En el país, la Iglesia conocía la advertencia vaticana hacía varios meses, pero sólo ayer, luego de que el padre Rubén Capitanio, virtual vocero de Melani, hablara con la prensa, fuentes del Episcopado dejaron trascender que los obispos ya sabían del malestar de Battista Re, incluso antes de viajar a Roma.
Y otra vez optaron por el silencio. La primera asamblea plenaria del año de la Conferencia Episcopal, de la que participó Melani, termina hoy sin información sobre las preocupaciones y observaciones del centenar de obispos que sesionó desde el lunes en Pilar.
"La sugerencia existió", dijo ayer a LA NACION el padre Capitanio y agregó que, según le dijo Melani, el cardenal no le hizo un pedido de renuncia, sino una sugerencia a título personal. Entre los considerados "abusos litúrgicos" cuestionados a Melani se mencionan faltas a disposiciones del ritual de las ceremonias religiosas, como que los sacerdotes no se revistan debidamente (con alba blanca, estola y casulla), delegar la distribución de la comunión en laicos y ellos se sumen a las filas de los fieles o que, habiendo hostias, consagren panes. La principal objeción a su postura teológica es la escasa diferenciación en el interior de la Iglesia entre jerarquía y feligresía.
La amonestación de Battista Re -uno de los funcionarios vaticanos que intervino en el controvertido caso del obispo lefebvrista Richard Williamson-, transmitida por Melani a los sacerdotes y religiosos de Neuquén, provocó una cadena de adhesiones al obispo de todos los sectores sociales de esa provincia.
En un encuentro realizado a fines de abril, en Zapala, sacerdotes y agentes de pastoral dieron su respaldo al prelado a través de una carta. Además del "sincero e incondicional apoyo", los firmantes piden disculpas a Melani "y a todos nuestros hermanos si como pastores, sacerdotes, religiosos o agentes de pastoral, hemos hecho sufrir a alguien con nuestras actitudes" e invitan a pedir a Dios que se respeten las diferencias y éstas sean vistas como una riqueza. En ámbitos cercanos a Melani, afirman que el obispo no cree que esta advertencia se convierta en un pedido formal de renuncia.
Lo mismo piensan en la Embajada Argentina ante la Santa Sede en Roma. "No tenemos información oficial, pero, por lo que sabemos, las causas no son lo suficientemente graves", dijo un hombre del entorno del embajador Juan Pablo Cafiero, quien tiene, según supo LA NACION, un "muy buen concepto de Melani".
La remoción de un obispo es capacidad exclusiva del Santo Padre y sólo se solicita por haberse cumplido la edad reglamentaria para ejercer ese ministerio (los 75 años) o por causas graves. "Fueron los casos de los obispos Juan Carlos Maccarone y Edgardo Storni quienes renunciaron en medio de escándalos de tipo moral", recordó un profundo conocedor de las relaciones entre la Iglesia en la Argentina y la Santa Sede. "Lo de la liturgia es una excusa; detrás de esto hay gente que no comparte la orientación pastoral de Melani y está presionando a Roma para designar un obispo coadjutor", agregó.
Según la información difundida, las quejas presentadas ante el Vaticano son anónimas.
Sin embargo, allegados al obispado de Neuquén afirmaron conocer a sus autores. No aceptan dar nombres porque adhieren a la actitud del obispo, quien, según les dijo, considera que "ellos piensan que lo que hacen es por un bien de la Iglesia". Capitanio, por su parte, dijo a LA NACION que las quejas pueden haber surgido de "algún estanciero del interior" que presenció alguna misa sin la ornamentación correspondiente.
En Neuquén, una diócesis habituada a un estilo pastoral más cercano a la teología de la liberación, no recuerdan antecedentes de un reclamo como el de ahora. Ni siquiera cuando a una imagen de la Virgen María se le colocó un pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo en el barrio San Lorenzo, en tiempos de la dictadura militar, cuando Jaime De Nevares estaba al frente de esa diócesis.
© Escrito por Silvina Prenat en el diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos el sábado 16 de mayo de 2009