Si existe un ejemplo de un ciudadano que sale a la calle para defender la dignidad del ser humano en tiempos de crímenes oficiales y dictaduras de métodos que nos avergüenzan como argentinos, ese ejemplo es el de Agustín Tosco. Y justo ahora, que se le habían reconocido todos esos méritos a ese verdadero ejemplo de dignidad, la Legislatura cordobesa, entre gallos y medianoche, le quita su nombre a una avenida. No se pregunta al pueblo, no, se vota “sobre tablas”, sin discusión. Más cuando es conocido el hecho de que, poco antes, una emisora cordobesa propuso a los oyentes que votaran al cordobés más querido de la historia de esa provincia. ¿Y quién ganó por mayoría? Agustín Tosco. Lo mismo ocurrió con la escuela EEM Nº 2, DE 16, cuyo nombre fue votado por alumnos y docentes y hoy se llama “Agustín Tosco”. Y, como si fuera poco, la Escuela de Enseñanza Media Nº 7, que funciona en la unidad carcelaria Nº 39 de Ituzaingó, también lleva ese nombre elegido por alumnos y docentes. Y no “sobre tablas”, sino con el debate acerca de cada nombre de candidatos.
La quita del nombre del luchador a esa avenida cordobesa produjo una reacción inmediata: se pronunciaron diversos organismos sociales y sindicales y personas de distintos lugares del espectro social y cultural cordobés. Pero quienes pusieron la cara de inmediato en la protesta fueron nada menos que los hijos de Tosco, Marina y Héctor Agustín, y su nuera, la abogada Mabel Sessa, quienes iniciaron una causa judicial para que se devuelva el nombre de ese héroe del pueblo a esa arteria. Y en ese sentido, ya han sentido una gran alegría en el primer paso que ha dado la Justicia. Justamente cuando estoy escribiendo esta nota me llega la noticia de la resolución del juez Juan José Viñas y firmada también por Ana Laura López, prosecretaria letrada. Por ello “se hace lugar a la medida cautelar solicitada y en consecuencia se ordena a la Dirección Provincial de Vialidad, dependiente del Ministerio de Obras y Servicios Públicos, se abstenga de aplicar la Ley 9869 hasta que recaiga resolución en los presentes autos, en particular cuando dispone acerca de la impresión de la denominada Avenida de Circunvalación Gobernador Juan Bautista Bustos a la Avenida de Circunvalación ‘Agustín Tosco’ de la Ciudad de Córdoba en mapas, carteles, señales y toda otra indicación que sobre la mencionada avenida se efectúe, de acuerdo con la Ley 8555 a cuyo fin ofíciese”. La familia no se rinde y ante el insulto a su padre recurrieron a las instituciones de la democracia para que lo que se trató “sobre tablas” sea tratado por la Justicia. Esta medida cautelar es ya un primer paso al Derecho.
El gobierno cordobés hace pocos días se había dado cuenta del injusto “error” y por eso el gobernador de Córdoba, doctor Schiaretti, en su discurso del 1º de este mes ante la Legislatura, señaló que la avenida que une Córdoba con Salsipuedes pasará a llamarse Agustín Tosco, es decir, otra avenida, no a la que ya llevaba su nombre.
Esto ayuda a la reflexión: entonces, ese hombre, Tosco, es merecedor de ese homenaje. Y nace la pregunta: ¿Y por qué entonces se quitó el nombre a la otra avenida? ¿Con qué razón? ¿Por qué no se explicó al pueblo el motivo en vez de tomar “sobre tablas” esa medida de desconocer el nombre de Tosco?
Los hijos de Tosco y todos aquellos que los acompañamos en su dolor ante la injusticia no aceptamos ahora este juego del cambio de avenida. Queremos que la Avenida de Circunvalación cordobesa siga teniendo el nombre de él. Como se ordena en la medida cautelar de la Justicia. Y no aceptar ahora el cambio por otra. Además, que se diga bien claramente por qué se borró el nombre del luchador y ahora se le pone a otra calle. Es un juego un poco mezquino, además del “sobre tablas” del diputado Passerini. Tengan la valentía y la grandeza, los que tomaron esa medida, de reconocer el error y la humillación que significó para los hijos de Tosco, y para todos aquellos que lo conocimos, cometer tanta mezquindad, y de devolver el nombre que quitaron. Demostrarán espíritu democrático en ser capaces de pedir disculpas a la ciudadanía.
No se trata sólo del nombre de una calle. Se trata de meterse en la historia de los pueblos y dignificarla. Es mucho más honesto decir: “Sí, nos equivocamos” que buscar otros subterfugios para explicar una medida de muy pobre moral.
Por ejemplo, por si los diputados cordobeses lo ignoran, les transcribo las palabras que pronunció la profesora Patricia González Tizón al bautizar la Escuela Nº 2 del Distrito 16 con el nombre de este Hijo del Pueblo. Terminó su discurso con estas palabras: “Nuestra escuela está orientada en Ciencias Sociales. Muchos de nuestros alumnos serán los que deban buscar respuestas a viejos y nuevos desafíos. Creemos que en la figura de Tosco, ejemplo de lucha, está la clave. En los testimonios de aquellos que lo conocieron se reiteran una serie de palabras asociadas a su persona: honestidad, sencillez, coraje, perseverancia, solidaridad, generosidad, coherencia. ¡Cuántos valores para trasmitir, qué nombre tan digno para nuestra escuela!”
Algo para que los diputados cordobeses, encabezados por el legislador Passerini, analicen, y así rectifiquen su conducta.
Bien, pasemos al viejo mundo, siempre con sus búsquedas, sus retrocesos y sus adelantados. Porque así como en Córdoba hay gente con coraje civil que ha reaccionado contra lo cometido en la humillación de la memoria de Tosco, hay también en Europa gente que cuando ve algo que humilla al ser humano también sale a la calle. Aquí, en Alemania, el tema central de debate se ha conformado en la Iglesia Católica. Ya adelantamos la discusión interna que se originó cuando llegaron las denuncias en toda Europa del abuso sexual de niños en colegios católicos. Y la discusión ha llegado ya a la misma conformación de la fe católica, apostólica, romana. Nada menos que 144 teólogos católicos han presentado un documento a la Conferencia Obispal Alemana por el cual se solicita la finalización del voto de castidad para los sacerdotes y que se permita también investir la misión sacerdotal a las mujeres. Señala el documento que luego de los escándalos sexuales, la Iglesia Católica ha caído en una crisis única que señala la necesidad de una profunda reforma. El secretario de la Conferencia Obispal saludó, en primera instancia, la iniciativa como “señal de que los teólogos desean participar en un debate sobre el futuro de la Fe y de la Iglesia”. Y dejó prever que era necesario comenzar una discusión interna sobre el sacerdocio femenino y el reconocimiento de la homosexualidad.
Los teólogos firmantes del documento representan una tercera parte del profesorado universitario en la formación de sacerdotes. El documento se interpreta como una base de discusión antes de la llegada del papa Benedicto XVI, que visitará Alemania en septiembre próximo. Además, los teólogos exigen el reconocimiento de las parejas de homosexuales y de los nuevos casamientos de ya divorciados. Quieren llegar a la discusión de los temas que más duelen y no tapar todo con ceremonias espectaculares de ritos que olvidan el meollo de la realidad humana. También exigen que el nombramiento de las autoridades eclesiásticas no se haga de acuerdo con una costumbre autoritaria sino con la participación de la grey. Se señala que hay que terminar con el sistema jerárquico actual que más se parece al de una organización militar que al de una comunidad civil. El teólogo Hensbach declaró sin tapujos que “los problemas de la Iglesia Católica ya no se deben barrer bajo la alfombra, sino tratarse abiertamente”.
Y para superar la evidente falta de aspirantes a sacerdotes entre la juventud católica se señala que debe permitirse ya a hombres casados ejercer dichas funciones. Antes hubiera sido imposible que los teólogos presentaran un documento así, habrían sido expulsados inmediatamente de la Iglesia. Pero se nota que los tiempos cambian. El oscurantismo ya no es la forma que ayuda a mantener formas y fundamentos. Lo único que vale es el debate, el diálogo que ayude a solucionar en primer término los problemas de esta humanidad y terminar con el mito de pensar el Paraíso para los que se portan bien y el Infierno para los que se portan mal.
Ha comenzado pues, por fin, una discusión interna en la Iglesia Católica sobre temas silenciados durante siglos. Una buena señal.
© Escrito por Osvaldo Bayer desde Alemania y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires el sábado 12 de Febrero de 2011.