Mostrando las entradas con la etiqueta FMI. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta FMI. Mostrar todas las entradas

domingo, 30 de noviembre de 2025

Diálogo con el Profesor Joseph Stiglitz… “Argentina está metida en una gran apuesta de casino”... @dealgunamanera...

“Argentina está metida en una gran apuesta de casino”

"La desigualdad es una elección, no es inevitable, no es resultado de las leyes de la naturaleza", dice Stiglitz. Fotografía: Gianluigi Guercia/AFP)

“Argentina está involucrada en una gran apuesta y no hay evidencia de que vaya a dar resultado. Si uno se guiara por la experiencia histórica, diría que esto va a terminar mal”, indicó el premio Nobel Joseph Stiglitz a Cash. Además, se refirió al rol del periodismo de investigación, las fallidas recetas del FMI y la  necesidad de modificar las reglas de juego en favor de la equidad.

© Escrito por Javier Lewkowicz, Periodista y Licenciado en Economía (UBA), el domingo 30/11/2025 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Desde Kuala Lumpur

“Argentina está involucrada en una gran apuesta de casino. Y no hay evidencia de que esa apuesta vaya a dar resultado. No hay ningún episodio histórico que indique que una apuesta de este tipo tiene probabilidades de salir bien, y mucho menos en la magnitud que se está manejando. Así que si uno se guía por la experiencia histórica, diría que esto va a terminar mal”.

De esta forma se refirió Joseph Stiglitz a la economía del gobierno libertario de Javier Milei en alianza con el tándem Scott Bessent y Donald Trump. Stiglitz es Premio Nobel de Economía, profesor de la Universidad de Columbia y uno de los máximos referentes globales en la profesión. Luego de una charla que ofreció en el marco de la Conferencia Global de Periodismo de Investigación, a la que asistió este cronista, que tuvo lugar la semana pasada en Kuala Lumpur, Malasia, Stiglitz conversó con Cash sobre la marcha de la economía argentina post-elecciones.

Milei está fallando. Y fue apuntalado primero por un préstamo de 20 mil millones de dólares del FMI, que no se hubiera otorgado de haberse seguido las reglas normales del organismo, porque el país ya tiene problemas para devolver los 44 mil millones de dólares solicitados al Fondo en 2018. Ahora otros 20 mil millones. Y luego otros 20 mil millones de Estados Unidos, el swap con el Tesoro, con lo cual se evadió el mecanismo que había sido diseñado para impedir que Argentina se endeudara sin autorización parlamentaria. Lamentablemente, Argentina se ha convertido en rehén de Estados Unidos. Es un acuerdo indigno”, consideró.

Montado sobre una economía que no estaba en condiciones de generar los dólares suficientes para pagar el mega-crédito que el gobierno de Mauricio Macri tomó del FMI por 44 mil millones de dólares, sumados a la montaña de deuda con tenedores privados que emitió Luis Caputo en su primer gestión, ahora Milei, junto a la versión 2.0 de “Toto”, volvió a acelerar el endeudamiento, con el FMI, con privados y con el Tesoro de los Estados Unidos, para sostener la política de tipo de cambio bajo que tanto le ha rendido políticamente, gracias al control de la inflación.

Sin embargo, Milei ya se ha gastado varias balas de plata y la fragilidad sigue ahí, esperando: primero fue el blanqueo récord, luego el nuevo crédito con el FMI y en última instancia el salvavidas de Bessent.

La apuesta oficial es volver a los mercados internacionales para refinanciar los pasivos, pero hasta ahora eso no ha funcionado: la debilidad de la economía argentina es tal que los rescates duran cada vez menos y la montaña de deuda a pagar, en un contexto de fuerte ajuste fiscal, se va agrandando.

En este marco y pensando en un futuro programa económico de la oposición, el profesor Stiglitz consideró que “Argentina no puede crecer lo suficiente para poder pagar su deuda. Creo que será necesario sentarse frente a los acreedores y poner los números sobre la mesa. Cuál es el crecimiento que se necesitaría y cuál es el real. Hay que pensar en un sendero sostenible”.

“La inequidad es una elección”

La conferencia de Stiglitz abordó el tema de la inequidad, un tema recurrente en sus trabajos académicos y en su activismo político. “A la hora de pensar las causas que están por detrás de los niveles de desigualdad entre países y dentro de ellos, creo que un ingrediente muy importante son las reglas del juego, las leyes, las regulaciones, tanto a nivel nacional como internacional. Por ello, uno de los principales mensajes que dimos en la reunión del G20 en Johannesburgo, Sudáfrica, fue que la desigualdad es una elección, en el sentido de que no es inevitable, no es resultado de las leyes de la naturaleza, sino de las leyes humanas, como la propiedad intelectual y los paraísos fiscales”.

Stiglitz es presidente del Comité Extraordinario de Expertos Independientes sobre la Desigualdad de la Riqueza Global, designado por la Presidencia sudafricana del G20, que en la última cumbre emitió un informe con recomendaciones sobre estos temas.

Dicho Comité advirtió, entre otras cosas, que entre 2000 y 2024, el 1% más rico del mundo acaparó el 41% de toda la nueva riqueza, mientras que solo el 1% fue para el 50% más pobre. Pidió por la creación de un nuevo “Panel Internacional sobre la Desigualdad” destinado a informar la formulación de políticas a nivel nacional e internacional, inspirado en el modelo del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).

Otro de los temas sobre los que Stiglitz muestra una histórica preocupación son los paraísos fiscales, aquellas guaridas en donde la opacidad en la información permite diseñar estructuras de evasión y elusión tributaria de parte de empresas y ricos y así drenar recursos que deberían utilizarse por los Estados para favorecer a la ciudadanía.

Si Estados Unidos y Europa dijeran que nuestros bancos no pueden tener nada que ver con estos paraísos fiscales, desaparecerían. Así que los permitimos. Fingimos que es muy difícil lidiar con ellos, pero no lo es. Tenemos una arquitectura financiera global que permite sacar dinero de los países pobres y en desarrollo, llevarlo a los paraísos fiscales y a Londres, Nueva York o Florida. Me gustaría ver más atención periodística en el papel de Goldman Sachs y el Credit Suisse”, indicó.

“Un ejemplo dramático de desigualdad entre países lo vimos durante la pandemia, cuando Canadá pidió ocho veces más vacunas que personas, porque querían asegurarse de tener suficientes cuando las entregaran. Pero quienes vivían en África simplemente no podían conseguirlas. Es más, India, Sudáfrica y Brasil tenían la capacidad de producir más vacunas, pero las farmacéuticas no querían que las fabricaran, ya que eso bajaría el precio y perjudicaría sus ganancias. Por desgracia, varios países europeos se pusieron del lado de las farmacéuticas y prefirieron ver morir a la gente antes que renunciar a la propiedad intelectual”, recordó Stiglitz.

Entonces cuando se crean estos extremos de desigualdad, hay un campo fértil para los políticos demagogos y autoritarios. Y ellos no mejoran las cosas, sino que las empeoran. Dicen poder reconocer el problema, pero luego se rodean de oligarcas y hacen que el sistema sea más desigual, aprobando leyes que recortan impuestos a los multimillonarios y a las corporaciones, financiadas, en parte, mediante recortes a la atención médica para los más pobres y las personas de clase media”, agregó.

Periodismo como bien público.

Stiglitz participó de una charla en el marco de la Conferencia Global de Periodismo de Investigación (GIJC) en donde el financiamiento del periodismo de calidad fue uno de los grandes tópicos en discusión, en un contexto de creciente deterioro de las instituciones democráticas en Occidente y la ruptura del negocio de los medios en manos de las plataformas tecnológicas.

“Llevo mucho tiempo argumentando que lo que los medios hacen es lo que los economistas llaman técnicamente bien público, algo de lo que todos se benefician. No se puede depender de la financiación privada para un bien público. Si analizamos lo sucedido en los últimos 100 años, tuvimos una peculiar unión entre la publicidad y la provisión de noticias y periodismo de investigación. Pero ese modelo de negocio se ha derrumbado, sobre todo debido a las plataformas tecnológicas, y probablemente se derrumbará aún más debido a la IA. La razón del colapso es que las plataformas tecnológicas y la IA robaron propiedad intelectual. Así que, en cierto sentido, para el consumidor es una mejora, pero la propiedad intelectual y su monetización están siendo apropiadas por las plataformas tecnológicas y la IA, privando a los productores de la rentabilidad económica de sus inversiones”, consideró Stiglitz.

“En mi opinión, esto es muy preocupante, porque si no se obtienen rendimientos económicos de las inversiones en noticias, no se invertirá tanto en ellas ni en el periodismo de investigación. El efecto neto de todo esto es que tendremos un ecosistema informativo peor y en las plataformas tecnológicas de IA ocurrirá lo que llamamos ‘basura entra y basura sale’. Así que creo que, en última instancia, debe haber apoyo público. Apoyo público para el periodismo de investigación, como ocurre con la investigación científica y la salud, bajo el control de buenas instituciones independientes que asignen fondos de manera justa y eficiente”.

Puso el ejemplo del colapso del Silicon Valley Bank en marzo de 2023, institución que financiaba a buena parte de las startups de los Estados Unidos. “El banco se dedicaba a captar depósitos que las empresas depositaban en su banco y a especular con ellos. Al final, una gran parte de estos intentos de ganar dinero especulando fracasaron estrepitosamente. Y luego el banco quebró. Bueno, el periodismo de investigación demostró que Silicon Valley Bank participaba en la especulación y luego que el presidente de Silicon Valley Bank era miembro de la Reserva Federal de San Francisco, que regulaba Silicon Valley Bank. Así que claramente existía un conflicto de intereses cuando el presidente del banco se regula a sí mismo”, agregó.

Además, el profesor de Columbia abogó por medios públicos más fortalecidos: “Creo que es indignante que los funcionarios públicos usen X para difundir sus anuncios públicos. Debería haber medios públicos. Si insistiéramos en que todos los anuncios públicos se hicieran a través de una plataforma pública y que todos los impuestos se pagaran a través de ese medio, crearíamos plataformas fiables y confiables que, de hecho, socavarían las existentes, que sabemos que son muy corruptas, como Facebook y las aplicaciones”.

Recuerdos del sudeste asiático.

Stiglitz fue testigo de la primera fila en el desarrollo de la crisis económica en el sudeste asiático a finales de los ’90, que arrastró a buena parte del mundo, incluso a la Argentina de la convertibilidad.

“El Tesoro de EE. UU. insistía en que todos estos países eliminaran sus controles de capital. Mi opinión era que una mala política económica y que además no era responsabilidad del gobierno estadounidense hacer del mundo un lugar seguro para Goldman Sachs. Esto fue a mediados de los ‘90. El capital fluyó hacia el este de Asia en una cantidad enorme. Y entonces, de repente, todo cambió, como sucede en los mercados de capitales, y se acabó el dinero”.

“Y entonces la pregunta era, ¿qué hacer? Yo era economista jefe del Banco Mundial. Y el FMI en ese momento dijo que había que subir las tasas de interés a niveles muy altos, en el caso de Indonesia, al 80%, y recortar el gasto. Y yo dije que eso iba a matar a la inversión y la demanda agregada. El único país que se enfrentó al FMI fue Malasia, e impuso controles de capital muy bien diseñados. De modo que en Malasia el costo de la crisis fue del 5% del PIB, mientras que en los demás fue del 40% o más”.


sábado, 29 de noviembre de 2025

Sobre el crédito de los bancos de Wall Street... @dealgunamanera...

 Sobre el crédito de los bancos de Wall Street: fue culpa del señor Bessent que no llegaran…


Scott Bessent. Dibujo: Pablo Temes

La activación del préstamo por US$ 20 mil millones que los bancos privados de Wall Street analizaban para asistir a la Argentina quedó frenada por las demoras y recelos del Tesoro estadounidense, que no logró garantizar un esquema financiero y político de largo plazo. La falta de respaldo obligó a recurrir a un REPO de apenas US$ 5 mil millones para cubrir el vencimiento de enero, mientras el gobierno de Milei enfrenta exigencias del FMI, del Tesoro y del mercado para acumular reservas y reducir el riesgo país.

© Escrito por Carlos Burgueño, Periodista. Lic. en Ciencia Política. Máster en Economía y Sociología, el sábado 29/11/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El problema de la demora en la activación del préstamo por US$ 20 mil millones que un grupo de bancos privados norteamericanos iba a otorgar a la Argentina no fue responsabilidad de las entidades comandadas por JP Morgan. Las dificultades principales provinieron de la falta de celeridad y claridad en la aplicación de las garantías necesarias para activar el crédito puente desde el Tesoro de los Estados Unidos. Fue la repartición que maneja Scott Bessent la que no logró, en tiempo y forma, generar el respaldo financiero y político indispensable para que los bancos privados de Wall Street diseñaran el mecanismo de activación del crédito. Por eso, el dinero disponible para la Argentina para afrontar los US$ 4.300 millones que el país debe pagar el 9 de enero próximo –por los vencimientos de los Bonares y Globales reestructurados en octubre de 2020– provendrá de un más modesto mecanismo de REPO (Repurchase Agreement) por unos US$ 5 mil millones. Sin intervención del Tesoro y con garantías propias de las entidades financieras.

El problema está en Buenos Aires, donde la posibilidad de un default es real.

Luego, y tal como adelantó este diario, habrá que negociar durante el segundo semestre del año si se puede reactivar el apoyo por los US$ 15 mil millones restantes, para garantizar los tres pagos que le quedarán al gobierno de Javier Milei en el resto de su gestión hasta diciembre de 2027. Y si este dinero provendrá de la reactivación del préstamo de los bancos privados que operan en Wall Street o si se deberá recurrir al mercado financiero internacional voluntario de colocación de deuda, para lo cual la Argentina deberá garantizar un riesgo país inferior a los 400 puntos básicos, como máximo.

Hoy más que nunca Suscribite

El problema de Bessent para ser garante de la emisión de deuda surgió a comienzos de noviembre, y es estrictamente político. La deuda negociada con los bancos privados estaba diseñada, en principio, para una duración de diez años. Esto quiere decir que vencería teóricamente en enero de 2036. Hasta ese momento debía coexistir el pasivo con garantía del Tesoro de los Estados Unidos. El problema técnico surgió cuando, legalmente, se debía implementar un esquema de garantías financieras que permaneciera durante veinte semestres, asegurando que el país cumpla con los pagos. Si no lo hiciera, sería el Tesoro el encargado de cubrir ese eventual default local.

Ese lapso excede la gestión de Javier Milei y de su equipo económico, aun cuando eventualmente fuera reelegido por otros cuatro años en 2027. En ese caso, su mandato se extendería hasta diciembre de 2031, cinco años antes del vencimiento de la vida útil del bono emitido por los bancos norteamericanos con la venia del Tesoro. Para entonces, las eventualidades políticas de ambos países son un misterio.

Aventurar si en Estados Unidos continuará un gobierno republicano que mantenga la garantía es relativamente más sencillo, dada su institucionalidad probada. El problema está en Buenos Aires, donde la posibilidad de un default –por el pésimo currículum financiero internacional criollo (tres desde 1983)– hace que la alternativa de un incumplimiento esté siempre al acecho. Y que la necesidad eventual de la presencia del Tesoro sea permanente. Si el país entrara en una crisis financiera y requiriera un rescate de esta deuda, debería dar explicaciones Bessent y su equipo, quienes además deberían diseñar un esquema de seguros para cubrirse monetaria y legalmente ante una eventual trapisonda local.

Para los períodos políticos futuros, nada asegura que un signo político contrario al actual –en cordial convivencia con los republicanos de Washington– se mantenga en el tiempo. Y, según trascendió, había cierta reacción negativa de Bessent y su equipo a garantizar por un período tan extenso la posibilidad de un default argentino motivado por un cambio de signo político o una crisis que impidiera cumplir con los compromisos diseñados con JP Morgan.

Este cruce de dudas retrasó el diseño del préstamo por US$ 20 mil millones y dio lugar a la creación de un REPO más modesto.

La idea de Caputo era presentar antes de fin de año el acuerdo con los bancos privados, mostrar que el temor al potencial default de la gestión Milei estaba disipado y que había llegado el momento de volver al mercado financiero internacional de deuda voluntaria. Sin embargo, no podrá ser. En el mejor de los casos, el pago de enero se concretará con dinero que solo alcanzará para cumplir ese vencimiento con los bonistas.

La estrategia del Ministerio de Economía era aún más optimista, y sostenía que tampoco sería necesario aceptar el préstamo securitizado por el Tesoro: que, con solo presentarlo, automáticamente se abrirían para Finanzas los “cielos celestes” de la colocación internacional de deuda. En definitiva, los US$ 20 mil millones de los bancos privados más los US$ 20 mil millones del swap con el Tesoro sumarían unos US$ 40 mil millones que Caputo exhibiría en la vidriera internacional, garantizando un interés bajo en una colocación voluntaria de bonos públicos; mejorando plazos y montos respecto de la reestructuración de Guzmán, en la que se negoció una tasa del 3,07%.

Para tener una referencia de lo lejos que se está hoy de aquel porcentaje, la Argentina pagaría algo más del 9% anual en dólares.

La estrategia de Economía era optimista: no era necesario aceptar el préstamo.

Ahora, Luis “Toto” Caputo deberá trabajar a destajo en una estrategia que incluya un cambio drástico en la política cambiaria del primer semestre. Para el período sojero de 2026 (entre marzo y julio), Economía deberá mostrar una clara tendencia a la compra de dólares y al aumento de reservas del Banco Central. Es un requisito tripartito e ineludible: lo exige el FMI, el Tesoro de los Estados Unidos y los mercados financieros. Tanto Kristalina Georgieva, como Bessent y los técnicos de J.P. Morgan que trabajaban en el préstamo, se lo dejaron en claro al Palacio de Hacienda.

Si aun así se necesitara todo o parte del dinero de Donald Trump para el segundo vencimiento, el del 9 de julio de 2026, habría dos opciones: un simple swap de monedas (intercambio de pesos por dólares sin registrar deuda en los pasivos del Estado) o una recompra de bonos en poder del Estado a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

Lo importante de ambas alternativas es que, según la visión oficial y la de la mayoría de los analistas, no requerirían una ley, ya que técnicamente no implican nueva deuda: solo recambio de vencimientos cortos por largos. Pero para eso, hay que replicar la tasa de Guzmán: 3,07%. De lo contrario, en términos reales habría mayor endeudamiento. Salvo que el 9 de enero se pague con reservas. Algo que no podrá ser.



domingo, 19 de octubre de 2025

Entre Washington y Buenos Aires - La pulseada que sacudió al dólar y reavivó la desconfianza inversora… @dealgunamanera...

Entre Washington y Buenos Aires - La pulseada que sacudió al dólar y reavivó la desconfianza inversora…

El séptimo de caballería. Dibujo; Pablo Temes.

El 16 de octubre marcó un hecho sin precedentes: el Tesoro de Estados Unidos intervino en el mercado argentino para sostener el peso, pero los operadores locales le hicieron frente comprando dólares. La maniobra, ejecutada a través del Citi, no logró frenar la suba de la divisa. Mientras tanto, el gobierno de Milei espera con ansiedad la activación del swap de 20 mil millones de dólares prometido por Donald Trump, Scott Bessent y el propio FMI para evitar un default entre 2026 y 2027.


© Escrito por Carlos Burgueño, Periodista. Lic. en Ciencia Política. Máster en Economía y Sociología, el sábado 18/10/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.

Los mercados tienen una metáfora que los describe con exactitud: el capital tiene la valentía de un ciervo y la velocidad de una liebre. Llevado a la realidad, el dinero invertido y manejado por profesionales de ocasión (los famosos traders) tiene una atención permanente al 100% mirando las circunstancias que rodean la apuesta, huelen a distancia el riesgo cuando este es demasiado alto y una opción que una vez produjo rentabilidades importantes ya tiene aroma a peligro y, finalmente, están a una tecla directa de huir de ahí hasta nuevo aviso. Se podría agregar que el capital no es rencoroso, y que ante una nueva oportunidad de negocios y renta, el ciervo volverá por los sabrosos líquenes que comió en el lugar de peligro y a estar atento para huir con la velocidad de una liebre en forma.

Y nada como el mercado argentino para demostrar esta teoría. El jueves se vivió una jornada vibrante y para la historia. Por primera vez desde que el jueves 9 comenzó a ejecutarse el plan de salvataje de los Estados Unidos a la Argentina, en su versión intervención del Tesoro en el mercado cambiario, el 16 de octubre las fuerzas locales (que no son las del Cielo) enfrentaron la embestida desde Washington, y compraron dólares al mismo tiempo que desde los Estados Unidos se compraban pesos. Se especuló con que el Tesoro compró ayer unos 100 millones de pesos más, y que ya completa un total de casi mil millones. La operación de ayer se realizó a través del Citi, que al cierre de esa rueda informó a sus clientes lo siguiente: “Acabamos de ejecutar operaciones al contado de USD/ARS en nombre del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en el mercado local”. No obstante, el dólar mayorista volvió a subir ese día, igual que lo ocurrido en la rueda anterior. El tipo de cambio comercial ganó 22 pesos o un 1,6% este jueves, a $ 1.402 para la venta, el precio más alto desde el jueves 9, justamente cuando inició la intervención directa de la administración de Donald Trump en la plaza local.

Evidentemente, y por primera vez, hubo una decisión de los tenedores de pesos de desafiar la intervención del Tesoro de los Estados Unidos, de la misma manera que hasta el jueves de la semana pasada se desafiaba al Tesoro, pero argentino. Aquellos días tan lejanos (siete días atrás en realidad), y hasta el miércoles de la semana pasada el Ministerio de Economía, a través del Tesoro, había vendido unos 1.200 millones de dólares, y le quedaban poder de fuego por unos US$ 600 millones. Advirtiéndose además que antes de fin de mes, habría que pagar unos 300 millones a organismos financieros internacionales. Fue entonces cuando aparecieron las fuerzas de Washington mostrándoles a los operadores locales del mercado cambiario, que el Tesoro estaba dispuesto a comprar pesos (obviamente a pérdida), para sostener al gobierno local en su marcha hacia las elecciones legislativas del 26 de octubre. La situación se ordenó ese jueves al cerrar la rueda, se mantuvo controlada el lunes, se complicó el martes con las poco claras declaraciones de Donald Trump, pero, a fuerza de una nueva intervención del Tesoro norteamericano, se ubicaron en tiempo y forma ayer, con un dólar que cerró a 1.475, por debajo de la frontera psicológica de los 1.500 pesos.

Hoy más que nunca Suscribite

Sin embargo el 16, se registró el primer enfrentamiento directo entre el Tesoro de los Estados Unidos (el de la Argentina está fuera de juego) y los mercados locales, una batalla inédita en la historia de las finanzas y la política cambiaria criolla. Y quizá mundial. Se podría decir que este primer combate resultó positivo para las fuerzas criollas que lograron sostener el precio de la divisa por arriba de los 1.400 pesos, aun con la intervención del Tesoro a través del Citi.

Evidentemente, el hecho de haber quedado liberados luego de la licitación del miércoles de Letras del Tesoro unos 1,4 millones de dólares en pesos en moneda local que antes estaban en papeles no renovados, y que demandan dólares, no quedarse en pesos, fue una fuerza demasiado potente, aun para la intervención simbólica de Scott Bessent y sus muchachos.

El ciervo no se contentó con la seguridad teórica del Tesoro versión EE.UU., y eligió correr rápido como una liebre a los dólares de ocasión. Venciendo incluso al efecto confianza que intentaron mostrar las fuerzas de Bessent.

Algo quedó claro ese día. Los mercados solo esperan una noticia concreta y exacta: cómo será la activación del swap por unos US$ 20 mil millones que el gobierno norteamericano asegura, reafirma y repite se pondrá a disposición de la Argentina con un único objetivo simple, claro y concreto: que el país no caiga en default entre 2026 y 2027. Según lo negociado, divulgado pero no confirmado, Estados Unidos sería a disposición del país en alguna cuenta del Tesoro argentino en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), se activará cada vez que llegue un vencimiento importante de los bonares y globales; y, también, los bopreales. Los dólares que pondrá a disposición del gobierno norteamericano a través de los DEG del Fondo Monetario Internacional (FMI), se activarán y podrán a disposición del país días antes de concretar los pagos correspondientes al 9 de enero y 9 de julio de 2026 y 2027. Serían unos 4.224 millones en el primer caso, y otros 4.213 en el segundo. En total, US$ 8.437 millones que se replican en ambos períodos sumando finalmente 16.874 millones. A este dinero hay que sumar 1.005 millones de bopreales (bonos emitidos para cancelar la deuda con los importadores incurrida durante el gobierno de Alberto Fernández) en febrero y otros 1.028 millones en mayo, con un total de 2.033 millones de dólares, en ambos casos solo para el ejercicio 2025. Los dos capítulos suman US$ 18.907 millones; unos US$ 1.093 millones menos que el dinero que los US$ 20 mil comprometidos en la ayuda de Estados Unidos y el FMI.

Los dólares se activarían unos días antes del pago, quizá, sin que la Argentina deba pedir autorización. Simplemente el país deberá anunciar al Fondo Monetario Internacional (FMI), que activará una cantidad predeterminada de Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda del organismo cotizante en dólares), los que se descontarán de los casi 110 mil millones de dólares que Estados Unidos aporta anualmente al organismo que maneja Kristalina Giorgieva. El dinero se utilizará exclusivamente para cumplir con el vencimiento de los bonares y globales o los bopreales. Solo para este motivo. Ni una divisa para sostener tipos de cambio o compromisos varios existentes o por inventar. Concretamente, la intención puntual y exclusiva, es que la Argentina no caiga en default durante los dos años que restan de gestión de Javier Milei. Luego, se verá.

Como se instrumentarían a través del FMI vía swap, piensan en ambos costados de las orillas donde se diseñó el plan; no se requerirá ni una ley en la Argentina ni una autorización del Congreso de los Estados Unidos. En el primer caso, porque significaría cambio de pasivos, ya que la deuda con bonistas muta en pasivo con el FMI; con lo cual, al no haber nuevo endeudamiento, se surfearía la necesidad de pasar por el Congreso. Al menos en la visión del oficialismo. Por el lado del gobierno de Donald Turmp, no hay dinero de la administración nacional para la Argentina, sino un giro de dólares desde el FMI con plata que, sí o sí, con o sin ayuda al país sudamericano, EE.UU. habría destinado al Fondo. Trump salvaría las críticas demócratas. Y mantendría a su aliado en sintonía con el capitalismo mundial.

Hasta que este anuncio no se concrete. Se anuncie. Se ponga en funcionamiento. Y, en lo posible, se muestren los papeles firmados por los dos gobiernos, el peso argentino será un ciervo atento y cobarde, a punto de huir al dólar como una liebre.




 

domingo, 12 de octubre de 2025

Los costos del «salvavidas»... @dealgunamanera...

Los costos del «salvavidas»

El Gobierno argentino, representado por su equipo económico, aceptó esta semana en Washington decisiones relevantes sobre el futuro del país, en perfecta sintonía con su par de la Casa Blanca, el secretario del Tesoro, Scott Bessent.

© Escrito por Carlos Heller, Dirigente Cooperativista, el sábado 11/10/2025 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El plan de «ayuda» acordado se justificó por razones relevantes, explicitó Bessent. «El éxito de la agenda de reformas de Argentina –afirmó– es de importancia sistémica. Y una Argentina fuerte y estable que ayude a anclar un hemisferio occidental próspero es de interés estratégico para Estados Unidos».

 

Adicionalmente, para despejar dudas de «los mercados», aportó lo suyo la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. La Argentina, dijo en una conferencia, «está llevando adelante un programa de ajuste muy drástico. El éxito va a depender de lograr que la gente acompañe».

En esa expectativa, Georgieva no dudó en sugerir el camino a profundizar, al tiempo que les dijo a los funcionarios de La Libertad Avanza que encaran una tarea de valientes. «En mi parte del mundo, en Europa Central y del Este, tuvimos ejemplos de líderes valientes que hicieron cosas muy difíciles, recortaron pensiones y salarios en un 40% o 50%, y fueron reelegidos. ¿Por qué? Porque lograron que la gente los acompañara».

 

Un punto a destacar de Georgieva fue que advirtió que la reducción del déficit no puede basarse solo en el ajuste del gasto, sino que también se requieren políticas que expandan la actividad y, por consiguiente, la recaudación de impuestos. Escenario que para nada refleja la realidad actual de la Argentina, con su economía estancada, un sector productivo abandonado a su suerte y sometido a la apertura importadora, el achicamiento del mercado interno y desajustes financieros que se expresan en tasas de interés altas y volátiles y un tipo de cambio que genera desconfianzas. 

 

La titular del FMI insistió: «El paso más importante y el más difícil –dijo– es involucrar a la gente. Hacer que comprenda que el creciente déficit y el mayor gasto público no necesariamente les benefician». Y reconoció que «todavía no hemos descubierto cómo involucrar a la gente con nosotros en situaciones que son difíciles».

 

Ciertamente, la coyuntura es tanto o más difícil que la atravesada en la década de los 90, cuando sostuve algo hoy plenamente vigente: «El límite al ajuste radica en la capacidad de resistencia de los ajustados».

 

Urgencias.

Lo que se vivió en los últimos días en la Argentina fue preocupante, si se toma como referencia la sustancial venta de dólares de las reservas por parte del Gobierno, para mantener su esquema de bandas.

​​​​​​​

La sangría duró hasta que Bessent confirmó, mediante un posteo, que «hoy compramos directamente pesos argentinos». Otra forma de decir que el Gobierno de EE.UU. vendió dólares en el mercado cambiario nacional para sostener las cotizaciones. Lo cual, aunque se lo quiera mostrar como una operación normal, fue una inaceptable intromisión en el mercado de cambios argentino.

 

Bessent anunció asimismo que «hemos finalizado un marco de swap de divisas de 20.000 millones de dólares con el Banco Central de Argentina». Y por si hicieran falta más señales, sostuvo que el Tesoro de EE.UU. «está preparado para tomar medidas excepcionales para proporcionar estabilidad a los mercados».

 

Cabe resaltar el agudo comentario del estadounidense Paul Krugman, premio Nobel de Economía, publicado en el New York Times. Señaló allí que el intercambio de monedas de Bessent «no solo fue un intento de rescatar a la versión argentina de Elon Musk, sino también a sus colegas de los fondos de cobertura». 

 

Por su parte, una de las principales referentes del partido Demócrata, Elizabeth Warren, expresó: «Trump cerró nuestro Gobierno. Pero está abierto a desembolsar US$ 20.000 millones para su aliado político en la Argentina. Tenemos un nuevo proyecto de ley para detener este rescate y poner a “Estados Unidos primero”».

 

A esta altura cabe preguntarse: ¿hasta dónde llegarán las concesiones no manifestadas aún, que el Gobierno argentino se comprometió a hacer? ¿Cuánto habrá que pagar, no solo en intereses por los fondos recibidos, sino en términos estratégicos? ¿Cuánta soberanía se resignará?

 

Al momento de pagar por los favores obtenidos, difícilmente la mayor parte de la población se vea beneficiada por reformas como la impositiva y la laboral, que en última instancia propician un cambio de precios relativos en contra del salario y recorte de sus derechos.

 

Límites.

El oficialismo, en tanto, trabaja en dos sentidos para mantener neutralizado al Parlamento. Junto con la apuesta al mejor resultado posible en las elecciones, se busca recomponer la relación con algunos gobernadores y con determinados espacios políticos.

 

Son preocupantes, en este sentido, las versiones que hablan de «un acuerdo para trabajar juntos» después del 26 de octubre, publicadas en la prensa tras el último encuentro entre Javier Milei y Mauricio Macri.

A su vez, los gobernadores «dialoguistas» dejan trascender que después de los comicios volverían a acordar a espaldas de la voluntad popular.

 

El Gobierno, por lo pronto, tratará de garantizarse el tercio de legisladores necesario para continuar su cadena de decretos de necesidad y urgencia y de vetos a leyes sancionadas por el Congreso.

 

En la sesión del miércoles pasado en Diputados se alcanzó el quorum para tratar la ley que limita el uso de los DNU, y se lograron las mayorías para la aprobación en general. No obstante, el proyecto volvió al Senado, debido al rechazo del artículo 3, que establecía un plazo de 90 días para que el Congreso deba tratar los decretos.

 

El Gobierno ganó tiempo hasta después de las elecciones, pero sobre todo morigeró una derrota política, al prorrogar momentáneamente el instrumento que utilizó todo este tiempo (los DNU) para avanzar con su programa de ajuste, endeudamiento y reformas, de espaldas a la opinión del Parlamento.

 

El voto de parte de la «oposición amigable» resultó crucial para que el proyecto volviese a la Cámara de origen. Lo ocurrido pone de manifiesto la importancia de votar en octubre a sabiendas de lo que está en juego.