martes, 21 de diciembre de 2021

Vergonzoso caso OPV "Offshore Patrol Vessel"... @dealgunamaneraok...

 Vergonzoso caso OPV -Offshore Patrol Vessel-


Buque patrullero A.R.A. Bouchard (P-51) (Ex L´Adroit P -725)

El ingeniero naval Raúl E. Podetti brinda precisiones sobre la compra, por parte de la Armada Argentina, de los patrulleros franceses (Offshore Patrol Vessel), un modelo muy básico, de baja velocidad, mínimo armamento y sin historial de éxito. Adquiridos en 2019, hasta el momento llegaron tres al país, uno usado y dos nuevos.  

© Escrito por el Ingeniero Raúl E. Podetti el martes 21/12/2021 y publicado por el Sitio Revista Puerto de la Ciudad de Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


Con estas palabras y a los gritos, un desencajado y agresivo oficial de marina interrumpió el final de la presentación de mi informe sobre la importación de los patrulleros OPV (Offshore Patrol Vessel) franceses, que la Armada impulsaba como única solución posible y altamente conveniente, en la reunión que se estaba llevando a cabo en la Casa Rosada a fines del 2016.

 

Más tarde, mientras cruzábamos el Patio de las Palmeras, un almirante se me acercó a disculparse en nombre de su colega de armas. Pensando en lo que acababa de ocurrir, le contesté:

 

— “El problema es que ustedes sólo piensan en Ustedes y nadie se preocupa por el resto de la gente”.

 

Dicho lo cual, extrañamente sentí que el ofuscado oficial tenía razón en algo. Yo era Nadie.

 

—Ingeniero Podetti, ¿Cuánto vale un OPV?

 

Con esta pregunta se había iniciado, en octubre de 2016, en Casa Rosada, la reunión del equipo asesor de Presidencia en relación al proyecto de patrulleros OPV. Un mes antes, me habían pedido sumarme a ese equipo para ayudarlos en esos temas navales.

 

Como respuesta, presenté un documento completo con las referencias internacionales del caso, que recopilaba información de unos 400 OPV contratados en los últimos años en todo el mundo. Basado en este estudio, se me pedía estimar el rango del valor de mercado del OPV francés elegido por la Armada.

 

Mi respuesta los sorprendió.

 

— ¿Por qué el OPV francés seleccionado por la Armada cuesta un 60% más que el valor internacional?

 

La información adicional que me suministraron no aportó ninguna explicación para semejante desfasaje; al contrario, el del astillero estatal francés era un modelo de OPV muy básico, de baja velocidad, mínimo armamento y sin historial de éxito; ninguna Armada del mundo lo había querido comprar (ni siquiera la de Francia).

 

¿Cómo se explica? —Preguntaron— Ésta fue la decidida recomendación de la Armada, aclarándonos que no había otras alternativas posibles a considerar.

 

No lo sé. —Les respondí— Pregúntenle a la Armada. Sería interesante que además averigüen por qué no se le pidió cotización a la industria nacional.

 

No lo entiendo. ¿Acaso estos barcos se pueden construir en el país? —indagó con preocupación el jefe del equipo asesor.

 

Claro que sí.

 

A la semana estábamos reunidos nuevamente para que les diera mi opinión sobre cómo podría ser el proyecto de construcción nacional de estos barcos.

 

Comencé a contarles brevemente sobre la industria naval argentina, su historia, realizaciones y capacidades actuales. Para poner el tema en contexto regional, presenté las varias experiencias muy exitosas de construcción de sus propios OPV en los astilleros de Chile, Perú, Ecuador, México, Brasil, Colombia y Venezuela.



Uno de los cinco OPV construidos en Chile, por chilenos, en Astillero Asmar. 

También expliqué que en los países de la región con menor capacidad, la mayoría de los barcos se hacen en astilleros estatales, pero que en Brasil y en la Argentina, con industrias navales más desarrolladas, los astilleros privados son mucho más productivos y competitivos que los estatales, sobre todo en las últimas décadas.

 

Aclaré que nuestra industria naval es, en particular, adecuada para el rango de buques medios (en tamaño y complejidad), como son justamente los OPV, embarcaciones “militares”, que no son buques “de guerra”, lo cual es una gran diferencia simplificadora.

 

Convencidos de que podría haber otra alternativa para presentar al Presidente, me preguntaron:

 

Todo bien ingeniero, pero ¿Cuánto costarían los OPV nacionales?

 

Respondí que, con la intervención de astilleros privados, el costo y plazo de entrega nacional sería muy similar al europeo. Sin embargo, propuse que atendiéramos otras cuestiones, tanto o más importantes que el costo, como son el factor multiplicador de esta industria y su capacidad de ahorrar divisas y de generar desarrollo tecnológico, empleo de calidad e impuestos.

 

Al cuantificar juntos estos impactos sobre la construcción local de los OPV, el equipo asesor reaccionó con gran entusiasmo. Definitivamente, había una buena noticia para elevarle al Presidente. Tratando ahora de avanzar con formas de implementación, la siguiente pregunta fue más concreta.

 

Raúl, ¿Qué astilleros podrían participar? ¿Dónde se harían? ¿Cómo sería el financiamiento?

 

Mi primera respuesta fue aclarar que, si bien este camino era el mejor, iba a estar lleno de dificultades, algunas reales y muchas inventadas (o exageradas) ya que los fuertes intereses detrás de la importación directa y sobrevaluada tienen amplios recursos para obstaculizar el proceso virtuoso del desarrollo nacional.

 

Les propuse entonces que se llamara a una licitación internacional para construir los OPV en el país, y que cada oferente internacional eligiera libremente los astilleros locales donde hacerlos (hay 14 astilleros privados y 2 estatales). Idealmente el Estado podría ofrecer en alquiler temporal para este proyecto, parte de sus espléndidas y subutilizadas instalaciones en el Astillero Storni (ex Dome García). Así, cumpliendo con las características técnicas estipuladas, los principales grupos navales internacionales competirían por precio, diseño, experiencia, plazo, contenido local, garantías y financiamiento. La mejor de estas ofertas se podría comparar con la propuesta francesa que impulsa la Armada, y así contratar la más conveniente.

 

Con entusiasmo propusieron elevar el planteo al Presidente y organizar una próxima reunión con la Dirección de Material Naval de la Armada, a cargo del proyecto OPV.

 

Luego de un par de semanas, finalmente, se produjo la reunión conjunta en la que me pidieron presentar los casos de construcciones de OPV regionales, las ventajas de la construcción nacional y la propuesta de la licitación internacional.

 

A medida que se iba detallando esta nueva alternativa nacional superadora, algunos oficiales de la Armada comenzaron a incomodarse y a desarrollar una actitud obstruccionista. Los argumentos principales fueron; 

* La construcción nacional es un “sueño”, pero no es viable.

* Nunca hemos estado tan cerca de llegar a los OPV. El camino de la industria nacional sería más difícil, laborioso y largo, por lo que decidimos evitarlo. 

Luego de varios meses de trabajo, hemos elegido al astillero estatal francés que ofrece el mejor diseño y menor precio internacional. 

No vamos a poner en peligro la negociación con Francia para considerar esta nueva alternativa. Ya estamos avanzados con los borradores de contrato con los franceses. 

Sorprendidos ante esta actitud, el equipo asesor de Presidencia me pidió continuar con el informe. Fue entonces que el exaltado oficial naval protagonizó la escena descripta al inicio de estas líneas, que impidió que la reunión prosiguiera.

 

Días después se me informó que el Presidente había ordenado congelar esta negociación con Francia, y avanzar con el proyecto de construcción nacional con apoyo internacional, tanto para estos OPV como para otros barcos necesarios para el país, como ser las dragas que se requerirían para la futura concesión de dragado.

 

Me solicitaron entonces, demostrarle al Presidente que ese camino de construcción nacional con apoyo tecnológico y financiero internacional era realmente posible.

 

Cuatro meses después, el 28 de marzo 2017, en el marco de la visita presidencial a los Países Bajos, en representación de la Federación de la Industria Naval Argentina, firmé un convenio con la industria naval holandesa, encabezada por su mayor astillero, que ofrecía construir los barcos en la Argentina con tecnología holandesa y 100% de financiamiento blando a largo plazo.

 

Al día siguiente, en Rotterdam,  los líderes de la industria naval holandesa le confirmaron personalmente al Presidente su interés en este proyecto junto con el reconocimiento de la calidad, capacidad y competitividad industrial naval privada argentina para ese tipo de barcos.

 

Terminada la reunión, el Presidente me agradeció la gestión. Entonces le dije:

 

Señor, si salimos al mundo a comprar barcos, competirán por vendernos barcos, como si fuésemos industrialmente subdesarrollados. Pero si confiamos en nuestras capacidades y les dejamos claro que los construiremos nosotros mismos, competirán por vendernos el 50% del valor de los barcos que son los equipos más sofisticados que aún no fabricamos.

 

Unos meses después, me citó el ministro de Defensa por indicación presidencial para pedirme colaboración con la selección de invitados y diseño del pliego de la licitación internacional para la construcción nacional de los OPV.

 

En noviembre de 2017, cuando pido la reunión para presentar la propuesta de pliego al ministro, se desata la crisis por la desaparición del A.R.A. San Juan (S-42), que suspende el interés por todo otro tema en el ámbito de la Armada y Defensa.

 

En el 2018, dado que hacían ya varios meses que no tenía respuesta al pedido de reunión con el ministro, empiezo a desconfiar. Me contacto entonces con un conocido del equipo de asesores presidenciales, quien con vergüenza me cuenta que por los pasillos de Casa de Gobierno, nuevamente desfilaban entusiasmados oficiales navales pero ahora con borradores del contrato para los OPV franceses.

 

Me cuenta que, aprovechando la extrema crisis financiera nacional, esta inconveniente compra naval a Francia habría aparecido como una de las condiciones informales para la aprobación de una línea extra del FMI y además sería condición para liberar el veto de Francia al ingreso de biodiesel argentino a Europa.

 

Finalmente, en 2019 se firmó el escandaloso contrato de los OPV con Francia, de forma ilegal ya que nunca tuvo la aprobación de la Comisión de Industria (que lo hubiese rechazado seguramente), exigida para este tipo de contrataciones por la reciente Ley de Industria Naval.

 

En los meses previos a la firma, en la prensa internacional surgieron una serie de denuncias de sobornos contra el astillero francés elegido por la Armada. Las coimas indicadas superaban los mil millones de dólares y varios casos ya habían sido comprobados por la justicia de los países involucrados. Esto se detalló en el libro Armes de Corrupción Masiva y se mostró en el ranking del Compendian of Armas Trade Corrupción (Tufos Universito), donde el astillero francés ocupaba el máximo lugar en el podio internacional.

 

A esto se agregó el reconocimiento por parte de Odebrecht-Brasil del pago de sobornos a oficiales de marina por parte de su socio, el astillero estatal francés, para asegurarse el negocio de construcción de los submarinos nucleares.

 

Ni la ilegalidad, ni el sobreprecio, ni la marcada inconveniencia, ni los antecedentes de probada corrupción en casos similares fueron suficientes para detener este vergonzoso proceder impulsado por un grupo de oficiales de nuestra Armada.

 

En estos tres años ya ha llegado parte de la flota de estos OPV importados (uno viejo y dos nuevos).

 

Recientemente, un oficial de marina comentó que en estos años, aun no se logró poner los OPV en operación, y agregó que tampoco operaron nunca los aviones Super Étendard comprados en 2018 para la Armada. Este marino reconoció con vergüenza que ambas compras a Francia las realizó el mismo equipo de oficiales de la Dirección de Material Naval de la Armada, y que planean otro escándalo aún mayor. 


Usando el mismo modus operandi, intentan ahora la megacompra de un rompehielos en el exterior, simulando que se construirá en el país, desoyendo alternativas superadoras e ignorando la opinión de expertos navales y antárticos nacionales que intentan, en vano, expresar sus fundadas dudas sobre semejante despropósito polar.

 

El “Caso OPV” debe enseñarnos que los intereses de un pequeño grupo de oficiales de la Armada no pueden estar por encima del de los argentinos. Es la misma Marina quien debe encargarse de la depuración necesaria, evitando que estos pequeños grupos mantengan posiciones de poder e influencia aun ya retirados de la Armada, refugiados en otras áreas de Defensa o astilleros estatales.

 

Necesitamos una Armada alineada con los intereses de los argentinos como la que dio el impulso inicial a una vigorosa industria naval argentina en el siglo pasado, entre tantas otras demostraciones de su glorioso desempeño patriótico.

 

Notas del autor: 

Mayores detalles del Caso OPV y otros casos similares se desarrollan en el libro “Industria Naval Argentina, 100 Años (1937-2036)”, disponible en industrianaval.com.ar 

Estas líneas son un adelanto del próximo libro “L’Affaire Argentine” que, basado en una rigurosa investigación naval, tiene formato de novela ficción, por lo cual, en estas líneas, toda semejanza con la realidad es mera coincidencia.




domingo, 19 de diciembre de 2021

¿Argentina país pobre?... @dealgunamaneraok...

 ¿Argentina país pobre?...

 

Si te hacen creer que Argentina es un país pobre en realidad te están ocultando que es un país injusto y desigual, no pobre. 

Escrito por Osvaldo Pellín el martes 02/08/2016 y publicado por el Portal Va Con Firma de la Ciudad de Neuquén, Provincia del Neuquén, República de los Argentinos.

 

Ser de derecha ha dejado de ser banal en estos tiempos de gran concentración, progresivamente creciente, de una inmensa riqueza en pocas manos, porque ese atesoramiento es inmoral y nada justifica que un hombre por más productivo que fuera, por más inteligente y afortunado heredero que se manifieste, retenga o bloquee para su solo goce un caudal enorme de recursos que seguramente le faltan a cientos de miles de seres, recursos que restituidos o distribuidos entre ellos podrían sacarlos de la indigencia y devolverlos a una más digna condición humana.

 

Inevitablemente la derecha, al defender la desigualdad, es un  aliado natural del neoliberalismo.

 

Cabe preguntarse cuál es la teoría de la derecha que haya aportado al bien común. Por eso aparece como contradictorio que se la elija para gobernar.

 

A medida que la riqueza se concentra en menos manos más se acentúan los instrumentos de la autodefensa para proteger esos bienes mediante el poder político. La riqueza y la desigualdad que genera pergeñan un carácter bélico territorial. La derecha ha agravado con su devenir el peligro de la guerra.

 

Ser de derecha es un relicto arqueológico que la humanidad ha conservado en el marco de una lucha que las sociedades sostienen contra aquella, por el progreso y la justicia social. La derecha detiene la evolución del hombre, se resiste al cambio, al acceso a la igualdad de oportunidades, a la distribución equitativa de la riqueza.

 

El orden y la prudencia, premisas de la derecha, son pautas que carecen de destino, representan apenas propuestas de coyuntura cuyo caduco vigor se agota en poco tiempo.

 

La pobreza no es una condición natural, ni debe tomarse como un castigo de los dioses, ni siquiera fruto de la mala suerte. La pobreza es una condición adquirida por la injusticia social que secularmente pone obstáculos al logro de la equidad.


La pobreza se alimenta de políticas que las generan. Esas políticas que conservan el poder y los privilegios de las clases ricas, que preservan el statu quo provienen del pensamiento elitista y egoísta de los que detentan, sostienen o conducen el poder político conservador. La derecha no es una opción ética en la política y mucho menos moral porque antes que el bien colectivo le interesa conservar el mundo tal como está, con sus inequidades.

 

Finalmente si te hacen creer que Argentina es un país pobre en realidad te están ocultando que Argentina es un país injusto y desigual, no pobre. Y si alguna vez te consideraron pobre y te dijeron que siempre lo serás, porque pobres habrá siempre, es sólo un estigma que te adjudica el poder político porque sin dudas estás viviendo en un país de derechas.

 

Después de la amplia difusión del neoliberalismo y sus múltiples modos de llevar a la práctica las bases de su teoría, es legítimo identificar a la derecha con el antipueblo.

 

Perfil de las derechas (algunas características que la definen)

 

Si tu país es belicista, participa de guerras tribales o religiosas, consagra la injusticia, suprime de hecho las garantías constitucionales en un país que involuciona, tu país es de derechas.

 

Si en tu país se explotan irracionalmente los recursos naturales por corporaciones nacionales o extranjeras hasta su extinción y el fruto de lo extraído se transfiere al exterior sin hacerse cargo del deterioro ambiental, tu país es de derechas.

 

Si los impuestos que se aplican en tu país son francamente confiscatorios y sirven para el enriquecimiento de las corporaciones y en desmedro del acceso a los servicios de una amplia mayoría, tu país es de derechas.

 

Si en tu país en cambio de pensar en términos de humanidad y  del colectivo  social, se piensa en términos individuales sin una visión universal y además se tiende a acaparar el poder político, tu país es de derechas.

 

Vivir creyendo que los recursos naturales del planeta son inagotables, que debe imponerse en la  vida social cualquier culto o religión de manera fanática hasta constituir una teocracia autoritaria que invoca por toda justicia los poderes sobrenaturales de los dioses, tu país es de derechas.

 

Si en tu país se permite la explotación laboral de los niños y se tolera la trata de personas para abaratar los costos de la producción de bienes y servicios, o para el ejercicio de la esclavitud de la explotación sexual o laboral, tu país es de derechas.

 

Creer y celebrar la superioridad de unas culturas sobre otras y aplicar la discriminación de acceso a las fuentes de trabajo de acuerdo a la extracción social, religiosa o material, así como la aplicación de criterios de clase superior, tu país es de derechas.

 

Restringir o ignorar la condición humana y las influencias sociales de su conducta y estar a favor de la pena de muerte, tu país es de derechas.

 

La derecha no es una opción ética en la política y mArgentina país injusto,




Nuevos / Viejos tiempos. Máximo conducción… @dealgunamaneraok…

 Nuevos / Viejos tiempos. Máximo conducción… 


Bancando. Máximo Kirchner. Dibujo: Pablo Temes. 

El voto del Presupuesto mostró que el kirchnerismo es una permanente vuelta al pasado y al fracaso.


Escrito por Nelson Castro el sábado 18/12/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Lo que ocurrió en la maratónica sesión por el debate del Presupuesto 2022 en la Cámara de Diputados no es otra cosa que el reflejo del cambio de los tiempos. Cambio que el oficialismo todo –desde el Presidente y su vice en funciones hasta los legisladores y militantes– se niega a aceptar. El falso festejo de la elección perdida sirvió para mantener unida a la tropa, pero también los embriagó y hundió en lo más profundo del relato. La realidad los sorprendió con un balde de agua fría para apagar tanta soberbia y desconexión con el presente. La supremacía del Frente de Todos contra Todos en ambas cámaras del Congreso es ahora parte de la historia. Quien no lo acepte de ese modo y aprenda y practique el arte de la negociación y la búsqueda de consensos quedará irremediablemente expuesto al ridículo. El primero en pisar el palito fue un caprichoso Máximo Kirchner quien, con su provocativa arremetida discursiva de la mañana del viernes, chocó de frente contra un muro. Vale la pena analizar los entretelones de semejante porrazo. 

Luego de una noche larga en exposiciones infructuosas, llegó el desenlace tan temido pero inevitable. Pasadas las 7 de la mañana el diputado Mario Negri propuso que la sesión pasase a un cuarto intermedio para tratar de buscar acuerdos que trajesen algo de coherencia a la discusión. Envuelto en su terquedad, el oficialismo no solo se negó una vez más a aceptar esa propuesta sino que, fiel a su estilo, redobló la apuesta. Es lo que siempre ha hecho a lo largo de tantos años de ejercicio del poder con una concepción propia de las monarquías autoritarias. El kirchnerismo creía que, con el transcurso de las horas, lograría doblegar la voluntad de algún diputado para que terminara acompañando el proyecto del Presupuesto que, desde un punto de vista técnico, era invotable incluso para muchos funcionarios del oficialismo. “Vamos con discursos largos, sin apuro, y a participar de todas las discusiones para darles tiempo a los negociadores a que puedan explorar todas las alternativas”, se escuchó decir a un allegado al bloque oficialista pasada la madrugada. Eso fue lo que ocurrió durante toda la noche y, en rigor de verdad, no había tales opciones. 

Las sesiones trasnochadas de la Cámara de Diputados han sido muchas veces sinónimo de maniobras turbias, de aprietes y de prácticas repudiables manipuladas directamente desde la Casa Rosada. Las alternativas eran el apriete o la dádiva para algún diputado del interior que se contentara con llevar alivio económico a su provincia. Ningún gobernador desconocía lo que estaba ocurriendo. Ya se había descartado la posibilidad de cambiar votos negativos por positivos y solo se especulaba con la ausencia repentina de algún legislador capaz de justificar que se había quedado dormido o que se había perdido al cruzar la avenida Rivadavia, que separa su despacho del recinto. Puerilidad absoluta.  

La experimentada Graciela Camaño fue clara en su última intervención: “Vinieron a cojudear un Presupuesto con un número que no tienen, esta es la verdad”. Minutos antes de las 8 el oficialismo había reunido apenas 121 voluntades. En ese momento Sergio Massa le trasladó el pedido de Alberto Fernández a Mario Negri de volver a llevar el Presupuesto a comisión y postergar la discusión hasta el próximo martes para revisar los puntos conflictivos en busca de nuevos acuerdos. Luego de varias discusiones dentro de cada bloque, la salida parecía razonable incluso para sectores de JXC, la Coalición Cívica y los radicales de Evolución. Pero aún había lugar para dos gestos mezquinos del oficialismo que dinamitaron cualquier acuerdo posible. El primero, la utilización del diputado de Juntos Somos Río Negro, Luis Di Giácomo, para proponer la moción y postergar el tratamiento para que la iniciativa vuelva a comisión, en lugar de que un miembro del FdT asumiera el compromiso luego de verse derrotados. 

El segundo gesto fue el encendido –e inexplicable– discurso de Máximo Kirchner que, a un paso del acuerdo, volvió a cargar contra la oposición responzabilizándola de todos los males de la Argentina. Se refirió a los miembros de JXC con ironía como “gente distinguida” y los enumeró de a uno: “Tenemos un ex vicepresidente; un ex vicejefe de Gobierno; una ex gobernadora de la Provincia; un ex ministro del interior”, y agregó la chicana final alegando que “le llamaba la atención la actitud que estaban teniendo luego de endeudar el país”, para cerrar su discurso tratándolos de cobardes. La Cámara, entonces, estalló de inmediato. El diputado Luciano Laspina y sus pares corrían por las bancas incrédulos diciendo que por el último ataque del hijo de la vice ahora no cederían a prestarle ayuda. Cristian Ritondo tomó la palabra y, al hacerlo, puso al oficialismo frente a la dura realidad de una derrota. 

“Todavía no entendemos qué pasó. Lo teníamos adentro. La negociación estaba lograda y comprábamos tiempo para seguir negociando. Es inexplicable”, se lamentaba un legislador del oficialismo mientras se retiraba del Salón de los Pasos Perdidos. La cara de Leandro Santoro era elocuente. No le hizo falta decir nada mientras Máximo K aún se retorcía en su banca. 

“Máximo conducción” bramaban los diputados opositores camino a sus oficinas y se lamentaban por la oportunidad perdida. “La verdad es que fue un acto de irresponsabilidad. Con su soberbia, Máximo se llevó puesto al Gobierno”, sentenció un diputado antes de ingresar a su despacho. 

En la madrugada del 17 de julio de 2008, el entonces vicepresidente Julio Cobos le ofreció al kirchnerismo pasar a un cuarto intermedio para evitar su “voto no positivo” que acabó con la Resolución 125. En aquel momento, siguiendo órdenes de Néstor Kirchner, el jefe del bloque de senadores oficialista, Miguel Ángel Pichetto, rechazó esa alternativa que hubiese evitado la derrota.

Como se ve una vez más, el kirchnerismo es una permanente vuelta al pasado y al fracaso.