Testigo de los “Vuelos de la Muerte”, el avión Skyvan PA-51, el avión desde el que Madres de Plaza de Mayo y las monjas
francesas fueron arrojadas al mar.
Skyvan PA-51, uno de los aviones utilizados en los "vuelos de la muerte" durante la última dictadura. Fotografías: AFP
En diciembre de
1977, Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga,
junto a las francesas Leonie Duquet y Alice Domon, fueron salvajemente
arrojadas desde este avión al Mar argentino, por orden de Alfredo Astiz.
© Publicado el lunes 26/06/2023 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
La vicepresidenta
Cristina Kirchner y el ministro de Economía y flamante precandidato a
presidente, Sergio Massa, se mostrarán, por primera vez, en un acto conjunto tras la oficialización
de las listas de Unión por la Patria. La foto tendrá lugar durante
el acto por la recuperación del avión Skyvan PA-51,
utilizado para los "vuelos de la muerte", en la
Aeroestación Militar del Aeroparque Jorge Newbery.
Este avión fue utilizado para arrojar con vida al Mar Argentino
a un grupo de 12 personas el 14 de diciembre de 1977,
incluyendo a las tres Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, María Ponce de
Bianco y Esther Ballestrino de Careaga y a las monjas francesas Leonie Duquet y
Alice Domon. El avión fue comprado por un empresario estadounidense que
conservó las piezas originales y conservado hasta hace unas semanas en un
hangar en Dekalb, cerca de Chicago.
Cristina
Kirchner presenta un avión de los "vuelos de la muerte" en el primer
acto de campaña con Sergio Massa
El propietario conservó la documentación de vuelo original desde que el
avión estaba en Argentina en la década de 1970. El SC7 Skyvan Series 3 de matrícula PA-51 es un avión utilitario con características
STOL (para despegues y aterrizajes cortos), de fabricación inglesa. Otros dos
aviones Skyvan utilizados para los vuelos de la muerte se conservan en Reino
Unido y Luxemburgo.
Apodado "Caja de zapatos voladora", es un monoplano bimotor
completamente metálico con un plano de cola montado en la mitad y timones
gemelos. El primer vuelo de la aeronave construida por Short Brothers fue el 17 de enero de
1963. Tiene una capacidad para 19 pasajeros y dos tripulantes y en
2007 lo usaba una empresa de correos entre Bahamas y Fort Lauderdale.
Más tarde se mudó a Phoenix para los vuelos de paracaídismo.
El piloto comercial y cineasta Enrique Piñeyro analizó
la documentación disponible y descubrió entre 10 y 15 vuelos sospechosos
realizados por este avión y llevó la denuncia a la
justicia. "El avión es una cabina sin puerta. Tendrá seis, siete
metros. Ahí apilaban todos los cuerpos semi anestesiados con pentotal, con un
cinismo lo llamaban 'Pento-naval'. Es una cosa espantosa. Cuando vos mirás esa
caja, ese avión, decís: ¡Dios mío, lo que debe haber sido esto!",
describió Piñeyro.
"El avión es
algo tenebroso para nosotros, pero habiéndolo encontrado e identificado no
podemos permitir que siga volando", dijo Mabel Careaga, hija
de Esther Ballestrino y una de las impulsoras de la repatriación
del aparato que perteneció a la Prefectura Naval, para ser exhibido
como testimonio de la dictadura de 1976-1983.
"Es demasiado
horroroso imaginar a mi mamá ahí", reflexionó la mujer, quien junto a Cecilia de
Vicenti, hija de Azucena Villaflor, pidieron que el aparato quede expuesto en
el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada, centro clandestino de
detención por donde pasaron unos 5.000 prisioneros y que hoy es Museo de Memoria
ExESMA, en Buenos Aires. "El avión es parte de la historia que es
dolorosa pero hay que contarla tal cual fue", responde De Vicenti.
Engañadas por Astiz y arrojadas al mar:
así murieron Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas en 1977.
El 10 de diciembre de 1977, Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther
Ballestrino de Careaga fueron salvajemente arrojadas al vacío desde un avión Skyvan PA-51,
cuando la aeronave sobrevolaba el Mar argentino.
Era uno más de los terribles "vuelos de la muerte" puestos en marcha
por la Junta Militar para deshacerse de los detenidos ilegalmente. Las tres
habían sido inyectadas con sedante pentotal, con los pies y las manos atadas.
Las víctimas
fueron arrojadas todavía con vida desde un avión Skyvan, que cuentan con grandes compuertas traseras,
que pronto será devuelto a la Argentina para ser exhibido en la ex ESMA.
Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga.
La
justicia alemana avanza contra Luis Kyburg, exrepresor prófugo en Berlín y que
Argentina reclama
Villaflor, Ponce de Bianco y Ballestrino formaban parte de las Madres
desde abril de 1977, e integraban un grupo que
habitualmente se reunía en la iglesia de la Santa Curuz, ubicada en el barrio
porteño de San Cristóbal, con el propósito de establecer lazos de solidaridad
en el contexto de una feroz represión ilegal.
Uno de los
objetivos del grupo era recaudar fondos para financiar la publicación de una
solicitada en la que demandaban a las autoridades respuestas por el destino de
los desaparecidos de la dictadura.
El colectivo
estaba formado, además, por otros militantes y religiosos como Angela Aguad,
Remo Berardo, Julio Fondevila y Patricia Oviedo, familiares de desaparecidos;
los militantes de Vanguardia Comunista Horacio Elbert, Raquel Bulit y Daniel
Horane y las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, quienes desde
hacía tiempo estaban vinculadas a los grupos de derechos humanos y
organizaciones sociales.
Astiz
adoptó la identidad de 'Gustavo Niño’ para infiltrarse en la organización. Su
estrategia consistía en hacerse pasar por un familiar y por medio de un abrazo
o un beso los marcaba para que los grupos paramilitares secuestraran a sus
víctimas.
Pablo,
el niño desaparecido que flota en el Río de la Plata
Azucena Villaflor, que buscaba a su hijo Néstor, era una de las Madres más
activas y era parte de una familia de fuerte tradición política en el peronismo
de Avellaneda, en tanto que María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino tenían
formación política.
La primera había
sufrido el secuestro de su hija Alicia, había militado en el Partido Comunista,
mientras Esther, maestra y doctora en bioquímica nacida en Paraguay, había
militado en la izquierda de ese país. Se había integrado a Madres
tras el secuestro de su hija, Ana María Careaga, liberada en el invierno de
1977.
El 8 de
diciembre, el grupo fue secuestrado como parte de un operativo de la
Armada que contó con la participación del genocida Alfredo Astiz, que integraba el Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA y
se infiltró en este colectivo fingiendo ser hermano de una víctima.
La
Madre de Plaza de Mayo que nunca se calló nada, ni en dictadura ni en
democracia
Para ese cometido, Astiz adoptó la identidad de 'Gustavo Niño’ para infiltrarse
en la organización y con ese sobrenombre llegó a firmar una solicitada del
grupo reclamando por los desaparecidos. Su estrategia consistió en hacerse
pasar por un familiar y por medio de un abrazo o un beso los marcaba para que
los grupos paramilitares secuestraran a sus víctimas.
"A algunos
los matábamos en los tiroteos, pero a otros no sé lo que les pasaba, yo los
entregaba vivos (…) A mí me decían: andá a buscar a tal, yo iba y lo traía.
Vivo o muerto, lo dejaba en la ESMA y me iba al siguiente operativo",
dijo, pero negó la versión más aceptada: "Cumplí mi trabajo. Además, toda esa historia del beso el día
de la entrega es un verso. Yo no estaba ese día".
El 10 de diciembre de ese año, en la puerta de la iglesia, Astiz besó a quienes
horas después serían secuestradas por el Grupo de Tareas 3.3.2: Villaflor, Ballestrino y Ponce. Encerradas y torturadas
en la ESMA, finalmente fueron arrojadas vivas al océano.
Villaflor, Ponce de Bianco y Ballestrino integraban un grupo que
habitualmente se reunía en la iglesia de la Santa Curuz, ubicada en el barrio
porteño de San Cristóbal, con el propósito de establecer lazos de solidaridad
en el contexto de una feroz represión ilegal
No se sabe cuántos de los desaparecidos de la dictadura militar fueron
arrojados al mar. Desde la elevada altura de vuelo del avión, los cuerpos
caían al mar con la misma violencia que si hubieran sido arrojados sobre un
suelo de cemento, y algunos cadáveres se desintegraron en el mar en pocos días.
Otros eran devueltos por las aguas.
En una entrevista
televisiva en 1998, el ex represor Adolfo Scilingo recordó que "todos los miércoles se hacía un vuelo y se
designaba en forma rotativa distintos oficiales para hacerse cargo de esos
vuelos, de forma tal que la mayor cantidad de integrantes de la Armada pasaran
por esos vuelos".
"A los que el
día antes se les elegían para morir, se les llevaba al aeropuerto
dormidos o semidormidos mediante una leve dosis de un somnífero y engañados,
haciéndoles creer que iban a ser llevados a una prisión del sur", relató.
"Se les daba una segunda dosis muy poderosa, quedaban totalmente dormidos,
se les desvestía y, cuando el comandante daba la orden, se les arrojaba al mar uno
por uno".
El 20 de diciembre
los cadáveres de las tres Madres, de Ángela Aguad y de la monja
Leonie, provenientes del mar, llegaron a las costas a la altura de
Santa Teresita y quedaron depositados en una fosa común del cementerio de
General Lavalle, hasta que, en 2005, un trabajo del Equipo Argentino de
Antropología Forense permitió identificarlas.
"Yo no las
traicioné, porque no era una de ellas y me convertí. Yo lo que hice fue
infiltrarme, y eso es lo que no me perdonan. Porque me infiltré dos veces.
Cuando me acusan de otras cosas me enojo, pero de eso me río", dijo Astiz.
"Eran montoneros. Recibían órdenes de los Montoneros. Yo respeto a los que
piden por sus hijos desaparecidos, pero las Madres lo usan para comerciar, por
dinero o por política".