Sin Disenso. El castigo a los infieles…
Cero en
templanza, Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes
En la semana se sumaron
nuevos nombres a la larga lista de enemigos a los que el Gobierno aplica su
rigor y despide.
©
Escrito por Nelson Castro el sábado 20/07/2024 y publicado por el Diario Perfil
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
La
economía sigue sin despegar. La rama ascendente de la V pronosticada por el
Gobierno aún no se ve. La caída de la actividad sigue siendo fuerte. La Unión
Industrial Argentina (UIA), que, por si hace falta recordarlo, se identifica
con la ideas encarnadas por La Libertad Avanza, lo expresó con un documento cuidado –para
no enojar al poder– pero indubitable en su significado crítico. Más allá de
algunos de los intentos del oficialismo de minimizar esto, lo cierto es que hay
preocupación entre sus funcionarios, lo que obliga al ministro de
Economía, Luis Caputo, a adoptar medidas que son contrarias a su línea
de pensamiento.
Veamos.
Después de unos días en los que tanto el Presidente como el ministro se la
pasaron diciendo que la disparada del dólar blue no les generaba ninguna
preocupación, su impacto negativo hizo que tuvieran que actuar. He aquí, pues,
una contradicción: la mano invisible del mercado fue frenada por la mano
visible del Estado. Es que la brecha entre el blue y el oficial genera problemas
a cualquier administración.
Aun
así, los resultados no fueron los buscados. La baja del dólar no alcanzó el
nivel deseado y, para colmo, esta contradicción incidió de manera negativa en
el valor de los papeles de las empresas argentinas en Wall Street y produjo un
aumento del riesgo país. Ante esto, Luis Caputo movió las fichas y decidió
avanzar vía Banco Central con la recompra de una cifra cercana al 80% de los
PUTS que estaban en poder de los bancos. Una maniobra en la que, luego de ser
presionadas por el Gobierno, las entidades aceptaron participar de la operación
en un nivel que fue importante y, obviamente, satisfactorio para la Casa
Rosada. Así, pues, se dio un paso adelante en la tarea de desactivar uno de los
focos claves con el objetivo de frenar la emisión monetaria, que es una de las
causas principales que ejercen presión sobre el valor del dólar. No solo esto,
la medida representa un paso determinante para el levantamiento del cepo, algo
que se hace cada vez más necesario para destrabar la economía y hacer posible
la llegada de las tan anheladas inversiones por parte de algunos de los grupos
con cuyos mandamás el Presidente se ha venido reuniendo en sus viajes al
extranjero, principalmente a los Estados Unidos.
Ante la disparada del dólar blue, la
mano invisible del mercado fue frenada por la muy visible del
Estado.
Otro
golpe de timón drástico –y poco creíble– se vivió en los últimos días con la
intención de resucitar el peso que había sido enterrado por el Gobierno meses
atrás. “Esa basura no sirve ni para abono” o “el peso argentino no puede valer
ni excremento” fueron algunas de las expresiones más suaves que, en tiempos de
campaña, y también como presidente, se le escuchó despotricar a Javier Milei. Sin embargo, Toto Caputo dijo esta semana sin
ponerse colorado: “El peso será la moneda fuerte”, al tiempo que recomendó no
comprar dólares porque sería “una mala inversión”. Tanta sorpresa causaron sus
dichos que 24 horas más tarde tuvo que salir a aclararlos. “En competencia de
monedas, la moneda fuerte será el peso” y aseguró que, con el correr del
tiempo, va a haber cada vez menos pesos porque no se emitirán más por ninguna
razón. La necesidad tiene cara de hereje; hay que frenar al dólar y achicar la
brecha cambiaría.
La
abrupta salida del empresario textil Teddy Karagozian como asesor del Gobierno sacudió el
tablero y se sumó a la ola de despidos. Dentro del Gobierno hay quienes lo
tildaban de “acomodaticio” por su buena sintonía con el kirchnerismo en el
poder. No es el único. El exfuncionario metió el dedo en la llaga cuando habló
de recesión y del atraso del dólar. Ahora pasó a formar parte de la larga lista
de enemigos del Presidente en una semana en la que también perdió su cargo –de
manera infantil– Julio Garro, ex intendente de La Plata y hombre del PRO. A los
empresarios no les hace ninguna gracia esta política de mano dura con “los
infieles”. En voz baja sostienen que “la cantidad de funcionarios que volaron
por el aire –52 en 7 meses– genera desconfianza ya que nadie sabe si sus
interlocutores tienen el puesto asegurado”. No se pueden construir vínculos de
cooperación política en medio de un terremoto constante.
Milei debería recordar que aplomo,
corrección y buenos modales son atributos importantes de un buen
presidente.
Hablando
del equipo amarillo, la ruptura y la desazón luego del enfrentamiento
Macri-Bullrich es total. En lo que queda del PRO, no hacen pie. Por eso se
elevaron los rumores de reaparición pública del expresidente Macri. Prepara
munición gruesa para cuestionar al Gobierno e intentar marcarle la cancha. Por
eso enviaron al presidente de la Asamblea del PRO, Martín Yeza, a cuestionar a la ministra de Seguridad, a quien
tildó de “desagradecida” e “ingrata”. Una cosa es cierta y hay que reconocerle
a Javier Milei; aun en momentos de orfandad de poder –al inicio de su gestión–
aguantó estoicamente los intentos de Macri para sitiarle el Gobierno con
funcionarios propios. Hoy el presente le da la razón y le permite descansar en
un tablero político vacío de líderes opositores de peso. Nadie en la actualidad
es capaz de hacerle sombra al Presidente.
Esa
comodidad lo induce a cometer errores. En la entrevista que le concedió a
Alejandro Fantino vía streaming por Neura, se lo vio desatado –una vez más– y
repartiendo insultos para todos, en especial al círculo rojo y, puntualmente,
contra Jorge Brito del Banco Macro. También se mostró en desacuerdo con Victoria Villarruel pero
buscó bajarle el tono a la interna. Primero echa nafta al fuego y luego se
calza el disfraz de bombero. La vicepresidenta, para defender al futbolista
Enzo Fernández de las críticas por la canción con contenido racista que varios
jugadores entonaron luego de obtener la Copa América, trató al Estado francés
de “país colonialista”. Karina Milei tuvo que pedir disculpas en la embajada
francesa e inmediatamente se activó el modus operandi del señalamiento público.
En lugar de conversar con Villarruel en forma privada y saldar las diferencias,
salieron a lavar los trapitos al sol marcándole la cancha delante de todo el
mundo. Esa forma de escarmiento recuerda mucho al kirchnerismo.
Javier
Milei debería recordar que el aplomo, la corrección y los buenos modales son
atributos importantes de todo buen presidente.