La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Ley Ómnibus:
uno por uno, cómo votó cada diputado y cada bloque el proyecto de Milei.
La Cámara
Baja aprobó en general el proyecto de "Ley Bases" enviado por Milei.
Imagen: Prensa Diputados.
El
oficialismo consiguió la aprobación con el apoyo de la oposición dialoguista.
El trámite parlamentario tendrá una segunda etapa el martes desde las
14.30, con el tratamiento en particular
de cada artículo.
En una sesión que quedará marcada en la historia legislativa de Argentina, la Cámara de Diputados aprobó por mayoría
(144-109) la Ley Ómnibus, una legislación
integral que aborda una amplia gama de temas cruciales para el país. La
votación fue respaldada por los referentes de Hacemos Coalición Federal, encabezados por Miguel Ángel Pichetto y Ricardo López Murphy. También lo acompañó
el sector de la UCR liderado por el cordobés Rodrigo De Loredo, y el bloque del PRO, representando por Cristian Ritondo. El debate
parlamentario tendrá una segunda etapa el martes desde las 14.30, en el
tratamiento de los puntos particulares de la norma
La Cámara de Diputados aprobó en general el
proyecto de Ley Ómnibus enviado por Javier Milei. En este contexto el PRO, la UCR, Hacemos Coalición Federal e
Innovación acompañaron con su voto al oficialismo.
Por otra
parte, la oposición, liderada por el jefe de bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, manifestó la falta de
claridad en una votación atípica por la falta dedictamen que dé cuenta de la letra final del
proyecto de la Ley Ómnibus y afirmó que "el
95 por ciento de lo que estamos acá sentados nos sabemos lo que se va a poner
en consideración a la hora de votar".
Así votó cada bloque de diputados la Ley
Ómnibus:
La votación afirmativa fue liderada por
diputados de Hacemos Coalición Federal,
La Libertad Avanza, UCR - Unión Cívica Radical, Pro, Innovación Federal, y
Avanza Libertad.
Por otro
lado, diversos bloques y diputados expresaron su rechazo a la Ley Ómnibus del gobierno. Entre los partidos que
votaron en contra se encuentran Unión
Por La Patria, Frente de Izquierda y de Trabajadores y Hacemos Coalición
Federal.
El
resultado de la votación reflejó la diversidad de opiniones y enfoques dentro
del ámbito legislativo respecto de una ley que da amplias libertades al
presidente para definir políticas en áreas clave.
Las bancadas que facilitaron el trámite
parlamentario confiaron en que en el tratamiento de los aspectos particulares
haya acuerdos.
Sectores del PRO y del radicalismo destacaron la necesidad de hacer cambios en
algunos puntos, como las privatizaciones, el impuesto PAIS y el endeudamiento.
La
discusión en torno a la "Ley Bases" continuará el martes próximo,
mientras se esperan más reacciones de diversos sectores de la sociedad.
Huracán
fue sorprendido por Talleres de Córdoba y fue derrotado por 2 a 1 en un
atractivo encuentro que disputaron esta tarde, en el estadio Diego Armando
Maradona, por la segunda fecha de la Copa de la Liga Profesional 2024.
Federico Girotti, a los 12 minutos del primer tiempo , y Marcos
Portillo, a los 47 del mismo período, le dieron el triunfo al equipo visitante,
mientras que Walter Mazzantti, a los 43 de la primera etapa, había anotado la
igualdad transitoria para el local.
En el estadio de Argentinos, donde Huracán hizo de local por la instalación del
nuevo césped en su cancha, el equipo de Facundo Sava tuvo un juego agresivo en
los minutos iniciales, en los que intentó lastimar a la visita con la jerarquía
de Ignacio Pussetto, la velocidad de Héctor Fértoli y los remates de William
Alarcón.
Talleres resistió y luego pregonó su juego asfixiante, con el
que logró lastimar a una defensa rival mal ubicada en los espacios y que vio
como Girotti definió el 1 a 0 luego de la asistencia de Gastón Benavidez.
El encuentro cambió de protagonista, el elenco de Córdoba hizo
un gran desgaste y arrinconó al "Globo", sin embargo, estos dieron un
golpe inesperado al igualar la historia: antes del descanso, Mazzantti que
había recibido una dura patada en su rodilla y pidió el cambio, decidió
continuar y capitalizó la asistencia de Alarcón con el pecho y firmó el 1 a 1.
Aunque la expectativa del público fue otra, la ilusión se esfumó
repentinamente, ya que Marcos Portillo fabricó un golazo para poner a la
"T" arriba en el marcador antes en el cierre del primer acto.
En el complemento, Sava apeló a las variantes desde el banco de
suplentes para cambiarle la cara a su equipo y aunque debió trabajar mucho el
encuentro, lentamente fue creciendo en el juego cuando Talleres comenzó a
sentir el cansancio por el desgaste físico.
En el final del partido, ambos equipos propusieron un leve ida y
vuelta, donde los de Córdoba resistieron pero apelaron al contragolpe, mientras
que Huracán se lanzó al ataque, pero no pudo doblegar a Guido Herrera, quien
respondió las veces necesarias para darle el triunfo a su equipo.
Síntesis:
Huracán:1
Hernán
Galindez; Lucas Souto, Fernando Tobio, Lucas Carrizo, César Ibáñez; Walter
Mazzantti, William Alarcón, Agustín Toledo, Héctor Fértoli; Andrés Roa e
Ignacio Pussetto. DT: Facundo Sava.
Talleres: 2
Guido
Herrera; Gastón Benavidez, Matías Catalán, Lucas Suárez, Blás Riveros; Marcos
Portillo, Juan Portilla; Rubén Botta, Nahuel Bustos, Ramón Sosa; Federico
Girotti. DT: Walter Ribonetto.
Goles en
el primer tiempo: 12m Federico Girotti (T), 43m Walter Mazzantti (H), 47m
Marcos Portillo (T).
Cambios en el segundo tiempo: al inicio Rodrigo Cabral por
Mazzantti (H), Leandro Garate por Roa (H); 17m Diego Ortegoza por Portillo (T),
Juan Rodríguez por Sosa (T); 21m Franco Alfonso por Fértoli (H), Matías Gómez por
Toledo (H); 36m Valentín Depietri por Botta (T), Tomás Molina por Girotti (T);
Matías Galarza por Riveros (T); 39m Francisco Ramírez por Ibáñez (H).
Amonestados: Carrizo, Alfonso (H); M. Portillo. Girotti,
Portilla (T).
Estadio: Diego Armando Maradona (Argentinos Juniors-local
Huracán).
Tal como se preveía, el paro y movilización organizado por la
cúpula de la Confederación
General del Trabajo el miércoles pasado, terminó haciéndole un
enorme favor al Gobierno. La breve duración de la manifestación fue un indicio
de la dificultad que hoy encuentra la cúpula sindical para movilizar a la
gente. No fue casual que la medida de fuerza comenzara al mediodía.
Así se aseguraron que la gente estuviera en sus lugares de trabajo
y no hiciera falta transportarla en micros, lo cual no significa que no hubo
aprietes. Por eso el paro del transporte –que fue dispar–, comenzó recién a las
19. El escaso involucramiento de los intendentes peronistas del Gran Buenos
Aires debilitó la capacidad del vetusto aparato de un verdadero rejunte en el
que confluyeron estructuras enfrentadas: la Central de Trabajadores Argentinos
(CTA) siempre fue crítica de la CGT y lo mismo ocurrió con las organizaciones
piqueteras.
“Hemos escuchado a los que gritan”, dijo Caputo. ¿Recién el viernes?
Las alrededor de 100 mil personas que llegaron hasta el Congreso
fueron parte de un acto desangelado y desprestigiado. Si algo más hacía falta
para agregarle más desprestigio a esa dirigencia, fue el discurso de Pablo
Moyano –malísimo– amenazando al ministro de Economía, Luis
Caputo, con tirarlo al Riachuelo. Nada que sorprenda: es lo único
que sabe hacer. Creen que con el apriete y la prepotencia todo lo pueden.
No comprenden que hay cosas que están cambiando. Subestiman a quienes votaron
por Milei, sin advertir que mucha gente pobre lo hizo, harta de sentirse
condenada a la pobreza perenne por estos dirigentes ricos. La metodología de la
amenaza y del apriete tiene que ver con las ambiciones y necesidades de poder
de los caudillos sindicales. Es una metodología que usan cuando no gobierna el
peronismo. Las pocas explicaciones que dan acerca de por qué no le hicieron
ningún paro al kirchnerismo que se fue dejando un 150% de inflación,
tiene la endeblez de una hoja al viento. “Teníamos paritarias y había empleo”
–dijo Hugo Yasky para justificarse. Es la cantilena que usan ahora estos
dirigentes para intentar explicar lo injustificable. La verdad es que las
paritarias estuvieron fuertemente condicionadas –recuérdese que Sergio Massa
hablaba de un acuerdo paritario que no superara el 60%– y que el empleo que se
creó fue mayoritariamente estatal. La cantidad de nombramientos en el Estado
que se produjeron en el último tramo del gobierno de Alberto Fernández,
Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa fue bochornosa.
Envalentonado por lo favorecido que salió el Gobierno de esta
primera contienda contra el peronismo, Milei decidió
apretar aún más el acelerador con el proyecto de ley ómnibus pomposamente
llamado “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”. Estaba
claro que esta actitud no era la más conducente a los fines de evaluar el
poderío real con el que cuenta el oficialismo en el Congreso. Pasado el
mediodía del viernes, en medio del anticipo que el mismo Milei había hecho
respecto de reformas que podían quedar para más adelante en el reportaje con
Patricia Janiot, se tomó nota de que el proyecto de ley no tenía ninguna chance
de ser aprobado.
El tema fiscal era un asunto sobre cuyo rechazo la oposición dialoguista se
había puesto firme. Los gobernadores representados por esos bloques –el
PRO, la UCR y Hacemos Cambio Federal que encabeza Miguel Ángel Pichetto– se
habían puesto absolutamente intransigentes en su rechazo. El capítulo fiscal
incluía un blanqueo de capitales, una moratoria impositiva, el adelanto de
Bienes Personales, el impuesto a las Ganancias, el cambio de la fórmula de
movilidad jubilatoria y las retenciones.
En las febriles horas del viernes, el presidente de la Cámara de
Diputados, Martín Menem –quien venía monitoreando el posible resultado de la
votación en la sesión plenaria anunciada para el martes, tuvo la certeza de que
al oficialismo le aguardaba una derrota apabullante. Tal circunstancia hubiese
significado para el Gobierno un duro golpe de consecuencias políticas y
económicas imprevisibles. “Le hubiéramos regalado al kirchnerismo la victoria
que no obtuvo en la urnas”, señaló con alivio una voz de La
Libertad Avanza luego de la conferencia de prensa de
Caputo.
No queda clara cuál ha sido la estrategia que se planteó para llegar a este
punto. Hay quienes piensan que, desde el principio, el oficialismo desplegó
esta intransigencia extrema para negociar el apoyo opositor afín. No parece una
decisión inteligente. Como tampoco fue una decisión inteligente enviar
semejante mamotreto para ser aprobado en su totalidad. El Presidente insistía
en hacer saber que ese capítulo de la ley era innegociable. Se podría haber
acordado en las conversaciones durante el tratamiento en las comisiones, lo
cual le habría evitado al Gobierno el estrépito. “Hemos escuchado a los que
gritan”, dijo Caputo. ¿Recién los escuchó el viernes a la tarde?
El enojo del Presidente en la reunión de Gabinete del jueves, en
la que dijo que si no se aprobaba la ley, “a los gobernadores no le voy a
mandar un peso”, fue producto de la dificultad que encuentra en el Congreso.
Javier Milei debería saber que enojarse es de necios. La necedad obnubila y
quita serenidad para el análisis. Es, además, una muestra de debilidad: quien
se siente fuerte no necesita enojarse.
El enojo del Presidente se dirige no sólo a los opositores y a los periodistas
que lo critican sino también a los propios. Malquistado con el ministro de
Infraestructura, Guillermo Ferraro, por haber filtrado la frase antes
mencionada, lo echó. El episodio fue la gota que rebalsó el vaso. Las cosas no
venían bien con Ferraro a quien consideraban un inoperante, porque no había
podido poner en marcha su ministerio: faltaban cubrir cargos y había
desavenencias con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y con Caputo.
La salida de Ferraro y la disolución de Infraestructura como
ministerio para distribuir sus secretarías en el ámbito de Economía, son la
confirmación de la consolidación del poder de Caputo. El Ministerio de
Infraestructura derivaba del original Ministerio de Planificación Federal,
Inversión Pública y Servicios que entre 2003 y 2015 comandó Julio De Vido, mano
derecha de los Kirchner. Ese ministerio fue la base de la maquinaria de
corrupción puesta en marcha durante los años del kirchnerato.
Al superintendente de Salud y Servicios Sociales, Enrique
Rodríguez Chiantore, lo echaron sin darle ningún motivo con un mensaje enviado
por WhatsApp, una muestra de maltrato innecesario. El maltrato y el enojo son
parte de la ira, que es uno de los siete pecados capitales. Resulta
contradictorio que Milei, tan imbuido de conceptos religiosos, reincida en un
comportamiento que, hasta aquí, le ha traído más problemas que soluciones. “La
ira es una locura de corta duración.” (Horacio).