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domingo, 30 de marzo de 2025

La Inestabilidad en los Mercados. Inquietud e impotencia... @dealgunamanera...

La Inestabilidad en los Mercados. Inquietud e impotencia...

Última bala de plata. Dibujo: Pablo Temes

Campea en el Gobierno un aire de simplificación de la realidad que es propia de los microclimas del poder. El FMI no resolverá todo.

© Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 29/03/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Hay inquietud en el Gobierno. La inestabilidad del dólar, que viene forzando al Banco Central a vender billetes para frenar el alza del “blue”, junto al aumento del riesgo- país representan un problema que, como se ha visto, llevó al ministro a intensificar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, con el fin de apurar un acuerdo que es imprescindible para apurar la salida del cepo. De ese acuerdo depende un préstamo por el que el Presidente y su ministro de Economía vienen bregando desde el comienzo mismo de la gestión.

La cronología de los hechos da una idea clara de las urgencias del oficialismo.

El jueves por la mañana, de manera imprevista, Luis Caputo comunicó intempestivamente un acuerdo –aún no firmado– sobre un entendimiento de cuya letra grande y letra pequeña aún da mucha tela para cortar. Para que no quedaran dudas que todavía existe un tramo por desandar, la vocera del FMI, Julie Kozack emitió un comunicado sobre el mediodía de ese mismo jueves en el que indicaba que todavía faltaba definir el monto del préstamo. “El volumen final del paquete financiero será determinado por nuestro Board Ejecutivo”, terminaba diciendo el documento que causó incertidumbre. Por lo tanto, hubo necesidad de conversaciones intensas para que, finalmente el viernes se hiciera saber que el acuerdo estaba cerrado.

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Todo este ir y venir dio pie a una ola de conjeturas que no hizo más que mantener viva la incertidumbre de los mercados, lo que se reflejó en la inestabilidad del precio del dólar y en los vaivenes del riesgo-país. El enojo que Javier Milei exhibió en la entrevista que les concedió a Luis Majul y a Horacio Cabak fue una consecuencia de la impotencia para dominar la inestabilidad del mercado.

Campea en el Gobierno un aire de euforia y de excesiva simplificación de la realidad que es propia de los microclimas que se generan en los ámbitos del poder. Creer, por otra parte, que con el préstamo del FMI se solucionan los graves problemas económicos del país es como creer en un cuento de hadas. Hay problemas estructurales de la economía que siguen sin solucionarse. El costo de los alimentos es uno de ellos. Es algo que castiga severamente el bolsillo de todos los argentinos, en especial, de los que menos tienen. Hay una disociación entre lo que marca el Indec y lo que le cuesta a la gente alimentarse, vestirse, viajar ida y vuelta a su trabajo –los que lo tienen– asearse y mantener su vivienda.

Durante el gobierno de Mauricio Macri, se creía que, tras cumplir el fallo del juez Thomas Griesa y saldar la deuda con los fondos buitre, todas las dificultades de la economía se solucionarían casi mágicamente. Lo cierto es que el pago se hizo en total acuerdo con ellos, y sin embargo, la situación económica no mejoró. Así, pues, dos años después, Macri debió acudir al FMI, el dólar se disparó, el riesgo-país aumentó y ese gobierno tuvo que terminar reimplantando el cepo y las retenciones a las exportaciones del campo. Las cosas, desafortunadamente, no son tan sencillas.

Hablando del expresidente, con tono de visible enojo, en su presentación ante empresarios en Córdoba le hizo a Milei una advertencia muy pertinente: más allá del acierto de las medidas económicas, el clima de incertidumbre persistirá si, desde el punto de vista de la observancia de los preceptos institucionales el Gobierno insiste con las designaciones de los jueces de la Corte por decreto, y persiste en su actitud de confrontación y desprecio hacia los que piensan diferente. En este punto la similitud con lo peor del kirchnerismo no sólo es sorprendente sino también preocupante. El vínculo entre ambos se encuentra estancado y atravesado por los sinsabores de un año electoral. Los dos coinciden en ciertos lineamientos ideológicos estructurales, pero los separan los métodos y la concepción de poder actual. 

Al líder del PRO lo desvela la necesidad de alcanzar acuerdos electorales con La Libertad Avanza
 para asegurarse una victoria contundente y definitiva frente a una parte del peronismo y a la amenaza de CFK. El ingeniero vivió en carne propia el despertar del monstruo luego de los errores cometidos por su gobierno. Le preocupa el futuro del país, pero también le preocupa la situación terminal de su partido que, hasta en el distrito que lo vio nacer, corre el riesgo de desaparecer. A Milei, por el contrario, lo impulsa la obsesión de ser él quien acabe personalmente con el kirchnerismo y, de paso, dejar a sus aliados amarillos de rodillas ante su concentración de poder. Una jugada riesgosa que demuestra que sigue yendo por todo. “El termómetro será lo que ocurra en la Ciudad de Buenos Aires, una mala elección del PRO los dejaría en inferioridad de condiciones para negociar acuerdos en las nacionales”, apuntó un allegado al Gobierno que recorre la Capital. De momento, la provincia que comanda Axel Kicillof es la única excepción para explorar acuerdos en lo inmediato. Los outsiders libertarios han demostrado tener un manejo del poder político bastante más acertado de lo que todos esperaban. Para bien o para mal. El tiempo dirá.

Mientras tanto, con el cierre de alianzas y listas ocurrido este fin de semana, la bandera de largada ya se agitó en CABA. Mauricio Macri bajó al llano y se reunió con Silvia Lospennato para ofrecerle personalmente la posibilidad de encabezar la lista a legisladores porteños ante la negativa de María Eugenia Vidal. Tuvo que ocuparse de buscar desesperadamente figuras de peso para contener el avance del mileísmo. Las malas lenguas dicen que no confía del todo en la capacidad de construcción política de su primo y que, además, está preocupado por las sorpresas que puedan aparecer en medio de una campaña sucia y sin escrúpulos. Los libertarios ya avisaron.




domingo, 9 de enero de 2022

Reportaje a Nelson Castro de María Laura Santillán... @dealgunamaneraok...

 Nelson Castro con María Laura Santillán: “Alberto Fernández es una decepción profunda y nociva para la Argentina”...

 

Fue cocinero cuando era estudiante, un gerente que rompió su contrato en TV por sus cicatrices, hace abdominales y escucha ópera cada medianoche. Por qué dice que los dirigentes “son lo mismo” 

Escrito por María Laura Santillán el domingo 09/01/2022 y publicado por el Periódico Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Es imposible resumir todo lo que hizo a lo largo de su vida Nelson Castro. Es médico, neurólogo, periodista deportivo, periodista político, conductor, escritor, concertista de guitarra, concertista de piano, director de orquesta. Todo eso y muchísimo más.

 

— Nelson, cómo organizás tantas actividades? ¿tenés una disciplina muy estricta?

— Sí, desde chico tuve esa vocación por hacer varias cosas. Y eso me formó, me enseñó la metodología. Cuando uno tiene metodología las cosas se facilitan y no necesitás ser ningún genio para hacer las cosas que te gustan. Agradezco a la vida que me gustan muchas cosas y obviamente hago todo para que eso sea posible y no me cuesta nada.

 

— ¿No existe entonces un Nelson Castro que se tira en la cama a no hacer nada de nada?

— Una buena pregunta. Me cuesta mucho. Yo me voy a la cama a dormir, me cuesta mirar televisión en la cama por ejemplo. Me gusta sentarme, estar en el lugar como corresponde.

 

— Se conocen tus programas de radio y de televisión, sabemos que trabajaste intensamente como médico hasta el año 93, que escribiste libros que son de colección y que estás presentando “La salud de Diego”. Lo que no se conoce es tu intimidad, tus afectos, tus costumbres. ¿Cómo es tu mundo más privado?

— Mira, es un mundo muy simple porque yo soy una persona muy simple, me gusta lo cotidiano. Yo voy a hacer los mandados, hoy a la mañana estuve en un supermercado. Y me encanta, disfruto mucho. Me gusta mucho caminar. Me gusta mucho disfrutar de mi familia. Me gusta mucho cocinar cuando tengo tiempo.

 

— La gente no sabe que vos viviste de la cocina cuando eras estudiante.

— (Risas). Bueno, eso es un poco presuntuoso. Cuando estaba haciendo la beca médica en los Estados Unidos alguien me invitó a cocinar. Cociné pastas caseras y generó furor. Esa persona me dijo “unos amigos míos quedaron encantados ¿vos podés cocinarles para ellos? Te van a pagar”. Y me pagaban muy bien. Cada quince días tenía un encargo para una comida. Lo hice durante casi un año. Eran pagos de 400, 500 dólares. Imaginate hace 35 años…

 

— ¿Cómo aprendiste a hacer cada plato?

— Me enseñó mi mamá, era una muy buena cocinera. Había aprendido de su mamá, mi abuela Lola. Me gustaba cocinar, a los 15, 16 años. Seguramente en aquel momento para un varón no era una carrera. Hoy en día es una carrera para muchos chicos.

 

— ¿Por qué comés tan poco Nelson?

— (se ríe) Porque lo siento así. Hago las cuatro comidas diarias, y como lo que me satisface. Y no me privo de comer absolutamente nada.

 

— ¿Cuáles son tus vicios? No comés mucho, no tomás mucho alcohol, no fumás.

— No. No tengo vicios.

 

— ¿Ningún vicio? ¿Ansiedades?

— Vos sabés que la ansiedad la manejo. Seguramente esto que la gente ve (señala su cuello), mis cicatrices, las enfermedades que tuve que vivir, me dieron temple. Enfrentar la adversidad.


 

— A los pocos días de nacer te enfermaste y tuviste que atravesar muchas cirugías hasta los 13 años. Operaciones que te dejaron cicatrices que están a la vista ¿Vos creés que esos padecimientos forjaron tu temple?

— Sí, eso me ayudó.

 

— ¿Cómo fue llegar a la televisión con todas las cicatrices?

— La primera oportunidad que tuve de trabajar en televisión ocurrió en el año 93. Me llamaron para hacer unos micros de divulgación médica. Se hizo un piloto, lo aprobé y fui a la firma del contrato con una de las autoridades del canal. Esa autoridad cuando me vio me dijo: “No, no, usted con esa cicatriz no puede”. Me acuerdo que agarró el contrato y lo rompió en cuatro pedazos y me dijo “usted no va a trabajar nunca en televisión Nelson, yo lo escucho en la radio, está muy bien, pero en televisión no”. El momento fue impactante y no me amilanó.

 

— ¿Cómo te sentiste después?

— Yo me acuerdo que le dije “mire, no se preocupe, yo voy a trabajar en televisión no por mi figura sino por lo que diga”. En mi vida, el destino ha tenido cosas increíbles María Laura. Una de ellas fue esa. Al año siguiente me llama Eliseo Álvarez, que había asumido la dirección de noticias, para trabajar en ese mismo canal. Tuve que ir a firmar con el mismo gerente que no sabía cómo pedirme disculpas.

 

— ¿Alguna vez te dijeron “hay que maquillar las cicatrices”? ¿Quisieron disimularlas?

— No, nunca. Además es una cosa que pedí, mostrarlas. Lo cuento para estimular a la gente, no para darme corte de nada. Para estimular a quien tenga un elemento de diversidad a enfrentarla. Son pruebas de la vida. Era un tema que tanto a mi mamá como a mi papá sí los angustiaba. Cuando aparecí en televisión mi mamá me confesó que tanto ella como mi papá pensaban que me iba a generar un obstáculo, que me iba a frustrar.


 

— Para cuidar tu salud hacés gimnasia. Con una agenda tan organizada, ¿cuál es el horario posible?

— A la medianoche. Es una rutina de gran placer. En la quietud de la noche escucho ópera y hago una hora de gimnasia que me transporta.

 

— ¿Nunca una cumbia villera?

— No realmente. (Risas).

 

— ¿Escuchaste alguna vez cumbia villera?

— Obviamente, es imposible no escucharla. Y además conocerla. No es la música que más me gusta, pero entiendo lo que representa hoy en la cultura, tiene un valor de testimonio cultural.

 

— ¿Escuchaste a L-Gante?

— A L-Gante lo escuché.

 

— Podrías hacer abdominales con L-Gante?

— (Risas) Ay, qué bueno, qué bueno. En realidad lo hago mejor con La sonámbula de Bellini te voy a decir.

 

“Enojarse es un signo de necedad”

 

Nelson Castro es muy severo con los políticos, con el poder. Esa actitud pública contrasta con su trato puertas adentro. Nelson es de una amabilidad extrema, no se enoja nunca.

 

— Le agradezco a la vida eso. Enojarse es un signo de necedad ¿no? Y yo lo vivo como tal. Hay una frase que dice “el que se enoja pierde” y realmente es así. Hay gente que se enoja conmigo, tendrá el problema de desenojarse.

 

— He visto cuando no te han tratado como merecés y que no reacciones.

— Las críticas podés responderlas o no. Si hay un hecho falso vos decís “bueno no, esto no es así”. Insultos y ofensas nunca.

 

— Cuando no estás cómodo en un lugar, ¿cómo te defendés?

— Trato de apurar mi salida de esa situación. A mí me hace bien porque el enojo es tóxico, no hace falta que lo explique esto ¿no es cierto? Te carga de una energía negativa. No me hace feliz. Si yo tuviera que enojarme con alguien, insultar, no me sentiría feliz.


 

— ¿Qué te hace llorar?

— Hay dos tipos de situaciones. A mí me emociona mucho la generosidad de la gente. Y me emociona profundamente el recuerdo de mis seres queridos. Recuerdo a mi papá y a mi mamá y me emociona.

 

— Toda una vida muy cerca, muchos años viviendo en una casa pegada a la de tus padres.

— Le agradezco a Dios haberlos podido cuidar hasta el último minuto de sus vidas. Ese es un regalo que me dio Dios. Y lo agradezco todos los días y siento que ellos me cuidan, que están a mi lado cuidándome todos los días.

 

— ¿Eran muy cercanos?

— Mucho. No eran perfectos por supuesto, pero tuvieron dos cosas: lucharon mucho, gracias a ellos estoy vivo, y confiaron en mí. Y eso se los agradezco porque me dieron una fortaleza enorme.

 

— Tu hermano debe tener celos de vos.

— (Risas) Con Daniel nos llevamos muy bien. Está muy bien lo que decís, ellos no tuvieron actitud de sobreprotección. Cuando yo tenía que enfrentar una situación la tenía que enfrentar. Y arreglatelas. Lloré cuando fallecieron. Muchísimo. Pero con un sollozo de que los voy a extrañar y de gratitud.

 

— Viviste toda la vida en Villa Urquiza. ¿Por qué ahora te mudaste a Recoleta?

— Fue la convicción de decir “esta casa terminó, cumplió su ciclo”. Viví muy bien en el barrio que me quería tanto. Toda la vida. Pero ya había que dejarlo, era una casa muy grande para una sola persona, un trabajo enorme. Estoy tan feliz realmente. Y recuerdo el barrio a cada minuto.

 

— ¿Sos un “paquete” de Recoleta ?

— (Risas). Soy la misma persona que soy siempre, es un don de la vida porque a veces esta profesión te hace comprar el personaje. Hay algunos a los que les pasa eso y es un verdadero problema.

 

— ¿Cómo es hacer las compras cotidianas en Recoleta?

— Es muy divertido porque la gente me dice “pase’'. Les digo “no, mire, yo hago la cola como todo el mundo”. Y entonces me dicen “no me lo hacía en el puesto de las naranjas”. “Yo compro naranjas, mandarinas, manzanas, como usted” (Risas)

 

— ¿Nunca aceptaste ningún tipo de privilegio?

— No, porque nosotros tenemos una responsabilidad. Una vez venía de Estados Unidos, estaba en la cola de Migraciones y vino alguien a decirme “pase”. Le dije que no, de ninguna manera, que iba a hacer la cola. Se fue. Y de repente aparecieron cuatro o cinco personas que estaban mirando y me dijeron “Nelson, qué decepción hubiera sido verlo a usted usar el privilegio de la notoriedad”. Tenemos una responsabilidad frente a la gente de ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos.

 

— ¿Existe en el mundo esa persona que te dice que te equivocaste? ¿Que estuviste mal en decir lo que dijiste?

— Sí, sí. Mi hermano es uno de ellos. Amigos. Y muchas veces me pasa decir “tenés razón, no me había dado cuenta”. Y me resulta de enorme aprendizaje.

 

— ¿Me parece a mí o cada vez te ponés más crítico con los dirigentes? O cada vez la dirigencia está peor?

— Es interesante el punto que planteás. Yo creo que la dirigencia está cada vez peor. Lo que hemos visto en estos días de diciembre María Laura... Desde el episodio del discurso de Máximo Kirchner, horrible, en la sesión sobre el presupuesto hasta lo que después protagonizó la oposición: los dos diputados que se fueron de viaje y no votaron y el tema de la re reelección en la provincia de Buenos Aires, o las peleas de la oposición. La Argentina tiene un problema de representatividad política muy fuerte que le quita posibilidades de solución a los graves problemas del país. La involución de la Argentina abarca a la dirigencia política, más allá de su ideología. 

— ¿Pensás que tu rol es marcar muy críticamente estos errores?

— Creo que es uno de los roles de los periodistas, y hacerlo con ecuanimidad. El otro día me pasó con una crítica a Macri, estaban los trolls macristas con todo. 

— Si criticás a todos mucho, ¿no se corre el riesgo de que parezcan todos lo mismo?

— Efectivamente. Lo que vos te das cuenta es que hay un problema metodológico muy grave de que son iguales. Con excepciones por supuesto. Pero en los hechos clave y en los lugares relevantes, te encontrás con que son lo mismo a la hora de mantener el poder y de pelearse en pos de un lugar de poder. 

— ¿No hay diferencias para marcar entre unos y otros para vos?— Desde el punto de vista de las actitudes que tienen frente a mantener el poder y disputar el poder son iguales. Con Cambiemos vivimos un nivel de respeto hacia lo institucional en cuanto a no querer quedarse con todo el poder, muy diferente al kirchnerismo. Esto está claro. Eso es indiscutible. 

— Te persiguieron en tiempos del menemismo y del kirchnerismo. ¿Te persiguieron en la época de Macri?

— En la época del macrismo tuve los trolls macristas. Pero no hubo una persecución institucional. Es una diferencia realmente importante. Cuando digo que son lo mismo es por ejemplo con esto de la re-reelección en la provincia de Buenos Aires. Intendentes del kirchnerismo, del peronismo y de Cambiemos votaron a favor. Y vos decís: ¿y dónde está la diferencia? El voto del tema Bienes Personales, que es un voto muy delicado porque va a afectar a mucha gente de clase media. Dos diputados se van y dicen “no sabíamos que había sesiones”. Si esto lo hubiera hecho un kirchnerista qué hubieran dicho los de Cambiemos ¿no es cierto? Los hubieran criticado duramente y con razón. A nosotros nos toca hacer ese ejercicio de ecuanimidad. Es duro, pero el periodismo es un factor de contrapoder. Es decir, está contra las metodologías viciosas del poder que son la hegemonía, la permanencia en el poder indefinida y en definitiva, la intolerancia. 

— ¿Hay dirigentes que rescatarías ?

— Sí, por supuesto. A Elisa Carrió, con todas las cosas que le critico, la rescato profundamente. Para dar un ejemplo. Son muy pocos. 

— Nombraste a una sola persona.

— Una sola. Fijate vos la decepción generada por María Eugenia Vidal. En su paso de la provincia de Buenos Aires, “orgullosamente bonaerense”, a dejar la provincia de Buenos Aires. Alguien con una proyección importante, que había dado una imagen importante. Alguien honesto, decente sin dudas, con una gestión que tiene sus críticas, que intentó buscar una impronta diferente en la provincia de Buenos Aires. Se va a la Capital Federal a hacer un triste papel generando una crítica interna feroz. 

— ¿Y del kirchnerismo/albertismo quién te decepcionó?

— Alberto Fernández. Alberto Fernández se ha transformado en un mentiroso, un mentiroso. Yo tenía otra expectativa. Alguien que había paseado por la televisión diciendo que Cristina Fernández de Kirchner era una psicópata política, alguien que decía que iba a buscar superar la grieta porque había vivido lo que la grieta significa, porque la grieta es sinónimo de fracaso. Mientras exista la grieta y se fomente, ningún gobierno va a triunfar. Ni kirchnerista ni de Juntos por el Cambio. Ver en lo que se ha transformado Alberto Fernández es una decepción profunda y nociva para la Argentina porque augura fracaso. Es decir, es alguien que encabeza un gobierno que no tiene capacidad de solucionar los problemas graves en la Argentina. 

— La grieta que, recordemos, se armó como estrategia.

— Obviamente. La grieta es algo que tienen las dos fuerzas políticas más importantes porque te permite ganar elecciones. La grieta la generó el kirchnerismo. Hasta que llegó el kirchnerismo, más allá de los enfrentamientos políticos, había convivencia política. Menem fue a visitar a Alfonsín cuando Alfonsín estuvo enfermo. Alfonsín fue a visitar a Menem cuando estuvo enfermo. Duhalde y Alfonsín dialogaron durante la crisis. Es decir, existía esa convivencia política con estructuras opositoras. El kirchnerismo la aniquiló, porque transformó al que piensa distinto no en un adversario sino en un enemigo. 

— Nelson, no hablamos de la música. Sos director de orquesta. Fuiste concertista de guitarra. Tocás el piano todos los días y seguís tomando clases. La música es muy importante para vos.

— Sí, para mí la música es algo muy importante. Me pongo a estudiar piano y después las cosas son diferentes. 

— Sos muy joven. Seguís estudiando.

— Estudiar lo vivo como un don de la vida y como un signo efectivamente de vitalidad y de juventud, sí. 

— Además sos el mejor compañero. Sos el que se acuerda de todos, el que trata de acercar un remedio si alguien se siente mal, el que consuela, el que da fuerza.

— Mirá María Laura, poder ser de ayuda me genera una enorme felicidad. Siempre recuerdo una frase de uno de mis maestros, de esta vida te vas dejando lo que tenés y llevándote lo que das. A mí me produce enorme felicidad si yo puedo hacer algo por vos, me hiciste feliz. Que lo que yo hice te haya ayudado a encontrar una solución es el mejor regalo de la vida que puedo tener.