La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Cada vez falta menos y el agobio es mayor en un nuevo encuentro, en un
nuevo viaje, en una nueva final. Hoy, el Globo tuvo lapsos de buen fútbol pero
también estuvo perdido por momentos, desordenado y a la merced de un rival que
con muy poco se queda injustamente con los tres
puntos.
Cuando digo que no los mereció es porque si bien estuvo más lúcido en la
segunda etapa, los de Parque Patricios hicieron méritos suficientes a lo largo
de todo el partido como por ejemplo, Ezequiel Miralles quien se encuentra
mejorando su nivel y con movimientos muy productivos tuvo la posibilidad de
estrellar un tiro en el travesaño, de tener el empate en la última y también
generarle espacios a Ramón Ábila durante los noventa minutos para que el
goleador tuviera las suyas.
En los cambios, el visitante
no encontró mejoras mientras que la Lepra, en los pies de Héctor Fértoli
-ingresó a los doce del segundo tiempo- encontró la única conquista del match
cuando faltaban diecisiete minutos y Newells más acechaba el arco rival.
Así, el elenco de Eduardo Domínguez pierde más que tres puntos con la
suspensión de Matías Fritzler y la lesión de Daniel Montenegro aunque parece
haber un factor más preocupante. En el mismo día que Lanús concretó su victoria
a causa de un penal inexistente, a Huracán no le cobraron uno imposible de no
ver y hasta le regalaron un hombre de más a los rosarinos. Ojo, es pura
causalidad, digo, casualidad.
Newells: 1
Luciano Pocrjnic; Luis Advíncula, Marcos Cáceres, Nehuen Paz y Emiliano
Insúa; Mauricio Tevez, Jalill Elías, Diego Mateo y Mauro Formica; Lucas Boyé y
Maximiliano Rodríguez. DT:
Huracán: 0
Marcos Díaz; Carlos Araujo, Martín Nervo, Federico Mancinelli y Luciano Balbi;
Alejandro Romero Gamarra, Mauro Bogado, Matías Fritzler, Daniel Montenegro;
Ezequiel Miralles y Ramón Abila. DT: Eduardo Domínguez
Goles: 73′ Fértoli (N).
Cambio en el primer tiempo: 42m. Mariano González por Montenegro (H).
En el segundo tiempo: 12m. Héctor Fértoli por Tevez
(N); 21m. Lucas Villarruel por Fritzler (H); 26m. Ignacio Scocco por Elías (N);
35m. Lucas Chacana por Bogado (H) y 42m. Fabricio Formiliano por Formica (N).
El 24 de marzo de 1976 ocurrió lo que muchos
esperaban: Isabel Perón fue detenida y trasladada a Neuquén. La Junta de
Comandantes asumió el poder, integrada por el Teniente Gral. Jorge Rafael
Videla, el Almirante Eduardo Emilio Massera y el Brigadier Gral. Orlando R.
Agosti. Designó como presidente de facto a Jorge Rafael Videla. Dispuso que la
Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea compondrían el futuro gobierno con igual
participación. Comenzó el audodenominado "Proceso de Reorganización
Nacional".
José Martínez de Hoz fue designado ministro de
Economía y, el 2 de abril, anunció su plan para contener la inflación, detener
la especulación y estimular las inversiones extranjeras.
La gestión de Martínez de Hoz, en el contexto de
la dictadura en que se desenvolvió, fue totalmente coherente con los objetivos
que los militares se propusieron.
Durante este período, la deuda empresaria y las
deudas externas pública y privada se duplicaron. La deuda privada pronto se
estatizó, cercenando aún más la capacidad de regulación estatal.
Con ese clima económico, la Junta Militar impuso
el terrorismo de Estado que, fuera de enfrentar las acciones guerrilleras,
desarrolló un proyecto planificado, dirigido a destruir toda forma de
participación popular. El régimen militar puso en marcha una represión
implacable sobre todas las fuerzas democráticas: políticas, sociales y
sindicales, con el objetivo de someter a la población mediante el terror de
Estado para instaurar terror en la población y así imponer el "orden",
sin ninguna voz disidente. Se inauguró el proceso autoritario más sangriento
que registra la historia de nuestro país. Estudiantes, sindicalistas,
intelectuales, profesionales y otros fueron secuestrados, asesinados y
"desaparecieron". Mientras tanto, mucha gente se exilió.
Algunas acciones del nuevo gobierno:
Suspende la actividad política Suspende los derechos de los trabajadores. Interviene los sindicatos. Prohíbe las huelgas. Disuelve el Congreso. Disuelve los partidos políticos. Destituye la Corte Suprema de Justicia. Interviene la CGT. Interviene la Confederación General Económica
(CGE). Suspende la vigencia del Estatuto del Docente. Clausura locales nocturnos. Ordena el corte de pelo para los hombres. Quema miles de libros y revistas considerados
peligrosos. Censura los medios de comunicación. Se apodera de numerosos organismos.
La censura
Comunicado N° 19, 24/03/76
Se comunica a la población que la Junta de
Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión
por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o
propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones
ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o
al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por
cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o
imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las
actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales. (Diario "La
Prensa", 24 de marzo de 1976).
Los "subversivos" El término "subversión" englobaba a
las organizaciones guerrilleras -prácticamente ya extinguidas en marzo de 1976-
pero también a los activistas o simpatizantes de cualquier movimiento de
protesta o crítica social: obreros, universitarios, comerciantes,
profesionales, intelectuales, sacerdotes, empresarios y más... No hubo
"errores" ni "excesos", sino un plan deliberado.
(Historia
Visual de laArgentinacontemporánea, Clarín, El "Proceso"
Militar). La guerra sucia La "desaparición" fue la fórmula más
siniestra de la "guerra sucia": el "objetivo" era
secuestrado ("chupado”)por un comando paramilitar ("grupo de tareas" o "patota”)donde, convertido en un número y sin ninguna garantía legal, quedaba a
merced de sus captores. La desaparición de personas fue un programa de acción,
planificada con anticipación, estableciéndose los métodos por los cuales
llevarlo a la práctica: arrojando a los "desaparecidos" al Río de la
Plata (previa aplicación de sedantes) desde aviones o helicópteros militares y
en fosas comunes; fusilamientos y ocultamiento de cadáveres, sin ningún tipo de
identificación. La represión ilegal
La dictadura de 1976 completó y profundizó el
esquema de persecución y exterminio que comenzara sistemáticamente con la
Triple A, liderada por Lopez Rega.
Distribución de desaparecidos según profesión u
ocupación:
Obreros: 30,0% Estudiantes: 21,0% Empleados: 17,8% Profesionales: 10,7% Docentes: 5,7% Conscriptos y personal subalternode las Fuerzas de Seguridad: 2,5%Amas de casa: 3,8% Autónomos y varios: 5,0% Periodistas: 1,6% Actores y artistas: 1,3% Religiosos: 0,3%
(Informe de la CONADEP, Libro:
Nunca Más, Eudeba, 1984)
La tortura Todos estaban incluidos en la categoría de
"enemigos de la nación". La metodología implementada consistió en la
desaparición de personas, las cuales en realidad eran llevadas a centros
clandestinos de detención, operados por las FFAA., donde se los sometía a
interrogatorios basados en tormentos físicos. Los campos de detención Se levantaron centros clandestinos de detención
y torturas. En estos laboratorios del horror se detenía, se torturaba y se
asesinaba a personas. Se encontraban en el propio centro de las ciudades del
país, con nombres tristemente famosos, como la ESMA, el Vesubio, El Garage
Olimpo, El Pozo de Banfield o La Perla. Existieron 340 distribuidos por todo el
territorio. Locales civiles, dependencias policiales o de las propias fuerzas
armadas fueron acondicionados para funcionar como centros clandestinos. Estas
cárceles clandestinas tenían una estructura similar: una zona dedicada a los
interrogatorios y tortura, y otra, donde permanecían los secuestrados. Ser
secuestrado o "chupado", según la jerga represora, significaba ser
fusilado o ser arrojado al río desde un avión o helicóptero. Los desaparecidos Debido a la naturaleza, una desaparición encubre
la identidad de su autor. Si no hay preso, ni cadáver, ni víctima, entonces
nadie presumiblemente es acusado de nada. (Amnistía Internacional, en su
informe sobre la desaparición de personas por motivos políticos).
Hubo miles de desaparecidos: la CONADEP constató
más de 9.000 casos. Los organismos de derechos humanos hablan de más de 30.000. Apropiación de chicos
Además del secuestro de adultos, hubo un plan
sistemático de apropiación de niños. Los niños robados o que las madres parían
en los centros de detención fueron inscriptos como hijos propios por muchos
miembros de la represión, vendidos o abandonados en institutos.
Durante la dictadura, los militares consideraban
que los hijos de los desaparecidos debían perder su identidad. Por eso los
hacían desaparecer y los entregaban a familias de militares. Ellos pensaban que
la subversión era casi hereditaria o que se trasmitía a través del vínculo
familiar. De la misma forma que a los hijos de desaparecidos se intentó
quitarles su familia, a la sociedad en general se intentó quitarle esos
antecedentes que, como los padres de esos chicos, eran considerados subversivos. (Diario "Página 12", 10 de diciembre de 1995)
La noche de los lápices (16/9/76)
La operación conocida como la “Noche de los
lápices”, que se desarrolló entre agosto y octubre de 1976, implicó el
secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata,
que habían luchado en defensa de un boleto estudiantil.
Madres de Plaza de Mayo
El grupo Madres de Plaza de Mayo nació en 1977,
integrado precisamente por madres de desaparecidos, cuya lista engrosaron
también algunas de sus fundadoras. Se convirtieron en el más activo sector de
oposición al gobierno.
Desindustrialización
La pequeña y mediana empresa fue sacrificada en el
altar de la eficiencia, iniciándose un proceso de acelerada
desindustralizacion, ante la imposibilidad de competir con productos
provenientes del exterior. La aplicación de las recetas neoliberales no
resolvió, sino que profundizó los problemas económicos. Especulación
A comienzos de 1977, el ministro de Economía, José
Martínez de Hoz, inició un experimento monetario, denominado "la
tablita". Fue un sistema de devaluaciones preanunciadas que, sumado a la
"ley de entidades financieras" de junio de ese año (que liberó el mercado
de dinero y dio garantía estatal a los depósitos a plazo fijo), dio comienzo a la especulación o "bicicleta
financiera".
La plata dulce
La dictadura implementó un plan basado en el
liberalismo monetario, que era apoyado por bancos extranjeros y organismos
internacionales. El funcionario encargado de cumplir el plan económico de los
militares fue José Alfredo Martínez de Hoz. Puso fin al Estado
intervencionista, a la protección del mercado interno y al subsidio a empresas.
Se congelaron los sueldos. Dejó actuar al mercado libremente. Los resultados
finales fueron desastrosos. Hubo un gran endeudamiento externo, las industrias
quebraron y, al finalizar la dictadura, se desató la inflación.
El conflicto del Beagle
Las cuestiones limítrofes entre laArgentinay Chile estuvieron condicionadas por las
circunstancias políticas imperantes en cada país. Bajo regímenes dictatoriales
en ambas naciones, las diferencias fronterizas estuvieron a punto de derivar en
una guerra abierta. En 1978, luego de que laArgentinarechazó el fallo arbitral británico, el
conflicto por el Beagle alcanzó su punto más álgido. El 8 de enero de 1979, laArgentinay Chile firmaron el Acta de Montevideo, que
sometía el entredicho a la mediación del Papa. Finalmente, la propuesta papal,
conocida a través del cardenal Antonio Samoré, se dio a conocer el 12 de
diciembre de 1980 y fue aceptada por laArgentinaen 1984 después de una consulta popular no
vinculante, en la que el "sí" al acuerdo se impuso por un amplio
margen de votos. (Historia Visual de laArgentinacontemporánea, Clarín, La Política Exterior)
El Mundial '78
El triunfo final de la selecciónArgentinaen el Mundial de Fútbol ha supuesto que la Junta Militar que dirige el
Gral. Videla haya cubierto con creces los objetivos que se propuso al emprender
la organización del campeonato. Durante 25 días, los problemas del país
argentino han pasado a un segundo plano y el título mundial conseguido por su
selección los mantendrá oculto por más tiempo aún. (Diario "El País",
junio de 1978)
1982: La guerra de las Malvinas
En medio de la crisis política, económica y social
del régimen militar, sorpresivamente el 2 de abril de 1982, tropas argentinas
recuperaron las islas Malvinas. Tras frustrados intentos diplomáticos, la
fuerza de tareas británica llegó al Atlántico sur y comenzaron las
hostilidades. Con hitos como el hundimiento del crucero "General
Belgrano" -que produjo 322 muertos- y del destructor británico
"Sheffield", la guerra concluyó el 14 de junio, con la rendiciónArgentina. La derrota marcó el derrumbe político del
régimen.
El regreso de los soldados arrojó luz
sobre las sospechas de lo que habían padecido, sin los pertrechos y el
entrenamiento suficientes para enfrentar a los británicos. Para defender las
islas del ataque de ingleses bien entrenados y equipados, la junta militar
procedió a reclutar jóvenes argentinos, sin instrucción militar, la mayoría de
los cuales provenía de provincias pobres del interior del país. La derrota
catastrófica de Malvinas y el conocimiento de la muerte de centenares de
jóvenes argentinos (más de 600), deterioraron el frente militar, pero sobre
todo, la reputación del ejército, al cual se consideró como mayor responsable
del desastre.
La Memoria
Los viejos amores que no están, la ilusión de los que perdieron, todas las promesas que se van, y los que en cualquier guerra se cayeron
Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia
El engaño y la complicidad de los genocidas que están sueltos, el indulto y el punto final a las bestias de aquel infierno
Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia
La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento
Los desaparecidos que se buscan con el color de sus nacimientos, el hambre y la abundancia que se juntan, el mal trato con su mal recuerdo
Todo está clavado en la memoria, espina de la vida y de la historia
Dos mil comerían por un año con lo que cuesta un minuto militar Cuántos dejarían de ser esclavos por el precio de una bomba al mar
Todo está clavado en la memoria, espina de la vida y de la historia
La memoria pincha hasta sangrar, a los pueblos que la amarran y no la dejan andar libre como el viento
Todos los muertos de la A.M.I.A. y los de la Embajada de Israel, el poder secreto de las armas, la justicia que mira y no ve
Todo está escondido en la memoria, refugio de la vida y de la historia
Fue cuando se callaron las iglesias, fue cuando el fútbol se lo comió todo, que los padres palotinos y Angelelli dejaron su sangre en el lodo
Todo está escondido en la memoria, refugio de la vida y de la historia
La memoria estalla hasta vencer a los pueblos que la aplastan y que no la dejan ser libre como el viento
La bala a Chico Méndez en Brasil, 150.000 guatemaltecos, los mineros que enfrentan al fusil, represión estudiantil en México
Todo está cargado en la memoria, arma de la vida y de la historia
América con almas destruidas, los chicos que mata el escuadrón, suplicio de Mugica por las villas, dignidad de Rodolfo Walsh
Todo está cargado en la memoria, arma de la vida y de la historia
La noche que terminó la carrera de Sinéad O’Connor…
El 16 de octubre del 92 se dio una de las silbatinas más feroces en la
historia del rock. Sinéad O´Connor enfrentó uno de los escándalos más brutales
tras enfrentar a la Iglesia.
Primero, zanjar una discusión inútil: Sinéad es una cantante de
canciones pop, golpeada de pequeña, que conoció los reformatorios, se rapó la
cabeza y señaló los abusos en las iglesias. Más rock que eso, ya sería Keith
Richards. El rock no es un género musical (también hay uno que lleva ese
nombre): es antes que nada, una actitud ante la vida.
Sinéad O´Connor era una muñeca, en sus años de juventud. Pero las
apariencias engañan. La niña venía recargada de una infancia dura en las
ciudades heavys de una Irlanda siempre al borde del estallido. No era
precisamente una princesita. Tras unos iniciáticos años rodeados del éxito
masivo, todo dio un vuelco en un programa de TV famoso de EE.UU.
El 3 de octubre de 1992, Sinéad se plantó ante las cámaras del Saturday
Night Live. Los corazones americanos suspiraron con la idea de ver a la
muñequita cantando como los dioses canciones sobre su corazón roto. Pero Sinéad
tenía otra idea, aunque los dioses sí tenían algo que ver (al menos, sus
representantes en La tierra, según ella).
Mientras cantaba a capella “War”, de Bob Marley, Sinéad modificó una frase
y rompió una foto del Papa Juan Pablo II, arrojando los restos a cámara. No era
un ataque a la persona del Papa, sino su modo de denunciar los repetitivos
abusos sexuales en las iglesias. Las líneas de teléfono se saturaron de
llamados enfurecidos. Pero allí no terminaría todo.
Apenas dos semanas después, un Madison Square Garden colmado festejaba un
tributo a Bob Dylan. Sinéad estaba invitada y, cuando tocó su turno, salió a
escena a cantar “I believe in you”. Una silbatina feroz cayó sobre ella. El
progresista público neyorquino prefería seguir haciendo la vista gorda antes
que aceptar los horrores avalados por la religión. Kris Kristofferson se acercó
y le dijo “no permitas que los bastardos te depriman”. A la muchacha ni hacía
falta decirle aquello. Sinéad cambió los planes y comenzó a cantar “War” con
una furia encendida, casi escupiendo la letra a los dinosaurios espectadores.
La noche terminó en desastre. La relación entre los americanos y O´Connor jamás
pudo reponerse.
Con altibajos, la carrera de Sinéad tuvo idas y vueltas, sin recuperar el
esplendor anterior a esa noche triste. Años después, las noticias de abusos
sexuales en las iglesias recorrieron el planeta entero, recibiendo condena casi
unánime en cada sitio remoto. Sólo resistieron un puñado de imbéciles. Tal vez
alguno de ellos estuvo esa noche en el Madison.
Filósofo Antístenes. "El cinismo es una traición intelectual". Norman Cousins Político, escritor, periodista y activista americano
Esta no es una profesión para cínicos, nos enseñó ese
maestro de periodistas, el polaco Ryszard Kapuscinski, para quien ser buena
gente, conmoverse con el sufrimiento ajeno, es una condición esencial para
ejercer el periodismo de manera correcta: “Una cosa es ser escépticos,
realistas, prudentes, lo que es necesario, y otra ser cínicos, que es una
actitud inhumana que nos aleja de nuestro oficio, al menos si se lo concibe de
manera seria”. Y como de maestros se trata, en estos tiempos en los que
hablamos más de personas que de temas, de periodistas con nombre y apellido que
de la prensa como función inherente al sistema de las libertades, vale seguir
el consejo de otro de los referentes éticos del periodismo, Javier Darío
Restrepo, quien ante sus alumnos advierte: “Hablemos de los males, no de los
malos”.
Para huir al cinismo y la personalización en la que ha caído el debate en
torno al rol de los medios públicos y el periodismo en una sociedad democrática,
tras la década del "periodismo militante" en la que se distorsionó la
profesión de informar, cuyo destinatario es siempre el ciudadano. Nunca el
poder. Vale, por eso, recordar los valores esenciales que sustentan el trabajo
periodístico.
Las Constituciones democráticas protegen la función de la prensa, no como
privilegio del periodista sino como garantía del trabajo que realiza, mediar
entre la ciudadanía y el poder. ¿Por qué el periodista no está obligado a
revelar sus fuentes, ni sus críticas pueden considerarse desacato ni calumnias?
¿Por qué las leyes lo protegen de los tribunales y de sus mismos editores?
Precisamente para ofrecerle condiciones de libertad y seguridad para cumplir con lo que lo trasciende
personalmente, el derecho de la sociedad a ser informada con independencia y
honestidad.
La tradición autoritaria de nuestro país distorsionó la función de la
prensa, de la cual la política no es ajena. Ante los nuevos tiempos
democráticos, debió rehabilitarse de sus viejas prácticas propagandistas. Sin
embargo, sobrevivieron otros defectos. En Argentina, un anunciante y un
micrófono hacen a un periodista. Sobre todo en la televisión por cable, donde
los periodistas deben “alquilar espacios”, cual las Iglesias de los pastores
electrónicos.
Una herencia de los 90, cuando los negocios vaciaron las pantallas de
programas periodísticos en lugar de cumplir con la que es una obligación no
escrita de las empresas periodísticas, los programas políticos de gran
audiencia. Al final, es función de la prensa dinamizar el debate público, con
el que se puede medir sin errar el desarrollo democrático de una sociedad.
Mejores ciudadanos mejoran el sistema democrático.
Entre nosotros, todavía el debate televisivo carga con la marca de la
espectacularidad y la dictadura del “minuto a minuto”; el que no insulta está fuera de la única función que
cuenta en la televisión: atraer a la audiencia. Sobrevive en las redacciones la
vieja discusión entre lo que importa y lo que interesa. Hemos vivido
situaciones esquizofrénicas en las que los encuestadores nos decían que la
muerte del fiscal Nisman no interesaba a la sociedad, sin que gritáramos con
fuerza que sí importa que maten en una democracia a un fiscal de la república.
No importa si en las encuestas se deduce que a la sociedad no le interesa
la corrupción. Los buenos periodistas son los que se interesan por los temas que
importan a una sociedad, por más desinteresada que esté sobre esos temas, como
son la corrupción o la impunidad. Dos problemas de enorme importancia para la
salud democrática y las arcas públicas de la Nación. El buen periodista es el
que nunca pierde de vista lo que importa, que siempre tiene que ver con los
valores, sin caer en la tentación de gritar para concitar el interés de la
audiencia para así conseguir más auspicios.
Al llegar a Buenos Aires, en la mitad de los años 70, recibí un consejo que
hasta hoy me resuena: “No le digas a nadie que saliste de una universidad”. El
viejo prejuicio contra las escuelas de periodismo que por suerte ya no se
reconoce. Es cierto que en la universidad no se aprende a escribir, ni se
adquiere lo que es primordial a todo buen periodista, la curiosidad y el
interés público. Pero en las buenas escuelas de periodismo se enseña y se
debate lo que sustenta el trabajo periodístico, los derechos y la
responsabilidad inherente a ese privilegio de informar y hablar por los otros.
No deja de ser paradójico que aquellos que descreen del periodismo porque
son propagandistas de gobierno y confunden prensa con empresa, a la hora de la
libertad de empresa reivindican la libertad de prensa. Una actitud cínica que
no es propia de los verdaderos periodistas. Sólo por eso, aprovechemos el
momento para contribuir a definir la función de la prensa para que sea la misma
sociedad la que decida quién quiere que hable por ella, los que tienen vocación
de servicio y sacrificio o los que tan sólo defienden intereses personales o
grupales.
Cinismo: Actitud de la persona que miente con
descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo
que merece general desaprobación.