sábado, 17 de octubre de 2009

Soneto a Mamá... Joan Manuel Serrat... De Alguna Manera...

18 de Octubre... Día de la Madre...
Soneto a Mamá

(Joan Manuel Serrat)

No es que no vuelva, porque me he olvidado
de tu olor a tomillo y a cocina.
De lejos, dicen que se ve más claro,
que no es igual quién anda y quién camina.

Y supe que el amor tiene ojos verdes,
que cuatro palos tiene la baraja,
que nunca vuelve aquello que se pierde
y la marea sube y luego baja.

Supe que lo sencillo no es lo necio,
que no hay que confundir valor y precio,
y un manjar puede ser cualquier bocado

si el horizonte es luz y el rumbo un beso,
No es que no vuelva porque me he olvidado:
es que perdí el camino de regreso,

Mamá...

© http://www.cancioneros.com


Ariel Delgado... Un Símbolo... De Alguna Manera

Era recordado por ser la voz de las noticias sin el filtro de la dictadura durante la década del '70.

El locutor y periodista Ariel Delgado, una de las voces más reconocidas de la radio y la televisión, murió hoy en esta ciudad a los 78 años, informaron sus familiares.

Delgado, cuyo verdadero nombre era José Ariel Carioni, había nacido en la ciudad correntina de Mercedes y falleció como consecuencia de un accidente cerebro vascular que había sufrido en abril pasado.

La familia de Delgado informó por medio del Sindicato de Locutores que el cuerpo no será velado y que el sepelio se realizará el domingo próximo, a las 11, en el cementerio de Chacarita.

Delgado comenzó su trayectoria en noviembre de 1955 en Radio del Estado, en la actualidad Radio Nacional, en la que fue redactor de los informativos nacional e internacional.

Luego siguió su carrera por LS10 Radio Libertad (hoy Del Plata) y CW1 Radio Colonia del Uruguay, en donde se transformó en la voz más reconocida de la emisora y del dial con su frase "hay más informaciones para este boletín".

Desde sus puestos de redactor, locutor y director de la radio difundió informaciones sobre la represión ejercida durante la última dictadura militar, por la que fue amenazado y debió renunciar a la radio a medidados de los 80 y luego obligado a exiliarse a Italia hasta 1983.

En varias oportunidades recordó que frente a cada golpe de Estado en la Argentina, los oyentes buscaban Radio Colonia para informarse de lo que sucedía.

De regreso al país se incorporó a LR2 Radio Argentina. Luego pasó por La misma LR3 Radio Belgrano, LR9 Radio América y LR4 Radio Splendid. En 1989 comenzó a trabajar como colaborador permanente en el Diario de las Madres de Plaza de Mayo.

Cuatro años después asumió como secretario de redacción del diario Crónica, pero en 1995 pasó al servicio de noticias del canal de televisión como locutor, que hoy lo homenajeó con una placa negra.

El Sindicato de los Locutores lo consideró hoy "La voz de las noticias". En 2007 Delgado fue reconocido con el premio "Locos de la azotea" que otorga la escuela RadioTEA, aunque no asistió a la ceremonia por problemas de salud.

"Sospechaba que cuando aparecía ese hombre en la radio era porque pasaban cosas importantes y por donde pasaba la verdad", recordó en aquella oportunidad el periodista Juan José Panno.

© Publicado por http://www.minutouno.com el viernes 16 de Octubre de 2009.


17 de Octubre de 1945... A 64 Años... De Alguna Manera...

El 17 de octubre de 1945 - Testimonio de un obrero

A principios de octubre, durante el gobierno de Edelmiro J. Farrell, Perón fue obligado a renunciar a todos los cargos públicos que ocupaba con el objetivo de desarticular su programa político. Fue detenido y trasladado a la isla Martín García. El Comité Central Confederal de la CGT declaró una huelga general a partir de la hora cero del 18 de octubre “como medida defensiva de las conquistas sociales amenazadas por la reacción de la oligarquía y el capitalismo”. La iniciativa sindical fue, sin embargo, desbordada por las bases, y desde la tarde del 16 de octubre los obreros empezaron a dejar sus lugares de trabajo. El 17 de octubre de 1945, miles de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se acercaron a Plaza de Mayo reclamando la presencia de Perón. El gobierno debió finalmente ceder a la presión popular y el general fue trasladado a la capital. Por la noche, Perón pudo estrenar su saludo con los brazos en alto.

La gente venía del sur

Relato testimonial de Sebastián Borro, un obrero que participó de la jornada aquel 17 de octubre, aparecido en
La Opinión Cultural el 15 de octubre de 1972.

El 17 de octubre de 1945 me encuentra cumpliendo tareas en un establecimiento metalúrgico ubicado en Constitución, sobre las calles Luis Sáenz Peña y Pedro Echagüe. Yo tenía entonces 24 años de edad. Mi oficio era oficial tornero mecánico… En la mañana del 17 de octubre, aproximadamente a las 9, grupos de personas venían desde Avellaneda y Lanús avanzando hacia el centro de la ciudad. Pasaron por la calle Sáenz Peña, observaron que había un taller mecánico (donde trabajaban 130 personas) se acercaron a nosotros y nos dijeron: “Muchachos hay que parar el taller, hay que salir a la calle a rescatar a Perón”.

Las noticias que teníamos en ese momento eran que Perón estaba detenido y que todo lo que se hacía era para rescatarlo. Efectivamente, el taller paró y la gente salió a la calle. Algunos fueron a sus casas. Pero la gran mayoría siguió con los compañeros que venían del sur. Fuimos caminando hacia Plaza de Mayo y habremos llegado aproximadamente a las once y media, porque en el camino íbamos parando los diversos establecimientos de la industria metalúrgica y maderera que había por Constitución.

A esa hora no había tanta gente como la que hubo por la tarde, que cubrió toda la Plaza. En la marcha hacia allí se pintaban sobre los coches, con cal, leyendas como “Queremos a Perón”. También sobre los tranvías. La gente se paraba y reaccionaba a favor de la manifestación que iba a Plaza de Mayo para tratar de cumplir con la idea que tenían los que habían organizado eso. Perón había aplicado leyes nuevas y otras las había ampliado: pago doble por indemnización, preaviso, pago de las ausencias por enfermedad. Eran cosas que antes no se cumplían; hasta ese momento, donde yo trabajaba, no se cumplía ninguna de esas leyes. Le voy a decir más: creo que pocos días antes de su detención, Perón había conseguido un decreto por el que se debían pagar al trabajador los días festivos: 1º de mayo, 12 de octubre, 9 de julio, etcétera. Recuerdo que uno de los patrones nos dijo entonces: vayan a cobrarle a Perón el 12 de octubre (ya estaba detenido). Después del 17 de octubre cobramos ése y muchos días más.

Eran tan reaccionarios los patrones (me aparto un poco del 17 de octubre) que en enero de 1946, estando el capitán Russo en la Secretaría de Trabajo, la empresa en la que yo trabajaba fue citada tres veces. No se había presentado. Tuvo que ser intimado por la fuerza pública a concurrir a la Secretaría de Trabajo, donde algunos de nosotros éramos representantes del personal; no elegidos, porque no había organización gremial, sino porque éramos los más decididos. Uno de los patrones dijo que no tenía tiempo para pagar aguinaldo, vacaciones, a última hora. Le contestaron que la ley 11.729 fue aprobada en 1932. Y que todas las cuentas que no se habían hecho desde entonces habría que hacerlas ahora. Efectivamente, el 1º de febrero de ese año cobramos aguinaldo, pagos por enfermedad y tuvieron vacaciones los que quisieron tomárselas.

Siguiendo con el 17, llegamos a la Plaza; cada vez se hacía más entusiasta; había alegría, fervor. Frente a la Casa Rosada empezaron a armar los altavoces. Hablaron distintas personas, el coronel Mercante, Colom, que fue uno de los últimos oradores. Trataban de ir calmando a la gente: por cada intervención de los oradores, la reacción era más fervorosa a favor de Perón. Se decía que venían trabajadores del interior del país. No lo puedo probar. Recuerdo, sí, que era una tarde muy calurosa y la gente se descalzaba y ponía los pies en las fuentes, muchos por haber caminado tanto. Concretamente lo que yo presencié era la gente que venía del sur. Berisso, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora. A medida que crecía la cantidad, en la Plaza de Mayo aparecían los carteles. Por primera vez yo observaba algo igual: nunca había visto una asamblea tan extraordinaria. Cuando el coronel Perón apareció en los balcones sentí temblar a la Plaza. Fue un griterío extraordinario que nos emocionó de tal manera. Todo parecía venirse abajo.

Unos días antes se decía que Perón estaba gravemente enfermo. Por los parlantes se había anunciado que el coronel Perón se encontraba bien de salud y que estaba en el Hospital Militar. En un momento, Colom dijo, más o menos: “Quédense que vamos a traer a Perón”. Mucha gente gritaba por Perón –quizá por primera vez- sin tener todavía conciencia clara de su actividad. Porque, además, la gran prensa trataba de desvirtuar la figura de Perón. La gente se enteraba a través de los delegados o los activistas pero no por la prensa, que casi en su totalidad estaba en contra. Aunque él había hablado en distintas oportunidades desde la Secretaría de Trabajo. Y se había hecho carne que era un auténtico defensor de los derechos del trabajador.

Nos causó mucho dolor saber que lo habían detenido pero –en lo que respecta a mí y un grupo de compañeros- sinceramente nos considerábamos impotentes, porque recién estábamos despertando, después de muchos años, en el país. Para otros –quizá- con anterioridad, pero a partir de ese 17 de octubre despierta la conciencia para nosotros. Se hace carne que al pueblo tiene que respetársele como tal, cosa que Perón proclamaba diariamente. De ahí que, si bien nos sentíamos impotentes, podíamos hacer algo: sacar a Perón de las garras de la oligarquía y colocarlo en el lugar que correspondía para que sea permanente una auténtica justicia. Es decir, ese idealismo que teníamos nunca lo habíamos vivido en el país. No creí que iba a haber tanta gente en la Plaza; lo que sí pensaba era que el agradecimiento del pueblo a Perón tenía que ser auténtico. Pero yo no conocía la reacción de la gente, hasta que la viví.

© Publicado en La Opinión Cultural, el 15 de octubre de 1972. Fuente: www.elhistoriador.com.ar


jueves, 15 de octubre de 2009

Del Verbo Chupar... De Alguna Manera...

Si usted me permite, señor presidente...

Voy a empezar este debate interno, señor presidente de este honorable cuerpo, adelantando mi voto a favor de la sanción de una ley mordaza que no va a venir mal para nosotros mismos en tanto argentinos típicos y que resultará beneficiosa –a no dudarlo– para los opinadores de micrófono fácil. Una ley que sera necesaria también para recortar a los maradonólogos de primera y última hora, antimaradonólogos fanáticos, detractores de profesión, exégetas del rival de turno y sobre todo a los propietarios de medios que bajan línea en función de los propios intereses que disfrazan sus opiniones bajo la supuesta pretensión de lo mejor para el fútbol argentino.

Quiero saludar, si usted me permite señor presidente, que la Selección Argentina se haya clasificado para el Mundial y que lo haya conseguido con recursos tal vez poco estéticos, sin poder ofensivo, sin el brillo que podíamos pretender, sin distribuir la riqueza futbolística, pero con armas legítimas y dignas. Quiero saludar fundamentalmente que se haya ganado, porque una derrota contra los uruguayos y un triunfo de Ecuador seguramente se habría interpretado como un fracaso del gobierno que hizo pactos con el Diablo Grondona, quien a su vez colocó a Maradona al frente del equipo para que tirara paredes con Moreno, Moyano, D’Elía y los 44 sobornados que votaron la otra ley mordaza. Porque lo que no logró el llamado campo, lo que no logró el multimedio de la calle Piedras, lo que no logran las encuestas truchas, ni las operaciones de prensa, ni los editoriales malignos (pagos o no), lo podría haber logrado la Selección quedándose afuera del Mundial. Una derrota, me temo señor presidente, podría haberle dado pie a Lilita Carrió para que dijera que tenía razón con el vaticinio del apocalipsis.

Hemos leído, hemos escuchado, señor presidente, y tengo aquí los audios y los recortes si es necesario, aquello de que hay que clasificarse de cualquier manera, lo cual es en sí un verdadero despropósito. Me gustaría que alguien me explicara qué quiere decir eso de ganar de cualquier manera, y más me gustaría que me explicaran cómo se hace para ganar de cualquier manera si el rival también quiere ganar de cualquier manera. Se ganó, señor presidente, de una manera parecida a lo que proponíamos desde Líbero hace un par de días: “Hay que tener la pelota”, dijimos, y la Selección Argentina tuvo la pelota en gran parte del desarrollo del partido, y ésa fue una de las claves para que el asunto tuviera el desarrollo que tuvo.

"Es más, pedíamos la inclusión de Bolatti y las circunstancias –la casualidad– jugaron en nuestro favor para que justamente Bolatti hiciera el gol. Porque usted habrá visto, señor presidente, de qué manera paró la pelota, cómo se perfiló, con qué precisión le dio para colocarla junto a un palo. Gracias a Dios que no estaba Brazenas para cobrarle off-side. Me gustaría que se entienda este gol como una reivindicación de Huracán, del campeonato que absurdamente le fue negado, señor presidente."

Quiero advertir en medio de la euforia circulante que corremos el peligro de que nos vendan la imagen de este importante triunfo con el abrazo de Maradona con ese hombre narigón que permanecía en las sombras y apareció para el saludo mediático. Algunos hasta se creerán lo de la buena onda entre los dos y hasta fantasearán con el abrazo de Balbín y Perón. Pero la verdad es que Bilardo, que de él estamos hablando señor presidente, es una especie de Cobos dentro del oficialismo de la Selección y mostró la hilacha –debemos recordar señor presidente– cuando quedó a cargo del poder ejecutivo del equipo cuando Maradona viajó a Italia a mejorar un poco su estética.

Será necesaria la ley mordaza para los periodistas que le ponen fichas a Maradona buscando con toda mala leche una declaración explosiva y para el propio Maradona, que parece que se siente obligado a dar un título cada vez que abre la boca y para el relator de Canal 13, que alguien definió muy bien como “asustador oficial de la Selección Argentina”. Y para todos los que nos adelantaban que los uruguayos eran peligrosos y que nos iban a pasar por arriba...

Quiero cerrar mi intervención, señor presidente, deseando que la aplicación de la ley haga que el DT de la Selección evite escatológicos pedidos y que la realidad lo ilumine para que encuentre un equipo, una entidad, un camino. Este es un día de moderada alegría, señor presidente, para los que queremos al fútbol, los que tenemos la esperanza de que se podrán corregir los múltiples errores de los últimos tiempos y se podrá llegar al Mundial con una idea de juego, con los mejores intérpretes y sin tener que estar con el corazón a cuatro manos.

© Escrito por Juan José Panno en el Diario Página/12 del la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 15 de Octubre de 2009.

Del Verbo Chupar...

Yo chupo...
Tú chupas...
Él chupa...
Nosotros Chupamos...
Vosotros chupais...
Ellos chupan...

martes, 13 de octubre de 2009

Los Artistas... Jesse Cook... De Alguna Manera


Aroma de café y tu perfume en mi almohada

testigos fieles de nuestros fortuitos placeres.

Respiraciones forzadas en el latir acelerado de

nuestros corazones. Manos ávidas que acarician

cuerpos sudorosos desbordados de frenesí.

El reloj marcando la hora, el sol se esconde en el

poniente señalando el ocaso de nuestro encuentro.

No hay salida al amor que nos fascina, y nos lleva

a la cima, sintiéndonos dioses creadores.

Aroma de café y tu perfume en mi almohada

elíxires signos de tu presencia en la ausencia

qué, revive en mí los callados gritos de una pasión

pasionera ahogados por lo inevitable del tiempo.


¡Aroma de café y tu perfume en mi almohada!

Luz Tereza Maldonado Folkerts

Espacio dedicado a los Artistas que han pasado por nuestro Programa De Alguna Manera, 97.1 Mhz. F.M. Latinoamericana... "La Radio del barrio de Saavedra"... Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.

LAC & Co.

lunes, 12 de octubre de 2009

Ley de Medios... Fin de un Cumpleaños... De Alguna Manera...

El fin de un cumpleaños...

No hay ninguna chance de término medio. La excepción son los que están verdaderamente jodidos, sin mayores o ninguna esperanza de mejorar alguna vez su calidad de vida. Los pobres en serio, los marginados en serio. Esos están en su derecho para decir que lo ocurrido les importa nada. El resto, la clase media, los profesionales, los factores de poder, los pequebú, los intelectuales, los que llaman a las radios para opinar de cualquier cosa, los militantes, los tilingos, los estudiantes, los taxistas, los profesores, los empresarios, los laburantes que zafan, los cuentapropistas, tienen que decidir dejándose llevar o pensando un poco.

Entre las opciones para estar muy enojado hay que la aprobación de la ley sumó el voto de un senador tucumano defensor de la dictadura, parece que mandado por el hijo de Bussi para vengarse de que los grandes medios porteños trataran a su padre como el monstruo que es. Y con la correntina parece complicado no sospechar una Banelco, algo menos directa –pero no por eso menos pornográfica– que la determinante, en 2001, para que la banda radical aprobase la ley de flexibilización laboral. También se puede estar iracundo por creer que se acaba la Libertad, y conformarse suponiendo que ser libres es ver TN. Y hay los que, ¿con sinceridad?, creen que deben preocuparse por las cuentas afectadas del negocio periodístico. Se preguntan cómo harán Clarín y algún otro para desprenderse de tantas licencias de radio y televisión que les sobran, en el plazo que Clarín les vendió como tan corto. Y hay los que no le otorgan legitimidad a esta composición del Congreso, porque interpretan que la vida empieza el 10 de diciembre. Son los que no dijeron nada cuando bajo la rata se permitió a las grandes patronales de la prensa escrita cooptar emisoras de radio y tevé. Menos dijeron, desde sus provincias, cuando la bajada del satélite les acaparó sus ondas desde Buenos Aires (qué hubieran podido decir, como no remitirse a lo felices que están desde entonces, moviendo una palanca, para receptar por unos pocos pesos las programaciones porteñas, cuya futura y parcial falta descubren ahora como una afectación del federalismo...). Todos esos tienen que enojarse. Algunos porque son conscientes de que efectivamente hay, o puede haber, una amenaza para sus intereses. Y otros porque sienten que esos intereses son sus necesidades.

Entre los que encuentran motivo para contentarse, hay los que se preguntan si esto será bueno pero tienen claro que no será peor de ninguna manera. Los que interpretan que la Banelco real o eventual de canje de favores es hecho accesorio y no principal (tampoco hacía falta, vistos los números finales). Hay los que advierten que detrás de poner en escena esa banelquización, o las patoteadas de Guillermo Moreno en Papel Prensa, se esconde la operación corporativa de desviar el eje. Hay los que asumen que ese eje es una ley mediática superadora de los Kirchner, porque, así rija la incertidumbre sobre las causas profundas que los llevaron a librar esta lucha, se la gana sobre un Poder en serio que no es el de “los políticos”. Hay los que toman como una falta de respeto hablar de una “ley K”. Porque esos ignorantes deberían saber, por lo menos, que esta herramienta es el producto de muchos años y mucha gente que peleó y aportó para cambiar un mapa mediático concentrado en manos cada vez más poderosas. Muchos años. Tantos como los que llevan las Banelco de los emporios periodísticos, luego multimedios y ahora megacorporaciones de negocios múltiples, en su incansable tarea de impedir que se derogase la ley militar, o en corregirle los aspectos que no los beneficiaban. Son ellos los que hoy vienen a hablarnos de que faltó tiempo de debate. Son ellos los que cedieron a todas y cada una de las presiones de la gran prensa para no promover proyecto alguno, a cambio del favor periodístico. Son ellos los que jugaron la plata del fútbol en la ruleta de las AFJP, para venir a decirnos que está en juego la libertad de expresión. Son ellos los que no asistieron al debate en Diputados. Son ellos los que accionarán en la Justicia para seguir amparados bajo la ley de Videla.

Y resulta que se oponen a la nueva por las sospechas que despiertan los K. Si ese argumento es válido, lo es tanto como el hecho de que los generales mediáticos descubrieron la corrupción kirchnerista en marzo último, cuando se presentó el anteproyecto. Pero es extraordinario todo lo que siguieron descubriendo cuando encima se les cayó el fútbol. Antes de eso, si había corrupción mejor que no se notase porque fue el gobierno de Kirchner quien les renovó sus licencias por veinte años. Y si no lo hacía, no quieran saber toda la corrupción que habrían descubierto antes. Si los razonamientos son ésos; si lo que debe reinar es la prevención frente al autoritarismo gubernamental y su apetito por controlar los medios, entonces hablemos también del hambre de un resto que se conoce igualmente. Porque, si es por antecedentes, hay que sentirse escandalizado en su conjunto. Hubo que escuchar a los representantes de la dictadura mediática más extravagante del país, el emirato de San Luis, refugiarse en la protección de la libertad de prensa. Como hubo de registrarse, en la cita del régimen federal violado y de la ausencia de algún instrumento que controlase la pauta publicitaria oficial, a representantes de las prebendas de los estados provinciales, que sostienen la sección de las programaciones locales en trueque por el favoritismo político-electoral. Del resto, para no gastar en producciones propias que resignifiquen el acervo social y cultural de sus aldeas, se encarga la palanquita que baja los canales y las AM y FM de Capital para que el interior no se pierda detalle de los cortes en la 9 de Julio o de los apasionantes debates sobre inseguridad en el conurbano bonaerense.

Se consolidó la posibilidad de un Gran Relato que intenta fijar límites novedosos y desnudar cinismos. Como lo señaló Ricardo Forster en su homenaje al enorme Nicolás Casullo, de cuya muerte se cumplió justo un año, esto forma parte de una anomalía que se opone a las repeticiones de lo mismo. Los detalles a ajustar son apabullantes, pero está transparente que si nada concluyó hay algo que puede empezar. Dar la batalla por un discurso menos hegemónico, competir en la producción de realidad con nuevos actores, que las organizaciones sociales tengan sus radios, que haya formación intelectual en los profesionales de los medios y que sus prerrogativas deban ser respetadas, que no desaparezcan ni caras ni voces pero que puedan aparecer otras. Lo resume mejor esa frase serratiana de preferir al sabio por conocer que a los locos conocidos.

Aunque, para el caso, la única locura que se conoce es la de quienes no hacen otra cosa que dejar las cosas como están. Los que queremos cambiarlas, estamos un poco mejor. Peleamos, y esperamos, 26 años.

© Escrito por Eduardo Aliverti y publicado en Página/12 de la CIudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 12 de Octubre de 2009.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-133339-2009-10-12.html

12 de Octubre... 517 Años Despúes... De Alguna Manera...

Volver a la tierra...

El pueblo mapuche lleva adelante una política de reivindicación tan silenciada como histórica. Sujeto a la ley, comenzó a recuperar territorio ancestral. Al conmemorarse el 12 de octubre, los casos, los testimonios y las batallas de las comunidades.

Wiñomüleiñ ta iñ mapu meu significa en idioma mapuche “territorios recuperados”. Es un anhelo, una práctica reivindicatoria y, sobre todo, un derecho de los pueblos originarios a volver a parcelas que les fueron arrebatadas. Sólo en la última década, y luego de agotar la instancia administrativa y judicial, el pueblo mapuche recuperó 233 mil hectáreas –once veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires–, lo que implicó volver a tierras ancestrales. Respaldados por tratados internacionales, que tienen rango superior a las leyes locales, la recuperación implica mucho más que hectáreas, instala una concepción diferente de la tierra, que interpela el concepto de propiedad individual en busca de rentabilidad y lo suplanta por un espacio de ocupación colectivo, “territorio ancestral”, imprescindible para el desarrollo como pueblo originario. “Nuestra visión choca de frente con los intereses del capital, que pretende apropiación del territorio, y con los gobiernos, que permiten, facilitan e instrumentan las nuevas formas del despojo”, explican desde el Consejo Asesor Indígena (CAI), organización de base de las comunidades indígenas de Río Negro.

Lucinda Quintupuray tenía 79 años. Toda su vida permaneció en el mismo lugar, paraje Cuesta del Ternero, a 30 kilómetros de El Bolsón, tierras preciadas por negociantes inmobiliarios. Fue encontrada con dos disparos. Nada robaron, sólo la asesinaron. Un año después, Victoriano Quintupuray, hijo de Lucinda y heredero de las 2500 hectáreas fue encontrado ahogado. La policía lo caratuló como “accidente”. Era agosto de 1994 y comenzaba una larga batalla administrativa por el territorio ancestral. La Comunidad Quintupuray de un lado, el gobierno de Río Negro y operadores inmobiliarios del otro. Luego de quince años de reclamo administrativo y judicial, el 5 de mayo de 2008, la Comunidad Quintupuray recuperó el territorio: ingresó a las parcelas, construyó una vivienda y comenzó a utilizar el territorio.

“El gobierno provincial no sólo no toma en cuenta el crimen impune sino que avanza en completar el despojo, desconociendo nuestra existencia”, explicó la Comunidad el día que volvió a su lugar.

El Consejo Asesor Indígena (CAI) acompañó a la comunidad y apuntó a la Dirección de Tierras y al Consejo de Desarrollo de Comunidad Indígenas (Codeci), dependientes del Gobierno. “Sus actuaciones son funcionales a quienes quieren apropiarse de nuestro territorio. No sólo defenderemos nuestros derechos colectivos sino que seguiremos avanzando en la recuperación de nuestro territorio”, afirmó el CAI, que en la última década acompañó a comunidades mapuches en la recuperación de 160 mil hectáreas.

El presidente del Codeci, Florentino Huircapan, deslindó responsabilidades en las acusaciones, pero aseguró apoyar las recuperaciones como “un acto de justicia”. También aceptó que el Estado provincial está en deuda con los pueblos indígenas y reconoció que ninguna de las 126 comunidades de Río Negro cuenta con título comunitario.

El CAI es una de las organizaciones referentes de la lucha indígena. Su conformación se remonta a mediados de la década del ’80, cuando a fuerza de movilizaciones y debates lograron una legislación provincial de avanzada (Ley 2287). Dos de los puntos más novedosos eran la expropiación de tierras para entregar a las comunidades y la investigación histórica del despojo territorial, con la posterior restitución.

Luego de diez años de insistir por vía administrativa, con exiguos resultados y marañas burocráticas, en 1997 una trawün (asamblea) en Ingeniero Jacobacci decidió avanzar con recuperaciones territoriales. “Durante años se creyó que el Estado devolvería la tierra despojada. Pero se dio por agotada la etapa administrativa, el poder político no tiene voluntad alguna de cumplir la ley, el Estado no tiene voluntad de devolver lo que sacó”, explicó Chacho Liempe, del CAI.

Duplicaron las acciones directas y fueron blanco de jueces corruptos, funcionarios con doble discurso y policías de gatillo fácil. A cada atropello sobrevenía un avance en los campos, en la Línea Sur (el inhóspito desierto provincial) o en la cordillera, hectáreas recuperadas de manos de grandes propietarios, Estados (provincial y nacional) y empresas forestales. Nunca afectaron metros de tierra de puesteros, campesinos o pequeños productores.

Entre 1987 y 1989 realizaron reafirmaciones territoriales de más de 30 mil hectáreas. En 2000 se produjo la primera recuperación, de la Comunidad Casiano-Epumer, 8000 hectáreas que había usurpado un empresario y terrateniente local. La Justicia negó durante siete años el derecho a esas parcelas, pero la Corte Suprema de la Nación certificó que la comunidad había cumplido todos los pasos administrativos, confirmó que la provincia no respondió al reclamo e instó al Juzgado de Bariloche a ocuparse del caso.

Entre 2002 y 2005 se avanzó sobre otras 30 mil hectáreas. Hasta mayo pasado, y con una veintena de casos, el pueblo mapuche de Río Negro lleva recuperadas 160 mil hectáreas. La mayor parte en cercanías de Ingeniero Jacobacci, Maquinchao y El Bolsón.

Caso paradigmático es la comunidad José Manuel Pichún, a quince kilómetros de El Bolsón. A pesar de habitar el mismo lugar desde fines del siglo XIX, el Estado provincial (a través de la Dirección de Bosques) ingresó a territorio ancestral en 1987, alambró y sembró monocultivo de pinos en 250 hectáreas comunitarias. Le sucedieron decenas de reclamos administrativos sin respuesta. En mayo último, cuando un integrante de la comunidad extraía leña, fue denunciado por “robo” en su propia tierra.

“Ante esta situación, y cansados de soportar tanto atropello e injusticia, la comunidad Pichún decidió reafirmar la posesión que usurpa la empresa forestal”, explicó en un comunicado el 18 de junio pasado. Se negaron a retirar sus animales y comenzaron la construcción de una vivienda en el corazón del pinar. Y fueron por más: exigieron que la estatal Empresa Forestal Rionegrina (Emforsa) se retire definitivamente.

El Estado, contradiciendo toda la normativa vigente (incluida la misma Constitución provincial), solicitó el desalojo de los ocupantes tradicionales.

La Confederación Mapuche de Neuquén tiene casi cuatro décadas de historia, es protagonista de la resistencia y los avances en la región. Aunque en la actualidad los mayores conflictos se producen por intentos de desalojos y criminalización, lleva recuperadas 73 mil hectáreas, principalmente en el departamento de Aluminé, y gran parte son campos de invernada y veranada. En 1995 comenzaron con la mayor acción de recuperación, en el predio Pulmarí, departamento de Aluminé, 350 kilómetros de la capital provincial. Un cementerio indígena y arte ancestral en piedras confirman la preexistencia indígena. Fueron apropiados por el Estado luego de la Campaña al Desierto, expropiados por el primer gobierno peronista y, una de las mayores estancias, transferida al Ejército.

La Corporación Interestadual Pulmarí (CIP) había sido creada en 1987 con el objetivo de administrar de forma sustentable 112 mil hectáreas, con una gradual restitución al pueblo mapuche. Pero la Confederación Mapuche comenzó a denunciar que la CIP funcionaba como “un quiosco inmobiliario”, donde había entrega de tierras a “amigos del poder”. Luego de reiteradas denuncias y reclamos, comenzaron con las recuperaciones. En catorce años recuperaron 70 mil hectáreas, incluidas diez mil que son reclamadas por el Ejército. Nueve comunidades, 900 familias, 3500 personas que ya recuperaron territorio ancestral.

“El concepto de recuperación se complementa con el de restitución, que es el acto legal de reconocimiento que esperamos sobre esas recuperaciones. Para afirmar que esas tierras las ocupamos como acto de estricta legitimidad histórica, ante la pasividad política y jurídica, y ante la amenaza inminente de pasar a manos de los especuladores de la zona”, advierte Jorge Nahuel, de la Confederación Mapuche.

Hace dos meses, el CAI tomó la iniciativa en el frente judicial. En un hecho inédito, planteó una demanda colectiva contra el Estado. “Demandamos judicialmente al Estado de Río Negro para que disponga el reconocimiento total y definitivo de las fracciones del territorio tradicional que ocupamos. A la vez, para que conforme la comisión investigadora de los despojos y robos de tierras, y restituya los espacios”, señalaron once comunidades mapuches.

En base a la Constitución Provincial y la legislación internacional, el objetivo de fondo de la demanda contra el Estado de Río Negro es que se declare la nulidad de todos los actos administrativos “que blanquearon el despojo” de las tierras tradicionalmente ocupadas por las comunidades. La línea argumental de la denuncia es extrapolable a los demás pueblos originarios: “El robo de tierras fue y es una práctica extendida contra el pueblo mapuche. El mecanismo de despojo y omisión que lleva adelante el Estado es en perjuicio de las comunidades y en beneficio de terceros, incluido el propio Estado”.

© Escrito por Darío Aranda y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 12 de Octubre de 2009.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-133338.html

domingo, 11 de octubre de 2009

Barak y Michael... Obama y Moore... De Alguna Manera...

Felicidades y gáneselo...

Estimado presidente Obama: qué notable es que lo hayan reconocido como un hombre de paz. Sus rápidos pronunciamientos tempranos –que cerraría Guantánamo, que repatriaría a las tropas en Irak, que quiere un mundo libre de armas nucleares– su reconocimiento ante los iraníes de que en 1953 derrocamos al presidente que habían elegido democráticamente, aquel gran mensaje al mundo islámico en El Cairo, la eliminación de esa expresión inútil de “guerra al terror”, que haya puesto fin a la tortura: todo eso ha hecho que nosotros y el resto del mundo nos sintamos un poco más seguros, considerando el desastre de los ocho años anteriores. En ocho meses usted ha dado un golpe de timón y ha llevado a esta nación por un curso mucho más sensato.

Sin embargo... a nadie escapa la ironía de que se le haya concedido el premio en el segundo día del noveno año de nuestra guerra en Afganistán. Ahora está usted en una verdadera encrucijada. Puede hacer caso a los generales y expandir la guerra (que sólo nos conducirá a una más que predecible derrota) o puede declarar el fin de la guerra de Bush y traer a casa a todos los combatientes. Ahora. Es lo que un verdadero hombre de paz debe hacer.

No hay nada malo en tratar de hacer lo que su predecesor no pudo: capturar al o a los responsables del asesinato masivo de 3000 personas el 11-S. Pero eso no se puede hacer con tanques y tropas. Usted persigue a un criminal, no a un ejército. No se utiliza dinamita para acabar con un ratón.

El talibán es otro asunto. Es un problema que el pueblo de Afganistán debe resolver, tal como nosotros hicimos en 1776, los franceses en 1789, los cubanos en 1959, los nicaragüenses en 1979 y los habitantes de Berlín oriental en 1989. Algo tienen en común todas las revoluciones emprendidas por los pueblos que anhelan la libertad: pero en última instancia son ellos mismos quienes deben lograr esa libertad. Otros pueden brindar apoyo, pero la libertad no se puede entregar desde el asiento delantero de una Humvee de una persona de fuera.

Tiene usted que poner fin ahora mismo a nuestro involucramiento en Afganistán. Si no lo hace, no le quedará más remedio que devolver el Premio Nobel a Oslo.

Lo saluda, Michael Moore.

MMFlint@aol.com

© Escrito por Michael Moore y publicado por el Diario Página 12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 11 de Octubre de 2009. (Traducción de Jorge Anaya)