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sábado, 27 de julio de 2019

Reclamo a la UAR por los 152 rugbiers desaparecidos... @dealgunamanera...

El 70 % de los deportistas víctimas del terrorismo de Estado tuvieron una pelota ovalada en sus manos...

Los All Blacks en la Ex ESMA. Imagen: Facebook Museo Sitio de la Memoria

Reclamo a la UAR por los 152 rugbiers desaparecidos Familiares y organismos de Derechos Humanos le pedirán a la Unión Argentina de Rugby que tenga un gesto por la memoria de sus jugadores desaparecidos.

© Escrito por Gustavo Veiga el  sábado 27/07/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La idea germinó una tarde lluviosa. Carlos Pisoni, de H.I.J.O.S., la compartió durante la presentación de un libro en el café Tortoni. La venía compartiendo con Julián Axat, abogado, poeta y docente. Una iniciativa parecida había sido presentada a la Unión Argentina de Rugby (UAR) en 2013 y 2014. Pero ignoró el pedido. Ahora quizás no pueda desentenderse de una nueva solicitud que le formularán los organismos de Derechos Humanos, más familiares, amigos y compañeros de los 152 jugadores desaparecidos que tiene este deporte.

La carta que les entregarán a los dirigentes les reclama que organicen “un reconocimiento institucional a los rugbiers detenidos-desaparecidos que formaban parte de diversos clubes en todo el país”. Aquel número demuestra que el rugby fue la disciplina más afectada por el terrorismo de Estado

Son 220 los deportistas federados víctimas de la última dictadura cívico-militar y de los grupos de ultraderecha como la Triple A o la CNU (Concentración Nacional Universitaria). De esa cantidad, casi el 69 por ciento tuvieron una pelota ovalada en sus manos. ¿Por qué tantos? Las respuestas se abren en varias direcciones. No hay una que explique todo.

En un par de semanas o más, sin un plazo prefijado, la carta que busca un pronunciamiento de la UAR llegará a destino. Pisoni y Axat --también hijo de desaparecidos, su padre Rodolfo jugó en La Plata Rugby Club-- le dieron forma a la propuesta que ya recogió varias adhesiones. Es el principio del que tal vez sea un largo camino. A nivel institucional el rugby no ha mostrado vocación de revisionismo. Lo confirma el texto que recibirán sus dirigentes: “Como ya se hiciera formalmente a través de reuniones mantenidas por integrantes de los organismos de derechos humanos en los años 2013 y 2014 con autoridades de la UAR, volvemos a reiterar el pedido”. Un pedido de reconocimiento. Un gesto institucional hacia los rugbiers desaparecidos. Hasta ahora hubo una excepción. En el club de Gonnet hay una placa que recuerda a sus veinte jugadores desaparecidos. Axat les dedicó un poema: Los canarios románticos.

Se dieron otras iniciativas, pero no partieron de los clubes, ni de la UAR o las uniones provinciales. El torneo nacional Homenaje a los rugbiers desaparecidos realizará su cuarta edición este año en Bariloche, el 9 y 10 de noviembre. 

Carola Ochoa es su fuerza motriz. Una sanjuanina que recorrió el país buscando completar la lista de víctimas del terrorismo de Estado que sufrió el rugby. Por ella se supo que hasta hoy son 152. Eliseo Branca, ex Puma y símbolo del CASI, además de varios ex jugadores, la acompañan en esta búsqueda de memoria, verdad y justicia. El evento que se completa con talleres y exposiciones sobre la temática les interesó a las autoridades de la Federación Francesa de Rugby.

En nuestro país esta cuestión que cruza a los derechos humanos con el deporte, es como una piedra en el zapato para la dirigencia. Que además sufrió reproches del sector más conservador del rugby por un hecho que ocurrió el miércoles 17 de julio. Ese episodio está mencionado en la carta que se le enviará a la UAR: “Recibimos con alegría la noticia de que los jugadores de los ALL BLACKS (en mayúsculas) hayan visitado el Sitio de Memoria de la Ex ESMA, y se interiorizaran de lo sucedido allí, y veríamos con agrado que lo mismo pueda suceder con las distintas categorías que conforman el seleccionado nacional de LOS PUMAS así como también con los clubes que son parte de la UAR”.

En una detallada nota sobre la visita del plantel neozelandés al ex centro clandestino de detención y tortura, el colega Ezequiel Fernández Moores cuenta cómo nació la idea de acercarse al lugar: “En plena recorrida, el fisioterapeuta Pete Gallagher, autor de la iniciativa, cuenta por qué está él allí: ‘Vine muchas veces a la Argentina, pasé siempre por la puerta, me pareció que ya era tiempo de entrar y conocer’”. Catorce All Blacks se sacaron fotografías --fue casi la mitad del plantel que estuvo en Buenos Aires para la victoria 20 a 16 sobre Los Pumas-- y después las subieron a sus redes sociales. La visita no era obligatoria, pero el grupo que estuvo en la Ex ESMA escribió en su cuenta de Instagram:  “La angustia inimaginable de este período todavía se siente hoy”. 

El hooker Dan Coles agregó: “Escuchamos historias de mujeres que estaban embarazadas y les quitaron sus bebés. Siempre tratamos de aprender un poco de la historia de los países que visitamos”. Algo semejante hicieron los Springboks sudafricanos en isla Robben. En septiembre del año pasado viajaron desde Ciudad del Cabo al presidio donde estuvo Nelson Mandela. De los 27 años que lo mantuvieron detenido durante el régimen del Apartheid, 18 los pasó ahí en condiciones de aislamiento. La memoria no está disociada del deporte.

Los Springboks en la isla donde estuvo preso Nelson Mandela.

La presencia de los bicampeones mundiales en la Ex ESMA puede vincularse con un dato deportivo de aquel trágico pasado que los neozelandeses quisieron conocer. En 1976, cuando se produjo el golpe de Estado, los All Blacks visitaron por primera vez la Argentina, una gira que la UAR celebró en su memoria y balance de ese año. 

“Es nuestra esperanza que podamos asimilar todo lo bueno que hemos visto para perfeccionar nuestro juego y sacar suficiente provecho de su técnica, potencia y efectividad. También expresamos nuestro deseo de que esta visita sea comienzo de una vinculación que se mantenga en el futuro, lo que sin duda será sumamente beneficioso para el rugby nacional”, decía la Unión.

Los Pumas jugaron dos partidos contra Nueva Zelanda en el ’76 en la cancha de Ferro. Perdieron 21 a 9 y 26 a 6. La UAR dejó constancia en su memoria de un dato insoslayable: “Por primera vez se contó este año con el concurso de la Compañía de Policía Militar del Cuerpo de Ejército 1, que tuvo a su cargo la seguridad interna del estadio”. Una postal de la época.

Los All Blacks que visitaron la Ex ESMA hace pocos días no habían nacido. Aquellos que vinieron a jugar cuando en el país se secuestraba, torturaba y desaparecía hoy ya deben estar jubilados. Se sabe ahora que 152 rugbiers integran la nómina más extensa de víctimas que deporte alguno haya sufrido en la Argentina. La UAR será notificada por carta sobre ello. 

Familiares, amigos, compañeros de equipo y organismos de derechos humanos esperan un gesto que se compadezca con la memoria de esos jugadores que estuvieron en sus registros. Los bicampeones mundiales que se conmovieron por lo que vieron en el ex centro clandestino más grande de la Armada seguramente estarían de acuerdo.




domingo, 24 de diciembre de 2017

Teniente General General Juan Jaime Cesio. Q.E.P.D. @dealgunamanera...

Fundó el CEMIDA y marchó con las Madres…


Murió el general Juan Jaime Cesio, defensor de la democracia y los DDHH.

Tenía 91 años y estaba internado en el Hospital Militar con un cuadro de neumonía. Fue degradado en la dictadura por su apoyo a los organismos de derechos humanos.

El general del Ejército Argentino Juan Jaime Cesio murió ayer a los 91 años tras ser internado por una neumonía y sufrir un cuadro de sepsis en los pulmones. Su apoyo a los organismos de Derechos Humanos durante la última dictadura militar lo expuso a sanciones y amenazas, fue perseguido y degradado.
Junto con otros militares fundó el CEMIDA (Centro de Militares para la Democracia Argentina) y realizó esfuerzos por la persecución y juzgamiento de los autores de las desapariciones sistemáticas de personas.
Recién en 2006 le fueron respuestos plenamente sus cargos y honores.
El presidente Néstor Kirchner le restituyó el grado militar junto al coronel Martín Rico, asesinado por la Triple A, a quienes estaba investigando.


También fue ascendido a general de brigada, nombramiento que había sido boicoteado por José López Rega antes del golpe de estado de marzo de 1976.

Fue recibido en noviembre de 2006 por el presidente Néstor Kirchner, quien le devolvió el uso de uniforme. (Foto: Lucia Merle)



domingo, 27 de marzo de 2016

La fatal equivocación… @dealgunamanera...

La fatal equivocación…


La fatal equivocación. Dibujo: Pablo Temes.

La incapacidad para pensar los errores parecía prolongar, en la débil transición democrática de los 80, los silencios de los años anteriores.

Han pasado cuarenta años del golpe de Estado; en junio habrá pasado medio siglo del que derrocó a Arturo Illia. En esa década que va entre 1966 y 1976 se preparó la tormenta que cerró el horizonte a partir del siniestro 24 de marzo. En ambas fechas, un periodismo mal informado, confundido o cooptado proporcionó a sus lectores un cuadro de marasmo político (en 1966) o de inconmensurable desorden interno (en 1976), que no tenía otra solución que la que se preparaba en los cuarteles.

Frente a un gobierno que no actuaba (el de Arturo Illia) o frente a un gobierno peronista en disolución que no estaba en condiciones de enfrentar los hechos de violencia, en parte generados desde su mismo corazón por la Triple A; entre un presidente blando y lerdo, como se dijo de Illia en las poderosas revistas semanales que lo caricaturizaban como una tortuga; y una presidenta como Isabel Perón que se refugiaba en Ascochinga, muchos argentinos, apoyados por tesis que difundían los grandes diarios, y el menos leído, pero muy infuyente La Opinión de Jacobo Timerman, creyeron que el golpe llegaba para restaurar el orden.

La fatal equivocación explica el apoyo o la indiferencia civil que acompañó a los tanques.

La sociedad (nunca más justo ese término que tenía pocas excepciones) terminó eligiendo entre “orden” o “anarquía” sin querer enterarse del precio que pagaba. No necesitó otros motivos que el caos de los últimos meses de Isabel Perón y la violencia entre bandos armados. Se creyó que el golpe traía una promesa que llevaba como inmerecido nombre “Proceso de Reorganización Nacional”.

Los partidos aceptaron convencerse de que esos militares eran caballeros que llegaban a restaurar un sistema político que ya no servía por defección e incapacidad de sus mismos dirigentes. Le proporcionaron a la dictadura funcionarios, intendentes, diplomáticos. Fueron colaboracionistas incapaces y cómplices. Ellos también habían dejado de entender.

Se creyó que el golpe traía una promesa que llevaba como inmerecido nombre “Proceso de Reorganización Nacional”

Si se me permite un recuerdo: en aquel entonces, yo era parte del activismo pequeño burgués de un partido marxista y conocía el clima de las entradas y las salidas de fábrica. Mis compañeros obreros, salvo los muy enceguecidos por una línea partidaria, no podían organizar su experiencia de violencia cotidiana, la portación de armas por gente hasta entonces pacífica, los rumores de muertes, la militarización de quienes en muchos casos habían sido camaradas y amigos.

Nada podía interpretarse con las claves que hasta entonces se usaron; la realidad se disgregaba como si fuera una construcción arenosa, donde todo paso abría un agujero en la superficie que, antes conocida, ahora se volvía un pantano lleno de trampas. Aunque tuviéramos “línea política” no estábamos en condiciones de contestar las preguntas más elementales ni respuestas capaces de orientar actos cotidianos: ¿tenía sentido dejar un paquete de volantes en casa de esa obrera, aunque si eran encontrados a ella seguramente le costaría su libertad o su vida?, ¿podía pedirse a ese compañero de Ford que hablara en la asamblea, aunque lo mataran al día siguiente?

Es increíble el modo en que la convicción ideológica vuelve despreciables los propios riesgos, pero también aquellos que tomamos sin avisar a quienes ponemos en peligro en nombre de la revolución o la liberación o el pueblo. Nos habíamos vuelto implacables creyendo que éramos generosos y valientes. Atribuíamos a todos nuestra propensión intelectual al sacrificio.

Pensar los errores.

En estos cuarenta años hemos maldecido a la dictadura y está bien. Pero en 1985 comencé a preguntar si, ya en condiciones de democracia, no era momento de que nos  examináramos nosotros. No sólo los que fueron guerrilleros sino también quienes pensábamos que la guerra vendría después, cuando “estuvieran dadas las condiciones”. El repudio que recibió mi pregunta de 1985 fue casi unánime. Y eso que no había Twitter.

Como sea, la cuestión sigue intrigándome. La incapacidad para pensar los errores parecía prolongar, en la débil transición democrática de los 80, los silencios de los años anteriores. El golpe no sólo mató, torturó e hizo desaparecer a miles. Logró, por el terror, interrumpir la vida política, incluso en sus formas más elementales. Para algunos de nosotros, sin embargo, la discusión sobre el peronismo y la izquierda revolucionaria debía comenzar ya, incluso en las peores condiciones.

Pero eso tenía mucho de abstracto y era discutido con  argumentos morales: no hablar de las víctimas mientras gobiernen los verdugos; no hablar de nosotros mismos cuando podíamos ser las próximas víctimas; no llamar guerrilleros a los militantes muertos o desaparecidos; no denunciar el aventurerismo de las organizaciones revolucionarias que habían sacrificado a sus integrantes.

El golpe no sólo mató, torturó e hizo desaparecer a miles. Logró, por el terror, interrumpir la vida política, aun la más elemental

Tuvieron que pasar muchos años para abrir ese debate. Oscar del Barco tiene el mérito y la coherencia de haber reflexionando sobre el caso de un militante asesinado por su propia organización. Mucho antes, todavía en el exilio de México, Héctor Schmucler escribió una frase decisiva que nadie había escrito: “¿Acaso Rucci no tenía derechos humanos?”.

Esas palabras abrieron una nueva etapa. La primera, sin duda, fue la resistencia heroica de los organismos de derechos humanos, impulsada por el desesperado coraje. Esa lucha abrió una perspectiva sin obtener el derecho de trazar un límite.

Nota al pie.

¿Cuántos desaparecidos? Cualquier cifra nos convence de que fue un infierno. Eso no pudo entenderlo un funcionario (ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires que hace doblete como director artístico del Teatro Colón). Sacó la calculadora y sirvió una mescolanza de datos históricos, comparaciones poco esclarecidas y, sobre todo, manifiesta impunidad para ser al mismo tiempo pedante y escasamente conocedor de un tema al que ofendía con su intervención desorganizada por la precipitación y el nerviosismo.


  

viernes, 7 de noviembre de 2014

Osvaldo Bayer, a 40 años de "La Patagonia Rebelde"... De Alguna Manera...


Osvaldo Bayer, a 40 años de "La Patagonia Rebelde": 
censura, exilio y anécdotas inolvidables...

 Foto: Diario La Nación. Ezequiel Muñoz.

En una entrevista con La Nación, el historiador recordó los días en que se estrenó la película, ganadora del Oso de Plata en el festival de Berlín; un repaso por su trayectoria.

"No es necesario agregar nada a la verdad histórica porque ésta tiene más fantasías que la propia fantasía", dijo alguna vez. Historiador, periodista, investigador, guionista de cine y también dramaturgo, amigo de Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Paco Urondo y Osvaldo Soriano, entrevistador del Che Guevara, acusado de doble homicidio por su propio empleador de un diario patagónico, confinado a diez días en un calabozo durante el servicio militar por una confusión tragicómica-homosexual, preso en una cárcel de mujeres, amenazado por la Triple A y obligado al exilio en Alemania, nombrado persona no grata en el Senado por el menemismo. la vida de Bayer parece honrar sus propias palabras.

Anarquista, pacifista a ultranza y "defensor de los de abajo", como le dirá a La Nación, Bayer recorre el largo pasillo de su casa con pasos cortos, pesados, hasta que llega a un sillón en el pequeño patio del Tugurio, su casa-guarida en el barrio de Belgrano desde los siete años. Hace exactamente cuatro décadas, "La Patagonia Rebelde", la historia que marcó su propia historia, era censurada en su formato película. Hoy Bayer tiene 87 años, y sorprende con el nivel de detalle que recuerda de los hechos.

El 12 de octubre de 1974, pese a la autorización que había recibido meses antes del propio Juan Perón, el gobierno de Isabel, su esposa, a través de López Rega, censuró el film y el nombre de Bayer apareció en la lista negra de la Triple A, junto con el del director y el de sus principales actores.

Foto: Diario La Nación. Ezequiel Muñoz. 

-La película fue autorizada para su realización durante el gobierno de Cámpora y luego fue censurada por Isabelita a través de López Rega.
-Primero prohibieron mi libro sobre Giovanni [Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia; 1970], ya era una señal. Después de [Raúl] Lastiri sube Perón y él no me permite el final original del libro, que era el de las putas de San Julián. Entonces tuvimos que hacer otro, que es cuando los ingleses le cantan "porque es un buen compañero" al teniente coronel Varela. Se presenta a la censura en el Ente de Calificación y el miembro del ministerio de Defensa dice que no la aprueba. Como la censura tenía que ser aprobada por los cinco miembros, no estaba ni aprobada ni rechazada, sino en un limbo, pero no podía pasarse.

-¿Y cuándo finalmente se pudo exhibir?
-El secretario de prensa de Presidencia, Emilio Abras, nos cuenta que Perón todos los sábados a la noche pedía ver una película en Olivos, junto con Isabelita. Todos los lunes esperábamos el llamado. Pasaron los sábados, hasta que un día nos llamaron porque Perón había pedido que la den en todos los cines del país. No le creímos, pero era verdad. Perón había visto declaraciones del comandante en jefe del Ejército [Leandro Enrique Anaya], quien había dicho que obedecía a sus mandos superiores. "¿A quién si no? ¿Qué me está queriendo decir?", se enojó Perón, y entonces lo llamó a Abras para que pasen la película, donde el capitan Elbio Anaya, tío del general, actuaba [fue uno de los represores] en una de las huelgas. La película anduvo muy bien hasta que murió Perón; con Isabel, es prohibida un 12 de octubre. Y ese mismo día salgo en la lista de la Triple A. [Luis] Brandoni y [Héctor] Alterio también tuvieron que exiliarse.

Bayer es un férreo opositor a la conscripción obligatoria. Asegura que para él fue una pérdida de tiempo y recuerda con humor un extraño mal entendido. Un cabo primero, que estudiaba teatro, le consulta si lo ayuda a ensayar una escena donde él tiene que rechazar a su novia porque le fue infiel. Bayer actuó de su novia, y le abrazaba las piernas mientras que el cabo primero lo rechazaba. Justo en ese instante, entró un teniente coronel, y así relata el desenlace: "El teniente coronel me pegó una patada en el culo que todavía me duele. Al grito de 'Putos, putos, este cuartel está lleno de putos'. Yo estuve 10 días de calabozo y el cabo primero fue trasladado a Tandil".

"La Patagonia Rebelde" cuenta la historia de 1500 obreros rurales de Santa Cruz que fueron asesinados entre 1920 y 1921. Sus huelgas y rebeliones fueron reprimidas por el teniente Héctor Benigno Varela, enviado al Sur por el entonces presidente radical Hipólito Yrigoyen. Por entonces, los padres de Bayer vivían en Río Gallegos, a dos cuadras de la cárcel, y le contaron a él que escuchaban a la medianoche gritos aterradores: eran los huelguistas, reprimidos a sablazos por los guardias. Fue la primera vez que oyó hablar de los sucesos de la Patagonia. "Mi padre no podía superar la tristeza que le causaba la muerte de toda esa gente", cuenta Bayer.

Desde hace años que Bayer vive seis meses en la Argentina y seis en Alemania, donde se reencuentra con sus diez nietos y sus tres bisnietos. "No puedo estar sin la Argentina", reflexiona con la mirada fija en un punto.

Mientras la película era censurada en el país, ganaba el Oso de Plata en la Berlinale de 1974.

-¿Cree que su vida está cruzada por esa obra?
-Totalmente. Y por el libro de Severino Di Giovanni también.

-¿Por qué cree que pasó eso?
-Por la brutalidad de nuestra sociedad. ¿Cómo va a prohibir mis obras? Ahora, hagan escribir a historiadores que demuestren que lo mío es mentira. No pudieron encontrarme nada de inventado. Las críticas que me hicieron tienen que ver por cuestiones ideológicas. Mis héroes son los héroes de abajo, viste. Los huelguistas de la Patagonia, los anarquistas de Severino, los anarquistas expropiadores. Son héroes del pueblo. Y eso les da bronca a los milicos y a la policía.

-Usted se define como pacifista a ultranza, habrá tenido fuertes discusiones con su amigo Rodolfo Walsh sobre si tomar las armas o no.
-Sí, absolutamente.

-¿Cree que se justifica tomar las armas en algún momento?
-Mirá, yo no estoy en contra tampoco de eso. Pero yo no lo voy a hacer nunca. Soy amigo de la paz. Pero claro, con una dictadura y la desaparición de personas, qué otro método podés utilizar. Es decir, yo los justifico completamente a Rodolfo Walsh, al Paco Urondo y a Haroldo Conti, que fueron mis mejores amigos. Con Rodolfo Walsh, la última vez que me encontré, le dije: "¿Cómo es posible que hayas cambiado el marxismo por el peronismo?".Y él me dijo: "No te equivoques. Yo no soy peronista, soy siempre marxista, ¿pero dónde está el pueblo?". Y yo le dije: "Mirá, el pueblo peronista no los va acompañar". Y él me dijo: "Ya vamos a ver". Confiaba en el levantamiento del pueblo. Me dio pena, porque era el mejor de todos. El mejor intelectual de esa época. Era completo. Escritor y qué investigador.

Trailer de "La Patagonia Rebelde"


Director: Héctor Olivera; Guión: Osvaldo Bayer, Fernando Ayala, Héctor Olivera.
En esta película se retrata la confrontacion de dos clases sociales: La dominante (los terratenientes (tanto locales como fóraneos) y autoridades locales) y el proletariado: el sector obrero sindicalizado de tendencia anarcosocialista, liderados por Antonio Soto (Luis Brandoni), o explotadores-explotados, si esta mejor asi. 
Como contexto la Patagonia, propiamente dicho la provincia de Santa Cruz, alli por 1920, durante la presidencia del Dr. H. Yrigoyen. En este panorama nada alentador, en el que son paralizadas las exportaciones y las huelgas derivan en escaramuzas y saqueos, o excesos entre ambos bandos. El presidente resuelve enviar al Teniente Coronel Héctor Varela (Zabala en el film, encarnado por Héctor Alterio) para cambiar las tornas a la situacion.
Es un film historico y testimonial, basado en el libro de Osvaldo Bayer titulado: Los vengadores de la patagonia trágica. Notable pelicula cuya problematica planteada o visionado resulta ser, digamos, atemporal.


Roca y los Kirchner

El Tugurio es un caos de papeles por doquier. Con olor a polvo y humedad, a intelectualidad, a lectura y escritura. La puerta de calle, decorada hace poco con un mural en honor a los pueblos originarios, invita a recorrer un pasillo tan estrecho como una persona. En la pared de la izquierda, una repisa sostiene libros, papeles, diarios y hojas hasta el techo. Apenas avanzados unos pasos, a la derecha se abre una biblioteca oscura -las ventanas cerradas impiden el paso del sol de la tarde- donde la escena se repite: otra gran repisa sostiene libros, papeles, diarios y hojas del piso al techo. Hay de todo. En una mesa hay una caricatura de Bayer.

Cuando termina el pasillo, hay un pequeño patio, cuya pared está densamente cubierta de plantas que riega todos los días y que él mismo plantó. El patio comunica la casa con una pieza donde se repite el caos del intelectual (libros, papeles, diarios, distinciones y diplomas), y con una pequeña cocina (donde hay más libros). Entre todo ese caos, un cartel de una calle muestra otra de las batallas intelectuales de Bayer. "Av. Roca" dice la chapa ahora colgada en la pared y que, en alguna oportunidad, marcó una dirección en alguna ciudad. "Hemos sacado la calle Roca de 26 ciudades argentinas. Eso es un triunfo. Y acá el que se niega es Macri. Mientras esté él, va a estar la estatua del genocida ese", lanza Bayer. La figura de Julio Argentino Roca también es un leit motiv en la vida intelectual de Bayer, que lo considera un "genocida" por llevar adelante la Campaña del Desierto.

“Un crimen es un crimen. Por eso califico como los crímenes más grandes de la historia a la eliminación del indio en la Campaña del Desierto y la desaparición de personas”

Foto: Diario La Nación. Ezequiel Muñoz. 

-¿A qué otras calles les cambiaría el nombre?
-A la calle Rauch. Fue contratado por Rivadavia para exterminar a los ranqueles. Al hermano de Roca, Ataliva, que también tiene una ciudad en La Pampa, quien era el que cobraba la coima.
Bayer siempre defendió a los pueblos originarios, y su actitud le valió alguna vez la prisión en una cárcel de mujeres, luego de dar una conferencia en la localidad de Coronel Rauch, donde exigió a los mismos pueblerinos que le cambien el nombre a su pueblo.

-Algunos historiadores lo critican porque dicen que usted no analiza a Roca con las ideas de la época.
-Yo les respondería con documentos de Belgrano, Castelli y Moreno.

-¿Se puede ser libre y pertenecer a un partido político en busca de la verdad histórica?
-Mientras no se mienta. si ese partido cometió un error, hay que decirlo y publicarlo, y no esconderlo. No sé cómo reaccionarían los afiliados, si se responsabilizarían y harían autocrítica. El partido radical tendría que hacer la autocrítica por la represión de las huelgas patagónicas, a los obreros de La Forestal y los hechos de enero de 1919 contra los metalúrgicos. Fue una verdadera carnicería de la Policía Federal enviada por Yrigoyen. Siempre han callado la boca los radicales. Y el peronismo debería hacer la autocrítica por la actuación de López Rega, un criminal absoluto.

-¿Qué balance hace del gobierno de Néstor Kirchner?
-Néstor Kirchner hizo cosas más positivas que negativas. Por supuesto, que también se puede hacer alguna crítica. Pero es el primer presidente en tener el coraje civil de mandar a juicio a todos los asesinos de la dictadura. Es un gran mérito de él. Y más todavía, mandarlos a cárcel común y que el peor de todos, Videla, haya muerto en una cárcel común.

-Y al gobierno de Cristina Kirchner, ¿cómo lo ve?
-La veo también con cosas muy positivas y otras muy negativas. Desgraciadamente, hay mucha corrupción. Empezando por el vicepresidente, que ya tendría que haberlo hecho renunciar. Pero de los gobiernos después de la dictadura, ha sido el mejor.

-¿Qué opina del ascenso de César Milani?
-Una cosa así se hace para quedar bien con Dios y con el diablo. Pero mal hecho.

Son las cinco de la tarde y ya va casi una hora de entrevista. Osvaldo Bayer debe atender aún a cuatro periodistas más que están por llegar. El historiador traslada su disciplina historiográfica a su vida.Por eso, está levantado desde la cinco de la mañana. Asegura que a esa hora es cuando más productivo es. Se acerca la tardecita, y sus energías se van terminando, hasta que repentinamente, se reactiva y dice: "Me olvidé invitarlos con algo ¿Un pequeño whisky?"

© Escrito por Mauricio Caminos y Germán Leza el viernes 07/11/2014 7 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.