Josefina Pretende...
DOMINGO 21 DE NOVIEMBRE – 24 HS.
THE ROXY LIVE BAR
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Estudiantes fue muy superior a Huracán y, con goles de Mercado y Enzo Pérez, le ganó 2-0 y le sacó tres puntos de ventaja a Vélez, que va contra Gimnasia. El León sigue firme en su camino al título.
Con paciencia, sin desesperarse y con mucha seguridad. Estas fueron tres cuestiones fundamentales que tuvo Estudiantes, que fue ampliamente superior a Huracán y lo derrotó 2-0. Es que, si bien el Pincha tuvo que esperar apenas ocho minutos para abrir el marcador, la solvencia y la firmeza que mostraron todas sus líneas explica que ganó cómodo, sin exigirse.
No fue muy difícil para los de Sabella perforar el arco de Calviño. Tras superar la ráfaga del Globo, que no paró de atacar durante los primeros cinco minutos, Estudiantes encontró el gol en la primera peligrosa que tuvo: tiro libre ejecutado por Verón, peina Federico Fernández y la pelota queda en el piso, a centímetros del área. Ahí, Gabriel Mercado se tiró con los pies para adelante y la empujó, cometiéndole falta al defensor que intentaba rechazar.
Desde el 1-0, los pibes de Brindisi se desesperaron y jamás encontraron el eje. El Pincha, con orden, pausado, lo manejó hasta que en la segunda parte Enzo Pérez encaró a Calviño, amagó a rematar y, al esquivar al arquero, definió y clavó el 2-0 final. Como si esto fuera poco, los de La Plata celebraron la vuelta de Rodrigo López, que entró unos minutos en lugar de la Gata Fernández.
Con los tres puntos en casa, Estudiantes se queda con una de las cinco finales que lo separan del título. Así, le mete presión a Vélez, que está obligado a ganarle a Gimnasia en el Bosque para seguir en la cima. Huracán, en cambio, necesita que San Lorenzo evite una victoria de River, ya que en caso de ganar, los de Núñez los alcanzarían en la tabla de Promedios.
Huracán perdió contra Estudiantes y si River le gana a San Lorenzo, lo alcanzará en el promedio. Ahora, más que nunca, los hinchas del Globo le prenderán velas al Ciclón.
La victoria de All Boys habrá dejado con la cara larga a más de un hincha de River. El Albo, si bien todavía falta mucho, sigue firme en su lucha por mantener la categoría y ya tiene 22 puntitos de colchón. Pero ojo, al equipo que ahora dirige Juan José López hubo algo que le alegró el sábado: la victoria de Estudiantes sobre Huracán.
Es que si River le gana a San Lorenzo podrá alcanzar al Globo en el promedio. Sí, ese objetivo que tiene entre ceja y ceja no bien comenzó el Apertura. Otra buena después de la victoria en el superclásico. Los de Huracán, más que nunca, le rezarán al Ciclón...
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Convención Arana-Southern
Buenos Aires, 24 de noviembre de 1849.
Por cuanto: habiendo sido concluida una Convención el día veinticuatro de noviembre del año de nuestro señor mil ochocientos cuarenta y nueve, por el ministro de Relaciones Exteriores, Camarista Dr. D. Felipe Arana, Plenipotenciario por parte del Gobierno de la Confederación Argentina, y Su Excelencia el honorable caballero, D. Henrique Southern, Plenipotenciario por parte de Su Majestad Británica, cuya Convención es literalmente como sigue:
El Excelentísimo Sr. Gobernador y Capitán General de la provincia de Buenos Aires, Encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, y Su Majestad la Reina de la Gran Bretaña, deseando concluir las diferencias existentes y restablecer las perfectas relaciones de amistad, en conformidad a los deseos manifestados por ambos gobiernos; y habiendo declarado el de Su Majestad Británica no tener objetos algunos separados, o egoístas en vista, ni ningún otro deseo que ver establecidas con seguridad la paz e independencia de los Estados del Río de la Plata, tal como son reconocidas por tratados, han nombrado al efecto por sus plenipotenciarios, a saber:
Su Excelencia el Sr. Gobernador y Capitán General de la provincia de Buenos Aires, al Ministro de Relaciones Exteriores, Camarista Dr. D. Felipe Arana; y Su Majestad la Reina de la Gran Bretaña al Excmo. Sr. Ministro Plenipotenciario nombrado por Su Majestad cerca del Gobierno de la Confederación, caballero D. Henrique Southern; quienes después de haberse comunicado sus respectivos plenos poderes, y hallándolos en buena y debida forma, han convenido lo que sigue:
Artículo 1° - Habiendo el gobierno de Su Majestad Británica, animado del deseo de poner fin á las diferencias que han interrumpido las relaciones políticas y comerciales entre los dos países, levantado el 15 de julio de 1847, el bloqueo que había establecido en los puertos de las dos repúblicas del Plata, dando así una prueba de sus sentimientos conciliatorios, al presente se obliga con el mismo espíritu amistoso, a evacuar definitivamente la isla de Martín García, a devolver los buques de guerra argentinos que están en su posesión, tanto como sea posible, en el mismo estado en que fueron tomados, y a saludar al pabellón de la República Argentina con veintiún tiros de cañón.
Art. 2° - Por las dos partes contratantes serán entregados a sus respectivos dueños todos los buques mercantes con sus cargamentos tomados durante el bloqueo.
Art. 3° - Las divisiones auxiliares argentinas, existentes en el Estado Oriental, repasarán el Uruguay cuando el gobierno francés desarme a la legión extranjera, y a todos los demás extranjeros que se hallen con las armas y formen la guarnición de la ciudad de Montevideo, evacue el territorio de las repúblicas del Plata, abandone su posición hostil, y celebre un tratado de paz. El gobierno de Su Majestad Británica, en caso necesario, se ofrece a emplear sus buenos oficios para conseguir estos objetos con su aliada la República Francesa.
Art. 4° - El gobierno de S. M. B. reconoce ser la navegación del Río Paraná una navegación interior de la Confederación Argentina y sujeta solamente a sus leyes y reglamentos; lo mismo que la del Río Uruguay en común con el Estado Oriental.
Art. 5° - Habiendo declarado el gobierno de S. M. B. quedar libremente reconocido y admitido que la República Argentina se halla en el goce y ejercicio incuestionable de todo derecho, ora de paz o guerra, poseído por cualquier nación independiente; y que si el curso de los sucesos en la República Oriental ha hecho necesario que las potencias aliadas interrumpan por cierto tiempo el ejercicio de los derechos beligerantes de la República Argentina, queda plenamente admitido que los principios bajo los cuales han obrado, en iguales circunstancias, habían sido aplicables, ya a la Gran Bretaña, o a la Francia; queda convenido que el Gobierno Argentino, en cuanto a esta declaración, reserva su derecho para discutirlo oportunamente con el de la Gran Bretaña, en la parte relativa a la aplicación del principio.
Art. 6° - A virtud de haber declarado el Gobierno Argentino que celebraría esta Convención, siempre que su aliado el Excmo. Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, Brigadier D. Manuel Oribe, estuviese previamente conforme con ella, siendo esto para el Gobierno Argentino una condición indispensable en todo arreglo de las diferencias existentes, procedió a solicitar el avenimiento de su referido aliado, y habiéndolo obtenido, se ajusta y concluye la presente.
Art. 7° - Mediante esta Convención queda restablecida la perfecta amistad entre el Gobierno de la Confederación y el de S. M. B., a su anterior estado de buena inteligencia y cordialidad.
Art. 8° - La presente Convención será ratificada por el Gobierno Argentino a los quince días después de presentada la ratificación del de S. M. B., y ambas se canjearán.
Art. 9° - En testimonio de lo cual los Plenipotenciarios firman y sellan esta Convención.
En Buenos Aires, a veinte y cuatro de noviembre del año del Señor mil ochocientos cuarenta y nueve.
(L. S.) Felipe Arana.
(L. S.) Henry Southern.
“El de la música clásica es un tema que conozco en profundidad desde siempre. En mi casa se escuchaba, tanto a mi mamá como a mi papá les gustaba. Estudié mucho, pero tuve que elegir, porque seguir adelante con el periodismo, la medicina y la música al mismo tiempo era imposible. La música te lleva mucho tiempo, seis o siete horas al día”, cuenta el periodista. El programa se originó en una situación anecdótica que se repetía en distintos programas en los que trabajó: “Muchas veces aparecía el tema de la música en el aire, surgía mi conocimiento y así apareció esta idea. Fuimos a Radio Nacional cuando estaba Juan Carlos Montero, donde fueron muy generosos con nosotros. Estuvimos allí desde 2003 hasta 2009. Cuando nos echaron de Del Plata, nos llamaron de Radio Mitre para hacer la tarde, por lo que no era posible seguir. Después de un paréntesis de 8 meses volvimos por Amadeus”.
El programa se caracteriza por abordar la música clásica desde una óptica que Castro conoce muy bien. “La idea fue hacer una aproximación a esta música, que suele mostrarse de un modo solemne y para pocos, de una forma abierta para la gente. La experiencia con el periodismo me permitió aplicar el lenguaje de los medios”, asegura. Todas las semanas, el conductor presenta obras y explica el contexto en el que fueron creadas, dando datos de sus autores y del momento histórico en el que fueron concebidas. La idea es “transmitir que los músicos son personas con sentimientos, emociones, virtudes y miserias, y que muchas veces el contexto de una obra está referido a una situación personal determinada”.
Otra propuesta es la divulgación de música clásica nacional y de intérpretes argentinos. “Con esto sorprendimos a la gente, que se ha encontrado con cosas hermosísimas. También presentamos orquestas sinfónicas en vivo, que tocan en el auditorio y generan una atracción visual única”, afirma.
Lo que el viento...
posee otra particularidad que lo hace único: el estreno de material inédito, que surge de la intensa búsqueda de la producción entre coleccionistas privados, músicos que atesoran grabaciones y aficionados. “Tenemos una actitud ofensiva, generadora de contenidos. Hemos pasado primicias y trabajamos buscando hitos. Por ejemplo, difundimos la única grabación que hay de la única sinfonía de Astor Piazzola, que la dirigió el maestro Gabriel Castagna. De él también dimos su versión de la Rapsodia Santiagueña de Manuel Gómez Carrillo, que en la Argentina no se escuchaba desde 1983”, ejemplifica Castro, que cree que el punto clave es que “se trabaja con sentido periodístico y se enmarcan didácticamente los materiales, dándoles la trascendencia que tienen”.
Para Castro, “este es un país que tiene poca trayectoria de memoria. Hacer esta tarea nos emociona, porque aparece lo que la Argentina fue y lo que es. Muchos materiales que emitimos son de los ‘40 o ‘50. En aquella época, alguien como Arturo Toscanini venía a dirigir al Teatro Colón. Hoy, que un director de esa magnitud haga algo similar parece difícil, muy difícil”.
La producción planea terminar 2010 con una sorpresa y comenzar 2011 con nuevas ideas. “Es probable que el 8 de diciembre la radio retome la experiencia de la vieja Amadeus de organizar conciertos al aire libre, en este caso para presentar a la Orquesta Sinfónica de Salta haciendo tango sinfónico”, asegura Castro. “El año que viene pretendemos transmitir dos o tres conciertos desde teatros y haremos más viajes al interior”.
El reconocido periodista se apoya en un sólido equipo, que mezcla juventud con experiencia. En el micrófono lo acompaña Sofía Ursula, tradicional voz de espacios dedicados a la música clásica; en la producción, Santiago Serra y Alejandro Guevara; en la operación técnica, Cristian Laserre; y en el soporte técnico, Fabián Palacios.
Manual de Zonceras Argentinas...
"¿Los argentinos somos zonzos...?". "Las zonceras que voy a tratar consisten en principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia -y en dosis para adultos con la apariencia de axiomas, para impedimos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido... A medida que usted vaya leyendo algunas, se irá sorprendiendo, como yo oportunamente, de haberlas oído, y hasta repetido, innumerables veces, sin reflexionar sobre ellas y, lo que es peor, pensando desde ellas."
"Basta detenerse un instante en su análisis para que la zoncera resulte obvia, pero ocurre que lo obvio pasa con frecuencia inadvertido, precisamente por serlo."
"Su fuerza no está en la argumentación. Simplemente excluyen la argumentación actuando dogmáticamente mediante un axioma introducido en la inteligencia -que sirve de premisa- y su eficacia no depende, por lo tanto de la habilidad en la discusión como de que no haya discusión. Porque en cuanto el zonzo analiza la zoncera -como ya se ha dicho- deja de ser zonzo,"
"Para hacerlo sólo se requiere no ser zonzo por naturaleza ... ; simplemente, estar solamente azonzado, que así viene a ser cosa transitoria, como lo señala el verbo."
"Tampoco son zonzos congénitos los difusores de la pedagogía colonialista. Muchos son excesivamente vivos porque ése es su oficio y conocen perfectamente los fines de las zonceras que administran: otros no tienen ese propósito avieso sin ser zonzos congénitos: lo que les ocurre es que cuando las zonceras se ponen en evidencia no quieren enterarse; es una actitud defensiva porque comprenden que con la zoncera se derrumba la base de su pretendida sabiduría y, sobre todo, su prestigio."
"Las zonceras son principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia -y en dosis para adultos- con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido"
"Las zonceras no se enseñan como una asignatura. Están dispersamente introducidas en todas y hay que irlas entresacando... se apoyan y se complementan unas con otras, pues la pedagogía colonialista no es otra cosa que un puzzle de zonceras. ...de la comprobación aislada de cada zoncera llegaremos por inducción -del fenómeno a la ley que lo rige- a comprobar que se trata de un sistema, de elementos de una pedagogía, destinada a impedir que el pensamiento nacional se elabore desde los hechos, es decir desde las comprobaciones del buen sentido."
"Civilización y barbarie, esa zoncera madre que las parió a todas: Todo hecho propio por serlo, era bárbaro y todo hecho ajeno, importado, por serlo, era civilizado. Civilizar, pues, consistió en desnacionalizar."
"Descubrir las zonceras que llevamos adentro es un acto de liberación: es como sacar un entripado valiéndose de un antiácido, pues hay cierta analogía entre la indigestión alimenticia y la intelectual. Es algo así como confesarse o someterse al sicoanálisis -que son modos de vomitar entripados-, y siendo uno el propio confesor o sicoanalista".
© Arturo Jauretche
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Yo también fui joven. Me echaron de la Facultad a los diecinueve años con bastones largos. En esos años, militaba en una agrupación de izquierda y gritaba “Illia-Perette, viejos amarretes”. En París participé del Mayo Francés con adoquín en mano. En el ’73, voté por la lista de Abelardo Ramos. Con el tiempo dejé de ser joven. Ser joven no es lo mismo que tener razón. En estos días, muchos se gratifican con las recientes escenas de jóvenes en la Plaza de Mayo. En realidad, la juventud es un invento de los viejos. Ningún joven se siente joven, sólo los que ya no lo son se sienten jóvenes. El día del velatorio de Néstor Kirchner, la televisión mostró rostros jóvenes. De veinticinco, treinta, no sé. Sorpresa y media para todos los que creían que la juventud se había alejado de la política, según el refrán acostumbrado. De todos modos, ir a una despedida no es lo mismo que presenciar un acto político. No fue noticia –hasta el otro día al menos– que fueran jóvenes los que asistían a las manifestaciones públicas del ex presidente en sus giras por el país.
Me preguntaba qué época es la que vivió quien vino al mundo en 1990. La primaria con Menem. La secundaria con los Kirchner. A los once años, fue testigo de 2001. No participó del acontecimiento pero por lo que sucedía en las calles, escuchó a sus padres y los vio angustiados, preocupados o indignados. Durante su adolescencia se convierte en un sujeto comunicacional. Portador de celular, se acompaña con Facebook y Twitter. La PlaySation y el mp3 completan la serie. El contexto político le habla del juicio a genocidas, de las madres y de las abuelas. Sabe lo que son los derechos humanos. Es posible que tenga noticia de la asignación por hijo. No hablo de un militante, sino de un joven cualquiera.
El otro día, di una clase frente a un centenar de jóvenes de veinte años en el CBC. Lo hago habitualmente, pero cada curso y charla son distintos unos de otros. El profesor de la comisión de filosofía intentaba que entendieran un texto de Nietzsche. En su mayoría eran alumnos de Arquitectura y Diseño. Después de un rato, pedí al encargado del curso hablar con los “chicos”. Les dije que el filósofo alemán también había tenido veinte años y que no nació filósofo. Su época lo instigó a optar por una carrera universitaria desde la que podía pensar su tiempo. Cuando vio que la disciplina elegida no le servía, cambió de rumbo. Desesperaba por la mediocridad de la cultura alemana, por su hipocresía, la falta de estímulos. Luego se la agarró con el cristianismo, el platonismo y Dios y María santísima. Entendía que les resultara difícil comprender a Nietzsche si nada sabían de su forma de vida, de los lenguajes de su época y qué lo motivaba para llevar a cabo un acto tan poco espontáneo como dedicarse a la filosofía. Pero también, suponía que no nos entendían a nosotros, docentes argentinos, y que nosotros tampoco mucho a ellos. Agregué que nos era algo difícil darles clase porque nos faltaba un mundo en común. Eso sucede normalmente en el ambiente educativo. Al menos, si el objetivo del docente es despertar la curiosidad por el mundo y provocar el deseo de estudiar, el espacio cultural compartido si no es necesario al menos es de una valiosa ayuda.
Les conté que yo también había sido joven. Pero que mi juventud y la de mi generación habían sido distintas a la de ellos. Nosotros nacíamos en un casillero. Un padre no sólo nos daba consejos sino que nos obligaba a cumplir con una tarea. Un maestro nos retaba y amonestaba. Un pastor nos culpaba. Un militar nos gobernaba. La policía nos sospechaba. Se nos castigaba. Hablo de la vida normal de un joven de clase media. Nuestro deseo era rajar. Irnos. Salir de casa, ser libres, tener sexo, poder estar en otro lugar, inventar lo nuestro. Golpeábamos las paredes del muro que nos fueron asignadas y soñábamos con un boquete. No estábamos presos, pero casi. Luchábamos contra la autoridad. La militancia, la contracultura fueron nuestra expresión liberadora. Ustedes, les dije, no parecen haber nacido en el interior de un casillero. Más bien los veo a la intemperie. Así como mi generación se movía en un espacio estriado, el que ahora veo es liso. Es muy difícil construirse por voluntad propia un casillero contra el cual golpear la cabeza para endurecerla y templar la voluntad. Desear. Transgredir.
Por otra parte, un joven hace el amor en casa. La madre divorciada le hace un lugar para que se sienta cómodo y no se vaya. Compu, celu y cama. La vieja no quiere quedarse sola. Si está casada, los cónyuges tampoco se desesperan por quedarse solos y mirarse la cara en la cena. La tele no alcanza. Además para los jóvenes vivir solos implica alquiler, garantía, depósito, y un trabajo por encima de los mil quinientos o dos mil pesos para compartir un lugar. Comprar vivienda es de otra época. Laburo no sobra. Hay datos duros. La deserción escolar es muy grande. La desocupación juvenil también. Los trabajos son temporarios casi por definición. En nuestro país no hay seguros para el “paro” y billetes de avión de veinte euros para irse a cualquier lado. La aventura no se mide por viajes. El paco. El sida. El aborto. La violencia familiar aliada a la miseria que hace que muchos pibes también sueñen con rajar y no saben adónde, o padres que los quieren echar sin saber tampoco cómo ni adónde. Todo eso no es de viejos. No digo que ser joven es feo sino que no es fácil.
Los que gobiernan un país, los que dirigen instituciones, los que están al frente de empresas no son jóvenes. De treinta y cinco para arriba, a veces bien arriba. La gente se conmueve por todo lo que hacen los jóvenes porque son el futuro. Nosotros, los grandes, nos acostumbramos a ver en ellos, los chicos, a posibles asesinos o pobrecitos abandonados por la sociedad, o profetas inclementes con dedos acusadores. Y cuando nos dan la espalda y hablan de temas que no entendemos, cuando se ríen entre ellos y nos dejan afuera, nos cae mal, pésimo. Y cuando nos integran a su mundo, cuando nos escuchan con atención, si opinan como nosotros, sentimos que el destino nos regaló un gramo de inmortalidad.
El otro día la Presidenta, en su primera alocución luego de la muerte de su esposo, dijo que los jóvenes de hoy tienen suerte porque se los cuida, se los protege y se les da un país prometedor. No deben pasar por lo que padeció su marido, el ex presidente; se refería a la persecución y la represión de otras épocas, y que veía en ellos la cara de Néstor Kirchner. Brindo para que sea cierto. Pero no sólo en la Argentina sino en el mundo; en Francia, Grecia, entre otros países, parece ocurrir algo distinto. Viejos costosos y jóvenes desocupados son protagonistas de un conflicto de difícil resolución. En la medida en que el desarrollo de las fuerzas productivas se acelera, el proceso de exclusión laboral y déficit fiscal se agudiza. El nudo no se desata sino que se aprieta aún más. Pero la queja debilita. La juventud debe prepararse. No se “es” joven. Se transita por la juventud, y por poco tiempo. No basta la militancia, hay que agregarle el conocimiento, la pasión por el estudio, no sólo académico, sino la preocupación por la excelencia en el oficio. Es una apuesta, no tiene resultado garantizado, vale por su vitalidad y optimismo.
© Escrito por Tomás Abraham (*) y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 12 de Noviembre de 2010.
*Filósofo www.tomasabraham.com.ar
“…para ése he mandado a pregonar por toda la ciudad que nadie le honre con sepultura ni le llore, sino que lo dejen insepulto y su cuerpo expuesto ignominiosamente a las aves y a los perros para que lo devoren”
Antígona, Sófocles, 442 a. C.
La costumbre de velar a los muertos a cajón cerrado es propia –aunque no excluyente– del pueblo judío. Siempre ha sido así. De este ritual tuve conocimiento a partir de una pérdida familiar. Un cuarto de siglo atrás, aprendí que los judíos velan a sus muertos de ese modo para respetarlos, para recordarlos tal y como deseáramos recordarlos, soslayando la imagen de un cuerpo inerme y desposeído de todo: de su color, de su vida, y de su alma. El cajón cerrado supone una postura existencial que excede al rito meramente religioso: supone el culto a la memoria. El cajón cerrado es, en este sentido, la victoria de la vida sobre la muerte. De todos modos, frente al abismo de la muerte, no hay un “mejor ritual”… cada cuál hace lo que puede.
La decisión de la presidenta fue única y maravillosa: sustrajo a los buitres el cuerpo de su esposo. El cajón cerrado nos obliga a recordar a Néstor Kirchner en vida, en su actividad, en su humor (o mal humor), con su rostro cubista y su mirada desconcertante. Claro, en el intento por superar la pérdida, siempre será más sencillo ver al fiambre y quedarse con eso, conservar esa última imagen... pero la memoria es más compleja, y excede al sentido de la vista. La memoria es un hecho político y social. El alma de los muertos, en nuestra creencia, no se eleva hacia una nube nueve o un séptimo cielo, sino que queda entre los vivos, en el recuerdo, en la memoria colectiva que la resignifica y le otorga un sentido preciso.
Cristina, al tiempo que nos entrega a un Néstor vivo, impidió que los mercaderes de la muerte publicasen en su tapa del jueves 28 de octubre la peor foto posible. Tengamos por seguro que no habrían seleccionado la imagen del Néstor vital, sino que agigantarían la impresión del cadáver aún insepulto. Con un macabro telebeam escrutarían al Néstor indefenso; Gelblung lo diseccionaría en su programa; se lo comerían en el almuerzo de Mirtha Legrand. De allí la miserable suspicacia, la legraniana teoría de que el cajón estaba vacío: Mirtha hubiera querido invitar a su mesa a Néstor Kirchner solo para masticar, paladear y deglutir su cadáver, acompañándolo con una guarnición de rúcula y arroz con azafrán, servido por una sirvienta trigueña, vestida con uniforme negro y delantal blanco, que es la expresión degradada del lugar que “la señora” le reserva a los sectores populares. Como Antígona de Sófocles, como Antígona Vélez de Leopoldo Marechal, Antígona Fernández decidió sepultar a su muerto y no dejar que las aves de rapiña y los perros de jauría desgarrasen su carne.
Mirtha, siempre igual a Mirtha, irreductiblemente Mirtha, nunca pudo ni podrá tragar a Néstor Kirchner, y aún ella, militante activa del odio y el olvido, deberá recordar a Néstor Kirchner en vida.
Señora Legrand: los únicos cajones que permanecen vacíos son los de los treinta mil desaparecidos. Por una vez en la vida, tenga decencia.