martes, 4 de diciembre de 2018

Superliga Argentina. Huracán 1 vs. Defensa y Justicia 1... @dealgunamanera...


Huracán y Defensa igualaron en el Palacio…


El conjunto de Parque Patricios empató 1 a 1 frente al Club Social y Deportivo Defensa y Justicia en el partido correspondiente a la 14ta fecha de la Superliga Argentina de Fútbol.

© Escrito por Nicolás Roncoroni el martes 04/12/2018 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotografías: Daniel Méndez.


Los dirigidos por Gustavo Alfaro regresaron esta noche a la actividad en el campeonato local después de tres semanas sin encuentros oficiales. El Globo enfrentó a Defensa y Justicia, el único equipo invicto del torneo, por la 14ta fecha de la Superliga Argentina de Fútbol 2018-2019.

La visita tuvo la primera posibilidad del encuentro con un tiro de Nicolás Fernández, que salió por arriba del travesaño. Al instante, Carlos Auzqui respondió con un enorme derechazo, el cual se estrelló en el palo derecho de Ezequiel Unsain. Lucas Gamba también estuvo cerca de marcar, pero su definición fue defectuosa.

Gastón Togni contó con un mano a mano contra Marcos Díaz, que el arquero respondió de la mejor manera. A los 32, Matías Rojas remató de media distancia y el balón pegó en el travesaño. A los 42, Andrés Chávez desbordó por la izquierda y tiró el centro para Gamba, que marcó el 1 a 0 para Huracán.

La segunda etapa del partido no mostró mayores situaciones de gol. A pesar de no tener la pelota, los de Parque Patricios lograron controlar el juego y no pasaron sobresaltos. Cerca del cierre del cotejo, a los 44, Alexander Barboza bajó un pelotazo con la cabeza y Lisandro Martínez apareció para meter el 1 a 1 final en el Palacio Ducó.

Los quemeros volverán a jugar el próximo domingo 9 de diciembre a las 19:20 contra Gimnasia de La Plata en el Bosque.

Síntesis:

Huracán 1 

Marcos Díaz; Christian Chimino, Sául Salcedo, Federico Mancinelli, Omar Alderete; Carlos Auzqui, Israel Damonte, Iván Rossi, Patricio Toranzo; Lucas Gamba y Andrés Chávez. DT: Gustavo Alfaro.

Defensa y Justicia 1 

Ezequiel Unsain; Nicolás Tripichio, Lisandro Martínez, Alexander Barboza Ullúa, Rafael Delgado; Domingo Blanco, Leonel Miranda, Matías Rojas; Ciro Rius, Nicolás Fernández y Gastón Togni. DT: Sebastián Beccacece.

Gol en el primer tiempo: 42m. Gamba (H).

Gol en el segundo tiempo: 44m. L. Martínez (DJ).

Cambios en el segundo tiempo: 17m. Ignacio Huguenet por Delgado (DJ), 20m. Norberto Briasco por Auzqui (H), 28m. Walter Pérez por Toranzo (H), 29m. Mariano Bareiro por M. Rojas (DJ), 37m. Juan Garro por Chávez (H), 39m. Ignacio Aliseda por Huguenet (DJ).

Estadio: Huracán.

Árbitro: Fernando Echenique.






domingo, 2 de diciembre de 2018

No llores por mí, G20… @dealgunamanera...

No llores por mí, G20…

Macri, emocionado en la gala. Fotografía: Captura de video.

Más allá del debate lagrimal, la cumbre ha significado un punto a favor para el Presidente.

© Escrito por Javier Calvo el domingo 02/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Si ni las lágrimas de Macri al final de la gala del Colón pudieron escapar del alineamiento en torno a su figura (y por oposición, a la de Cristina), parece más complicado salir de esa lógica bipolar si se trata de un balance de la cumbre, que conlleva mayores complejidades por la naturaleza misma del evento.

Antes de lo importante, terminemos con la anécdota: no está mal que Macri llore y que unos u otros, según el posicionamiento dual, se emocionen o enfurezcan por ello. Sí puede virar hacia el oportunismo cuando el aparato comunicacional presidencial (que incluye a ciertos medios y periodistas) propaga ese gesto. Ya estamos en campaña.

Más allá del debate lagrimal, la cumbre ha significado un punto a favor para el Presidente, que consolida una política exterior y una imagen for export como uno de los aspectos más altos de su gestión.

Buenos Aires no fue tierra arrasada o escenario de guerra callejera, como hemos visto en cumbres anteriores (caso Hamburgo) y en no pocas marchas porteñas.

Parece una verdad de Perogrullo decir que es mejor estar dentro que fuera del G20. Lo cierto es que hay sectores políticos nac & pop que intentan desmentir semejante obviedad.

Macri puede colgarse la medalla de haber organizado una cumbre exitosa, independientemente del efecto real en la política y comercio globales, que dependen de los grandes en serio, como EE.UU. y China.
La administración Cambiemos, claro, se adjudicará todos los méritos y caerá en ese egocentrismo tan argentino de creernos el centro del mundo. Ni muy muy, ni tan tan.

El desafío debería pasar por dos planos. En el orden internacional, que la Argentina se sume a los debates mundiales y aporte miradas imprescindibles aún desde la periferia a la que pertenecemos. Los problemas domésticos, graves, no tendrían que ser un impedimento (sino, que lo diga Macron y tantos otros). En el aspecto local, que las bilaterales del G20 le permitan al Estado avanzar en acuerdos de cooperación e inversión serios y sustentables, no tanto para la tribuna o para una fuerza política determinada.

Y hablando de fuerza, otro gran punto a favor: el G20 se llevó a cabo con protestas pero sin incidentes. Buenos Aires no fue tierra arrasada o escenario de guerra callejera, como hemos visto en cumbres anteriores (caso Hamburgo) y en no pocas marchas porteñas. El caos de hace solo una semana alrededor del Monumental disparó los peores augurios. Ni Perogrullo podría haber profetizado calma semejante. Esto debería emocionar más que el show del Colón.




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Cal y Arena... @dealgunamanera...

Cal y arena…

Líderes: Putin, Xi Jinping, May, Merkel, Macron y Trump. Dibujo: Pablo Temes.

Macri sintió cómo el mundo mira expectante el año electoral.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como nunca, a Mauricio Macri se lo vio llorar al final del muy buen espectáculo que se ofreció en el Teatro Colón para agasajar a los líderes mundiales que participaron de la cumbre del G20.

Seguramente imaginó otra realidad cuando hace unos años se eligió a la Argentina como sede de esta fastuosa reunión. Venía de ganar las elecciones; la economía lucía estable; la inflación parecía controlada y su reelección se daba ya casi como un hecho inexorable. Hoy, en cambio, hay un gobierno mendicante, pidiendo dólares al mundo y con encuestas que le auguran un futuro electoral que, cuando menos, es incierto.

Desde el punto de vista de la organización, el Presidente se anotó un triunfo. Era un triunfo que necesitaba, ante el bochorno que representó la frustrada final entre River y Boca por la Copa Libertadores de América. Como dijo un ex vicecanciller: “Esta semana tuvimos dos G20. Uno –que perdimos– fue el River-Boca; el otro –que ganamos– fue la cumbre de los jefes de Estado en Buenos Aires”.

Desde lo organizativo, la cumbre que paralizó a media Ciudad fue un éxito. Desde lo político, en cambio, no tanto. La personalidad disruptiva de Donald Trump es un factor complicante que aleja la posibilidad de avanzar en acuerdos sólidos entre los países miembros.

Toda la gestualidad del presidente de los Estados Unidos durante las 48 horas que pasó en la Capital Federal nos hablaba de su malhumor. Fueron pocas las ocasiones en las que se lo vio sonreír.

La Argentina quedó en un tironeo de situaciones entre las propuestas chinas de ahondar y tener una presencia más permanente en su relación bilateral con nuestro país versus la relación que el Gobierno mantiene con los Estados Unidos.

Para Macri, la reunión fue una muestra del apoyo que cosecha de parte de los gobiernos de las naciones más poderosos del mundo. No es poca cosa después del negativo e inútil aislamiento al que el kirchnerismo llevó al país. Ese apoyo se hizo significativo y concreto durante los borrascosos meses a lo largo de los cuales hizo eclosión la crisis y dinamitó la economía. Pero, a pesar de lo significativo de esos apoyos, los problemas del G20 y de nuestro país están lejos de haberse solucionado.

Rosas y espinas. 

Lo de Francia fue un ejemplo. La reunión entre Macri y Emmanuel Macron tuvo buena química personal pero, en lo temático, un curso sinuoso. El presidente de Francia apoyó el ingreso de la Argentina al selecto grupo de la OCDE, pero puso peros en relación con las negociaciones y acuerdos entre la Unión Europea y el Mercosur. Eso tuvo una excusa para trabarse en las declaraciones del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, quien dijo que no sabía cómo iba a ser la continuidad del Mercosur. Macron, que responde más a los intereses de los productores agrícolas de Francia interesados en que ese acuerdo con el Mercosur nunca llegue, se lo dijo a Macri sin tapujos: "Una vez que sepamos qué va a hacer Bolsonaro en Brasil en relación con el Mercosur, veremos cómo sigue la negociación". De paso, aprovechó para dedicarse por algunos minutos a criticar a Donald Trump, con quien tiene una mala relación después de los desplantes que el presidente de los Estados Unidos le hizo durante la conmemoración del fin de la Primera Guerra Mundial que hubo en París hace unas semanas. 

Por el lado de las ofertas, la Argentina quedó en un tironeo de situaciones entre las propuestas chinas de ahondar y tener una presencia más permanente en su relación bilateral con nuestro país versus la relación que el Gobierno mantiene con los Estados Unidos.

Esa circunstancia, que está muy medida por el pulso a pulso de la amistad de larga data que tiene Macri con Trump, le permitió a la Argentina acceder a créditos que de otra manera no hubiera conseguido y sin los cuales hoy estaría en default. Trump, que salvó del default a la Argentina, no puede hacer por la Argentina lo que la Argentina no hace por sí misma, que es dar previsibilidad desde el punto de vista político. Eso es lo que básicamente marcó la reunión del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, con un grupo de empresarios extranjeros que le hicieron saber que todos los proyectos están “en el hall” hasta que la dirigencia política vernácula dé un marco de certeza referida a la continuidad de estas políticas económicas. Es muy importante que la Argentina el año que viene empiece a dar muestras concretas de un proyecto neomacrista –sea Macri o sea Vidal– en cartera.

Las centrales nucleares, la terminación de las represas por parte de los chinos y un fuerte programa de apoyo al desarrollo energético estuvieron en el centro de las conversaciones con China. China es el principal productor de equipos de generación de energía eólica y solar. Lo mismo está ocurriendo con la producción de equipamiento para la generación de energía nuclear. Por eso está muy insistente con la idea de instalar una planta nuclear en Argentina. De esto van a hablar Macri y Xi Jin-ping en el desayuno de Estado que tendrán en la mañana de hoy domingo. Este es un tema que produce mucho ruido en Washington. Hubo un acercamiento interesante con España, pero está todo profundamente atravesado por ver si continúa o no el macrismo. Ese es el sesgo de toda esta cumbre, que agarró a la Argentina mal parada.

Pago chico. 

Si bien el Banco Central bajó la tasa de interés, el mercado le mostró que a determinada tasa prefiere comprar dólares. Por eso el tema de cómo aliviar la recesión por la que atraviesa la economía argentina no está terminado. Las palabras que faltan en nuestro presente son productividad, producción, incremento, desarrollo, mejora de los productos. Noviembre y diciembre son dos meses de tremenda caída de la actividad, rubros que caen por encima del 10% - 15%.

El hecho de que Cristina Fernández de Kirchner esté bien en las encuestas no solo inquieta a muchos de cara a un eventual gobierno suyo, sino que perjudica hoy el inicio de 2019, porque se empiezan a tomar decisiones defensivas anticipadas en los primeros días del año próximo. Nadie va a esperar a que la ex presidenta gane la elección para sacar sus dólares. Lo van a hacer mucho antes, si es que sus posibilidades de ganar se afianzan. Es algo que en el Gobierno todos saben.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.

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