el corazón quedó,
pero una estrella nos llama del sur.
Y un barco de esperanzas cruza el mar.
América, la tierra del sueño azul.
Es un vaso de vino,
es un trozo de pan."
Su casa es de las que dan ganas de vivir allí: cálida, con cierta onda mexicana, atiborrada de libros y fotos con historia. Miguel Bonasso –diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, periodista y escritor–, conoce el lenguaje periodístico, disfruta de la sesión fotográfica y hasta propone: “Si querés hacemos una foto cocinando, algo que me gusta mucho. Otra de mis pasiones es el tango”.
No puede separar las dos cosas que ama: la política y la literatura. Está orgulloso de su último libro, “La venganza de los patriotas” (Editorial Planeta). Su pasión, que a veces se transforma en vehemencia, es la culpable de que en algunos pasajes su voz suba de volumen, hasta transformarse en gritos con aroma a debate parlamentario.
Noticias: ¿Por qué decidió escribir este libro?
Miguel Bonasso: La primera razón es que tenía muchas ganas de volver a la literatura: allí está el gozo, la política es una obligación moral. De manera muy rústica, la política es mi esposa y la literatura es mi amante (se ríe). La segunda es que en 1993, buscando material para “El Presidente que no fue” (N. de R: biografía de Héctor Cámpora), leí la obra de teatro que Juan Bajarlía hizo sobre Monteagudo y dije: puta, qué personaje sensacional. El tipo fue asesor y consejero de Castelli, San Martín, O'Higgins y Bolívar.
Noticias: ¿Dónde quedó el altruismo de la política?
Bonasso: Es difícil comparar al senador (César) Gioja (se ríe) con “el Hachado” (Juan) Arenales, quien vence en la batalla de Florida con doce heridas en el cuerpo y un hachazo en la sien. No es que no hubiera corrupción, deseos de poder, miserias y contradicciones, pero eran revolucionarios, esa es la palabra.
Noticias: ¿Por qué escribió una novela de acción, casi un thriller?
Bonasso: Mi madre, una miliciana socialista vasca, me regaló dos mundos: el real y el más decoroso de Alejandro Dumas. Cuando cumplí 8 años me obsequió “Los Tres Mosqueteros” y todavía soy ferviente admirador de Dumas. Quería rendirle un homenaje a él y decidí contar la independencia de América del Sur como una novela de capa y espada, llena de intriga, relaciones de poder y espionaje. Pero tenía un problema técnico muy serio: al morirse Monteagudo, se me acababa el libro. Mi hijo Federico me dijo: “Tenés que inventar tu D'Artagnan”. Así nació el álter ego de Monteagudo, el general Ayala.
Noticias: Cristina Fernández suele justificar su estilo confrontativo mencionando a Moreno o Monteagudo, que no dudaron en utilizar la violencia.
Bonasso: Estaban en guerra, no eran violentos porque les gustaba. La Presidenta no puede reivindicar “la gesta” y después vetar la Ley de Glaciares. Tener pasión no significa gritar ni levantar el dedito, significa ser consecuente en aquello que se defiende. A los jacobinos, como Monteagudo y Moreno, los caracterizó su consecuencia, no su violencia. Hicieron cosas increíbles, tenían una organización admirable y no había Twitter ni Facebook ( ríe).
Noticias: ¿Qué opina del uso que algunos funcionarios le dan a Twitter?
Bonasso: No se puede condenar al instrumento, el problema aparece cuando lo utilizan sólo para putear. Estoy en contra de la “política caníbal”. La pasión no justifica el agravio. Sentarse con alguien que piensa distinto y tomar las mejores cosas de cada uno no es transar, es hacer política en democracia.
Noticias: ¿En qué consiste la Ley de Glaciares?
Bonasso: La Cordillera de los Andes es la fábrica del agua más pura y potable que tenemos. Las mineras vuelan el cerro, pulverizan las rocas, le agregan millones de litros de agua y lo mezclan con una cantidad enorme de cianuro. A eso le dicen “la sopa”. Encima, esa sopa se hace en un agujero, que en el caso de Pascua-Lama, va a tener 400 metros de profundidad por 340 hectáreas de superficie ¡Estamos defendiendo el agua! Las empresas se quejaban con Gioja porque se les acaba el negocio, entonces Gioja le dijo a la Presidenta que había que vetar, y ella en su momento lo vetó. Estamos hablando de un negocio de 3.000 millones de dólares. Si no defiendo esto a muerte, no puedo ser presidente de la comisión de Recursos Naturales.
Noticias: ¿Qué lo entusiasmó de Kirchner al principio?
Bonasso: Kirchner me prometió cosas que en su gran mayoría cumplió: renovar la Corte Suprema, respetar los derechos humanos, no reprimir los conflictos sociales, etcétera. Yo pensaba que podía ser un gobierno de transición, que permita que las fuerzas populares se organicen. Mientras él recorrió ese sendero, yo y un 70% de la sociedad lo apoyamos.
Noticias: ¿Qué cambió?
Bonasso: Me di cuenta de que seguían ganando los mismos de siempre. Techint se llevaba 2.300 millones de dólares; los Kirchner aumentaban su patrimonio de manera sideral; las mentiras escandalosas del INDEC subestimaban en millones la cantidad de pobres, y la famosa Ley de Medios, por la que tanto peleé, en lugar de proponer al Congreso como autoridad de aplicación quedó en manos de (Gabriel) Mariotto. Es lo mismo si el poder comunicacional se acumula en manos de (Héctor) Magnetto o de Electroingeniería. Yo quiero verdadera pluralidad. No creo en la lealtad entendida como obediencia debida.
Noticias: El diario montonero “Noticias”, que usted dirigía, no era un típico medio partidario...
Bonasso: (interrumpe) Fue un gran diario. La conducción del partido quería convertirlo en un resumidero de comunicados y les decíamos que eso no iba a vender ni 1.500 ejemplares. Imaginábamos un diario popular, que compitiera con “Crónica”, con un despliegue fotográfico espectacular. Y lo logramos. Tenía una dirección colectiva y, es curioso, pero (Horacio) Verbitsky cada vez que habla del tema omite que yo era uno de los directores y que por eso pusieron una bomba en mi despacho y otra en mi casa. Fue cerrado cuando tiraba 150.000 ejemplares.
Noticias: ¿Qué opina del presente de Página/12? Usted fue uno de los fundadores
Bonasso: Se transformó en el boletín oficial. El periodismo debe ser como un sismógrafo, sensible a lo que pasa en la sociedad.
Noticias: ¿Por qué periodistas que en los '90 decían que su tarea era ser crítico del poder, hoy juegan un papel tan diferente?
Bonasso: La pregunta es: ¿cómo Verbitsky terminó siendo el Neustadt de Kirchner?
Noticias: ¿Y cuál es el verdadero Verbitsky?
Bonasso: (piensa) Lo malo de las etapas finales es que son las decisivas. Él se ha convertido en un amanuense del poder. Está del lado de los colonialistas de la Barrick Gold y de las licitaciones beneficiosas para Electroingeniería y yo, que ataco eso, resulta que le hago el juego a la derecha. Verbitsky fue (enfatiza) un gran periodista, ya no lo es.
Noticias: ¿Los Kirchner son o fueron progresistas?
Bonasso: Al comienzo creí que lo eran. Pensaba que eran militantes de los '70 y ni eso. Su participación fue muy periférica, mientras a mí me buscaban para cortarme en pedacitos como un salame, Kirchner hacía usura con los departamentos en Santa Cruz. Después, comenzó una utilización mercantilista de los derechos humanos. Me duele que los mártires de los '70 –con sus errores, pero se jugaron la vida–, sean utilizados para encubrir una corrupción estructural. Quedaron en evidencia ciertas falencias estructurales que, sobre todo los intelectuales de Carta Abierta, deberían ver. Afanar no es progresista. ¡Cuando se roba se condena a la miseria y al hambre a los pibitos! ¡Al que le afana al Estado hay que cortarle la manito! En esto soy jacobino, como Monteagudo.
Noticias: ¿Está de acuerdo con esta cierta apertura que hay en Cuba?
Bonasso: Yo soy amigo personal del comandante Fidel Castro y muchas veces me preguntan cómo conviven en mí la admiración hacia sus políticas y mi prédica republicana en la Argentina. Cuba es una fortaleza sitiada por el imperio más grande del mundo, pretender que tenga instituciones escandinavas es ridículo. Cuba es nuestro último reducto de dignidad latinoamericana. No quiere decir que yo pretenda hacer algo parecido de la Argentina, tenemos diferentes historias, estructuras económicas y sociales. Aspiro a que las cosas cambien sin que se pierda lo esencial de la revolución, como la educación y la salud igualitaria
Noticias: ¿Y qué le parece Hugo Chávez?
Bonasso: También soy amigo de Chávez, pero nos hemos visto muy poco últimamente y creo que se debe a una interferencia... y tengo la sospecha de que algo tiene que ver el amigo (Julio) De Vido. Yo fui el primero que le aconsejó a Kirchner que debía acercarse a Venezuela: si Brasil era el “monopolio bueno”, Venezuela debía funcionar como el fiel de la balanza para equilibrar las relaciones comerciales.
Noticias: ¿Que piensa de la censura en Venezuela?
Bonasso: Hay que ver bien lo que pasa allá. Los medios llevaron a cabo un golpe de Estado en el 2002. Eso excede la libertad de prensa. Si un diario llama abiertamente al golpe, es subversión.
Noticias: ¿Qué Argentina imagina en el 2011?
Bonasso: Es difícil deslindar lo que creo de lo que quiero, pero en la Argentina hace falta una gran coalición socialdemócrata.
Noticias: ¿Cuál es su patriota preferido? ¿Hay patriotas hoy?
Bonasso: San Martín, es el más grande, sin dudas. ¡No por eso lo idealizo, eh! Hay de todo en el libro, hasta le practican una fellatio. Sé que por eso me voy a comer alguna puteada, pero voy a contestar que el Padre de la Patria también se merece una alegría (se ríe). En esta época, de su estatura, no hay ninguno.
Callar las Voces Críticas...
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha dado un nuevo paso en su batalla contra los medios de comunicación, y sobre todo contra el grupo Clarín. El miércoles, en la Casa Rosada, presentó un voluminoso informe en el que acusa a los periódicos Clarín, La Nación y el entonces vespertino La Razón de haber comprado, gracias a las torturas que la dictadura de Videla infligió a sus anteriores dueños, la empresa que actualmente abastece de papel a 170 diarios de Argentina. Con esta maniobra, los Kirchner convierten a esas cabeceras en cómplices del régimen militar y se reservan para ellos el papel de justicieros que solo pretenden acabar con las afrentas de un pasado tenebroso.
Tanto Clarín, que tiene hoy el 49% de la papelera, como La Nación, que es dueña del 22% (un 27% corresponde al Estado), han dado otra versión de los hechos. La compra de Papel Prensa a la familia Graiver, afirman, se produjo cinco meses antes de que sus miembros fueran detenidos por la dictadura, acusados de tener vínculos con el grupo armado de los Montoneros. La compra fue legal y pública, se informó de ella y, durante los 27 años de democracia, no ha habido denuncia alguna de que hubiera habido alguna irregularidad en aquella operación. Isidoro Graiver, hermano de David, el dueño de Papel Prensa, ha confirmado que las cosas sucedieron así y que él mismo participó en la venta. La viuda del propietario, Lidia Papaleo, defiende en cambio la versión oficial.
El episodio está lleno de ángulos oscuros y resulta aún más turbio si se lo analiza en el contexto del asedio al que los Kirchner tienen sometido al grupo Clarín desde la crisis agraria de 2003, en la que el diario fue muy crítico con su gestión. A partir de entonces, los ataques contra ese medio de comunicación no han cesado: crearon una ley antimonopolio para debilitarlo (impugnada por ahora en los tribunales), les quitaron los derechos de retransmisión del fútbol y, hace muy poco, cancelaron su licencia como operadora de Internet (donde tenían 1,5 millones de abonados).
En el caso de Papel Prensa, los Kirchner quieren aprobar una ley para que sea el Estado el que controle la producción de papel. Es un paso más para ahogar las voces críticas, y que muestra la veta cada vez más autoritaria de la pareja, obsesionada por conservar el poder y que, como las peores dictaduras, podría esta vez haber manipulado el pasado reciente, que tanto pesa en los argentinos, para salirse con la suya.
© Publicado en el Diario El País de Madrid, como Ediotrial, el viernes 27 de Agosto de 2010.