas mejorando, poco a poco, tus posibilidades.

Una vez leí, en esta carrera que estudio con la esperanza de descubrir cómo hacer que los marginales puedan llegar a ser pobres y que los pobres dejen de serlo, una frase que me voló la cabeza. La frase dice “la diferencia entre un marginal y un pobre es que el pobre tiene claro su lugar en el mundo”. El que lo escribió lo hizo, claro, analizando desde afuera. Pero no le erra. El beneficio de ser pobres es que entendés rápido que tenés que adaptarte al medio para sobrevivir. A un marginal como mi vieja, le expliques como le expliques, no lo entiende.

Cuando los leo odiando a ciertos pibes porque sus padres o ustedes mismos fueron pobres y salieron adelante, no puedo ponerme a explicarles esto de que ser pobre es infinitamente menos malo que ser marginal. Es muy largo, es muy complejo, y además no sé si me van a querer escuchar. Por eso estudio ciencia política y por eso estoy segura de que mi hermana estudia para maestra. Para poder explicarles mejor a los marginales, a los pobres y a los que no entienden por qué los pobres siguen siendo pobres. Igual sabemos que estudiemos lo que estudiemos hay gente que no nos va a querer escuchar. Hay gente que no es marginal, pero igual le explicás, y no entiende.




Superliga Argentina. Temperley 1 vs. Huracán 2... @dealgunamanera...


El Globo derrotó a Temperley en el Sur…


El Club Atlético Huracán venció al Gasolero por 2 a 1 en el partido correspondiente a la 20ma fecha de la Superliga Argentina de Fútbol. Andrés Chávez e Ignacio Pussetto marcaron los tantos de la victoria.


© Escrito por Nicolás Roncoroni el sábado 17/03/2018 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El conjunto de Parque Patricios buscaba una revancha esta tarde en el Estadio Alfredo Beranger, tras la igualdad en el clásico del último fin de semana. En la previa al cotejo, el entrenador Gustavo Alfaro había dejado en claro la importancia que tenía este partido para el Globo: “Es la oportunidad de terminar el tema del descenso”.

Los quemeros tomaron el protagonismo del juego en el inicio del encuentro. A los 17, Andrés Chávez aprovechó una error defensivo rival para marcar de zurda el 1 a 0. Los locales, que mejoraron con el paso de los minutos, respondieron con un cabezazo de Santiago Giordana, que Marcos Díaz sacó de enorme forma.

En los instantes finales de la primera etapa, Huracán sufrió los embates del Gasolero. Emiliano Ozuna y Giordana volvieron a aparecer en el área visitante con dos remates que el arquero del Globo quito de gran manera. A los 47, Giordana bajó un centro para Fernando Brandán, quien reventó el palo de un derechazo.

Los conducidos por Gustavo Alfaro mostraron una mejoría en el segundo tiempo. Mejor parado en el fondo, los de Parque Patricios lograron tener varias oportunidades de contragolpear. A pesar de eso, Sebastián Martellí, con un tiro por encima del travesaño, y Ozuna estuvieron a nada de marcar la igualdad.

A los 11, Chávez pivoteó de excelente forma para Ignacio Pussetto, que definió por arriba de Josué Ayala para poner el 2 a 0. Poco tiempo después, el capitán Martín Nervo tuvo el tercero, pero Ayala la quitó al córner. Fernando Coniglio, que ingresó en lugar de Nazareno Solís, también estuvo a cerca de marcar, pero el portero de Temperley le sacó el remate con su cuerpo.

Cuando parecía todo controlado, Franco Sosa tomó ventaja de una serie de rebotes para meter el 2 a 1. Los celestes buscaron por todos los caminos el empate, pero la defensa de Huracán se hizo fuerte y terminó cerrando el triunfo. Con estos tres puntos, los comandados por Alfaro llegan a 33 y quedan parcialmente en el sexto puesto del torneo.

Síntesis:

Temperley 1

Josué Ayala; Adrián Scifo, Williams Riveros Ibáñez, Ignacio Boggino y Marcos Pinto; Emiliano Ozuna, Adrián Arregui, Leonardo Di Lorenzo y Fernando Brandán; Sebastián Martelli y Santiago Giordana. DT: Gastón Esmerado.

Huracán 2

Marcos Díaz; Cristian Chimino, Martín Nervo, Carlos Matheu y Carlos Araujo; Mauro Bogado, Adrián Calello, Israel Damonte y Nazareno Solís; Ignacio Pussetto y Andrés Chávez. DT: Gustavo Alfaro.

Gol en el primer tiempo: 16m. Andrés Chávez (H).

Goles en el segundo tiempo: 11m. Pussetto (H) y 33m. Sosa (T).

Cambios: ST 12m. Gaspar Gentile por Martelli (T), 16m. Franco Sosa por Scifo (T), 16m. Fernando Coniglio Por Solís (H); 27m Federico Fattori por Arregui (T); 31m Lucas Villalba por Bogado (H); 42m Ricardo Noir por Chávez (H).

Amonestados: Scifo (T), Araujo (H), Chávez (H), Arregui (T), Sosa (T).

Árbitro: Germán Delfino.

Estadio: Alfredo Beranger.





La opinión del hincha, Temperley 1 Huracán 2…

Marcos Díaz

Huracán llegaba a Temperley con un ojo morado luego del empate en el partido anterior.  La única manera de hacer valer ese punto era la victoria, porque además era (a mi entender) el despegue definitivo de la tabla de abajo por lo que queda en este torneo.

© Escrito por Carlos Biondi el sábado 17/03/2018 y publicado en Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Se sabía cómo iba a salir a jugar el local, con mucha garra y proponiendo adrenalina desde el vamos.  Ante tamaña desesperación, hay distintas maneras de plantear el partido, una es peleándolo y definiendo con la jerarquía de nuestros jugadores y la otra es esperando tranquilo y ante la primera posibilidad, embocar el arco contrario.  Ya sabemos cómo juega Alfaro y en el primer tiempo las posibilidades que tuvimos fueron unas cuantas y en una de ellas el Comandante Chávez la vuelve a embocar y ya empieza a mostrar los pergaminos que lo trajeron a Huracán.  Pero Temperley es puro corazón e iba para adelante con lo que tenía (me hizo recordar mucho otros momentos de nuestro Globo cuando las cosas empujaban al abismo) y de tanto ir tuvieron muchas chances.  Pero claro, es imposible contra Marcos Díaz.  Marcos sostuvo el resultado del primer tiempo con los 10 puntos que le pongo a la enorme figura de la cancha.

El segundo tiempo Temperley no negoció nada y siguió yendo para adelante como una tromba pero Huracán ya estaba más tranquilo, más seguro, era como que se daba cuenta que el local ya no podría lastimarlo.  Y en otra que tuvo el Globo, la mandó a guardar Nacho Pussetto y pareció que ya había que pensar en otra cosa.  Ellos sintieron muchísimo el segundo gol y se sentía que venía el tercero para Huracán pero una mala salida de Chimino es aprovechada por uno de ellos y convierte el descuento.  Era claro que Huracán no iba a terminar sin sufrir pero bueno, el tiempo pasó y terminó el partido con la alegría de haber salido de la maldita tabla y haberse posicionado en la tabla bendita.

Lo de Marcos Díaz fue impresionante.  Nada le puede sacar el 10.  Chávez  me está empezando a demostrar quién es y creo que con un par de partidos más, será temible.  Nervo sacó todo lo que le llegó, Pussetto marcó la diferencia de calidad aun sin haber jugado un partido excelente.   Dentro de la alegría del presente en la tabla, vuelvo a notar que Huracán se quedó a la mitad del segundo tiempo en forma alarmante.  No jugó bien en todo el partido –si hubiera jugado bien el resultado hubiera sigo goleada- pero esos quedos del final hay que trabajarlos y deben ser motivo de charla entre Alfaro y el plantel.

Se viene un descanso por la selección y en la otra recibimos a Banfield.  Claramente es partido que hay que salir a ganar ya que la entrada a la Copa está ahí y la tabla del campeonato que viene nos tiene que tener lejos de los que estén abajo.  No hay que aflojar en este momento, bah, nunca hay que hacerlo, pero ahora es el preciso instante de tratar de jugar un poco mejor y pegar un salto de calidad que nos llevará hacia arriba.  Eso espero.

¡¡¡Abrazo Quemero!!!



La implosión del A.R.A. San Juan (S-42)… @dealgunamanera...

La Armada de EEUU reveló en noviembre la posición de la implosión del A.R.A. San Juan (S-42)…

ARA San Juan (S-42)

El 22 de noviembre de 2017, siete días después de la perdida de contacto con el San Juan, se llevó a cabo una videoconferencia en la Base Naval de Puerto Belgrano. Los interlocutores fueron el contralmirante Luis López Mazzeo, entonces Comandante de Adiestramiento y Alistamiento, a cargo de las operaciones de búsqueda del A.R.A. San Juan (S-42) un alto oficial de la Armada estadounidense.

© Escrito por Edgardo Aguilera el sábado 17/03/2018 y publicado por el Diario Ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

El contenido de la conversación fue volcado en un texto de una carilla y revelaba la información dada por la U.S. Navy confirmando la explosión/implosión del submarino y la posición geográfica del suceso.

La marina estadounidense es la "tercer fuente" a la que hace mención López Mazzeo en el mensaje Confidencial que emitió el 30 de noviembre para dar por cerrado el caso SAR (acrónimo inglés de Search and Rescue, Búsqueda y Rescate) porque se habían agotado las posibilidades de rescatar con vida a sus tripulantes.

Hasta ahora se conocía que la explosión había sido registrada por el sistema de sensores de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (uno ubicado en la isla Ascensión y otro en las isla Crozet) y por un informe del analista Bruce Rule, de la Oficina de Inteligencia Naval de Estados Unidos (ONI), que reveló que el San Juan colapsó en fracciones de un segundo. Vale mencionar que los analistas de la ONI (del inglés: Office of Naval Intelligence) producen información de inteligencia a partir de la obtención de distintas fuentes y sensores de la propia U.S. Navy. Las tres informaciones recibidas eran coincidentes en la determinación del lugar donde ocurrió el naufragio y la causa; una explosión/implosión.

El sobre cerrado con el dato brindado por la U.S. Navy fue recibido por el ministro de Defensa, Oscar Aguad y por el exjefe de la Armada, almirante Marcelo Srur en la mañana del 23 de noviembre. Era la revelación quizá más importante; por la calidad de la fuente; nada menos que la marina norteamericana que ya tenía un avión y medios de búsqueda y rescate desplegados en la zona del naufragio.

Uno podría suponer también que esa información sensible llegó cuanto menos a conocimiento del secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, quien oficiaba de enlace de alto nivel con los países participantes del mega operativo de búsqueda. El aporte resultaba determinante para definir el modo de continuar con el esfuerzo de búsqueda. Cuesta decirlo pero significaba un cambio en la utilización de los medios ya que el capítulo de la urgencia en salvaguarda y preservación de la vida humana quedaba superado y el procedimiento continuaría con la búsqueda de los restos materiales del submarino.

El curriculum del contralmirante López Mazzeo muestra que participó de programas de intercambio de oficiales con la armada estadounidense en dos oportunidades, en la jerarquía de teniente de navío y luego de capitán de fragata, como profesor en la Escuela de Guerra Naval (U.S. Naval War College) ubicada en Newport.

Mauricio Macri tuvo el primer contacto con el mando naval en el edificio Libertad para recibir las novedades del caso en la tarde del 21 de noviembre de 2017. Al día siguiente, el aporte de la U.S. Navy al contralmirante López Mazzeo en aquella videoconferencia fue crucial para levantar la incertidumbre sobre qué pasó: una explosión/implosión terminó con la vida de los 44 miembros de la dotación.

Macri retornó al edificio Libertad el 24 de noviembre y se presume que ya contaba con la información de la U.S. Navy que reforzaba sino definía la certeza de la "anomalía hidroacústica compatible con una explosión" que había registrado la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, ubicada en Viena. Ese día el presidente dio un mensaje claro "hay que saber por qué pasó" y exhortó a "no aventurarse a buscar culpables", y que habrá "una investigación seria y profunda" sobre lo sucedido. 

El ex jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur ya había desatado la tirria que tenía con López Mazzeo y lo responsabilizó junto al entonces comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide, de negligencia y otras graves calificaciones, en esencia por permitir la salida y operación de una nave que -en su apreciación- no estaba en condiciones de hacerlo. Esa resolución fue cuestionada por el ministro que aún no resolvió si los observados deben recuperar el servicio activo.



“De tanto ahorrar en educación, nos hemos hecho ricos en ignorancia”… @dealgunamanera...

“De tanto ahorrar en educación, nos hemos hecho ricos en ignorancia”…

Ignacio Mantilla, rector de la Universidad Nacional. Fotografía: Unimedios/Universidad Nacional

En septiembre esta institución cumple 150 años de fundación. Semana.com habló con su rector, Ignacio Mantilla Prada, sobre la importancia de este aniversario y los problemas que atraviesa la educación superior pública, entre ellas la estigmatización de la que es víctima.

© Publicado el martes 20/06/2017 por la Revista Semana de la Ciudad de Bogotá, Colombia.

SEMANA: La Universidad Nacional de Colombia está cumpliendo 150 años, ¿qué representa este aniversario?
Ignacio Mantilla: Es una fortuna para nosotros cumplir 150 años y ser la universidad pública más grande del país. Sobrevivir siglo y medio a todas las convulsiones que ha tenido Colombia es un gran logro. Queremos aprovechar este aniversario para recordar el pasado, pero también para reflexionar sobre el presente y el futuro. Ahora la educación superior vive una coyuntura particular. La tendencia a privilegiar el subsidio a la demanda, con programas como ‘Ser Pilo Paga’, pone en aprietos a la Universidad Nacional y a la educación pública en general, entonces creo que en esta conmemoración también debemos pensar sobre cuál es el modelo de educación que le conviene a Colombia, máxime si se tiene en cuenta que la Nacional ha sido pionera en muchos campos; por ejemplo acá nacieron los primeros doctorados en 1986.

SEMANA: ¿Cómo ha hecho la Universidad Nacional para sobrevivir tanto tiempo?
I.M.: Creo que se debe a que, pese a las dificultades, la universidad ha sido una institución crítica, que siempre ha utilizado el argumento como su mejor arma, pero que a la vez se ha convertido en guardián tanto del avance de la ciencia y la tecnología, como de la política y el conocimiento social, cualidades labradas durante 150 años, que el país reconoce. Esto es evidente en el acompañamiento que ha hecho al proceso de paz por solicitud de los actores involucrados (Gobierno y Farc-EP), quienes manifestaron su confianza total en la Institución.

SEMANA: En los rankings internacionales y nacionales, la Nacional siempre queda como la mejor institución educativa del país. Si uno de los problemas que tiene la Nacional es la financiación, ¿cómo ha hecho para mantener esos altos estándares de calidad?
I.M.: A pesar de los problemas presupuestales, la universidad tiene una riqueza muy grande en sus estudiantes. De hecho, hoy en día nuestros alumnos de pregrado prefieren hacer un posgrado antes que ir a buscar un trabajo. Cuando ellos compiten por cupos para ser admitidos en las universidades del exterior les va muy bien. Por otra parte, la Nacional siempre ha contado con un equipo de profesores con formación de alta calidad, quienes gozan de un salario digno no obstante las condiciones económicas de la Institución, y tienen libertad para enseñar e investigar lo que ellos consideran pertinente para el desarrollo del país.

SEMANA: ¿Cuáles son los aportes más valiosos que la Universidad Nacional le ha hecho al país en estos 150 años?
I.M.: Son innumerables, pero rememoro los 135 años en los que la Nacional estuvo en el Hospital San Juan de Dios, durante los cuales se hicieron investigaciones que trascendieron internacionalmente. Como ninguna otra institución de educación superior hemos tenido una vida cultural sumamente rica. El Auditorio León de Greiff es reconocido como el mejor escenario musical de Bogotá, y además contamos con cerca de 20 museos solo en la ciudad. En el área de las ciencias, fuimos herederos del trabajo de José Celestino Mutis, el Sabio Caldas y Humboldt, gracias a lo cual poseemos un robusto inventario de la flora y fauna colombiana. La universidad ha formado a los protagonistas más importantes de la política nacional del siglo XX, como el presidentes Carlos Lleras Restrepo, y a grandes líderes como Jorge Eliécer Gaitán y el sacerdote Camilo Torres, no el guerrillero que todo el mundo ve, sino al destacado sociólogo. Incluso García Márquez fue alumno de la Escuela de Derecho. Sin duda, la Institución ha dejado una huella imborrable en el país.

SEMANA: Si la universidad ha sido tan importante para el país, ¿por qué la clase política no se la ha jugado para fortalecerla y ha preferido apoyar la educación superior privada?
I.M.: Eso forma parte de la opción que ha tomado el Estado colombiano de privilegiar el subsidio a la demanda, que prácticamente le quita su obligación de proveer de educación superior a todos los colombianos. Y el mejor ejemplo es 
‘Ser Pilo Paga’, que termina destinando más dinero a la universidad privada que a la pública. Para el Gobierno es más fácil y rentable mediáticamente lanzar 40.000 becas para estudiantes de escasos recursos, que crear 400.000 cupos en las universidad públicas. Un modelo excluyente porque con ‘Ser Pilo Paga’ se quedan por fuera jóvenes que podrían ser ‘repilos’, pero que no tienen la oportunidad de obtener una beca porque su formación en la educación básica fue deficiente, lo cual no significa que no sean brillantes.

SEMANA: En ese sentido, ¿cuál es la importancia de la educación superior pública?
I.M.: Creo que muchas políticas neoliberales ven la inversión en educación sólo en términos de retorno y ganancia económica. Frente a esa postura dominante, pienso que un país que abandone la educación pública le abre las puertas a la desigualdad y a la exclusión. ¿Qué futuro le vamos a ofrecer a los jóvenes que no pueden pagar una universidad privada? ¿Qué posibilidades tienen de ascenso social? Se podría resumir en la siguiente frase: “De tanto ahorrar en educación, nos hemos hecho ricos en ignorancia”. Eso es lo que lograría un país que no ve la educación como una gran inversión, sino como un costo que debe asumir sin ninguna convicción. No debería haber dudas sobre la necesidad de tener una universidad pública fuerte y completamente subsidiada.

SEMANA: ¿Cómo ve en el futuro a la universidad?
I.M.: Con optimismo. Observo que en sus dos últimas legislaturas, el Congreso ha apoyado la 
educación superior pública, y espero que la tendencia continúe. Por eso considero que allí, obviamente sin dejar a un lado el Ejecutivo, es donde debemos dar los debates y las batallas para fortalecerla, mejorar la financiación y, en últimas, convencer a la sociedad colombiana sobre la importancia de la universidad pública.

SEMANA: ¿Tenemos Universidad Nacional para otros 150 años?
I.M.: La Universidad de Salamanca cumple 800 años el próximo año; la de Bologna va a cumplir mil años en las próximas décadas. Eso significa que las universidades son las instituciones más antiguas que hay en Occidente. Y lo han logrado porque se equivocan menos que los gobiernos y no toman decisiones al vaivén de las modas, sino que se convierten en depositarias de un conocimiento y a la vez en gestoras del cambio social a partir de análisis e investigación.
En ese sentido, tenemos Nacional para rato.

SEMANA: Por último, a raíz del acto terrorista en Andino ¿Por qué su indignación por un artículo del diario ‘El Tiempo’? 
I.M.: Porque es inaceptable que se relacione directamente al terrorismo con la universidad. La expresión “extremistas de la Universidad Nacional”, indica que aquí graduamos extremistas y no es así, nosotros formamos geólogos, físicos, ingenieros. Esa es una estigmatización que hemos tenido que cargar por décadas, es como el sentimiento que tenemos los colombianos en el exterior cuando se generaliza y dicen que todos somos narcotraficantes. No podemos seguir cargando esa cruz y los medios no pueden seguir relacionándonos con grupos terroristas.

SEMANA: ¿Por qué se continúa con la estigmatización?
I.M.: Hay un lastre que llevamos, ese de creer que la universidad es el centro de operaciones de grupos guerrilleros, y no lo hemos podido borrar. Cada vez que salen a la luz actuaciones negativas de algún egresado o estudiante lo primero que se dice es que pertenece la Nacional, no ocurre lo mismo con alumnos o profesionales de otras instituciones. En estos casos no se habla de los “ladrones graduados en tal universidad” o de los “defraudadores o violadores de tal otra”. La Nacional no tiene responsabilidad en las actuaciones de los egresados cuando no están en el ejercicio profesional para el que se les formó. Se nos puede criticar por la mediocridad de un profesional mal formado en la universidad, pero no por otras cosas.