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domingo, 30 de noviembre de 2025

Milei vs. Tapia - En el fútbol está el síntoma y la enfermedad argentina… @dealgunamanera...

 Milei vs. Tapia - En el fútbol está el síntoma y la enfermedad argentina…

El pelotero oficial. Dibujo: Pablo Temes.

El deporte más popular lleva años de un manejo personalista que no se detiene. Un poder que desafía al de la Nación.


© Escrito por el Doctor Nelson Castro el domingo 30/11/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


La historia no se equivoca. En 1978, quien esto escribe le preguntó a Joao Havelange –por entonces presidente de la FIFA– si le interesaría ser presidente de Brasil. Su respuesta fue más que elocuente: “De ninguna manera. El fútbol abre los despachos de cuanto hombre y mujer poderosa hay en el mundo. En cambio, la presidencia de Brasil no”.

Seguramente, ni Claudio “Chiqui” Tapia ni sus secuaces imaginaron siquiera que el inédito e insólito título de campeón que le dieron a Rosario Central generaría el terremoto futbolístico y político que hoy sacude a la Asociación del Fútbol Argentino. Eso es lo que ocurre generalmente cuando se ejerce el poder con impunidad. Ese manejo absolutista e impune de la AFA viene ya desde la gestión de Julio Grondona, quien permaneció al frente de la Asociación durante 35 años. Por si alguien no se dio cuenta, Tapia aspira a algo similar. “Me quedan muchos años más” en el cargo, dijo el jueves en forma desafiante en medio de una celebración.

Este episodio le ha venido a Milei como anillo al dedo. Hay que recordar que la embestida contra la conducción de la AFA comenzó no bien el actual gobierno comenzó su gestión. La idea de las sociedades deportivas anónimas viene dando vueltas desde hace años aquí. La falta de dinero de la inmensa mayoría de los clubes ha hecho que la fuga de jugadores de calidad del empobrecido fútbol vernáculo sea incesante. La selección nacional, que es el escudo protector de Tapia, es una muestra de ello.

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“El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, reza la célebre frase de Lord John Emerich Edward Dalkberg Acton. Es lo que se ve en la AFA, en la cual a ese poder absoluto de su presidente lo consiente el silencio cómplice del resto de los dirigentes. A no engañarse, no ha habido –hasta el momento– grandes dirigentes del fútbol que hayan salido a respaldar al presidente de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón. Eso es algo muy del peronismo. Es decir, el concepto de que, ante los atropellos, la respuesta es el silencio, producto del temor a sufrir represalias. Verón ha tenido una actitud valiente al plantarse frente a Tapia en sus manejos turbios de patrón de estancia. El séquito que lo rodea, con Toviggino a la cabeza, un hombre poco locuaz que solo sabe escupir insultos vía redes sociales ante la carencia de ideas, es también una muestra de ese manejo del poder. Ha querido el destino que, el caso de la Andis, los ha ligado a Diego Spagnuolo, a Miguel Calvete y a Maximiliano Ariel Vallejo, cuya cercanía a Tapia le abrió las puertas a Sur Finanzas a clubes como Racing, Banfield, Barracas Central, Deportivo Morón y Platense. El mundo es un pañuelo. Párrafo aparte para la carrera futbolística de Barracas, cuestionada desde todos los ángulos posibles por todo el mundillo del fútbol argentino. Tapia fue presidente del club que hoy está en el ojo de la tormenta no solo por su ascenso meteórico sino por sus ruidosos incumplimientos. El titular de la IGJ aseguró que Barracas no presenta balances desde hace diez años. Es tal el escándalo que los jugadores terminan siendo víctimas ya que pocos les reconocen autenticidad a sus logros deportivos. Más allá de este secreto a voces, lo que realmente importa es el trasfondo que viven prácticamente todas las instituciones del fútbol de nuestro país: dirigentes ricos –millonarios– y clubes pobres. Una realidad que ya no da para más.

La decisión de Javier Milei de no viajar a Washington para participar de la ceremonia del sorteo de la Copa del Mundo hay que leerla con un poco más de detalle. El Presidente sabía que no había ninguna posibilidad de que allí se firmara el acuerdo comercial con el gobierno de Donald Trump del que se viene hablando desde hace varias semanas. Esto es producto de todos los detalles que resta pulir. Viajar a Washington y venirse con las manos vacías hubiera representado un acontecimiento negativo para el Gobierno. Y, por supuesto, encontrarse cara a cara con Tapia y aparecer sonriente a su lado habría significado una contradicción flagrante para Milei.

La afinidad de Tapia con el peronismo, los aspectos poco transparentes y sospechosos de su gestión, el ámbito de corrupción que envuelve a la AFA, lo transforman en el enemigo ideal para el Gobierno, en el que, por otra parte, las internas no cesan. En estas horas, el campo de batalla se ha trasladado nuevamente al Senado. Patricia Bullrich salió con los tapones de punta y la fuerza de los conversos a marcarle la cancha a Victoria Villarruel. Por si hiciera falta algo más, Manuel Adorni y Karina Milei salieron a criticarla duramente, acusándola de haberles impedido ingresar al recinto del Senado, acusación que la vicepresidenta negó. La ruptura entre Milei y Villarruel es total e irreversible. Solo los sostiene la obligación por la institucionalidad, que por otra parte luce cada vez más debilitada ante tamaño enfrentamiento.

Hablando de las instituciones, la Justicia parece haber tomado nota del bochorno operativo del juicio en la causa de los cuadernos. CFK y sus exfuncionarios, pero también algunos empresarios, se rieron de los tiempos impuestos por la lánguida agenda de audiencias. Eso se corrigió parcialmente y la condenada en el banquillo salió a despotricar contra la autenticidad de esos cuadernos. No se puede tapar el sol con la mano ni apostar ciegamente a la posverdad. El fiscal certificó la autenticidad de esa copiosa cantidad de pruebas, y los arrepentidos hicieron lo propio con sus testimonios. La expresidenta no aceptará nunca lo que es evidente para todos: la corrupción en la obra pública fue la columna vertebral de la recaudación de su gobierno.



 

sábado, 29 de noviembre de 2025

Sobre el crédito de los bancos de Wall Street... @dealgunamanera...

 Sobre el crédito de los bancos de Wall Street: fue culpa del señor Bessent que no llegaran…


Scott Bessent. Dibujo: Pablo Temes

La activación del préstamo por US$ 20 mil millones que los bancos privados de Wall Street analizaban para asistir a la Argentina quedó frenada por las demoras y recelos del Tesoro estadounidense, que no logró garantizar un esquema financiero y político de largo plazo. La falta de respaldo obligó a recurrir a un REPO de apenas US$ 5 mil millones para cubrir el vencimiento de enero, mientras el gobierno de Milei enfrenta exigencias del FMI, del Tesoro y del mercado para acumular reservas y reducir el riesgo país.

© Escrito por Carlos Burgueño, Periodista. Lic. en Ciencia Política. Máster en Economía y Sociología, el sábado 29/11/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El problema de la demora en la activación del préstamo por US$ 20 mil millones que un grupo de bancos privados norteamericanos iba a otorgar a la Argentina no fue responsabilidad de las entidades comandadas por JP Morgan. Las dificultades principales provinieron de la falta de celeridad y claridad en la aplicación de las garantías necesarias para activar el crédito puente desde el Tesoro de los Estados Unidos. Fue la repartición que maneja Scott Bessent la que no logró, en tiempo y forma, generar el respaldo financiero y político indispensable para que los bancos privados de Wall Street diseñaran el mecanismo de activación del crédito. Por eso, el dinero disponible para la Argentina para afrontar los US$ 4.300 millones que el país debe pagar el 9 de enero próximo –por los vencimientos de los Bonares y Globales reestructurados en octubre de 2020– provendrá de un más modesto mecanismo de REPO (Repurchase Agreement) por unos US$ 5 mil millones. Sin intervención del Tesoro y con garantías propias de las entidades financieras.

El problema está en Buenos Aires, donde la posibilidad de un default es real.

Luego, y tal como adelantó este diario, habrá que negociar durante el segundo semestre del año si se puede reactivar el apoyo por los US$ 15 mil millones restantes, para garantizar los tres pagos que le quedarán al gobierno de Javier Milei en el resto de su gestión hasta diciembre de 2027. Y si este dinero provendrá de la reactivación del préstamo de los bancos privados que operan en Wall Street o si se deberá recurrir al mercado financiero internacional voluntario de colocación de deuda, para lo cual la Argentina deberá garantizar un riesgo país inferior a los 400 puntos básicos, como máximo.

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El problema de Bessent para ser garante de la emisión de deuda surgió a comienzos de noviembre, y es estrictamente político. La deuda negociada con los bancos privados estaba diseñada, en principio, para una duración de diez años. Esto quiere decir que vencería teóricamente en enero de 2036. Hasta ese momento debía coexistir el pasivo con garantía del Tesoro de los Estados Unidos. El problema técnico surgió cuando, legalmente, se debía implementar un esquema de garantías financieras que permaneciera durante veinte semestres, asegurando que el país cumpla con los pagos. Si no lo hiciera, sería el Tesoro el encargado de cubrir ese eventual default local.

Ese lapso excede la gestión de Javier Milei y de su equipo económico, aun cuando eventualmente fuera reelegido por otros cuatro años en 2027. En ese caso, su mandato se extendería hasta diciembre de 2031, cinco años antes del vencimiento de la vida útil del bono emitido por los bancos norteamericanos con la venia del Tesoro. Para entonces, las eventualidades políticas de ambos países son un misterio.

Aventurar si en Estados Unidos continuará un gobierno republicano que mantenga la garantía es relativamente más sencillo, dada su institucionalidad probada. El problema está en Buenos Aires, donde la posibilidad de un default –por el pésimo currículum financiero internacional criollo (tres desde 1983)– hace que la alternativa de un incumplimiento esté siempre al acecho. Y que la necesidad eventual de la presencia del Tesoro sea permanente. Si el país entrara en una crisis financiera y requiriera un rescate de esta deuda, debería dar explicaciones Bessent y su equipo, quienes además deberían diseñar un esquema de seguros para cubrirse monetaria y legalmente ante una eventual trapisonda local.

Para los períodos políticos futuros, nada asegura que un signo político contrario al actual –en cordial convivencia con los republicanos de Washington– se mantenga en el tiempo. Y, según trascendió, había cierta reacción negativa de Bessent y su equipo a garantizar por un período tan extenso la posibilidad de un default argentino motivado por un cambio de signo político o una crisis que impidiera cumplir con los compromisos diseñados con JP Morgan.

Este cruce de dudas retrasó el diseño del préstamo por US$ 20 mil millones y dio lugar a la creación de un REPO más modesto.

La idea de Caputo era presentar antes de fin de año el acuerdo con los bancos privados, mostrar que el temor al potencial default de la gestión Milei estaba disipado y que había llegado el momento de volver al mercado financiero internacional de deuda voluntaria. Sin embargo, no podrá ser. En el mejor de los casos, el pago de enero se concretará con dinero que solo alcanzará para cumplir ese vencimiento con los bonistas.

La estrategia del Ministerio de Economía era aún más optimista, y sostenía que tampoco sería necesario aceptar el préstamo securitizado por el Tesoro: que, con solo presentarlo, automáticamente se abrirían para Finanzas los “cielos celestes” de la colocación internacional de deuda. En definitiva, los US$ 20 mil millones de los bancos privados más los US$ 20 mil millones del swap con el Tesoro sumarían unos US$ 40 mil millones que Caputo exhibiría en la vidriera internacional, garantizando un interés bajo en una colocación voluntaria de bonos públicos; mejorando plazos y montos respecto de la reestructuración de Guzmán, en la que se negoció una tasa del 3,07%.

Para tener una referencia de lo lejos que se está hoy de aquel porcentaje, la Argentina pagaría algo más del 9% anual en dólares.

La estrategia de Economía era optimista: no era necesario aceptar el préstamo.

Ahora, Luis “Toto” Caputo deberá trabajar a destajo en una estrategia que incluya un cambio drástico en la política cambiaria del primer semestre. Para el período sojero de 2026 (entre marzo y julio), Economía deberá mostrar una clara tendencia a la compra de dólares y al aumento de reservas del Banco Central. Es un requisito tripartito e ineludible: lo exige el FMI, el Tesoro de los Estados Unidos y los mercados financieros. Tanto Kristalina Georgieva, como Bessent y los técnicos de J.P. Morgan que trabajaban en el préstamo, se lo dejaron en claro al Palacio de Hacienda.

Si aun así se necesitara todo o parte del dinero de Donald Trump para el segundo vencimiento, el del 9 de julio de 2026, habría dos opciones: un simple swap de monedas (intercambio de pesos por dólares sin registrar deuda en los pasivos del Estado) o una recompra de bonos en poder del Estado a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Lo importante de ambas alternativas es que, según la visión oficial y la de la mayoría de los analistas, no requerirían una ley, ya que técnicamente no implican nueva deuda: solo recambio de vencimientos cortos por largos. Pero para eso, hay que replicar la tasa de Guzmán: 3,07%. De lo contrario, en términos reales habría mayor endeudamiento. Salvo que el 9 de enero se pague con reservas. Algo que no podrá ser.



domingo, 23 de noviembre de 2025

Negociaciones - Era de contradicciones en el seno del poder de LLA… @dealgunamanera...

Negociaciones - Era de contradicciones en el seno del poder de LLA…

No creo en las Karinas, pero que las hay, las hay. Dibujo: Pablo Temes.

La irrupción de Adorni y Santilli en un rol negociador no termina de hacer más fluido el diálogo con otros sectores. 

Escrito por el Doctor Nelson Castro el domingo 23/11/25 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Son días de negociaciones políticas febriles. Es una dinámica poco vista a lo largo de los dos primeros años del gobierno de La Libertad Avanza. “Es distinto de lo que pasaba cuando hablábamos con Francos”, señalaba esta semana uno de los representantes provinciales que participan de esta ronda de conversaciones. En verdad, el problema no era el exjefe de Gabinete; el problema era Javier Milei.

Era él quien no cumplía con lo que se prometía en esos encuentros. Esa actitud del Presidente parece haber cambiado después del 26 de octubre. Es que el triunfo electoral lo dio no solo la reconfirmación de su poder sino también la comprensión de que el camino de la confrontación puede servir para ganar una elección, pero no para gobernar. No ha sido menor para arribar a esa conclusión la posición del gobierno de los Estados Unidos, cuyo apoyo fue clave para generar el marco de estabilidad económica que hizo posible superar un estado de zozobra que estaba poniendo en riesgo tanto la economía como la gobernabilidad. “Al Presidente no le quedaban muchas opciones: o cambiaba y abría la cancha o la gestión se le iba a hacer cuesta arriba, aun con el buen resultado electoral”, sentenció un allegado a un gobernador del Norte.

El rol de Guillermo Francos ha pasado ahora a ser desempeñado por el ministro del Interior, Diego Santilli. Por ahora, Manuel Adorni acompaña. Santilli, formado en el peronismo, tiene el know how que exige su cargo. Siempre ha sido un hombre hábil, con soltura política y capacidad de negociación. Los que conocen las internas del Gobierno señalan que esa capacidad de dialogar y de entender el quid de la negociación política está inquietando al ministro de Economía, Luis Caputo. Los gobernadores piden plata a cambio de apoyar las reformas que pretende implementar Milei. Es lo que hacen siempre, gobierne quien gobernare. Esa metodología disgusta profundamente a Caputo quien, en estas horas, salió fuerte en las redes a desmentir un artículo publicado en The Wall Street Journal en el que se informaba que la asistencia a la Argentina por parte de los bancos estadounidenses rondaría los 5 mil millones de dólares y no los 20 mil millones que se habían anunciado. “Nunca hablamos con los bancos de un rescate de 20 mil millones. Es una operación más, con la sola intención de generar confusión”, escribió. Ante tal manifestación, fue imposible no recordar que, hace tan solo un mes, el ministro dijo en LN+ que había “un swap de 20 mil millones. Y estamos trabajando en otra facilidad por otros 20 mil millones, y ya lo dijo el secretario del Tesoro” (sic). Caputo se siente con el poder suficiente como para aspirar a que toda negociación política esté lejos de incomodar o poner en riesgo sus objetivos. Es lógico, luego de tantos elogios derramados por el primer mandatario.

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Es decisiva la floja imagen del primogénito de los Kirchner en sus apariciones.

En medio de esta circunstancia, las internas dentro del oficialismo están lejos de haber cesado. Karina Milei avanza mientras Santiago Caputo retrocede. La hermana del Presidente está empeñada en moverse intensamente en lo que es su objetivo: la conformación del partido a nivel nacional. La prioridad absoluta es la elección presidencial de 2027. El Jefe necesita seguir acumulando poder a nivel federal para contar con apoyo local en cada una de las provincias. Hay quienes dicen que aprendió la lección y que ya no busca confrontar en aquellos territorios donde le resultaría más fácil apoyarse en aliados circunstanciales. Solo el tiempo se encargará de mostrar si este cambio de actitud es realmente cierto. “Karina aprendió muy rápido a construir y manejar el poder. Lo ejerce de forma bastante brutal y siempre se ha sentido más cómoda sin ceder un centímetro de terreno. Difícil que eso cambie”, aseguró un opositor moderado que tuvo que padecerla en carne propia.

La ventaja crucial con que cuenta el oficialismo a la hora de afianzar su poder es que tiene enfrente a un peronismo desmembrado e incapaz de encontrar una figura detrás de la cual encolumnarse. Axel Kicillof no termina de convencer y, a estas alturas, se parece más a una figura de transición que a una oportunidad de peso con chances reales de competir en 2027. Los problemas que atraviesa la Provincia y la necesidad de conseguir financiamiento para hacer frente a sus propios vencimientos desnudaron las internas que condicionan al gobernador; en primer lugar asediado por La Cámpora. El mandatario provincial no hace caso a los incrédulos y sigue adelante con su juego de confrontación directa con Milei. La interna entre los Kirchner y el ex mimado de la señora condenada sigue teniendo de rehén al peronismo bonaerense. “No podemos continuar viviendo del pasado; hasta que no nos saquemos de encima el relato de los tiempos grandiosos de Cristina, el partido no terminará de salir del pantano y no tendremos la oportunidad de ser competitivos ni ahora ni en el 27”, graficó uno de los intendentes que le sirven de soporte al gobernador. El territorio sigue siendo la apuesta más fuerte de Kicillof, dispuesto a enterrar a su otrora jefa política. La intrascendencia de Máximo Kirchner al frente del PJ local condiciona sus posibilidades en las próximas elecciones por el control del partido. La paciencia se terminó y la floja imagen del primogénito de los Kirchner en sus últimas apariciones públicas fue decisiva.

Hace solo algunos meses, La Libertad Avanza no imaginaba el cierre de año auspicioso que tendrá. Una oportunidad única que el presidente Milei no debería dejar pasar.



domingo, 2 de noviembre de 2025

Francos cayó en la interna Milei-Karina-Caputo… @dealgunamanera...

Francos cayó en la interna Milei-Karina-Caputo…

No pudo con esta última granada, Guillermo Francos. Dibujo: Pablo Temes.

La renuncia del jefe de Gabinete expuso la guerra interna. Su salida fortalece a Karina y a Caputo, el joven.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/11/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


No hubo tregua para Guillermo Francos. El protagonismo que Javier Milei le dio en la noche triunfal del domingo no fue más que el reconocimiento postrero que se le da a alguien en el medio de una despedida. Los que conocían al dedillo el devenir de las relaciones entre uno y otro marcaban con tono asertivo que ese lazo estaba roto.

Recuérdese que el ahora exjefe de Gabinete se había quejado por las desautorizaciones verbales y fácticas a las que lo venía sometiendo Santiago Caputo y hasta había reclamado públicamente –aunque sin nombrarlo– por la falta de responsabilidad que implica no estampar la firma en los actos de gobierno. Seguramente, al hacerlo, debió haber tenido la esperanza de que Javier Milei lo respaldara y acabara con esa situación. Pero nada de eso ocurrió. Fue una esperanza vana. Desde el lunes mismo las versiones alrededor de su salida del gabinete rodaron sin cesar en una especie de continuado. Esas versiones incluían los nombres posibles de sus sucesores. El nombre que más sonaba era el de Santiago Caputo. Sin embargo, algunas de esas murmuraciones de pasillo daban el nombre de Manuel Adorni como el del posible sucesor. A quienes sostuvieron esa posibilidad les cabe el reconocimiento de un acierto.

Es el mismo acierto que tuvieron los que, hace muchos meses, anticiparon que Adorni no asumiría su banca en la Legislatura porteña. Finalmente, entonces, la candidatura del ahora ex vocero fue testimonial.

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La interna del Gobierno le fue mostrando a Francos que sus días en el gabinete estaban contados. En su última entrevista con Eduardo Feinmann dijo con toda claridad que no se veía en ningún otro cargo que no fuese el de jefe de Gabinete. Jugó su pleno en un mensaje claro para el Presidente, para su hermana Karina y para el propio asesor estrella. Durante esas horas, también, buscó tener un diálogo directo con Milei, intento que no prosperó. Mientras tanto seguía estando en el centro de las especulaciones y, ante cada micrófono se veía obligado a tener que responder –una y otra vez– que nada sabía de su futuro. Ese hartazgo hizo eclosión el viernes por la tarde, cuando, finalmente, tuvo lugar la conversación final con el jefe de Estado. A los que conocían las internas en el entorno del Poder Ejecutivo, la noticia de la renuncia de Francos no los sorprendió. Tal vez sí los sorprendió el momento, al igual que su texto de renuncia. “Ante los persistentes trascendidos sobre modificaciones en el Gabinete Nacional, me dirijo a Usted con el objeto de presentarle mi renuncia al cargo de jefe de Gabinete de Ministros, para que pueda afrontar sin condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia luego de las elecciones nacionales del pasado 26 de octubre”. Hay una entrelínea de reproche indisimulable al Presidente que, ante esos “persistentes trascendidos” no hubo por su parte –ni de su entorno– ningún movimiento para desmentirlos. Tampoco hubo ninguna acción para frenar la salida de Francos.

En el medio de todas estas tribulaciones, el desafío del Gobierno es uno: llevar adelante las transformaciones que la Argentina necesita para modernizar su legislación laboral y modificar su estructura impositiva en pos de crear las condiciones que permitan generar crecimiento y desarrollo para que haya más y mejores fuentes de trabajo genuino, bien remunerado y en blanco. Junto con ello está la necesidad de un Estado moderno que cumpla con su rol de brindar educación, salud, seguridad, justicia y defensa. Esto exige consensos. Es lo que desde todos los sectores de una sociedad que está harta de enfrentamientos estériles le reclaman a Javier Milei. ¿Lo comprenderá? ¿Lo comprenderá su hermana Karina? ¿Lo entenderá Santiago Caputo? En este contexto la salida de Francos está muy cerca de ser un gol en contra. Su cintura política y su capacidad para tender puentes en medio de los ataques de furia de Milei contra sus aliados y sus rivales han sido únicas dentro del equipo violeta. ¿Acaso Milei tuvo que sacrificar una de sus piezas más valiosas para zanjar las terribles internas en el seno del poder entre su hermana y el joven Caputo? Es probable. Lo seguro es que los tiempos se aceleraron y lo que parecía que tendría lugar luego del recambio legislativo estalló de repente.

Varios ministros dejaron trascender que el aire en la cima del poder era irrespirable. Rápido de reflejos, el Presidente optó por intentar equilibrar el poder puertas adentro del triángulo de hierro. Al dejar ir a Francos, le allanó el camino a Caputo. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que Adorni es, junto a los Menem, uno de los mimados de la hermana Karina; con su nombramiento, se aseguró el control de la Jefatura de Gabinete para que no caiga en manos de su rival político interno. Volviendo al futuro del joven maravilla, aún no se conoce cuál será su nuevo rol pero ha trascendido que quedaría al frente de una supercartera que podría absorber interior, con amplias funciones de interlocutor político con los gobernadores, algo para lo que Manuel Adorni no parece tan habituado. “Ganó Karina” –aseguró una voz al tanto de esas luchas de poder–. Nadie puede asegurar que en la convivencia interna vuelva a reinar la concordia; lo único cierto es que el triunfo arrasador del Gobierno en las urnas le dio el poder suficiente para hundir aún más al peronismo en su crisis y le dio la oportunidad de poder avanzar con las reformas antes mencionadas para que el país arranque de una vez y para siempre. La contracara es que se acabaron las excusas, el momento de despegar es ahora o no lo será por un largo tiempo más.







sábado, 25 de octubre de 2025

El costo del poder - Milei gastó más de 7.400 millones de dólares para sostener el dólar antes de las elecciones… @dealgunamanera...

Milei gastó más de 7.400 millones de dólares para sostener el dólar antes de las elecciones… 

El "paisano" Benjamín. Dibujo: Pablo Temes.

Las elecciones legislativas del domingo llegan con un costo histórico: el Gobierno utilizó una cifra que podría trepar a US$ 8.400 millones con el aporte del Tesoro de EE.UU. –para contener al dólar en los dos meses previos al comicio–. Según el Banco Provincia, se trata del cuarto mayor episodio de ventas desde 2003. En paralelo, un informe del J.P. Morgan advierte que los mercados descuentan un resultado adverso para los libertarios, aunque algunas acciones locales aún ofrecen margen de recuperación si el oficialismo logra evitar una derrota contundente.

© Escrito por Carlos Burgueño, Periodista. Lic. en Ciencia Política. Máster en Economía y Sociología, el sábado 25/10/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

Las elecciones en la Argentina cuestan caras. Quizá más que en cualquier otro país de la comarca latinoamericana. Y, en particular, el acto eleccionario de mañana salió carísimo. Concretamente, unos US$ 7.400 millones de dólares. Y podrían ser 7.500 millones de dólares. Ese es el dinero calculado que el Gobierno debió utilizar para sostener el dólar en los complicados últimos dos meses, el tiempo electoral previo al 26 de octubre. Y todo esto para llegar en una situación casi terminal.  

Medido en términos del último informe del J.P. Morgan presentado el miércoles pasado en sociedad en Buenos Aires, de la mano del propio CEO plenipotenciario del banco a nivel mundial, Jamie Dimon, el “praiceo” de los bonos y acciones argentinos navega cerca del 30% de los votos a los libertarios de mañana. El informe, llamado 
“Estrategia sobre Argentina. Perspectivas antes de las elecciones legislativas de medio término”, no necesariamente es negativo. Presentado ante la mirada de ilustres popes que visitaron Buenos Aires en las últimas horas, como Dimon, Condoleezza Rice y Tony Blair (ambos políticos hoy militando para el banco internacional), el trabajo del J.P. Morgan recomienda con mucha prudencia y selectividad algunas acciones argentinas de los sectores de energía y bancos, por su potencial de recuperación poselectoral y ante un panorama de posible castigo injustificado de los mercados en las últimas semanas sobre estos papeles; ante la visión de los operadores financieros de optar por el peor escenario ante la suerte del Gobierno en las elecciones de mañana. Según la visión del banco norteamericano, algunas acciones argentinas tienen cotización de un nivel de votos del 30% para los libertarios, porcentaje que si finalmente queda bajo y a las huestes de Javier Milei le va mejor, se convierten en alternativas de alta rentabilidad potencial. Para el J.P. Morgan, si no hay una nueva “paliza” electoral en la provincia de Buenos Aires, el mercado podría reducir su nivel de preocupación. Mientras tanto, se llega a mañana con alto temor por parte de los inversores. Muchos de ellos impulsados en el miedo por el otro famoso informe del mismo J.P. Morgan del 31 de junio pasado, donde se le recomendaba a sus clientes con posiciones en pesos, que abandonen ese barco y se refugien en el dólar. Recomendación que los tenedores de papeles en moneda criolla obedecieron.



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Desde ese informe, muchos operadores encuentran el momento del inicio de las plagas de Egipto para la estrategia cambiaria, financiera y electoral de los libertarios. A partir de los primeros días de julio, y ante el hecho inocultable había fracasado cualquiera que haya sido la estrategia del oficialismo para acumular reservas, comenzó una primero lenta y luego acelerada carrera para posicionarse en la verdadera moneda fuerte del país: el dólar. Nada nuevo. Ni nada que no se pudiera prever. Pero sí sorpresivo para un esquema libertario, donde lo que se debería haber respirado es confianza, en aquellos días de fines del primer semestre del 2025. Comenzaron así las políticas de intervención indirecta y después directa para intervenir en el mercado cambiario; lo que determina luego lo caro que salió la política de no dejar escapar al dólar para tener más chances electorales. Lo primero no se pudo lograr. El dólar terminó peleando los 1.500 pesos. Lo segundo se verá mañana.

El fenómeno fue tratado por otro informe. Según el trabajo “Semana Económica. Cuántos dólares necesitará la economía argentina en 2026 y 2027: haciendo cuentas raras para economías normales”, elaborado por la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia, se llega a la conclusión que el período de mayor intervención fue el de septiembre y octubre, donde se usaron unos US$ 7.400 millones para sostener la divisa. Que igualmente llegó a las elecciones peleando el tope de gama del sistema de bandas negociado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Facilidades Extendidas firmado el 11 de abril. Según el trabajo, “entre septiembre y octubre, se usaron US$ 7.400 millones de fuentes exógenas –ajenas a la dinámica propia de mercado– para contener al tipo de cambio: el Banco Central vendió US$ 1.100 millones en el MULC, el sector agropecuario adelantó US$ 5.700 millones y el Tesoro vendió US$ 440 millones netos (US$ –550 millones en la primera semana de septiembre, luego le compró US$ 2.120 millones al sector agropecuario y finalmente vendió poco más de US$ 2 mil millones en octubre)”. A este dinero habría que sumar el glorioso aporte del Tesoro de los Estados Unidos, cuya cifra final es algo vidriosa, pero que podría haber al alcanzado los US$ mil millones, contabilizando el aporte inconmensurable de unos US$ 450 millones del miércoles 22 de octubre. Aporte que permitió cerrar la semana con más tranquilidad cambiaria que la proyectada por las fuerzas cambiarias locales.

El trabajo del Banco Provincia hace historia, y evalúa que “sin incluir las eventuales compras de pesos del Tesoro de Estados Unidos, este sería el cuarto mayor episodio de ventas desde 2003: la primera fue entre agosto y diciembre de 2015, cuando el Banco Central vendió US$ 9.900 millones, la segunda entre abril y mayo de 2018, cuando se sacrificaron US$ 7.750 millones de reservas y la tercera entre agosto y octubre de 2019, con US$ 7.650 millones”.

Habrá que ver desde el lunes, si este aporte de US$ 7.400 millones (que podrían ser más de 8.400 si contabilizamos al Tesoro de los Estados Unidos), resultó un buen negocio. Esto sucederá si se cumple la premisa que el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo lanzó el jueves pasado, donde aseguraba que desde el lunes 27 nada se modificará, que la política cambiaria no sufrirá alteraciones, que continuará el sistema de bandas y que, incluso, el valor del dólar retrocederá. Habrá que tomarle la palabra.

En algún momento de comienzos del 2023 pensaba el Gobierno que el trayecto económico a las elecciones del domingo serían una especie de desfile. Se pensaba en una inflación a septiembre del 2025 con un cero por delante (fue de 2,2%), un dólar dominado (pelea los 1.500 pesos con una devaluación acumulada de 40%), una actividad altiva (quizá estemos en proceso de recesión) y un consumo reactivado (entre septiembre y agosto cayó 0,2%). Se llega además, con un salvataje de los Estados Unidos y un FMI esperando que se terminen de contar los votos para presionar por las reservas.

Sin embargo, en la economía como en el fútbol, siempre hay revancha. Mañana se sabrá si Javier Milei y Luis “Toto” Caputo la tendrán. 

Y el lunes, los que votarán serán los mercados.