La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Sobre el crédito de los bancos de Wall Street: fue
culpa del señor Bessent que no llegaran…
Scott Bessent. Dibujo: Pablo Temes
La activación del
préstamo por US$ 20 mil millones que los bancos privados de Wall Street
analizaban para asistir a la Argentina quedó frenada por las demoras y recelos
del Tesoro estadounidense, que no logró garantizar un esquema financiero y
político de largo plazo. La falta de respaldo obligó a recurrir a un REPO de
apenas US$ 5 mil millones para cubrir el vencimiento de enero, mientras el
gobierno de Milei enfrenta exigencias del FMI, del Tesoro y del mercado para
acumular reservas y reducir el riesgo país.
El problema de la demora en la activación del préstamo por US$ 20 mil
millones que un grupo de bancos privados norteamericanos iba a otorgar a la
Argentina no fue responsabilidad de las entidades
comandadas por JP Morgan. Las dificultades principales provinieron
de la falta de celeridad y claridad en la aplicación de las garantías necesarias
para activar el crédito puente desde el Tesoro de los Estados Unidos. Fue la
repartición que maneja Scott Bessent la
que no logró, en tiempo y forma, generar el respaldo financiero y político
indispensable para que los bancos privados de Wall Street diseñaran el
mecanismo de activación del crédito. Por eso, el dinero disponible para la
Argentina para afrontar los US$ 4.300 millones que el país debe pagar el 9 de
enero próximo –por los vencimientos de los Bonares y Globales reestructurados
en octubre de 2020– provendrá de un más modesto mecanismo de REPO (Repurchase
Agreement) por unos US$ 5 mil millones. Sin intervención del Tesoro y con
garantías propias de las entidades financieras.
El problema está en
Buenos Aires, donde la posibilidad de un default es real.
Luego, y tal como adelantó este diario, habrá que negociar durante el
segundo semestre del año si se puede reactivar el apoyo por los US$ 15 mil
millones restantes, para garantizar los tres pagos que le quedarán al gobierno
de Javier Milei en el resto de su gestión hasta diciembre de 2027. Y si este
dinero provendrá de la reactivación del préstamo de los bancos privados que
operan en Wall Street o si se deberá recurrir al mercado financiero
internacional voluntario de colocación de deuda, para lo cual la Argentina
deberá garantizar un riesgo país inferior a los 400 puntos básicos, como
máximo.
El problema de Bessent para ser garante de la emisión de deuda surgió a
comienzos de noviembre, y es estrictamente político. La deuda negociada con los
bancos privados estaba diseñada, en principio, para una duración de diez años.
Esto quiere decir que vencería teóricamente en enero de 2036. Hasta ese momento
debía coexistir el pasivo con garantía del Tesoro de los Estados Unidos. El
problema técnico surgió cuando, legalmente, se debía implementar un esquema de
garantías financieras que permaneciera durante veinte semestres, asegurando que
el país cumpla con los pagos. Si no lo hiciera, sería el Tesoro el encargado de
cubrir ese eventual default local.
Ese lapso excede la gestión de Javier Milei y de su equipo económico,
aun cuando eventualmente fuera reelegido por otros cuatro años en 2027. En ese
caso, su mandato se extendería hasta diciembre de 2031, cinco años antes del
vencimiento de la vida útil del bono emitido por los bancos norteamericanos con
la venia del Tesoro. Para entonces, las eventualidades políticas de ambos
países son un misterio.
Aventurar si en Estados Unidos continuará un gobierno republicano que
mantenga la garantía es relativamente más sencillo, dada su institucionalidad
probada. El problema está en Buenos Aires, donde la posibilidad de un default
–por el pésimo currículum financiero internacional criollo (tres desde 1983)–
hace que la alternativa de un incumplimiento esté siempre al acecho. Y que la
necesidad eventual de la presencia del Tesoro sea permanente. Si el país
entrara en una crisis financiera y requiriera un rescate de esta deuda, debería
dar explicaciones Bessent y su equipo, quienes además deberían diseñar un
esquema de seguros para cubrirse monetaria y legalmente ante una eventual
trapisonda local.
Para los períodos políticos futuros, nada asegura que un signo político
contrario al actual –en cordial convivencia con los republicanos de Washington–
se mantenga en el tiempo. Y, según trascendió, había cierta reacción negativa
de Bessent y su equipo a garantizar por un período tan extenso la posibilidad
de un default argentino motivado por un cambio de signo político o una crisis
que impidiera cumplir con los compromisos diseñados con JP Morgan.
Este cruce de dudas retrasó el diseño del préstamo por US$ 20 mil
millones y dio lugar a la creación de un REPO más modesto.
La idea de Caputo era presentar antes de fin de año el acuerdo con los
bancos privados, mostrar que el temor al potencial default de la gestión Milei
estaba disipado y que había llegado el momento de volver al mercado financiero
internacional de deuda voluntaria. Sin embargo, no podrá ser. En el mejor de
los casos, el pago de enero se concretará con dinero que solo alcanzará para
cumplir ese vencimiento con los bonistas.
La estrategia del Ministerio de Economía era aún más optimista, y
sostenía que tampoco sería necesario aceptar el préstamo securitizado por el
Tesoro: que, con solo presentarlo, automáticamente se abrirían para Finanzas
los “cielos celestes” de la colocación internacional de deuda. En definitiva,
los US$ 20 mil millones de los bancos privados más los US$ 20 mil millones del
swap con el Tesoro sumarían unos US$ 40 mil millones que Caputo exhibiría en la
vidriera internacional, garantizando un interés bajo en una colocación
voluntaria de bonos públicos; mejorando plazos y montos respecto de la
reestructuración de Guzmán, en la que se negoció una tasa del 3,07%.
Para tener una referencia de lo lejos que se está hoy de aquel
porcentaje, la Argentina pagaría algo más del 9% anual en dólares.
La estrategia de
Economía era optimista: no era necesario aceptar el préstamo.
Ahora, Luis “Toto” Caputo deberá trabajar a destajo en una estrategia
que incluya un cambio drástico en la política cambiaria del primer semestre.
Para el período sojero de 2026 (entre marzo y julio), Economía deberá mostrar
una clara tendencia a la compra de dólares y al aumento de reservas del Banco
Central. Es un requisito tripartito e ineludible: lo exige el FMI, el Tesoro de
los Estados Unidos y los mercados financieros. Tanto Kristalina Georgieva, como
Bessent y los técnicos de J.P. Morgan que trabajaban en el préstamo, se lo
dejaron en claro al Palacio de Hacienda.
Si aun así se necesitara todo o parte del dinero de Donald Trump para el
segundo vencimiento, el del 9 de julio de 2026, habría dos opciones: un simple
swap de monedas (intercambio de pesos por dólares sin registrar deuda en los
pasivos del Estado) o una recompra de bonos en poder del Estado a través del
Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
Lo importante de ambas alternativas es que, según la visión oficial y la
de la mayoría de los analistas, no requerirían una ley, ya que técnicamente no
implican nueva deuda: solo recambio de vencimientos cortos por largos. Pero
para eso, hay que replicar la tasa de Guzmán: 3,07%. De lo contrario, en
términos reales habría mayor endeudamiento. Salvo que el 9 de enero se pague
con reservas. Algo que no podrá ser.
Negociaciones - Era de contradicciones en el seno del poder de LLA…
No
creo en las Karinas, pero que las hay, las hay. Dibujo: Pablo Temes.
La irrupción de Adorni y Santilli en un rol negociador no termina de hacer más
fluido el diálogo con otros sectores.
Escrito por el Doctor Nelson Castro el domingo 23/11/25 y publicado por el
Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Son días de negociaciones políticas febriles. Es una dinámica poco vista
a lo largo de los dos primeros años del gobierno de La Libertad Avanza. “Es
distinto de lo que pasaba cuando hablábamos con Francos”, señalaba esta semana
uno de los representantes provinciales que participan de esta ronda de conversaciones.
En verdad, el problema no era el exjefe de Gabinete; el problema era Javier
Milei.
Era él quien no cumplía con lo que se prometía en esos encuentros. Esa
actitud del Presidente parece haber cambiado después del 26 de octubre. Es que
el triunfo electoral lo dio no solo la reconfirmación de su poder sino también
la comprensión de que el camino de la confrontación puede servir para ganar una
elección, pero no para gobernar. No ha sido menor para arribar a esa conclusión
la posición del gobierno de los Estados Unidos, cuyo apoyo fue clave para
generar el marco de estabilidad económica que hizo posible superar un estado de
zozobra que estaba poniendo en riesgo tanto la economía como la gobernabilidad.
“Al Presidente no le quedaban muchas opciones: o cambiaba y abría la cancha o
la gestión se le iba a hacer cuesta arriba, aun con el buen resultado
electoral”, sentenció un allegado a un gobernador del Norte.
El rol de Guillermo Francos ha pasado ahora a ser desempeñado por el
ministro del Interior, Diego Santilli. Por ahora, Manuel Adorni acompaña.
Santilli, formado en el peronismo, tiene el know how que exige su cargo.
Siempre ha sido un hombre hábil, con soltura política y capacidad de
negociación. Los que conocen las internas del Gobierno señalan que esa
capacidad de dialogar y de entender el quid de la negociación política está
inquietando al ministro de Economía, Luis Caputo. Los gobernadores piden plata
a cambio de apoyar las reformas que pretende implementar Milei. Es lo que hacen
siempre, gobierne quien gobernare. Esa metodología disgusta profundamente a
Caputo quien, en estas horas, salió fuerte en las redes a desmentir un artículo
publicado en The Wall Street Journal en el que se informaba que la asistencia a
la Argentina por parte de los bancos estadounidenses rondaría los 5 mil
millones de dólares y no los 20 mil millones que se habían anunciado. “Nunca
hablamos con los bancos de un rescate de 20 mil millones. Es una operación más,
con la sola intención de generar confusión”, escribió. Ante tal manifestación,
fue imposible no recordar que, hace tan solo un mes, el ministro dijo en LN+
que había “un swap de 20 mil millones. Y estamos trabajando en otra facilidad
por otros 20 mil millones, y ya lo dijo el secretario del Tesoro” (sic). Caputo
se siente con el poder suficiente como para aspirar a que toda negociación
política esté lejos de incomodar o poner en riesgo sus objetivos. Es lógico,
luego de tantos elogios derramados por el primer mandatario.
Es decisiva la
floja imagen del primogénito de los Kirchner en sus apariciones.
En medio de esta circunstancia, las internas dentro del oficialismo
están lejos de haber cesado. Karina Milei avanza mientras Santiago Caputo
retrocede. La hermana del Presidente está empeñada en moverse intensamente en
lo que es su objetivo: la conformación del partido a nivel nacional. La
prioridad absoluta es la elección presidencial de 2027. El Jefe necesita seguir
acumulando poder a nivel federal para contar con apoyo local en cada una de las
provincias. Hay quienes dicen que aprendió la lección y que ya no busca
confrontar en aquellos territorios donde le resultaría más fácil apoyarse en
aliados circunstanciales. Solo el tiempo se encargará de mostrar si este cambio
de actitud es realmente cierto. “Karina aprendió muy rápido a construir y
manejar el poder. Lo ejerce de forma bastante brutal y siempre se ha sentido
más cómoda sin ceder un centímetro de terreno. Difícil que eso cambie”, aseguró
un opositor moderado que tuvo que padecerla en carne propia.
La ventaja crucial con que cuenta el oficialismo a la hora de afianzar
su poder es que tiene enfrente a un peronismo desmembrado e incapaz de
encontrar una figura detrás de la cual encolumnarse. Axel Kicillof no termina
de convencer y, a estas alturas, se parece más a una figura de transición que a
una oportunidad de peso con chances reales de competir en 2027. Los problemas
que atraviesa la Provincia y la necesidad de conseguir financiamiento para
hacer frente a sus propios vencimientos desnudaron las internas que condicionan
al gobernador; en primer lugar asediado por La Cámpora. El mandatario
provincial no hace caso a los incrédulos y sigue adelante con su juego de
confrontación directa con Milei. La interna entre los Kirchner y el ex mimado
de la señora condenada sigue teniendo de rehén al peronismo bonaerense. “No
podemos continuar viviendo del pasado; hasta que no nos saquemos de encima el
relato de los tiempos grandiosos de Cristina, el partido no terminará de salir
del pantano y no tendremos la oportunidad de ser competitivos ni ahora ni en el
27”, graficó uno de los intendentes que le sirven de soporte al gobernador. El
territorio sigue siendo la apuesta más fuerte de Kicillof, dispuesto a enterrar
a su otrora jefa política. La intrascendencia de Máximo Kirchner al frente del
PJ local condiciona sus posibilidades en las próximas elecciones por el control
del partido. La paciencia se terminó y la floja imagen del primogénito de los
Kirchner en sus últimas apariciones públicas fue decisiva.
Hace solo algunos meses, La Libertad Avanza no imaginaba el cierre de
año auspicioso que tendrá. Una oportunidad única que el presidente Milei no
debería dejar pasar.
Milei gastó más de 7.400 millones de dólares para sostener el dólar antes de
las elecciones…
El "paisano" Benjamín. Dibujo: Pablo Temes.
Las elecciones legislativas del domingo llegan con
un costo histórico: el Gobierno utilizó una cifra que podría trepar a US$ 8.400
millones con el aporte del Tesoro de EE.UU. –para contener al dólar en los dos
meses previos al comicio–. Según el Banco Provincia, se trata del cuarto mayor
episodio de ventas desde 2003. En paralelo, un informe del J.P. Morgan advierte
que los mercados descuentan un resultado adverso para los libertarios, aunque
algunas acciones locales aún ofrecen margen de recuperación si el oficialismo
logra evitar una derrota contundente.
Las elecciones en la Argentina
cuestan caras. Quizá más que en cualquier otro país de la comarca
latinoamericana. Y, en particular, el acto eleccionario de mañana salió
carísimo. Concretamente, unos US$ 7.400 millones de dólares. Y podrían ser
7.500 millones de dólares. Ese es el dinero calculado que el Gobierno debió
utilizar para sostener el dólar en los complicados últimos dos meses, el tiempo
electoral previo al 26 de octubre. Y todo esto para llegar en una situación
casi terminal. Medido en términos del último informe del J.P. Morgan presentado el
miércoles pasado en sociedad en Buenos Aires, de la mano del propio CEO
plenipotenciario del banco a nivel mundial, Jamie Dimon, el “praiceo” de los
bonos y acciones argentinos navega cerca del 30% de los votos a los libertarios
de mañana. El informe, llamado “Estrategia
sobre Argentina. Perspectivas antes de las elecciones legislativas de medio
término”, no necesariamente es negativo. Presentado ante la
mirada de ilustres popes que visitaron Buenos Aires en las últimas horas, como
Dimon, Condoleezza Rice y Tony Blair (ambos políticos hoy militando para el
banco internacional), el trabajo del J.P. Morgan recomienda con mucha prudencia
y selectividad algunas acciones argentinas de los sectores de energía y bancos,
por su potencial de recuperación poselectoral y ante un panorama de posible
castigo injustificado de los mercados en las últimas semanas sobre estos
papeles; ante la visión de los operadores financieros de optar por el peor
escenario ante la suerte del Gobierno en las elecciones de mañana. Según la
visión del banco norteamericano, algunas acciones argentinas tienen cotización
de un nivel de votos del 30% para los libertarios, porcentaje que si finalmente
queda bajo y a las huestes de Javier Milei le va mejor, se convierten en
alternativas de alta rentabilidad potencial. Para el J.P. Morgan, si no hay una
nueva “paliza” electoral en la provincia de Buenos Aires, el mercado podría
reducir su nivel de preocupación. Mientras tanto, se llega a mañana con alto
temor por parte de los inversores. Muchos de ellos impulsados en el miedo por
el otro famoso informe del mismo J.P. Morgan del 31 de junio pasado, donde se
le recomendaba a sus clientes con posiciones en pesos, que abandonen ese barco
y se refugien en el dólar. Recomendación que los tenedores de papeles en moneda
criolla obedecieron.
Desde ese informe, muchos operadores encuentran el momento del inicio de
las plagas de Egipto para la estrategia cambiaria, financiera y electoral de
los libertarios. A partir de los primeros días de julio, y ante el hecho
inocultable había fracasado cualquiera que haya sido la estrategia del
oficialismo para acumular reservas, comenzó una primero lenta y luego acelerada
carrera para posicionarse en la verdadera moneda fuerte del país: el dólar.
Nada nuevo. Ni nada que no se pudiera prever. Pero sí sorpresivo para un
esquema libertario, donde lo que se debería haber respirado es confianza, en
aquellos días de fines del primer semestre del 2025. Comenzaron así las
políticas de intervención indirecta y después directa para intervenir en el
mercado cambiario; lo que determina luego lo caro que salió la política de no
dejar escapar al dólar para tener más chances electorales. Lo primero no se
pudo lograr. El dólar terminó peleando los 1.500 pesos. Lo segundo se verá
mañana.
El fenómeno fue tratado por otro informe. Según el trabajo “Semana Económica. Cuántos dólares necesitará la economía
argentina en 2026 y 2027: haciendo cuentas raras para economías normales”, elaborado
por la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia, se llega a la
conclusión que el período de mayor intervención fue el de septiembre y octubre,
donde se usaron unos US$ 7.400 millones para sostener la divisa. Que igualmente
llegó a las elecciones peleando el tope de gama del sistema de bandas negociado
con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Facilidades Extendidas
firmado el 11 de abril. Según el trabajo, “entre septiembre y octubre, se
usaron US$ 7.400 millones de fuentes exógenas –ajenas a la dinámica propia de
mercado– para contener al tipo de cambio: el Banco Central vendió US$ 1.100
millones en el MULC, el sector agropecuario adelantó US$ 5.700 millones y el
Tesoro vendió US$ 440 millones netos (US$ –550 millones en la primera semana de
septiembre, luego le compró US$ 2.120 millones al sector agropecuario y
finalmente vendió poco más de US$ 2 mil millones en octubre)”. A este dinero
habría que sumar el glorioso aporte del Tesoro de los Estados Unidos, cuya
cifra final es algo vidriosa, pero que podría haber al alcanzado los US$ mil
millones, contabilizando el aporte inconmensurable de unos US$ 450 millones del
miércoles 22 de octubre. Aporte que permitió cerrar la semana con más
tranquilidad cambiaria que la proyectada por las fuerzas cambiarias locales.
El trabajo del Banco Provincia hace historia, y evalúa que “sin incluir
las eventuales compras de pesos del Tesoro de Estados Unidos, este sería el
cuarto mayor episodio de ventas desde 2003: la primera fue entre agosto y
diciembre de 2015, cuando el Banco Central vendió US$ 9.900 millones, la
segunda entre abril y mayo de 2018, cuando se sacrificaron US$ 7.750 millones
de reservas y la tercera entre agosto y octubre de 2019, con US$ 7.650
millones”.
Habrá que ver desde el lunes, si este aporte de US$ 7.400 millones (que
podrían ser más de 8.400 si contabilizamos al Tesoro de los Estados Unidos), resultó
un buen negocio. Esto sucederá si se cumple la premisa que el ministro de
Economía Luis “Toto” Caputo lanzó el jueves pasado, donde aseguraba que desde
el lunes 27 nada se modificará, que la política cambiaria no sufrirá alteraciones,
que continuará el sistema de bandas y que, incluso, el valor del dólar
retrocederá. Habrá que tomarle la palabra.
En algún momento de comienzos del 2023 pensaba el Gobierno que el
trayecto económico a las elecciones del domingo serían una especie de desfile.
Se pensaba en una inflación a septiembre del 2025 con un cero por delante (fue
de 2,2%), un dólar dominado (pelea los 1.500 pesos con una devaluación
acumulada de 40%), una actividad altiva (quizá estemos en proceso de recesión)
y un consumo reactivado (entre septiembre y agosto cayó 0,2%). Se llega además,
con un salvataje de los Estados Unidos y un FMI esperando que se terminen de
contar los votos para presionar por las reservas.
Sin embargo, en la economía como en el fútbol, siempre hay revancha.
Mañana se sabrá si Javier Milei y Luis “Toto” Caputo la tendrán. Y el lunes, los que votarán serán los mercados.
Entre Washington y Buenos Aires - La pulseada que sacudió al dólar y
reavivó la desconfianza inversora…
El séptimo de caballería.Dibujo; Pablo Temes.
El 16 de octubre marcó un hecho sin precedentes: el
Tesoro de Estados Unidos intervino en el mercado argentino para sostener el
peso, pero los operadores locales le hicieron frente comprando dólares. La
maniobra, ejecutada a través del Citi, no logró frenar la suba de la divisa.
Mientras tanto, el gobierno de Milei espera con ansiedad la activación del swap
de 20 mil millones de dólares prometido por Donald Trump, Scott Bessent y el
propio FMI para evitar un default entre 2026 y 2027.
Los mercados tienen una metáfora que los describe con
exactitud: el capital tiene la valentía de un ciervo y la velocidad de una
liebre. Llevado a la realidad, el dinero invertido y manejado por profesionales
de ocasión (los famosos traders) tiene una atención permanente al 100% mirando
las circunstancias que rodean la apuesta, huelen a distancia el riesgo cuando
este es demasiado alto y una opción que una vez produjo rentabilidades
importantes ya tiene aroma a peligro y, finalmente, están a una tecla directa
de huir de ahí hasta nuevo aviso. Se podría agregar que el capital no es
rencoroso, y que ante una nueva oportunidad de negocios y renta, el ciervo
volverá por los sabrosos líquenes que comió en el lugar de peligro y a estar
atento para huir con la velocidad de una liebre en forma.
Y nada como el mercado argentino para demostrar esta teoría. El jueves
se vivió una jornada vibrante y para la historia. Por primera vez desde que el
jueves 9 comenzó a ejecutarse el plan de salvataje de los Estados Unidos a la
Argentina, en su versión intervención del Tesoro en el mercado cambiario, el 16
de octubre las fuerzas locales (que no son las del Cielo) enfrentaron la
embestida desde Washington, y compraron dólares al mismo tiempo que desde los
Estados Unidos se compraban pesos. Se especuló con que el Tesoro compró ayer
unos 100 millones de pesos más, y que ya completa un total de casi mil
millones. La operación de ayer se realizó a través del Citi, que al cierre de
esa rueda informó a sus clientes lo siguiente: “Acabamos de ejecutar
operaciones al contado de USD/ARS en nombre del Departamento del Tesoro de Estados
Unidos en el mercado local”. No obstante, el dólar mayorista volvió a subir ese
día, igual que lo ocurrido en la rueda anterior. El tipo de cambio comercial
ganó 22 pesos o un 1,6% este jueves, a $ 1.402 para la venta, el precio más
alto desde el jueves 9, justamente cuando inició la intervención directa de la
administración de Donald Trump en la plaza local.
Evidentemente, y por primera vez, hubo una decisión de los tenedores de
pesos de desafiar la intervención del Tesoro de los Estados Unidos, de la misma
manera que hasta el jueves de la semana pasada se desafiaba al Tesoro, pero
argentino. Aquellos días tan lejanos (siete días atrás en realidad), y hasta el
miércoles de la semana pasada el Ministerio de Economía, a través del Tesoro,
había vendido unos 1.200 millones de dólares, y le quedaban poder de fuego por
unos US$ 600 millones. Advirtiéndose además que antes de fin de mes, habría que
pagar unos 300 millones a organismos financieros internacionales. Fue entonces
cuando aparecieron las fuerzas de Washington mostrándoles a los operadores
locales del mercado cambiario, que el Tesoro estaba dispuesto a comprar pesos
(obviamente a pérdida), para sostener al gobierno local en su marcha hacia las
elecciones legislativas del 26 de octubre. La situación se ordenó ese jueves al
cerrar la rueda, se mantuvo controlada el lunes, se complicó el martes con las
poco claras declaraciones de Donald Trump, pero, a fuerza de una nueva
intervención del Tesoro norteamericano, se ubicaron en tiempo y forma ayer, con
un dólar que cerró a 1.475, por debajo de la frontera psicológica de los 1.500
pesos.
Sin embargo el 16, se registró el primer enfrentamiento directo entre el
Tesoro de los Estados Unidos (el de la Argentina está fuera de juego) y los
mercados locales, una batalla inédita en la historia de las finanzas y la
política cambiaria criolla. Y quizá mundial. Se podría decir que este primer
combate resultó positivo para las fuerzas criollas que lograron sostener el
precio de la divisa por arriba de los 1.400 pesos, aun con la intervención del
Tesoro a través del Citi.
Evidentemente, el hecho de haber quedado liberados luego de la
licitación del miércoles de Letras del Tesoro unos 1,4 millones de dólares en
pesos en moneda local que antes estaban en papeles no renovados, y que demandan
dólares, no quedarse en pesos, fue una fuerza demasiado potente, aun para la
intervención simbólica de Scott Bessent y sus muchachos.
El ciervo no se contentó con la seguridad teórica del Tesoro versión
EE.UU., y eligió correr rápido como una liebre a los dólares de ocasión.
Venciendo incluso al efecto confianza que intentaron mostrar las fuerzas de
Bessent.
Algo quedó claro ese día. Los mercados solo esperan una noticia concreta
y exacta: cómo será la activación del swap por unos US$ 20 mil millones que el
gobierno norteamericano asegura, reafirma y repite se pondrá a disposición de
la Argentina con un único objetivo simple, claro y concreto: que el país no
caiga en default entre 2026 y 2027. Según lo negociado, divulgado pero no
confirmado, Estados Unidos sería a disposición del país en alguna cuenta del
Tesoro argentino en el Banco Central de la República Argentina (BCRA), se
activará cada vez que llegue un vencimiento importante de los bonares y
globales; y, también, los bopreales. Los dólares que pondrá a disposición del
gobierno norteamericano a través de los DEG del Fondo Monetario Internacional
(FMI), se activarán y podrán a disposición del país días antes de concretar los
pagos correspondientes al 9 de enero y 9 de julio de 2026 y 2027. Serían unos
4.224 millones en el primer caso, y otros 4.213 en el segundo. En total, US$
8.437 millones que se replican en ambos períodos sumando finalmente 16.874
millones. A este dinero hay que sumar 1.005 millones de bopreales (bonos
emitidos para cancelar la deuda con los importadores incurrida durante el
gobierno de Alberto Fernández) en febrero y otros 1.028 millones en mayo, con
un total de 2.033 millones de dólares, en ambos casos solo para el ejercicio
2025. Los dos capítulos suman US$ 18.907 millones; unos US$ 1.093 millones
menos que el dinero que los US$ 20 mil comprometidos en la ayuda de Estados
Unidos y el FMI.
Los dólares se activarían unos días antes del pago, quizá, sin que la
Argentina deba pedir autorización. Simplemente el país deberá anunciar al Fondo
Monetario Internacional (FMI), que activará una cantidad predeterminada de
Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda del organismo cotizante en
dólares), los que se descontarán de los casi 110 mil millones de dólares que
Estados Unidos aporta anualmente al organismo que maneja Kristalina Giorgieva.
El dinero se utilizará exclusivamente para cumplir con el vencimiento de los
bonares y globales o los bopreales. Solo para este motivo. Ni una divisa para
sostener tipos de cambio o compromisos varios existentes o por inventar.
Concretamente, la intención puntual y exclusiva, es que la Argentina no caiga
en default durante los dos años que restan de gestión de Javier Milei. Luego,
se verá.
Como se instrumentarían a través del FMI vía swap, piensan en ambos
costados de las orillas donde se diseñó el plan; no se requerirá ni una ley en
la Argentina ni una autorización del Congreso de los Estados Unidos. En el
primer caso, porque significaría cambio de pasivos, ya que la deuda con
bonistas muta en pasivo con el FMI; con lo cual, al no haber nuevo
endeudamiento, se surfearía la necesidad de pasar por el Congreso. Al menos en
la visión del oficialismo. Por el lado del gobierno de Donald Turmp, no hay
dinero de la administración nacional para la Argentina, sino un giro de dólares
desde el FMI con plata que, sí o sí, con o sin ayuda al país sudamericano,
EE.UU. habría destinado al Fondo. Trump salvaría las críticas demócratas. Y
mantendría a su aliado en sintonía con el capitalismo mundial.
Hasta que este anuncio no se concrete. Se anuncie. Se ponga en
funcionamiento. Y, en lo posible, se muestren los papeles firmados por los dos
gobiernos, el peso argentino será un ciervo atento y cobarde, a punto de huir
al dólar como una liebre.
Día 660: Milei, miente,
miente, y nada de lo tuyo quedará…
Día 660: Milei, miente,
miente y nada de lo tuyo quedará. Fotografìa: CEDOC
Para habitar la misma realidad que el resto de los argentinos, Javier Milei
debería confrontar su tendencia a presentar al país como un éxito económico y a
su gestión como “el mejor gobierno de la historia”. Quizás necesita mentirse
para sostener la ilusión de su propio relato.
Es mundialmente conocida la frase del propagandista nazi Joseph
Goebbels: “Miente, miente, que algo quedará”. Goebbels fue el
arquitecto de un aparato de propaganda tan monstruoso como eficiente, que
sirvió para convencer a millones de personas de las teorías conspirativas más
absurdas y de las mentiras más flagrantes.
Tras la derrota militar
de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, los juicios de Núremberg
y la política activa de derechos humanos de la comunidad internacional, se
puede decir que, durante la segunda mitad del siglo XX y el principio del siglo
XXI, no quedó nada de Goebbels y sus mentiras. Inclusive ahora, durante el auge
de la extrema derecha, este tipo de organizaciones tiene que esconder sus
vínculos con las ideas nazis, como sucede con Alternativa por Alemania.
En el caso de Javier Milei, salvando las enormes distancias, sí es
cierto que podemos hacer un paralelismo en la utilización permanente de la
mentira como herramienta de construcción de sentido. Al igual que Goebbels,
Milei, si sigue mintiendo y mintiendo como lo hace, no quedará nada de la
hegemonía que supo construir y que se empieza a desmoronar por todos lados.
A diferencia del
siniestro Goebbels es probable que el presidente padezca mitomanía y precise
mentirse a sí mismo creyendo lo que dice. Desarrollaremos en profundidad ese
desorden mental en esta columna que permite explicar, por ejemplo, por qué dice “sacamos
a 12 millones de personas de la pobreza”, entre otras. Pero primero vayamos
a algunas evidencias.
Este lunes vimos a un Presidente en otra realidad. Cantando a los gritos mientras la economía se sostiene
en base al endeudamiento externo y asediado por múltiples casos de corrupción,
con la renuncia de su principal candidato en el distrito más grande del país
renunciando por vínculos con el narcotráfico. Probablemente esta capacidad de
Milei para asilarse y construir una realidad paralela sea en parte lo que lo ha
ayudado a llegar hasta acá. Pero se puede mentir mucho tiempo a pocas personas,
a muchas personas poco tiempo, pero no a muchas personas mucho tiempo.
Tras naturalizar como
sociedad las terribles inconsistencias y mentiras de Milei, la caída de José
Luis Espert, quién nos mintió abiertamente en reiteradas ocasiones, hizo
notar más las mentiras del propio Milei y después de sintetizarlas,
explicaremos cómo se encuadra en lo que se denomina efecto Baader
Meinhof. Espert dijo primero que no tenía relación con Fred Machado,
que solo le había aceptado una vez un vuelo para presentar el libro. Luego,
dijo que en realidad voló 35 veces a diferentes lugares. Luego, dijo que lo del
pago de los 200 mil dólares era una “operación de
Grabois” y que no había pruebas, era solo un papel de una contabilidad
paralela.
Luego, cuando apareció
el documento del Bank of America con la transferencia que
había cobrado de una empresa minera que no era de Machado, luego que si era de
Machado. Siguiendo a eso, dijo que sí había estado en la pileta de Machado.
Desde el 2021 venía diciendo que no tenía ninguna relación con este narcotraficante
y llegamos en 2025 a que estuvo en su pileta, viajó con él en 35 vuelos,
recibió dinero de su empresa y todo lo que nos falta por descubrir.
De hecho, hace minutos
un par de horas habló Machado en Radio Rivadavia y reconoció
haberle “hecho un aporte de campaña a Espert por 200 mil dólares”. El acusado
de narcotráfico recordó de la siguiente manera el pedido de Espert y cito
textualmente: “¿Che, no me podés hacer un aporte monetario porque
estamos en bolas?”.
El efecto Espert, el
efecto del descubrimiento de una cadena de mentiras, nos hace ver las mentiras
de todo el Gobierno en genera y del presidente en particular. De hecho, este
fenómeno tiene un nombre. El efecto Baader-Meinhof, también conocido como ilusión
de frecuencia o sesgo de recurrencia, es un fenómeno cognitivo fascinante:
ocurre cuando se aprende algo nuevo —una palabra, una idea, una persona, un
símbolo— y, de pronto, esto se empieza a ver por todos lados.
No es que antes no
existiera, sino que la atención ahora está entrenada para detectarlo. El
cerebro, que no puede procesar todo lo que percibe, filtra la realidad
constantemente; al aparecer algo nuevo que considera relevante, lo marca como
importante y comienza a priorizarlo.
El nombre
“Baader-Meinhof” viene de un caso curioso. En 1994, un lector del diario St.
Paul Pioneer Press escribió al periódico contando que había escuchado mencionar
por primera vez a la organización terrorista alemana Baader-Meinhof. Y luego,
en cuestión de días, el nombre volvió a aparecer en todos lados. A partir de
ahí, los psicólogos adoptaron el término popular para describir ese tipo de
experiencia.
Las mentiras e
inconsistencias de este Gobierno estuvieron ahí, pero ahora hay mucha más
pregnancia para procesarlas y desarticularlas. Vamos a hacer un racconto de
algunas de las veces en las que Milei nos dijo una cosa y luego lo contrario.
Realmente es impactante.
Algo que no es tan
conocido es su cambio de opinión del kirchnerismo. En 2019, en una entrevista
enCanal 26, Milei dijo: "Esto te va a sorprender, pero
en términos históricos, Cristina Fernández de Kirchner es la mujer más
importante en la historia de la política argentina. Fue dos veces
presidente". En esa ocasión habló del entonces mandatario Alberto
Fernández y sostuvo: "Tengo una excelente opinión acerca del Presidente.
Es muy inteligente y extremadamente pragmático, digno de todo peronista".
Javier
Milei y Cristina Kirchner en la asunción presidencial de 2023.
En otro reportaje, incluso defendió al kirchnerismo. Muy enojado, dijo:
"Podés decir lo que quieras del kirchnerismo, pero la deuda la pagó y pagó
los intereses". En contraste, en la apertura de sesiones del Congreso el 1
de marzo del 2024, expresó: "Cristina ha sido responsable de uno
de los peores gobiernos de la historia".
Con los
propios también tuvo esa actitud. Recordemos los cambios de opinión sobre Patricia
Bullrich ya no en años, si no en semanas. "Sigue siendo una
montonera tirabombas que tiene las manos manchadas de sangre", dijo antes
de las elecciones generales de octubre del 2023. Luego, antes del balotaje,
declaró: "Bullrich ha sido exitosa combatiendo la seguridad. La tenemos
que llamar".
¿Entienden
que entre que Milei dijo que era una terrorista con las manos manchadas de
sangre y que había que incorporarla al Gobierno porque había sido una buena
ministra de Seguridad pasaron tres meses?
El
ministro Luis Caputo también fue objeto de polémica entre
Milei del pasado y el Milei del presente. "Caputó se fumó 15 mil millones
de dólares irresponsablemente", dijo el Presidente en 2018. EN la
actualidad, lo define como “el mejor ministro de economía de la historia”.
Increíble como no se ruboriza. Puede decir una cosa y lo contrario.
Recientemente
las redes se llenaron de comparaciones entre lo que Milei decía de su nuevo
candidato bonaerense Diego Santilli y lo que dice ahora.
"El chanta de Santilli es un pésimo candidato", dijo en 2023. Ahora,
lo describe como "alguien que sabe de seguridad" y que "ya ganó
en la provincia de Buenos Aires".
El
Presidente también mintió sobre los planes de dolarización antes de la campaña. "Hoy
es factible dolarizar. Podríamos hacer transacciones en dólares", dijo
en una entrevista con Alejandro Fantino en 2023. Se podía
dolarizar con el dólar a 320 pesos. Tenía un acuerdo para hacerlo en el que le
iban a dar 10 mil millones de dólares, ya estaba todo arreglado. Luego, Milei
asume y no hace nada de todo esto, de hecho, hizo una enorme devaluación de 118%.
¿Qué pasó con que se podía dolarizar con el dólar a 320 pesos?
Realmente
es increíble que todo este material haya estado publicado y hasta hace poco
tiempo a una importante cantidad de la población no le haya bastado para tratar
de comprender la cantidad de mentiras. Para tratar de entender esto hay que
tomarlo desde las ciencias políticas, la psicología y otras teorías
trasversales a varias disciplinas.
En La
mentira en política (1971), Hannah Arendt analiza
cómo la falsificación deliberada de la realidad se volvió una herramienta
estructural del poder moderno. A partir del caso de los Papeles del
Pentágono, muestra cómo los gobiernos fabrican “mundos ficticios” para
sostener su narrativa, y advierte que el mayor peligro no es la mentira misma,
sino la erosión de la verdad como base del juicio público y de la vida política
democrática.
Es decir,
las constantes mentiras de los políticos no solo destruyen su credibilidad, si
no que en algún punto destruyen el propio concepto de verdad. En ese sentido,
se puede analizar como el auge del posmodernismo, el cuestionamiento a los
grandes relatos y la post verdad son la causa de personajes como Milei.
Evidentemente fue avanzando un cinismo base en la sociedad en la que la mentira
es tolerada.
Ahora, Milei
en particular no es como cualquier político mentiroso. Realmente puede
decir cualquier cosa y lo contrario en cuestión de meses con la misma
vehemencia y emoción. De defender el kirchnerismo a los insultos a atacarlo a
los gritos. La misma emoción con un contenido antagónico. Nosotros no podemos
diagnosticar porque no tenemos matricula de psicólogo o psiquiatra, pero reúne
las condiciones de un mitómano.
La
mitomanía es un trastorno psicológico caracterizado por la tendencia patológica
a mentir de forma compulsiva o sistemática. El término fue introducido
por Ernest Dupré en 1905 para describir a individuos que
mienten no por beneficio inmediato, sino por una necesidad interna de fabular o
deformar la realidad. Según Dupré, el mitómano no busca engañar para obtener
ventajas, sino para sostener una identidad idealizada o escapar de una realidad
que le resulta insoportable.
Sigmund
Freud interpretó
el fenómeno como una expresión del deseo inconsciente: la mentira sería una
forma de “cumplimiento del deseo” donde el sujeto transforma
su frustración en relato. En esta línea, la mitomanía se vincula con mecanismos
de defensa como la negación y la proyección.
Por su
parte, Jean Bergeret y Jacques Lacan abordaron
la mitomanía como un síntoma del narcisismo patológico: el mentiroso crea una
versión mejorada de sí mismo para sostener una frágil estructura del yo. Lacan
señaló que el mitómano “miente para existir en la mirada del Otro”, es decir,
su mentira no busca solo convencer, sino ser reconocida como verdad por los
demás.
Autores
contemporáneos como Paul Ekman y Robert Feldman diferencian
la mentira común, instrumental y consciente, de la mitomanía, donde el sujeto
llega a creer en sus propias invenciones. En este sentido, la mitomanía no es
solo una conducta, sino una distorsión persistente del vínculo con la verdad,
que puede aparecer en contextos neuróticos, narcisistas o incluso psicopáticos.
Entre el
mentiroso instrumental y el mitómano hay un territorio ambiguo, donde la
mentira deja de ser solo una herramienta y empieza a convertirse en una forma
de habitar el mundo. Este “mentiroso intermedio” no miente por
compulsión total ni por cálculo frío, sino para mantener en pie una identidad
frágil. Paul Ekman lo describe como alguien que empieza
creyendo sus propias mentiras para reducir la disonancia cognitiva entre lo que
dice y lo que hace. De a poco, su mentira se vuelve una especie de refugio
narrativo: una historia que lo protege del fracaso, de la vergüenza o de la
falta de amor.
Robert
Feldman lo
llama self-deceiver (o autoengañador en su traducción al
español): no busca manipular, sino sostener su autoestima en contextos donde la
verdad lo dejaría desnudo. En este nivel, la mentira funciona como una prótesis
emocional: repara lo que el yo no puede tolerar.
Lacan
diría que el sujeto no miente “a” los otros, sino “a través” de los otros,
intentando que su ficción sea reconocida como verdad. Y Bergeret advierte que
en estas personalidades narcisistas compensatorias el límite entre la verdad y
la invención se vuelve maleable, según la necesidad de conservar una imagen
consistente ante los demás.
En
términos clínicos, este tipo de mentiroso representa la frontera viva entre el
narcisismo funcional y la mitomanía estructural: no ha perdido el
contacto con la realidad, pero necesita deformarla para sobrevivir en ella. Probablemente
nuestro Presidente esté más cerca de este caso, aunque esto lo decimos para
tratar de analizar la situación política, sin tener los elementos para un
diagnóstico, pero es necesario dotarnos de algunas herramientas de la
psicología porque el peso de personalidades como las de Milei en las
situaciones políticas es determinante.
Javier
Milei presentó su nuevo libro con un show musical en el Movistar Arena este
lunes 6 de octubre.
Milei
ayer que cantaba en el Movistar Arena estaba en plena deformación de la
realidad. Mientras su gobierno se desmorona y está asediado por varios frentes,
se dedica a festejar nadie sabe que de una manera patética.
Pinocho, de Carlo
Collodi, cuenta la historia de una marioneta de madera tallada por Gepetto,
un carpintero pobre que sueña con tener un hijo. Un hada azul da vida a Pinocho
y le promete que podrá convertirse en un niño de verdad si demuestra ser bueno,
valiente y sincero. Sin embargo, su curiosidad y desobediencia lo llevan por
caminos peligrosos: se une a malos compañeros, cae en trampas y cada vez que
miente, su nariz crece.
A lo
largo de sus aventuras, donde es engañado por el Gato y el Zorro, convertido en
burro y tragado por una ballena, Pinocho aprende a distinguir entre el placer
inmediato y la responsabilidad. Cuando finalmente arriesga su vida para salvar
a Gepetto, el hada lo recompensa transformándolo en un niño real.
Para
vivir en la misma realidad que todos nosotros, Milei debe enfrentar lo mismo
que Pinocho, su tendencia a la satisfacción inmediata creando una realidad
paralela en la que el país es un éxito económico y su Gobierno “el mejor de la
historia”. Milei debe enfrentar la realidad y trabajar codo a codo con el resto
de los sectores políticos y productivos del país para estabilizar la terrible
situación en la que estamos.
Es
probable que la suerte de su Gobierno esté echada y no haya más libertarios en
el próximo periodo presidencial, pero un presidente alejado de la realidad nos
puede hacer mucho daño. Hay que poder construir una transición ordenada hacia
la siguiente etapa política de la Argentina.
Producción
de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi