La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Desde lo más profundo de Villa Crespo, ese barrio porteño que muchos vienen señalando como “el nuevo Zona Oeste”, llegan los hermanos Hernán (voz) y Diego (sintetizadores) Di Carlo, para traer con ayuda del bajista Marcelo Müller, el guitarrista Juan Manuel Castelao y el baterista Santiago Wahnschaffe el tercer disco de Josefina Pretende, una interesante banda de, digamos, hard pop.
“Estuvimos desde 2002 (cuando editaron un EP epónimo) para sacar Revelador, pero porque se nos fueron integrantes, pasó lo de Cromañón y nos dedicamos a componer, ensayar y laburar para comer”, explica Hernán Di Carlo, acostumbrado a hacerlo todo en paralelo. Con la producción de Hernán Bruckner (Arbol), Revelador suena a siglo XXI sin dejar de apoyarse en ciertas sonoridades de los ‘90.
¿Los puntos altos? Hoy salí a caminar, Radio bélica y Quiero amanecer, donde el sintetizador envuelve y toma la posta sólo cuando debe. ¿La particularidad? La suerte de asamblea virtual que tomaron por práctica: “Cuando teníamos el disco, hicimos un testeo dándoles copias a 50 personas, muchas que no conocían a la banda, para que elijan el corte. Lo mismo con los videos: le pasamos el disco a la chica que lo hizo para que elija sobre qué tema hacer uno”.
Mientras componen su próximo disco (para 2011), siguen organizando su ciclo habitual junto a Volador G y prometen otro video para abril o mayo.
ADN: 40% Pista de Baile + 40% Rock de Guitarras + 20% Synth Pop.
El nombre: “El nuevo milenio fue una buena oportunidad de cambiar de nombre (ya habían sido Estación 4 y Flexible) y estaba enganchado con Kafka, especialmente con su relato Josefina la cantora o el pueblo de los ratones, que es muy ambiguo y habla de la música y de la relación del músico con su público. Hay una frase que me encantó: ‘Josefina pretende expresar’. Me dijeron que daba medio puto, pero quedó igual”.
El highlight: “Como banda independiente, haber tocado en el Personal Fest de 2007 sin una discográfica atrás. Fue fumarse un pucho gratis”.
El bajón: “El post-Cromañón, porque se nos vino abajo el circuito de lugares para tocar, cambió mucho el escenario y los bolicheros que tenían habilitación te rompían el culo para dejarte tocar”.
Esta original campaña de concienciación sobre la importancia del uso del cinturón de seguridad en los coches, diseñada por Sussex Safer Roads Partneship, se ha convertido desde su lanzamiento en todo un fenómeno, con más de un millón de visitas 'online' en menos de dos semanas.
La asociación trabaja para incrementar la seguridad vial y reducir el número de muertos en carretera en el condado de Sussex (sur de Inglaterra).
Cuando morir de amor es posible: ¿Qué es el síndrome de takotsubo?... Sus síntomas son idénticos a los del infarto y puede provocar la muerte si no es tratado a tiempo. También se lo llama “del corazón roto”. Lo provocan los desengaños amorosos y en el 90% de los casos lo padecen las mujeres. Los estudios científicos que lo confirman.
“Se me parte el corazón” dejó de ser una expresión poética o tanguera. Varios estudios científicos demuestran que una desilusión amorosa puede causar síntomas idénticos al infarto y hasta provocar la muerte si no es tratado a tiempo. La patología cardíaca se conoce como “síndrome del corazón roto” y en el 90% de los casos las afectadas son las mujeres.
Aunque clínicamente es similar al ataque cardíaco, ya que se manifiesta con dolor en el pecho y dificultad para respirar, los médicos lograron diferenciar este mal, al que bautizaron científicamente como discinesia apical idiopática o enfermedad de takotsubo, del infarto de miocardio.
“Está demostrado que las emociones de orden negativo generan alteraciones en las arterias transitorias, que son las que habitualmente se tapan provocando los infartos, pero en estos casos lo que se produce es una contracción que también impide el paso de la sangre oxigenada con el mismo efecto”, explicó a Crítica de la Argentina el médico cardiólogo y especialista en estrés Daniel López Rosetti.
El especialista resaltó que “cuando se hace una coronariografía, se aprecia una patología similar al ataque de corazón, incluso se llegan a encontrar enzimas cardíacas en los análisis sanguíneos, pero no hay que confundirse porque puede tratarse de un síndrome de corazón roto”.
Un trabajo científico publicado recientemente en American Journal of Cardioloy, basado en el estudio de 70 pacientes diagnosticados con el síndrome entre 2004 y 2008, demostró que el 65% de los pacientes, casi todas mujeres posmenopáusicas, habían experimentado un evento muy estresante físico o emocional antes de llegar al hospital y mostraban síntomas de infarto; el 20% estaba en estado grave y requirió tratamiento de emergencia para mantenerlos vivos; pero todos sobrevivieron las primeras 48 horas y lograron una total recuperación.
Al estudiar las historias clínicas, los científicos descubrieron que la mayoría de los afectados había sufrido eventos emocionales como malas noticias familiares, peleas domésticas o desengaños amorosos. “Para los cardiólogos de la sala de emergencias puede ser difícil diagnosticar y tratar a estos pacientes, por eso es necesario entender mejor el proceso de la enfermedad para poder desarrollar tratamientos más efectivos y estrategias a corto y largo plazo”, afirmó Richard Regnante, uno de los autores del estudio.
Los investigadores descubrieron también que, a diferencia de los ataques cardíacos que suelen ocurrir en invierno, el síndrome de corazón roto suele darse en los meses de primavera y verano. Para Regnante, este patrón estacional podría ayudar a entender mejor el trastorno. “Se piensa que el síndrome no tiene nada que ver con las arterias coronarias y es un problema relacionado con el músculo cardíaco”, agregó.
Este estudio, que investigó a 70 pacientes entre 2004 y 2008 en dos centros médicos de Rhode Island, tiene lugar después de que hace algunos meses científicos de todo el mundo llegaron a reconocer que la muerte por desolación, con motivo de un corazón roto, sí tiene posibilidades de suceder entre las personas.
El caso de Lucía y su marido infiel
Lucía tiene 47 años. A mediados de septiembre del año pasado llegó a la guardia del sanatorio con un fuerte dolor en el pecho y en su brazo izquierdo.
El cardiólogo que la atendió no dudó un instante: infarto de miocardio, sostuvo en su primer diagnóstico presuntivo. Inmediatamente, ordenó un estudio coronario para establecer cuál de las arterias se encontraba obstruida.
La sorpresa fue mayúscula cuando los resultados arrojaron que el circuito arterial de su paciente estaba en perfecto estado. “Superado el episodio y con la mujer ya repuesta, comenzamos a interrogarla: nos contó que el dolor había sobrevenido luego de la profunda angustia que le había generado la sospecha de que su marido le era infiel –detalló el médico López Rosetti–.
Indudablemente, Lucía había sido víctima del síndrome del corazón roto, que en un 90% de los casos afecta a las mujeres”. Y agregó: “Por suerte se recuperó y no volvió a tener ningún otro episodio cardíaco, pero para el equipo médico fue muy importante aprender la diferencia de esta dolencia con un infarto”.
Nana Mouskouri - Charles Aznavour - Duo - Mourir d'Aimer Charles Aznavour Album : Charles Aznavour Duos 2008 ( Double CD ) Palais Garnier - Opéra de Paris 21 mars 2009 Les Stars Chantent Ensen...
Ariel Ramírez dejó un legado inolvidable para la música. Foto: Cedoc
Autor de la "Misa Criolla", murió a los 88 años. Hoy lo velan en el Congreso.
Considerado uno de los máximos exponentes históricos del folclore argentino, el músico Ariel Ramírez falleció hoy a los 88 años. Creador de la obra Misa Criolla, el pianista y compositor había sido internado hace una semana en una clínica privada de la localidad bonaerense de Monte Grande, tras padecer una neumonía que se agravó por un problema renal. Sus restos serán velados en el Congreso nacional.
Ramírez nació el 4 de septiembre de 1921 en Santa Fe, y además de su extensa trayectoria musical presidió la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC).
La "Misa Criolla", compuesta en 1964 y basada en diferentes estilos folcóricos del país, se transformó en un éxito mundial y fue interpretada en 40 idiomas. Además, fue presentada en el Teatro Colón de Buenos Aires, en el Avery Fisher Hall y en el Lincoln Center de Nueva York.
La versión más recordada de la obra contó con la participación de Zamba Quipildor (voz), Jaime Torres (charango), Domingo Cura (percusión), Jorge Padín y el Coro Polifónico Nacional Argentino, dirigido por Roberto Saccente.
Además, Ramírez compuso junto al historiador Félix Luna el disco Mujeres Argentinas, cuyas canciones interpretó Mercedes Sosa. Entre otras canciones, se destacan allí "Alfonsina y el mar", "La tristecita" y "La hermanita perdida", escrita junto a Atahualpa Yupanqui.
El músico también padecía el Mal de Alzheimer, una enfermedad que le causó prácticamente la pérdida de la memoria en los últimos años.
A los 88 años falleció anoche el pianista Ariel Ramírez, autor de obras que se convirtieron en melodías universales, como La misa criolla, Mujeres Argentinas y “Alfonsina y el mar”.
Su padre, el director de la escuela de Gálvez, provincia de Santa Fe, en donde vivían, había sido claro: al patio de la escuela sólo podían ir a jugar los días domingos. Ariel tenía cuatro años, y aprovechó un domingo para entrar a uno de los salones del colegio. Había allí mapas, animales embalsamados y... un piano. Fue mágico. El chico puso las manos sobre las teclas y todo se aclaró para siempre: sería músico. Lo que nadie podía saber aún es que se convertiría en uno de los compositores fundamentales de la Argentina, y que su arte trascendería las fronteras nacionales.
Dos años después de aquel encuentro mágico, regresó con su familia a la capital provincial y a los 8 comenzó a estudiar piano con la señorita Angélica Velárdez. Estaba claro para él que sería músico, pero la consigna familiar era inflexible. Primero había que ser docente, como el padre, la madre, los abuelos, los tíos. Todos maestros. Ariel cumplió. Se recibió de maestro a los 18 años. Y ejerció como docente. Dos días. Le tocó cuarto grado, todos varones. El primer día, aprovechando la inexperiencia del maestro, los chicos se la pasaron pidiendo permiso para ir al baño. Les dijo que sí a todos. La directora le dijo que no fuera tan inocente, que los alumnos sólo querían zafar. Por eso, en el segundo día, cuando uno de los chicos le pidió ir al baño, se lo negó terminantemente. El chico, claro, se hizo encima. Allí se dio cuenta Ariel Ramírez de que eso no era para él.
Salido de la adolescencia se fue a vivir a Córdoba, a la casa de unos franceses de apellido Mothe, que estudiaban Medicina. Había un piano allí. La felicidad era completa.
Aparecería entonces en la vida de Ariel Ramírez algo más que un benefactor, casi un hermano mayor: Atahualpa Yupanqui, quien casi de casualidad lo escuchó tocar chamamés y milongas al piano pero le pidió una zamba. “Zamba no sé, para eso debería ir al norte a aprender”, dicen que dijo Ariel. Y para Atahualpa el deseo fue una orden: al día siguiente le envió un pasaje en segunda a Jujuy, diez pesos y el contacto con la familia de Justiniano Torres Aparicio, quien no tuvo problemas en acogerlo el tiempo que durase el aprendizaje: el año entero que pasó en Humahuaca, donde conoció no sólo los secretos de la zamba y el carnavalito, sino también sobre erkes, erkenchos, quenas y sikus. Ahí comenzó un recorrido vital para la música de Ramírez. Siempre ayudado por distintas familias, pasó y vivió en Tucumán, Santiago del Estero, Salta, La Rioja, Catamarca, Mendoza. Un mapa musical que lo configuraría para siempre. Era 1942.
Al año siguiente, otra vez, Atahualpa aparecería en la vida de Ariel Ramírez en un momento fundamental. El viaje a Buenos Aires.
Es que Atahualpa se había asociado con Pascual Carcavallo, por entonces dueño del Teatro Alvear para un ciclo de músicos del interior. Y no se olvidó del santafesino que conoció en Córdoba y había ayudado a que aprendiera los secretos del folclore en Jujuy. El ciclo, aunque era con entrada gratuita, fue un fracaso pero se convirtió en el semillero más fructífero del folclore argentino. Como muestra, baste decir que además de Ramírez salieron de allí Los Chalchaleros y Eduardo Falú, con quien el pianista forjaría una amistad duradera, que comenzó en ese mismo 1943.
En 1950 se fue a vivir a Europa, a un edificio del siglo XIX en el por entonces barrio bohemio de Roma, el Trastevere, junto con otros casi veinte argentinos de diferentes disciplinas artísticas. Por supuesto, había un piano. Y viajes a ciudades de Alemania, de Austria.
LA MISA CRIOLLA. Desde la ventana del convento, a cien kilómetros de Fráncfort, donde vivía en 1952, veía un paisaje que lo llenaba de paz. Hasta que supo, por boca de las protagonistas, la verdadera historia del lugar. Las hermanas Elizabeth y Regina Brückner le contaron que ese prado bucólico que veía había sido lugar de confinamiento de cientos de judíos. Y le contaron también lo que ellas hicieron en aquel momento. Ayudar a los prisioneros se penaba con la horca; sin embargo, ellas consiguieron noche a noche dejar un paquete con comida en un hueco debajo de un árbol. Durante ocho meses repitieron la rutina hasta que un día el paquete no fue retirado. Ni el siguiente, ni el siguiente. Cuando las hermanas terminaron de contarle la historia, Ariel Ramírez ya había tomado la determinación de escribir una obra que hablase de los sentimientos más profundos y universales. Estaba naciendo nada más y nada menos que La misa criolla, obra cumbre de la cultura nacional que lleva vendidos más de quince millones de ejemplares en todo el mundo.
Entre las obras más importantes del compositor figura el trabajo Mujeres argentinas, “Alfonsina y el mar”, “La tristecita”, “Navidad nuestra”, Los caudillos, Cantata sudamericana, “La hermanita perdida”, el “Tríptico mocoví” y “Antiguo dueño de las flechas”.
Honda Motor de Argentina S.A. presentó su última novedad, un Scooter de 125 c.c. denominado Honda Elite.
Elegante y moderno, lleva un confiable motor monocilíndrico de 4 tiempos de 125 c.c. y arranque eléctrico, con freno a disco delantero que garantiza una excelente capacidad de frenado.
La nueva Honda Elite 125 c.c. estará disponible a partir de la última semana del mes de junio con un precio sugerido al público de 6.240 pesos.
La nueva Honda Elite 125 es una obra de Honda Motor de Argentina S.A., quien ha presentado su nuevo Scooter de 125cc. Sin dudas se trata de un vehículo elegante y moderno, con refinadas terminaciones en sus espejos y laterales, junto a los faros delanteros.
Su motor es un monocilíndrico de 4 tiempos, de, como dijimos, 125cc, acompañado por un arranque eléctrico y frenos a disco delantero.
Además, cuenta con un guardacasco de importante dimensiones, junto a una guantera porta objetos de mucha comodidad.
En cuanto a su ficha técnica, las características que más se destacan son:
Pasado imperfecto: las verdaderas relaciones de Néstor Kirchner con los militares de la dictadura…
Kirchner junto al general Oscar Guerrero, discípulo de Camps, en
un acto oficial durante la dictadura. Foto: Diario "Correo del Sur"
Documentos y fotos demuestran que estaba lejos de defender los derechos humanos. El agradecimiento a funcionarios del gobierno militar y las reuniones con el general Guerrero, discípulo de Camps.
En la provincia de Santa Cruz todavía quedan rastros de los antecedentes de Néstor Kirchner. En la hemeroteca de Río Gallegos, fotos, documentos y declaraciones periodísticas hablan de un hombre muy distinto al que hoy se presenta como abanderado de los derechos humanos.
Entre las evidencias que vinculan a Kirchner con la dictadura sobresalen dos fotos que datan del 9 de abril de 1982, a pocos días de iniciada la guerra de Malvinas. Las dos fotografías, publicadas por diarios locales, muestran al abogado Kirchner mirando a cámara y escoltando al general Oscar Enrique Guerrero.
Por entonces, Guerrero era comandante de la XI Brigada de Infantería Mecánica del Ejército. Más adelante, en 1981, condujo a la policía bonaerense en tiempos en que la Provincia albergaba por lo menos nueve centros de detención clandestina.
Correo del Sur, uno de los diarios que publicó una de las fotos, tituló la nota: “Amplio apoyo de las fuerzas vivas a las Fuerzas Armadas”.
Un ex compañero de ruta del joven Kirchner asegura que la foto no fue un incidente aislado, sino que Guerrero tenía un diálogo cordial con el actual Presidente y otros peronistas que se situaban a la derecha del movimiento y reivindicaban a Isabel Martínez de Perón.
Otro de los “tesoros” que encontró la revista Noticias es una solicitada que publicó el matrimonio Kirchner en el diario La Opinión Austral. Dirigido a la “comunidad santacruceña”, y en respuesta a una bomba que alguien había colocado frente al estudio de abogado que el Presidente tenía en esa época, el texto no tiene desperdicio.
“Respecto de los hechos acaecidos, esta es la única manifestación pública que este estudio efectúa, dejando en manos de la Justicia la prosecución de las investigaciones pertinentes, conforme debe ser en un Estado de Derecho”, dice la solicitada.
El texto se publicó el 9 de noviembre de 1981. ¿Existía por entonces el “Estado de Derecho”?.
Es verdad que estuvo preso durante 72 horas en 1977, pero lo trataron bien y lo interrogaron con amabilidad. Lo trataron de “doctor” y le preguntaron si había visto banderas montoneras en Plaza de Mayo. Dijo que sí.
El coronel Alberto Calloni, jefe del Ejército en Santa Cruz en ese momento, lo despidió con tono paternal, era conocido de la familia.
Contactos con militares, discurso conservador, negocios financieros. ¿Es posible que haya cambiado tanto?
Nació en Salta dentro de una familia de poetas como su padre Jaime, responsable de la renovación que sufrió el Folklore en la década del cincuenta, y su abuelo Juan Carlos, quien fuera miembro de la Academia Argentina de Letras.
Eligió el mundo de la música y siempre mantuvo una visión crítica hacia el negocio musical. “Yo siempre iba a cantar con mi papá, de algún modo eso conllevaba que yo sufriera mucho porque mi papá era un hombre transgresor y subía al escenario a decir lo que la gente no quería oír. Jamás entré a este oficio pensando que era un trabajo que me diera plata, ni entré enamorada del éxito. Para mí el éxito es algo despreciable, algo que da dolor, comprometiendo hasta tu más profunda intimidad.”
Julia Elena es un juglar y una verdadera folklorista, toca todos los instrumentos, la guitarra, el charango, el bombo, el cajón, el cuatro venezolano. Empezó su carrera con los Hermanos Ávalos. Luego cantó con Margarita Palacios, Marta de los Ríos, con Libertad Lamarque, con Mariano Mores y su orquesta y con Eduardo Falú. “Yo nací en Salta por alguna razón, y en mi Tata compartí a don Atahualpa Yupanqui, que ya había compartido la mesa con mi abuelo y a casa venían todos changos jóvenes que después fueron "Los Fronterizos", "Los Chalchaleros". Siento que soy un montón de mujeres que están en un cuerpo”.
Es autora de innumerables temas como "La Ollera", “Yo soy mujer”, “¡Viva nadie, viva pueblo!”, “Changuito patitas pilas”, “Indio Coya, gaucho...hermanos”, “La alhajita”, “Santa Rosa de Lima”, “La gaucha de Güemes”, “Changuito bombisto” y “Diableríos y salamancas”.
Espacio dedicado a los Artistas que han pasado por nuestro Programa De Alguna Manera, 97.1 Mhz. F.M. Latinoamericana... "La Radio del barrio de Saavedra"... Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina. LAC & Co.
“A Norberto lo detuvieron el veintitrés de abril del ‘76 en un control policial. Iba en una camioneta, junto a otro compañero, y llevaban a la parroquia de la villa donde hacían trabajo social ejemplares de Evita Montonera, una revista que, veinte días antes, también se vendía en los kioscos. Tuvimos que esperar hasta 1989 para enterarnos de cómo lo habían matado.”
El que habla es Julio Morresi, un padre de Plaza de Mayo, uno de los quince que acompañaban a sus mujeres en las primeras rondas de los jueves alrededor de la Pirámide. “Azucena Villaflor fue la primera en darse cuenta de las mentiras con las que pretendían desviarnos de nuestra lucha,” recuerda Julio.
El apellido Morresi suena familiar para cualquiera que le guste el fútbol. Claudio Morresi, hermano menor de Norberto, brilló en Huracán, en Vélez y en aquel River del Bambino que se ganó todas las copas. “Claudio debutaba en la novena de Huracán, tenía trece años y estaba nervioso porque la noche anterior su hermano no había regresado a casa. Yo no pude ir a verlo porque con Irma, mi mujer, estábamos buscando a Norberto. Pero fue el tío y, para que Claudio jugara tranquilo, se acercó al alambrado y le dijo que Norberto ya había llamado por teléfono y estaba bien.”
“Norberto también era bueno con la pelota, un cinco muy metedor; los dos jugaron juntos en Bristol, un equipo de Parque Patricios que les ganaba a todos. Claudio debutó con nueve años y metió cuatro goles”. A Julio se le ilumina la cara con el recuerdo de sus hijos goleando en las canchitas del barrio.
Pero Norberto cambió los botines por la militancia en la UES y los entrenamientos por el trabajo social en las villas. La Argentina de los ‘70 convocaba a cambiar el mundo y desde las aulas del Rivadavia él soñaba despierto.
A Julio Morresi no le costaba entenderlo, en su casa el fútbol y la política eran temas de largas sobremesas y cada baldosa de Parque Patricios, su barrio de toda la vida, respiraba peronismo.
“Yo me siento responsable de que Norberto haya sido tan peronista. De mi mano fue a Ezeiza a recibir al General y de mi mano corrió Norberto cuando empezó la masacre. Yo peleé la interna para Cafiero y hasta voté la primera vez a Menem. A veces pienso que lo que le pasó a Norberto me tendría que haber pasado a mí, que fui el que siempre gritaba aquello de ‘la vida por Perón’, pero también estoy orgulloso de su militancia. Norberto fue generoso, honesto, y con sus cortitos diecisiete años tuvo tiempo para hacer títeres en la villa, para recibirse con las mejores notas y hasta para llevarse una materia a diciembre para que no lo cargaran por traga.”
Sí, Norberto Morresi tenía diecisiete años cuando le pegaron seis tiros en la cara.
Lo fusilaron con las manos atadas a la espalda y lo enterraron como NN junto a un compañero, Luis María Roberto, en un cementerio de General Villegas.
Papá Morresi no dejó puerta sin tocar. Se entrevistó con jefes militares, obispos, embajadores y cuanta persona pudiera interceder por la suerte de su hijo. Aún recuerda el cínico interrogatorio al que lo sometió monseñor Gracelli que, en lugar de dar, quería sacarle información sobre los compañeros de Norberto.
Recuerda, también, a una mujer que lo llamó por teléfono de parte del “Capitán García” y le dio varias citas prometiéndole la libertad del pibe. “La veía en un departamento en la calle Guayaquil, en Caballito, y con Irma hasta le regalamos unos zapatos muy finos que yo hacía en mi taller y una cartera haciendo juego. Vivíamos esperando sus llamados, para mí esa mujer era la Virgen. Un día nos dijo que Norberto, en lugar de cena, la noche anterior había pedido tres manzanas verdes. Creímos estar cerca de la verdad, porque a él le encantaban las manzanas verdes.”
Papá y mamá Morresi juntaron los ahorros de toda la vida, pidieron prestado, vendieron lo que hacía falta y le entregaron cincuenta mil dólares a la mujer que prometió la libertad de su hijo.
Dos días después, Julio se presentó con una valija en la casa de la mujer para viajar junto a Norberto a Suiza, tal como le habían prometido. Pero el departamento estaba vacío, la delegada del “Capitán García” se había mudado durante el fin de semana y Julio casi ahorca al portero de la desesperación.
El golpe hizo flaquear a Irma, que cayó en una depresión de la que sólo salía cuando veía crecer a Claudio sano, fuerte y llenando las canchas con su fútbol. Don Julio seguía persiguiendo la verdad, que le llegó en 1989 de la mano del equipo de Antropología Forense. La pista la dio una de las setenta carpetas que el Primer Cuerpo de Ejército remitió a la Justicia cuando se juzgó a las juntas. En ella se hablaba de dos cuerpos enterrados en el cementerio de General Villegas y los datos coincidían.
“Soy un privilegiado –dice papá Morresi–, pude identificar el cuerpo de mi hijo, verlo, darle sepultura. Fueron muchos años en los que caminé por las calles, creyendo que era alguno de los que pasaban a mi lado. Un día frené el auto y encaré a un linyera creyendo que era él. Porque pensábamos que en la tortura podía haber perdido la memoria y andar errante o en algún manicomio. Tampoco dejamos loquero por recorrer, entrábamos y mirábamos las caras de todos los internados buscando a los nuestros. Tuve el privilegio de enterrar a mi hijo –repite Morresi–, y de saber que casi no tuvieron tiempo de torturarlo. Lo mataron el mismo día que lo detuvieron.”
Julio tiene setenta y cuatro años, habla pausado, tiene una mirada serena y transmite dignidad en cada uno de sus gestos. Muestra orgulloso la foto de Norberto, “era risa pura, lindo y hacía suspirar a las muchachas.” No es difícil imaginarlo llevando de la mano a sus hijos, camino de la escuela, o despertándose en la madrugada para alcanzarles agua o aliviar sus pesadillas.
Julio sigue acompañando la marcha del jueves, incansable en la denuncia de los asesinos, persiguiendo justicia. Sus ojos celestes no reflejan odio, sino la tristeza infinita de tantos padres a los que el terrorismo de Estado les robó a sus hijos. No pide mano dura ni más leyes represivas, porque su experiencia de años lo hizo descreído de esas soluciones. Lo hizo inclaudicable y sabio.
Este domingo, su día, Julio hará uso de su extraño privilegio. Le llevará flores a Norberto y, mientras arregla los claveles junto a Irma y a Claudio, podrá recordar aquellos triunfos de Bristol, o las horas que pasó junto a sus hijos, practicando con qué cara del pie se le pega mejor a la pelota.
Este domingo, su día, Julio Morresi, un padre. Miles de padres.
Julio Morresi será distinguido por la Legislatura porteña, que lo declarará “personalidad destacada en el campo de los derechos humanos”.
Morresi, de 89 años, es miembro de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y junto a su esposa acompaña desde hace 33 años a las Madres de Plaza de Mayo en su ronda semanal alrededor de la Pirámide.
El mayor de sus seis hijos, Norberto, fue secuestrado por la dictadura el 23 de abril de 1976 y fusilado ese mismo día.
Su cuerpo fue identificado trece años después por el Equipo Argentino de Antropología Forense. La ceremonia de distinción a Morresi –padre del secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi– se realizará hoy, a las 19, en el Salón San Martín de la Legislatura de la ciudad, por iniciativa de los legisladores Juan Cabandié y Gabriela Alegre.
“Es injusto asociar a Menotti con la dictadura”...Claudio Morresi.
Tras la semana en la que el equipo campeón del Mundial ‘78 tuvo su partido homenaje, el ex jugador más vinculado con la defensa de los derechos humanos explica por qué el homenaje fue incompleto en ese partido, además de revisar las vinculaciones entre el fútbol y la situación política de aquel tiempo. “Mis respetos se los lleva Ricardo Villa, que se acercó primero a Madres y después a las Abuelas" asegura.
En el espacioso departamento de Claudio Morresi hay un rincón especial atiborrado de recuerdos. Allí, en una zona de transición entre el living y la cocina, se comprimen dos fotografías de su niñez compartidas con Norberto –su hermano desaparecido–, una del Che Guevara, otra de Pablo Neruda y una más grande de las Madres de Plaza de Mayo.
Se trata de un lugar que el ex futbolista y militante de los derechos humanos muestra complacido antes de iniciar la entrevista. Después, ya sentado sobre un sillón y en un ambiente más despojado, comenzará a desgranar sus recuerdos, meditará cada una de sus respuestas sobre las secuelas que dejó la dictadura y discurrirá sobre el juego que más le gusta, al que le dedicó su vida, primero como jugador y luego como director técnico.
A los 41 años, su trayectoria infunde el respeto que sólo puede ganarse quien, en silencio y sin grandilocuencias, mantuvo la coherencia en un mundo donde pensamiento y acción a menudo no van de la mano.
–A propósito del partido homenaje a los campeones mundiales del ‘78, ¿se puede disociar la política del fútbol?
–Creo que uno intenta separar las aguas. Es decir, toda realización deportiva, todo acto cultural y más durante una dictadura, el poder trata de utilizarlos para sacar un beneficio. Todos esos hechos, entre 1976 y 1983, se desarrollaron con el apoyo, con el aporte, con la participación del Estado argentino...
–Puede ser, pero una cosa es separar al juego de la política cuando comienza a rodar la pelota, y otra muy distinta negar el contexto histórico en que se realizó el Mundial, como si se intentara una justificación a ciertas conductas.
–Yo estuve pensando en lo siguiente: dentro de cien años, cuando se escriba la historia del Mundial ‘78, quienes revisen ese período van a decir que la Selección Argentina ganó el título y, al lado de los ganadores deportivos de ese evento, aparecerá una foto de la Junta Militar. Entiendo que es algo injusto procesar las cosas así. Porque a la conquista futbolística se la vincula por una cuestión de cercanía con un dictador, con un asesino como fue Videla. Por eso hubiera servido para que los historiadores hicieran un análisis más profundo, más cierto de lo que fue ese campeonato; que con el tiempo apareciera una foto compartida por los jugadores y las víctimas. Porque en 1978, cuando ellos jugaban, muchos no sabían lo que estaba pasando. De ese modo, la historia tendría otro final y hasta hubiera sido un acto de justicia para los que disputaron ese Mundial.
–Esa fotografía no pudo conseguirse. ¿Es la que vos quisiste lograr el pasado 9 de julio cuando se jugó el partido homenaje?
–La idea que se planteó en su momento, cuando yo charlé con algunos de los muchachos de la Selección del ‘78, era que se juntaran con Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. y Familiares de Desaparecidos. Que dieran una mano en la búsqueda de los nietos era un motivo, pero sobre todo, que salieran en una foto con las víctimas, como réplica a aquella en la que aparecen con los asesinos.
–Pero la fotografía no pudo sacarse porque, según trascendió, algunos de los protagonistas de aquel Mundial se rehusaron a salir en ella.
–Me dio pena porque entiendo que era un momento especial para hacerla y porque había muchos jugadores que querían participar. Y tal vez, por una cuestión de tiempo, porque alguien no vio la trascendencia que podía tener esto, no se concretó.
–¿Quién pudo haberse opuesto a un acto semejante?–No sé si lo diría pero, por lo que averigüé, no hay nombres propios. Los que se mencionaron no cierran en esta historia.
–Los organizadores, al menos, dijeron que no querían politizar el homenaje.
–Si no quisieron hacer la foto y argumentaron eso, yo respondo que política se hace por acción u omisión. Y entonces, se equivocaron de caboa rabo. De esa manera hicieron política no permitiendo el encuentro entre los jugadores y las víctimas.
–¿Te molestan estas cuestiones que no aclaran, si no más bien que esfuman la solidaridad que en otras ocasiones ha demostrado el fútbol con la sociedad que lo contiene?
–Los deportistas han tenido actitudes muy dignas y de mucho compromiso con la gente. La Selección Nacional salió con las camisetas de Aerolíneas Argentinas... En 1998 firmó una nota donde se solidarizaba con la búsqueda de las Abuelas y esto habla de una toma de conciencia de los futbolistas.
–Ahora, bien, ¿se pueden colocar en un plano de igualdad a César Luis Menotti y, por dar un ejemplo, a René Houseman u otro ex integrante de la Selección que quizás no militaban como el técnico y no tenían el nivel de información suficiente?
–Yo pienso que no, pero uno siempre ha tratado de ser muy respetuoso con la gente que, pudiendo no hacer nada, hubiera quedado en el anonimato. Menotti firmó una solicitada que pedía por los desaparecidos cuando nadie más que venía del fútbol hizo lo mismo. Para que queden claros los grados de responsabilidad o de heroísmo: cualquier entrenador de fútbol o jugador que se hubiera negado a hacer algo porque existía una dictadura, hoy tendría el mayor de los respetos y sería considerado casi un héroe. Pero eso no existió. En un escalón más abajo estuvieron los que algo intentaron hacer...
–Está bien, pero una cosa es que muchos no supieran lo que ocurría y otra diferente que, aún hoy, haya quienes niegan ciertas cosas o no tengan ni siquiera la mínima vocación autocrítica. El que más se cuestionó, al menos en el documental que proyectó Telefé el 27 de junio, fue Osvaldo Ardiles. Menotti, en cambio, se envalentonó.
–Tal vez nosotros estábamos esperando otro tipo de respuesta del Flaco Menotti. Quizá porque a ciertas personas uno les pide más. Aunque en el balance general, a mí no se me da por criticarlo. Es injusto asociarlo a la dictadura porque hizo algunas cosas que merecen mi respeto. Pero no por eso voy a decir que se lleva todos mis aplausos. Diría que sí se los lleva ahora Ricardo Villa, que se acercó primero a Madres y después a Abuelas. En cambio, hubo otros muchachos que tuvieron actitudes poco felices, yo no diría cómplices.
–¿Cómo pensás que la gente del fútbol te recuerda? ¿Como un ex jugador que llegó a tener una trayectoria importante o como el militante por los derechos humanos?
–Yo siempre me sentí respetado, por sobre todo. Cumplí un sueño de chico que fue vestir la camiseta de un club en Primera. Y tuve otro que fue ponerme la camiseta celeste y blanca y lo alcancé en una Selección juvenil. En el medio de esos dos sueños, me pasó lo de mi hermano. Y estar en el ambiente del fútbol, sin duda, me sirvió también para hacer más cosas, por lo que irradia este juego. Mi pedacito en la historia deportiva ya lo hice, incluso salí campeón. Pero me gustaría que se me recuerde como un luchador más, entre tantos hombres comunes, por la memoria y la justicia de este país.
"Norberto Julio Morresi,
desaparecido el 23-4-76, a la edad de 17 años, fué secuestrado y asesinado el
mismo día de su detención, en un operativo realizado pór fuerzas conjuntas, al
encontrarle con otro compañero Luis Maria Roberto ejemplares de la revista
"Evita Montonera".
Después de 13 años o sea en el año 1989, los
cuerpos de los dos fueron encontrado por los Antropologos Forenses enterrados
como NN, en el cementerio de Gral. Villegas, al ser exumados los cuerpos se
comprobó que a Norberto lo asesinaron de 6 balazos en la cabeza disparados a
corta distancia y a Luis María de varios disparos en el cuerpo también a corta
distancia.
Brindo esta información para que se sepa la realidad de lo que
ocurrió en esos años de la terrible y genocida dictadura militar."