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lunes, 11 de noviembre de 2024

Se alinearon los planetas... @dealgunamanera...

 Se alinearon los planetas…

Empleado del mes, Donald Trump. Dibujo: Pablo Temes.

Javier Milei y su gobierno recibieron con euforia la victoria de Donald Trump. En política, las relaciones interpersonales juegan un papel clave.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/11/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Se alinearon los planetas. No quedan dudas. Ese es el significado que para Javier Milei y su gobierno tiene la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. A medida que en la noche del martes los resultados iban consolidando una tendencia imparable a favor del candidato del Partido Republicano, la euforia del Presidente y su entorno iba experimentando una especie de crescendo casi extático. Es claro que para el actual gobierno no daba lo mismo que ganara uno u otro candidato. Con Kamala Harris en la Casa Blanca las cosas hubieran sido muy diferentes. 

En la política –como ocurre prácticamente con cualquier otra actividad– las relaciones interpersonales juegan un rol fundamental. Y esa importancia se agiganta cuando esa relación de afecto y afinidad se da entre los jefes de Estado. En el caso del vínculo entre la Argentina y los Estados Unidos, la historia es rica en ejemplos que confirman el postulado precedente: Carlos Menem con George Bush padre y Bill Clinton; Arturo Frondizi con John Fitzgerald Kennedy.  

Donald Trump siente afecto verdadero y gratitud por Milei, cuya gestión valora enormemente. Afecto por la afinidad ideológica absoluta existente entre los dos; gratitud, por la actitud del mandatario argentino de ir a visitarlo en un momento en que el flamante presidente electo era denostado por la mayoría de la dirigencia política estadounidense. En la tarde del miércoles en Miami, dos integrantes del Comité de Campaña de los republicanos señalaban que a Trump lo conmovió esta actitud de Milei. De ahí que la reunión de la próxima semana en Mar-a-Lago, la exuberantemente lujosa residencia de Trump en West Palm Beach, debe ser tomada como una muestra de ese afecto. Y como una verdadera señal política. Afecto y valoración que son compartidos por Elon Musk, cuyo protagonismo en la campaña y en estos primeros días posteriores a la elección es evidente y significativo. 

Las reacciones de los mercados del miércoles reflejaron con contundencia el impacto positivo que el triunfo de Trump produjo en la macroeconomía vernácula. Una de las expectativas de mayor envergadura está dada por la posibilidad de conseguir el apoyo por parte del futuro presidente de EE.UU. para obtener el dinero fresco necesario para levantar el cepo. En 2018, durante la realización de la cumbre del G20 en Buenos Aires, se recuerda que Trump le preguntó a Mauricio Macri –a quien lo une una amistad de años– qué necesitaba. Y, más allá de lo que Macri le haya contestado en ese momento, los hechos posteriores demostraron que Trump ayudó mucho a su amigo para conseguir aquel préstamo inaudito que le otorgó el Fondo Monetario Internacional.  

Pero, para el gobierno argentino, el alineamiento de los planetas no termina en esta posibilidad de obtener la cantidad de dólares necesarios para levantar el cepo. Las circunstancias políticas de la región hacen que Milei pueda transformarse en una pieza muy importante dentro del mosaico que hay en esta parte del continente ya que, con la ausencia de Jair Bolsonaro, la alianza con la Argentina es de obligada necesidad para tener influencia en gran parte de Latinoamérica. “Vamos a ser el faro de América del Sur y vamos a forjar alianzas duraderas con los amigos de la libertad. Con Trump en los Estados Unidos mucho de lo que estamos haciendo aquí cobra un sentido mucho más trascendental”, aseguró un diputado oficialista.

El Gobierno se siente cómodo en la pelea con los líderes sindicales, que no entienden el cambio de época.

En la política doméstica, una vez aquietadas las aguas por la salida de Cancillería de Diana Mondino, también se vivieron días de euforia y revancha. El Presidente, junto a Guillermo Francos y su hermana Karina, recibieron en Casa Rosada a los gobernadores radicales Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Carlos Sadir (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco). Fueron casi dos horas de reunión, donde se intentó dejar atrás la polémica por Alfonsín, tema en el que Milei ensayó una suerte de disculpa, y se centraron en la importancia de sostener el equilibrio fiscal, hablaron de la realidad que atraviesa cada una de las provincias y de cómo motorizar la actividad desde las economías provinciales para que el país salga adelante. En realidad, lo que al Gobierno le interesa es mantener esa suerte de alianza con los mandatarios provinciales que le permitirá luego contar con votos y apoyos que son vitales entre las bancas del Congreso Nacional. 

El otro tema en el que el Gobierno se siente cómodo es en la pelea con los líderes sindicales. Esta semana el conflicto con los gremios aeronáuticos se agudizó. Gente que quedó varada en los aeropuertos, pasajeros que tuvieron que sufrir más de tres horas de espera arriba de los aviones y otras postales para el olvido. La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), que conduce Pablo Biró, la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), encabezada por Juan Pablo Brey, y la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), liderada por Edgardo Llano, fueron las responsables de las penurias de miles de pasajeros. Ninguno de los responsables de estos gremios ha entendido que la gente pide a gritos un cambio de época mientras ellos mantienen sus privilegios de espaldas a la sociedad. Basta con citar las palabras de otro experimentado líder sindical que tuvo, al menos, un rapto de lucidez: se trata de Ricardo Cirielli, líder de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), quien cruzó a sus compañeros y dijo que “están obligando al Gobierno a cerrar Aerolíneas Argentinas” e incluso calificó su estrategia de paros eternos como de “lock out sindical”. Más claro, agua. Sus declaraciones son un símbolo que alumbra la futura relación de los gremios entre sí y de estos para con el Gobierno. Han perdido el apoyo de la gente y le están entregando a Milei un triunfo en bandeja para agigantar su figura. La mentalidad anacrónica y llena de vicios de gran parte de los líderes sindicales es un problema que se debe encarar de una vez por todas para que la Argentina empiece a sanar.



domingo, 3 de noviembre de 2024

Confianza en Trump... @dealgunamanera...

Confianza en Trump… 


El Gobierno espera que el magnate republicano gane las elecciones para recibir una ayuda de los amigos en el FMI.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 02/11/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Más allá del estrépito, la salida de Diana Mondino de la Cancillería era algo ya sabido. El estrépito fue producto de un hecho que dejó al descubierto la falta de comunicación interna del Gobierno. El voto argentino en la Organización de las Naciones Unidas fue, históricamente, contrario al embargo contra Cuba. Es un voto que tiene un valor meramente simbólico. La catastrófica situación de atraso y pobreza que soporta la ciudadanía cubana no está causada por ese embargo, sino por la concepción anacrónica de un régimen totalitario y autocrático cuyos dirigentes viven en medio de una opulencia escandalosa.  

Diana Mondino se ha encargado de decir que ese voto había sido puesto en conocimiento de la Casa Rosada antes de ser emitido. Hasta ahora no ha habido respuesta desde la Presidencia. Eso, sumado a las palabras elogiosas del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, hacia la exministra indica que hay voluntad de no tirarla por la borda. Sin embargo, queda clara la brutal forma de ejercer el poder que tiene el Presidente. Lo que sí hubo fue un comunicado dirigido al personal de la Cancillería, cuyo párrafo final sembró inquietud y encendió alarmas “… el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Una cosa es que el cuerpo diplomático lleve adelante las políticas que emanan del gobierno de turno –esa es, al fin y al cabo, su tarea– y otra muy distinta es que todos sus integrantes piensen de la misma manera. La caza de brujas ha formado parte de los usos y costumbres del kirchnerismo, del peronismo y de los regímenes militares. El ideario libertario prometió otra cosa. Ese tipo de reacciones van en contra de los postulados de la libertad.    


Diana Mondino hizo saber que la Casa Rosada conocía cómo se iba a votar en la cuestión de Cuba.

Un ejemplo de la volubilidad de la política vernácula lo representa el caso del reemplazante de Mondino, el flamante ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, quien se venía desempeñando como embajador de la Argentina ante el gobierno de los Estados Unidos, supo ser un acérrimo acólito de Cristina Fernández de Kirchner. “Habíamos podido abandonar el modelo de especulación financiera por uno de producción y, además, éramos de los países más desendeudados del mundo”, escribió el flamante ministro en 2011. El problema no es solo el cambio de opinión. Al fin y al cabo, ahí está el caso de Daniel Scioli, que también se desvivió en elogios hacia la expresidenta –que no le evitaron ser despreciado por ella– y hoy es funcionario estelar de este gobierno que le permite por estos días subirse a la ola del fenómeno Franco Colapinto e intentar traer la Fórmula 1 a la Argentina. El problema es de esencia moral: haber apoyado al kirchnerismo significa haber convalidado la corrupción reinante en esos gobiernos y el proyecto autocrático  –y por ende antidemocrático– que encarnaban. Queda claro que a La Libertad Avanza le está costando demasiado mantener una línea de coherencia entre sus nuevos funcionarios. En este mismo contexto se inscribe también la elección del titular de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez, con un controvertido pasado kirchnerista.  

La próxima semana será de gran expectativa en la Casa Rosada como producto de la elección presidencial en los Estados Unidos. Prudente y acertadamente, el Gobierno viene sosteniendo en su discurso una postura equidistante de los dos candidatos. Se prenuncia una elección con un resultado muy cerrado. En el promedio de las encuestas más respetadas hay una ventaja mínima, pero sostenida para Donald Trump sobre Kamala Harris. Es claro que, en el sentimiento de 
Milei
, su deseo es que gane Trump. Su identificación y cercanía con el candidato republicano hace la diferencia para un acceso a la Casa Blanca que no tendría con Harris. Y eso, en el contexto de todo lo que falta negociar con el Fondo Monetario Internacional, pesa. Lo vivió Mauricio Macri: de no haber sido por su amistad con Trump, el extraordinario –y controvertido– préstamo que el organismo le dio al país no se hubiese materializado. Como ya se vio, en las filas del trumpismo, la figura de Milei despierta apoyo y euforia. De ser elegido, habrá que ver cuánto de todo esto se traduce realmente en medidas de apoyo para el gobierno argentino.  


El paro mostró que dirigentes como Pablo Moyano no entienden el cambio que vive la Argentina.

Mientras tanto, en la política de cabotaje, viejos fantasmas sobrevuelan la escena. Por un lado, el paro en el transporte que impulsó una parte del gremialismo duro, puso de manifiesto que dirigentes como Pablo Moyano no han entendido el cambio que se está produciendo en la Argentina. Más allá del gobierno libertario, la gente de a pie ya no tolera medidas que perjudiquen su vida diaria en pos de sostener los privilegios de la casta sindical. La Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que nuclea a los trabajadores de las principales líneas de colectivos del país, decidió no participar de la medida de fuerza luego de llegar a un acuerdo de recomposición salarial con el Gobierno y las cámaras empresariales. El oficialismo logró así una doble carambola: evitó un jueves sin el servicio de colectivos, aisló a los gremios díscolos y los convirtió –una vez más– en su sparring de cara a la sociedad.  

El otro hecho que se celebró dentro del Gobierno es que CFK se encamina a presidir el PJ. No solo eso, La ex vicepresidenta se reunió con gobernadores y otras figuras del peronismo para ponerse a trabajar de cara a las elecciones de medio término del año que viene. Sergio Massa está incluido en ese combo. Nada nuevo bajo el sol. Queda claro que la oposición no tiene figuras de renovación y les regala a los libertarios la posibilidad de arrasar con el pasado reciente que tanto mal le ha hecho a la Argentina.





lunes, 28 de octubre de 2024

Exceso de euforia… @dealgunamanera...

Exceso de euforia…

Ginger & Fred’, Georgieva y Caputo. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno avanza ante una oposición dividida, pero no aparecen los fondos para levantar el cepo. 


© Escrito por Nelson Castro del sábado 26/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   

La agenda política está claramente marcada por la centralidad del Gobierno. Y eso abarca desde el cumpleaños de Javier Milei hasta las medidas que se van anunciando casi a diario con un ritmo y un efecto que son generadores de un gran impacto político. Esto no es casualidad. Forma parte de una combinación entre gestión y una estrategia de comunicación que se han ido perfeccionando con el correr de los meses. Esta semana hubo una muestra acabada de ello. 

Hubo clima de festejo el viernes cuando se conoció que, por primera vez en cinco años, el riesgo país cayó debajo de los 1.000 puntos. El guarismo exacto fue 984. Hubo un factor muy importante que contribuyó fuertemente para esto: fue la resolución del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) que por medio de una votación anunció que la Argentina no había caído dentro de la “lista gris” de países en materia de lucha contra el lavado de dinero y el terrorismo. Para eso fueron muy importantes las gestiones que se hicieron durante el tiempo del trabajo de los evaluadores. Esta evaluación había comenzado el año pasado en el contexto del gobierno de Alberto Fernández que daba pie a todas las sospechas. Por aquellos tiempos desde la Unidad de Información financiera (UIF) trabajaban a destajo con el peso sobre sus espaldas que implicaba la falta de certezas para alcanzar un resultado positivo. Finalmente, la reforma de la Ley 25.246 sobre lavados de activos, las modificaciones al Código Penal y a los plazos de presentación de los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS), la creación de un Registro Único de Beneficiarios Finales en la antigua AFIP, así como el Registro de Proveedores de Servicios de Activos Virtuales por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV) fueron algunos de los tópicos que resultaron determinantes para que el país no cayera en la “lista negra”. De haber obtenido una calificación desfavorable la llegada de inversiones y préstamos de organismos internacionales sería hoy un imposible. “El trabajo que se ha hecho en los últimos meses fue destacable. Pero de alguna forma el final del gobierno de los Fernández ayudó a que el organismo tuviera una mirada más contemplativa con la Argentina”, aseguró una fuente que conoce a la perfección el proceso.

La caída del riesgo país es positiva. Pero el viernes cerró a 984, cuando el de Uruguay, por ejemplo, es 92.

De todas maneras, hay que considerar el largo camino que queda hasta llegar a un valor del riesgo país que sea equiparable al de las naciones con economías más estables que la nuestra. Para tomar solo un ejemplo, el riesgo país de Uruguay está en 92 puntos. La diferencia es enorme. 

Luis Caputo tuvo una ardua tarea en Washington buscando destrabar las 
negociaciones con el Fondo Monetario Internacional con la esperanza de acceder a nuevos fondos. Las reuniones con la directora gerente, Kristalina Georgieva y con la número dos del organismo, Gita Gopinath, fueron muy buenas. Sin embargo, la posibilidad de acceder a nuevos préstamos sigue, hoy en día, bloqueada. Caputo señaló que no había ido a Washington a pedir dinero, sino a contar. Más allá de esto, la realidad es que la Argentina sigue buscando los fondos que necesita para levantar el cepo. Esos fondos, hasta el día de hoy, no están. Preocupa en algunos analistas allegados al Gobierno el exceso de euforia que se vive puertas adentro cuando todavía resta un largo camino por recorrer para que la economía finalmente se ponga en marcha.  

En materia política los libertarios han puesto manos a la obra para depurar nombres que llegaron infiltrados en las listas. En realidad –a pesar de haberlo negado desde un comienzo– hubo cierto grado de acuerdo con Sergio Massa que acercó nombres a las listas de 
La Libertad Avanza pensando que su competidor final sería alguno de los alfiles de Juntos Por el Cambio. Un error que se pagó caro. En los últimos diez días el Gobierno arremetió contra el massismo y realizó tres denuncias públicas vinculadas a la AFIP, AySA y el Enacom. El propósito es terminar de una vez y para siempre con figuras cercanas al tigrense. En la ex-AFIP y en el Ministerio de Economía ya se veían venir la motosierra recargada. El recorte de cargos y la reestructuración del organismo recaudador de impuestos dejó algunas perlitas que demuestran la inmoralidad del uso político del Estado en beneficio propio: sueldos que superaban los 30 millones de pesos y puestos que podían ser heredados por familiares de quienes los ocupaban. Una verdadera beca que le costaba millones de pesos al Estado. “Teníamos que dar una señal contundente de que la motosierra avanza sobre la casta. Había dudas y reproches por el esfuerzo que está haciendo la gente para acompañar este proceso. De ahora en más, no quedarán dudas de que vamos a terminar con los privilegios de la clase política”, aseguró un diputado libertario con entusiasmo indisimulable.  

A pesar de estos avances, todavía queda en el oficialismo una tendencia a elegir y nombrar funcionarios con prontuario más que currículum. Es el caso del nuevo titular de la Dirección General Impositiva DGI, Andrés Edgardo Vázquez, un funcionario que dejó muchas dudas por su actuación en la entidad recaudadora durante los años del kirchnerismo. En plena pelea de los K con los medios de comunicación Vázquez fue quien lideró el megaoperativo de la AFIP contra el Grupo Clarín en 2009. Además tuvo bajo su órbita la vigilancia de los negocios de Cristóbal López y Lázaro Báez –a quienes benefició haciendo la vista gorda– y quedó en la mira judicial cuando se descubrió que tenía dos cuentas no declaradas en el exterior con casi medio millón de dólares. La casta no se depura con más casta. 


Los libertarios han puesto manos a la obra para depurar nombres de infiltrados que llegaron en las listas.

Para cerrar la semana, la nota la dieron CFK y el gobernador Axel Kicillof visiblemente distanciados por la pelea por la conducción del partido justicialista. Ambos se mostraron juntos en el acto por el 47° aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo en el Teatro Argentino de La Plata. Lejos de trabajar por la unidad, el encuentro fue de una frialdad tal que hasta la propia Estela de Carlotto se sintió incómoda en medio de la tensión entre ambos.   

El Gobierno también festeja el desorden de una oposición que no cristaliza en líderes competitivos, pero no debería olvidar que, el peronismo, tiene una capacidad de reconstrucción inigualable. El exceso de confianza es un pecado que, a la larga, se puede terminar pagando con votos.




domingo, 20 de octubre de 2024

Todos contra todos. Tiempo de internas… @dealgunamanera...

Todos contra todos. Tiempo de internas…

Axel Kicillof. Dibujo: Pablo Temes

Oficialismo y oposición se enfrascan en disputas intestinas. En el peronismo, Axel enfurece a CFK.    

© Escrito por Nelson Castro el sábado 19/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   


Hace un año, Javier Milei desistió de participar del Coloquio de Idea, la reunión empresarial de mayor volumen político de la Argentina, en la que, en medio de exposiciones que poco le interesan a la mayoría de los asistentes –salvo cuando el que habla es el presidente o el ministro de Economía de turno– lo realmente importante ocurre entre bambalinas, en donde la rosca política se desarrolla en toda su dimensión. En el contexto de la campaña electoral de 2023, Milei le encargó al presidente del Banco de Valores, Juan Nápoli, el armado de esa reunión que obligó a los empresarios a desdoblarse, para no perder detalle de lo que decía el entonces candidato al que muchos de ellos consideraban un outsider sin futuro político. Un año después –el viernes pasado–, esos mismos descreídos se agolparon para escucharlo y aplaudir sus medidas, sus proyectos y sus malos tratos a los economistas que lo critican. Ya se sabe que, para el Presidente, quien no coincide con él es un ignorante –“econochanta” o “mandril” en el caso de los economistas–, o un ensobrado o un mentiroso –esto especialmente en el caso de los periodistas–.   

En su larga perorata, 
Milei no dio ninguna precisión sobre el futuro. Obviamente, la más esperada era la atinente al cepo. Y sobre eso no hubo nada. Es que no puede haber nada y nadie sabe cuándo lo habrá; es decir, cuándo se levantará. Los que conocen al dedillo las cuentas del Banco Central coinciden en señalar que, más allá de las compras diarias que viene realizando y del blanqueo, las reservas netas son aún negativas. Por eso se mira con atención la liquidación de la cosecha, que ocurrirá entre marzo y abril del año próximo. Pero, aun así, los números no dan. Si no hay un aporte de fondos de alguna entidad internacional –banco u organismo multilateral–, va a ser muy difícil que se logre reunir el colchón de dólares suficientes para dar el respaldo necesario para eliminar el cepo. Lo notable es que, a partir de marzo próximo, comenzará a correr el tiempo electoral. Y prima facie, una cosa será enfrentar las elecciones con cepo y otra, sin cepo.  

El cepo no solo representa un tema tabú. También condiciona la llegada de muchas inversiones que, sin la posibilidad de retirar sus dividendos, no quieren arriesgar en la Argentina. Esto es así acá y en cualquier otro país del mundo.  

En el Gobierno se vive un clima de euforia. La explican la baja del índice de inflación, la entrada de dólares por el blanqueo –muy superior a la que hubo con el decretado durante el gobierno de Mauricio Macri– y los proyectos de inversiones motivados por el Régimen Integrado de Grandes Inversiones (RIGI). Es una euforia inexplicable a la luz de los padecimientos por los que atraviesa la mayoría de la sociedad. Es decir, el Gobierno se queda en lo macro sin verbalizar lo que está pasando en el bolsillo de la gente. Eso es lo que reflejan todas las encuestas que hacen referencia a los niveles de consumo. Ahí los datos son contundentes: la caída no para. La penuria, tampoco. Por eso sonó a burla la afirmación del titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). “Da la sensación de que los que mayor motosierra recibieron fueron los jubilados”, le dijo con todo criterio Eduardo Feinmann en su programa de radio Mitre a Mariano de los Heros, quien, muy suelto de cuerpo, contestó que 
“como diría Aníbal Fernández, me parece que esa es una sensación”. La respuesta demuestra que el funcionario no tiene la más mínima idea de la miserable realidad que viven los jubilados y pensionados. Lamentable. 

Como venimos diciendo en esta columna, la campaña electoral de cara a las elecciones de medio término está en marcha. Alguien con sentido común diría que eso es una locura, teniendo en cuenta que falta para eso exactamente un año.  

El así llamado Día de la Lealtad fue un muestrario de lo que hoy en día pasa en el peronismo, en donde, en nombre de la lealtad, sus dirigentes se traicionan todo el tiempo. No conciben vivir fuera del poder. 
Cristina Fernández de Kirchner es un ejemplo. Por eso no termina de advertir que, como dijo Aristóteles, “la única verdad es la realidad”. Y la realidad le marca que fue parte activa no solo del desastroso gobierno de Alberto Fernández –a quien ella eligió con su dedo– sino también de la derrota electoral de Sergio Massa –a quien también eligió con su dedo–. Fingir demencia sobre eso puede ser productivo solo en el círculo de fanáticos y alcahuetes que la rodean.

Reescribir la historia.

El discurso de Axel Kicillof –otro que habla como si no hubiera tenido nada que ver con las malísimas decisiones que se tomaron durante su gestión como ministro de Economía, que llevaron al país a quedar atrapado entre los fondos buitre, los juicios de varios acreedores internacionales, la mala negociación de la deuda con el Club de París y un largo etcétera– enfureció a CFK. El gobernador elogió el pasado de la expresidenta pero la canceló para el futuro. Eso es precisamente lo que ella no entiende: que su pasado la deja sin el porvenir de poder que anhela, y sin el calor de un operativo clamor que nunca llega y por el cual desespera. Los tiempos en los que las cosas se hacían como y cuando ella quería parecen haber llegado a su fin. Su reunión con Kicillof fue “horrible”, tal como lo describieron los que saben los detalles de un encuentro en donde todo fue reproche y tensión.  

Tampoco el amor abunda en las filas del oficialismo y el “paraoficialismo”, inexistente neologismo que pretende describir la postura de Mauricio Macri y el desvaído PRO que preside. El expresidente participó de un exclusivo encuentro con un reducido grupo de empresarios asistentes al Coloquio de Idea. Allí les transmitió optimismo y les habló de su principal objetivo de aquí en adelante: evitar que Milei repita los errores que se cometieron durante su gobierno. Hay que recordar que Macri, hoy tan crítico del entorno de Milei –es decir, su hermana Karina y Santiago Caputo–, tuvo también el suyo. Cómo no recordar al inefable Marcos Peña y sus secuaces, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, “los ojos” del entonces presidente. ¿Le hablará de eso a Milei? 

Macri tiene, además, un problema interno creciente en el PRO, a la vista del perfil cada vez más crítico hacia él por parte de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que se ha transformado en una cruzada en su defensa de Milei.    

En medio de tantos idas y vueltas, producto de una desconfianza indisimulable y de una puja de poder que no cesa, una voz del PRO dijo una verdad de Perogrullo de absoluto realismo: si el año que viene LLA y el PRO no van juntos, el peronismo tendrá grandes chances de ganar las elecciones. Es lo que ocurrió en 2023 en la provincia de Buenos Aires, donde la necedad de Néstor Grindetti y Carolina Píparo en no unirse le abrió paso a la victoria de Axel Kicillof.




viernes, 18 de octubre de 2024

Reescribir la historia… @dealgunamanera...

Reescribir la historia…

Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

Los libertarios vivieron una semana de euforia, pero no deben minimizar el riesgo de fomentar tanto la división.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 12/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Fue una victoria pírrica. El Gobierno tuvo que transpirar la camiseta para evitar que la Cámara de Diputados rechazara y revirtiera el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario. Lo mismo pasó con la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, y con el veto a la Ley de

Reforma de la Fórmula de Cálculo de los Haberes Jubilatorios. En todos los casos, el Gobierno debió echar mano a algo que en la retórica y en el pensamiento del Presidente y su círculo áulico, se desprecia y se aborrece: la negociación política. De no haber pasado, ninguno de esos tres éxitos legislativos hubiesen ocurrido.

Surge de esos tres episodios la confirmación de un rol clave por parte de Mauricio Macri, cosa que los libertarios también hubieran preferido evitar. Sin la participación decisiva del ingeniero, los dos vetos hubieran caído y tampoco habría habido Ley “Bases”. Consciente de esto, el expresidente ya avisó a su propia tropa y a los ajenos, que es la última vez que le da un cheque en blanco al oficialismo. En adelante, todo se deberá negociar, es decir que, cada uno de los proyectos que se discutan con el Gobierno deberán tener en cuenta los puntos de vista –y exigencias–  que el PRO proponga. Se acabó la pasividad. Es un decir: “hasta acá llegamos” que expresa el nivel de fastidio de Macri quien, hasta aquí, se ha sentido usado. Ya se sabe que, por ahora, no hay ninguna posibilidad de fusión entre el PRO y LLA. Hay una diferencia muy fuerte entre el expresidente y Milei. Macri aboga por el diálogo con los sectores afines de la política. Milei y su entorno, en cambio, no. Desprecian esa herramienta. Ese es un problema grande. Si bien, tras lo ocurrido en la Cámara de Diputados con los dos vetos, las acciones de Cristian Ritondo y Diego Santilli van en ascenso, a fin de posicionarse como interlocutores directos del PRO con el Gobierno, nadie sabe hasta dónde llegan.

Argentina necesita verdaderos estadistas capaces de gobernar para todo un país sin sembrar la discordia.

En lo concreto, el próximo hecho que requerirá de negociación será el proyecto de ley del presupuesto. Ahí se va a necesitar también muñeca política. Sin el apoyo de los sectores dialoguistas de la oposición –con el PRO a la cabeza–, la aprobación del presupuesto será una quimera. “No es momento de festejar nada, pero sí es hora de hacer valer nuestro apoyo. El Presidente debe entender que gobernar en soledad, no es posible e implica un desgaste de su figura que se sentirá más pronto que tarde” –aseguró uno de los protagonistas del equipo amarillo. Otro detalle no menor al respecto: el kirchnerismo viene fogoneando un rechazo al proyecto. Tal vez haya olvidado que en el 2010, año en que la oposición lo dejó sin presupuesto, gobernó con amplia comodidad disponiendo de la caja a su antojo y sin control. Por lo tanto, la oposición debería repensar cuán funcional o conveniente resulta su idea de dejar al Gobierno sin esa herramienta. En parte del peronismo, la UCR, todo el kirchnerismo y la izquierda, todavía se frotan las manos por los resultados de la marcha universitaria. Deberían dejar de lado la idea siempre presente de ganar la calle frente a un gobierno que, aún con sus dificultades, sigue marcando la agenda. Milei ha demostrado ser un hombre de acción, y sin una oposición seria seguirá avanzando a paso firme.

En el Gobierno se vive un momento de manifiesta euforia. El 3,5% que arrojó el de Precios al Consumidor (IPC) se recibió con una alegría que, en algunos casos, fue desbordante. Perforar el 4% se había transformado en una especie de obsesión dentro del equipo económico. Dólar y riesgo-país a la baja, y un blanqueo que supera con creces el guarismo alcanzado por el que se vivió durante la presidencia de Macri. El oficialismo no debería confundirse ni engolosinarse con esto. Cuando la gente va al supermercado o al almacén de barrio, lo que vive nada tiene que ver con la euforia. Lo que abunda allí es la penuria. Eso es lo que padecen quienes hacen malabares para comprar leche, pan, fideos, arroz, huevos, algo de carne, verduras y frutas. Todo parece un lujo. Los bolsillos siguen flacos, porque los salarios no llegan a cubrir las necesidades básicas de la mayoría de la gente. Sin reactivación de la actividad económica esto seguirá siendo así.

Ante un nuevo escenario

Mientras tanto, la confrontación no para. El acto en el CCK demuestra que el Gobierno está lanzado a la campaña electoral, dentro de una estrategia que tiene como objetivo marcar la agenda para así mantener la centralidad política.

A eso ha comenzado a dedicarse con todo ímpetu Karina Milei, quien está dando pasos concretos en el armado de su plan que tiene, como uno de sus objetivos, dar la batalla cultural. Por eso lo de ayer en el CCK sumado a la sorpresiva y súbita revalorización de Tecnópolis que, hasta hace un tiempo tenía destinos de motosierra. Los libertarios han demostrado ser pragmáticos en la reconstrucción de su propio relato. Al igual que en tiempos del kirchnerismo, pero con ideología opuesta, la obsesión por reescribir la historia está siempre presente. Los riesgos de esta conducta –al igual que aquella del pasado reciente–, tienen que ver con los vaivenes abruptos que terminarán por agrandar la grieta. Para dar esa batalla cultural enfocada en el cambio, en el Gobierno –hasta el momento– apuestan a seguir profundizando la división. En esto demuestran no haber aprendido una de las pocas virtudes que dejó el menemismo: la unidad por sobre todas las cosas.

Argentina necesita de una vez por todas verdaderos estadistas capaces de gobernar para todo un país sin sembrar la discordia entre los argentinos. El tiempo dirá si Javier Milei tiene la capacidad de serenarse para pacificar un país, que ya camina cansado entre tantas disputas ideológicas.





 



domingo, 6 de octubre de 2024

Lo que dejó la marcha. Ante un nuevo escenario... @dealgunamanera...

Lo que dejó la marcha. Ante un nuevo escenario...

Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno le sirvió a la oposición una plataforma ideal para la defensa de la universidad pública. Un rejunte que podría derivar en algo orgánico.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/10/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El Gobierno le regaló a la oposición un escenario perfecto al cual subirse. La masiva defensa de la universidad pública no necesita demasiadas explicaciones. La educación superior es un aspiracional que atraviesa todos los estratos sociales e ideologías. Esto representa un valor profundamente arraigado en la gente. Es un valor que viene de la historia.

El tema universitario es de una enorme complejidad, de la cual la mayor parte de la clase política vernácula no tiene la más mínima idea. La universidad no se limita solo a transmitir conocimientos, sino también a generarlos a través de sus institutos de investigación. A ellos hay que agregar que, en muchos casos, brinda también servicios como ocurre con los hospitales que de ellas dependen.

En 2001, antes del estallido de la crisis que acabó con el gobierno de Fernando de la Rúa, una de las medidas que propuso el entonces ministro de Economía Ricardo López Murphy consistía  en recortar el presupuesto universitario en 2 mil millones de pesos-dólares con el objetivo de equilibrar las cuentas públicas. La reacción adversa que provocó esta medida que no se llegó a implementar fue de tal envergadura que hizo insostenible la permanencia en el cargo del hoy diputado nacional. Aún en la actualidad hay gente que se lo recuerda.

El tema es de una enorme complejidad, de la cual la mayor parte de la clase política no tiene idea

El principal error que comete Javier Milei es no tener una cabal comprensión de lo que sucede en la base, es decir, con los estudiantes, los docentes y los investigadores. Ellos son ajenos a los tejes y manejes políticos que ocurren en los ámbitos de poder de las altas casas de estudios en las que también existen nichos de corrupción que deben ser combatidos. También una situación inédita que se da con la creciente cantidad de estudiantes extranjeros que cursan sin ningún arancelamiento. Son estudiantes que vienen aquí, se forman y gradúan para luego regresar mayoritariamente a sus países. Pero cualquier esquema superador debe alcanzarse con las aulas universitarias abiertas y sin poner en riesgo cada una de las actividades antes descritas.

El Presidente y sus funcionarios creen que las universidades son bastiones de la oposición. Es verdad que en esta marcha de alcance nacional hubo más aparato político partidario. Pero si piensan que los dirigentes políticos y sindicales –varios de ellos verdaderamente impresentables– que se subieron a la marcha son su esencia es un grosero error. Entre los que estuvieron cantando “vamos a volver” estuvo Sergio Massa adecuadamente rodeado – y protegido – por un grupo de militantes del Frente Renovador. Es increíble la amnesia que a veces nubla las mentes de una parte de la sociedad. Solo así se explican los gritos de apoyo que recibió el exministro inflacionario de algunos de los concurrentes. Parece que nadie recordó que, no bien asumió Massa dispuso un recorte de 50 mil millones de pesos al sistema educativo. Qué importante es hacer memoria, aunque –a veces– la realidad regala postales que ayudan a recordar. Un ejemplo fue el efusivo abrazo del tigrense con el exsecretario de comercio Guillermo Moreno, que también participó de la marcha.

“No hay plata”, esgrimen desde el oficialismo para fundamentar su cerrazón a cualquier acuerdo con los rectores que signifique una concesión a sus reclamos. Sin embargo, sí había plata para dar vuelo al armado de los servicios de inteligencia, asignándoseles la friolera de cien mil millones de pesos en calidad de gastos reservados. ¿Cómo se explica eso?

Al día de hoy, el oficialismo no tiene los votos para evitar que el Congreso revierta el veto presidencial

Al día de hoy, el Gobierno no tiene los votos para evitar que el Congreso revierta el veto presidencial. Más allá de esto, hay una concepción del ejercicio del poder inquietante. La creencia de que se puede gobernar a base de los DNU y de los vetos es producto de la falta de diálogo y de la búsqueda de acuerdos. En esto, el oficialismo también es errático y contradictorio. ¿Cómo se entiende, si no, el acuerdo con el kirchnerismo para dejar de lado el proyecto para limitar las reelecciones indefinidas de los caciques sindicales?

La necesidad tiene cara de hereje. La falta de peso legislativo terminó por disparar la reunión secreta entre Santiago Caputo y el expresidente Mauricio Macri. La tensión entre el PRO y la Libertad Avanza volvió a elevarse luego de que el propio Macri durante una reunión que había mantenido el jueves con el bloque de senadores de su partido dejó claro sus diferencias con el veto que había firmado Milei contra la Ley de Financiamiento Universitario. El encuentro en las oficinas de Caputo fue tenso. “Se sinceraron y limaron algunas asperezas, pero no hubo grandes avances en construir un bloque más homogéneo”, dijo una fuente libertaria al tanto del resultado de la reunión. “No se detestan, pero pega en el palo. Ambos saben que deben convivir”, aseguró sin anestesia un hombre del partido amarillo. El expresidente sigue convencido de que sus interlocutores en el Gobierno no tienen palabra. “Son educados, te dicen lo que querés escuchar, pero después hacen lo que se les canta”, recordaron. El problema de fondo no es de fácil resolución: Caputo cree que el PRO ya agotó su momento político y no tiene mucho para aportar. Mauricio Macri lo sabe perfectamente y cree que el asesor estrella actúa como una especie de filtro que no puede doblegar.

Mientras unos y otros se sacan chispas, en el Gobierno no parecen haber advertido algunas de las postales que la marcha universitaria les dejó. Más allá de la presencia esperable de Massa, Lousteau, Rodríguez Larreta y distintos miembros de La Cámpora, la sorpresa la dio Cristina Fernández de Kirchner. Todo ese rejunte opositor podría transformarse en algo orgánico más pronto que tarde si los números de la economía y el mal momento que atraviesa la mayoría de la gente no se revierten en el corto plazo. El Presidente debería tomar nota de este nuevo escenario.